REALIZATIONS Por Wishweaver

Traducido por Ianthe

Disclaimer: Ni Harry Potter ni ningún otro personaje, locación, o cualquier otra cosa mencionada en los trabajos de J. K. Rowling son míos.

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Capítulo 5: El Caldero Chorreante

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Domingo, 2 de Julio de 1995.

La luz del sol se filtró a través de las ventanas del cuarto número 11, salpicando alegremente las paredes, dibujando dorados rectángulos en el piso, y deslizándose lentamente sobre el rostro de una figura dormida en la cama.

Harry Potter gimió en protesta, y se hundió más profundamente en las sábanas. No quería despertarse. Todavía no, de cualquier forma. Por primera vez en días, había dormido toda la noche sin que ésta estuviera plagada de pesadillas. El adolescente sospechaba que esto podía ser debido a su nivel de cansancio la noche anterior, pero sin embargo, estaba igualmente agradecido por la suspensión temporal del castigo.

Sin abrir los ojos, Harry se estiró, extendiendo sus dedos de manos y pies, y vacilando levemente ante el persistente dolor en sus hombros y brazos.

Supongo que debo levantarme, pensó el chico adormilado, dejando caer sus miembros sobre la cama con un suave plop. Una ducha podría ayudarlo con la tiesura. Si se daba prisa, podía ser que pudiera bañarse antes de que la tía Petunia viniera a despertarlo, pero no quería moverse. Estaba sumamente cómodo. Deliciosamente cálido y restaurado. Incluso feliz. Si no lo supiera muy bien, juraría que estaba de vuelta en su enorme cama de cuatro postes en la torre de Gryffindor.

Vamos…

¿Desde cuándo había podido recostarse y espanzurrarse en su pequeña cama de con los Dursley sin golpear la pared, o que un brazo o una pierna le resbalara por el borde del colchón?

La falta de sueño se fue con precipitación. Harry se incorporó rápidamente, tratando de desenredarse de las mantas, recoger sus fuerzas y encontrar sus lentes. Las cosas fueron mucho más suavemente, una vez que dejó de tratar de hacer las tres cosas al mismo tiempo.

Sentándose en el borde de la cama, Harry se puso los lentes sobre su nariz, y logró identificar sus alrededores como el Caldero Chorreante. Acababa de comenzar a relajarse nuevamente, cuando una voz gorjeó alegremente, "¡buenos días!" haciéndolo ponerse de pie de un salto y echar un cauteloso vistazo a su alrededor.

No había nadie en el cuarto, aparte de sí mismo y de Hedwig, y ella ciertamente no había dicho nada. La blanca lechuza todavía dormía en una perca de la ventana, con su cabeza metida debajo de su ala. Harry frunció el ceño, confundido, entonces se percató de quién, o más bien qué, acababa de hablar. Con un gesto de vergüenza, se dio la vuelta para hacer frente al espejo, y devolvió los "buenos días."

"Bueno, debo decir que ciertamente luces mucho mejor a como estabas ayer por la noche," continuó alegremente el espejo. "Tenías un aspecto muy lamentable, en verdad."

Ayer por la noche.

Harry sintió que su humor alegre se evaporaba como la temprana niebla de las mañanas.

Ayer por la noche, se había dirigido torpemente al Caldero Chorreante.

Ayer por la noche, había encontrado vacía la casa de su niñez, y que los Dursley se habían ido.

Ayer por la noche, Tom, el mesonero, le había echado un vistazo, e inmediatamente lo había apresurado a irse a la cama.

Cansado como estaba, Harry había estado consciente de la actitud del anciano mago, y se había sentido animado por ella. Tom no le hizo preguntes, o rehusó darle el servicio, ni le dio miraras asustadas, o sospechosas. Simplemente había realizado un Locomotor en el baúl de Harry y en la caja, mientras amablemente dirigía al Gryffindor destrozado por el shock escaleras arriba. Cuando el niño había mascullado algo acerca de necesitaba arreglar algo, el anciano mesonero lo había desestimado, asegurándole que todo podría arreglarse por la mañana. Ni siquiera hizo que Harrry firmara el registro de huéspedes.

El joven mago sacudió la cabeza pesarosamente. Suponía que había ofrecido un cuadro sumamente patético cuando llegó. Harry no se había molestado en cerrar todas las aberturas de su capa, así que cuando levantó su varita para llamar al Autobús Noctámbulo, el viento lo sorprendió y se había abierto. Con la suerte que tenía, cuando el Autobús Noctámbulo respondió a su llamada, se materializó sobre un enorme charco, y calló en él salpicando espectacularmente.

Cogido por sorpresa, Harry fue golpeado por el barro, y había sido totalmente empapado. Su gruesa capa había sido de poca ayuda, sostenida en su lugar por un sujetador que se cerraba sobre su garganta, y aleteó inútilmente detrás de él como una bandera.

La única cosa buena de todo aquél fiasco, era que el parlanchín cobrador, Stan Shunpike, y el conductor, Ernie Prang, habían estado tan mortificados, que no lo reconocieron. No, reflexionó Harry irónicamente, no había estado precisamente reconocible en ese momento.

Pensando en lo ocurrido, Harry dudó de que hubieran notado si se hubiera puesto verde con puntos púrpuras. Stan y Ernie habían estado tan conmocionados por el incidente que ni siquiera habían podido ejecutar un simple encantamiento secador. Obviamente, ésta era una cuestión de orgullo profesional. El Autobús Noctámbulo simplemente no empapaba a sus parroquianos. Por la manera en que actuaban, Harry imaginó que estaba escrito como una regla cardinal en alguna parte de un gran tomo, titulado "Reglas y Regulaciones del Personal del Autobús Noctámbulo". Probablemente en el capítulo llamado "Ofensas Que Te Harán Ser Despedido."

El cobrador y el conductor se cloqueado y armado un bullicio alrededor de Harry, disculpándose varias veces por el accidente. Stan trajo una manta caliente para que el tembloroso muchacho se envolviera, mientras que Ernie le puso una taza rebosante de chocolate caliente en las manos. Harry había aceptado sus disculpas, y había intentado tranquilizarlos lo mejor que pudo. El ansioso par había estado más que deseoso de dejar que Harry viajara gratis, pero el chico había protestado. Tan sólo había sido un estúpido accidente, después de todo, y habían hecho su mejor esfuerzo por hacer bien las cosas. Al final, le habían hecho a Harry un descuento en el precio, un chocolate caliente adicional, y un cepillo de dientes rojo brillante antes de que el Autobús Noctámbulo arrancara con un relámpago y un BANG, dirigiéndose directamente hacia el Callejón de Diagon.

Trayendo su atención de vuelta al presente, Harry se acercó al espejo, y estudió su reflejo con curiosos ojos verdes. Por lo menos Tom podía realizar un encantamiento de secado apropiado, pensó el muchacho agradecido, estirando experimentalmente su camisa, y pasando sus dedos por su oscuro pelo.

Harry había estado tan cansado la noche anterior, que tan sólo se había detenido el tiempo suficiente para quitarse la capa y sacarse los zapatos antes de derrumbarse agradecidamente sobre la cama. Contaba con que al despertarse, se encontraría necesitando urgentemente una ducha – su cabello, su piel estarían secos por el encantamiento de Tom, pero sucios y tiesos. Sin embargo, éste no había sido el caso. Para su agradable sorpresa, todo se sentía suave y fresco, como si ya se hubiera bañado y cambiado. Aparentemente, Tom había deslizado uno o dos encantamientos de limpieza mientras estaba en ello. No había rastros de que hubiera sido bañado por un chorro de agua sucia la noche anterior.

El espejo, había guardado un curioso silencio, que Harry encontró extraño. Todavía no se había encontrado con un espejo encantado que pudiera refrenarse de comentar respecto a su ropa y su pelo, pero ese funcionamiento obviamente definitivamente no estaba allí en ese momento, así que Harry se encogió de hombros y se alejó de la ventana.

A Juzgar por la posición del sol, había dormido más tiempo de lo que se había dado cuenta. Ya debía ser pasada la hora de comer. Harry frunció el ceño pensativamente, mientras miraba hacia el exterior del Callejón Diago, obligándose a considerar sus circunstancias.

Ayer por la noche había respondido a una crisis aguda. Se había percatado de su situación, por supuesto, pero encontrar abrigo había sido una clara meta. Eso y mantener el ánimo. Realmente, no había estado en condiciones de hacer planes a futuro.

El ceño de Harry se profundizó levemente. Permanecer en calma y concentrado le había sido sumamente difícil la noche anterior. Aunque no entendía por qué. Cada clase de Defensa comenzaba con un tema común: No te dejes llevar por el pánico. La idea parecía tan obvia que ni siquiera merecía mencionarse. Incluso Hermione, que casi nunca criticaba una lección, se había quejado por la fijación de los profesores de Defensa en algo tan simple. Harry y Ron había estado de acuerdo con ella, y había tenido muchas conversaciones triviales discutiendo si los profesores de Defensa creían que todos eran demasiado estúpidos como para recordarlo, o su el estar un poco descerebrados era un requisito para tener el trabajo de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Después de la aplicación práctica de la noche anterior, sin embargo, Harre se dio cuenta de que había más de lo que él creía. El pánico -- pelea o huye-- era una reacción natural del cuerpo a las tensiones. Mantener la tensión a un nivel de tranquilidad razonable era difícil, pero recuperar el control después de haberlo perdido era un acto de fuerza de voluntad. Él había estado asustado antes, incluso aterrado, pero no como la noche anterior. Nunca hasta el punto en el que su cerebro había dejado de funcionar totalmente, y había estado a la deriva de su sistema nervioso autónomo. Se preguntaba nerviosamente cuánto tiempo le habría llevado salir de ese estado si Hedwig no hubiera estado allí.

Harry se arrellanó, sentándose sobre la cama y retrocediendo en ella, alzando las piernas hasta su pecho, y apoyando su barbilla en sus en sus rótulas. Ciertamente, se sentía un poco avergonzado por su reacción. Después de todo, las cosas habrían podido ser mucho peores. Podía haber llegado a la casa de sus tíos y haber encontrado la Marca Tenebrosa en el cielo. Habría podido mirar por la ventana de los Dursley y descubrir sus cuerpos torturados, asesinados. Habría podido ser recapturado por Voldemort y sus Mortífagos simplemente mientras andaba por las calles. Y Honestamente, comparado con los enfrentamientos con basiliscos, magos Tenebrosos, y (supuestos) asesinos locos, esto no era nada. ¿Por qué el haber tenido que encontrar la casa vacía lo había trastornado tanto?

Quizá era porque había estado en un punto bajo. Tal vez era porque lo había sorprendido con la guardia baja. Quizá era ambas cosas. Había estado derrumbado de cansancio cuando había llegado a Privet Drive – traumatizado y enfermo por la muerte de Cedric y el renacimiento de Voldemort. Aunque no era exactamente un asilo, Privet Drive había representado una constante en su vida – algo seguramente predecible. Cuando había estado aproximándose a la casa, no había esperado nada fuera de lo común.

Harry iba frunciendo ligeramente el ceño a medida que continuaba analizando su reacción. Quizás esa era la clave. Sus otras aventuras podían parecer Estaba quizá porque he'd cogido completamente de protector. Era quizá ambos. He'd sido inestable con el agotamiento cuando he'd llegó la muerte excesiva traumatizada y heartsick de la impulsión de Privet -- de Cedric's y el renacimiento de Voldemort's. Aunque no exactamente un asilo, impulsión de Privet había representado una constante en su vida -- algo con seguridad fiable. Cuando he'd acercó a la casa, él hadn't que cuenta con cualquier cosa fuera de lo común.

Harry frunció el ceño ligeramente a medida que él continuó analizando su reacción. Quizás que era la llave. Sus otras aventuras pudieron parecerse más atemorizantes, pero en ese entonces, había sabido del peligro en el que se metía. Había sabido de las trampas mágicas que reodeaban la piedra Filosofal. Sabía que había un basilisco en la Cámara de los Secretos. Y encarado, con las verdades a media que habían seguido, había sido duro no saber nada acerca de la huida de Sirius Black de Azkaban. Incluso la semana anterior, cuando había caído tan desagraciadamente en la trampa de Voldemort, había logrado mantener el temple y alistarse para la acción debido al Torneo de los tres Magos. Demonios, había estado alerta y en ascuas todo el año.

Aunque, ayer por la noche había sido distinto. Por primera vez en su memoria, había estado totalmente desprevenido – sorprendido, gran mocoso confiado como era. Oh, había estado esperando que los Dursley fueran horribles con él, y había estado esperando tener unas vacaciones absolutamente terribles, pero no había sospechado nunca, ni una vez que simplemente lo abandonarían.

Harry resopló melancólicamente. Después de la forma en que insistían sobre la cortesía y modales, uno pensaría que habrían tenido la cortesía común de informarle sobre sus planes.

Tal vez fue por eso que mantener la calma se acentuaba de ese modo, ponderó Harry abstraídamente. No era tanto para cuando se esperaba el peligro, sino para eras vapuleado por los pequeños golpes de la vida.

Quizás si lo taladrabas en algo hasta que se convirtiera en tu segunda naturaleza, tus posibilidades de recordarlo bajo presión se incrementaban.

Una teoría interesante, musitó Harry, un poco sorprendido de su propia acuidad. Tendría que preguntarles a Ron y a Hermione lo que pensaban la próxima vez que los viera.

Ron y Hermione, Harry trató de hacer pasar su saliva más allá de su garganta. Reflexivamente, pensí en despertar a Hedwig y enviar una carta. ¿Pero a quién?¿Y para decir qué? Harry sabía que Sirius vendría corriendo si se lo pedía, así como los Weasley. La Dra. Granger, incluso le había dado permiso de llamarla si necesitaba ayuda, pero no había cambiado nada. Todavía no era seguro.

Además, reflexionó Harry en un momento de honradez brutal consigo mismo, no estaba listo para hacer frente a sus amigos todavía. Sus sentimientos estaban todavía demasiado resentidos y lastimados. No deseaba tener que observar la cariñosa interacción de una familia en ese momento. Quizá después, pero todavía no. Por ahora, tan sólo quería lamerse las heridas, y cuidar de su orgullo dañado en privado.

El profesor Dumbledore era otro problema. Si Director había insistido siempre en que Harry se quedara en el mundo muggle con los Dursley. Algo sobre una antigua magia protectora, y parientes de sangre. ¿Qué sucedería si Harry admitiera el lío en el que estaba? No se permitía a lo alumnos permanecer en Hogwarts durante las vacaciones de verano. ¿Tendría que acudir a los servicios sociales muggles o mágicos? ¿Los magos tenían servicios sociales? ¿Le designarían un nuevo guardián? ¿Cuál podría ser? Entre la difamación que había sido objeto por Rita Skeeter y el dudoso honor de ser el número uno en la lista de blancos de Voldemort, le parecía altamente inverosímil que fuera a verse abrumado por los impacientes voluntarios.

Ya que consideraba esto, Harry se vio arrastrado hacia un pensamiento terrible. ¡Qué si Dumbledore encontraba a sus familiares muggles y los obligaba a tomarlo de vuelta! Harry se estremeció, reflexionando en ello, y decidiendo que eso tenía que evitarse todo lo posible. El abandono de sus parientes lo había herido profundamente, pero eso no significaba que estuviera ansioso de volver a quedar bajo su menos que amable cuidado.

No, Lo mejor que podía hacer era simplemente mantener su boca cerrada hasta que fuera seguro visitar a sus amigos. Todo lo que tengo que hacer es agachar la cabeza y mantenerme fuera de la vista, pensó Harry con una sonrisa irónica. Justo como si regresara a Privet Drive. ¡Si tenía suerte, tal vez no descubrirían nada!

Harry se animó, y se lanzó sobre ese pensamiento inmediatamente. Generalmente, cuando Ron le escribía extendiendo una invitación a Harry para ir a quedarse en La Madriguera, lo hacía con anticipación, y siempre le hacía saber cuándo su familia iría a recogerlo. Todo lo que tenía que hacer, era responderle, e insistir en ir por sus propios medios a La Madriguera, o quizás arreglar que los Weasley fueran a recogerlo al Caldero Chorreante, en vez de a Privet Drive. Podría decir que los Dursley se habían rehusado a permitir que los Weasley volvieran debido a la broma de Fred y George. ¡Eso podía funcionar! No era como si alguien se apareciera regularmente a checarlo. Nunca le había fallado. Todo lo que tenía que hacer ahora era sortear unos cuantos problemas prácticos a largo plazo.

Los Dursley nunca le habían puesto las cosas fáciles, y habían insistido en que hicieran un indeterminado número de tareas para "ganar su sustento," pero le habían dado comida, ropa y abrigo. Podía ser que no hubiera vivido con lujos, pero tenía cubiertas sus necesidades para vivir, y todo lo que le había costado eran unos pocos sudores y muchas provocaciones.

Realmente, podría ser peor, admitió el adolescente para sí. Mucho peor. Podría estar solo y abandonado, pero no estaba totalmente sin recursos. Harry nunca se había molestado en decir a su tío Vernon y a su tía Petunia acerca de su herencia. Hagrid le había dado la llave de la que ahora era su cámara acorazada de Gringotts, en su undécimo cumpleaños. Dentro de ella, descubrió que sus padres le habían dejado una importante suma de dinero mágico. Harry lo había estado utilizando para pagar sus gastos escolares desde entonces, porque el tío Vernon se había rehusado a financiar su educación mágica.

Todo había estado yendo muy bien. A excepción de sus improvisadas "vacaciones"; el verano antes del tercer año, el muchacho nunca había tenido ninguna oportunidad para ceder a las compras improvisadas. Incluso entonces, había sido cauto, ejerciendo mucho autocontrol, y aprendiendo las bases del manejo del dinero.

Ahora, además de sus usuales enseres escolares, tenía que contemplar el costo de comida, techo, ropa, lentes nuevos, transporte, cualquier gasto médico que fuera necesario, y tan sólo el cielo sabía qué más, para aquél verano, el próximo verano, ¡y por todo el resto de su vida! Con un respingo, Harry se dio cuenta de que ni siquiera sabía si se hallaba en apuros o no. No tenía idea de cuánto costaban esas cosas, aunque, si daba crédito a lo que decía Vernon, era mucho. Tampoco tenía idea de cuánto dinero tenía en su cámara acorazada. ¿Cçomo funcionaba el banco mágico? ¿Gringotts cargaba honorarios y pagaba intereses como los bancos muggles? Harry no tenía la menor idea. Antes de ahora, eso no había sido un motivo de preocupación.

El costo de un año en Hogwarts, apenas había parecido hacer mella en las pilas de Galeones, Sickles y Knuts. Harry había supuesto que tenía suficiente para pagar la escuela, mantenerse a sí mismo después de su graduación mientras se establecía, y todavía le quedarían excedentes. Había pasado muchas horas solitarias en Privet Drive soñando en lo que le gustaría hacer cuando finalmente se fuera para siempre. Si no comenzaba a trabajar de inmediato, podría ser divertido tomarse un poco de tiempo libre, o asistir a la universidad, o viajar. Una vez había considerado jocosamente el ir a Brasil, y buscar a su amiga, la boa constrictor.

Ahora no había muchas oportunidades de hacer eso.

Uno golpeteo en su puerta hizo que Harry alzara la vista con perspicacia. Miró, inseguro, cuando la puerta se abrió levemente, y Tom asomó la cabeza por ella. "Buen día, Sr. Potter," dijo con un tono apacible. "Lamento molestarlo, pero usualmente ya he puesto todo en orden a esta hora."

"Hola, Tom, y llámame Harry, por favor."

Tom asintió y le echó un vistazo al chico. Parecía estar mejor que la noche anterior, descansado,a l menos, pero prácticamente vibraba de tensión y preocupación, y parecía extrañamente reacio.

Harry dejó vagar su mirada ociosamente, mientras Tom inspeccionaba el cuarto. Realmente no había nada que hacer, excepto tender la cama. Complaciente, se levantó y se quedó de pie a un lado de la cama, mientras que Tom realizaba un encantamiento para hacer la cama, y unos cuantos encantamientos desvanecedores de polvo. "Gracias," dijo tranquilamente, cuando el viejo mago terminó. "Y gracias por cuidarme la pasada noche."

"Es parte de mi trabajo, Harry," TOm hizo n gesto. "Siempre es un placer que te quedes aquí."

El chico lo miró, con una especie de lastimada incredulidad en sus expresivos ojos. "¿De verdad?" preguntó, sonando ridículamente inseguro. "Quiero decir, pensé que con toda esa basura en el diario El Profeta… y las cosas… no estaba seguro de si sería bien recibido."

TOm se quedó parado delante del muchacho, mirándolo de arriba abajo, sorprendido. Pro primera vez desde que había sido reintroducido en la comunidad mágica, Harry Potter le había sonado como el niño que era, u no como el cuento de "el niño que vivió". Tom había sospechado que había ocurrido algo sumamente inoportuno, la noche anterior, pero Harry había estado muerto de cansancio, así que no había presionado por los detalles. Ahora, estaba seguro de que sus sospechas eran correctas, y se apresuró a tranquilizar al muchacho. Tal vez era algo con lo que él pudiera ayudar.

Adivinando lo que probablemente causaba gran parte de la incomodidad del joven, no respondió directamente a la tartamudeante confesión de Harry, y en vez de eso, mencionó casualmente. "Sabes, Hagrid se detuvo a verme, antes de partir para una diligencia de Dumbledore."

Harry no dijo nada, pero alzó una ceja interrogativamente. Tom, viendo que tenía la atención del chico, continuó. "Hagrid me contó acerca del Torneo de los Tres Magos y Quien – Tú – Sabes," dijo, haciendo gesto ante la atontada expresión de Harry. "Me pidió que mantuviera los ojos y los oídos atentos, y que reportara cualquier cosa interesante a tu Director." Esta vez, la reacción del chico lo sor prendió. ¿Seguramente no era miedo lo que vió?

"¿Vas a decirle que estoy aquí?"

Tom se alarmó ante la trémula pregunta. "¿Por qué no me dices qué ocurrió primero?" sugirió razonablemente.

Harry no respondió de inmediato, en vez de eso, buscó la mirada de Tom por un instante, haciendo que el viejo mago se sintiera extrañamente expuesto. Evidentemente, el chico encontró lo que estaba buscando, porque después de un momento asintió, y se relajó un poco. Vacilante al principio, después con mayor velocidad, el adolescente comenzó a expresar oralmente lo que había pasado la noche anterior, y algunas de las preocupaciones en las que había estado pensando desde su despertar. Para consternación de Harry, dijo mucho más de lo que pretendía, pero una vez que hubo empezado, la historia simplemente salió por sí misma. La experiencia de Tom como encargado de un bar, se demostró cuando el cuento del chico se reveló. Sabía cuándo incitar suavemente, cuándo hacer preguntas, y cuándo simplemente sentarse y escuchar.

Consideró una ofensa las preocupaciones de Harry acerca de Dumbledore, aunque regañó suavemente al muchacho. "Harry, ¿honestamente crees que Albus Dumbleore sería tan tonto como para ponerte de vuelta con esos horribles muggles después de que ellos te abandonaron?"

Harry se había encogido de hombros y se quedó mirando la alfombra por un minuto antes de murmurar. "Ya no sé qué pensar. No sé qué hacer."

Tom estudió al muchacho atentamente por un momento, antes de aplacarse. "Haré un trato contigo, Harry," indicó finalmente, haciendo que el joven mago alzara la vista, sorprendido. "Yo no le diré que estás aquí todavía. Espero que seas t quien contacte al profesor Dumbledore, y a tus amigos, pero puedes ajustarte a las cosas primero. ¿Te parece justo?"

Harry consideraba esto por un minuto, después cabeceó renuente.

"¡Excelente!" dijo Ton alegremente, palmeando a Harry en el hombro. Se rió entre dientes cuando el estómago del chico anunció que estaba vacío. Harry se sonrojó levemene, después se encogió con gesto avergonzado. "Tal vez quisieras un almuerzo tardío," ofreció TOm amablemente, "¿o al menos un snack antes de la cena?"

La sonrisa de Harry se volvió más genuina. "Sí, por favor. Puedo traer a Hedwig, también?"

"Muy bien, " Tom indicó con la cabeza al adolescente que lo siguiera "Iremos abajo, a la cocina. Después de que hayas terminado, haremos que cheques tu entrada y que firmes en el registro."

Harry asintió distraídamente, demorándose para ponerse sus zapatos, y despertar a su adormilada lechuza, antes de seguir a Tom escaleras abajo. Hedwig ululó mientras iba felizmente desde su percha hasta su hombro, mientras el viejo mago desapareció en la cocina y regresó pocos minutos después, con una comida ligera para Harry y para ella.

Tom miró con curiosidad, cuando su viejo gato calicó se acercó a la mesa. Patches era una criatura muy leal, pero no perceptiblemente amistosa con los extraños. Por lo tanto, se quedó totalmente sorprendido, cuando el felino saltó casualmente sobre el regazo del chico, se recargó contra éste y empezó a ronronear. Harry sonrió dulcemente, su mano se movió automáticamente para acariciar su suave pelo.

Hubo una breve "disputa" cuando Hedwig se ofendió por la atención que le daba su amo a otro animal, pero Harry logró sortearlo. Tom sonrió suavemente. Él no había estado preocupado, pero incluso si hubiera tenido la más pequeña duda acerca del estado mental de Harry, ahora se habría disipado. Patches era una autoridad absoluta en juzgar el carácter humano. Si ella estaba contenta en compañía del chico, ciertamente no tenía nada que temer de Harry Potter.

Cuando el Gryffindor terminó de comer, siguió de buena gana a Tom hacia el registro de huéspedes. Aceptó la hermosa pluma de águila de Ton con un "Gracias", y la sumergió en al tinta. Tom esperó expectante, después, frunció el entrecejo cuando Harry se quedó congelado y parpadeó. "¿Harry?" preguntó inciertamente. "Harry, chaval, ¿qué te pasa?"

De un salto, el muchacho dio vuelta para mirar de frente al mesonero. "¡¿Qué es lo que estoy pensando?! ¡No puedo quedarme aquí!"; exclamó, una mirada salvaje apareció en sus ojos. "Éste es el primer lugar en el que cualquier persona buscaría." Harry indicó el registro de huéspedes que estaba en exhibición para que todo el mundo lo viera. "¡Todo lo que tendrían que hacer es mirar en el registro!"

Tom levantó las manos delante de sí, en un pequeño gesto pacificador, en una tentativa de calmar al muchacho. "Harry, ¡HARRY!" bramó, cuando los verdes ojos de Potter comenzaron a aumentar su brillo, y se volvió obvio que consideraba levantar el vuelo. "¡No puedes ir corriendo de esa manera! ¿Adónde irás? ¿Dónde te quedarás?"

"Yo no... no lo sé, " admitió el muchacho, el viento lo sacó de su curso. Se rehízo con visible esfuerzo, después hizo frente a Tom ansiosamente. "Quizás pueda encontrar un sitio en el Londres muggle. Veré si puedo conseguir un trabajo. ¿Podría dejar mi baúl aquí mientras voy a buscar? ¿Sabe si hay alguna ley en contra tener lechuzas? ¿Y cuánto le debo por la noche pasada?"; preguntó atropelladamente.

Tom pensó rápidamente. El muchacho obviamente todavía estaba perturbado. Considerando las cosas, era asombroso que pensara tan claramente como lo hacía. Sin embargo, Tom no tenía ninguna intención de dejar al joven héroe del mundo mágico librado a sus propios medios, y dejarle desaparecer en el Londres muggle. Miró al muchacho especulativamente. Era una pequeña cosita, pero tenía una gran determinación y espíritu. "Ven conmigo, Harry, " dijo finalmente, agarrando al muchacho por el hombro y dirigiéndolo hacia la cocina. "Quiero enseñarte algo."

Harry lo siguió sin protestar, mientras Tom lo guiaba a través de la cocina, a través de una puerta, y subió por una estrecha escalera. Cuando finalmente se detuvieron, estaba en un cuarto pequeño sobre la cocina. Harry miraba curiosamente a su alrededor. El cuarto obviamente no había sido utilizado en años. Una gruesa capa de polvo cubría todo. No era tan lujoso como el cuarto en el que había dormido la noche anterior, solamente estaba equipada confortablemente, y tenía un medio baño adjunto.

"Éste era mi cuarto cuando apenas comenzaba con este viejo lugar," recordó Tom cariñosamente. "Agregé otra serie de cuertos cuando me casé, y ahora me quedo allí." Le dio al muchacho otra mirada valorativa. "Siempre hay más que hacer por aquí de lo que uno solo puede lograr. Si quieres, puedes quedarte aquí, y ayudarme con éste viejo lugar. No serías un huésped, así que no tendrías que registrarte. Podrías ganarte este cuarto y la comida que necesites. Si te ganas más que eso en un día, puedo pagarte o extenderte crédito." Tom se detuvo brevemente por un momento, después agregó, "Me estarías haciendo un gran favor. ¿Qué me dices?"

Harry no respondió inmediatamente, pero Tom vió el brillo de resolución en sus ojos. "Eres tú el que me está haciendo un favor," indicó él finalmente con una agradecida sonrisa. "¿Qué querrías que hiciera primero?"