REALIZATIONS por Wishweaver.
Traducido por Ianthe.
Disclaimer: Ni Harry Potter ni ningún otro personaje, locación, o cualquier otra cosa mencionada en los trabajos de J. K. Rowling son míos.
Moony: Lunático.
Wormtail: Colagusano.
Padfoot: Canuto.
Prongs: Cornamenta.
Snuffles: Hocicos.
Capítulo 7 - Cartas
Jueves, 6 de Julio de 1995.
Hermione Granger se sentó en el escritorio en su cuarto, trabajando en su ensayo de encantamientos. Sonrió al pensar en las probables reacciones de Harry y Ron ante su actual ocupación. Probablemente Harry alzaría una ceja, y quizá giraría los ojos, antes de sonreír y negar con la cabeza, en una apacible exasperación. Ron, el más vocal de los dos, probablemente charlaría en forma directa y sin parar, acerca de cómo estaban en las vacaciones de verano y que le faltaba un tornillo, y estaba "loca" por estar ya haciendo la tarea.
Hermione arrugó su nariz, molesta. ¿Esos dos no sabían que era mejor hacer cuanto antes el trabajo, mientras que la información todavía estaba fresca?
Decidirle era hora de un descanso, la muchacha se puso en pie y se estiró, arqueando su espalda y alzando los brazos por encima de su cabeza. El próximo curso en Hogwarts, tendrían sus O.W.L.S -- Niveles de Magia Ordinaria. Quizás debería comenzar ahora a revisar sus viejos materiales.
Hermione frunció un poco el ceño, y torció la boca hacia un lado. Se preguntó si podría convencer a Harry y Ron de hacer lo mismo. Sus mejores amigos no tenían un pelo de tontos, ¡pero ambos tendían a diferir el estudio tanto! Había perdido la cuenta a lo largo de los años, de cuántas veces se había quedado con ellos hasta tarde en la sala común de Gryffindor mientras que ellos trataban de terminar una cosa u otra.
Tareas, podía ella agregar, que habían tenido un montón de tiempo para terminar, si tan sólo hubieran comenzado a en un momento razonable. Realmente era increíble que sus notas fueran tan buenas como lo eran.
Olvidándose por el momento del asunto, Hermione se dirigió hacia la ventana y miró hacia fuera, admirando el arreglado jardín de su madre. Amaba asistir a Hogwarts y estaba muy contenta de aprender magia, pero se sentía absolutamente glorioso estar en casa por un tiempo. Las cosas se sentían relajadas y normales -- casi podía olvidarse de la amenaza de Quien - Tú - Sabes.
Sonriendo sin ninguna razón en particular, y sintiéndose muy afortunada en verdad, Hermione suspiró contenta. Su padre siempre la recibían con amor atenciones durante el verano. Iban a adorables viajes y aventuras -- mañana su padre saldría con ella -- y, en l conjunto, sus padres habían aprendido a hacer a un lado todo el asunto de la magia. Bien en su mayor parte, de cualquier forma.
No habían estado muy de acuerdo con que ella viajara sola a Bulgaria, la joven bruja hizo una mueca, pero en vez de darle un ultimátum, le habían ofrecido un trato. Si quería seguir adelante con la invitación de Víctor podía ir, pero sólo si uno o sus dos padres la acompañaban. Bulgaria podra ser su destino de las vacaciones de éste año si así lo quería.
Hermione saba que necesitaba tomar una decisión, pero realmente, se encontró con que no le interesaba particularmente si iban a algún lugar ese verano. Esa era parte de las razones por las que ya había comenzado a hacer su tarea de verano. Por primera vez en un largo tiempo, quizá realmente por primera vez, se encontró simplemente desando algo de tiempo de descanso -- especialmente después del estrés y la excitación del último año. Se había esforzado casi tan duro como lo había hecho Harry para el Torneo de los Tres Magos.
Hermione se estremeció ligeramente. Si ella se sentía tensa, ni siquiera quería pensar en cómo lo estaría pasando Harry. Esperaba que el profesor Dumbledore lo dejara ir pronto a la madriguera. O incluso venir aquí, a mi casa. Él, más que ninguna otra persona, necesitaba un poco de cuidado y cariño -- y no era probable que lo obtuviera de los Dursley.
Crookshanks se frotaba contra sus tobillos, ronroneando y exigiendo atención. Hermione lo alzó complacientemente y le rascó las orejas, con una expresión pensativa. Todavía recordaba la primera vez que había visto a Vernon Dursley. Ella, Harry, y Ron acababan de llegar la plataforma 9 y ¾ después de su primer año en Hogwarts. Apenas le había dicho alguna palabra civilizada a Harry, y no se había molestado en conocer a sus nuevos amigos, o a los padres de ellos. Él había sido tan horriblemente desagradable, que Hermione había recibido un shock.
No obstante, antes de aquel año, el tío de Harry por lo menos había llegado a tiempo. Hermione tuvo que asumir que Harry había llegado con bien a su casa, porque no había sabido de él todavía. Tampoco de Ron ya que estaba en eso. Eso es lo único malo de las vacaciones de verano Hermione pensó. Puesto que no tengo mi propia lechuza, tengo que esperar a que Ton o Harry me escriban primero. Eso generalmente no era un problema, pero aquél verano, se encontró buscando restablecer la comunicación. Echó un vistazo al calendario, y sacudió la cabeza con impaciencia. 6 de julio. Todavía ni siquiera había estado una semana completa en su casa.
El sol se estaba poniendo en el cielo, echando enormes sombras de la tarde sobre el pasto. Hermione depositó a Crookshanks sobre su cama, y se dejó caer a su lado. Todavía no era la hora de la cena, así que cerró sus ojos y se sumergió en la conocida comodidad del cuarto de su niñez.
Tap-tap-tap.
"Pase," contestó distraídamente la muchacha. Nadie entraba, y los ligeros golpes se repitieron. Hermione abrió uno de sus ojos cafés, confundida, y buscó la fuente de los golpes. Una sonrisa de complacencia se extendió por su cara cuando echó un vistazo a la ventana. "¡Hedwig!"
Hermione se lanzó hacia la ventana y dejó entrar a la blanca lechuza. "Hola, chica," le sonrió, acariciando su brillante plumaje blanco. Le complació ver que Hedwig estaba cargada de correspondencia. Ella tenía una carta atada a cada una de sus patas, y una en su pico. Ésta dejó caer la que tenía en el pico en la mano de Hermione, pellizcándola afectuosamente, después, salió volando por la ventana antes de que la sorprendida bruja pudiera siquiera ofrecerle un poco de agua.
Hermione la miró desaparecer en la distancia, desconcertada por su comportamiento. Harry sabía que ella no tenía una lechuza, y usualmente instruía a Hedwig para que se quedara hasta que ella respondiera. Oh, bueno. Hermiione se encogió de hombros, y abrió la carta con impaciencia. Quizás decía algo adentro.
6 de julio de 1995
Querida Hermione,
¿Cómo estás? Espero que tu verano esté yendo bien. Las cosas aquí están bien. Pensé que pasaría las vacaciones muriéndome de aburrimiento, pero, ¿adivina qué? Tengo un trabajo de verano. No es nada que me encante, creo, pero tampoco importa. Casi cualquier cosa es mejor que estar arriba, encerrado en la casa de Tío Vernon
Así pues, ¿cuáles son tus grandes planes para el verano? ¿Vas a salir de vacaciones con tus padres? Yo supongo que tendré que quedarme muy cerca, con todos los acontecimientos recientes y todo eso. Sin importar lo que hagas, ¡diviértete, pero ten cuidado!
Bueno, ésas son todas mis noticias. Hedwig tiene que entregar un par de mensajes más, así que le pedí que se detuviera en tu casa en su camino de regreso, por si querías responder.
Espero saber de ti pronto.
Harry
Postada. Ya he terminado con mis tareas de Transformación, y mi ensayo de Encantamientos. ¡Sorpresa!
Cuando Hermione leyó la posdata de la carta de Harry, su boca se abrió por el shock, antes de que se volviera una feliz sonrisa. Bueno, suena bien, pensó Hermione. Sus ojos vagaron por entre las líneas nuevamente. Que tuviera cuidado, en verdad! ¡¿Con quién crees que estás hablando, señor Esperando – Que – Ocurran – Accidentes?! Hermione se rió por lo bajo, y puso la carta en su escritorio. Hedwig probablemente no regresaría por unos cuantos días. A menos que la lechuza de Ron, Pig, apareciera, tenía tiempo de sobra para escribir una respuesta. Mientras tanto, era mejor que pusiera manos a la obra con ese ensayo de encantamientos… ¡simplemente no podía ser que Harry terminara la tarea de verano antes que ella!
Viernes, 7 de Julio 1995
Molly Weasley alzó la vista del desayuno que estaba cocinando, y sonrió a la a la blanca lechuza que golpeaba ligeramente en la ventana de la cocina. "¡Hedwig!" la saludó gustosamente, dejando entrar a la lechuza, y trayendo un poco de comida y agua. Hedwig ululó agradecida, y sorbió delicadamente el agua. "¡Ron!" gritó Molly hacia la parte superior de las escaleras.
" Ya voy, mamá!" fue la contestación ligeramente irritada de Ron que flotó escaleras abajo. Ella acababa de llamarles a todos a que bajaran a desayunar hacía tan sólo unos cuantos minutos.
"No adoptes ese tono conmigo, jovencito," le contestó su madre, con un deje de advertencia en su voz. "Hedwig está aqu. Pensé que te gustaría saberlo."
Oh. Pensó Ron, apabullado. "Lo siento, mamá," dijo, mientras que buscaba por entre las ropas dispersas alrededor de su cuarto, una camisa limpia. "Ahora voy."
Para cuando Ron bajó, la mesa estaba llena, y Hedwig había terminado con su refrigerio. Ella ululó en un saludo, y extendió su pata izquierda cuando el muchacho se le acercó. "Hey, Hedwig," le dijo Ron, mientras desataba la carta. "¿Cómo va la vida con los muggles?" La blanca lechuza parpadeó sin comentarios, mientras que él abría su carta y comenzaba a leer.
6 de julio de 1995
Querido Ron,
¡Hola, compañero! Espero que estés disfrutando tus vacaciones. ¡Dile a tu mamá que los encantamientos que puso en la jaula de Hedwig y en mi baúl fueron algo totalmente brillante! Estoy absolutamente seguro yo no me habría ido ni la mitad de bien sin ellos.
Lo estoy pasando bien. Tuve que conseguir un trabajo de verano, de modo que me tomará algo acostumbrarme. Sin embargo, es algo bueno. No estoy todo el día encerrado en la casa de Tío Vernon, y a decir la verdad, mantenerme ocupado me ayuda. Estoy tan desesperado, incluso he comenzado mis deberes de verano. Patético, realmente.
Bien, ésas son todas mis noticias. Saluda a todos de mi parte ¡y escríbeme pronto!
Harry
"Qué dice Harry, hijo?" preguntó Arthur Weasley cuando Ron se colocó en la mesa y comenzó a llenar su plato. Ron leyó complaciente la corta nota en voz alta. Cuando hubo terminado, sus padres se miraron uno al otro, incrédulos.
"¿Tiene un trabajo?" dijo Molly, aturdida. "¿Será seguro? Pensé que se suponía que no debía dejar a su tía y su tío." Su expresión se obscureció. "Si puede trabajar, ¿por qué no puede venir a La Madriguera?"
Los chicos Weasley se miraron entre si y se encogieron de hombros.
"Molly, no podemos encerrar a Harry en esa casa todo el verano," dijo Arthur razonablemente. "Además, hay un mundo de diferencia entre él salga por unas cuantas horas a trabajar, y que abandone la propiedad por completo, y hasta que terminemos de proteger La Madriguera..."
"S, lo sé," suspiró Molly. "Tenemos que proteger La Madriguera por nuestro propio bien, así como el de Harry." Su mirada se encontró, determinada con la de su esposo. "Entonces, ¿continuaremos esta noche?"
"Sí. Tan pronto como salga del trabajo." Arthur bebió su té, y le dio a su esposa un rápido beso en la mejilla.
Ron miró cómo su padre y Percy, su hermano mayor, se iban por polvos flú a su trabajo en el Ministerio. Durante el día, las cosas eran casi normales. La Madriguera era tan alegre y caótica como siempre. Aunque, las tardes eran otra historia. Por las tardes, sus padres, y tres de sus hermanos mayores batallaban para colocar una compleja barrera de protección mágica alrededor de La Madriguera. Era una dicotomía enloquecedora. Algo que Ron encontraba horriblemente la frustrante. Era un asesinato el ser un estudiante menor de edad. ¡Cómo deseaba ayudar!
Quizás por primera vez en su vida, Ron entendió el concepto de estar involucrado en algo más importante que uno mismo. Su segura, anónima, y relativamente oscura vida le había sido quitada. Hizo una ligera mueca cuando pensó en todas las veces que se había quejado pro eso, o que se había sentido opacado por su familia. Ahora mismo, ellos eran los únicos en los que sentía que podía confiar. ¿Cómo en la tierra lo manejaba Harry, viviendo con esos muggles parientes suyos?
Hedwig había estado descansando en la percha de Errol, en una esquina. Voló alrededor de la cocina, ululando alegremente, antes de salir volando nuevamente por la ventana. Ron sonrió mientras la veía, hasta que estuvo fuera de su vista, entonces se fue a buscar algo de pergamino y una pluma. Tenía que escribir un par de cartas.
Domingo,9 de Julio de 1995
Albus Dumbledore, Director de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, recibidor de la Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo y miembro de la Confederación Internacional de Magos, se sentó en su oficina, pasando a través de las lechuzas. Apiladas en su escritorio, ante sí, había cartas de padres preocupados, vociferadores de padres furiosos, correspondencia regular, y reportes de miembros de la Orden que estaban en el exterior.
Albus suspiró, y buscó los distintivos sobres rojos. Mejor sería dejar esos fuera de su camino n primer lugar. Con toda probabilidad, no contendrían ninguna información útil, aunque uno nunca sabe. Ciertamente, había sido sorprendido en el pasado.
Fawkes despertó parpadeando, y miró tristemente al director, como espantado por los gritos que llenaron la oficina. Casi todos los vociferadores eran de padres. Dumbledore notó, con una especie de retorcido sentido del humor, que la mayor parte de ellos estaban más trastornados por el hecho de que les estuvieran enseñando a sus niños a llamar a Voldemort por su nombre de lo que lo estaban por el regreso del monstruo. Realmente, esperaba que se pudiera hacer algo acerca de esa tontería de "Quien – Usted – Sabe". Al menos no había recibido uno de Molly Weasley. Todavía. Aunque, había recibido un par de cartas muy vehementes. Esa mujer era persistente. Así como tan determinada como un cachorrito terrier con un hueso entre sus dientes.
Para su sorpresa, el último vociferador era del respetable Ministro de Magia. Albus se permitió una pequeña sonrisa ahogada. Si él tenía siete vociferadores en su escritorio, Fudge y el resto de sus burócratas, seguramente tenían las manos llenas. Tal vez debería enviarles algunos tapones para los oídos. Albus sonrió afectadamente cuando abrió el último sobre. Inmediatamente, los untuosos tonos del Ministro de Magia le hicieron zumbar los oídos.
"¡¡ALBUS, ES USTED UN IDIOTA!! ¡PENSÉ QUE SERÍA LO BASTANTE INTELIGENTE COMO PARA ESPARCIR RUMORES SIN FUNDAMENTO, Y SEMBRAR EL PÁNICO! ¡SIEMPRE LE HE APOYADO Y LE HE DEJADO LAS MANOS LIBRE PARA DIRIGIR ESA ESCUELA, PERO LE ADVIRTO -- HAY LMITES! ¡INCLUSO USTED NO PUEDE SER LO BASTANTE TONTO COMO PARA CREER CIEGAMENTE EN LA PALABRA DE UN NIÑO DE – CATORCE- AÑOS -- NO ME IMPORTA QUIÉN SEA!"
Cornelius se detuvo allí brevemente, obviamente para tomar aliento, y después continuó en un tono más amenazador, "SI USTED SE SACA OTRO TRUCO COMO ÉSTE ME VERÉ FORZADO A TOMAR MEDIDAS CON EL CONSEJO SUPERIOR! ¡ESTARÁ FUERA DE ESA ESCUELA TAN RÁPIDO QUE NI SIQUIERA SABRÁ QUÉ SUCEDI"...!"
Cuando Fudge comenzó a repetirse, Albus negó irritado con la cabeza y silenció el vociferador enviándolo volando a la chimenea con un encantamiento desvanecedor. Había esperado tener el apoyo total del Ministerio. La cerrazón mental de Fudge iba a hacer las cosas más difciles.
Albus subió un poco sus lentes de media luna, y se pasó una mano por los cansados ojos. Nada iba como debería. La construcción de barreras y hechizos protectores alrededor de la Madriguera no estaban ni cerca de terminarse. Cuando esencialmente le había prometido a Harry que podría viajar a la madriguera más avanzado el verano, había esperado que Cornelius permitiera que algunos Aurores ayudaran. Fudge se había negado de plano, aunque, diciendo que sus Aurores tenían cosas más importantes qué hacer que satisfacer los caprichos de un niño mimado. Arthur y Molly hacan lo que podan, generalmente por las tardes, lidiando con los hechizos desconocidos, e incluso llegando a reclutar a sus hijos mayores para que les ayudaran. El propio Albus ayudaba tanto como su horario se lo permitía, pero el avance era frustrantemente lento. Barreras de esa magnitud usualmente eran hechas por un equipo experimentado.
Dumbledore substituyó sus lentes, y avanzó por el resto de su correo. En momentos como ése, se encontraba deseando que nada de eso fuera necesario. La magia antigua que había podido usar cuando cercó a Privet Drive había hecho las cosas mucho más fáciles. Ese hechizo, y unas cuantas barreras para alertar a Arabella de cualquier mago ó bruja en el área, eran todo lo que se necesitaba para asegurar la seguridad de Harry contra algún ataque mágico. El hechizo basado en la magia por la sangre era difícil, pero comparado con la complicada red tejida en torno a La Madriguera, no era nada. Albus deseó que pudiera darse el lujo de simplemente invocar ese hechizo otra vez, pero sin importar cuánto lo quisieran, los Weasley no era parientes de sangre de Harry.
No obstante, el director se encontró admirado de su lealtad, esmero y persistencia. Ciertamente sería más fácil enviarle a Harry una nota de disculpa, diciéndole que las cosas no estaban saliendo según lo planeado, y que después de todo, no podría ir a quedarse con ellos. El ceño de Albus se acentuó, imaginándose el vociferador que le enviaría Molly si se atrevía a sugerir eso.
Por el lado brillante, esto tan sólo tenía que hacerse una vez. Una vez que las barreras y la magia protectora estuvieran colocadas, Harry podra viajar a la Madriguera siempre quisieran invitarlo. Obviamente, los Weasley no planeaban abandonar al muchacho ahora que las cosas comenzaban a ponerse feas, pero parecía haber más que eso.
Ron, especialmente, estaba impaciente porque se terminaran las barreras, y Albus tenía la sensación de que no era tan sólo porque él y sus hermanos quisieran que Harry fuera a jugar Quidditch con ellos en su patio trasero. Era casi como si creyeran que Harry, de algún modo, no estaba seguro en casa de su tío.
Eso era algo absurdo, por supuesto. El muchacho tenía la mejor protección mágica disponible, y los informes del archivo del Ministerio siempre indicaron que lo cuidaban adecuadamente. Albus frunció un poco el ceño. Le había parecido raro cuando Harry había ido a verlo en su segundo año, y había pedido permiso para quedarse en Hogwarts durante el verano, pero lo había considerado como un como capricho pasajero, probablemente como resultado de alguna disputa ahora olvidada con sus parientes. Además, Harry era un chaval inteligente. Si las cosas no estuvieran bien en casa, le diría a alguien.
¿O no lo haría?
El ceño de Dumbledore profundizó. Harry tenía el alarmante hábito de tratar de solucionar las cosas por sí mismo. Orgulloso, y ferozmente independiente, el muchacho pareca resuelto a probarse a sí mismo, y tan sólo pedía ayuda cuando era absolutamente necesario. Albus sonrió, y negó con la cabeza cariñosamente. Incluso los amigos de Harry ocasionalmente encontraban eso enloquecedor.
En sus muchos años como director, Albus se había vuelto muy bueno para identificar diversos tipos de personalidad. Las personas que mostraban los rasgos que exhibía Harry generalmente provenían de un ambiente donde sus guardianes les habían animado a ser creativos y a pensar de forma independiente, y fortalecido su confianza y el sentido de su propio valor.
Generalmente. Desafortunadamente, ése no siempre era el caso. A veces, esas mismas cualidades aparecían en niños que se les había dado poca importancia o que habían sido descuidados. Las pequeñas almas firmes y persistentes, parecían detectar de alguna manera que tenan valor, sin importar lo que les dijeran, y estaban determinadas a demostrar al mundo que tenían méritos. Harry seguramente no caía en ésta última categoría... ¿o sí? Ciertamente explicaría su casi instintiva desconfianza hacia las figuras de autoridad.
Albus se enorgullecía de su capacidad para dar facilidades a sus estudiantes y ganarse su confianza, pero conseguir que el muchacho se abriera había probado ser infrecuentemente difícil. Aunque, para ser justos, Harry había ido a ver al director el último año, cuando tuvo una visión en Adivinación. Era posible que finalmente se hubiera ganado la confianza del muchacho.
Dumbledore movió sus dedos pensativamente. Quizás debería profundizar más en el asunto, y preguntar a los Weasley. Era posible, aunque improbable, que se le hubiera escapado algo.
Un amortiguado Ping atrajo su atención, y la hoja superior de una pila de pergaminos, marcados como "Señora A. Figg "comenzó a llenarse de escritura. Arabella se estaba reportando desde los Estados Unidos. Se habían enviado agentes al exterior con pergaminos encantados y una pluma especial. Para reportarse, simplemente escribían lo que querían decir. El mensaje era transferido desde su pergamino, y aparecía en el pergamino correspondiente en su oficina. Era una de invenciones más ingeniosas de profesor Flitwick – era más rápido que las lechuzas, y virtualmente irrastreable. Albus leyó lo que escribía, y sonrió un poco. Actualmente, su misión iba yendo bastante bien, considerando todas las cosas, pero había tenido unos cuantos retrasos, y el pergamino casi vibraba con su frustración.
El director recogió el informe de Arabella y lo archivó con los otros. Black y Lupin lo estaban haciendo bien, así como Moody y Fletcher. Con algo de suerte, todos estarían de regreso a tiempo para la siguiente reunión programada de la Orden del Fénix. Actualmente, los agentes que estaban afuera, en el campo, estaban advirtiendo a los miembros de la Confederación Internacional de Magos acerca de los últimos acontecimientos, y alertas por alguna indicación de actividad Tenebrosa en el exterior mientras estaban en ello.
Albus alzó rápidamente la vista, cuando una lechuza blanca entró volando por su ventana abierta. Ah, no hay descanso para el cansancio, pensó, cuando le quitó la carta que traía atada a su pata. Bueno, nombra al diablo, sonrió cuando abrió la carta y miró la firma. Era de Harry.
6 de julio de 1995
Querido Profesor Dumbledore,
Espero que esté disfrutando sus vacaciones. Lamento molestarle, pero han sucedido un par de cosas pensé que le gustaría saber.
El primer asunto es, que tengo un empleo de verano. Sé que usted quería que me mantuviera cerca de Privet Drive, pero mis parientes no. precisamente me dejaron opción. Aunque no me importa. Mantenerme ocupado me ayuda a mantener la mente ocupada y no pensar en… Harry pareció detenerse ahí brevemente, y golpear ligeramente su pluma contra el pergamino antes de decidirse a continuar... cosas.
Harry se había saltado un espacio para comenzar un nuevo párrafo, y había vuelto a golpear su pluma contra el pergamino un poco más. Dumbledore casi podía imaginárselo, con el ceño fruncido, y mordiéndose el labio inferior, mientras que luchaba por expresar correctamente lo que deseaba decir.
El trabajo no es realmente por lo que le estoy escribiendo, continuaba finalmente la cartaes que… bueno, señor, creo que mi conexión con Voldemort… ha cambiado desde el Torneo de los Tres Magos. Creo que es más fuerte.
Albus frunció el entrecejo con preocupación. Eso no sonaba nada bien, pero al mismo tiempo, estaba sumamente agradecido de que Harry hubiera decidido en ésta ocasión ofrecer la información voluntariamente, en vez de esperar hasta que el acontecimiento se hubiera producido, como a menudo había ocurrido en el pasado. Todo el tono de la carta había cambiado. Harry claramente estaba renuente y tenso, inseguro acerca de la reacción que provocarían sus noticias.
Esto comenzó un par de días antes del final del curso, reportaba Harry. Continué escuchando voces. Era como escuchar susurros, o una conversación que estaba demasiado lejos para poder oír correctamente. No pasaba todo el tiempo, y yo realmente al principio no lo advertí, debido a todos los rumores en Hogwarts, en el expreso de Hogwarts, y en la estación de King's Cross. Pensé que tan sólo estaba oyendo a las personas a mí alrededor.
Hace un par de noches, me quedé despierto hasta bastante tarde. No había nadie alrededor mío -- todos estaban dormidos. Esa vez escuché las voces con más claridad. Voldemort estaba enfadado porque alguien se había retrasado en la elaboración de una poción de memoria. Por alguna razón, quería usarla en Peter Pettigrew. Traté de mantener la conexión, pero la perdí antes de dijera por qué. Espero que ésta información le sea de alguna utilidad. Lamento que no sea más.
He incluido una carta para el profesor Lupin y Snuffles. Si no es mucho problema, ¿podría asegurarse de que les llegue? Gracias de antemano.
Sinceramente suyo,
Harry Potter
Albus releyó los últimos párrafos dos veces, completamente convencido de que el fenómeno era genuino. Por primera vez en días sus ojos brillaban felizmente, y una sonrisa distendió sus rasgos, mientras que consideraba ésta nueva fuente de información. No había manera de que Harry hubiera podido saber acerca de la poción de memoria de Severus, o de cómo "desafortunadamente", había perdido un ingrediente clave que tenía que ser pedido especialmente. Dumbledore frunció el entrecejo al recordar algo. Harry no había mencionado que su cicatriz le doliera, pero el muchacho tendía a mantener la boca tercamente cerrada acerca de cosas como ésa. Quizás debería preguntarle.
Haciendo la carta de Harry a un lado por el momento, Albus cogió el sobre dirigido a Lupin y Black. Se sintió incómodo, habiendo su carta, pero el pergamino encantado era la manera más eficiente de enviar correspondencia. Además, sería un buen regalo para los dos Merodeadores. Haban estado luciendo inusualmente ceñudos últimamente.
Sacando su varita, Dumbledore echó el encantamiento de Flitwick en la carta, y la puso encima de la pila de pergaminos de Sirius y Remus. Cuando activó los encantamientos en el papel, se quedó mirando cómo el mensaje de Harry se fundía en el, y desaparecía.
Hecho esto, el anciano mago comenzó a hacer planes. Con Harry tan lejos en Surrey, el correo lechuza jamás funcionaría. Era demasiado lento, demasiado aventurado, y Hedwig era demasiado reconocible. Le enviara a Harry un paquete de los agentes que estaban afuera. Quería tener cualquier información sobre Voldemort tan pronto como fuera posible. La primera cosa en este asunto era tranquilizar a Harry, de modo que el muchacho no tuviera miedo de reportar lo que oyera... o viera, si vamos a eso. Dumbledore frunció el ceño. Harry no haba mencionado el tener alguna visión, pero Voldemort había estado bastante tranquilo desde su resurgimiento. Quizás simplemente no había tenido ninguna. Todavía. Agarrando su pluma favorita, Albus cogió una hoja de pergamino limpio, y comenzó a escribir.
¡Ping! La señal de atención salió del pergamino encantado de Remus y Sirius. Actualmente estaban estancados afuera de un prometedor sitio de posible actividad de mortífagos. Remus acababa de comenzar su turno, y Sirius estaba estirado sobre la cama, ya dormido.
Remus ociosamente bajó sus prismáticos, y miró el pergamino, para determinar si era algo digno de despertar a Sirius. Su quijada casi golpeó el suelo, cuando leyó la rápida nota de explicación de Dumbledore:
Sirius y Remus,
El Sr. Potter me ha contactado con el pedido de que les remitiera esta carta. No se preocupen, parece que no ha ocurrido nada inoportuno.
Albus Dumbledore
Remus echó un vistazo por encima del rasgado sobre de la carta. Por un lado, la carta de Harry era algo inofensivo. Por el otro lado, era una carta de Harry, y Sirius querría saberlo inmediatamente. Santiguándose, sacudió a Sirius por el hombro. "¿Padfoot?"
"¿Mmm...?"
"¡Paddy, despierta!" le dijo Remus, sacudiéndolo con más fuerza. Algunas cosas nunca cambiaban.
"Vete, Moony..."
"De acuerdo, lo haremos a tu modo. Puedes leer la carta de Harry más tarde."
"... 'uy bien." Sirius se dio vuelta.
Remus Lupin se examinó las uñas, y contó hacia atrás a partir del diez. Cuando llegó al cindo, los ojos azul-hielo de Sirius se abrieron de par en par. "¿Qué?" preguntó con ojos lagañosos. "¿Harry?"
"Harry. ¿Lo recuerdas, no? Un niño agradable, como así de alto, "Remus alzó su mano. "¿Cabello negro? ¿Ojos verdes? ¿Lentes?"
Sirius irritado, frunció en entrecejo. "Ya sé cómo luce, Moony. ¿Qué pasa con él?"
Remus sostuvo el pergamino entre sus dedos pulgar e índice, y lo colocó ante la cara de Sirius. "Nos mandó una carta. O más precisamente, se la envió a Dumbledore, y él nos la mandó."
Sirius se incorporó inmediatamente, y arrebató la carta de la mano de su amigo. "¿Por qué no dijiste eso en primer lugar?"
"Lo dije en primer lugar."
Sirius agitó mano como despidiendo a Remus, y volvió su atención a la carta de Harry.
6 de julio de 1995
Queridos Profesor Lupin y Snuffles,
No sé cuando les llegará esta carta, pero pensé en escribirles de todos modos. Aquí las cosas están bien. He estado trabajando en mis tareas, y tengo un trabajo del verano, as que me mantengo ocupado.
Espero que las cosas te vayan bien... donde usted estés y de lo que estés haciendo siempre. No he sabido nada de nadie todavía, pero tan sólo han pasado cinco días desde el final del curso.
Esto no se parece mucho a una carta, pero todo ha estado muy tranquilo hasta ahora, y ya te he dicho todas mis noticias. Ten cuidado, y espero verte, u saber de ti pronto.
Harry
Sirius sonrió cariñosamente mientras leía la carta de Harry. Echó un vistazo hacia su amigo. "¿Crees que él está bien, Moony?"
Lupin se encogió de hombros. "Así parece. Creo que con Harry es difícil decirlo."
Sirius sonrió. "Y que lo digas. ¿Te conté lo que sucedió el verano pasado, cuando su cicatriz le dolió?"
"No, creo que no."
Sirius giró sus ojos. "Me envió una carta. Dijo que su cicatriz le dolió. Yo, por supuesto, le contesté en seguida, y le dije que regresaba a Gran Bretaña."
Remus asintió, incitándolo a seguir.
"Tan pronto como recibió mi carta, volvió a escribir, lo más de prisa que pudo, y me dijo que debía haber imaginado quesu cicatriz le dolía." Sirius negó con la cabeza, con exasperación. "Te pregunto. Él no hubiera escrito la carta en primer lugar, si algo no lo hubiera estado molestando." Entonces suspiró y pareció estar tan serio como nunca antes lo había visto Remus. "Tan sólo es tan... ¡tan pequeño!" dijo Padfoot sin ton ni son. "Parece como que si una ráfaga de viento fuerte podría soplar y se lo llevaría."
Remus repentinamente esbozó una afectada sonrisa. "Mejor no dejes que Harry te escuche decir algo como eso. ¿Te dije lo que pasó al principio de su tercer año? "
Sirius consideró brevemente la pregunta. "Me dijiste que lo encontraste en el expreso de Hogwarts, y de su reacción a los Dementores, después te brincaste un pedazo, y me dijiste acerca de cómo lo hacía en clase, y cómo aprendió a conjurar un Patronus."
"Oh. Bueno, entonces dejé un pedazo fuera, dijo Remus, sus ojos ámbar bailaban con travesura. "Envié por delante una lechuza, explicando acerca de la reacción de Harry a los Dementores." Se encogió ligeramente de hombros. "Estaba un poco nervioso, al verlo caer así. De todas formas cuando llegamos a la escuela, la profesora McGonagall llamó a Harry, y a su amiga, Hermione Granger, a su oficina. Más tarde descubrí lo que sucedió."
"¿Y bien?" lo incitó Sirius.
"Minerva había llamado a la señora Pomphrey a su oficina, y ella inmediatamente comenzó a murmurar excesivas cuidados sobre Harry. Incluso amenazó con hacer que pasara la noche en la enfermería."
Los ojos de Sirius ensancharon al comprender aquél horror. "¿Delante de Hermione?"
"Oh, sin duda. Y entonces la señora Pomphrey hizo algo aún más imperdonable."
Los ojos de Sirius estaban ahora completamente abiertos. "¿Qué?"
Ahora Remus tenía los labios crispados. "Ella dijo que los Dementores eran unas cosas terribles, y continuó murmurando sobre el efecto que tenían en las personas que ya de por sí eran delicadas."
Sirius hizo una mueca de dolor, comprendiendo la vergüenza. "Ouch. Pobre niño."
"De hecho." Remus soltó una pequeña risita entre dientes. "Escuché que Harry se mostró sumamente indignado acerca de todo el asunto. Le dijo a Poppy que no era delicado." Resopló y alzó la vista para mirar a Padfoot a los ojos. "¿Sabes? Tenía razón. Es casi tan resistente como cualquier otro. Aprendí eso cuando le enseñé a conjurar su Patronus."
Sirius asintió distraídamente, mirando la carta con una triste media sonrisa nuevamente en su cara. "Tienes razón, por supuesto, Moony. Tan sólo es que no recuerdo que Prongs fuera alguna vez tan pequeño."
Remus giró los ojos. "Eso es porque él no lo era, tú, pedazo de tonto. Obviamente Harry heredó la estructura ósea de Lily." Se detuvo por un momento y después agregó intencionadamente, "Él tuvo dos padres, sabes."
Sirius esbozó una sonrisa avergonzada en respuesta. Remus tenía razón, como de costumbre. Iba a hacer algún comentario, pero un enorme bostezo lo interrumpió.
"Vuelve a dormirte, Padfoot. Lamento haberte despertado."
"No," contestó Sirius, ya con su voz turbia por el sueño, "hiciste lo correcto. Realmente debería contestar esa carta, aunque."
"Guárdala, paddy. Comenzaré la carta, y puedes agregar tu parte cuando te despiertes."
