- (V) -

Mulder había llegado tarde a la oficina ese día. Tuvo que pasar por el banco a recoger una chequera y se distrajo en el camino cuando recibió una llamada de Frohike. Le había pedido acercarse a la guarida para mostrarle lo último que habían averiguado acerca de la bomba del edificio Federal de Oklahoma City; lo último, si es que a caso a "una eternidad después" se le puede llamar información fresca.

Aun estando con los muchachos, la mente de Mulder no podía separarse de Scully; incluso cuando le mostraron la edición especial de la Penthouse. Decidió que no sería una buena opción contarles y se marchó sin muchas explicaciones.

Al llegar a la oficina, ya Scully había empezado a trabajar en el papeleo que tenían atrasado desde hace más de dos semanas. Él se quitó su chaqueta y la colgó; silenciosamente avanzó hasta su escritorio. Scully parecía estar muy inmersa en el papeleo para notar que había llegado, ¿o sería que estaba molesta con él? Mulder se sentó en su silla y la observó.

Scully ya se había percatado de su presencia, solo que no podía atreverse a pronunciar palabra porque le parecía que comenzaría a llorar en cualquier momento. Ya había tenido que retocar su maquillaje en el carro dos veces, otra retocada sería más que ridícula.

Respiró profundo y continuó escribiendo en su computadora, o pretendía hacerlo; de hecho estaba segura que cualquier cosa que hubiese escrito luego de la aparición de Mulder, seguramente no tendría ninguna coherencia.

"Scully... ¿sucede algo?" La voz de Mulder la sorprendió, sacándola de su reflexión. "¿Estas bien?"

La preocupación en su voz era genuina, ella no lo podía negar, después de todo, ella lo había ignorado, tratando de ocultar su nerviosismo y su inseguridad... pero ¿por qué estar insegura? 'Este es Mulder, tu compañero por los últimos 5 años, la primera y la última persona a la que le hablas en tu día.' Pensó.

"Si... solo estaba muy concentrada en este informe..." Scully trató de ocultar sus nervios no dirigiéndole la mirada.

"Pareces estar en otro planeta... si te vas de turismo por lo menos avísame" Bromeó Mulder tratando de encontrar la mirada esquiva de Scully. "¿Ya tienes planes para el almuerzo? Hoy es viernes, yo invito..." Mulder trató de extraerle quirúrgicamente las palabras a su renuente compañera.

"En realidad no tengo mucha hambre, pero gracias de todas formas" Scully continuó revisando sus papeles y escribiendo.

Mulder se estaba empezando a preocupar, definitivamente lo estaba evitando. Él creyó que como siempre, luego de cualquier tormenta, la calma entre ellos siempre venía rápida, aunque no sin dolor.

"¿Seguro?" La miró con una de sus expresiones de persuasión patentadas marca 'Fox Mulder'. "Hoy tenía pensado algo más que una hamburguesa del comedor..."

"No quiero que compres mi perdón, Mulder" Las palabras salieron de un lugar en la mente de Scully que ni ella misma sabía que existía. Inmediatamente se arrepintió de haberlas pronunciado al ver la expresión en el rostro de Mulder. 'Bravo, Dana. Así vas a atrapar muchas moscas...' se dijo a sí misma.

"Esta bien, como tu quieras" Dijo Mulder, recostándose en su silla. Su rostro mostraba algo de incomprensión y decepción. Scully lo podía ver, sus intenciones habían sido limpias y sinceras.

'¿En qué estoy pensando? Es la ocasión perfecta, fuera de la oficina...' Scully se pateó mentalmente, pasaron algunos minutos, dejó de escribir y se volteó para ver a Mulder concentrado en los lápices que colgaban del techo.

"Pensándolo bien, Mulder" Scully se acercó al escritorio. "Creo que si deberíamos ir, nos vendría bien algo de aire" Y con esto caminó hacia el perchero y se colocó su chaqueta. Mulder la veía atónito, no podía creer el cambio de humor tan repentino.

"O.K..." Se levantó de su silla y tomó su chaqueta mientras Scully se adelantó a llamar el ascensor, él cerró la puerta y se encaminó hacia ella.

Mulder y Scully entraron en el pintoresco "Pesto Ristorante", un pequeño restaurante familiar en la avenida Connecticut, a unas 3 millas del edificio Hoover. Una muchacha bronceada y de cabellos oscuros les dio el menú y los llevó hasta una mesa cercana, al lado de una ventana que filtraba el sol y mostraba el jardín interno del restaurante.

Mulder, cortésmente, ayudó a Scully a sentarse; ella no había pronunciado muchas palabras desde que dejaron el sótano de su oficina, más allá de preguntar cuál era el lugar al cual se dirigían. Inmediatamente llegó un regordete mesonero que a claras luces le costaba algo hablar en otro idioma que no fuese italiano.

"Bon Giorno" Dijo alegremente "Bienvenute a Pesto Ristorante, Io so su mesonero. ¿Puedo tomar sua orden?"

Scully ojeó rápidamente el menú, sin poder decidirse. Mulder se le adelantó en sus pensamientos.

"Scully, estoy de humor para una buena comida... así que pide lo que quieras..." Dijo Mulder guiñando el ojo.

"Por más que quiera, Mulder; no tenemos tanto tiempo..." Replicó Scully.

"¿Quién nos estará esperando? No es como que somos los más solicitados..." Dijo Mulder inclinándose hacia ella.

"Si me permite Siñorina, le recomiendo il Pomodoro e Mozzarella" Dijo el amable mesonero. "Es solo un tomato y mozzarella con un poquito de orégano y aceite de oliva. Muy bueno" Agregó el mesonero haciendo un gesto de exquisitez con sus dedos cerca de sus labios.

Scully lucía algo divertida con la actitud del mesonero. Mulder se alegró de ver el cambio en la actitud de su compañera, que había estado algo desconectada con sus intenciones; hacerla olvidar los malos ratos y los errores que había cometido, y aunque sabía que un almuerzo no iba a lograr absolutamente nada en ese campo, por lo menos haría más cordial su discusión.

"Pero esa es solo la entrada..." Dijo Scully "¿Queremos algo más, Mulder?"

"Eh... si, yo voy a querer..." comenzó Mulder tratando de esconder el hecho de que había estado perdido en sus pensamientos. "Yo voy a querer el pollo... El Petto di..." Mulder luchaba por pronunciar las palabras.

"Il Petto di Pollo Ripieno" Completó el mesonero con una sonrisa. "Piechuga de pollo con relleno de... choritzo. Buena elección siñiore... y ¿la siñorina?"

Scully dudo en ordenar otro plato aparte de la ensalada, pero sabía que lo querría cuando tuviese que pasar media hora observando a Mulder, mientras se atragantaba una cantidad importante de grasa que iría a parar directo a sus arterias.

"Yo, bueno, tráigame el Fetuchini" Se decidió Scully.

"Il Fettuchine Gamberi e Carciofi, para la siñorina" Anotó el mesonero en su pequeña libreta. "¿Les interesaría la carta de vino?"

"Sorpréndenos" dijo Mulder sonriendo para deshacerse por fin del mesonero. El mesonero le devolvió con una sonrisa y partió a llevar la orden.

Scully miraba sorprendida a Mulder. Esto era mucho más esplendor del que ella esperaba, mucho para un almuerzo cualquiera, mucho para ellos, para lo que estaba acostumbrada. No podía sacar de su mente que si él se proponía algo con esto, ella también tenía su propósito... solo que no sabía el momento en el cual sus palabras no lo harían atragantarse a medio bocado.

"Es muy apacible aquí, ¿verdad?" Mulder interrumpió su reflexión. "Lo vi una vez, cuando iba camino a casa, me pareció un lugar perfecto para salir de la rutina..."

Scully lo miró algo confundida y luego evitó la mirada inquisidora de Mulder, desviando su mirada hacia la ventana. Afuera, un bello jardín de hierbas y flores rodeaban otras mesas que estaban ocupadas por algunas parejas y grupos de amigas que charlaban y reían, adentro solo se escuchaban algunas notas tranquilas de un saxo y el quieto conversar de algunos comensales. Momentos pasaron en silencio y Scully seguía sin pronunciar palabra, tenía que traer el tema a colación de alguna manera, solo que no sabía cuál.

"Scully, yo se que no me querrás hablar mucho..." Comenzó Mulder atrayendo la atención de Scully una vez más. "Pero debes saber que yo no dejo de culparme por cualquiera de las cosas que te han pasado desde que estas conmigo, en esta persecución tan..." El tono serio de Mulder le dijo a Scully que quizás había desestimado las intenciones de esta comida. Ella quiso interrumpir, pero él levanto su mano para que le dejara proseguir.

"Yo se que me vas a decir que tu estas conmigo porque quieres y que nadie te está obligando" Mulder bajó su mirada y examinó sus manos sobre la mesa. "Pero eso no me hace sentir menos responsable por cada una de las cosas que has tenido que atravesar en estos siete años."

"No debes sentirte culpable, en esto estamos los dos" Dijo Scully sonriendo e inclinándose y tomando una de las manos de su compañero entre las suyas. Mulder levanto la mirada y le regaló una tímida sonrisa. "como en todo..." Mulder no supo entender la última frase de Scully.

"Mulder, no se siquiera cómo comenzar a contarte esto," Mulder le dirigió una mirada interrogante a Scully. "pero mi doctor ya me ha dado respuesta..."

"¿Es por esto que estás actuando de esta manera el día de hoy?" Preguntó Mulder.

"En parte..." Continuó ella, volviendo su mirada una vez más al jardín y luego a sus manos. "Solo en parte. Es solo que hay cosas muy complicadas en esto, mucho más de lo que imaginé."

"Tener un hijo nunca es fácil, nadie lo ha dicho" Agregó Mulder con un tono sabio que ni él mismo supo de dónde salió.

En ese momento llegó el mesonero con una botella de vino blanco que les mostró antes de abrirlo. Los movimientos casi caricaturescos de este personaje le divertían mucho a Scully, que lo miraba atenta mientras él trataba de descorchar la botella. Lográndolo, vertió el líquido en las copas que ya había colocado en la mesa y dejó el vino en un recipiente con hielo, para volver rápidamente con la ensalada que habían ordenado.

"Sus platos fuertes estarán aquí pronto" Dijo retirándose rápidamente.

"A ver" Mulder tomó una de las copas y la levanto para hacer un brindis. "¿Por quien debemos brindar?"

"Por sobrevivir..." Dijo Scully con un aire algo melancólico y levantando su copa un poco más, brindaron y ella sorbió algo del líquido, al igual que Mulder.

"Entonces..." Dijo Mulder continuando con la conversación ya comenzada. "Debo asumir que tu doctor te dio esperanzas en cuanto a la posibilidad de tener un hijo..."

"Sí" Dijo Scully asintiendo con la cabeza. "Y debo admitir que me tomo por sorpresa." Mulder no pudo evitar observarla con cierta melancolía.

"Después de todos estos años, de tantos exámenes, de tantas decepciones, de Emily..." su voz se quebró un poco al recordar el rostro de la dulce niña que tuvo entre sus brazos. "... esto era lo menos que me esperaba." Mulder la siguió observando mientras tomaba un tomate con queso y le dio una mordida.

"No me mal entiendas, Mulder," Continuó Scully después de tomar un poco de la ensalada. "pero la verdad es que aunque me enfrente al hecho de que me lo habías ocultado, yo no guardaba muchas esperanzas... quizás parte de mi me estaba diciendo que esto no se daría..." Mulder bajo la mirada y trató de no enfrentar lo que creía venir.

En ese momento apareció el mesonero con la bandeja que llevaba sus platos. Le sirvió a cada uno y deseándoles buen apetito, se retiro. El restaurante estaba cada vez más lleno de gente y el bullicio iba creciendo. Scully no sabía si con tanta gente a su alrededor iba a tener el valor de continuar.

En silencio, los dos comenzaron a comer, eventualmente compartiendo miradas y alabando la comida. Había pasado el momento, eso era lo que percibían los dos. 'Pronto habrá otro momento' Pensó Scully mientras tomaba otro sorbo de vino. Ambos estaban cómodos con el estado en que habían caído, meditando acerca de lo que había transpirado entre ellos en los últimos momentos. Cuando ambos hubieron terminado, y los platos fueron retirados, Mulder tomó a Scully de la mano, parecía uno de esos momentos interminables que tanto habían llenado sus vidas.

"Nuestra conversación está incompleta" Dijo Mulder seriamente "¿Quieres ir a caminar un rato? ¿Terminar nuestra conversación?" Scully asintió y dejando el dinero por la comida y una buena propina, salieron despidiéndose de la anfitriona.

Ambos caminaban lado a lado por la acera, que estaba algo congestionada para ser el final de la hora del almuerzo; cerca había algunas personas conversando sentadas en los bancos a lo largo de la calle y el sol seguía bañando cada uno de sus rostros.

Ninguno de los dos pronunció palabra por un buen tiempo, hasta que al mismo tiempo trataron de comenzar, pero Mulder le indicó a Scully que continuara. Ella respiró profundamente y aminoró el paso.

"El Dr. Parenti ya analizó la muestra..." Comenzó Scully, su voz cada vez más baja. "y pues,... determinó que es viable" Mulder la miró interesado. "De hecho, me dijo que debemos empezar inmediatamente." Continuó sorprendiéndolo; él había albergado la posibilidad, pero nunca había evaluado su proximidad.

"Solo quedan afinar unos detalles de importancia antes de llevar a cabo la intervención" Dijo Scully tras tratar de aclararse la garganta y detener su paso. Mulder se detuvo y se acercó a ella lentamente.

"¿Y cuáles son esos detalles?" Él estaba intrigado por su expresión. Su rostro era aquel de una niña a punto de rogar.

"Es mejor que nos sentemos" Scully se acercó a uno de los bancos y le hizo señas a Mulder para que la siguiera. Se sentó a su lado esperando que ella continuara, la anticipación de las palabras de Scully lo tenía en el borde del asiento.

"Tu has estado allí en las buenas y en las malas; en realidad, en las terribles..." Continuó, su voz claramente afectada. "Por todo lo que hemos pasado, por todo lo que hemos vivido, aunque no lo digamos, pienso que somos mucho más que amigos, que mejores amigos, mucho más que simples compañeros." Bajó la mirada y suspiró una vez más, conteniendo un poco las lágrimas; Él solo pudo observarla, analizando cada una de sus maneras y gestos. "Por ti estoy en este mundo,...no podría haber sido diferente." Mulder tomó su mano, invitándola a continuar y ella volvió su rostro, enjugándose las lágrimas que amenazaron con salir.

"Dios, no se como decir esto...," Levantó la mirada hacia el cielo. "Para hacer el..., para lograr... embarazarme, voy a necesitar... esta otra... cosa" Scully no sabía a donde se había ido su terminología médica.

"Y lo he pensado, toda la mañana, considerando las opciones," Scully bajó la mirada y examinó la palma de sus manos. "y no quiero escoger a alguien que ni siquiera conozco, escogido de una especie de vidriera... no me parece correcto. Esta persona tiene que ser alguien real, con sus fallas y sus virtudes, con espíritu y con corazón..." Mulder no sabía a donde se quería llegar, pero la dejó hablar. Ella dejó salir un respiro profundo y continuó.

"En realidad, no se de dónde estoy sacando el valor para lo que voy a pedirte, pero..." Dijo levantando su mirada suplicante y enfrentándolo. "¿Mulder, podrías ser tú esa "persona"?"

Mulder no cabía en su asombro. De todas las conversaciones que había sostenido con Scully, esta sobrepasaba los límites del shock. Pasó una mano por su cabello y se recostó en el espaldar del banco, mientras Scully lo miraba.

"¿Yo?" Preguntó Mulder levantando sus cejas, aún sin asimilar las palabras de Scully. "¿Me estas pidiendo que yo sea el padre de tu... bebé?" Continuó Mulder, tratando de escoger sus palabras cuidadosamente. Las implicaciones de su petición podrían ser y significar tanto, pero no quería adelantarse a ninguna conclusión.

"¿A quién más podría pedírselo?" Scully tomó sus manos y le miró a los ojos con sus ojos inundados de lágrimas. Esto era lo que ella había deseado por tanto tiempo; un chance que se le había regalado y que ahora se había convertido en la posibilidad de ser la oportunidad de ambos. Todo le daba vueltas en la cabeza, eran demasiadas las consideraciones que tomar en cuenta.

"Mulder, no podría pensar en nadie más, nadie." Scully se acercó a él y le puso su mano en el brazo. "Yo sé que es algo muy difícil, que nunca imaginarías venir de mi, pero... esta es mi última oportunidad, mi único chance de completar y recuperar algo que no me fue permitido disfrutar." Mulder aun no salía de su asombro y no pudo sino tratar de entender la plegaria silenciosa que Scully hacía con su mirada. "Tú más que nadie sabes todo lo que significa para mí este descubrimiento..."

"Scully, esto no debe ser una decisión tomada a la ligera" Ella asintió con la cabeza y Mulder se acercó aun más a ella, buscando su mirada. "¿Pero, puedo considerarlo? ¿Meditarlo antes de darte alguna respuesta?" Dijo Mulder mirándola fijamente a los ojos y tratando de no herir susceptibilidades.

"Claro" Scully se aclaró la garganta y esbozando una pequeña sonrisa. "Claro que si,... no es como que te estoy pidiendo que me prestes tu copia de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo..." Dijo Scully tratando de suavizar el ambiente, lo cual hizo que Mulder soltara una pequeña carcajada.

"Prometo pensarlo muy bien" Dijo él dirigiéndole la mejor sonrisa que podía darle sin revelar lo nervioso que estaba. Scully asintió con la cabeza y se levantó, haciéndole señas de que ya era hora de irse, lo tomo de la mano y lo ayudó a levantarse. Mulder no soltó su mano y ambos caminaron despacio, mirándose eventualmente, sin pronunciar palabra hasta el auto.

La tarde avanzó sin ninguna novedad más que la incomodidad que había ido creciendo entre ambos. Ninguno se atrevía a dirigir la palabra al otro sin que se mencionara lo que había transpirado al mediodía.

Scully había logrado concentrarse vagamente en los cálculos que debía entregar en la oficina de Administración y Finanzas al final de la tarde, pero no podía dejar de pensar en las miles de posibilidades, y en Mulder.

Mulder no podía dejar de observarla, tratando siempre que ella no se diera cuenta. No podía creerlo; iba más allá de su comprensión... Scully, esa maravillosa mujer sentada al otro lado de la oficina, había confiado en él, en Spooky Mulder para tan importante evento. Era cómo si hubiese sido el primer escogido para el equipo de Basketball de la preparatoria. Lo había escogido a él, a él.

En medio de largos suspiros, pudo concentrarse casi al final de la tarde, tanto que casi no se percató cuando Scully le informó que ya había terminado con el informe y que lo llevaría al despacho antes de irse a su casa. Miró su reloj y se levantó del escritorio.

"Seguiré tus pasos..." Scully lo miró extrañada, no era usual que Mulder se despidiera del sótano tan temprano, pero después de todo este no había sido un día usual para Mulder. Al ver la expresión en el rostro de ella, le dirigió una sonrisa algo picara. "Siempre puedo venir mañana a matar algo de tiempo..."

Scully negó con la cabeza, desaprobando los planes de Mulder y salió de la oficina, mientras Mulder se encargó de apagar las luces y cerrar la puerta. Su caminar se hizo más lento para dejar que ella se adelantara y le permitiera comenzar a concentrarse en una de las decisiones más importantes de su vida: perpetuar o claudicar.

Scully llegó a su apartamento y tiró su chaqueta en el espaldar del sofá. Estaba cansada y fue despojándose de su ropa hasta llegar a su cuarto y tirarla toda en la cesta. Pensó que le vendría bien un baño de espuma, pero estaba tan cansada que se quedaría dormida dentro de la tina. Justo en el momento que se comenzó a cepillar los dientes, comenzó a sonar el teléfono.

"Scully" Balbuceó tratando de ocultar el hecho de que tenía su boca llena de pasta dental.

"Dana, es tu madre" La voz de Maggie se escuchaba algo dudosa. "¿He llamado en un mal momento? Puedo llamar después..."

"No, Mamá, está bien solo dame un segundo" Scully enjuagó su boca y volvió al teléfono. "OK, hola... ¿sucede algo?"

"¿Por qué ha de suceder algo?" Preguntó su madre algo extrañada. "Es solo que no me has llamado en un buen tiempo y como estoy planeando irme a San Diego por unas semanas, pensé que sería bueno saber en lo que andas..." Scully frunció el ceño, y suspiro.

"Bueno, Mamá; en realidad no mucho" Scully no podía enfrentar a su madre con tales noticias. "Lo mismo de siempre, muy ajetreados..."

"¿Puedes creer que tu sobrino ya tenga casi 5 meses?" Continuó la Sra. Scully. "Pareciera que fue ayer que estábamos todos esperando..." Se detuvo antes de mencionar cualquier tema que pudiese recordarle a Emily, pero ya era muy tarde, Scully lo tenía presente cada día de su vida.

"Si, mamá, el tiempo pasa muy rápido..." Dijo Scully con un tono algo triste, pero inmediatamente cambió su semblante a uno mucho más esperanzador. "Pero, así como pasa rápido, también trae muchas cosas buenas, te deja ver las cosas desde otra perspectiva..." Scully se quedó en silencio por un momento.

"Dana, ¿estas bien?" Preguntó su mamá, extrañada por el tono de sus palabras y por el momento de silencio que había llenado la conversación. "¿te pasa algo? Ya sabes lo que pienso acerca de tu hermetismo, hija... Si algo sucede, por favor cuéntamelo..." Le suplicó mientras Scully negaba con la cabeza.

No podía contarle a su madre, aun no. Tenía que esperar por lo menos que Mulder le respondiera, cuando sea que lo hiciera y aún así debía decidir cómo decirle a su madre; Dios sabía que si su padre estuviese vivo, desaprobaría totalmente su decisión.

"Mamá, no me pasa nada, solo estoy cansada" Mintió; sabía que este no era el momento preciso, pero no podía hacer más nada. "¿Cuándo te vas a San Diego?" Preguntó tratando de cambiar el tema.

La Sra. Scully suspiró algo exasperada. "Posiblemente sea la próxima semana," Informó asumiendo que su hija no le daría mucha más información. "todavía estoy recogiendo algunas cosas que le quiero llevar a Tara y al bebé"

"Bueno no te olvides de traerme fotos..." Agregó Scully.

"Claro, ¿Quieres que me detenga por tu apartamento antes de irme?" Preguntó la Sra. Scully.

"No, mamá. No hará falta" Scully sabía que su madre sabría inmediatamente que le ocultaba algo mucho más grande de lo que imaginaba y no estaba segura si sería capaz de ocultárselo por mucho más tiempo.

"Mamá, disculpa que no pueda seguir conversando, pero estoy muy cansada y quiero irme a la cama." Se excusó.

"Está bien, Dana. Hablaremos cuando estés más dispuesta." El tono de voz de Maggie Scully lo decía todo. Ella no había creído que su hija estuviese del todo bien. "Te amo, hija."

"Yo también, mamá" Scully colgó el teléfono y dejando salir un suspiro, se metió en su cama, tratando de concebir el sueño.

Duffy Haskell se encontraba en el laboratorio clandestino que se había transformado en su hogar desde hace un año. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior y cómo eso cambiaría todo lo que habían experimentado hasta el momento. Todas las pruebas que habían realizado confirmaban que este sería el comienzo de una nueva etapa para su trabajo.

Desde el momento en que fue contactado por el Dr. Lev, si vida cambió para siempre; había conseguido penetrar en lo que lo llevaría a realizar sus experimentos en clonación, pero nunca se había esperado llegar tan lejos, nunca a tal grado de degeneración. Todas las cosas son relativas, después de todo, era clonación lo que estaba buscando, sin importar cuales fueran las combinaciones.

Muchos embriones habían pasado por sus manos, en busca de las células madre que le ayudarían a desarrollar aun mejor sus cálculos hacia la perfección, pero los intentos fallidos eran demasiados y los jefes, exigentes. Todos los días se despertaba creyendo que ese sería su último, pero aunque no había logrado descifrar qué era lo que no estaba funcionando, su colaboración en el trabajo sucio, le había asegurado su supervivencia por algunos cuantos meses.

Los nuevos jefes eran de todo menos confiables, pero ahora no había marcha atrás. Ahora solo era parte de un gran escenario, en donde él solo era una pequeña abeja obrera.

Se colocó unos guantes de látex y se acercó a uno de los refrigeradores. Deslizó la puerta y sacó cuidadosamente un pequeño feto conservado criogénicamente, el cual colocó dentro de un estabilizador de temperatura para continuar con su experimento, pero fue interrumpido por la presencia de hombre a su lado.

"¿Jugando otra vez, Haskell?" Dr. Lev estaba a su lado observando los procedimientos que se llevaban a cabo en el laboratorio a cargo de Haskell y sus ayudantes.

"No" Dijo el sorprendido Haskell, "Solo estaba preparando otra ronda. ¿Has recibido noticias?" Preguntó continuando con sus maniobras.

"Aun no, pero no creo que tome mucho tiempo, así que mejor estén preparados." Lev admiró los alrededores. "En cualquier momento podríamos comenzar con la operación." Devolvió la vista a Haskell, quien estaba colocando unas muestras grisáceas en contenedores de peltre.

"A veces quisiera saber qué es lo perseguimos, ¿cómo sabemos que no estamos detrás de otra mentira?" reflexionó Haskell.

"Una de las condiciones que tiene este trabajo es que no se hacen preguntas, pero si debes saber, una vez que este experimento tenga éxito, ya no tendrás que seguir ensuciándote las manos," Destacó Lev señalando la manipulación de Haskell en el microscopio. "porque habremos encontrado la perfección, o por lo menos el mapa a ella."

"Si, el perfecto clon de Humano y Extraterrestre, ya lo se" Dijo Haskell, frustrado. "Lo que no entiendo es porqué éste, ¿Por qué no otro? ¿Qué lo hace tan especial?" Haskell abandonó lo que había estado haciendo para mirar a Lev a los ojos.

"He estado siguiendo instrucciones, fingiendo que entiendo las razones," Continuó con un tono cansado. "pero la verdad es que solo he estado repitiendo como un casete todo lo que me han ordenado que crea." Los dos hombres se desafiaron con sus miradas.

"La verdad sea dicha, Duffy" Confesó Lev. "La certeza solo la tendremos una vez que hayamos experimentado con todos lo elementos. Solo "él" sabe acerca de certeza,... solo él. El procedimiento debe ser realizado bajo las recomendaciones dadas..."

En un escritorio cercano, Lizzie escuchaba sigilosamente la conversación entre los dos hombres; en su rostro se reflejaba la ansiedad que le provocaba el tema. Respiró profundo para tratar de tranquilizarse, pero la voz a su lado la sorprendió tanto que casi la hizo gritar.

"Srta. Gill, no debería espiar." Dijo Spender, quien estaba a su lado, mirándola fijamente. "¿No sabe Usted que estamos en un ambiente de plena confianza?" Lizzie lo miró con una expresión entre terror y sorpresa, mientras él la tomó de un brazo y se levantaron.