REALIZATIONS by Wishweaver.
Traducido por Ianthe.
Disclaimer: Ni Harry Potter, ni ninguno de los otros personajes, locaciones, o cualquier otra cosa mencionada en las obras de J. K. Rowling me pertenecen.
Capítulo 15 - Sra. Wrong
Sábado, 15 de Julio de 1995.
Arabella y Remus se sacudieron la ceniza y se alejaron de la chimenea del Caldero Chorreante. "¡Tom!" llamó Arabella alegremente, divisando al viejo mesonero y apresurándose hacia él.
Tom se volvió y dejó de mirar la salida de Harry y las Wrights al Londres muggle, y sonrió a la bruja con una de sus desdentadas sonrisas. "¡Tan cierto como que vivo y respiro! ¡Arabella Figg! ¡Han pasado años! Aquí, ésta mesa está libre," comenzó Tom, intentado conducirla hacia ahí, pero Belle lo detuvo.
"No podemos quedarnos, Tom", dijo ella con una expresión de disculpa en su casa. "Esperaba que podría comprar algo e irme."
Tom alzó la vista y vio a Remus Lupin de pie un poco atrás de Arabella. "Lo siento, Remus, no te ví llegar."
"Está bien, Tom, usualmente trato de mantener un perfil bajo."
Tom asintió, comprendiendo. Una nueva ley restrictiva referente a los hombres lobo se había aprobado por el Ministerio hacía un par de años. El propio Tom se sentía su opinión dividida acerca de ello. Por un lado, nadie podía negar que los hombres lobo eran criaturas terriblemente peligrosas, y que debían tratarse con extrema precaución. Por otro lado, se habían hecho grandes avances en el estudio de la licantropía en los últimos los. La poción Wolfsbane, por ejemplo, era un triunfo en ese aspecto, y producía un cierto grado de control a aquellos que tenían la gran desgracia de sufrir la maldición.
Tom se estremeció internamente, cuando invitó a Remus y a Arabella a que lo siguieran hasta la barra,donde podrían sentarse mientras que tomaba su orden. Había tenido amistad con Sirius Black y James Potter durante sus años de Hogwarts, y después, así que también había tenido que conocer a sus amigos. Siempre lo sorprendió que se sintieran tan cómodos en la compañía de un hombre lobo. Especialmente después de que James se casó con Lily, y Harry vino al mundo.
Tom recordó una vez, cuando los merodeadores habían ido al Caldero Chorreante para cenar. Lupin había terminado primero, y sostenía a Harry, para que James y Lily pudieran comer. Harry había parecido estar perfectamente contento, pero Tom recordó haber tenido que contener el furioso impulso de arrebatar al bebé de los brazos del hombre lobo y regañas a sus padres por ser tan descuidados. Era una dicotomía enloquecedora. Había llegado a gustarle Remus Lupin con el transcurso del tiempo, pero evidentemente algunos prejuicios eran más fáciles de superar que otros.
Ahora Remus y Arabella estaban sentados y lo miraban expectantes. Tom sacudio un poco la cabeza, después les sonrió. "Lo siento. Me quedé divagando por un momento. Encontes, ¿qué les traigo, el pay de Shepherd's ha sido muy popular esta noche," les ofreción.
Arabella echó una mirada a Remus, quien se encogió de hombros amigablemente. El pay de Shepherd's le sonaba muy bien "Eso está muy bien, te encargamos tres pedidos, Tom. Y bueno, seis botellas de cerveza de mantequilla," decidió la señora Figg. "Y eso es todo, a menos que tengas algo que pueda servir de desayuno."
"De hecho, tengo unos encantadores bollos de pasa en la cocina, pero todavía se están haciendo. Si no están muy apurados, pueden darse una vuela mañana."
"La señora Figg sonrió. "Sí, o podríamos ir de compras." Ante la mirada cortésmente interesada de Tom, explicó, "he estado ausente durante un par de semanas, y necesito desesperadamente volver a surtir la despensa."
Tom se rió entre dientes. "Entonces está bien," le dijo, desapareciendo en la cocina.
Los dos se sentaron en silencio por algunos minutos, esperando la vuelta de Tom. Belle no pudo evitar notar que Remus parecía estar oliendo un poco. Finalmente, su curiosidad la dominó. "¿Cogiste un resfriado, Remus, o noecesitas un pañuelo?"
Remus olió otra vez, después parpadeó. "¿Qué? Oh. No. Lo siento, percibí un olor sumamente familiar, pero lo perdí..." dijo Remus frunciendo el ceño, después movió la cabeza. "Hay muchos olores aquí dentro -- es confuso."
"Pensé que te ponías un encantamiento en tu nariz para bloquear eso," dijo Arabella, bajando la voz, para que nadie pudiera oírla por casualidad.
"Lo hago antes de la luna llena. Es entonces cuando los instintos de lobo están en su punto álgido, pero no obstruyo totalmente mi sentido del olor," dijo Remus con un estremecimiento. "Sería lo mismo que quedarme ciego. Tan sólo lo bajo a un nivel más tolerables."
"Pero, ¿qué sobre los sentidos desarrollados, y la injusta ventaja de la que habla el Ministerio?"
Remus suspiró. "Ése es un muy buen ejemplo del dicho de que "un poco de conocimiento es la cosa más peligrosa. Es verdad que soy más fuerte que una persona normal, de mi tamaño, mis sentidos son más agudos, y tiendo a poder identificar el humor de los otros. Éstas son ventajas, sí, pero lo que la gente no toma en cuenta, es que mi forma humana no es tan eficiente como mi forma de lobo."
"Por ejemplo, mi sentido de olor únicamente se realza, los seres humanos tienen un sentido del olor realmente patético con respecto a otros animales. Puedi identificar olores, que es más que lo que la mayoría puede hacer, pero es difícil de procesar. Especialmente en un ambiente tan saturado de olores de comida, el humo, y la gente que va y viene... Moony o Suflés podrían seleccionar el olor, identificarlo, determinar su antigüedad y seguir su rastro si es necesario." El hombre lobo olisqueó el aire de nuevo, después negó con la cabeza, y se encogió de hombros, abandonando el intento. "Ya me acordaré. Este generalmente me ocurre cuando percibo el olor de alguien a quien sé que no he visto por algún tiempo."
Arabella asintió con la cabeza, comprendiendo, entonces los dos se quedaron en un silencio incómodo. Sonriendo suavemente, Arabella miraba alrededor del Caldero Chorreante, reapreciando el interior. No había cambiado mucho desde la última vez que había ido, pero algo parecía distinto. Realmente, notó Bella admirativamente, todo el lugar parecía realmente lindo. Levantándose de su asiento, se giró dando un lento círculo, y examinando el área del comedor principal y la barra.
En el curso de su inspección, sus ojos cayeron sobre el libro de registro de huéspedes de Tom, abierto, listo para ser firmado, Tocada por una inspiración, se dirigió a él en forma casual. Los magos y brujas a menudo consultaban el registro para ver si alguno de sus amigos estaban en el callejón, así que nadie pensaría que su acción era extraña. Un vistazo en la página actual, mostraba a los huéspedes a partir del último junio al presente -- y Harry no estaba entre ellos.
Remus arqueó una ceja cuando ella volvió a su asiento. "¿Nada?" le preguntó esperanzadamente.
La señora Figg negó con la cabeza, sintiéndose estúpida por haberlo intentado. "No. Tan sólo pensé que tal vez... él" su voz se apagó y suspiró. "Toda este asunto me hace enfurecer," se quejó amargamente.
"¿Qué pasa, querida?" preguntó Tom metiéndose en la conversación, volviendo con su orden que flotaba grácilmente ante él.
Remus y Figg intercambiaron una mirada. Se habían preguntado si Harry habría ido al Callejón Diagon antes de irse. Si lo había hecho, el viejo mesonero seguro tenía que saberlo. Sin embargo, tenían órdenes estrictas de guardar silencio hasta que Voldemort hiciera su miovimiento, y eso los hacía renuentes a preguntar. No podían permitirse decir una palabra respecto a que los parientes muggles de Harry se habían mudado. Por lo menos no todavía. Además, podrían preguntarle a Harry personalmente en un par de días -- siempre que quedara algo después de que Albus, Sirius, y Molly acabaran con él.
Forzando una sonrisa, Arabella agitó una mano en el aire. "Me temo que tengo ciertas dificultades con uno de mis vecinos muggles," dijo sin darle importancia. "Es sumamente frustrante, realmente no poder maldecidlos apropiadamente."
Tom le devolvió la sonrisa. "Controle su genio, señora Figg, " la embromó, antes de ponerse en un tono más enérgico y serio. "Aquí está su orden," dijo innecesariamente, cuando los paquetes cuidadosamente envueltos aterrizaron ante él. "¿Puedo ofrecerles algo más? ¿Tal vez pudín de melaza?" agregó desvergonzadamente, tentando a Remus, a quien él sabía que tenía un afecto especial por los postres. Supo que había acertado cuando los ojos ambarinos de Remus se encendieron.
"¿Cuánto?" preguntó Remus, cogiendo su bolsillo y sacando algunas monedas.
"Para ti, tres sickles," Tom agitó su varita, y un paquete adicional, que había estado detrás suyo se unió con los otros que estaban sobre la barra. "Me tomé la libertad de servirla cuando preparé el resto de su orden," sonrió.
"Me conoces demasiado bien, Tom," dijo avergonzado el hombre lobo. "No estoy seguro de que eso sea una cosa buena."
"¡Tonterías! Soy bueno en mi negocio, mi muchacho, eso es todo," le aseguró Tom. "Las personas notan cuando hacer un esfuerzo en recordar sus nombres, lo que les gusta y lo que no. No es algo muy difícil, y le da al Caldero un ventaja con respectoa algunos otros lugares, más grandes y de más lujo."
Remus sonrió, y olió el pudín de melaza y el pay de Shepherd's elogiosamente. Al volverse, dirigió una mirada misteriosa a su acompañante y alzó las cejas. "¿Podemos comer primero el postre Arabella? ¿Por favor?"
Belle giró los ojos en un elocuente gesto de "¿por qué yo?", después sonrió y movió la cabeza cariñosamente, cuando ella y Remus efectuaron su pago. "Por cierto, Tom," dijo ella, cuando cogió el pudín y la cerveza de mantequilla. "Me encanta lo que has hecho con éste lugar."
¡Ah, sí! Dijo Tom orgullosamente. "Todo el crédito de eso no es mío. Empleé una cierta ayuda para el verano, y ha sido una de las mejores decisiones que he hecho."
Remus cogió el pay de Shepherd's cuando se preparaban para marcharse, entonces miró esperanzadamente a la señora Figg. "¿No llevar cargando demasiadas cosas, Arabella? Podría llevar más cosas, " se ofreció, mirando fijamente la orden del postre.
La señora Figg le dio una mirada irónica. "No soy tonta o fácil de engañar, Remus Lupin. Si te dejo acercarte a éste pudín, se habrá terminado antes de que lleguemos a casa."
"¡Pero vamos a aparecernos!"
"I'm you'd seguro manage."
Remus balanceó la comida en su mano izquierda, y se puso su mano derecha sobre el corazón. "¡Arabella! ¡Me ofendes!"
"No, te conozco, y me importa que no tires eso," dijo Belle con una traviesa sonrisa. "Adiós, Tom. Gracias por todo."
"Adiós a ustedes dos. Regresen pronto para una visita en forma," los regañó Tom suavemente mientras que el par se marchaba."
"Lo haremos Tom," prometió Arabella cuando ella y Tom salieron por la puerta que conducía al Callejón Diagon, y se aparecieron de vuela en Little Whinging.
Severus Snape cerró los ojos contra las acometidas del viento y el color cuando cogió el traslador de Voldemort con una mano, y un pequeño estuche que contenía sus notas, y un surtido de pociones en la otra. Vagamente, se preguntaba dónde aterrizaría.
Albus había querido ponerle un pequeño encantamiento de rastreo, pero como siempre, Snape lo había rechazado. Ahora se preguntaba si no se habría precipitado un poco. Había estado viajando por un buen rato, y no tenía la menor idea de dónde terminaría. Voldemort era conocido por trasladar a víctimas desprevenidas a toda clase de lugares desagradables, con resultados fatales y no tanto. El maestro de pociones podía recordar a un desgraciado que se había visto trasladado a un volcán activo. El pedazo de tonto había sido frito antes de que se tuviera tiempo siquiera de que darse cuenta de que estaba en peligro.
Severus no creía que estuviera condenado a sufrir el mismo final. No en ese viaje, de cualquier forma. Voldemort lo necesitaba para administrarle la poción de memoria e interrogar a Wormtail. Snape se estremeció a pesar suyo. SI el mago tenebroso llegara a descubrir el grado de su duplicidad, Voldemort seguramente tendría un obsceno placer en enviarlo de vuelta a Albus de un pedazo a la vez. Snape se apresuró a detener ese tren de pensamiento. No, no especularía. Necesitaría todo su ingenio consigo cuando llegara a su destino, y ciertamente no sería así si la histeria lo reducía a un hombre balbuceante. Era bastante decir que su muerte no sería fácil, ni rápida.
A menos que tomara el asunto en sus propias manos, por supuesto. No, si las cosas llegaban a ese punto, moriría en sus propios términos. Desde que había vuelto a ponerse el traje de espía, Severus había comenzado a llegar un minúsculo frasco con uno de los más mortales venenos que se conocían entre los magos. Era inodoro, insípido, casi instantáneo, una pequeña dosis haría el trabajo, y no se conocía un antídoto. Esperaba que llegara a ser necesario, pero siempre era mejor estar preparado.
El viaje terminado con su repentina rapidez característico. Snape sintió que sus pies tocaban el suelo, y luchó para mantener el equilibrio. Los usuarios del traslador a menudo perdían el equilibrio cuando llegaban a su destino, y caían pesadamente al suelo, de un modo poco honroso. Podía parecer algo tonto, pero la dignidad era muy importante para el maestro de pociones.
Cuando recuperó el equilibrio, miró a su alrededor y se encontró en una cabaña algo desvencijada. Extraño. Esperaba aterrizar en la mansión que Voldemort había estado usando como sus cuarteles generales, pero no importaba. Voldemort estaba sentado cómodamente en una silla, mirando al fuego, y Wormtail estaba pegado a una esquina, tratando de pasar tan desapercibido como fuera posible.
"Bienvenido, Severus, " dijo Voldemort, con sus ojos rojos brillantes de anticipación.
Obedientemente, Snape se arrodilló a los pues de su "amo". "Mi señor, " le contestó simplemente.
"Confío en que tu retraso estuvo justificado," lo presionó el mago tenebroso, haciendo que los finos pelos de la base del cuello de Severus se erizaran. "No me gusta que me hagan esperar."
"Sí, mi señor. Tuve la oportunidad de probar la poción con otro animago."
Voldemort entornó los ojos ante la cabeza inclinada de Snape. "¿Y confío en que te aprovechaste de esa oportunidad?"
"Observé los efectos de la poción y compuse algunas preguntas que pueden ser útiles para conseguir la información que desea en el menor tiempo posible, Amo."
"Ah, Severus, siempre el erudito," dijo Voldemort en un tono de decepción, levantando su varita de forma amenazadora. "¡Tuviste a un mago a una bruja indefenso ante ti! ¿Y no se te ocurrió determinar si tenían alguna información útil?"
Snape estaba seguro de que su "amo" estaba a dos segundos de castigarlo con la Maldición Cruciatus. En estas ocasiones extrañaba a Albus más de lo que podría expresar. "Sí, mi señor, pero estaba en una reunión en la oficina del Director," dijo precipitadamente, esperando desviar la cólera de Voldemort. "La oportunidad se dio simplemente por casualidad en el transcurso de la conversación. No podía interrogarlo como deseaba con tantos testigos, y me habría tomado aún más tiempo si trataba de encontrar ocasión de quedarme con él solo."
Voldemort guardó silencio por un rato, obviamente tratando de encontrar un fallo en lo que había dicho Snape. Finalmente bajó su varita, y volvió a colocarla en su regazo. "Muy bien, pero espero mejores cosas de ti en el futuro. Levántate Severus. Comencemos."
"Sí, mi señor," contestó Snape, poniéndose en pié en medio de un remolino de su túnica negra, y alisándose el cabello por el soplo del viento. Volviéndose hacia el otro mago en la habitación, movió concisamente la cabeza. "Wormtail."
Renuente, Peter Pettigrew se adelantó. "Snape, " respondió cortésmente.
"¿Puedo transformar algunas sillas, Amo?" Apenas sí recordó Snape preguntas, pues ya iba a atraer hacia él con el Accio, algunos pedazos de leña para ese propósito. Al obtener el permiso de Voldemort, apuntó con su varita a la pila de leña y convocó tres trozos. Pronto, ´l y Peter estaban sentados en dos sillas bastante utilitarias, con una mesa robusta entre ellas. Se permitió un momento para despreciar el recuerdo de James Potter. Sin importar lo que fuera el hombre, era excelente en Transformaciones. Él habría podido conjurar que los muebles parecieran como si hubieran sido sacados del palacio de Buckingham sólo para demostrar que podía hacerlo.
¡Bah! James Potter es la última de tus preocupaciones, Severus. Si quieres sobrevivir a esta guerra será bueno que lo recuerdes. Se aconsejó Snape, cogiendo su estuche y alineando sus botellas de pociones en la mesa.
"Bébete esto, " le ordenó sin preámbulo, mientras sacaba una dosis de la anaranjada poción de memoria.
Peter tomó dubitativamente el frasco y lo miró con desconfianza. Su reacción era tan parecida a la de Black, que Snape se esforzó por mantener el rostro serio. Incluso después de todos aquellos años, los miembros de la pequeña pandilla de Potter todavía actuaban como si esperaran que él se aprovecharía de cualquier oportunidad para envenenarlos.
Internamente, Severus soltó una risita. Hacía quince o veinte años, sus temores no habrían carecido de fundamento. Había tenido una juventud atormentada, furiosa, e incomprendida. Dado el caso, los hubiera forzado a beberse el veneno más vil que pudiera encontrar, y se habría reído durante su agonía.
"¿Estás esperando alguna ocasión en particular, Wormtail?, " preguntó Voldemort con impaciencia, mirando a los dos magos en la mesa.
"No tengo ninguna garantía de que ésta poción es segura, mi lord. Snape siempre me ha odiado." Protestó Peter de una manera poco característica en él. El instinto de supervivencia de una rata, supuso el maestro de pociones, preguntándose no por primera vez, cómo Pettigrew había lograod hacerse amigo de Black, Potter y Lupin.
"Severus no tiene mi permiso para matarte," dijo Voldemort, haciendo a un lado las preocupaciones de Pettigrew, e interrumpiendo las cavilaciones de Snape. Cuando aún así Pettigrew vacilaba, gruñó. "Aunque eso podría cambiar."
La velada amenaza no pasó desapercibida para el antiguo merodeador. Pettigrew abarrí elf rasco con su nueva mano de plata, y se bebió rápidamente el contenido.
Snape observó con ojo clínico cómo la poción comenzó a hacer efecto. Inicialmente Pettigrew cerró los ojos, y se removió en el asiento, como había hecho levemente Black, pero ahí terminaban las semejanzas. Cuando Black había estado totalmente bajo el efecto de la poción, su cara se había encendido con temor y maravilla. Ocasionalmente podían verse trazas de rabia, tristeza y arrepentimiento, pero en conjunto, había estado tranquilo, como si los recuerdos de los días más alegres lo reconfortaran. Quizás todavía tenía dificultad para recordar los buenos tiempos, antes del asesinato de los Potter y Azkaban.
Pettigrew, por el contrario, parecía dolido y arrepentido. Frunciendo el ceño, Snape miró atentamente cómo el otro mago comenzaba a sudar frío y a mover la cabeza y murmurar negaciones. "Maldición," murmuró furiosamente, incluso mientras sus dedos buscaban automáticamente un frasco de poción calmante. ¿Por qué nada puede ser fácil? Gruñó con irritación, abriendo rudamente la boca de Peter y vertiendo la poción en su garganta.
"Entonces, ¿qué me cuentas de ti?," sugirió Janet, cuando ella y Harry siguieron calle arriba. "Tú y Tom saben todo sobre mí, es tu turno."
"No hay mucho qué decir, realmente," respondió el muchacho, con una mueca. "Voy a un colegio de internado, y tengo un empleo de verano en el Caldero Chorreante."
"¿Tienes algún hobby, o interés?"
Harry se encogió de hombros. "Me gustan los deportes," dijo después de un minuto. "Juego en el equipo de mi casa, en la escuela."
"¿Casa?"
Harry asintió. "Hay cuatro casas en mi escuela. Asignan a los estudiantes a una casa en su primer año." Janet asintió, alentándolo, asó que continuó.
"Cada año hay dos competencias. Una es de qué equipo es el mejor, y la otra es la Copa de la Casa. Los puntos ganados por los equipos de las casas se agregan a cualquier punto ganado por los estudiantes que den las respuestas correctas y por buen comportamiento. Se pierden puntos si atrapan a los estudiantes rompiendo las reglas o casando problemas. La casa que tenga la mayor cantidad de puntos al final del año, gana."
"¿Y tu casa ha ganado?"
Alegremente, Harry asintió.
"¿Y qué me cuentas de tu familia?" preguntó Janet inocentemente. Ella supo inmediatamente que había dado con un punto sensible, cuando la quijada de Harry se apretó inconscientemente. No estaba segura de si él le respondería, pero después de un rato, él le dijo. "Mis padres fueron asesinados cuando era un bebé. Y entonces me enviaron a vivir con mi tío y mi tía."
Detectando que ése no era un tema agradable, Janet asintió. Reaccionando, le dio un apretón a su brazo. "Lamento lo de tus padres, Jim," dijo ella, después dejó de lado el delicado tema.
"¿Janet?" aventuró él, después de que hubieran caminado una pequeña distancia en silencio. Se sentía un poco incómodo por dirigirse así hacia ella, pero ella había insistido.
"¿Hmm?"
"Quisiera preguntarte algo, pero me temo que pude parecerte como un insulto."
"Los labios de Janet se crisparon, divertidos. "Bueno, puesto que obviamente te mueres por preguntar, hazlo, trataré de no sentirme insultada."
Harry dejó escapar resignadamente el aire por entre los dientes, después decidió que un acercamiento directo probablemente sería lo mejor. "Tan sólo me preguntaba... ¿puedes decirme por qué confías en mí? Yo -- yo quiero decir... bueno... es sólo que..."
"No, está bien. Lo comprendo," dijo Janet, con un ceño pensativo, "y es una buena pregunta. Generalmente no me siento cómoda con alguien a quien acabo de conocer," dijo ella, sonriéndole a Harry, avergonzada.
"Yo tampoco."
"Me temo que realmente no puedo darte una respuesta definida. Esto puede parecer, bueno, un poco extraño, porque son más bien sensaciones que hechos," continuó Janet, después de un momento. "Yo misma no lo entiendo totalmente."
Ahora fue el turno de Harry se asentir, alentadoramente.
"Todo lo que sé es que ésta tarde estaba tan asustada como nunca lo había estado en mi vida. Iba a toda prisa por la calle, y no podía ver a las niñas por ninguna parte y..." la voz de Janet se apagó, al parecer había perdido el temple.
"Me estás matando" dijo finalmente Harry, para hacer que hablara. "Vamos, prometo que no me reiré." La engatusó cuando ella continuó titubeando.
"Estoy menos preocupada de que te rías, que de que salgas corriendo asustado con mi niña todavía en tu espalda."
Harry sonrió. "Eso no sucederá," declaró con firmeza, cambiando de posición a Kitty, a una posición más cómoda. "Una vez mi director me concedió sesenta puntos por mi "gran valor y coraje excepcional."
"¿De verdad lo hizo?"
"Yeah. Es una larga historia."
"Apuesto a que me gustaría oírla alguna vez," sonrió Janet. Ella caminó un poco más, después observando que Harry todavía esperaba su explicación, le dijo. "Mira, no sé que sucedió, ¿de acuerdo?" dijo finalmente, pareciendo más que un poco frustrada. "Pudo haber sido el instinto, o una suposición afortunad, o pudo haber sido un momento psíquico." Ella paró el cochecito de Becky y abrió los brazos de par en par. "Mi ángel de la guarda pudo haberme susurrado algo al oído, porque eso es todo lo que sé. Lo único de lo que estoy segura es que, esta tarde, cuando te ví en la calle, de algún modo supe que eras amable, y que podrías ayudarme." Ella cruzó los brazos, y alzó la vista hacia Harry, como si esperara que él se burlara. "Bueno, adelante. Dílo," lo incitó con impaciencia. "Ya sé que suena loco."
Harry se encogió desamparadamente de hombros, sin saber realmente qué decir. A él no lo sonaba loco, como más de la mitad de las cosas en que podía pensar que se le ocurrían. De hecho, él podía identificar de algún modo lo que ella le estaba describiendo. Tan sólo había logrado frustrar y confundir a Ron y a Hermione, las veces que había intentado describir cómo a los hechos parecían ir con él, algunas veces. "Entonces, erm, ¿eso te ha pasado antes?"aventuró, cuando Janet cogió el manubrio del cochecito y continuó andando por la calle.
Sorprendida, Janet lo miró fijamente por un momento, después se relajó y se encogió de hombros. "Tal vez," dijo ella, considerándolo. "Es difícil decirlo de seguro. Mis intuiciones generalmente son correctas, pero no siempre. Podría ser coincidencia. E incluso si es algún tipo de percepción extraña, son pocas y muy vagas."
Adivinación no era precisamente la clase preferida de Harry, pero se sintió interesado a pesar suyo. "¿Entonces es sólo con la gente?" preguntó, pensando en su propio y extraño don.
"no," dijo cuidadosamente Janet, sorprendida de que él siguiera el hilo de la conversación, y comprobando que no la miraba como si le hubiera crecido otra cabeza. La mayoría de los hombres que conocía, especialmente los jóvenes, se sentían incómodos con el tema, o tendían a reírse de ello. "Pueden ser lugares, objetos... Una vez supe sin sombra de duda, que tenía una carta de mi novio esperándome en el buzón, y además, sabía que no iba a decir lo que tenía que decir."
"¿Y tenías razón?"
"Yeah... pero recuerdo ese incidente porque fue inusual. La mayoría de las veces no son tan precisos," Janet se detuvo brevemente, recordando por un momento, entonces, lanzó a Harry una mirada malévola. "Sería agradable si pudiera dar con información útil para variar. Como el número ganador de la lotería, por ejemplo."
"Yeah," rió Harry, "eso sería genial."
Después de eso hablaron de cosas pequeñas e intrascendentes, y muy pronto dieron vuelta a la última esquina, y Janet detuvo el cochecito de Becky delante de una modesta casa urbana. "Aquí estamos, "dijo ella, con una floritura.
Harry asintió. "Lindo lugar," dijo con una sonrisa.
"Bueno, lo será, una vez que terminemos de desempaquetar," comentó Jan escuetamente, lidiando con las llaves. "Por el momento parece más una fábrica de cajas que un hogar." Ella miró a Harry especulativamente y pareció discutir consigo misma por un momento. "Si tienes tiempo, y puedes soportar el desastre, tendrías que venir y visitarnos," ofreció ella finalmente.
"Eso me gustaría mucho, gracias," dijo honestamente Harry. "¡Pero sólo si accedes a ir a visitarme a mí también en el Caldero Chorreante!"
"Oh. Lo haremos, no te preocupes por eso," habló Janet. "No puedo esperar a que mi esposo, Steve, llegue. Seguro que también le encantará el lugar. ¡Oh!" exclamó suavemente. "Kitty debe ser pesada, y Tom te está esperando, y yo aquí, charlando..."
Harry la miró abrir la puerta, prender las luces, después, meter el cochecito, las bolsas, a Becky, y todo en el umbral. Cuando hizo esto, regresó a su lado, y le quitó a su hija de la espalda. "Hay veces en que me alegro de que ella duerma como una roca," dijo Janet cariñosamente, alzando a Kitty para poder besarla en la frente.
"¿Todo bien, entonces?" preguntó Harry, sintiéndose un poco inútil, ahora que ya no estaba cargando a Kitty.
"Yeah. Gracias otra vez por ser de tan gran ayuda."
"No fue nada," Harry se encogió de hombros de forma casual. "Para eso son los amigos, ¿verdad?" preguntó vacilante.
"Absolutamente," contestó Janet con firmeza. Cambió levemente de posición a Kitty, después se encogió de hombros y le sonrió. "Te estrecharía la mano, pero tengo las manos ocupadas."
"Ya lo he notado," observó Harry secamente, devolviéndole la sonrisa. "¿Hasta a próxima vez, entonces?" preguntó, todavía un poco inseguro, cuando se daba vuelta para irse.
"Tú lo has dicho." Dijo Janet, mirando desde su umbral mientras que él comenzó a regresar al Caldero Chorreante. Cuando alcanzó la esquina, se detuvo un momento, lo suficiente para decirle adiós con la mano y gritarle "¡Que duermas bien!" Por encima del hombro, antes de dar la vuelta a la esquina y desaparecer de la vista. Ése es un niño sumamente agradable, musitó ella, cerrando la puerta y yendo a poner a sus hijas dormidas en sus camas.
Snape no estaba de buen humor. Esto no iba como había esperado.
Nota para sí mismo: No volver a mezclar una poción de memoria con una poción calmante. Nunca.
Peter había respondido a la poción calmante, después se puso espectacularmente enfermo. Snape no había contado con eso, pero debería haberlo tenido en cuenta. Simplemente era natural que Pettigrew tuviera un estómago débil después de todo.
Afortunadamente, su estuche estaba lleno con todo tipo de pociones, drogas, y elixires. Uno nunca sabía cuándo podía ser que fueran necesarios, después de todo. Después de un par de intentos fallidos, dio con la combinación correcta de los remedios que le permitirían que le administrara la poción de memoria con éxito, y ahora Peter estaba sentado adormiladamente ante sí.
Irritado, Severus sacó su varita y murmuró algunos encantamientos de limpieza. Un sentido del olor aguzado era útil en la elaboración de pociones, pero ahora lo distraía. Cuando el área inmediata estuvo por lo menos tolerable, se volvió de nuevo hacia el mago tenebroso. "Creo que estamos listos para comenzar, Amo."
"Excelente, Severus. Procede, " le ordenó Voldemort, haciendo a un lado la copia del Diario El Profeta que estaba leyendo. El Señor Tenebroso característicamente no tenía tolerancia con los retrasos. Pero no había echado ni una maldición Cruciatus. Evidentemente había anticipado que eso tomará un rato, y había ido preparado.
O bien, se dio cuenta de que tener que tratar con una persona enferma era el castigo adecuado para el fastidiado profesor de pociones.
Haciendo a un lado sus poco caritativos pensamientos, Snape asintió, y volvió a encararse a Wormtail. "¿Puedes oírme?"
Hubo una breve pausa, antes de que Peter contestara. "Sí." Como Black, su atención parecía dirigida en otra parte, casi como si tuviera que hacer un esfuerzo para volver al presente. Fascinante.
"Necesito que recuerdes la caída de 1981," lo incitó Snape. "Después de que culpaste a Black, abriste la calle y escapaste en tu forma de rata."
"No, realmente preferiría que no. ¿Podemos hablar acerca de cómo me hice animago en vez de eso?"
Snape parpadeó. No había esperado resistencia. Retrocediendo, trató una aproximación distinta. Había pretendido dirigir a Pettigrew por su huida en las alcantarillas hasta su adopción por los Weasley. Quizás podría saltarse a continuación algunas preguntas. "¿Cómo fue que fuiste a vivir con los Weasley?"
"Me encontré a la familia en el Callejón Diagon. Su hijo, Percy, quería una mascota, y estaba montando una escena. Se sentía un poco solo. Los dos mayores eran cercanos, los gemelos eran inseparables, Ron tan sólo tenía un año de edad en esa época, y la atención de sus padres se centraba en la nueva bebita. Desafortunadamente, o quizás afortunadamente para mí, la familia era un poco escasa de fondos, y realmente no podía permitirse frivolidades como animales domésticos. Fue fácil congraciarme con el niño. Tan sólo tenía cinco años o algo así en ese entonces. Lo hice feliz, sus padres le permitieron que se quedara conmigo."
"¿Así que comenzaste como la rata mascota de Percy Weasley? ¿Cómo fue que fuiste a parar con Ronald Weasley?"
"A Percy Weasley lo hicieron prefecto en su quinto año escolar. Sus padres le compraron una lechuza para celebrar la ocasión. Ronald apenas iba a comenzar su primer año en Hogwarts, así que me entregaron a él. Los Weasley no creen en desperdiciar nada."
"Ya veo. ¿Y cuándo fue que Ronald conoció a Harry Potter?"
"Harry fué hasta la familia de Weasley mientras que se preparaban para cruzar la barrera que conducía a la plataforma 9 y ¾. Lo reconocí casi inmediatamente, por supuesto. Incluso antes de verlo. Había algo de James y Lily en su olor. No le habían dicho cómo llegar a la plataforma, así que Molly le dijo qué hacer. No volví a verlo hasta que Ron subió al tren. El resto de los compartimientos estaban llenos, así que fue a sentarse con Harry."
"¿Y se hicieron amigos a lo largo del año?"
"Sí. Harry y Ron se hicieron inseparables casi inmediatamente. Después de Halloween, hicieron buenas migas con otra niña de primer año, Hermione Granger."
"Sí, " contestó Snape secamente. "Entonces ¿al final del año los tres hicieron planes para visitarse?"
"Sí. Ron preguntó a su madre si Harry podía ir a quedarse con ellos. Ella accedió, y una semana más tarde, envió su primera invitación. Algunos días después, envió otra. Siguió haciéndolo por un par de semanas."
"¿Y Potter no respondió?"
"No. El resto de la familia estaba desconcertada, pero lo dejaron pasar. Pensaron que Harry debía haber cambiado de parecer, o que quizá había salido de vacaciones o que no estaba disponible de una u otra forma. Tan sólo Ron y los gemelos parecían pensar que algo estaba mal."
"¿Por qué sospechaban?" preguntó Snape antes de poder detenerse Esta pregunta no era del todo relevante en el asunto actual, pero la historia de Arthur Weasley todavía estaba fresca.
Afortunadamente, ni Voldemort ni Wormtail parecieron notarlo.
Harry contó a Ron un poco de su vida casera, aunque podría decir que se reservó muchas cosas. Fred y George sabían que Harry era responsable y confiable porque estaban con él en el equipo de Quidditch. Además, sabían que quería visitarlos, así que su silencio parecía sospechoso," informó sinceramente Peter.
"¿Cómo encontraron su dirección?" preguntó Severus, comenzando a conducirlo hacia su meta. Los expedientes de Potter en el Ministerio fueron sellados, y su paradero casi era secreto de estado.
"Harry se la dio a Ron antes de que salieran de Hogwarts."
Snape asintió, resistiendo apenas el insulto de girar despreciativamente los ojos. Obviamente. Nadie se había molestado en decirle a Potter que no debía dar su dirección. Por supuesto, en ese entonces, no había sido un asunto tan grave. "¿Y cuál era la dirección?"
"... No recuerdo."
"¡Concéntrate, hombre! Esto es importante. Deben haber mencionado adónde iban a ir."
"Estaba... cerca de Londres. Surrey, creo. Sí, Surrey. Estaban hablando y comiendo grangeas Bertie Bott's de todos los sabores. Encontré una de sabor fresa y me la comía mientras ellos hablaban. Trataban de determinar si el coche tenía combustible suficiente para ir y volver."
"¿Dónde en Surrey vive Potter?" presionó Severus, echando un nervioso vistazo a Voldemort por el rabillo del ojo. El señor tenebroso ahora estaba sentado en el borde de su asiente, los ojos le brillaban de anticipación.
"¿Importa eso? Las grangeas eran mucho más interesantes. También tenían unas galletas de jengibre de Molly y jugo de calabaza frío. Ron siempre era muy bueno y compartía las cosas conmigo. Percy me cuidaba bien, pero siempre esperaba que durmiera en una jaula y comiera comida para ratas."
"Importa mucho," presionó Severus irritado. Inclinándose murmuró al oído de Peter. "¿Recuerdas la maldición Cruciatus, verdad? ¡Porque puedo asegurarte que estás a punto de volverte un blanco de ella si no dejas de pensar con tu estómago y te concentras!"
Peter parpadeó y alzó la vista, temerosamente, saliendo bruscamente de sus recuerdos. Afortunadamente, la poción calmante hizo su trabajo, así que no sufrió otro ataque de pánico, pero palideció levemente, y comenzó a sudar. Cerrando los ojos, intentó concentrarse.
"Iremos de un paso a la vez. Esto puede ayudar," dijo Snape, intentando tranquilizarlo, mientras sacaba un atlas mágico de su estuche. El libro tenía varios mapas impresos, y varias páginas de trabajo que magos y brujas podían usar para conjurar direcciones, rutas, y demás. Pasó las hojas hasta que encontró un mapa detallado de Surrey, Inglaterra y lo puso en la mesa delante de Wormtail. "¿En cuál villa de Surrey vive Potter?"
"Tenía un nombre divertido," dijo Peter, frunciendo en ceño ante la lista de pueblos que acompañaba el mapa. "Algo de llorando... Quejando... ¡no! ¡Whinging! ¡Little Whinging! ¡Aquí!" exclamó, apuntando con un dedo triunfante.
"Excelente. Ahora ¿la dirección?" presionó Snape implacablemente.
"¿Dirección?" Chilló Peter, horrorizado. Se pasó los dedos por su escaso pelo, y chilló otra vez, paralizado de miedo cuando vio que Voldemort daba golpecitos con su varita con impaciencia en el brazo de su silla. Por la mirada de los oscuros ojos rojos del mago, estaba en el límite de su paciencia, y más que listo para comenzar a lanzar maldiciones.
Pasando saliva audiblemente, Peter posó los ojos en Snape, pidiéndole ayuda silenciosamente, el profesor de Hogwarts frunció el ceño y consultó nuevamente sus preguntas preparadas. Si no estaba equivocado, habían anticipado que Peter podía vacilar con la dirección. Ahora era el momento de hacer unas cuantas preguntas ingeniosas que lo condujeran. No podía ponérselo demasiado fácil, o Voldemort podía darse cuenta de que él, Severus, sabía la dirección de Potter.
Dando vuelta a su página de notas, dio un ligero golpecito al atlas con su varita, y dijo, "Tabula vía Little Whinging." Una lista alfabética de los nombres de las calle comenzó a aparecer en la página.
Wormtail exploró la lista, entonces se paso nuevamente dos veces los dedos de su mano por el pelo. "¡No recuerdo!" se lamentó histéricamente. "¡No puedo recordar!"
Ah. La poción calmante debe estarse debilitando. Snape alargó automáticamente la mano hacia los frascos necesarios para una segunda dosis, pero Voldemort lo detuvo.
"No te molestes, Severus. ¡Crucio!" gritó, apuntando su varita en dirección al descompuesto mago.
Snape intentó no hacer una mueca de dolor demasiado evidente cuando la maldición dio de lleno en Pettigrew, atostigado por la cólera de Voldemort y la frustración. El pequeño hombre – rata gritó de dolor por un minuto entero, antes de que el señor tenebroso se aplacara, y detuviera la maldición. Cuando terminó, estaba pálido y tembloroso, pero, para darle el debido crédito, Snape tenía que admitir que Peter no farfullaba más. Aunque la maldición Cruciatus fue un poco excesiva. Probablemente una buena bofetada en la boca habría sido suficiente.
Ahora era el momento de dejar caer la indirecta. "Si puedo, amo," le dijo a Voldemort respetuosamente, "Wormtail parece estar... demasiado tenso. Quizás podría recordar si le dejamos tener un poco de privacidad."
"Tiene dos minutos," gruñó Voldemort amenazadoramente. "Después de eso habrá sobrevivido a su utilidad."
Bien, está hecho, pensó Snape amargamente, mientras que discretamente miró como Pettigrew se ponía aún más pálido y comenzaba a sudar más profusamente. Estaba seguro de que el otro mago estaba aterrorizado más allá de todo pensamiento lógico, pero repentinamente los ojos de Peter se encendieron. Severus sonrió internamente, satisfecho, había cogido el cebo. Tal vez, tan sólo tal vez...
"Privacidad... privacidad," murmuraba desesperadamente Peter, con el aire de un hombre que estaba a punto de recordar algo. "Privacidad. No... no. Privado. Sí. Privado. Eso me suena..." murmuró, mirando más de cerca en las 'P'. "Primrose, Princeton... PRIVET!" Wormtail saltó de su silla de entusiasmo. "PRIVET!" exclamó otra vez. ¡PRIVET DRIVE! ¡Harry Potter vive con Vernon y Petunia Dursley en el NUMERO CUATRO DE PRIVET DRIVE!" Dijo triunfante, antes de caer al suelo, desmayado.
Tabula vía -- latín para "Lista de calles "
Gracias a: Kat Basted, the angel of the dreams, Maniatica Lovegood, remus-lupin-black-darkq, Gandulfo.
