Consecuencias Inesperadas

Escrito por Cormak3032 -- Traducido por BlazeVein

Capítulo 22: "Madurez y Atracción..."

Jareth sintió una sensación hormigueante viajando por todo su cuerpo. Era una sensación peculiar, aunque se sintiera vagamente familiar. Él indagó en su mente buscando una respuesta de lo que podría ser, pero no pudo descubrirlo. La cabeza le palpitaba y él intentó recordar qué es lo que estaba haciendo antes de quedarse dormido, cuando recordó que su intención había sido no dormir en lo absoluto.

Él levantó la cabeza con rapidez, los músculos de su cuello protestaron y sus ojos se cerraron con fuerza cuando fueron cegados por la luz brillante. Él los forzó a abrirse, y su mirada recayó sobre el cuerpo de la mujer joven que yacía en la cama ante él.

Los ojos de ella están cerrados y estaba inmóvil. Jareth sintió que su corazón comenzaba a golpearle con dolor en el pecho. 'Sarah... oh, dioses,... ella no puede estar...'. La noche anterior resurgió en su mente y él se ahogó con su propio aliento.

Todo esto era su culpa. Él la había traído aquí. ¿Por qué tan sólo no la había dejado en paz? Ella podría estar en su hogar, sana y con vida, no muriendo en una tierra extraña. La culpa lo asaltó sin misericordia.

Él captó un ligero movimiento y notó dos ojos color avellana que lo miraban fijamente. Su mandíbula tembló y su respiración se acelero. "¿Sarah?"

Ella lo miró por un momento antes de cerrar lentamente los ojos, y él supo que ella estaba extremadamente débil.

¿Pero cómo había sobrevivido? Todos estaban seguros que ella iba a morir.

Él extendió su mano desnuda para tocarla y sus dedos comenzaron a temblar. El cosquilleo en su cuerpo fue creciendo hasta que finalmente se detuvo totalmente, dejando una ligera sensación.

Jareth volteó su mano para mirar sus dedos temblorosos y repentinamente una esfera de cristal apareció en las yemas de sus dedos. Le miró con fijeza como si fuera una cosa ajena a él, aun cuando él había visto miles en su época. El cristal era claro y brillante, pero extremadamente frágil. Él estaba seguro de que sólo tenia que colocar su mano alrededor del objeto, y el más breve contacto lo rompería en millones de pedazos diminutos. Él giró su muñeca otra vez y el cristal desaparecio.

Él miró hacia Sarah y se dio cuenta que ella lo estaba mirando otra vez. Sus ojos sustentaban tristeza en ellos, pero cuando ella parpadeó, ésta desapareció dejando una expresión de dolor y enojo.

Sarah lo estudió, sintiéndose confusa. Ella recordaba haber estado muy enferma, pero ella no recordaba el regreso de Jareth. Solamente recordaba el dolor terrible.

Jareth parecía preocupado, pero ella estaba aun demasiado enojada con él para aceptar o reconocer esa preocupación. Ella se sintió traicionada, usada y herida. Ella lo había visto crear el cristal y no estaba segura de cómo sentirse acerca de eso.

Parte de ella quería creer que Jareth era un hombre bueno. El que la ayudó a alimentar a los animales, el que la llevo a un picnic de cumpleaños, y que la abrazó cuando casi fue violada. Otra parte de ella creía que él era cruel, traicionero, y que aun buscaba desesperadamente la venganza por su reino arruinado. Ese hombre no tenia posibilidad de cambiar.

Verlo crear un cristal le recordó del Rey de los Goblins, quien robó a su hermano Toby, a quien ella derrotó, y el mismo que la trajo de regreso en el tiempo.

Jareth vio muchas emociones en los ojos de Sarah. Él quiso preguntar como es que ella estaba viva cuando todos estaban seguros de que ella moriría. ¿Tendría algo que ver la pequeña cantidad de magia que había regresado a él con su recuperación milagrosa? ¿O había sido una coincidencia?

Él había temido perderla la noche anterior y esto no le había sentado bien. Él nunca había necesitado a nadie, y aun así él necesitaba a la mortal que yacía frente a él. Ella era como aire en sus pulmones... algo sin lo que podría vivir. El pensar en eso lo inquietó y también, extrañamente, lo deleito.

Él sonrió levemente, intentando contener la súbita alegría que lo embargaba. Sarah estaba viva cuando debería haber estado muerta. Él agradeció a cualesquiera de los dioses que lo habían escuchado por no apartarla de él.

Él se adelantó para acariciar su mejilla, ansioso de sentir el calor de su piel en su mano. Pero ella se apartó de él, volteando la cabeza en la dirección opuesta.

Jareth frunció el ceño y retrayendo su mano la apoyó en una rodilla. Sarah tenia que sentirse mejor si todavía estaba enojada con él.

Él decidió que no la presionaría demasiado rápido. Habría mucho tiempo para ver las cosas después que ella se hubiera recuperado.

"¿Tienes hambre o sed?", le preguntó él calladamente.

"No", le dijo ella rápidamente.

"No has comido mucho en estos días, tu--"

"Mi estomago esta revuelto. No tengo hambre", le dijo Sarah con firmeza. Ella todavía se negaba a mirarlo.

Jareth ladeó la cabeza y la examino. "Tu deberías beber algo al menos. Estuviste extremadamente enferma y se dice que los que están enfermos deben beber mucho líquido". Él la observó fruncir el ceño.

Sarah quería pelear con Jareth y protestar por cualquier cosa que él dijera, pero ella supo que él tenia razón. Ella no había podido retener nada en dos días y había perdido fluidos en otras maneras menos que dignas. Finalmente, ella giró la cabeza para mirarlo y asintió ligeramente. Él le brindó una sonrisa débil antes de levantarse y atravesar la habitación para abrir la puerta para salir.

Las cejas de Jareth se elevaron con sorpresa cuando al abrir la puerta se encontró con la señora Henry allí de pie con los ojos rojos e hinchados y un pañuelo en la mano.

"¿Ella esta...?" La mujer mayor comenzó a preguntar. Evidentemente no había dormido esa noche y probablemente pasó la noche llorando y pensando que Sarah estaría muerta en la mañana. "¿Pudo usted decirle lo que sentía por ella antes de ella muriera?". Una lágrima escapó de su ojo, y ella se pasó el pañuelo.

Jareth se movió nerviosamente ante el giro repentino de la conversación, y esperó que Sarah no hubiera oído las palabras de la señora Henry. Él arrugó el ceño profundamente. ¿Cómo es que esa mujer era tan perspicaz?

La señora Henry continuo hablando. "Todos sabemos que usted se interesaba en ella y que quizás la am-"

Jareth carraspeó con rapidez, cortando las palabras de la señora Henry. Se movió hacia un lado para que la señora Henry pudiera ver dentro del cuarto. "Sarah no esta muerta. De hecho, ella esta bastante viva". Él hizo un gesto con su mano hacia la cama.

La señora Henry miro dentro de la habitación y vio a Sarah sobre la cama, mirándolos a ambos en la entrada. La mujer mayor llevo su mano a su boca y comenzó a llorar mientras se precipitaba hacia Sarah. Jareth se apoyó contra el marco de la puerta y cruzó los brazos sobre su pecho.

"Oh, Gracias al Señor. Estás viva. ¿Cómo puede ser? Tu estabas tan enferma. Esto es un milagro...", parloteó la señora Henry. Ella examinó a Sarah con cuidado, notando que le había regresado el color, y además de lucir cansada y débil, ella parecía estar bien. "Señor, bendice a esta muchacha. Nos tenias preocupados a todos nosotros". Radiante, la señora Henry se volteó hacia Jareth. "¿No es verdad, Jareth?". Había un brillo en sus ojos que Jareth y Sarah no reconocieron.

Él asintió.

"Jareth no iba a dejar tu cabecera. Él insistió en quedarse", le contó la señora Henry a Sarah. "Vaya, ¿se lo ha dicho usted, Jareth?"

Jareth sintió que se hundía al saber lo que ella estaba preguntando.

"Sobre...", la señora Henry sonrió con picardía. "Bueno, usted sabe..." ella miró detenidamente a Jareth y luego a Sarah, y sonrió con amplitud.

Jareth sabia exactamente de lo que ella estaba hablando. Él se aclaró la garganta. "Regresaré dentro de poco con el agua", dijo y dejo con rapidez la habitación.

"¿De qué se trató todo eso?", preguntó Sarah. Jareth había lucido un poco incómodo, para no decir acobardado. Comportamientos que no se asociaban con facilidad con él.

La señora Henry sonrio. "Estoy segura de que él te lo dirá tarde o temprano."

"¿Decirme qué?", preguntó Sarah, interesada. "¿Por qué no me lo dice usted?"

"Bueno, no me corresponde decirlo, niña." La señora Henry levantó la barbilla de Sarah con sus dedos y la miro a los ojos. "Ahora, mírate. ¡Viva! ¿Tienes alguna idea de lo mucho que nos asustaste a todos?" La señora Henry puso sus manos en sus caderas, fingiendo enojo, cuando su expresión de hecho era de alivio.

Sarah negó con la cabeza despacio.

"Nos asustaste a morir. Jareth y tu han llegado a ser casi como miembros de la familia y seria difícil perder a uno de ustedes. Jacob y Edgar estarán muy felices de saber que has logrado pasar la noche. Aparte de la apariencia de cansancio, tu luces como si te estuvieras recuperando. No entiendo como pudo esto suceder".

"No lo se", le dijo Sarah. "Nunca había tenido el cólera antes. ¿Es muy peligroso?"

"Puede ser fatal si no es tratada a tiempo, es por eso que no comprendo como es que estas viva. No nos dimos cuenta de que tu tenias el cólera hasta ayer, y ya habías perdido una gran cantidad de líquidos". La señora Henry no podía dejar de sonreír. "Verdaderamente es un milagro. El resto de al familia estará muy contenta".

"¿Esta Jacob aquí?", preguntó Sarah.

La señora Henry negó con la cabeza. "No, niña. Su padre y él fueron a Concord. Ellos salieron esta mañana antes del amanecer. Se esta diciendo que el ejército continental se enfrentará con los británicos en Boston en unos días. Jacob ha decidido involucrarse en los asuntos de la colonia otra vez. Él siente que lo ha abandonado por demasiado tiempo, y quiso poner sus prioridades en orden", le contó la señora Henry a Sarah, observando con cuidado su reacción.

Sarah asintió y miró a lo lejos, sintiéndose ligeramente decepcionada.

Se podía escuchar el sonido de pasos en la escalera y momentos después, Jareth apareció en la puerta con un vaso de agua para Sarah.

La señora Henry sonrió, su aspecto de cansancio casi había desaparecido mientras la alegría seguía inundándola. "Bueno, tengo cosas que hacer. Las labores no se hacen por si solas, tu sabes. Los dejare a los dos solos". Ella sonrió y dio golpecitos en la mano de Sarah. Sonrió abiertamente a Jareth mientras caminaba y cerraba la puerta detrás de ella al marcharse.

"¿Tenias que decirme algo?", le preguntó Sarah tan pronto se hubo ido la señora Henry.

Jareth se quedo de pie frente a la puerta por un momento y observó a Sarah. Se preguntó que habría dicho la señora Henry en su ausencia. Para él era evidente que la señora Henry estaba intentando jugar a la casamentera y él no tomaría parte en eso. Si Sarah y él alguna vez iban a ser más que amigos, solamente podrían asegurarlo el tiempo y la paciencia.

"No estas lista para escuchar lo que tengo que decir", le respondió él con sinceridad.

"Siempre estoy lista para escuchar cualquier cosa que tengas que decir", le dijo Sarah de hecho.

"¿De verdad?". Las cejas de Jareth se arquearon y una expresión insolente apareció en su rostro.

"Me parece recordar haberte advertido acerca de otros asuntos que tu insististe en poder sobrellevar. También me recuerdo teniendo que buscarte por los bosques después de que esos asuntos fueron expuestos", dijo Jareth con amargura.

Los ojos de Sarah se estrecharon, pero ella no le dijo nada. Ella le había dicho que sus palabras no la alejarían, si bien, había corrido tan rápido como sus piernas la llevaron, lejos de él tan pronto él hubo terminado.

Jareth suspiró e inmediatamente controló su temperamento y su rabia. Ellos nunca llegarían a ninguna parte si ambos estaban enojados. "Te traje algo de agua".

Sarah intentó sentarse, pero descubrió que estaba muy débil y que era una lucha levantarse un poco de su almohada.

"Permíteme...", se ofreció Jareth con suavidad.

Ella asintió, sin tener otra opción, y él la ayudó a sentarse hacia adelante de manera que él pudiera arreglar la almohada contra la cabecera de madera detrás de ella. Con gentileza, él la ayudó a apoyarse atrás.

Todo el rato Sarah estuvo consciente de la tibieza de sus manos desnudas a través de la tela de su camisón, y de cuan cerca estaba él al asistirla. ¿Por qué él tenia que causar efecto en ella?. Ella estaba enojada con él. No se suponía que debía notar lo hermoso que era.

Él le pasó él vaso y observó como los dedos temblorosos de ella lo aceptaban. Ella vació la mitad en un minuto.

"No bebas mucho tan rápido. Si tu estomago esta revuelto, dale tiempo de aceptar el agua".

"¡No me digas que tengo que hacer!" Ella empujó el vaso hacia él, casi derramándolo.

"Solamente trato de ayudar", él dijo mientras tomaba el vaso.

"No quiero tu ayuda. ¡Sólo déjame sola!". Ella giro la cara lejos de él, alterada por su presencia y por su deseo de ayudarla.

Jareth suspiró y colocó el vaso en la mesita de noche. Él se sentó en la silla cerca de la cama de Sarah y la observo.

Sarah conservó su cabeza girada lejos de Jareth.

¿Por qué él nada más no la dejaba sola? Ella se sentía irritable y cansada, sin mencionar que débil, y decidió que intentaría dormir. Quizás, cuando despertara más tarde, él se habría ido.

Debido al cansancio de su cuerpo por combatir la enfermedad, fue sólo asunto de unos momentos para que ella se quedara dormida.

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Ella durmió por unas pocas horas, no lo suficiente para que su cuerpo se recuperara. Cuando se dio vuelta y abrió los ojos, vio que Jareth todavía estaba sentado en la silla luciendo como si ni siquiera se hubiera movido.

Ella lo miró fijamente brevemente y luego apartó la vista, incapaz de tolerar su intensa mirada. Ella notó una bandeja de madera en la mesa junto a su cama. Había un plato lleno de comida en ella. Papas, carne y vegetales.

"¿La señora Henry trajo eso para mi?", preguntó ella.

Jareth negó con la cabeza. "No, ella lo trajo para mi".

"Oh". Ella se mordió el labio. "Bueno, ¿por qué no comiste?".

"No tengo hambre", le dijo a ella. "Puedes comértela si lo deseas, aunque probablemente ya este fría".

Sarah sacudió la cabeza e hizo una mueca de asco.

Jareth se rió entre dientes ante su expresión antes de ponerse serio de nuevo. "¿Hay alguna cosa que desees?".

'¡Que me dejes sola de una maldita vez!'. Pensó Sarah inmediatamente, pero no lo dijo. Por alguna razón, ella sólo negó con la cabeza y con un suspiro se volteó a mirar por la ventana. Parecía ser un hermoso día cálido de primavera tardía. El sol estaba brillando, los pájaros cantaban y ella estaba en cama perdiéndoselo.

"Se ve tan hermoso allá afuera", ella murmuró para sí misma.

"Lo esta". Jareth se levantó de la silla y cruzó el cuarto. Sarah lo observó ir hacia una de las ventanas y abrirla. Una brisa tibia entró rápidamente en la habitación y los pájaros que charlaban en el exterior pudieron oírse mas claramente.

Jareth se volteó hacia ella y la vio cerrar los ojos y saborear el aire fresco. Cuando ella abrió los ojos, él la estaba mirando fijamente y le brindo una pequeña sonrisa.

"¿Estas segura de que no hay nada que pueda conseguirte?", le pregunto él otra vez.

Ella sacudió la cabeza, y esta vez su réplica no fue sarcástica ni enfadada. Estaba cansada. "No, estoy bien".

Él asintió y recuperó su asiento junto a su cama, observando como ella cerraba los ojos y descansaba. Él pasó la tarde perdido en sus pensamientos, mientras Sarah se deslizaba otra en su sueño.

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La señora Henry entró a la habitación durante la cena para asegurarse de que ambos estaban bien, y para ofrecerles comida. Ninguno había dejado el cuarto en todo el día, aunque difícilmente ella esperaba que Sarah anduviera caminando por ahí después de su encuentro con el Cólera.

Ella levantó la mano para golpear la puerta y Jareth silenciosamente la hizo entrar. Ella vio que poco había cambiado desde que ella los había visitado cerca de la hora de almuerzo. Jareth todavía estaba sentado en la silla junto a la cama de Sarah, y Sarah, ahora despierta, estaba mirando por la ventana. Ella giró la cabeza para mirar a la mujer mayor mientras entraba.

"¿Cómo te sientes, querida?", preguntó la señora Henry.

"Un poco mejor", le dijo Sarah.

"¿Y que hay acerca de usted?", le preguntó la señora Henry a Jareth. "¿Se las arregló para echarse un sueñecito?".

Él negó con la cabeza.

La señora Henry frunció el ceño al ver la bandeja sobre la mesa. "Usted no se comió la comida que le traje". Caminó hacia la bandeja e inclinándose miró el plato. "¡Pero si ni siquiera la tocó!".

"No tenia hambre", contestó Jareth.

"¿No tenia hambre? Usted hace ya días que no come", dijo la señora Henry. Luego se volteó hacia Sarah. "¿Y que hay de ti, niña? ¿También te vas a matar de hambre?"

Ella negó con la cabeza. "Comeré algo de sopa, si es que usted tiene".

La señora Henry pareció ligeramente satisfecha. "Puedo traerle algo ahora mismo, querida". Ella recogió la bandeja de la mesa y miró a Jareth.

"Y usted se va a volver piel y huesos si no come algo. Usted esta demasiado flaco tal como esta." Ella dejó la habitación farfullando acerca de comida desperdiciada y hombres obstinados.

Sarah se permitió examinar a Jareth por un momento mientras él estaba ocupado mirando hacia la puerta. Realmente parecía delgado y había ojeras bajo sus ojos. También su cabello no parecía tan salvaje como de costumbre. ¿Por qué él no estaba comiendo ni durmiendo?

"A mí no me dijiste que sentías hambre". Dijo Jareth calladamente mientras se volteaba a mirarla.

Sarah apartó la vista rápidamente.

"Yo te hubiera traído sopa", continuo él.

Sarh se dio cuenta que él pareció contrariado de que no ella no se lo hubiera pedido.

"No necesito que estés atento a mi. Estoy bien", le dijo un poco mas fríamente de lo que quiso decir.

Jareth frunció el ceño abiertamente y Sarah suspiró mirando a lo lejos. Una vez más la tensión llenó el aire.

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Sarah se agitó y se dio vueltas la mayor de la noche, incapaz de encontrar una posición cómoda para dormir. Ella notó una silueta cerca de la ventana, y cuando vio el pelo puntiagudo destacado por la pálida luz de la luna, ella supo que era Jareth. Ella gimió suavemente mientras se movía en el colchón, lo cual atrajo su atención. Él se giró y la expresión de su cara a la pálida luz era de preocupación.

"¿Por qué no te vas a dormir? ¡¿Por qué todavía estas aquí?!", le gritó Sarah. No había error en el tono molesto de su voz.

Jareth cruzó la habitación rápidamente y sorprendió a Sarah al sentarse en el borde de su cama, inclinándose de manera de estar a solo unos pies de ella. Sus ojos desiguales taladraron los suyos.

"No duermo porque temo que si cierro mis ojos despertaré y descubriré que estaba soñando y que en realidad tu estas muerta", dejó escapar él.

Sarah arrugó el ceño y Jareth se puso de pie, sus movimientos de repente fueron erráticos. Él comenzó a pasearse y luego de detuvo para mirarla. Su corazón comenzó a golpearle en el pecho. "¡ Estoy aquí todavía porque me preocupa lo que te pase aunque tu pienses que no es asi!", él grito.

Los ojos de Sarah se dilataron y su boca se abrió con sorpresa.

Jareth comenzó a pasearse de nuevo cuando ella no contesto. Se pasó una mano temblorosa por el pelo, temiendo haber dicho demasiado.

La puerta de la habitación se abrió de repente y la señora Henry apareció en la entrada con una vela en la mano.

"¿Qué brasas es lo que pasa aquí? ¿Está usted intentando despertar a toda la casa?". Ella notó el paseo frenético de Jareth y la expresión conmocionada de Sarah. "¿Esta todo bien aqui?"

Jareth estaba a punto de detener su paseo y gritarle que nada estaba bien, pero sorprendentemente, fue Sarah quien contesto.

"Estamos bien, sólo es un pequeño desacuerdo. Lamento que la hayamos despertado. No hay ninguna razón para preocuparse", le dijo Sarah.

La señora Henry no pareció convencida. "¿Jareth, es eso verdad?", preguntó mirándolo.

Él dejó de pasearse y volteándose hacia ella asintio.

La señora Henry sacudió la cabeza y suspiró al mirarlos. Cerrando la puerta detrás de ella, se marcho.

Jareth suspiró profundamente y fue a pararse junto a la ventana. Él miró hacia la noche, ignorando completamente a Sarah.

"Lo siento", dijo Sarah con suavidad. "Yo... yo no tenia idea del porqué te quedaste. Yo hablé sin pensar".

"Olvídalo", replicó Jareth con enojo, rehusando mirarla.

Sarah frunció el ceño ante su tono de voz y pensó que su respuesta era bastante infantil, cuando súbitamente se dio cuenta de algo. Ella observó la manera en que estaba parado, mirando con ira por la ventana, con sus brazos cruzados en el pecho.

"Dios mío, he herido sus sentimientos..."

¿Era posible que el realmente se preocupara por ella como reclamaba? Su demostración de hace unos momentos y su presencia en la habitación parecían probarlo. Y aun así, ¿por qué era tan difícil creer que él se preocupaba por ella?

"Jareth, lo lamento", ella repitió una vez más.

Jareth se volteó a decirle que se olvidara de eso y se durmiera, pero un brillo en sus ojos lo detuvo. El se movió lentamente para atravesar la habitación y mientras se acercaba, se dio cuenta que ella tenia lágrimas en los ojos.

"En verdad lo lamento", ella le dijo. "Soy impulsiva a veces. Digo cosas sin pensarlas. Digo cosas que no quiero decir". 'No quise decirlo...' Sus propias palabras hicieron eco en su mente. ¿Cuántas veces ella había dicho esas palabras? Ella miró a lo lejos. "Karen siempre decía que era un defecto". Unas lágrimas escaparon de sus ojos y se derramaron por su rostro. Ella temblaba ligeramente, y, lentamente, Jareth se sentó en el borde de la cama, hundiendo el colchón bajo su peso.

Ella alzó la vista hacia él desde donde estaba acostada de espaldas y cuando él se estiro para enjugar sus lágrimas de su cara, ella empezó a llorar.

Jareth la observo por un momento. Frunció el ceño mientras pensaba en lo que debería hacer.

Sarh se dio vuelta para enterrar la cara en la almohada, avergonzada de derrumbarse enfrente de él. Probablemente él pensaba que ella era infantil.

"Ssshh".

Ella sintió que él pasaba sus manos por sus brazos y ella tembló al contacto. Él pensó que su temblor era debido al miedo y con rapidez retiró las manos de ella. Ella se volteó de nuevo sobre su espalda para mirarlo, aun sollozando suavemente.

Con vacilación, de nuevo él enjugó las lagrimas de su cara, incapaz de soportar ver su llanto. Ella cubrió la mano de él con sus dos manos, presionándola contra su cara antes de que él pudiera apartarla. Ella comenzó a sollozar mas fuerte cuando él no se resistió, y Jareth deslizó su mano de su cara a su espalda, y usando ambas manos la levantó hacia sus brazos.

Ella enterró su rostro en su cuello, y lo aferró con fuerza, como si tuviera miedo que él fuera a desaparecer.

Él la envolvió en sus brazos y la sostuvo mientras ella lloraba.

"Lo siento...", ella repetía una y otra vez contra la piel de su cuello.

Él la abrazó más fuerte. "Ssshhh. Está bien." Él apoyó su mejilla contra su cabello y movió una mano arriba y abajo por su espalda intentando calmarla.

Sin saberlo ni Sarah ni él, la señora Henry observaba a través del agujero de la cerradura bajo el picaporte. Sonriendo triunfalmente, ella regresó a su habitación.

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Sarah se acercó más al calor que la rodeaba y se dio cuenta que el calor tenia una forma sólida. Ella levantó la cabeza con rapidez y se golpeó contra algo o alguien. Ella escuchó un gemido masculino y sus ojos se agrandaron al ver que Jareth estaba acostado en la cama con ella, y que estaban enredados en un montón de brazos y piernas.

Jareth todavía estaba dormido, su mejilla descansaba en su almohada y su largo cabello dorado estaba extendido alrededor de él. Pero Sarah de repente se sintió mucho más despierta, y fue muy conciente de algo sólido que presionaba su estomago. Ella se congeló, insegura de cómo reaccionar. ¿Debería chillar y salir disparada de la cama, o no debería hacer nada y sólo esperar a que él se moviera?

Ella decidió no hacer nada solamente porque Jareth tenia sus brazos alrededor de ella y no podía moverse. Estaba atrapada literalmente.

Ella miró hacia abajo entre ellos, se ruborizó de un color remolacha al ver que sus cinturas estaban presionadas juntas íntimamente y que algo tensaba la tela de los pantalones de Jareth. Ese algo estaba presionado contra ella, provocando sentimientos desconocidos e inoportunos de calor desarrollándose en su interior. Ella quiso alejarse de él, pero temió que cualquier movimiento de su parte sólo volviera peor las cosas. Tendría que seguir una política de espera.

Unos minutos después, Jareth masculló algo y se dio vuelta, sus brazos liberaron a Sarah mientras él se giraba apartándose de ella.

Sarah no se movió, sus ojos seguían muy abiertos y ella se pellizcó, esperando que fuera un sueño. Ella se estremeció al darse cuenta que definitivamente estaba despierta. Su corazón palpitaba en su pecho y ella intentó desesperadamente recordar que había sucedido la noche anterior. Todo le llegó revuelto a su mente de una vez, en un revoltijo confuso de pensamientos y emociones.

Ella se recordó gritándole a Jareth, y él soltando eso de que tenia miedo de estar soñando y que ella realmente estaba muerta. Sus palabras todavía la conmovían. Vagamente recordaba a la señora Henry viniendo a verlos, y luego yéndose, y como ella se había derrumbado y Jareth la había abrazado. Evidentemente ellos se habían quedado dormidos y de algún modo habían terminado uno en brazos del otro.

Cautelosamente, ella echó un vistazo por sobre el hombro de él para mirar su cara. Él todavía estaba profundamente dormido y totalmente ajeno al hecho de que había estado abrazándola, y que él había tenido una erección mientras lo hacia. Sarah no sabia si sentirse herida o aliviada.

Ella siguió observándolo, y cuando estaba lista para recostarse hacia atrás en el colchón y tratar de dormir, ella lo escuchó susurrar su nombre suavemente.

Sus ojos se agrandaron y entró en pánico. ¿Él estaba soñando con ella? Luego un pensamiento terrible la alcanzo. ¿Qué pasaría si la señora Henry aparecía de repente con el desayuno y los encontraba acostados juntos en la cama? ¿Qué pasaría si la señora Henry notaba que Jareth tenia un gran bulto en sus pantalones, y que pasaría si ella lo interpretaba mal?

Antes de llegar a pensar más allá, Sarah agarró el hombro de Jareth y comenzó a sacudirlo.

"¿Jareth? ¡Jareth, despierta!"

Él gimió y alejó su mano, pero ella persistio.

"¡Jareth, despierta!"

Él se frotó los ojos y se volteó sobre su espalda hacia la voz. Él se congelo. Algo no andaba bien. En realidad, más que algo no andaba bien.

Primero, él reconoció la voz de Sarah, y aunque no era nada fuera de lo ordinario, el hecho de estar acostado en la cama con ella sí lo era. Luego, él reconoció una cierta sensación abrasadora en su ingle. Casi temeroso, él bajó la vista y sintió que la cara le ardía de vergüenza ante lo que vio.

Maldiciendo repetidamente en goblin, él intentó bajarse rápidamente de la cama, solamente para caerse en el suelo cuando sus piernas quedaron enredadas en las sábanas de la cama. Él cayó con un golpe, agitando los brazos frenéticamente en un esfuerzo de evitar el impacto con el duro piso de madera.

Él aterrizó sobre su estómago, con los pies todavía atrapados por las sábanas de la cama.

"Oh, dios mío, ¿te encuentras bien?". Sarah se asomó sobre el borde de la cama para mirarlo.

Jareth se rió con inseguridad y tamborileó sus dedos nerviosamente contra el piso. "Parezco estar muy bien, ¿no es asi? Extendido en el suelo. Me he puesto en vergüenza completamente", él intentó bromear.

Él rezó porque Sarah no hubiera notado la erección que tenia. Él había estado soñando con ella, un sueño bastante erótico, y aunque su cuerpo solamente había tenido una reacción natural, esto lo ponía en una posición embarazosa. Él tuvo miedo de que la vista de esto pudiera asustarla. Seria demasiado para ella el lidiar con eso, lo más probable era que la alejara de él con rapidez. Ellos habían logrado ir bastante más lejos de lo que él había esperado en apenas más de un día.

Sarah se rió con suavidad.

Los ojos de Jareth se agrandaron con el sonido, aunque se sintió aliviado de que ella no parecía haberlo notado. "¿Piensas que esto es gracioso?"

Su pregunta solamente la hizo reírse más.

"Me alegro de que alguien encuentre esto divertido", le dijo a ella, apartando la mirada.

Sarah dejó de reírse, preguntándose repentinamente si ella había lastimado sus sentimientos. Era obvio que estaba avergonzado. El rubor que todavía cubría su rostro, normalmente pálido, lo demostraba.

"Lo lamento. Sólo que yo no esperaba que tu y yo y... nosotros". Ella manejó torpemente las palabras, repentinamente insegura de que decir y de lo que estaba diciendo. Ella dejó de hablar antes de que su curiosidad la venciera y que su naturaleza a veces impulsiva le condujera a preguntar sobre su excitación sexual.

Ya una vez había pensado en cuantos años tenia él, y como debía ser muy versado en asuntos sexuales. Sólo el pensamiento de lo que él debía saber y lo que podría enseñarle, la hizo sentir que la habitación de repente estaba demasiado caliente y que él estaba demasiado cerca. Ella trató de decirse que estaba bien el pensar en él de una manera sexual. Ella era una adolescente saludable, casi una adulta, y él era un hombre muy atractivo. Ella había tenido sueños y pensamientos eróticos antes. Pero nunca habían sido sobre Jareth. Ella intentó esconder la cabeza cuando sintió que se ruborizaba otra vez.

Jareth se dio cuenta y frunció el ceño, mirándola preocupado. "¿Qué pasa? ¿Ocurre algo malo?"

Ella negó con al cabeza y trato de encontrar las palabras. "Tal vez, tal vez tu, o nosotros deberíamos...". Ella hizo una pausa intentando darle sentido. "Si la señora Henry nos encuentra... um... asi. Tu sabes... en la misma cama. Podría causar un problema".

Jareth sonrió con amplitud. El rubor de ella se extendía. ¿Se daba cuenta ella cuan deseable era cuando estaba avergonzada?. Él se puso de pie, bastante agradecido de que su abultamiento no era tan perceptible como lo había sido anteriormente.

"Es una preocupación valida. Iré a bañarme y a cambiarme. ¿Te sientes lo bastante bien para que te deje sola durante un rato?". Su expresión se volvió seria.

Sarah asintio. "Estaré bien".

Jareth desenredó las sábanas de sus piernas y pies, y se los pasó a Sarah. Ella las jaló hacia sí en la cama. Inclinándose rápidamente, Jareth tomó la barbilla de Sarah con la punta de sus dedos. Antes de que ella pudiera apartarse, él se inclino más cerca y le dio un suave beso en la frente. Él la liberó y a toda prisa escapó de la habitación sin mirar atrás.

Sarah lo observó irse, inmóvil por un momento. Luego lentamente ella llevó la mano a su frente y tocó el punto en que él había presionado sus labios.

Ella estaba insegura acerca del gesto y su mente inmediatamente comenzó a intentar darle sentido a todo. Ella también esta insegura acerca de lo que había pasado anteriormente en la cama. Despertar en los brazos de Jareth había sido extraño, pero, sorprendentemente, no una cosa negativa. Pero su evidente erección y el hecho de que él había susurrado su nombre todavía la impactaba y la confundía.

Su mente se sintió confusa con todo lo que había pasado los últimos días. Su íntima conversación con Jareth, el enfermarse, así como los acontecimientos de la mañana. Ella estaba consciente de su naturaleza impulsiva y de cuantas veces la había metido en problemas en el pasado. Ella todavía estaba insegura acerca de su futuro y si Jareth realmente se preocupaba por ella como él había reclamado.

Suspirando, ella decidió que ella tenia que madurar tarde o temprano, y ahora podría ser el momento. Ella no quería saltar a ninguna conclusión acerca de los acontecimientos de los últimos días. Aunque ella no había perdonado completamente a Jareth, ella decidió que tampoco iba a alejarlo. Decidió que el tiempo aclararía las cosas, y que en esa claridad ella encontraría sentido al caos que la rodeaba.

Continuará...

Nota del Traductor: ¡Ahora es que se empieza a poner bueno! Mil gracias como siempre a Jenny, gracias por tu ánimo.