- VIII -

Mulder volvió de su reunión con Skinner más tarde de lo que él mismo esperaba. Se habían pasado la hora del almuerzo discutiendo acerca de las aproximaciones que Mulder le había dado a algunos casos y de los consejos del Director Adjunto de cómo dejar de ser tan paranoico; en realidad le extrañó que le hubiese dedicado tanto tiempo.

Salió del ascensor y caminó hasta la puerta de la oficina, esperando escuchar el rápido tecleo de Scully en la computadora o el ruido del manejo de papeles, pero se equivocó; todo estaba silencioso. Entró a la oficina y no la encontró.

'Seguramente se fue a almorzar' Pensó mientras se sentaba en la silla de su escritorio, pero luego encontró una nota pegada de su pelota de básquet.

Me llamaron del Dr. No te quise sacar de tu reunión. Disculpa que no te haya esperado. Scully

Mulder se reclinó en su silla, en su rostro había algo de desilusión. Él quería acompañarla en esto; 'Quizás no hagan el procedimiento hoy, quizás' se dijo a sí mismo, pero algo le decía muy adentro que sucedería. Considerando que probablemente Scully tardaría horas sino el resto del día en el consultorio, tomó las llaves de su auto y se dispuso a ir rápido por algo de comer.

Scully estaba acostada en la camilla del pequeño quirófano del grupo médico Parenti. Vestía una bata blanca y su cabello estaba recogido en un pequeño moño improvisado y cubierto con un gorro. Las dos enfermeras a su alrededor estaban preparándose y afinando los instrumentos para comenzar la intervención en ella.

No podía evitar estar nerviosa; el Dr. Parenti le había explicado después de examinarla y revisar los análisis que le había realizado en los días anteriores que el momento era perfecto para comenzar a tratarla.

Scully no estaba tan convencida y sintió que debía haberle avisado a Mulder, pero lo había intentado y su celular seguía siendo contestado por la bendita operadora. Respiró profundamente y trató de relajarse lo más que pudo.

Parenti entró en el lugar vestido adecuadamente para el procedimiento que iba a realizar en Scully, y se acercó a ella, chequeando que todo estuviese en orden. Una enfermera morena le terminó de colocar la mascarilla y se la ató en la parte de atrás de la cabeza.

"¿Está bien, Srta. Scully?" Preguntó observándola nerviosa.

"Si" Dijo ella tratando de aclararse la garganta y de contener el temblor que la embargaba, quizás por la temperatura gélida de la habitación o por la anticipación; por un momento maldijo lo delgadas que eran esas batas quirúrgicas.

"Es solo que no me había adecuado a la idea de que también tendrían que efectuar cirugía para reparar los tejidos." Parenti asintió con la cabeza e indicó a la enfermera que comenzara con el goteo de la anestesia.

"No se preocupe" En sus ojos pudo leer una sonrisa tranquilizadora. "Solo será cirugía menor, nada trascendental. Ni siquiera alterará el proceso de implantación del embrión." Ella le esbozó una débil sonrisa.

"Ahora la sedaremos para comenzar. Cuando regrese con nosotros, quizás todo será distinto..." Scully suspiró y, mientras observaba el goteo intravenoso, fue quedándose profundamente dormida.

Brenda, quien había entrado al quirófano, ayudó a Parenti a ponerse los guantes. Ella lo miró desaprobante, pero él pareció no importarle la postura que ella pudiera tener ante lo que estaban a punto de hacer; a ciencia cierta ella no sospechaba ni siquiera la mitad de los eventos que desencadenaría el solo hecho de tener éxito en Scully ese día.

Las enfermeras ubicaron correctamente la luz de la mesa y descubrieron parte del abdomen de Scully, quien dormía profundamente, ignorante de todo lo que iba a suceder a continuación. De momento, la puerta interna del quirófano se abrió para dejar pasar al Dr. Lev, ataviado con el traje de faena y quien también se había preparado para la cirugía.

"Comencemos" Dijo Lev acercándose a Parenti, quien tomó un pequeño bisturí de láser comenzó a hacer la incisión en la blanca piel del vientre de Scully.

Mulder volvió a la oficina esperando encontrar a Scully, pero no fue así. Ya se lo esperaba, pero albergaba el chance de que ella hubiese regresado. Se quitó la chaqueta, la colgó en el perchero y se arremangó la camisa.

No sabía que hacer; Dios sabía que no era como que no había nada en qué ocupar su tiempo, como papeleo, lecturas atrasadas, llamadas que devolver, solo es que no sabía por donde empezar. Su mente estaba en blanco, totalmente en blanco... bueno tan embargada por un solo pensamiento que no lo dejaba concentrarse en más nada, ni siquiera en el mismo pensamiento de por sí.

Tomó su pelota de básquet y encendió la radio. 'Algo de ruido ayudará' Pensó resignándose a que ella no volvería por el día. Comenzó a caminar en círculos rebotando su pelota, el estruendoso sonido del plástico golpeando el piso de linóleo acallando sus ganas de gritar por un buen rato, sus desesperadas ganas de pulsar el botón de 'Stop' inexistente y que pudiera tomar la rienda de la situación.

"Todo está pasando muy rápido" Se dijo a sí mismo, pero nada cambió. En la radio, era la hora de relajación; piezas de música clásica inundaban el sótano sin que pudiesen desestresar ni un poco a Mulder, más bien poniéndolo de un humor nostálgico que lo deprimió de momento.

Se sentó en su silla y se restregó su rostro tratando aclarar sus pensamientos, tratando de despertar sus sentidos que estaban algo adormecidos. No tenía ningún tipo de concentración y eso lo molestaba; quería distraerse pero por más que trataba, el tema recurría y recurría.

Miró a su alrededor y a las luces opacas del techo, tomó su contenedor de lápices y les afiló las puntas y comenzó a arrojarlos hacia el cielo raso, algunos de los "dardos" cayendo al no poder aferrarse bien al material y algunas veces golpeando a Mulder en su prominente nariz.

Se cansó y soltando un frustrado resoplido se recostó sobre el escritorio, observando los papeles que reposaban allí desde muy cerca, como toda una nueva perspectiva; cerró los ojos y trató de calmarse.

Esta vez la música si estaba cumpliendo su función; las notas fueron brindando un suave masaje a sus irritadas neuronas y pronto se encontró en un estado de relajación bastante profundo que casi había hecho que se quedara dormido, pero se incorporó y vio su reloj.

'¿Ya son las cinco?' Se sorprendió. Se estiró y apagando el radio y todas las luces de la oficina, se sintió extraño dejándola a aquellas horas, que para él en otra oportunidad habrían significado solo la mitad del día. Le esperaba ahora el embotellamiento característico del momento.

Parenti salió del quirófano acompañado por Lev. El último lucía satisfechos por su labor.

"Sinceramente, no creo que hayan complicaciones, pero no me arrepiento de haber tomado la sugerencia de Lizzie." Confesó Lev a Parenti que no lucía tan tranquilo. "Ahora solo toca esperar, pero le estoy apostando más a la solución práctica en lugar del metódico fastidio de Spender." Parenti abrió los ojos como dos platos y Lev se percató de su error; no debía mencionar nunca ese nombre en lugares no seguros, como esta clínica. Se detuvo en el pasillo y miró hacia el piso, examinando sus zapatos.

"Esperemos que todo salga bien" Comentó Parenti, con un aire de algo de culpabilidad. "No podemos admitir errores en estas situaciones" Lev asintió con la cabeza e iba a responderle cuando Brenda se les acercó.

"¿Puedo hablar con usted un momento, Dr. Parenti?" Pidió ella en un tono de voz algo instigante.

"Claro, ¿Qué se te ofrece, Brenda?" Ella lo tomó del brazo levemente y ladeó su cabeza.

"Preferiría que fuese en privado, si no le molesta" Él asintió con la cabeza y aclaró su garganta, mientras le señalaba hacia su despacho. Lev se quedó en el pasillo fingiendo no interés, pero en el momento en que entraron a la oficina, se acercó a la puerta para oír la conversación.

Parenti pasó seguro a la puerta y Brenda, quien le daba la espalda y estaba claramente molesta, se dio media vuelta y lo miró duramente a los ojos. Parenti incómodo se sentó en el sillón y arrugó la mascarilla y gorro que aun tenia en sus manos.

"Yo no sé que estas haciendo, pero no me gusta para nada" Dijo ella en un tono de voz bajo, pero bastante severo. "Lo que se le practicó a esa mujer no era lo que se le había informado a ella. ¿Qué te sucede? ¿Por qué estas haciendo este tipo de procedimientos de buenas a primeras?" Él se levantó de su asiento y se acercó a la mujer que estaba cruzada de brazos ante él.

"No lo entiendes ni lo entenderás nunca" Dijo con un tono de voz sombrío, pero triste. "Ya te he dicho que no te incumbas en esto. No lo soportarías, va más allá de lo que puedes comprender" Ella se molestó aun más y soltando los brazos, se alejó de Parenti.

"No me tomes por idiota, Richard; no me hace falta un doctorado en Física Quántica para saber que lo que haces está mal" Ella se dio vuelta y se asomó a la ventana de la oficina. "El mismo procedimiento fue completamente extraño y sin precedente. No entiendo por qué harías tales manipulaciones, mucho más un implante de ovarios y de embriones al mismo tiempo." Él se acercó a ella una vez más y colocó sus manos sobre sus hombros.

"A veces hay cosas que ni yo mismo se por qué las hago" La abrazó y colocó su rostro en el cuello de la mujer, hundiendo su nariz en la unión de sus hombros. "Solo debes saber que..." dijo levantando su rostro y volteándola hacia él, "...que lo que hago o dejo de hacer lo hago por protegerte" La miró a los ojos y ella bajó la mirada, como si no pudiera soportar la inquisición de la de él.

"Lo que sea que sea, yo te he sido fiel por tantos años, que no puedo creer que me ocultes algo tan importante que te tiene tan estresado y preocupado" Ella lo miró de nuevo esperando que él le confesara lo que guardaba, pero no lo hizo.

Alejándose de él, comenzó a irse hacia la puerta pero el la tomo del brazo y le dio un beso fuerte que ella rechazó al principio, pero luego se dejó llevar por el momento. Cuando se separaron y recobraron algo de aliento, ella desaprobó con la cabeza.

"No me vas a callar de esta manera, no más" y mirándolo desafiante a los ojos se dio media vuelta y salió de la oficina, tirando la puerta.

Lev había escuchado toda la conversación, incluyendo la asunción de lo que había transpirado en los instantes previos a la salida de la jefa de enfermeras. Abrió la puerta de uno de los cubículos cercanos y tomó su teléfono.

"Vamos, contesta" Dijo para si, como si el hecho de que lo pidiera hiciera que su solicitado cumpliera su petición.

"Estoy ocupado en este momento" Dijo la levemente exasperada voz del Fumador. "¿A qué se debe la interrupción? ¿Ya está completa la primera fase?" Lev asintió con la cabeza.

"Si, señor. Ya está completa." Aseguró Lev. "Pero aunque todo transcurrió sin alguna novedad de parte de la paciente, detalles menores han salido a relucir luego de la intervención" Lev tomó asiento en el sillón que estaba en el cubículo.

"¿Qué tipo de complicaciones? ¿No pudieron realizar alguno de los procedimientos o qué?" La voz de Spender sonaba tensa.

"No, señor. No se preocupe por eso." Lev trató de tranquilizarlo. "Yo mismo supervisé el implante, pero las complicaciones que hablo son más del tipo del cual usted debería ocuparse..." Lev escuchó el leve suspiro de la bocanada que había dejado salir Spender.

"¿Qué ha sucedido?" Preguntó algo más tranquilo.

"Se están formando algunas complicaciones con el personal de confianza del Dr. Parenti." Lev trató de encontrar las palabras indicadas. "Del tipo de complicaciones que llevan a errores mucho más lamentables." Lev hizo una mueca de desapruebo.

"Déjelo en mis manos. Ya me ocuparé" Spender admitió con facilidad. "Por el momento lo que nos atañe es el proyecto que estamos llevando. ¿Ya se encuentra en recuperación?" Lev aclaró su garganta y asintió.

"Si, solo estamos esperando a que despierte para que uno de nuestros enfermeros la lleve a su residencia." Lev se levantó acomodando su camisa y desechando la ropa de faena que traía puesta, dejándola en un montón en el piso.

"No." Dijo Spender resuelto. "Haga que llamen al agente Mulder. Que sea él el que la recoja." Lev no pudo adivinar las razones de esta petición.

"Usted sabrá lo que hace" Dijo saliendo del cubículo, y observando a Parenti que estaba firmando unas historias en el módulo cercano. "Me aseguraré de que así se cumpla." Terminó la llamada y se acercó a Parenti.

"¿Todo en orden?" Preguntó al rechoncho doctor.

"En lo que me concierne, si" Parenti firmó la última planilla y se dirigió a cambiarse. Lev se acercó a una de las enfermeras.

"Enfermera, por favor extraiga del historial de la paciente Scully el teléfono de su contacto... un tal Mulder" La enfermera buscó en la computadora los datos de Scully. Rápidamente, líneas de información estaban frente a sus ojos.

"¿Qué quiere que haga con este número, Doctor?" Preguntó la joven enfermera.

"Llámelo. Dígale que debe venir a recoger a la Srta. Scully, pues no estará en condiciones de conducir a su casa." Lev dejó a la enfermera un poco extrañada, mientras esta tomaba el teléfono y comenzaba a discar el número del teléfono celular de Mulder.

Eran las 7 p.m., la puerta del apartamento 42 se abrió y dejó entrar a Mulder, quien cargaba varios contenedores de comida china. Los depositó en la mesa y se disponía a buscar un tenedor cuando sonó el teléfono.

"Mulder" Dijo él casualmente.

"¿Señor Fox Mulder?" Dijo la voz de la joven.

"¿Si...?" Dijo dudoso Mulder ante la pregunta.

"Lo estamos llamando del Grupo Médico Parenti" El pulso de Mulder se aceleró ante las palabras de la joven, miles de pensamientos cruzaron su mente. "Hemos tratado de contactarlo, pero parece que su celular ha estado fuera de cobertura y ya hemos dejado varios mensajes en su contestadora..." Mulder observó el titilar de la máquina que indicaba que tenía 3 mensajes.

"¿Ha sucedido algo?" Dijo él, cortando la explicación de la mujer.

"No, no se preocupe, Sr. Mulder," Continuó la joven. "pero debe venir hasta la clínica para recoger a la Srta. Scully, ella no está en condiciones de manejar y aun no ha salido completamente de los sedantes." Mulder dejó salir un respiro aliviado.

"Voy para allá" Colgó el auricular sin despedirse y volvió a tomar las bolsas con los contenedores de comida y salió a toda prisa de su apartamento. En el ascensor, sacó sus llaves del carro y su celular, constatando que se había quedado sin batería. Dejó salir un resoplido que combinó con una leve mueca de frustración y salió del ascensor hacia la calle y su auto.

Lizzie Gill estaba en su hora de descanso en la especie de laboratorio en el que trabajaba. Estaba tomándose una sopa de lata que había calentado en la pequeña estufa del improvisado cuarto de descanso.

Había estado nerviosa toda la tarde; hoy le habían avisado que se llevaría a cabo lo que había estado deseando y planeando por tanto tiempo y, sin embargo, después de tanta anticipación, no podía evitar sentir emociones mezcladas.

Ya sabía que admitir que a veces se sentía mal con lo que hacía solo la metería en problemas; había visto cómo el Dr. Parenti ya se encaminaba por una vía poco recomendable. Ese hombre no tenía las agallas para estar mezclándose con gente de una agenda tan peligrosa, de hecho ella dudaba cada día si ella debería estar en esa agenda.

Ya la habían amenazado infinidad de veces, ya era casi parte de la rutina no mencionada de un día de trabajo, mientras menos preguntas hagas mejor y trabaja sin hacer réplicas; creyó que su sugerencia habría sido tomada como una desobediencia, pero se alivió al ver que había sido tomado en cuenta como una razón validada y estudiada con fundamento.

Ya hacía mucho tiempo que se había dado cuenta que aun cuando era una de las investigadoras más respetadas de esta asociación clandestina, el status no servía de nada; todos eran parte de una gran escala de planeamiento sin igual, hasta el muchacho de la limpieza podría estar vigilándola y ser él que pusiera la bala en el medio de la frente si no seguía las indicaciones que se le habían dado.

Duffy Haskell se acercó al lugar dejando a Lev en las mesas de trabajo, revisando algunos análisis; se sentó cerca de ella, observándola. Ella dejó su plato sobre la mesa y lo observó, esperando a lo que había venido a decirle.

"Parece ser que todo ha sido un éxito, Lizzie" Dijo Duffy. "Por lo que me ha contado el colega, no han sucedido complicaciones mayores con la aplicación de nuestra técnica" Lizzie asintió con la cabeza y suspiró aliviada.

"Me alegró" Dijo con una alegría falsa y forzada. "Ahora solo queda esperar ¿Verdad?" Duffy asintió con la cabeza y tomó el plato de sopa que había estado comiendo Lizzie, sorbiendo un poco con la cuchara.

"Ahora, Lizzie, solo queda rezar" sugirió Duffy mientras se comía lo que quedaba en el plato. Lizzie lo observó y luego dirigió su mirada a Lev que ya había comenzado a revisar los perfiles de las investigaciones del día.

"Rezar" Dijo ella con un aire algo melancólico. "Rezar es lo menos que merecemos cuando estamos jugando a ser Dios" Duffy levantó la vista y trató de analizar lo que había declarado su colega. Ella se levantó de la mesa y dejando las servilletas encima, salió del cuarto y a continuar con sus labores.

Mulder trató de abrir la puerta del apartamento de Scully mientras la tenía sostenida por debajo de los brazos, apoyada contra el marco de la entrada. La puerta se abrió y casi perdió el equilibrio, soltando a Scully, pero rápidamente la sostuvo y la cargó. Con el pié empujó las bolsas de comida hacia adentro de la sala y cerró la puerta empujándola con la cadera.

Lentamente, caminó cargando a la desvanecida Scully hasta su habitación. La sentó en la cama y lentamente posó su cabeza sobre las almohadas esponjosas; tratando de no despertarla, aunque después de todos los traspiés que había dado parecía imposible; la despojó de su calzado y la cubrió con los cobertores, hasta que le pareció que estaba lo suficiente cómoda.

Encendió la lampara de la mesa de noche y la colocó en la luz más baja; no quería molestar a Scully, pero le era muy difícil guiarse sin tropezarse con alguna de sus cosas. Se levantó, se despojó de su chaqueta y rápidamente fue a colocar la comida en la nevera; cualquier pensamiento que le había indicado que comería esa noche, estaba completamente errado. Se sentía cansado y preocupado, solo quería estar al lado de ella, hasta que despertara y le dijera que estaba bien, que se lo confirmara con sus ojos y su sonrisa, como un instinto primitivo de supervivencia; ver en sus ojos que realmente todo estaría bien.

Entró de nuevo en la habitación después de lavar sus manos de la salsa que se había salido de las bolsas; Scully lo iba a matar cuando se enterara que manchó el piso de madera con salsa agridulce. Por lo menos ya sus manos no olían a comida recalentada.

Se arrodillo a su lado y la observó mientras dormía. Había balbuceado algunas palabras en el camino al apartamento, pero no le había encontrado coherencia alguna. La oyó suspirar en su sueño y levanto su mirada hasta su rostro, viéndolo plácido y tranquilo; embelezado con la vista no se dio cuenta que él también estaba algo cansado, dejando salir un bostezo. Fue en ese momento que se percató del ángel que había estado presenciando toda su veneración.

Sin siquiera atreverse a tocarlo, se acercó a él y lo observó, sonriente. 'Es un bonito ángel de la guarda.' Volvió su vista a Scully y reacomodó algunos mechones rebeldes que insistían en posarse sobre su rostro.

Se levantó y se quitó los zapatos, por un momento dudó si debía irse a la sala y tirarse en el sofá hasta que ella despertara, pero el solo hecho de salir de la habitación ya lo enervaba.

Con cuidado se metió a la cama, recostándose a su lado, prometiéndose a si mismo que guardaría su sueño. Se recostó sobre la almohada y Scully reaccionó al movimiento volviéndose hacia él, pero aun profundamente dormida. Él dejó de respirar por un momento, pero se alivió al ver que sus ojos nunca dejaron de estar cerrados y su respiración era constante y tranquila.

Atreviéndose un poco más, se acercó un poco y puso su brazo sobre el de ella, abrazándola, protegiéndola, como lo había querido hacer por tanto tiempo y ella se acomodó en sus brazos; él estaba cuidando su sueño, cerca de ella, oliendo su perfume, acariciando su suave piel que parecía nunca haber sido tocada por otro, viendo como su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración, hasta que en su observación de la paz y de la tranquilidad de ella, su propio sueño lo venció y lentamente fue cerrando sus ojos hasta que él también se durmió.

Scully abrió los ojos y sorprendida se los restregó. Estaba en medio del claro de un bosque de cipreses muy altos, pero que dejaban filtrar la luz del sol matutino. Podía escuchar el piar de algunos pájaros en la distancia y una suave brisa acarició su rostro y movió algunas de las hojas que reposaban en el césped verde intenso que cubría todo el suelo bajo sus pies descalzos.

Ella estaba sentada en el tronco caído de un árbol; miró a su alrededor y se percató que solo estaba ella en el medio de un bosque desconocido. De repente escuchó las risillas de lo que parecía ser una niña, pero miró de nuevo a su alrededor y no encontró a nadie en el lugar.

Se levantó y comenzó a caminar por los alrededores, internándose en el tupido bosque. Podía sentir el olor a salvia fresca y la humedad en sus pies mientras caminaba salvando pequeñas ramas y troncos caídos.

De repente, sintió que alguien caminaba muy cerca de ella, y cuando se volteó pudo escuchar la risa de una niña no muy lejos. No podía comprender nada, ni siquiera el hecho de estar allí; la risa de la niña inundaba sus sentidos y de sus labios escapó un nombre: "Emili"

Escuchó de nuevo la risa detrás de ella y se dio vuelta rápidamente, para ver unos largos cabellos rubios correr a través del bosque alejándose de ella, pero Scully emprendió su persecución, escuchando su risa y viendo cómo se detenía y traviesa le sonreía y seguía su carrera.

El aire se hizo mucho más liviano, lo que hizo que se comenzara a cansar y sus pies se resintieron al pisar las ramas en el suelo; pero siguió, concentrada en el dorado cabello que parecía flotar a través del verdor y del delicado vestido que bailaba al compás de la risa, agitando las coloridas florecillas que lo adornaban.

No era Emili, ella lo sabía, pero no podía dejar que esa niña se alejara de ella. Levantó la vista y pareció haberla perdido, pero escuchó sus pasos detrás de ella a cierta distancia y de nuevo su risa.

"Mami, Mami, Mami" La aguda voz de la niña en la lejanía hizo que Scully se angustiara por querer comprender cómo es que estaba en esta carrera que parecía eterna. Se detuvo, no sabía de donde habían salido las risas que cambiaban de intensidad, confundiéndola.

Se sentó en el húmedo tronco de árbol de momentos antes y de repente la divisó, escondida cerca de ella. La niña se acercó juguetona hacia ella, ocultando algo detrás de sí, y por fin pudo ver su rostro detalladamente.

Sus ojos parecían esmeraldas que brillaban como si tuvieran una etérea luz propia, enmarcados por un angelical rostro sonrojado y una sonrisa infantil que solo hizo que sintiera unas enormes ganas de abrazarla, pero ella descubrió lo que escondía, un pedazo de cartulina descolorida, casi artesanal que tenía dibujada una escena de un lago apacible.

Lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Scully y la bella criatura acercó sus delicadas manos y con uno de sus deditos tomó una de las cristalinas gotas del rostro de la conmovida mujer y mirándola fijamente a los ojos se la mostró; la lágrima parecía brillar tal diamante, reflejando los colores del verde entorno y del despejado cielo.

Scully parecía haber perdido la habilidad del habla y la niña enternecida, soltó el dibujo y acarició el rostro de ella, aun mostrándole la lágrima cual gema en su dedo, la niña acercó la lágrima a sus labios y suavemente la sopló, haciendo que la brillante gota se esparciera como escarcha en la brisa.

Scully boquiabierta solo podía observarla y la bella niña se acercó aun más, colocando sus brazos alrededor de su cuello y estrechándola en un abrazo que Scully devolvió con necesidad. La niña se apartó y la besó en la mejilla, sonriéndole; le tomó el rostro entre sus manos, acomodó su cabello y le sonrió una vez más.

"¿Quién...?" Intentó preguntar Scully encontrando de nuevo su voz, pero la niña llevó un dedo a sus labios y le hizo señas para que callara, negando con la cabeza.

"Arrulla sus sueños, lindo ángel" Dijo la niña alejándose de ella y Scully trató de seguirla, pero inmediatamente y con una luz cegadora, se desvaneció ante sus ojos.

Scully abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Mulder junto al suyo, solo a unos centímetros de su propio rostro. El cuarto estaba oscuro y solo una vaga luz se filtraba desde la calle a través de las cortinas de su ventana, que se ondeaban suavemente por la brisa que entraba.

'¿Qué hacía de vuelta en su casa?' Se preguntó. 'Ellos han debido llamarlo' Continuó, buscándole explicación al hecho de que ella estuviese recostada con Mulder en su cama; no que a ella le molestara mucho.

Trató de contener la respiración para no despertarlo e intentó darse la vuelta para ir al baño, pero se dio cuenta que la tenía abrazada y que cualquier movimiento lo haría despertar.

'Ah, puedo esperar...' Pensó y posó su mano sobre su brazo, causando que él, instintivamente, la halara hacia sí, mucho más cerca de lo que ya estaban. Ella continuó acariciando su brazo y sus hombros, hasta acomodar los mechones de cabello que reposaban sobre su rostro. Esto hizo que Mulder se percatara que su protegida ya no estaba en el mundo de los sueños y abrió sus ojos, pero sin exaltaciones; tranquilo, pausado.

"Hola" Le dijo ella, sonriéndole levemente. "¿Cómo es que estamos aquí?" Él parpadeó varias veces hasta que sus ojos se ajustaron a la oscuridad del cuarto.

"Pues, Señorita" Dijo Mulder despabilándose y con una voz algo ceremonial. "Yo fui asignado a traerla, cuidarla y vigilarla hasta que se sienta bien" Él se incorporó y la observó mientras ella se estiró, emitiendo un débil quejido al sentir un agudo dolor en su vientre.

"¿Estas bien?" Pregunto Mulder algo alarmado al ver la ligera expresión de dolor en el rostro de ella. "¿Te sucede algo?" Ella se fue incorporando lentamente de la cama y le negó con la cabeza.

"No te alarmes mucho, Mulder." Dijo ella, tratando de encontrar un ángulo que no le causara dolor al sentarse. "Es natural que me duela un poco si me han hecho una operación, por más pequeña que haya sido..." La parte racional de Scully surgió para hacerse cargo de la situación. Él respiró algo aliviado, se levantó de la cama y tomó su chaqueta, de la cual sacó una receta médica.

"Me dieron esta receta; espera aquí sentada, no te muevas." Se puso la chaqueta y se calzó los zapatos rápidamente. "Dame 10 minutos y busco las prescripciones que necesitas." Cuando se disponía a irse, ella lo tomó del brazo y le miró a los ojos.

"Gracias, Mulder, pero no te preocupes tanto." Ella le aseguró esbozando una tímida sonrisa; él asintió con la cabeza.

"No tardaré" Dijo saliendo de la habitación.

Ella terminó de levantarse y se dirigió al baño, con alguna dificultad; tenía que valerse por si misma, no podía depender de él, ella era fuerte. 'El dolor no es tan abrumante' Pensó, aunque la idea de ser atendida y consentida por Mulder no era para nada despreciable. Al salir del baño, se dio cuenta que el ofrecimiento era más que necesario, cuando había tardado más de lo esperado tratando de subir sus pantalones.

Cuando entró a su habitación, encontró a Mulder sentado en la cama esperando por ella; 'Demonios' Pensó, 'realmente me tardé muchísimo en el baño'.

"Te dije que no te levantaras" Dijo el, como regañándola.

"No te preocupes, Mulder." Dijo ella regresando lentamente a la cama, mientras él la ayudó. "Te aseguro que de ahora en adelante no te desobedeceré" Él la cubrió con la manta de nuevo y le dio algunas píldoras y un vaso de agua.

"Gracias" Dijo ella sorbiendo un poco del agua. Él la observó y luego llevó su mirada al ángel en la mesa de noche.

"¿De dónde sacaste este angelito?" Dijo él tomándolo. Ella lo siguió con la mirada y le sonrió.

"Me lo regaló un admirador" Él le dirigió una mirada confundida e inquisidora que Scully devolvió con una leve risa. "Fue hace como una semana; entré a una juguetería mientras caminaba cerca del Hoover y pues, el dueño de la tienda, una anciano muy agradable por cierto, me lo dio, para que me cuidara..." Mulder lo observó una vez más y lo posó en su regazo.

"Es un buen regalo" Dijo él guiñándole un ojo. "¿Quieres comer algo? Hay comida china en la nevera, la puedo calentar si te provoca" Ella asintió con la cabeza.

"Espera aquí entonces, no me tardo" Él volvió a salir de la habitación, dejando a Scully observando el lugar que el había ocupado en su cama y el ángel entre sus manos.

Spender estacionó su auto alejado del punto de encuentro. Había acordado reunirse con Lev esa noche, no podía esperar a que él le diera los detalles más acerca de lo que había sucedido en la clínica del Dr. Parenti; sabía que era algo tarde pero no podía esperar, ya había esperado mucho por este día y aunque uno de sus mayores dones era la paciencia, hoy no podía regalarse tales indulgencias. Lev ya estaba esperándolo y lo observó desde lejos mientras se acercó a él.

El humo del cigarrillo le advirtió a Lev que su asociado había llegado al punto de encuentro; estaba cansado, pero entendía que debía complacer los requerimientos de Spender.

"Puede comenzar, Dr. Lev" Dijo el siniestro hombre. "No olvide ningún detalle" Lev hizo un gesto de cansancio y se sentó en un banco cercano.

"Bueno, como ya usted sabe, en cuanto a la parte médica no hay ningún tipo de eventualidades" Explicó el médico. "Ahora todo dependerá del éxito de nuestra técnica en el organismo de Scully. Las perspectivas son buenas; no hubo ningún tipo de hemorragias, y bueno si falla el In Vitro, siempre tendremos el implante como plan B" El Fumador dejó salir una bocanada y se acercó un poco más a Lev.

"¿Y si los dos fracasan?" Lev arqueó las cejas, no se esperaba esta pregunta por parte de Spender. Ellos habían considerado esta posibilidad, pero ya habían experimentado un gran porcentaje de aceptación en cuanto a este experimento.

"Ya eso lo hemos tomado en cuenta, Señor" Continuó Lev. "Las posibilidades son 60/40, son altas en comparación con las posibilidades 15/85 que brinda cualquier procedimiento de la medicina regular." Spender tomó asiento a su lado.

"Me atrevería a asegurar que será un éxito debido a los atributos de la Srta. Scully. Ya ustedes se han ocupado de aligerarnos mucho el trabajo." El fumador asintió con la cabeza y ofreció un cigarrillo a Lev, que él negó, cortésmente.

"Si" afirmó mientras soltaba una ultima bocanada y tiraba el cigarrillo. "Se podría decir que ha sido una cliente frecuente..." Miró a su alrededor, como si buscase alguna mirada curiosa que hubiese estado presenciando su encuentro.

"¿Qué hay acerca de este asunto en la clínica de Parenti?" Lev se restregó la cara, algo dudoso e incómodo con el tema.

"Usted sabe que Parenti siempre ha sido un eslabón flojo..." Recordó Lev. "No tanto por él mismo, sino porque no ha podido deshacerse de todo ese sentimentalismo idiota que tantos problemas nos ha provocado en otras ocasiones" Spender desaprobó con la cabeza.

"¿Qué es esta vez? ¿Ética médica, dolor humano, lástima o algún problema moral?" Preguntó, la ironía no podía escapar de sus palabras.

"Peor" Dijo Lev, algo sonriente. "Una mujer, bonita ella, no es mi estilo, pero es lo suficiente para agarrar a Parenti por los cojones y hacerlo dudar" Spender se permitió sonreír ante el comentario de Lev.

"Démosle un chance" Resolvió el fumador. "Si se presenta otro problema entonces tomaremos parte en este asunto. No podemos dejarnos fastidiar nuestros proyectos" Se levantó de su asiento, mientras Lev lo observó. Él sabía a qué se refería con 'tomar parte en el asunto'. Spender se alejó de él, devolviéndose en el último momento.

"Ya me he encargado de instalar vigilancia permanente en la 'paciente'" Dijo el destacando esa última palabra. "Estaré en contacto con usted, permanezca disponible" Spender le dirigió una despedida silente y se alejó en la oscuridad. Lev sabía que se estaba internando en eventos mucho más oscuros de lo que alguna vez imaginó, pero disgustar al sindicato solo podría poner en peligro su propio pellejo.