Autor: Este capítulo esta rateado "R" por situaciones maduras. Lectores jóvenes por favor jueguen en otra parte. Gracias.

N. Traductor: Eso quiere decir sexo explícito. Estais advertidos.

Capítulo 24: "Restricciones y los caminos alrededor de ellos"

Sarah se alejó de él despacio, aunque Jareth se negó a dejarla ir del todo. Él le sonrió hacia abajo y lució como un hombre completamente diferente al hombre que había entrado en la habitación de sus padres para llevarse a Toby tantos años atrás. Él lucia como un hombre que hubiera encontrado la paz.

Sarah le sonrió tímidamente en respuesta. La mirada de Jareth era intensa y repentinamente ella sintió como si estuviera de regreso en la secundaria y finalmente hubiera hecho algún tipo de conexión con el muchacho que le gustaba. Ella tuvo que recordarse que Jareth no era un muchacho. Él era un hombre, un Fae que tenia 500 años de edad, y él acababa de admitir que la amaba.

Jareth frunció el ceño cuando vio las cejas de ella unirse. "¿No estás cambiando de idea acerca de esto, no es asi?", él le preguntó calladamente.

Ella lo miró a los ojos abriendo los suyos. Negó con la cabeza vigorosamente. "Por supuesto que no... yo sólo... "

"¿Tu sólo que?"

"¿Estás absolutamente seguro?"

"Oh, Sarah. No ésto otra vez". Él casi gimio. Él bajó la cabeza y la besó en la nariz y luego en los labios. "Yo dije en serio lo que dije. ¿Por qué no pareces comprenderlo?"

Ella frunció el ceño. "No... no lo se. Quizás a causa de mi pasado, mis padres, Brian"

Jareth levantó su barbilla con sus dedos desnudos y se inclinó sobre ella para ver sus ojos. "Yo no soy como tus padres, o tus amigos, o un amante de tu pasado".

" Lo se", le dijo Sarah, intentando apartarse, Pero Jareth no la solto.

"¿En serio?", preguntó él. "Ya has empezado a juzgarme debido al daño que otros te han hecho. Pareces estar lista para terminar con esto antes de que siquiera haya comenzado".

Los ojos de ella se agrandaron. "Oh, no, nada de eso" Yo solamente...", ella se mordió el labio. "Estoy asustada". Ella lo miró profundamente a los ojos desiguales e hizo algo que ella nunca pensó que haría. Ella se inclinó y acarició su sedoso cabello rubio. "Te amo tanto y no sé como pasó. No pienso que alguna vez haya amado a alguien tanto como te amo a ti y eso... me asusta".

Él liberó su barbilla. "¿Por qué te asusta? Dime que es lo que temes para que pueda asegurarme de que nunca ocurra".

Los ojos de ella repentinamente estaban rebosantes de lágrimas. "Tengo miedo de perderte".

Jareth sonrio. "No hay posibilidad de que me pierdas".

"Pero todavía podría ser asi", insistió Sarah y Jareth frunció el ceño.

"Yo tengo 18 años y tu tienes 500 años", siguió ella. "¿Qué me dice que si alguna vez regresamos al Laberinto, tu no me dejarás por alguien más una vez que hayas perdido el interés? Quiero decir¿qué pasaría si una mujer Fae mucho mayor se pavoneara delante de ti?"

Jareth se movió hacia delante y besó los labios temblorosos de Sarah. Se hizo hacia atrás y la miró a los ojos. "Ella sería una tonta y estaría malgastando su tiempo. Yo solamente tengo ojos para una mujer y ella esta parada delante de mi".

"¿Pero y si eso cambia?"

"Sarah, eso no va a cambiar. Tu eres una mujer hermosa y deseable. No te voy a dejar por otra".

Sarah evadió su mirada. "Probablemente le dices eso a todas las chicas bonitas", ella replicó. Ella odiaba dudar de él, pero no podía evitarlo. El miedo y la duda se habían vuelto parte de lo que ella era.

Jareth tuvo que hacer un esfuerzo para evitar que se cayera su mandíbula. "¿Sarah, de qué se trata esto? Es casi como si no quisieras que yo te ame".

"Por supuesto que quiero que me ames, pero yo quiero una garantía de que tu no me abandonarás como todos los otros lo han hecho".

Jareth suspiró y se dio cuenta que ella tenia miedo de que el pasado se repitiera. "Oh, Sarah". Una lágrima se deslizó por su mejilla y él la limpió con su pulgar.

"Si pasa algo y tu me dejas, yo no seria capaz de enfrentarme a esa pérdida", le dijo a él con honestidad. "Esto puede estar recién empezando, pero ya es muy profundo".

Jareth tomó su mano en la suya y con gentileza acarició sus dedos. "Tu me dijiste que confiabas en mi".

"Sí confío en ti".

"Si eso es verdad, entonces déjalo ir. Deja que se desvanezcan los miedos acerca de mí y de nosotros".

La mandíbula de Sarah bajó con la impresión de lo que él le estaba pidiendo. "Eso no es tan fácil de hacer",

Jareth inclinó su cabeza y le dio brindó una sonrisa torcida. "Yo lo hice. De otro modo, tu y yo no estaríamos parados aquí, asi". Él miró hacia abajo, a sus brazos alrededor de ella.

Sarah siguió su mirada y luego lo miró a los ojos. "¿Qué quieres decir?"

Jareth se rió entre dientes. " ¿Piensas que fue más fácil para un Rey Fae enamorarse de una mortal¿Y de una mortal que lo derrotó en su propio juego y que nada menos que destruyó su reino?"

Sarah apartó la vista ante sus palabras. Pero luego volvió a mirarlo cuando se dio cuenta que él ya no sonaba tan amargado acerca de su reino.

"Aunque muchos cuentos de mi gente nos presentan enamorándonos de mortales, eso sucede muy rara vez. Yo soy una excepción entre los Fae". Él se inclinó hacia delante y la besó con firmeza en los labios. Él no perdió tiempo demostrándole que sus sentimientos eran verdaderos, y empujó su lengua en su boca confiada. Quedó encantado cuando ella respondió, acariciando su lengua con la suya. Él la besó hasta que sintió un calor familiar palpitando en su ingle. Con pesar, él terminó el beso, echándose atrás suavemente.

"Puede no haber sido una decisión fácil dejar ir cientos de años de confusión y juicios erróneos, pero ya está hecho, y yo pasaría por esa lucha una y otra vez si yo supiera que podría terminar asi..." Jareth enterró sus dedos en el cabello suave y oscuro de Sarah. Él le acarició el cabello mientras la miraba a los ojos.

"Cuando volví, y tu te estabas muriendo en esa cama, yo comprendí todas las cosas extrañas que había estado sintiendo". Jareth tomó aliento profundamente. Él nunca había sido tan honesto con nadie.

"Supe que te amaba, y que estar sin ti seria semejante a no tener aire para llenar los pulmones." Él descansó la frente en contra la de ella por un momento. "Tenia que decirte lo que sentía... incluso si tu no sentías lo mismo", él murmuró y entonces echándose para atrás la miró a los ojos.

"Yo no puedo garantizar que todo estará bien entre nosotros. Ambos somos tercos, y a menudo no estaremos de acuerdo. El camino ante nosotros todavía tiene muchas torsiones y vueltas inesperadas. Pero puedo garantizarte que yo cuidaré de ti con lo mejor de mis habilidades hasta el fin de nuestros días, y yo esperaré lo mismo de ti".

"Yo prometo hacer lo mismo, y trataré de dejar ir mis miedos... realmente tratare", ella cuchicheó, inclinándose hacia él.

Sarah apretó la mejilla contra su pecho. La tela de su camisa estaba todavía húmeda, y ella tiritó levemente cuando sintió un golpe de brisa que venia del estanque.

"Jareth¿cómo sucedió esto?"

"¿Hmmm?"

"¿Cómo es que nos enamoramos? Éramos enemigos."

Jareth le acarició el pelo. "No lo sé, y me he detenido a cuestionarlo. Todo tiene una razón y un propósito. El destino y la magia lo hicieron. Las dificultades que hemos pasado tuvieron un propósito. Ahora es claro para mí que tu estabas destinada a destruir mi reino para que nos volviéramos a reunir, y que dejáramos nuestras diferencias en el pasado".

"Yo no quise destruir el Laberinto. Haré cualquier cosa para arreglarlo. Yo te lo prometo..."

Jareth la besó en el pelo de nuevo. "Nosotros lo arreglaremos cuando regresemos juntos." Él movió su mano abajo y arriba por su espalda para apaciguarla. Aun ahora le asombraba como podía perdonarla tan completamente, pero adivinaba que el perdón era parte de amar a alguien.

"Te das cuenta que no podemos decirle a nadie acerca de esto. De nosotros", le dijo Sarah suavemente.

"¿Qué quieres decir?"

Sarah retrocedió para mirar a Jareth a los ojos. "En el momento que los Henry descubran que nosotros estamos juntos, tendremos una chaperona".

Jareth resoplo. "¿Qué? No puedes decirlo en serio".

Sarah asintio. "Lo digo en serio. Si la señora Henry descubre que tu y yo estamos interesados en ser más que amigos, ella se convertirá en una persona diferente, o por lo menos, yo pienso que ella lo hara. Yo no tengo aquí a mis padres, y la señora Henry ha intentado actuar maternalmente conmigo antes. Ella quizás insista en que no se nos permita estar juntos a solas".

"Pero ella ha estado tratando de juntarnos, de hecho, ella enfatizó la palabra a solas apenas el otro día. Ella trataba de jugar a casamentera".

"Eso lo se".

Los ojos de Jareth se agrandaron. "¿Lo sabías?"

"Yo puedo ser ingenua, pero no soy estúpida. Yo me di cuenta que ella intentaba presionar. Pero ella lo hizo antes de vernos admitir lo que sentimos, y antes de que nosotros... uh, bueno, tu sabes... besado." Sarah se ruborizó y Jareth sonrió con malicia.

Sarah aclaró su garganta y continuo. "Ellos eran estrictos acerca del cortejo en esta era. Y la señora Henry no intentaría juntarnos a menos que ella te aprobara o que quisiera que Jacob se olvidara de mi".

"¿Por qué dices eso¿Qué tiene que ver Jacob con si soy digno o no de cortejarte?" Su tono fue de la tibieza a una amargura helada.

Sarah pudo sentir el temperamento de Jareth salir a la superficie, así que fue cuidadosa al elegir las palabras. "Jacob quería ser mi amigo y sé que la señora Henry intentó desalentarlo. Tu y yo le mentimos a su familia. Ella quizás pensó que ponernos juntos podría resolver el problema de Jacob queriendo ser mi amigo, y hasta ahora lo ha logrado. Jacob repentinamente sólo esta interesado en la guerra".

"Así que aparentemente sólo soy digno porque ella no quiere que su hijo este interesado en ti. ¿No es eso deleitante?", gruñó Jareth.

Sarah se inclinó hacia delante y suavizó los pliegues que aparecieron en la frente de Jareth. "Jareth, a quién le importa lo que otros piensen. Yo te encuentro digno y si tu me encuentras digna, eso es todo lo que importa".

Jareth suspiro. "Tienes razón." Él estaba muy consciente de sus celos, si bien sabia que Jacob no deseaba ir detrás de Sarah. Jareth había esperado poder decirle a todo el mundo que Sarah era de él y ahora sus planes tendrían que cambiar. "¿La única complicación seria una chaperona?"

Sarah sacudió la cabeza. "En este tiempo, si una pareja quería permanecer en el mismo cuarto juntos, ellos hacían algo llamado... maldición... no puedo recordar como lo llamaban. Ah, ya sé, envoltura".

"¿Qué es eso?", las cejas de Jareth se unieron ante la palabra.

"Pueden ser unas cuantas cosas diferentes. Durante los meses de invierno, un hombre que cortejaba a una mujer podía permanecer en la casa por unas cuantas noches debido al mal tiempo. Se le permitía quedarse con la mujer en el mismo cuarto y cama, pero se le cosía encima una arpillera o un saco de tela para que él no pudiera tocar a la mujer. Y si no hacían eso, colocaban una tabla entre ellos sobre la cama. Podía ser uno de esos o la combinación de las dos".

"Tienes que estar bromeando". Jareth agrandó los ojos. "Quiero cortejarte ¡pero antes seré maldecido si debo ser cosido en un saco para no tocarte!", le dijo Jareth, elevando la voz. "Y no tendré a un guardián observando cada uno de nuestros movimientos".

"Si no queremos que pasen esas cosas, entonces tendremos que mantener nuestra relación en secreto." Sarah frunció el ceño. "Tendremos que mentir otra vez".

"No será mentir. Solamente omitiremos la verdad completa", le dijo Jareth a ella.

"Eso todavía es mentir."

"¡Eso es absurdo!", le dijo Jareth y comenzó a pasearse. "Hemos logrado enamorarnos y ellos esperan que yo no te toque ni te mire sin estar atado o teniendo a alguien que nos vigile. ¡Detesto inmensamente este tiempo!", espetó él.

"No estoy en desacuerdo", ella hizo una mueca.

Jareth dejó de pasearse y atrajo a Sarah a sus brazos. "Tendremos que simular que esto nunca ocurrió y eso me disgusta. Pero lo haré si es necesario para que podamos seguir con esto". Jareth acarició su cabello.

"Podemos escabullirnos cada noche". Él se inclinó hacia delante, y la besó en el cuello. "Ellos nunca sabrán que salimos", murmuró él contra su piel. La besó de nuevo en el cuello, y sus labios se movieron sobre el lugar donde podía sentirse su pulso.

Sarah cerró sus ojos ante la sensación. Ella podía sentir que su corazón se aceleraba.

"El invierno congelará mi reino antes de que yo permita que la gente me ordene como debo cortejar una mujer". Él acarició su piel con sus labios, provocando que ella se quedara sin aliento.

Él la sintió temblar y al principio le complació saber que él tenia tal efecto sobre ella. Pero la alegría no duró mucho cuando ella tembló repetidamente.

Fue entonces que él sintió que el aire se había puesto más frío, y se dio cuenta que Sarah no estaba temblando. Ella estaba tiritando.

"¿Por qué no me dijiste que tenias frío?", le preguntó él, alejándola.

"No tengo tanto frío", le dijo ella presionando su mejilla contra su pecho.

"Tu tiritar parece indicar otra cosa. Se hace tarde. Deberíamos volver a la casa antes de que alguien se de cuenta que nos hemos ido".

Antes de que Sarah pudiera protestar, Jareth se inclinó y la levantó en sus brazos.

"Hemos estado aquí afuera bastante rato por esta noche. Tu necesitas más reposo."

...—


Durante la semana siguiente, Jareth y Sarah salían a hurtadillas de la casa cada noche. El clima había sido muy cooperativo y sólo hubo una noche en que debieron regresar temprano debido a la lluvia.

Durante el día ellos se comportaban como si no fueran nada más que amigos. Ellos ignoraban educadamente las diversas tentativas de la señora Henry de hacer que ellos se vieran uno al otro bajo una luz diferente. Sin conocimiento de la señora Henry, ellos ya habían visto la luz y la habían encontrado solos.

Durante la noche, ellos salían sigilosamente de la casa, Jareth cargaba a Sarah de modo que solamente hubiera un solo par de pisadas que pudiera oírse por si alguien los escuchaba, ellos probablemente pensarían que era como si alguien fuera por un vaso de agua.

Los dos siempre se sentaban cerca del estanque, a veces conversaban, otras veces besándose y acariciándose, pero nunca yendo demasiado lejos. Jareth había hablado en serio acerca de que quería ir despacio. Era algo que nunca había hecho antes en una relación, y él descubrió que, además del a veces más que doloroso impulso de empujar a Sarah hasta el suelo y hacerle el amor, la experiencia le dejaba apreciar mucho más lo que ellos tenían.

Jareth descubrió que él disfrutaba aprendiendo acerca de la vida de ella, y que ambos habían comenzado a abrirse aún más el uno al otro. Él aprendió cosas como su amor por la música y la naturaleza y por ser abrazada y su aversión a estar sin contacto físico por mucho tiempo como lo había estado a su pesar cuando era una niña. Ella aprendió cosas pequeñas, como su aversión al frío y al invierno, y algunas de sus habilidades cuando él tenia toda su magia.

Su magia era otro paso en la dirección correcta. Despacio, pero regularmente regresaba a él. Aunque él no podía hacer nada fantástico con ella, estaba siendo capaz de producir un abrigo si Sarah necesitaba uno o una manta para sentarse en ella, y eso lo ponía de buen ánimo.

Durante los primeros días, Jareth tuvo cuidado de permanecer cerca de Sarah, pero no demasiado. Él quería refrenar sus miedos a que él la abandonaría. Con su corazón tan lleno de amor por ella, la noción de abandonarla era la cosa más apartada de su mente. Pero Sarah había sido dañada por sus experiencias pasadas. Los tontos que no la habían apreciado y que la habían tratado como si ella no fuera valiosa. Jareth tenia la intención de corregir sus errores y mientras la ayudaba a confiar en él completamente, él supo que sus propias cicatrices emocionales se iban curando y desapareciendo con el amor que ella le demostraba a cambio.

Sarah también se encontró enamorándose más profundamente de Jareth. Él siempre la estaba protegiendo, pero no la sofocaba. Él siempre esperaba pacientemente hasta que ella se sentía cómoda antes de tocarla o sugerir que pasaran al nivel siguiente.

La tensión de la guerra los envolvía como un aroma apestoso, pero ellos no se permitieron que eso los molestara. Ellos estaban demasiado involucrados con el descubrimiento el uno del otro para preocuparse con una guerra que ellos no deberían presenciar. Aunque la lucha mayor parecía haber cesado por el momento, brotaban pequeñas batallas de vez en cuando por todas partes en las colonias.

Jacob y su padre comenzaron a quedarse cada vez menos en la granja, lo que significaba que Jareth comenzó a hacerse cargo de las labores más pesadas. Con su hombro sintiéndose mejor, él sabia lo que se esperaba de él, y a pesar de que odiaba estas nuevas labores que lo alejaban de Sarah, él lo hizo para complacer a los Henrys. Él comprendía que ellos los alimentaban a Sarah y a él, y que les estaban dando un techo sobre sus cabezas. Ellos les dieron su amistad, y aunque ocasionalmente fueran molestos, ellos habían hecho cosas maravillosas por dos extraños.


Jacob suspiró y apartó las sábanas de su cuerpo. Él tenia la mente demasiado ocupada pensando en la guerra como para descansar cómodamente, el sueño no llegaría fácilmente esta noche. Él se vistió y fue al cobertizo.

Había una brisa fresca que llegaba desde el estanque y mientras estaba a punto de arrojar una línea al agua para pescar, él escuchó voces. Él se quedó quieto, deseando haber traído un revolver consigo. Temió que algunos soldados británicos pudieran estar cerca de la granja. Ese era su peor miedo y sabia que era también el de su padre.

Colocó su caña de pescar con cuidado en el suelo. Se agachó mientras caminaba y permaneció escondido por los arbustos. Él se acercaba a las voces, éstas eran suaves y no podía distinguir lo que estaban diciendo. Escondiéndose detrás de un árbol, Jacob observó detenidamente en dirección al sonido de las voces. Sus ojos se agrandaron y su mandíbula se cayo. Su corazón comenzó a palpitar en su pecho y respiró pesadamente, se aseguró de estar bien oculto detrás del árbol.

Jacob sabia que ellos eran cercanos, que se habían hecho amigos más bien que conocidos, pero él no había esperado esto. Lo sorprendieron con la guardia baja y eso lo hería más de lo que creyó posible. Se sintió levemente celoso, pero, evidentemente, ella había escogido.

Observó con cuidado cerca del roble grande y vio que Jareth y Sarah todavía se besaban uno al otro. Su anhelo uno del otro era obvia aunque sus acciones fueran besos inocentes. Jacob se dio cuenta que atestiguaba un momento intimo y se alejó silenciosamente, recuperó su caña de pescar y caminó de regreso a la casa tan rápidamente como le fue posible. Mientras él se encaminaba al cobertizo para regresar su caña de pescar, se apoyó contra una pared y suspiró profundamente. ¿Por qué él siempre era el último en enterarse de todo?


Como siempre, una vez que Jareth y Sarah comenzaban a besarse, la intensidad aumentaba a medida que el tiempo pasaba. Aun acariciando la lengua de Jareth con fervor con la suya, Sarah quitó la mano de él de su cintura. Jareth siguió besándola, apenas consciente de lo que ella hacia. No fue hasta que ella posicionó su mano sobre su busto que Jareth se echó hacia atrás con un sobresalto.

Jareth miro abajo a su mano sobre su seno. Él podía sentir que el pezón se había endurecido bajo su palma.

Sarah colocó su mano sobre la él y apretó con cuidado de modo que él tomara su seno completamente en su mano.

Las cejas de Jareth se unieron ante el movimiento. Él miró a Sarah y notó que sus ojos estaban cerrados. Lentamente, Jareth comenzó a amasar la carne a través de la tela del vestido. Sarah gimió suavemente mientras él la masajeaba más fuertemente. Ese fue todo el incentivo que Jareth necesitaba. Él bajó su boca hasta la de ella y comenzó a besarla bruscamente, sus dedos seguían tocándola.

Sarah gimió suavemente mientras sensaciones de calor se disparaban a través de ella. Ella deslizó su mano hacia abajo entre ellos y, sintiéndose audaz, ella la ahuecó entre las piernas de él. Jareth paró bruscamente ante el movimiento, pero no la retiró.

Por un momento ellos no se movieron, sus frentes se apoyaban una en la otra, los labios apenas fuera de alcance, respirando pesadamente.

Sarah lo sintió endurecerse en su mano y lentamente ella comenzó a acariciar su erección a través de la tela de sus pantalones.

Jareth gimió bajo en su garganta cuando el pulgar de ella comenzó a acariciarle la punta. Sus movimientos eran lentos y gentiles, y antes de poder contenerse Jareth empujaba sus caderas hacia ella, empujándose en su mano.

Sarah siguió acariciándolo y sus toques se volvieron más fuertes y rápidos.

Jareth dio un grito de alarma y apartó su mano. Dio una risa temblorosa. "Pienso que fue suficiente por una noche".

Sarah frunció el ceño. "Pero me gusta complacerte. Déjame tocarte."

"Pienso que seria mejor que nos detuviéramos, de otra forma vamos a tener un lío verdadero".

Ella sonrió dulcemente mientras se movía más cerca de él. "No me importa".

Una de las cejas de Jareth se elevó ante su respuesta. Sus ojos se agrandaron levemente mientras ella levantaba sus manos y comenzaba a desabotonarle la camisa.

"Sarah...". Si ella no se detenía ahora, él sabia que no sería capaz de contenerse.

Ella hizo una pausa en sus movimientos y luego empinándose, lo besó firmemente en los labios. "No voy a romperme como un cristal si tu me tocas...", susurró ella contra su boca. Ella dobló su cabeza y moviendo parte de su camisa a un lado, ella besó su pecho y luego trazó su tetilla con su lengua. Ella sintió que Jareth temblaba.

"Sarah..." intentó él de nuevo.

Ella buscó su boca una vez más, pero no lo beso. "Estoy lista..."

Jareth podía sentir como todo su cuerpo temblaba de necesidad. "¿Estas segura?". Él no quería que ella se lamentara de sus decisiones. Una parte de él difícilmente podía creer que la joven tímida que una semana atrás había sido tan vacilante con sus besos estaba intentado seducirlo.

Los labios de Sarah se cernieron sobre los suyos. "Si yo no estuviera segura, no lo habría dicho". Y luego lo besó.

Jareth no se contuvo mientras presionaba su boca contra la de ella y en cuestión de minutos, ambos estaban jadeando por aire.

Las manos de Sarah habían regresado a los botones de la camisa de él, pero él las apartó. Ella lo miró confundida. ¿Él la estaba rechazando?

"Aquí no...", él le susurró jadeando. Él la tomó de la mano y la condujo.

Ellos caminaron a lo largo del borde del estanque y Jareth se detuvo en el lugar donde el estanque se vaciaba dentro de un arroyo. Había una pequeña cascada que bajaba por las rocas hasta el arroyo. El agua centelleaba a la luz de la luna. Junto a la laguna había una pequeño claro de hierba que estaba prácticamente oculto por todos lados, excepto por el estanque y la pequeña huella por la que habían venido para llegar alli.

"Oh, Jareth, es hermoso", le dijo Sarah.

Él sonrio. "Sé como te sientes acerca de las cascadas, pero esta es diferente". Él bajó sus labios, acariciando los suyos provocativamente. "Muy diferente". Él presionó su boca contra la de ella y sus besos frenéticos comenzaron una vez más.

Jareth sentía crecer la debilidad en sus rodillas, y usó la pequeña magia que tenia para crear una manta sobre el suelo. Él empujó a Sarah hacia abajo con él, todavía besándola.

Las manos de Jareth buscaron los broches en el dorso de su vestido y, con impaciencia, comenzó a abrirlos. Él estaba teniendo dificultades y se movió para sentarse detrás de ella para poder ver lo que estaba haciendo. Con cada broche que abría, él era recompensado con la vista de piel cada vez más cremosa. Él se inclinó hacia delante y, moviendo el cabello de ella sobre su hombro, le besó la espalda. Él abrió los broches hasta su cintura y luego comenzó a desatar el corsé que ella llevaba. Una vez que estuvo lo bastante flojo, él deslizó sus manos por sus costados debajo de la tela. Sus manos ascendieron y las colocó sobre sus pechos.

Sarah gimió cuando los dedos de él circundaron su piel. Sus pezones se endurecieron contra sus dedos y él comenzó a apretarlos. Sarah dejó caer su cabeza hacia atrás y Jareth besó su cuello, pellizcando juguetonamente su piel.

Él estaba impaciente por ver más de ella y deslizó el vestido de sus hombros y de sus brazos hasta que quedó reunido en su cintura. Él desató el resto del corsé y lo dejó sobre el pasto al lado de ellos. Luego avanzó lentamente hasta sentarse delante de ella y su boca descendió hasta uno de sus senos, tomándolo con impaciencia en su boca.

Sarah sintió que su cuerpo comenzaba a arder mientras él lo succionaba con cuidado y luego con mayor energía. Las manos de ella alcanzaron a ciegas su camisa y se las arregló para desabotonarla, y sacarla de sus hombros. Jareth se sentó más atrás después de unos minutos y Sarah se inclinó hacia él. Ella besó sus labios y luego su cuello y siguió besándolo descendiendo por su pecho.

Él la instó a acostarse y ella quedó sobre su espalda con él erguido sobre ella. Él le quitó los zapatos y luego alcanzó su vestido y empezó a bajarlo por sus caderas y sus piernas. Después comenzó a retirar el resto de sus enaguas y ropa interior.

Sarah se ruborizó intensamente cuando él se hizo hacia atrás y contempló su figura desnuda.

Él sonrió con calidez. "Nos seas tan tímida. Eres hermosa". Los ojos de él estaban oscuros mientras la miraba de la cabeza a los pies.

Él se inclinó hacia delante y besó sus labios brevemente antes de descender besando su cuerpo, entre sus senos. La mano de él acarició su estómago plano, sus dedos se acercaron al cabello oscuro entre sus piernas.

Él podía sentir a Sarah temblando debajo de él y se urgió a tomar las cosas con calma. Su mano se deslizó más abajo y oyó a Sarah tomar aliento súbitamente cuando sus dedos hicieron contacto con la carne sensible. Él apartó su mano y acarició el interior de sus muslos, aumentando el roce y la necesidad en ella.

El calor que Sarah había sentido antes continuó aumentando junto con un doloroso deseo. "Jareth, por favor...", ella gimoteo.

Él sonrió y regresó su mano a los pliegues delicados. Estuvo complacido de encontrar que ella ya estaba lubricada por el deseo. Él deslizó sus dedos por la humedad y cuidadosamente deslizó un dedo dentro de ella, deteniéndose en la barrera.

Sarah jadeó ante la sensación y comenzó a mecer sus caderas mientras su dedo entraba y salía de ella. Ella sintió que el pulgar de Jareth acariciaba repetidamente el mismo lugar y ella comenzó a jadear mientras las cosas que ella estaba sintiendo se hicieron aun más intensas.

Los dedos de él comenzaron a acelerar el ritmo y Sarah comenzó a sentirse mareada. El roce fue aumentando hasta el punto que ella no estaba segura si podía continuar asi.

"Ja... Jare..." dijo con voz estrangulada. Él no dijo una palabra y continuó acelerando el ritmo. Sarah dejó escapar un grito mientras sus caderas corcoveaban y el mundo se volvió borroso a su alrededor.

Jareth gimió cuando sintió que los músculos de ella se apretaban alrededor de su dedo. Él esperó hasta que hubieran pasado unos minutos antes de retirar su mano.

Sarah jadeó y lentamente el mundo volvió a quedar enfocado a su alrededor. Jareth se incorporaba, esperando pacientemente a que ella se recuperara. "Oh, Dios...", dijo ahogadamente.

Jareth sonrió y se inclinó para besarla. Cuando él se inclinó sobre ella, Sarah comenzó a desabrocharle los pantalones y a retirarlos de sus caderas.

Jareth usó una mano para estabilizarse, mientras que con la otra la ayudaba a bajar sus pantalones. Él rompió el beso para quitarse las botas, se quitó los pantalones y los arrojó al suelo.

Sarah lo observó por un momento. La piel de él era pálida y lisa como la porcelana. Su cuerpo era delgado, pero tenia tono muscular. Los ojos de ella se agrandaron al ver su erección y repentinamente la palpitación que había estado presente entre sus piernas volvió con toda su fuerza.

Ella se incorporó y se estiró para tocarlo, pero Jareth apartó su mano. La hizo colocarse de espalda y comenzó a besarla.

La espalda de ella tocaba la manta y ella puso sus brazos alrededor del cuello masculino mientras él introducía su lengua en su boca. Ella sintió la erección de él contra su estomago y ella gimió ante el contacto.

Las manos de ella descendieron por los hombros de él y su pecho, y ella deslizó una mano entre ellos dos, para poder tocarlo.

Jareth gimió cuando ella lo tocó, proporcionándole la misma exquisita tortura que le había proporcionado a través de los pantalones. Él empujó en su mano, sus labios se movieron frenéticamente sobre el cuello de ella y descendieron a sus senos mientras ella lo tocaba.

Sarah lo acarició con gentileza, su pulgar recorrió repetidamente la suave punta redondeada. Ella sintió que una humedad aparecía mientras más lo tocaba y, demasiado pronto, Jareth apartó sus caderas de ella.

Sarah frunció el ceño abiertamente. "¿Por qué no me permites complacerte?"

"Me has complacido", le dijo Jareth, besando su frente. "Pero, a diferencia de ti, yo sólo tengo una oportunidad y tengo la intención de hacerla duradera". Cuidadosamente, él se colocó sobre ella y Sarah comprendió repentinamente lo que él quiso decir.

Ella sintió la punta de él presionando entre sus piernas, y ella cerró los ojos y tomó aliento profundamente.

Jareth le besó los labios suavemente. "Esto dolerá un poco, pero te prometo que pasara rápidamente".

Sarah abrió los ojos y lo miró profundamente a los suyos. Ella alzó una mano y echo hacia atrás el cabello rubio que colgaba de su rostro. Ella lo llevó detrás de sus hombros delgados. "Yo confío en ti"

Jareth sonrió y lentamente comenzó a aplicar presión. Él sintió a Sarah ponerse rígida debajo de él, y, cuidadosamente, empujó más fuerte.

Una lágrima bajó por su rostro y ella soltó un grito cuando él traspasó la barrera entre ellos.

Él enjugó su lágrima con su pulgar. "Lo siento...", él susurro.

El dolor ya remitía y Sarah comenzó a moverse despacio debajo de él. Jareth se empujó dentro de ella aun más, deleitándose en la sensación por un momento. Él se retiró con cuidado para no hacerle daño y luego comenzó a empujarse adentro y afuera.

Fue incómodo por apenas un momento y luego todo lo que Sarah sentía era el calor y esa pulsación otra vez. La sensación de Jareth dentro de ella era increíble y deseando sentir más, ella comenzó a mover sus caderas a tiempo con las de él.

Ella podía escuchar un canturreo bajo en la garganta de Jareth y ella movió las caderas un poco más rápido. Él respondió y pronto empujaba con mayor fuerza.

Él movió su mano para colocarla entre ellos, y el contacto inesperado de sus dedos en la unión de su acoplamiento provocó que Sarah encontrara su liberación. Ella gritó su nombre con su cuerpo arqueándose debajo de él.

Jareth sintió que los músculos de ella se apretaban alrededor de él y movió bruscamente sus caderas en respuesta. Él dio un empujón final, adentrándose tan profundamente como pudo. Dejó escapar un grito gutural mientras se vaciaba adentro de ella. Jadeando pesadamente, él se bajó y rodó a su lado, atrayendo a Sarah con él. Por un momento, ellos yacieron juntos, con sus corazones aporreando en sus pechos.

Sarah peinó hacia atrás los mechones húmedos de cabello que colgaban de su rostro. Ella le sonrió, sintiéndose más contenta que nunca antes en la vida, y podía decir por la mirada en la cara de Jareth que él sentía lo mismo.

Él la besó en la frente y recorrió su rostro con el pulgar. "Te amo, Sarah", susurró él.

Ella sonrió resplandeciente y lo besó en los labios. "Yo también te amo", le dijo ella al retirarse.

Él bajó su cabeza y la descansó bajo la barbilla de ella. Él podía escuchar el latir de su corazón debajo su oído. "Lo acabas de demostrar..."

Sarah frunció el ceño por un momento. "Pero el sexo no siempre es amor".

Jareth besó su clavícula. "No, pero sí la confianza".

Sarah sonrió y apoyó la barbilla contra su cabellera ingobernable. Bajo la luz de la Luna, con la cascada fluyendo junto a ellos, ellos descansaron felices en los brazos del otro.