CONSECUENCIAS INESPERADAS
Capítulo 31: " Giros y vueltas de la Vida"
3 Meses Después...
Sarah abrió los ojos y miro a su alrededor en el cuarto oscuro. Ella sonrió al sentir el cuerpo de Jareth curvado contra el suyo. Era lo mismo cada mañana, como lo había sido por tres meses. Los dos despertaban en los brazos del otro. A veces ellos conseguían salir de la cama a tiempo para realizar sus labores y otras veces no.
Sarah suspiró cuando se dio cuenta que, aunque afuera había luz, el sol aun no había elevado. Esa seria otra mañana donde ella estaría despierta por horas antes de que Jareth siquiera se hubiera movido.
Distraídamente, ella hizo girar los dos anillos en su mano izquierda. Dándose cuenta que estaba recayendo en un hábito, ella se detuvo y extendió sus dedos delante de ella para mirar sus anillos. Los dos estaban en su dedo anular, y aunque lucían terriblemente fuera de lugar juntos, ambos le encantaban a Sarah.
Su anillo de cobre con el cristal de cuarzo estaba más arriba. Era su anillo favorito, aunque no se lo dijera a Jareth. A pesar de ser primitivo en su diseño, él lo había hecho para ella con sus propias manos y era su anillo de compromiso.
El anillo de más abajo era extravagante, con hermosos diamantes que brillaban y la plata más fina que ella había visto. Jareth había creado este con su magia.
Elizabeth estaba siempre hablando de ello, alegando con frecuencia que William le compraría un anillo más grande cuando la pidiera en matrimonio. Ella también había alegado que Jareth lo robó, porque no había forma en que él pudiera pagarlo. Jareth inventó una mentira blanca de que fue de su madre y que ahora le pertenecía a Sarah.
Sarah recordó la pequeña discusión que tuvieron Jareth y ella acerca del anillo la mañana después de su boda.
"Es un anillo digno de una reina, y eso es lo que tu eres, Sarah. Una reina. MI reina," le dijo Jareth. "Yo no dejaré que mi esposa use esa cosa de apariencia horrible, algo que una esposa de campesino debería estar usando." Sus ojos se estrecharon al enfocarse sobre el anillo de cobre en su mano.
Sarah retrajo su mano sobre su pecho, con los ojos muy abiertos. "¿Horrible? Jareth, tu hiciste este anillo para mi y yo lo adoro."
"Y yo he hecho otro que es más digno de tu posición de Reina de los Goblins."
Sarah sacudió la cabeza. "Pero yo no quiero otro anillo. Me encanta el que tengo. Jareth, el que yo te diera un anillo no era para que tu hicieras otro para mi. Yo adoro el que tengo." Sarah echó un vistazo al anillo de cobre en su dedo y luego miró la mano de Jareth. El anillo que había hecho hacer para él le ajustaba perfectamente, pero él parecía haber malentendido sus intenciones.
Ella le había explicado que ella quiso seguir una costumbre de su gente y le había entregado el anillo, y él había vuelto todo fuera de proporción.
Ella lo miró y notó que la expresión de enojo y frustración en su rostro aun no se había desvanecido. Sarah suspiró.
"Jareth, haré un trato contigo. Aceptaré el anillo nuevo que quieres darme y tu aceptarás que el anillo que hiciste sin ninguna magia nunca dejará mi dedo mientras yo viva." Jareth abrió la boca para protestar, pero Sarah denegó con la cabeza. "Nosotros hemos estado casados durante menos de un día y ya tenemos nuestra primera pelea como pareja casada. Yo preferiría llegar a un acuerdo siempre que sea posible, en vez de arruinar las cosas con nuestra testarudez y mal carácter."
"¿A quién estas llamando testarudo?", preguntó Jareth.
"A nosotros dos," le dijo Sarah indicándose a ambos. "Si vamos a hacer que este matrimonio funcione, tenemos que comprometernos y estar dispuestos a ceder en ocasiones. De otro manera, este matrimonio no va a funcionar y no soporto ni siquiera el pensar en la posibilidad de separarnos."
Jareth miró a Sarah durante unos minutos. Él notó las lágrimas en sus ojos. "¿Te volviste sabia de la noche a la mañana?", la embromó ligeramente.
Sarah se ruborizó y luego se rió. "No sé de que estas hablando. Yo siempre he sido sabia".
Jareth se rió y jaló a Sarah hacia sus brazos. Él enterró la cara en el cabello de ella y ronroneó en su oído: "¿Ah, sí?"
Sarah asintió.
Jareth la atrajo aun más cerca y Sarah dejó caer su cabeza con un suspiro mientras sentía que él presionaba su erección contra ella.
Sarah sonrió ante el recuerdo. Fue la primera de muchas mañanas en que ellos cedieron a lo que sus cuerpos ansiaban. Jareth era un amante maravilloso, aun cuando ella no tuviera a nadie con quien compararlo. El fue el primero, y era lo que ella había visualizado como seria un marido y un amante, y el que ella había jurado que seria el único. Él era gentil y apasionado; siempre interesado en satisfacer las necesidades de ella, de ser posible antes de las suyas. Y cada vez que ellos hacían el amor, él usaba su magia para protegerla.
Su sonrisa se desvaneció mientras ella pensaba en el último mes. Ellos habían estado haciendo el amor cada vez menos y menos, y Sarah sabia que era su culpa. Algunas noches y mañanas, ella estaba demasiado cansada y no suficientemente despierta para sentir placer en el sexo. Jareth nunca se quejaba y se enroscaba contra ella, contentándose con quedarse dormido con el cuerpo de ella presionado a su cuerpo. Ella sonrió al pensar en él. Ella se había equivocado. Él no era lo que ella visualizado como seria un marido y amante. Él era mucho mejor.
Sarah bostezó suavemente y miró a la ventana. Todavía no había sol. Suspirando, ella miró hacia abajo y notó dos ojos dispares que le devolvían la mirada. Una mano preocupada alcanzó su rostro y acarició sus mejillas con dedos largos y finos. Ella se preguntó cuanto tiempo llevaba Jareth despierto sin decir nada.
"¿Otra vez problemas para dormir?", él le preguntó.
"Sólo un poco. Pero estoy bien," le dijo ella con suavidad.
Jareth se sentó, las sábanas de la cama resbalaron hasta su cintura. Tenia expresión preocupada. "Tu pareces exhausta". Él trazó los círculos oscuros debajo de sus ojos con un dedo, y luego se inclinó hacia delante para besar sus labios. "La señora Henry te hace trabajar demasiado duro", le dijo después de retirarse.
Sarah se rió y negó con la cabeza.
Pero Jareth no se reía. "Cada noche antes de irnos a dormir tu te ves exhausta y en la mañana te ves igual." Jareth se inclinó para acariciar su rostro.
Sarah se sentó y lo apartó, "Estoy bien, en serio. Deja de hacer alboroto."
Jareth frunció el ceño. "No hago un alboroto. Sólo estoy... preocupado."
Ella lo estudió por un momento. Las cejas de él estaban juntas y sus ojos estaban llenos de inquietud. Él estaba preocupado. Ella podía verlo tan claro como el día en su cara, mientras más se abría a ella. La expresión del ya no era ilegible ni se escondía cuidadosamente detrás de mascaras erigidas. Ella sonrió y luego le acarició el rostro, sus dedos descansaron sobre su mentón.
"Sé que lo estás, pero yo estoy bien." Ella lo besó con suavidad y se retiró. "En serio."
A Jareth no le gustaba la manera en que Sarah despertaba cada mañana pareciendo estar cansada, y todavía menos le gustaba que ella no le diera importancia. Además le pesaba la decisión que había tomado la noche anterior. El no sabía como iba a decirle a ella que lo que había acordado hacer con Jacob.
Jareth y Sarah se habían acercado con el matrimonio y el pensamiento de estar alejado de ella siquiera por unos pocos días lo atormentaba, así como sabia que a ella la atormentaría.
Él suspiró profundamente mientras reposaba la cabeza en el regazo de ella. Él sintió que los dedos de Sarah empezaban a peinar su cabello.
¿Cómo iba a decírselo?
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Sarah mezclaba la masa para el pan de maíz y estaba a medias consciente de la conversación entre la señora Henry y Elizabeth. Ella estaba indiferente al principio. Elizabeth había estado balbuceando acerca de William viniendo a verla el día siguiente. Sarah se aseguraría de estar en el ático cuando él llegara. A ella no le agradaba William. No después de la manera en que le había hablado a Jareth y a ella misma cuando ella se estaba recuperando.
Algo en la conversación la hizo dejar lo que estaba haciendo y escuchar. Ella se dio cuenta que había cambiado el tema de conversación de William a noticias acerca de una amiga en la ciudad que había anunciado que ella y su marido esperaban su primer hijo. Sarah captó de la conversación que la mujer era alguien que Elizabeth conocía. Alguien con quien ella había ido a la escuela.
Sarah se preguntó como seria en el futuro, cuando Jareth y ella descubrieran que ella estaba embarazada. Ella se imaginaba que Jareth estaría excitado. Él había mencionado a un bebé unas cuantas veces; Con frecuencia conteniéndose en el último momento porque él sabia que no era sabio en este momento.
Ella sabía que él deseaba un hijo, pero ambos habían acordado que no intentarían tener uno hasta que estuvieron en un ambiente más estable. El criar a un bebé durante una guerra en un mundo que aun no les era familiar, no era decisión muy inteligente.
"¿No es maravilloso?", le preguntó Elizabeth a Sarah. La rubia estaba radiante.
"¿Hmm?"
Elizabeth hizo un ruido desagradable. "¿No oíste una palabra de lo que dijimos? Mi mejor amiga va a tener un bebé."
"Ah, que bonito", le dijo Sarah con suavidad.
"¿Bonito¡Es maravilloso!" Elizabeth se puso a saltar por la cocina y la señora Henry se rió de sus payasadas.
Sarah no se rió. De repente se sintió vacía y miserable por dentro.
Ella se excusó de la cocina, y se fue ignorando las miradas extrañadas de Elizabeth y la señora Henry. Ella caminó en el exterior bajo el sol que calentaba, y se encaminó hacia el bosque envolviéndose en sus brazos.
Durante el corto rato que estuvo a solas, ella puso juntas las piezas del rompecabezas e hizo un descubrimiento alarmante.
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Jareth se paseaba de arriba a bajo por el ático. Sarah estaba abajo ayudando a las mujeres a lavar y secar los platos. Ella había estado letárgica en la cena y eso lo preocupaba. Algo andaba mal y él deseaba saber de que se trataba. También sabia que tenia que contarle a Sarah acerca de su decisión. Él se marcharía por la mañana y ella no tenia ni idea. El pensamiento de angustiarla lo molestaba enormemente.
La puerta del ático se abrió y Jareth saltó, sobresaltado por sus pensamientos. Él giró para afrontar al visitante con el corazón súbitamente acelerado.
Sarah lo saludó con una cabezadita mientras entraba al cuarto. Ella apartó la mirada de él al cerrar la puerta, se desató el delantal y lo arrojó sobre una silla cercana.
"Sarah, tenemos que hablar", soltó Jareth. El suspenso lo estaba matando.
Sarah se volteó hacia él y Jareth sintió que su corazón se estrujaba dolorosamente en su pecho. Los ojos de ella estaban llenos de lágrimas, y él solamente esperaba que los Henry no hubieran mencionado el viaje que Jacob y él emprenderían.
Jareth se acercó a Sarah y la alcanzó para tomarla en sus brazos. Sarah se alejó un par de pasos. Él frunció el ceño.
"¿Qué ocurre, Sarah?"
Sarah se enjugó las lágrimas. "Dime tu primero lo que tienes que decir."
Jareth tragó saliva y repentinamente se sintió como si fuera un niño de nuevo, estando de pie ante su padre y siendo forzado a decirle lo malo que había hecho.
"Me marcho mañana", le dijo Jareth con suavidad.
Sarah pareció entrar en pánico. "¿Qué¿Qué quieres decir con marcharte¿Adónde¿Por cuánto tiempo?". Ella no pudo evitar las preguntas que se atropellaron en sus labios.
Jareth bajó los ojos y luego miró a Sarah de nuevo. "Solamente por unos días. Yo acordé ir con Jacob y unos cuantos hombres a entregar unos suministros que estarán en la ruta a Newport, Rhode Island."
"¡Jareth, eso es demasiado peligroso y Newport está demasiado lejos!"
"Sarah, eso involucra escaso peligro. Nosotros no iremos a Newport. Transferiremos los suministros a otro grupo en Taunton que los llevará a Newport. Además, yo tengo mi magia para protegerme."
"¡Tu magia no te valdrá de mucho contra armas de hierro o si te disparan de nuevo!", le gritó Sarah.
Jareth suspiró. Él había esperado que ella lo tomara de mala manera. "Nosotros sólo entregaremos los suministros y estaremos lejos de los soldados británicos. Ir con Jacob es lo menos que puedo hacer después de todo lo que él ha hecho por nosotros." Él trató de tomarla de nuevo y ella apartó sus manos. Jareth sintió que el corazón le caía hasta el estómago cuando ella comenzó a llorar.
Una vez que las lágrimas comenzaron a caer no pudo detenerlas. "No puedes ir. Yo... yo te lo prohíbo", le dijo a él entre sollozos.
Jareth arqueó las cejas. "¿Tu lo prohíbes?". Su tono se volvió frío.
Sarah comenzó a llorar más aun. Ella enterró la cara en sus manos, incapaz de detener las lágrimas que llegaban. Jareth no hizo ningún movimiento para consolarla y eso la lastimó. Ella lo necesitaba ahora más que nunca. Ella retiró las manos de su cara y lo miró con las lágrimas todavía cayendo pro sus mejillas.
"No puedes dejarme a mí y al bebé," ella soltó.
Los ojos de Jareth se agrandaron y su corazón comenzó a golpear en su pecho ante sus palabras hasta que él comprendió que no había bebé. Ella estaba alterada porque él se marchaba, y estaba inventando algo que sabia que lo convencería de quedarse.
"Sarah, no hay ningún bebé", le dijo él tan calmadamente como pudo.
"¡Sí que lo hay! Pienso que estoy embarazada," ella sollozó.
"¿Tu lo piensas? Si tu hubieras pensado un poco más acerca de lo que acabas de decir, te habrías dado cuenta que eso es imposible. Yo te protegí con magia. No hay posibilidad de que estés esperando a mi hijo." El tono de Jareth aun era frío, pero su voz se quebró al decir la ultima oración.
Sarah enterró la cara en las manos una vez más y sollozó con más fuerza. Después de unos minutos ella levantó la vista otra vez. Ella se limpió los ojos y dijo: "Tu piensas que lo estoy inventando, pero no es así. Jareth, yo siempre estoy cansada".
"La señora Henry te hace trabajar demasiado duro", le dijo a ella.
Sarah sacudió la cabeza. "He aumentado de peso."
"Estas comiendo mejor."
"No he tenido mi periodo... mi ciclo durante tres meses."
Jareth no tenia ninguna réplica para esto. Él se quedó parado parpadeando. Hizo una pausa antes de hablar. "¿Estás segura?"
"Pienso que yo sabría si he tenido o no mi ciclo. Si yo lo hubiera tenido, tú lo sabrías."
Jareth supo que eso era verdad. Él nunca había sabido mucho del ciclo reproductor de las hembras antes de Sarah. Un día él le había preguntado, y había aprendido mucho más de lo hubiera querido saber. Y pensándolo bien, se dio cuenta que Sarah no había hablado de estar teniendo su ciclo durante los últimos tres meses.
Sarah observó que la mandíbula de Jareth comenzaba a temblar. "Sarah, esto no puede ser. Yo te protegí con mi magia. Nosotros tomamos precauciones para asegurarnos de que esto no sucedería."
Las lágrimas seguían cayendo por las mejillas de Sarah. "Pienso que tu magia no funcionó una de las veces que nosotros...", su voz se apagó. Y luego se quebró cuando ella habló otra vez. "Los síntomas están presentes. He perdido mi periodo por 3 meses. Siempre estoy cansada. He aumentado de peso. Y siento mis pechos doloridos."
Él inclinó la cabeza, y sus cejas se unieron mientras decía: "¿Por qué no pusiste todas estas cosas juntas antes?"
"Porque nunca pensé realmente en ello. Tu usaste tu magia. Yo no pensé que esto podría suceder. Pero Elizabeth y la señora Henry estaban conversando acerca de alguien que ellas sabían que estaba embarazada y repentinamente yo comencé a comprender lo que me pasaba a mí".
Jareth sintió que su respiración se volvía irregular. "Pero la magia..."
Sarah comenzó a temblar visiblemente. Jareth no estaba tomando el asunto como ella había esperado.
"¿Desde cuando es que lo sabes¿Por qué no me lo dijiste antes?" Jareth sonó a la vez herido y molesto.
"Yo solamente me lo imaginé esta tarde. Yo no sabia como decírtelo. Nunca he estado embarazada antes. Pensé que tu estarías feliz, pero yo... yo no sabia." Su voz era suave y ella seguía temblando.
Jareth la vio temblar y notó las lágrimas que se deslizaban por su rostro. Se dio cuenta como debía lucir esto para ella. Él la miró fijamente, y luego dio un vistazo a su estómago. Un hijo estaba creciendo dentro de ella. Un hijo de él.
Jareth la tenia en sus brazos en un abrazo aplastante antes de que Sarah tuviera tiempo de parpadear. Él hundió la cara en la cabellera de ella. Sintió que Sarah le devolvía el abrazo y la escuchó volver a sollozar una vez más. Él la abrazó por un largo rato, hasta que sus sollozos se calmaron.
Él se hizo para atrás, sosteniéndola a la distancia de sus brazos. Había lágrimas en los ojos de él y una amplia sonrisa en su rostro. Su mano se movió hasta el abdomen de Sarah y su sonrisa se hizo aun mayor. "Tenemos un bebé", le dijo a ella.
Ella sonrió y asintió. El alivio la inundó ante su reacción.
Jareth se rió. "Es verdad. puedo sentirlo. Su fuerza vital es débil ya que es tan pequeño, pero aun así puedo sentirlo."
Los ojos de Sarah se agrandaron. "¿Tu puedes sentir al bebé?"
Jareth asintió.
"¿Es un niño o una niña?", preguntó ella con impaciencia.
Jareth sonrió con malicia. "Eso aun no puedo saberlo. Mi magia aun no es lo bastante fuerte y el bebé es demasiado joven."
Jareth la jaló hacia él otra vez, con una mano aun descansando sobre su estómago y la otra acariciaba su cara. Sarah descansó su mejilla sobre el hombro de Jareth. Ella alzó una mano y trazó perezosos patrones sobre la tela de la camisa de él.
"Esto es tan maravilloso." Jareth ronroneó en su oído.
Sarah levantó la cabeza. Ella sonrió. "Es maravilloso." Inmediatamente después de sus palabras, una extraña mirada apareció en sus ojos y su sonrisa se desvaneció.
Jareth bajó la cabeza. Él sabia lo que ella estaba pensando. "Es sólo por unos pocos días, Sarah. Volveré antes de que te des cuenta."
"Por favor no vayas. Por favor," ella suplicó. "Es demasiado peligroso y el bebé y yo te necesitamos."
Jareth suspiró profundamente. Él sabia que ella usaría al bebé como medio de hacerlo cambiar de opinión, pero él no podía hacerlo. "Sarah, le di mi palabra a Jacob y no la romperé. Solamente son unos pocos días y regresaré."
Sarah se recargó con debilidad contra él y las lágrimas volvieron a caer de nuevo.
Jareth la abrazó apretadamente mientras la besaba en el pelo y la mecía en sus brazos.
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Ni Sarah ni Jareth durmieron esa noche. En vez de eso se abrazaron uno al otro, y ya muy noche ellos hicieron el amor por primera vez en bastante tiempo.
La mañana llegó demasiado rápido, y le llevó a Jareth varios intentos el salir de la cama para vestirse y alistarse para partir. Sarah siguió intentando tratar de convencerlo de quedarse, pero él se negó. Finalmente, vestidos y listos, ellos caminaron hacia el granero.
Jacob estaba allí solo ensillando a su caballo, 'Flame'. Él saludó a Jareth y a Sarah con la cabeza y sintió que su corazón caía hasta su estomago al ver las mejillas de Sarah manchadas por las lágrimas. Jacob trató de no mirarlos mientras ellos ensillaban a 'Danarra', pero no pudo evitarlo. Era evidente que tanto Sarah como Jareth eran desdichados.
Un rato después, el señor y la señora Henry entraron al granero. Ellos anunciaron que William había llegado y que él estaba visitando brevemente a Elizabeth, y que ellos deberían marcharse pronto.
Todos se decían adiós y se deseaban un viaje seguro cuando Jacob montó su caballo hasta Jareth y Sarah.
Jareth estaba pasando la mano por el cabello de Sarah mientras ambos se abrazaban.
"Jareth, hubo un cambio de último minuto en los planes", le dijo Jacob.
"¿Qué quieres decir," le preguntó Jareth. Se retiró con lentitud de Sarah y acarició el cuello de 'Dan'.
"Si yo me marcho, no habrá nadie para proteger a mi familia."
"Tu padre esta aquí y no ha habido ningún reporte de escaramuzas en no menos de cien millas".
Jacob suspiró. "Mi padre no esta tan bien como solía estarlo. Aunque él puede manejar un mosquete y el arco y flecha mejor que nadie que yo conozca, él no tiene la fuerza ni la resistencia para conducir a la familia a la seguridad si surge la necesidad de ello."
Los ojos de Jareth se estrecharon. "¿Qué estás diciendo exactamente?"
Jacob se sentó erguido en su montura. "Quiero que te quedes y protejas mi familia."
Sarah sintió alivio ante la petición, pero Jareth no sintió lo mismo. "Jacob, yo te di mi palabra. Fue en serio cuando estuve de acuerdo en ir a este viaje".
Jacob asintió. "Sé que fue en serio y sé que tienes buenas intenciones con la causa. Pero mi familia necesita protección. Seria un gran favor si tu lo hicieras y esto me permitiría no preocuparme durante el viaje."
Jacob hizo dar vuelta a su caballo y luego se dio vuelta en la silla para mirar hacia atrás a Sarah y a Jareth, "Esta no es su guerra. Quédate aquí y protege a tu esposa." Jacob dio un vistazo a Sarah. "Y a su bebé". Jacob le dio un talonazo a su caballo para que avanzara.
Los ojos de Jareth se agrandaron, y le llevó unos cuantos minutos el sobreponerse al impacto inicial de que Jacob supiera acerca del bebé, antes de precipitarse detrás de él. Jareth corrió y agarró las riendas de Jacob, obligando al caballo a detenerse.
"¿Cómo es que lo sabes?", demandó Jareth.
Jacob le sonrió con tristeza. "Te aseguro que fue accidental, y que mi familia no lo sabe. Yo no quise escuchar a hurtadillas, pero yo había ido a hablar contigo y mientras estaba afuera de su puerta escuché la nueva. Felicidades."
"Gracias, pero si es eso lo que te ha hecho cambiar de opinión acerca de que yo vaya..."
Jacob negó con la cabeza. "Yo estaba escéptico acerca de dejar a mi familia sin nadie que los protegiera." Jacob miró atrás hacia Sarah que estaba parada a unas yardas de distancia observando a los hombres, y luego volvió a mirar a Jareth. "Contigo quedándote aquí, eso no solamente aliviará mis temores y mis preocupaciones, sino también los de tu esposa." Jacob se inclinó en la montura y extendió una mano hacia Jareth.
Jareth la estrechó calurosamente.
"Cuídate", le dijo Jacob.
"Y tu también. Que tu viaje sea veloz y sin problemas."
Jacob sonrió con astucia. "Estoy contando con eso." Él juntó sus riendas, le dio una patada al caballo y trotó hasta William. Los dos hombres hablaron unas cuantas palabras y luego Jacob urgió a su caballo a partir al galope.
El caballo de William piafó con impaciencia para seguir al de Jacob. William miró con furia hacia Jareth y Sarah, sin mirar ni una vez a Elizabeth, y luego galopó en pos de Jacob.
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La ola de calor húmedo terminó finalmente a mediados de Septiembre. El clima que le siguió fue considerablemente más frío y muy lluvioso.
Sarah y Jareth le contaron a los Henry que ellos esperaban a su primer hijo, y todos, excepto Elizabeth, parecieron locos de contento. La señora Henry ya no había molestado tanto a Sarah o a Jareth mientras pasaba el tiempo. Era evidente para ella y su familia que Jareth había tomado en serio el cuidar de Sarah.
La mujer mayor había abrazado a Sarah al saber de su embarazo, e inmediatamente comenzó a asegurarse de que cuidara de sí misma y que no trabajara en exceso. Tan molesto como eso fue al principio, luego Sarah comenzó a disfrutar el ser mimada.
Había pasado una semana desde que Jacob y William se habían marchado para entregar los suministros y todos habían comenzado a preocuparse.
El señor Henry les aseguró a todos que un caballo podría haberse quedado cojo o que la rueda de una carreta pudo haberse roto, así como cientos de cosas simples que podrían haber extendido el viaje. Todos esperaban que él estuviera en lo correcto.
Llovió con fuerza durante tres días más y aún no había noticias de Jacob.
Finalmente, la lluvia se detuvo durante la noche, y a la mañana siguiente estaba increíblemente brumosa. La niebla era tan espesa que era difícil ver cosas a tan sólo unos cuantos pies de distancia.
Jareth estaba ayudando a la señora Henry a traer leña a la casa, cuando se escuchó el sonido de cascos contra el suelo.
La señora Henry apretó la leña con más fuerza contra su cuerpo. "Pienso que alguien viene". Ella le sonrió a Jareth. "Tiene que ser Jacob. ¡EDGAR, ELIZABETH, THOMAS, SARAH, VENGAN AQUÍ¡JACOB HA REGRESADO!", gritó ella.
La puerta del pórtico se abrió de golpe y los cuatro salieron de la casa. Thomas ayudó a su padre a andar con dificultad encabezando el grupo reunido cerca del camino de tierra para darle la bienvenida a Jacob a casa.
Pareció una eternidad para que el sonido del caballo se acercara más.
El caballo de Jacob, 'Flame', apareció a través de la espesa niebla, pero Jacob no estaba en su lomo. En cambio, se sentaba sobre el caballo bayo un hombre joven que el señor Henry reconoció como Allen Morton.
El cabello oscuro de Allen, su piel y sus ropas estaban empapados en sangre.
La señora Henry jadeó y dejó caer la leña que estaba sosteniendo. Ella vaciló inestablemente sobre sus pies cuando notó el cuerpo laxo que colgaba sobre el frente de la montura.
"No... no...", ella comenzó a decir.
Los ojos de Jareth se dilataron y sintió que Sarah apretaba su brazo con fuerza. Él también dejó que la madera que sostenía cayera al suelo.
Un silencio cayó sobre el grupo hasta que Allen comenzó a hablar. Las lágrimas cayeron por el rostro del hombre. "Nosotros ni siquiera sabíamos que ellos estaban en el bosque... por todas partes... no pudimos hacer nada...". Él agachó la cabeza y comenzó a sollozar como un niño.
Los ojos de Sarah se llenaron de lágrimas y se cubrió la boca con la mano.
El señor Henry cojeó hasta 'Flame'. Allen aun estaba sollozando, con la cara hundida en las manos. Thomas estaba parado muy quieto, y no pareció moverse cuando su padre le hizo gestos como para que se le uniera.
Jareth hizo un movimiento para ayudar al señor Henry, pero el hombre más viejo negó con la cabeza y le hizo gestos otra vez a Thomas.
Unos minutos después, Thomas se reunió con su padre. A causa de la herida del señor Henry y la falta de fuerza de Thomas, fue una lucha el bajar el cuerpo hasta el suelo.
Jareth dejó el lado de Sarah y los ayudó a completar la horrible tarea. Cuando terminaron, él regresó junto a Sarah.
La señora Henry y Elizabeth comenzaron a gimotear cuando vieron a Jacob yaciendo enfrente de ellas. Ellas se sostuvieron una a la otra mientras lloraban.
Sarah miraba fijamente con incredulidad y seguía negando con la cabeza.
Finalmente, incapaz de mirar más esa vista espantosa, ella enterró la cara en el cuello de Jareth y dejó escapar horribles y ruidosos sollozos.
Jareth la apretó con fuerza contra él, incapaz de quitar la vista del cuerpo que yacía en el suelo apenas a unas pocas yardas delante de él.
Al mirar a Jacob era muy obvio que había sido torturado bastante y que, finalmente, le habían disparado en el pecho.
Jareth observó cuando Thomas bajó la cara hasta sus manos y comenzó a llorar, el choque cruel de la realidad finalmente se abatía sobre él.
El señor Henry, normalmente un hombre muy fuerte emocionalmente, alguien que ya había pasado por una guerra, cayó al suelo desmañadamente junto al cadáver de su hijo y comenzó a sollozar silenciosamente.
Jareth apartó la mirada incapaz de presenciar nada más. Él apoyó el mentón contra la cabeza de Sarah y la abrazó mientras ella lloraba. El sentir su cuerpo contra el suyo le ayudaba a enfrentar el sentimiento de entumecimiento que se expandía a través de él.
Jareth no sabia cómo o por qué esto había pasado... excepto que Jacob estaba muerto.
Continuará...
