REALIZATIONS by Wishweaver.

Traducido por Ianthe.


Disclaimer: Ni Harry Potter, ni ninguno de los otros personajes, locaciones, o cualquier otra cosa mencionada en las obras de J. K. Rowling me pertenecen.


Capítulo 11 – Persiguiendo a Harry. ¿Alguien?

Sábado 15 de Julio de 1995.

Una vez que estuvo segura de que estaba fuera de las barreras que rodeaban la antigua residencia de los Dursley en Privet Drive, Arabella Figg. se apareció, materializándose en su propia sala. Una vez allí, sus ojos buscaron rápidamente el reloj localizador. La manecilla de Harry se había movido en algún momento, y ahora señalaba a "Paradero Desconocido."

Belle entrecerró los ojos ante aquella idea. ¿Cómo podía ocurrir aquello? ¡No tiene sentido! Pensó aturdida. Harry había estado en el número 4 de Privet Drive la noche del 1 de Julio -- por lo que sabía ella. ¿Qué había cambiado? La bruja se atormentó el cerebro, tratando de recordar cualquier posible pista. Había visto brevemente a Petunia en una de las tiendas locales algunos días antes de que Sirius y Remus hubieran aparecido en su umbral. Había sido una reunión casual, y la conversación había sido breve e intrascendente en su mayor parte. La tía de Harry había mencionado algo sobre Vernon y una nueva y emocionante oportunidad de trabajo, aunqueâ€la agente de casas había mencionado una transferencia.

Tan sólo no le dijo exactamente adónde.

La señora Figg suspiró, y se pellizcó el puente de su nariz, cerrándola los ojos tanto como pudo. Vamos, vieja chica. ¡Piensa! No le eres útil a Harry as. Respirando profundamente, contuvo la respiración por algunos segundos, después, la fue soltando, lentamente. Sintiéndose más centrada, consideró el reloj nuevamente. Esto era como lo que había ocurrido la noche en que ella había estado en Hogwarts. Harry no estaba donde se suponía que debía estar, es verdad, pero al mismo tiempo, no estaba en verdadero peligro. Mientras que su manecilla permaneciera lejos de, oh, por ejemplo, "En Peligro Mortal", ella tenía tiempo.

Irritada, volvió a lanzar el hechizo que la alertaría si la manecilla de Harry se movía, hizo voto de dejarlo activado hasta que supiera exactamente dónde estaba el joven a su cargo. Idiota, se acaloró airadamente. Debía haber sido más precavida como para confiar en las apariencias – especialmente ahora que había salido a la luz la verdad sobre Meter Pettigrew. Debía haber visto a Harry antes de irse a América.

Fue hacia donde tenía su teléfono, sacó su guía telefónica y comenzó a moverse rápidamente por entre las secciones que contenían los números de negocios. Quizás podría obtener alguna pista de Grunnings, la compañía fabricante de taladros en la que Vernon había sido uno de los directores desde que ella lo había conocido.

Arabella frunció el entrecejo mientras trabajaba. Aquél era un comportamiento inusual en un hombre que generalmente se aferraba con mucha firmeza a las rutinas y horarios establecidos. Los Dursley no eran otra cosa, sino fiables, y Vernon muy especialmente, resentía en sumo grado cualquier cosa (o a cualquier persona) que se saliera de la norma. La idea de que empacarían repentinamente y se irían habría sido ridícula

Finalmente localizó lo que buscaba, la bruja marcó el número, y esperó que alguien le contestara.

"Buenas tardes, ésta es la Compañía de Taladros Grunnings, ¿a dónde quiere que diriga su llamada?"

"Buenas, tardes," contestó Arabella cortésmente. "Quisiera hablar con el Sr. Vernon Dursley, por favor."

"Un momento, por favor."

Arabella se encontró escuchando la música de espera. Mientras que esperaba, se calmó un poco. Los Dursley probablemente se habían mudado a algún pueblo vecino, o incluso quizá a Londres. De todos modos, no era la primera vez que la manecilla del reloj de Harry había señalado hacia "Paradero Desconocido".

La música de espera comenzaba a repetirse, pero la anciana bruja encontró que no la molestaba demasiado. Si no otra cosa, los molestos sonidos y los lemas de anuncios de Grunnings la tranquilizaban y le decían que no se había roto la conexión. Distraídamente, se preguntaba por qué tardaba tanto. ¿Vernon no estaba en el trabajo ese día?

Tecleando con los dedos sobre la mesa, Arabella recordó nuevamente hacía dos†o tres veranos atrás. De hecho, ates del segundo año de Harry. ¡Oh, Dios, qué lío había sido ése! La única información útil que había sacado de aquél fiasco, era cuán ineficaz era su plan de acción.

Las barreras próximas, que le advertían de la proximidad de cualquier otro mago o bruja en el área, se habían activado en mitad de la noche, despertándola bruscamente. Muy pronto, después de aquello, las alarmas sonaban, indicando que la casa en sí misma había sido invadida. Alarmas similares se habían puesto en Hogwarts, y en el Ministerio. Arabella se había visto forzada a perder algunos preciados minutos esperando que aparecieran sus refuerzos, porque ellos no sabían cuál era la casa de Harry.

Arabella había encontrado extraño, que aunque se suponía que todo un destacamento de Aurores debían haberse enviado inmediatamente, sólo el profesor Dumbledore había aparecido. Parecía soñoliento y con la ropa arrugada, pero había sacado su varita y la tenía lista.

Habían esperado unos minutos más antes de dirigirse a Privet Drive, y llegaron justo a tiempo para ver a Harry salir por una de las ventanas de los Dursley, y gritarles. "¡Hasta el próximo verano!", desde un Ford Anglia de color blanco y azul turquesa que arrancó graciosamente, u se perdió en la noche.

Los Dursley estaban todos asomando la cabeza desde una de las ventanas superiores, probablemente viéndolo desaparecer.

Actuando rápidamente, antes de que el coche consiguiera alejarse demasiado, la señora Figg había disparado un encantamiento de rastreo. "¡Los tengo! Susurró excitada al anciano mago que estaba a su lado. "Podremos seguirlos fácilmente, una vez que nos hayamos cambiado." Ella se había dado vuelta, pretendiendo entrar a toda prisa nuevamente en su casa, pero Dumbledore se quedó en el mismo lugar, con una expresión confundida en su rostro.

"No había considerado esto," había murmurado Albus distraídamente, "aunque no podría decir por qu

"¿Qué?" preguntó Arabella, mirando cómo la familia de Harry cerraba le ventana y volvía adentro de la casa.

Entonces el director de Hogwarts sonrió, los ojos azules le brillaban. "Parece que el joven Harry ha decidido ir de visita este verano. Creo que ésos eran los Weasley que lo recogieron."

"¿Arthur Weasley?"

"Sus hijos, aparentemente," dijo Dumbledore, asintiendo. "Arthur generalmente llama a una hora más civilizada."

Arabella sonrió, recordando las oleadas de risa que se había oído saliendo por las ventanas abiertas del auto mientras se alejaba, entonces sonrió. Todavía se sentía rebajada cuando pensaba en el retraso que había experimentado antes de poder llegar a Privet Drive. Harry habría podido haber sido asesinado cinco veces antes de que ella y Albus hubieran logrado llegar a Privet Drive, si realmente hubieran estado bajo ataque. Era el caso de un plan que parecía brillante puesto sobre el papel, pero que desgraciadamente fallaba cuando realmente se ponía en práctica.

Por supuesto, realmente no habían creído que fuera necesario, Harry estaba bien escondido, después de todo, pero mirando hacia atrás, ella no podía crees que hubieran sido tan descuidados. Una simple revisión habría descubierto las ineficacias y los defectos, pero nadie se había molestado.

Belle echó otro vistazo al reloj. También esa noche se había quedado parado en "Paradero Desconocido". Dumbledore se había quedado hasta que supieron que Harry estaba a salvo, haciendo té y replanteando sus acciones en el evento de un ataque, y ayudándola a modificar el reloj localizador. Habían cambiado el punto que se refería a la antigua escuela muggle de Harry a "Madriguera / Con los Weasley". De ese modo la casa estaba cubierta, así como cualquiera de las salidas que Harry hiciera. Su manecilla se movería hacia ese punto, tanto si él estaba con un Weasley, como con varios.

Durante su segundo año escolar, la manecilla de Harry había parecido bastante confundida. Entre su amistad con Ron y su posición en el equipo de Quidditch, Harry estaba "Con los Weasley", la mayor parte del tiempo. Viendo aquello, Arabella había decidido ir más allá y modificó el "Madriguera / Con los Weasley" para que dijera "Lejos de Hogwarts". La manecilla del reloj había bajado inmediatamente después de eso, y no se había movido nunca de "Hogwarts". Eso había sido satisfactorio a lo largo del tercer año. Bueno, excepto por las dos semanas que había pasado en el Callejón Diagon.

Arabella se rió entre dientas a pesar de sí misma. ¡Todos habían estado tan preocupados – temerosos del escape de Sirius Black! Ella había considerado agregar el Callejón Diagon al reloj, lo descartó por innecesario. Harry había tenido a todo el callejón para vigilarse ese verano, y ella estaba más que ocupada con la cuestión de la cacería de Black. Además, generalmente estaba "Con los Weasley" cuando salía, y la carátula del reloj estaba bastante llena, así que agregar el Callejón Diagon había parecido ser algo bastante superfluo.

Ella había notado una pequeña fluctuación durante el tercer año de Harry, entre "Hogwarts", y "Con los Weasley", los cuales había asumido que eran los fines de semana de Hogsmeade. En el cuarto año, había agregado "Hogsmeade." Evidentemente, Harry había visitado la aldea mágica sin su confiable pareja en el crimen, y su manecilla del reloj había apuntado hacia "Paradero desconocido" otra vez. Harry y Ron Weasley evidentemente habían tenido diferencias a lo largo del cuarto año, pero por todas las apariencias, las cosas regresaron a la normalidad antes de Navidad. La manecilla del reloj de Harry se confundió otra vez, y ella tuvo que modificar la locación de "Hogsmeade".

Ella tuvo unos minutos de ansiedad al final del año, cuando la manecilla del reloj había girado entre "Viajando", cuando él y Cedric tocaron la copa del Torneo de los Tres Magos, y después hacia "En Peligro Mortal", cuando llegaron a su destino. Arabella cerró los ojos un instante. Agradeciendo a los cielos que Barty Crouch hubiera utilizado el encantamiento de traslador de "Ida y vuelta" cuando hechizó el trofeo. Si hubiera usado alguno de los encantamientos unidireccionales, Harry habría quedado atrapado, sin manera de regresar nuevamente a Hogwarts.

"¿Señora?" la operadora finalmente estaba de nuevo en la línea.

"¿Sí?" respondió la señora Figg rápidamente, abriendo los ojos, y centrando su atención en el teléfono.

"El señor Dursley ha sido transferido. En este momento no está en nuestras oficinas de Londres."

Arabella parpadeó sorprendida. "¿Qué?" logró decir finalmente.

"A Grunnings le ha ido muy bien en los últimos años," explicó la dama al teléfono. "Así que hemos estado abriendo nuevas oficinas, así, en Gran Bretaña, y en el exterior. Le ofrecieron al Sr. Dursley la oportunidad de supervisar el edificio, proveer de personal, las operaciones iniciales de uno de los nuevos complejos de fabricación."

"Oh, sí, recuerdo haber oído algo como eso," dijo la señora Figg, recordando su conversación con Petunia. "¿En cuál oficina estará trabajando ahora?"

"El señor Dursley eligió el sitio en Australia."

"¿Australia? ¿Cuánto tiempo estará ahí?" preguntó la bruja, horrorizada.

"Esas asignaciones típicamente son de tres a cinco años de duración, señora." La mujer al teléfono se detuvo un momento, y agregó. "Los clientes locales del señor Dursley han sido divididos entre los otros miembros de nuestro personal. Si me da su nombre, encontraré quién se ha hecho cargo de su cuenta."

"Oh. No. No soy un cliente del señor Dursley. Soy una vecina. Hoy encontré que su casa estaba en venta y†noté que habían olvidado algo," improvisó Arabella. "Yo misma he estado ausente, y no me di cuenta de que se mudaron. ¿Podría darme su nueva dirección, para poder enviárselos?" Preguntó esperanzadoramente.

"No, señora. No nos está permitido proporcionar información personal por teléfono. Si gusta, puede enviar lo que tenga a la oficina de Londres, y nosotros podremos remitírsela."

"Oh. Sí, por supuesto. Eso sería maravilloso," contestó Arabella. Al darse cuenta de que la otra mujer estaba a punto de cortar la conversación, trató de conseguir un poco más de información. "Tan sólo por curiosidad, ¿dónde se localizan sus nuevas oficinas Australianas? Si puedo ser franca, estoy realmente sorprendida de que no me dijeran que se mudaban."

Asombrosamente, la máscara profesional de la secretaria de deslizó un poco. "El señor Dursley dirigirá un nuevo complejo de fabricación y distribución en Perth," le dijo. "Espero que él y la señora Dursley notifiquen pronto su nueva dirección. Originalmente no estaban programando irse tan pronto, sino hasta finales del verano. No sé exactamente las circunstancias, pero algo ocurrió, y cambiaron de planes."

"¿Usted sabe cuánto tiempo hace que se han ido?" presionó la señora Figg.

"No mucho -- una semana o dos a lo sumo. No se preocupe, querida. Estoy segura de que se pondrán en contacto una vez que se hayan instalado. ¿Alguna otra cosa?"

"No, gracias. Ha sido de gran ayuda." El ceño de Belle se volvió pensativo mientras colgaba el teléfono. ¿Harry estaba en Australia? ¿Cómo en la tierra se suponía que iba a regresar a Hogwarts? ¡Seguramente Dumbledore no estaba planeando transferirlo a alguna otra escuela mágica!

Arabella frunció el ceño y comenzó a pasearse. A cada rato, echaba un vistazo al reloj, pero la manecilla de Harry seguía detenida firmemente de "Paradero Desconocido."

Nada en todo aquél panorama tenía sentido. Nunca había conocido a una pareja, ya fuera muggle o mágica que fuera más afecta a sus modos que Vernon y Petunia Dursley. Podía imaginárselos mudándose de casa, quizá a otra más grande o en una vecindad de mayor status social. Si había algo que Petunia amaba más que la rutina y el orden era el status. Pero la idea de que ellos empacaran repentinamente y se fueran del país sería ridícula si no fuera obviamente cierta.

¿Cuál era la motivación? ¿Dinero? ¿Status? ¿La oportunidad de una promoción? ¿Y qué de la escuela de Harry? ¿Y la de Dudley? Vernon y Petunia había dicho a voces por años, cuán felices estaban de que su chico asistiera a Smelting's. Seguramente había asignaciones más cercanas que permitirían que los muchachos siguieran asistiendo a sus actuales escuelas.

¿Era algo más entonces?

El comportamiento de los Dursley con respecto a Harry siempre había sido un poco extraño. Arabella lo había notado desde la primera vez, cuando había "conocido" a Petunia, una mañana, a principios de Noviembre, apenas unos días después de que los Potter hubieran sido asesinados.

Había sido un encuentro cuidadosamente planeado, pero al final de la visita, Petunia estaba bastante cómoda con ella, al grado de que había accedido cuando Arabella se había ofrecido a cuidar de los muchachos en cualquier momento. Recordando, Belle observó distraídamente que aunque ella había cuidado a Harry a menudo, Petunia tan sólo había dejado a Dudley a su cuidado unas cuantas veces -- generalmente en las infrecuentes ocasiones en que Harry había necesitado ver al pediatra, o al optometrista.

La bruja se estremeció ligeramente, y agradeció a las estrellas por la suerte de la buena salud del joven Potter. Los dos muchachos eran tan distintos como el día y la noche. Con Harry, ella podía tratarlo fácilmente. Dudley era suficiente para volver loco a un santo.

El contacto inicial había sido un éxito, y todo parecía ir tan bien como se podía esperar. Ella recordó que Harry era más tranquilo de lo que recordaba, pero aparte de eso, todo parecía estar bien. Petunia favorecía demasiado a Dudley, lo cual la señora Figg encontraba preocupante, pero tan sólo habían pasado unos cuantos días. Ellos (incluida ella misma) todavía estaban al principio del proceso de duelo, y para ser justos, Dudley había sido la única preocupación de Petunia hasta hacía unos pocos días. Quizás los Durley todavía necesitaban tiempo para ajustarse a la presencia de Harry en su casa.

Cuando se iba, había advertido una caja, tirada junto con el resto de la basura de los Dursley. Belle no era del tipo chismoso, y generalmente no era predispuesta a los arrebatos premonitorios, pero simplemente algo parecía no estar bien. Ella había recibido un shock, cuando le había echado una mirada furtiva después de cerciorarse de que no estaba siendo observada. Eran los últimos efectos de James y Lily, entregados a Harry por el Ministerio de Magia -- los pocos y preciados artículos que se habían salvado intactos de los restos de su hogar, asó como recortes de ciertas noticias, incluyendo los obituarios de James y de Lily.

Sin pensarlo dos veces, se había llevado la caja y la había guardado, decidiendo que Petunia todavía estaba alterada por la muerte de su hermana, y no pensaba con claridad. Quizás los recuerdos eran demasiado dolorosos, o lamentaba la ruptura que había habido entre Lily y ella misma. ¿Por qué más podría cortar los únicos lazos de Harry con su pasado?

Decidiendo que necesitaban tomarse medidas preventivas, por lo menos hasta que Petunia recobrara sus cabales, Arabella había vuelto esa tarde furtivamente, pasando inadvertida en la oscuridad. Subrepticiamente echó algunos encantamientos a través de la ventana de la cocina, mientras que la familia engullía su cena, preocupada de nuevo por la manera tan poco atenta en que trataban a Harry. Si Vernon o Petunia tiraban algo que tuviera que ver con los Potter, seguramente lo tirarían al bote de basura de la cocina. Ella encantó el bote con hechizos de reconocimiento, reparación y de limpieza, y después lo hizo un traslador altamente especializados. Cualesquiera de las pertenencias de Harry que fueran lanzadas a ese bote serían restauradas dejándolos como nuevos, y transferidas automáticamente a la caja, a la que ya le había echado encantamientos de expansión y aligeramiento.

Arabella detuvo sus pasos, y alzó la vista, repentinamente alarmada. ¡Nunca quité esos encantamientos! ¡Cielos, la cantidad de cosas que debe contener esa caja! Tendré que limpiar toda la basura antes de dársela a Harry. Revisó su sala, frunciendo el ceño, confundida. Estaba casi segura de que había sacado la caja del ático antes de que Sirius y Remis aparecieran, pretendiendo dársela al muchacho cuando volviera de Hogwarts, pero no parecía estar por ahí. Quizás tan sólo había tenido intención de bajarla. No importaba. Se encargaría de eso más tarde, una vez que el paradero del señor Potter se hubiera verificado.

Moviendo su cabeza con impaciencia, Arabella Figg se dirigió a grandes pasos a la chimenea, pasando totalmente por alto la nota que Harry que los gatos habían tirado al suelo. "¡Hogwarts!" ordenó, echando un puñado de polvos flú.


"Fácil, fácil... tan sólo un poco más... sí, creo que ya está," dijo Arthur Weasley alegremente cuando él y su esposa trabajaban para rodear su cobertizo con barreras de protección e integrarlo con todas las que rodeaban La Madriguera y la propiedad en la que estaban. Habían aprendido con bastante rapidez cómo conjurar, y después alargar la protección mágica para que cubriera el área requerida, aunque todavía a veces cometían errores. No, lo más difícil era unir dos o más partes. Molly lo había comparado con tratar de trabajar con satén. La lisa fabricación, incluyendo las costuras sin agujeros, rasgones imperfecciones era más difícil de lo que se creía, y distinto cada vez. No era extraño que los Aurores tendieran a permanecer con el mismo equipo de personas y asociados.

Molly movió la cabeza, fatigada, y se echó hacia atrás, estirando los tensos músculos y masajeando algunas partes de su espina dorsal. Inclinándose contra la silla de trabajo de Arthur, cogió ociosamente una batería y movió cariñosamente la cabeza. "¿Supongo que no podría convencerte de que tiraras todas estas basuras muggles?"

Arthur se encogió de hombros y miró a su alrededor. "Tal vez podrías persuadirme de que me deshiciera de algo," aclaró. "Pero no de todo," terminó, mirando fijamente por la pequeña ventana.

Su esposa alzó las cejas asombrada ante la primera parte de su declaración, después se le acercó y le pasó los brazos por la cintura cuando notó su cansado y aprensivo lenguaje corporal. "Lo resolveremos," le dijo suavemente.

"Sí, lo sé," le respondió, dejando caer su barbilla sobre la cabeza de ella y acercándola más hacia sí. "Tan sólo se siente ahora un poco excesiva."

Molly no dijo nada, tan sólo comenzó a frotarle la espalda. Arthur cerró los ojos y se permitió relajarse un poco, mientras ella le pasaba las manos describiendo lentos círculos, liberando la tensión acumulada en la parte inferior de su espalda.

"¿Mamá? ¿Papá?"

Los Weasley de mayor edad intercambiaron una pesarosa sonrisa y un breve abrazo, antes de separarse. "Nunca un momento de calma," Observó Molly antes de llamarlos, "aquí, Ron."

Ron y Ginny entraron en el cobertizo, cada uno llevando dos vasos de limonada. "Ginny hizo esto," dijo Ron sin preámbulos. "Pensamos que podría gustarles tomar algo."

"¡Qué encantador, querida!" Sonrió Molly, aceptando un vaso de su hija, y tomando un buen trago. "¡Oh, Ginny! ¡Está delicioso!" le dijo sonriendo a su sonrojada hija. "¿Y no fuiste tú el que pensó en traérnosla aquí?" dijo, acariando el pelo de su hijo.

"Entonces, ¿cómo va?" Preguntó Ron, en lo que esperaba fuera de modo casual, después de que hubieron tomado sus bebidas por algunos minutos en silencio. Él Y Ginny habían encontrado difícil a veces sobrellevar la presión en numerosas ocasiones en el par de semanas anterior, debido a sus casi constantes preguntas sobre su progreso. Al principio había sido bastante malo, cuando todos habían estado molestos y cometiendo errores.

Molly suspiró cuando vio la aprehensión en los ojos de los niños. "Creo que casi hemos terminado aquí," dijo tranquilamente, dirigiendo a su marido una mirada de broma," a menos que su padre decida comenzar a clasificar su colección esta noche."

"Actualmente," dijo Arthur, frunciendo el ceño al mirar hacia una esquina en sombras. "No reconozco esto." Revolvió las cosas en la esquina por un momento y regresó un unas barras.

"Oh," dijo Ron, una mirada de sorprendido reconocimiento. "Casi me había olvidado de eso."

"Ronald," le dijo su madre seriamente, "Por favor ¡no me digas que también has comenzado a coleccionar basuras muggles!"

Su hijo negó con la cabeza. "No, nada de eso. Eso es de Harry."

"¡¿De Harry?!"

"Bueno, realmente pertenecen a su tío," se corrigió Ron. Antes las miradas aturdidas y las expresiones de sy padre y su hermana, se encogió de hombros. "Son del verano antes del segundo año," explicó, vigilando cuidadosamente ante cualquier muestra de explosión inminente. "Tú sabes, cuando Fred, George y yo fuimos volando en el coche de papá hasta Surrey." Cuando su familia siguió mirándolo, Ron se irritó. "¿Qué? Te dijimos que tenía barras en su ventana, ¿te acuerdas?"

Aturdida, Moly asintió, recordando nuevamente esa mañana de verano, mientras Arthur y Ginny miraban horrorizados.

¡Lo estaban matando de hambre mamá! ¡Tenía barras en su ventana!

Molly empezó a sentirse enferma. En aquél momento, ella había asumido que era otra historia descabellada inventada por los gemelos. Harry había estado un poco delgado, era verdad, y a ella no le habían gustado las vibras que había recibido de su tío en la estación de King's Cross, pero Harry había sido delgado desde que ella lo conocía, y no parecía inadaptado u horriblemente maltratado. De hecho, se había ajustado bien a vivir en su casa, y no le había causado ningún problema. "Sí, recuerdo," dijo débilmente, el horror apareció en sus ojos. "Pensé que tus hermanos estaban embelleciendo los hechos nuevamente. Nunca soñé... "

Arthur, mientras tanto, parecía furioso y se había puesto muy rojo, recordado su propia interacción con la familia Dursley el verano anterior. Le pidió a Ron que le contara exactamente qué había sucedido, y su hijo lo hizo, obligado, describiendo cómo se había preocupado cuando Harry no había respondido a sus cartas, y pidió el consejo de sus hermanos. El cielo había estado nublado, así que habían decidido traer a Harry, y fingir que había llegado durante la noche. Ron se detuvo, y se encogió de vergüenza al llegar a eso, después continuó.

Encontraron a Harry encerrado en su cuarto. Había estado allí por tres días, y tan sólo le habían dejado salir dos veces al día para usar el baño. Sus parientes muggles le habían estado pasando pequeñas cantidades de comida por un agujero para gatos en la puerta. Sus cosas de Hogwarts habían sido encerradas en una alacena debajo de las escaleras. Fred y George se habían visto obligados a forzar las cerraduras de la puerta del cuarto de Harry, y la de la alacena, después de arrancar literalmente las barras de la ventana del dormitorio. Ron las había metido en el coche, y las trajo consigo, no sabiendo qué más hacer con ellas.

"Entonces, ésta es la razón por la cual has estado tan impaciente porque Harry viniera a la Madriguera," indicó Arthur directamente.

"Sí, señor," dijo Ron mansamente.

"¿Y la comida que enviamos el verano pasado? Realmente él no estaba tan sólo extrañando mi cocina, ¿o no?"

Afligido, Ron se encogió, asintiendo, encontrando repentinamente los cordones de sus zapatos muy interesantes. Cuando Harry había escrito el verano anterior, con noticias de la dieta de Dudley, Ron había asumido que él simplemente no quería vivir de vegetales todo el verano, y que anhelaba algo de variedad. Nunca le había pasado por la mente el pensamiento de que su amigo pudiera no tener suficiente para comer.

Arthur curzó su mirada con la llorosa de su esposa, y después asintió con severidad. "Creo que una visita a Hogwarts es lo indicado," dijo, con una voz notablemente tranquila, llevando a su familia de nuevo a la Madriguera.


Albus Dumbledore suspiró tristemente cuando entró nuevamente en su oficina de regreso de la Enfermería de Hogwarts. La transformación de Remus Lupin del día 1w había sido especialmente mala. Incluso con la poción de Wolfsbane, todavía estaba recobrándose dos días después. Sirius Blacko los trasladó a ambos a Hogwarts tan pronto como Remus ya no fue un peligro, y había estado bajo la atenta mirada de Poppy Pomfrey desde entonces.

Por supuesto, eso cambiaría, y pronto, si el hombre lobo se salía con la suya.

"Ratón helado", dijo a la gárgola que resguardaba la entrada a su oficina. Mientras subía las escaleras en espiral, Dubledore se preguntaba brevemente cuándo volvería Fawkes. El pájaro de fuego había sido su compañero por muchos años, y Albus encontró que echaba en falta la presencia del fénix.

Cuando entró en su oficina y llegó a su escritorio, su atención fue atraída por un sonido ahora familiar.

¡Ping! ¡Ping! ¡Ping! ¡Ping! Alguien, o varios alguien estaban enviando reportes. Curiosamente, su mirada vagó por entre los pergaminos alineados en su escritorio, y se detuvo con complacida sorpresa cuando vio el pergamino que había puesto encima, "sólo por si acaso". El joven Harry estaba reportando. Y mucho. Cuatro páginas, de hecho.

El director alzó una ceja cuando leía cuidadosamente el pergamino del chico. Harry explicaba que había estado tomando notas desde que se dio cuenta de qué sucedía, y que había estado esperando el regreso de Hedwig para poder enviarlo. Albus sonrió. Buen chico. Harry obviamente había demostrado su valía también a Fawkes, puesto que utilizaba el pergamino y la pluma encantada. Excelente.

Explorando la carta, Dumbledore se frotó la barbilla, pensativamente. Algo de la información que Harry reportaba, ya la sabía, pero había una parte que no sabía en absoluto. Severus y el resto de los mortífagos, por ejemplo no habían sido conscientes de que Voldemort había pasado por un período de debilidad enseguida de su renacimiento.

Las cejas de Dumbledore se juntaron en su concentración mientras leía: Voldemort se aprovechaba de la idiotez actual del Ministro y mantenía un perfil bajo. ¿Un posible ataque contra Privet Drive? La poción de Snape probablemente sería administrada a Meter Pettigrew en un plazo de entre las próximas 48 a 72 horas. Voldemort todavía odiaba a los muggles y los de origen muggle y los de media sangre tanto como antes. ¿Los nombres de Arthur Weasley y Amos Diggory mencionados por Lucius Malfoy? Malfoy también mencionó que Fudge había rehusado permitir que los Aurores protegieran la Madriguera. Hmmm, debería advertir a Arthur y a Amos de que fueran especialmente vigilantes. Se movió rápidamente a través del informe, sorprendido de la gran abundancia de información que contenía. Esta conexión de Harry podía probar ser inestimablemente valiosa, siempre que no tuviera un efecto negativo en su salud.

Revisando rápidamente la correspondencia de Harry, Albus buscó específicamente cualquier respuesta que diera el muchacho respecto a las preguntas acerca de su cicatriz, o su conexión. La mayor parte del pergamino estaba lleno de sueños, impresiones, y conversaciones oídas por casualidad, pero finalmente, después que terminara de copiar sus notas, Harry había comenzado dubitativamente a pasar algunos de sus propios pensamientos y teorías.

De acuerdo a Harry, su cicatriz no lo había estado incomodando mucho†todavía. Por como describió su conexión, Albus estaba seguro de que lo haría -- una vez que Voldemort decidiera dejar de ocultarse. El chico estaba evidentemente protegido de los dolores y de las visiones hasta un cierto punto, por la actual inactividad del mago tenebroso. Aunque eso no duraría para siempre. Por todos los indicios de ese informe y de otros que había recibido, Voldemort estaba planeando algo grande. La inteligencia que estaba recibiendo parecía indicar que las fuerzas tenebrosas se estaban reuniendo para un ataque. Específicamente, un ataque contra Harry Potter.

Albus soltó la respiración por entre sus dientes, y se masajeó las sienes. Si aquello continuaba, A Harry bien podrían aconsejarle que dejara su empleo de verano. Barreras y hechos adicionales tampoco serían una mala idea. Contactaría a Arabella más tarde y buscarían alguna solución. Ciertamente no tenía ningún deseo de encerrar a Harry en casa de su tío, pero se estremeció al pensar en lo que Voldemort y sus mortífagos le harían al muchacho si volvía a caer nuevamente en sus manos.

Re – enfocándose en el último trozo del pergamino, ALbus leyo la última parte, después parpadeó y la leyó de nuevo. Era un pequeño párrafo, apenas unas cuantas frases, pero fue un shock para el anciano mago como poca cosas lo habían hecho recientemente. Lo maravilloso era, que Haryr lo había agregado en forma casual. Casi sin pensarlo:

Supongo que eso es todo lo que tengo que decirle, señor, y espero en encuentra la información útil. Oh, y otra cosa†mi tía y mi tío han vendido su propiedad en Privet Drive. La casa está actualmente vacante. Si Voldemort está planeando atacarme allí, me temo que está desilusionado.

Sinceramente suyo.

Harry Potter

Antes de que Albus tuviera tiempo de recobrarse de aquella pequeña bomba, le llegó el sonido de voces altas, excitadas, desde el otro lado de su puerta, entonces alguien llamó firmemente a ella.

"Pase," dijo, levantándose y observando cómo Arthur Weasley, Arabella Figg, Severus Snape, Sirius Black y Remus Lupin irrumpían en su oficina. Arabella agitaba un pedazo de pergamino, y Arthur blandía lo que parecían unas pequeñas barras de metal de una puerta para jardín. Sirius y Remus parecían furiosos, y Snape parecía muy fuera de lugar.

Cuando el tumulto finalmente descendió a un nivel manejable, Albus volvió a ocupar su silla y conjuró unas cuantas más, para que así todos tuvieran donde sentarse. Cuando cada uno hubo ocupado un asiento, el director puso sus manos sobre el escritorio y estudió a sus huéspedes. "Entonces, ¿en qué puedo ayudarles?"


Gracias a :

Kawaii, Saharliene, Gandulfo, the angel of the dreams, Anita Puelma, KoGaZe, Sally, Annie Malfoy Merodeadora, Rina Lin Wards, kat basted, skiviry, Bubbly Blueberry.