REALIZATIONS by Wishweaver.

Traducido por Ianthe.


Disclaimer: Ni Harry Potter, ni ninguno de los otros personajes, locaciones, o cualquier otra cosa mencionada en las obras de J. K. Rowling me pertenecen.
Capí­tulo 21 - Para Cada Acción Hay Una Reacción Igual y Opuesta

El Archivo y Biblioteca del Censo es una oficina escondida y algo indescriptible, situada en lo profundo del Ministerio de Magia. Los mago y brujas ahí empleados, no pierden de vista a la población mágica, comparativamente pequeña de Gran Bretaña, manteniendo expedientes de los nacimientos y muertes mágicas, así como de los magos y brujas inmigrantes o que están fuera de Gran Bretaña, y de los niños de origen muggle, que han recibido invitaciones de que han sido aceptados para estudiar magia.

Cuando un nuevo miembro de la sociedad mágica se da a conocer al Ministerio de Magia, le es creada una carpeta por los bibliotecarios del censo, y ésta es encantada para ponerse automáticamente al día, con respecto a asuntos de expedientes públicos.

El comienza con información de carácter general que incluye los datos de censo normales (nombre, dirección, estado civil legal del guardián (si tiene), etcétera). Esta forma típicamente es completada y se le agregan las actas de nacimiento, papeles de inmigración, o las cartas de invitación / aceptación, para los de origen muggle, y cumple una función parecida a la de una guía telefónica muggle.

A principios de Noviembre de 1981, todo el mundo mágico todavía celebraba lo acontecido en la noche de Halloween.

Mientras que la mayoría de la población mágica se lanzaba a ala vorágine de celebrar su recién encontrada libertad, algunos miembros selectos de la Orden del Fénix estaban reunidos a toda prisa, discutiendo un despliegue de barreras, investigando encantamientos y tratando de decidir lo más pronto posible la mejor forma de proteger al pequeño bebé de cabello oscuro que ya era ensalzado como "El – Niño – Que- Vivió". Tenían que actuar, y actuar rápido.

Mientras que Harry Potter pasaba algún tiempo bajo observación, para cerciorarse de que no había sufrido ningún efecto duradero de su reciente y dura prueba, su futuro había sido decidido. El señor tenebroso había perdido su cuerpo, y parecía que para bien, se había ido, pero sus seguidores todavía estaban sueltos, y podrían resultar ser una amenaza para la seguridad del muchacho.

Para el momento en que había sido dado de alta, con una salud asombrosamente buena, ya se había convenido un plan de acción, se le habían asignado guardianes legales y en el lugar se había puesto una cantidad de sin precedente de magia defensiva.

El ministerio pidió que sus expedientes fueran sellados, por supuesto, por razones de aislamiento y seguridad, pero antes, de que se le echara un encantamiento para mantenerlo cerrado, se colocó un cabello negro como el azabache, atado a una melena de unicornio fue introducido en el interior de su archivo. Al hacerlo, el expediente de Harry podría ser encantado para "vigilarlo", algo así como un sistema de alarma, y dado un cierto sistema de reglas y parámetros. Por ejemplo, si Harry no estaba en la casa, y sus guardianes no sabían dodnde estaba, sonaría una alarma, y un equipo de Aurores sería enviado para descubrir cuál era el problema. Si los Dursley morían, o el encantamiento protector de la sangre, que había realizado Dumbledore se rompía por alguna razón, se activaría entonces un mecanismo de defensa de mayor alcance.

Para su crédito, el Ministerio inicialmente hizo un muy buen trabajo al guardar el archivo de Harry, el problema estaba en cómo los mismos encantamientos se habían realizado. Harry era un niño brillante y curioso, y tenía a "escaparse" a la menor oportunidad. Más de una vez, una cuadrilla de Aurores se habían aparecido en el lugar, listos para acudir en su defensa, y tan sólo encontraron que la "víctima", simplemente se había salido hasta el jardín del vecino de al lado.

Si notaron la renuencia de Harry de volver al Número cuatro, o la mirada fulgurante y los labios apretados de Petunia Dursley cuando llamaban a su puerta, lo etiquetaron como simple exasperación. A juzgar por cuán a menudo sonaba la carpeta, se imaginaban que ella iba a traerlo de vuelta por lo menos dos veces más a menudo que ellos.

Algo tenía que hacerse, así que se hizo una petición de que los encantamientos se sometieran a revisión para modificarlos. Desafortunadamente, para romper el sello de la carpeta de Harry o cambiar la magia en ella, se requería del permiso del propio Ministro, y de la concurrencia de loa mayores miembros del Wizengamot, así que la ayuda no había sido rápida en llegar.

Desesperado, un bibliotecario finalmente había empleado una medida temporal. Después de que la carpeta de Harry hubiera alertado veinte veces tan sólo en la última semana, le había echado un encantamiento silenciador. El bibliotecario responsable, solamente se había propuesto dejarlo hasta el final del día, pero había estado ocupado, y se había olvidado. Para cuando el especialista en encantamientos fue a investigar el asunto, no parecía haber un problema que arreglar. Mientras que Harry vivió en Privet Drive, su carpeta sonó inútilmente.

Cuando lo de su brazo roto.

Cuando Dudley y su pandilla lo perseguían y maltrataban.

Cuando los Dursley lo dejaban sin comer y lo encerraban, primero en su armario, luego en el segundo dormitorio de Dudley.

Y cuando los hermanos Weasley prácticamente lo "secuestraron" el verano anterior a su segundo año.

Nada, sin embargo, había sido lo bastante grave, o había durado el tiempo suficiente para activar completamente el mecanismo de seguridad, y accionar el hechizo defensivo diseñado para ocultar al Joven Potter si algo impensable ocurría…

hasta ese momento.


Sábado 22 de Julio de 1995

(... Sr. Weasley, por favor, salúdeme a todos en La Madriguera de mi parte. Profesores, señora Figg, Sirius, Remus que pasen una buena tarde.)

Harry Potter garrapateó su adiós precipitadamente, soltó agitadamente su pluma, después se puso de pie y deliberadamente le volvió la espalda al pergamino en su escritorio. No podía lidiar con eso. No en ese momento. Estaba confuso y enojado, y ¡sí, maldición, dolido! La necesidad de distanciarse -- tan sólo mantenerse lejos-- casi lo abrumaba.

Sintiéndose ansioso, comenzó a pasear, tratando de gastar la energía nerviosa y ordenar sus revueltos pensamientos. No acababa de ser totalmente veraz con Sirius y los otros. Su inminente salida había sido una excusa conveniente para cortar el rumbo de la conversación. Janet llegaría pronto, pero no tenía que salir en ese preciso instante.

También, eso es algo bueno, pensó Harry pesarosamente, mirándose en el espejo y haciendo una mueca de dolor ante su aspecto manchado de hollín y la mirada casi salvaje de sus ojos. No estaba para acompañar a nadie en ese momento, y no era sólo porque necesitara arreglarse. ¡Janet podía repensarse todo el asunto y rehusarse a dejar a Kitty y Becky a sy cuidado si lo veía así!

Sí, y eso no sería fantásticamente genial, pensó el adolescente con un resoplido de resentimiento. Alguien más en mi vida que pensara que soy un completo inútil y --

(¿Harry? ¡¡¡HARRY!!)

Sirius... Harry detivo su agitado pasear, y suspiró cuando miró la tentativa de su padrino de ganar su atención en el pergamino encantado que estaba a su izquierda. Tocó levemente las palabras en la hoja, después miró el resto, dividido por una sensación extraña. Por un lado estaba enojado, y su orgullo todavía magullado por todo aquello. Los comentarios o regaños de Dirius, incluso escritos, lastimaban como ninguna cosa que los Dursley le hubieran hecho nunca…

(¿Cómo te metiste en este lío?)

(¡Debiste haberte puesto en contacto con alguien inmediatamente!)

(¡Pensé que serías más inteligente que esto!)

Por otra parte, se sentía avergonzado y un poco asustado. Se dio cuenta de que la buena opinión de Sirius era importante para él, al igual que Remus y el señor Weasley, y el profesor DUmbledore. ¿Precisamente ahora había logrado enajenarse a todos ellos? Harry alzó el rostro y parpadeó rápidamente, antes de cerrar los ojos con fuerza. ¡No! ¡No se deshonraría llorando delante de todos! Pensó que el no ver las páginas le ayudaría, pero no fncionó. Todavía podía recordar lo que habían dicho.

(¿El maldito Big Ben tiene que caerse en esa cabezota tuya?)

(¡Es una época peligrosa para ti! ¡Necesitas que te protejan!)

(¡¿¿QUIÉN ES EXACTAMENTE EL GUARDIÁN DE QUIÉN AQUÍ??!)

Más de una vez en los últimos momentos, Harry se había sentido profundamente agradecido de que no estuviera sosteniendo esa conversación en persona. Abrió los ojos y miró las hojas de pergamino que formaban una transcripción estropeada y unilateral en su escritorio. Si se hubieran tardado más, probablemente una "¡déjenme en paz!" o algo igualmente ingenioso. No se imaginaba muy bien qué habría pasado.

(¿Dónde has estado?)

(¡¿Qué demonios tienes que hacer a esta hora de la noche?!)

(¡Deja de andar con rodeos y dinos dónde estás!)

Harry hizo un ruido de frustración con la garganta, y se pasó las manos por el rostro. Lógicamente, sabía que no debería haberlos cortado de la forma en que lo hizo, y además, suponía que probablemente debería coger la pluma y disculparse, ¡pero al demonio con todo! Se le había estado haciendo más y más difícil el mantener sus respuestas civilizadas. ¿Qué acerca de "estoy bien" era tan difícil de entender, de todas formas?

(¡Es una época peligrosa para ti!)

(¡Necesitas que te protejan!)

Molesto, movió negativamente la cabeza, Harry echó una mirada fulgurante sobre el pergamino, que debería haberlo incinerado, antes de marcharse al cuarto de baño para arreglarse. ¿Por qué estaban todos tan trastornados, de todas formas? ¡Tal vez no había podido seguir las instrucciones de Dumbledore al pie de la letra, pero había hecho lo mejor que había podido, y había mantenido su promesa! ¡Deberían darle algo de crédito por ello! ¡De la forma en que actuaban, cualquiera pensará que los había actuado deliberadamente, desobedeciéndolos de forma voluntariosa!

Sin esperar que el agua se calentase, Harry la cogió con ambas manos y se la echó al rostro, entonces metió la cabeza bajo el chorro y cogió el jabón. ¿Qué deseaban de él, de todos modos? Pensó indignado. ¿Hasta ahora no se había probado ya ante ellos? Si había podido sobrevivir a Voldemort, un Basilisco, la clase de Pociones del profesor Snape, y a un montón de Dementotes, ¿por qué pensaban que ahora no podía arreglárselas?

Nuevamente irritado, Harry cerró la llave y cogió una toalla del estante. Su primera noche en que regresó de Hogwarts, era algo en lo que evitaba pensar si podía. Había sido una ruina total, y era difícil recordarlo de todos modos. Además de estar física y mentalmente agotado, estaba empapado, medio enfermo y sufría de un ligero caso de shock.

Harry suspiró otra vez, mientras se quitaba las ropas con hollín y cogía unas limpias. Estaba escondido… oculto, seguro y lejos ese verano. ¿No era eso lo que querían? Callejón Diagon, o Privet Drive, ¿qué importaba? ¡Se había quedado en el Callejón Diagon el verano anterior a su tercer año, cuando pensaban que un asesino loco andaba detrás de él! ¿Ahora cuál era la diferencia?

El ir al Callejón Diagon no era algo que hubiese planeado, o una acción que pudiera explicar. En ese momento había parecido lo correcto. Entonces las cosas se habían arreglado. Cuando Tom le había dado los medios para mantenerse, la situación había perdido gran parte de su urgencia. Una vez que la crisis había pasado, no le había parecido algo digno de mencionar. Seguramente la Orden tenía asuntos más importantes de los que ocuparse que tratar con inútiles pudiera- haber – pasado.

Además de lo cual, una vez que tuvo tiempo de recobrar el resuello, su reciente abandono había vuelto a explotarle al rostro. Podía ser una postura infantil, pero Harry encontró que no tenía ganas de anunciar que lo habían hecho a un lado como desperdicios viejos, y deseaba mantener ocultos los hechos tanto tiempo como fuera posible. Inmediatamente él sería el culpable, pro supuesto. Se imaginaba que Dumbledore y los otros moverían negativamente la cabeza y murmurarían desaprobadoramente, y dirían '¿qué hiciste esta vez, Harry?'

Y si el Diario El Profeta lo descubría...

Harry se dejó caer en la cama con un estremecimiento, cuando los encabezados sensacionalistas le bailaron por la cabeza. Con su suerte, harían parecer a los Dursley como las malditos héroes por tener el "valor de reclamar sus vidas", o una asquerosidad como ¡LOS PARIENTES MUGGLES DEL NIÑO QUE VIVIÓ REVELAN TODO! Oooooh, sí. Los Dursleys no vacilarían en quemar su efigie, y El Profeta estaría tan ocupado contando sus Galeones, para preocuparse por pequeños detalles, como por ejemplo, que el abandono fuera ilegal.

Dándose vuelta, Harry estiró los brazos, alzando los hombros, tratando de desaparecer los nudos de tensión que sentía en su cuello y en la parte posterior de la espalda. Bien, por lo menos de ese lado había venido una cosa buena. Todo el panorama era totalmente incomprensible, su mente todavía tenía problemas para pensarlo, pero si DUmbledore tenía razón, por lo menos ahora sabía dónde estaban sus parientes.

¡Maldita condenación! Pensó Harry débilmente, mientras se frotaba los ojos y repasaba mentalmente algunas teorías que tenía con respecto al paradero de su familia. Por lo que sabía, su tía y su tía nunca habían considerado siquiera el visitar Australia, ¿y ahora vivían allí? Ese pequeño fragmento de información que había parecido tan totalmente fuera de lugar, tan patéticamente absurdo, lo había dejado... bien, atontado, realmente. ¡Por otra parte, ciertamente no encajaba con lo que había encontrado al abrir la caja de la casa de la señora Figg!

Y qué alegre revoltura ha sido eso, pensó Harry, echando un vistazo de diversión al contenedor de apariencia inocente por el vestidor. La caja había demostrado ser un desafío más grande del que pudo esperar. No había ninguna razón u orden en el revoltijo del interior, y resultaba más que confuso, la señora Fig. debía haberle echado encantamientos para agrandarla y aligerarla.

Harry sonrió, recordando cómo había dado con esa pequeña información. Había sido la primera noche que había trabajado en la caja, con lo de encima, cuando esperaba haber sacado y clasificado todo en una hora -- dos a lo sumo. Había metido ambos brazos, preparándose para sacarlo todo inmediatamente, y se había metido hasta la cintura en la estúpida cosa. Había estado tan sumergido en su intento de hallarle fondo, que no había notado que se amoldaba a él. Tenía suerte de no haber caído totalmente en su interior.

Debido a los encantamientos, era imposible decir cuánto contenía la caja. El contenido estaba disperso, y era variado, pasaba por más o menos diez años. Había sacado por lo menos tres veces más de lo que la caja debería haber podido contener, ¡y todavía tenía más! A ese ritmo, le iba a tomar el resto de las vacaciones tan sólo el decidir qué guardar, y qué con seguridad podía echar a la basura. Había encontrado papeles legales, fotos, las cosas de su escuela muggle, cada carta de Hogwarts que le habían enviado a Privet Dive, y un montón de cosas diversas: notas, listas, calendarios, y demás.

Muy curiosamente, habían sido esos pedazos de papel dispersos los que le habían dado una idea en cuanto a lo que habían estado planeando los Dursley, y donde podían haberse ido. Harry resopló y giró los ojos, visualizando todas las notas y listas que había encontrado. La obsesiva planeación de su tía realmente había sido útil por una vez.

Un calendario, por ejemplo, mostraba que originalmente tía Petunia había tenido todas sus vacaciones muy bien planeadas. Además había hecho un horario a computadora, enumerando metódicamente lo que tenía que hacerse, cuándo y por quién. Dudley, por supuesto, no se había requerido que hiciera nada, pero se esperaba que Harry sí lo hiciera, y ayudara con reparaciones menores, y en el embalaje y para inventariar las cajas. Esta información sugería que originalmente se habían propuesto marcharse mucho más a fines del verano.

Otro papel que había sido particularmente esclarecedor, había sido de gran ayuda para ayudarlo a reflexionar lo sucedido. Con éste, Harry encontró que le habían ofrecido al tío Vernon una nueva posición en el trabajo -- una que requerirí­a reubicación. Tía Petunia era afecta a emplear listas de comparación para clasificar los hechos y tomar decisiones. Ella y Vernon debían haberse tomado ese giro de los acontecimientos muy en serio, porque la página contenía variaos:

Aceptar la nueva posición vs retener la posición actual.

Mudarnos vs. No mudarnos.

Quedarnos en Gran Bretaña vs viajar al extranjero.

Dudley quedándose en Smeltings vs Dudley asistiendo a una escuela extranjera...

Harry se había dado tiempo para leer ése. Su propio nombre (sorprendentemente) había sido apuntado, junto al de Dudley, como parte de otra lista. Tía Petunia había apuntado varias ideas para el cuidado de ambos muchachos durante las vacaciones escolares si Vernon aceptaba una asignación fuera de Gran Bretaña. Giró los ojos y resopló al recordar la anotación de su tía: Hacer que el muchacho contacte a esos lunáticos pelirrojos… entonces se puso más meditativo nuevamente, luchando con la inconsistencia de todo. Evidentemente le habían concedido uno o dos pequeños pensamientos, por lo menos al principio de su planeación. ¿Qué había cambiado?

Lo de Australia no lo había visto venir. Eso había literalmente aparecido de ninguna parte. Harry frunció levemente el ceño mientras intentaba recordar. Había habido una lista de ciudades que consideraban, pero si no recordaba mal, todos los lugares extranjeros habían estado situados en el lado occidental del mar mediterráneo. Aquello realmente tenía un cierto sentido, puesto que su tía y su tío siempre habían deseado unas vacaciones en Majorca. Harry había asumido que se habían trasladado a uno de los ligares de la lista, ya fuera en Gran Bretaña o en el exterior, y lo había dejado en eso. No parecían estar en ninguna parte cercana a Londres, así que nos e había molestado en verificar su teoría.

El pequeño reloj dorado en su mesilla de noche sonó, rompiendo con su línea de pensamiento. Casi ora de irse, leyó. Harry se incorporó y respiró profundamente, después se detuvo brevemente, por unos segundos, determinando su propio humor. Ahora se sentía un poco mejor. Un poco más centrado por lo menos. Probablemente pasaría la tarde sin meterse con nadie, de todas maneras.

Se cercioró de que los platos de comida de Hedwig estaban llenos, y que la ventana estaba abierta, comprobando después su aspecto en el espejo, entonces se volvió de nuevo al escritorio. Vacilante, se acercó a él, medio esperando que lo estuvieran esperando otras dos o tres frases de reprimenda, pero no había nada. Harry se mordió el labio inferior al ver esto, inseguro de si eso era una buena señal o no. Suspirando, dejó que sus ojos vagaran nuevamente por las páginas.

Profesor Dumbledore: (Harry sabemos que no estás en Australia con los Dursley. Dime donde estás, y te traeré a Hogwarts hasta que todo esto pueda arreglarse.)

Sr. Weasley: (Si accedes a permanecer en casa, ¡puedes venir a La Madriguera muy pronto!)

Y nuevamente el profesor Dumbledore: (Quizás me entendiste mal, Harry. Me temo que esto no es un pedido.

Harry frunció ligeramente el ceño, pasando los dedos sobre la declaración de Dumbledore sobre los Dursley y Hogwarts. En el pasado, cuando algún mago o bruja mencionaba a los Dursley y las palabras "arreglar las cosas" en la misma frase., significaba que alguien iría a calmar las erizadas plumas de su familia y asegurarse de que podría volver al siguiente verano. El muchacho de ojos verdes nunca había entendido eso. No había dudas respecto a que no era feliz con sus parientes muggles, y los Dursley no habrían podido expresar sus opiniones sobre el asunto más claramente que si emplearan una avioneta que lo escribiera en el cielo, pero no había importado. Cada verano se veía forzado a volver a Surrey.

Todavía con el ceño fruncido, Harry ordenó la pila de pergaminos, después lo miró atentamente. Sabía lo que querían. Querían que admitiera dónde estaba, para que ellos, que eran mayores y más sabios, y sabían mucho mejor que él lo que necesitaba y lo que debería de hacer, pudieran apresurarse a "salvarlo."

Querían que volviera con los Dursley.

Además del hecho de que se rehusaba automáticamente de sólo pensarlo, Harry tenía la fuerte sospecha de que ir a Privet Drive ese verano habría sido lo peor para él. No había estado de ninguna forma en condiciones de lidiar con sus burlas, desprecio y negligencia al principio de las vacaciones, y ciertamente no deseaba hacerlo ahora.

Recordando la pequeña oleada temperamental que había tenido poco antes, Harry hizo una mueca. Podía ser que entonces no hubiera sido un ejemplo sin defectos de alquien equilibrado y de buenos modales, en ese momento, pero no quería considerar cómo estaria si hubiera estado solo en Privet Drive todo el verano. El troll de montaña que él y sus amigos habían sorprendido en su primer año, habría parecido probablemente muy adecuado para comparar.

No estaba perfectamente. Todavía tenía pesadillas y visiones, y cosas con las que lidiar, pero Harry sabía por instinto que el trabajo de este verano había sido bueno para él. Las exigencias físicas le ayudaban a mantener su dolor y desesperación a aya. El hecho de que había algo útil y siguiendo su propio camino había servido enormemente para elevar su confianza, y ser visto por Tom y los otros como alguien digno y capaz, y normal era un regalo sin precio. Era como un calmante bálsamo en las herida de su alma que ni siquiera se había dado cuenta de que tenía.

Su vida no era perfecta, podía ser que nunca lo fuera realmente, pero estaba mejorando.

Tendría que ir a aclarar todo una vez que volviera a Hogwarts, pero eso estaba a más de un mes de distancia.

Podía ser que fuera egoísta, pero no deseaba dejar el cuarto decorado en colores dorado y escarlata que estaba sobre la cocina. No hasta que tuviera que hacerlo.

Lo lamento, señor, pero no, pensó Harry arrepentido cuando deslizó la pila de pergamino en uno de los cajones del escritorio. Simplemente no puedo. Esta vez no.


De regreso en Hogwarts, la oficina del director estaba totalmente silenciosa.

Nadie sabía qué decir.

Nadie sabía qué hacer.

Dumbledore acababa de realizar un encantamiento localizador, con resultados muy inesperados.

Harry Potter

Localización: Desconocido

Estado: Desconocido

Intentándolo otra vez, Albus se puso en pie, agitó su varita y ordenó, "¡Señálame a Harry Potter!"

Una vez más el encantamiento no se realizó según lo esperado. La varita del anciano mago se movió en su mano, entonces comenzó a girar sin rumbo fijo, actuando como un compás expuesto a un imán. "¡Finite Inccantatem!" dijo Dumbledore finalmente, haciendo que l varita se quedara quieta nuevamente en su mano. La miró frunciendo el ceño un momento, después intentó, "¡Señálame a Arabella Figg"· En segundos, la varita se había orientado, y señalaba constantemente hacia la bruja de cabello gris. "¡Finite Incantatem!". Moviendo negativamente la cabeza, confundido, miró al azar al Profesor Snape. "¿Serías tan amable de intentarlo, Severus?" le pidió, incapaz de ocultar el desconcierto de su voz.

Atontado, el Maestro de pociones asintió y alzó su propia varita. "¡Señálame a Harry Potter!" ordenó, con resultados similares.

"¿Es Harry quien está haciendo esto, Albus?" susurró Arthur temeroso, pocos minutos más tarde, cuando cada uno hubo intentado al menos un encantamiento sin éxito.

"No sé, Arthur," dijo Dumbledore distraídamente, frotándose ligeramente la barba. "Parece inverosímil, pero supongo que todavía no podemos descartar ninguna teoría en este punto." Con un ceño pensativo, el anciano mago se dirigió a su chimenea y lanzó un puñado de polvo flú. "¡Nataniel Baker!" llamó, y momentos después, la cabeza de su colega de cabello color arena flotaba en las llamas.

¡Hey, colega!" lo saludó alegremente. "Eché algunos encantamientos alrededor de esa familia muggle para ti. No irán a ningún lado sin que lo sepamos."

"Gracias, Nate, me preguntaba si, ¿podría pedirte un favor?"

Nate fingió considerarlo. "No sé, colega," dijo con una descarada sonrisa. La última vez que usted quiso un favor, ¡terminé caminando a través de toda la condenada ciudad!"

"Esto no te involucrará tanto," dijo Albus con una ligera risa ahogada. "Simplemente quisiera que intentaras un encantamiento de localización."

"¿Intentar?" se burló Nate, pareciendo haber sido ligeramente ofendido. "Te haré saber que soy uno de los mejores en encantamientos. Entonces, ¿qué voy a localizar?"

"A Harry Potter."

Los ojos de Nathaniel se ensancharon, pero no preguntó más. Si Dumbledore para entonces todavía no tenía al niño en Hogwarts, seguramente algo estaría muy mal. "¡Señálame a Harry Potter," pidió, después se interrumpió y se quedó mirando fijamente cómo la varita daba un tirón en su mano, y repetía el movimiento giratorio sin objetivo que había mostrado con los otros apenas minutos antes. "¡No está funcionando" exclamó innecesariamente. "'Pero estaba funcionando antes! Albus, ¿qué ocurre?"

"Me temo que no lo sé, Nathaniel, pero me prepongo descubrirlo."


Tom alzó la vista para atender a un cliente, cuando las campanas de la puerta que conducía al Londres muggle sonaron, y automáticamente sonrió cuando vió que Janet, Kitty y Becky entraban al local.

"Bueno, hola, por aquí." Las saludó mientras que ellas entraban y se sentaban en tres asientos vacíos en la barra. "Es un poco temprano, ¿o no?"

Janet giró los ojos exasperada, mientras que Kitty y Becky reían nerviosamente entre ellas. "Rompí la primera regla de padres con niños pequeños," anunció ella con petulancia.

"¿Cuál es?" la animó Tom, divertido.

"Nunca menciones un acontecimiento excitante con más de una hora de anticipación. Esta tarde mencioné que llegaba Steve, y por si eso no fuera bastante malo, también les confirmé que el Sparkster vendría a cuidarlas -- ¡en el desayuno!" Gimió Janet, cogiéndose la frente y lanzando una relumbrante mirada a Tom cuando éste comenzó a reírse entre dientes. "Eso significa que todo mi día ha sido una constante repetición de '¿Es hora de ir a recoger a papi?" y '¿Es hora de ir a recoger a Sparky?' Estoy lista para estrangularlas a ambas."

"Vamos, vamos, tan sólo están excitadas," Dijo Tom conciliadoramente. "¿No es cierto queridas?" les preguntó, mirando a las niñas para que verificaran su afirmación, y sonriendo ante su entusiasta asentimiento.

"Oh, por supuesto que están excitadas. Han estado trepándose por las paredes todo el día. Lo que pida que le paguen, estoy pensando en doblarlo," declaró Janet, alcanzando una ceja a sus niñas. "Va a vivir unos momentos infernales para lograr acostarlas esta noche. Oh, hablando de Sparky, ¿está en la cocina?"

"Está arriba, creo. ¿Voy por él?"

"Nah, mientras que no está, quisiera mostrarte algo. Probablemente lo desconcertaría," dijo Janet, dando una rápida ojeada a su alrededor para asegurarse de que ninguno de los otros clientes miraban. Desabrochó la bolsa de pañales y comenzó a hurgar en ella mientras que Tom la miraba con creciente curiosidad. "Llevé a revelar unas fotos hoy, mientras que estaba afuera," continuó ella, sacando un paquete de fotos y pasando de una a otra, "¡y saqué una de él por accidente que simplemente era demasiado linda!" ella sonrió, al localizar finalmente la que buscaba y se la pasó a Tom.

No muy seguro de qué esperar, Tom aceptó la imagen y la estudió cuidadosamente. Era una fotografía muggle, totalmente estática y sin movimiento, pero el momento capturado no desmerecía. Como Janet lo había prometido, en verdad era clásica. De alguna manera había obtenido una imagen de Harry cuando había estado en su casa algunas noches atrás. Tom sonrió, después se rió entre dientes, y luego comenzó a reírse ruidosamente. Harry tenía una muñeca de plástico en una mano, y una ropa minúscula en la otra. Sostenía ambas cosas como si estuvieran contaminadas de alguna forma, y todo su continente gritaba. '¡¿¿Quiéres que haga qué??!'

Riendo nerviosamente ella misma, Janet completó la historia de fondo de la imagen, mientras que Tom sacaba su pañuelo y se secaba los ojos. "Ambos pares de abuelos me amenazaron de muerte si no les enviaba montones de fotos. Estaba en un punto muerto, así que decidí coger la cámara fotográfica e ir a ver qué salía," explicó ella antes de volver al tema presente. "Estaba tan ocupado en escandalizarse, que no creo que se diera cuenta de que la tomé."

"¿Cuál de tus pequeñas traviesas es responsable de esto'" dijo Tom, a la vez que las miraba alegremente mientras daba vuelta a la foto para que las niñas pudieran verla.

"Becky," dijo Kitty inmediatamente. Le dije que él no querría jugar a las muñecas, pero ella no me hizo caso," ella sonrió al recordarlo, mirando como su hermana ponía mala cara y se cruzaba los pequeños brazos sobre el pecho.

"Parky solo tonto," dijo la niña, obviamente quitándole importancia al incidente. "muñeca divertida."

"Hmm. ¡Divertidas para ti, tal vez!," sonrió Janet, besando en la cabeza a su hija más pequeña, y compartiendo una mirada conmiserativa con su hija mayor. "¡No tienes que vestir a las malditas cosas!" Ella sonrió a Tom y explicó," Becky adora jugar con esas muñecas, pero ella tiene problemas en vestirlas y desvestirlas. Eso significa que va con la persona mayor más cercana, y ellos tienen el honor." Ella miró la foto nuevamente y alzó las cejas ante Tom. "Esa noche Sparky resultó ser el más cercano. ¡Mira esa cara!" dijo con placer. "¡Becky no habría podido conseguir una mejor reacción si le hubiera pedido que se comiera un sapo vivo!"

Tom asintó y volvió a meter el pañuelo en su bolsillo. "¿Puedo ver las otras?"

"Seguro," dijo Janet, pareciendo agradablemente sorprendida y dándole el paquete. "Hay algunas otras que tienen al Sparkster en ellas -- están casi al final. El resto son del viaje, y de nuestros primeros días aquí," explicó, mientras Tom pasaba las fotos. Se detuvo para sonreír ante una de Harry, Becky y Kitty sentados en un mullido reclinatorio. En esa Harry parecía estar leyéndoles una historia.

"Creo que esa es la mejor," dijo Janet con una suave sonrisa cuando vió lo que miraba Tom. "Es bueno con ella."

"Sí, de hecho," Tom acabó de pasarlas todas, y las regresó al sobre. Cuando alzó la vista nuevamente hacia Janet, se sorprendió de verle una expresión ligeramente preocupada. "¿Pasa algo malo?"

Janet pareció un poco indecisa, después suspiró. "¿Cuán bien conoces a la familia de Sparky, Tom?" le preguntó ella reservadamente.

"No muy bien, me temo," apuntó Tom, un poco sorprendido de su repentino cambio de asunto y de actitud.

"Generalmente saco dobles cuando hago que me revelen un rollo," dijo ella, indicando otro paquete de fotos. "Cuando vi cuán buenas resultaron esas tomas, pensé que a su familia podría gustarle tener los duplicados. Las separé y las puse en un sobre, pero no fue sino hasta que traté de escribir una nota, que me di cuanta de que no tenía ninguna idea de quiénes eran esas personas. Ninguna en absoluto."

Tom no supo qué decir a eso, pero Janet le ahorró la necesidad de hablar.

"Tan sólo me parece extraño, ¿sabes?" dijo distraídamente, estudiando la toma de la muñeca contaminada. "Habla con nosotros cuando venimos por aquí, estuvo una vez en casa, y va a cuidarme a las niñas esta noche. Supongo que simplemente asumí que su tío y su tía podrían querer conocerme – verme y cerciorarse de que yo no fuera una asesina en serie o algo así. Yo querría conocer a cualquier persona con la que Kitty fuera amigable si la situación fuera a la inversa." Ella se encogió de hombros y rió nerviosamente. "Quizás estoy siendo paranoica. Sparky es un niño dulce, y tiene una buena cabeza sobre sus hombros. Quizá piensan que es lo bastante responsable para hacer sus propias elecciones. Tan sólo pensé en preguntar si sabías cómo ponerme en contacto con ellos sobre las fotos."

"¿Por qué simplemente no le preguntas al muchacho?"

"A él no parece gustarle hablar de su vida casera, así que he tratado de respetar eso," respondió Janet francamente, después le indicó que se acercara más a ella, y bajó la voz, de modo que Kitty y Becky no pudieran oírla. "Al principio pensé que era tímido, o que quizá sólo era un niño que le gustaba mantener sus asuntos en privado, pero eso no es consistente. Él charla de algunas cosas, pero no menciona a su familia más de lo que es absolutamente necesario." Janet se encogió de hombros, después miró resueltamente a Tom. "Ni siquiera sé sus nombres. ¿Es eso normal por aquí?"

Tom parpadeó, dándose cuenta de que él tampoco los sabía. Típicamente Harry se refería a sus parientes muggles como "mi tía y mi tío." Probablemente eso era alfo que a Harry le habían ensañado como una precaución de seguridad, no tenía ningún sentido tenerle en un lugar secreto si cada bruja en la calle sabía los nombres de sus parientes muggles. Por supuesto, Janet no sabría eso. "Es igual aquí que en todas partes, dijo finalmente, contestando a su pregunta. "Algunas personas se mantienen muy reservadas, y otras son mas abiertas acerca de sus asuntos."

"Supongo," concedió Janet, pero todavía no parecía convencida.

"¿Pero?" la animó Tom, curioso por saber lo que realmente la incomodaba.

Janet suspiró. "Me agrada, y confío en él, o no le dejaría a las niñas esta noche. Hay algunas cosas sobre ese niño que encuentro un poco raras, ¿de acuerdo?"

"¿Por ejemplo?"

Janet se tiró de la oreja, reflexionando sobre lo que quería decir, entonces, notó que sus hijas la miraban ávidamente. "No es gran cosa," dijo ella, dirigiendo los ojos hacia las niñas. "Seguro que tan sólo estoy siendo tonta."

Tom asintió indicando que comprendía, después se excusó para ocuparse de cliente que le hacía señas.

Janet Alzó la vista para mirar el reloj, después calmó las preguntas de sus niñas sobre Sparky, y les dio algo para divertirse. Suponía que habría podido aceptar el ofrecimiento de Tom de ir a traer al niño, pero no parecía que fuera necesario. A menos que Sparky se retrasara, bajaría en unos minutos.

Suspirando ligeramente, janet trató de establecer con claridad qué había en el muchacho que encontraba tan malditamente desconcertante. No era nada obvio, ni nada que tuviera que ver con él personalmente. Sparky nunca había sido otra cosa que agradable con ella. Era útil, educado, paciente con sus niñas..., era lo que le había dicho a Tom. Pequeños detalles. Como cuando noches atrás, él, Kitty y Becky habían decidido ver una película. Kitty y Becky habían ido con ella para pedirle snacks, así que fueron a la cocina, y dejaron a Sparky en la sala, para sacar y poner el video.

Desde su lugar delante del microondas, Janet podía ver la sala. Las niñas se habían quedado absortas mirando la bolsa en el interior que se ampliaba, pero en vez de eso, ella había aprovechado la oportunidad de mirar al chico. Encontró el título sin muchos problemas, después había ido directo al VCR y trató de ponerla, pero lo tenía al revés, o algo así, y no entró.

Eso en sí mismo no era extraño. Era muy fácil cometer un error si no ponías atención en lo que hacer. Lo que la incomodaba era que él no parecía saber inmediatamente cómo ponerlo. A menos que en su casa no tuviera un aparato por alguna razón, Sparky debería haber estado expuesto al VCR a temprana edad. Poner y sacar cintas debería ser algo tan automático para él como atarse los zapatos. Finalmente lo había logrado, pero le había tomado algún tiempo el discernir cómo se hacía. Para ese entonces, las palomitas estaban listas, y ella tenía otras distracciones que atender.

Entonces había estado la película en sí misma. Ella esperaba que mostrara el típico desdén adolescente por la caricatura que había elegido Becky, Dios sabía que ella la había visto bastantes veces, con su hermano, y sobrinos y primos, pero no había sido ése el caso. A menos que él fuera un actor absolutamente genial, había disfrutado la película honestamente -- como si nunca antes la hubiera visto. Había pasado lo mismo con los juguetes -- no sólo las muñecas -- sino juguetes. Todo parecía ser una experiencia nueva.

Y eso era extraño. Ella podía aceptar el hecho de que un niño británico podía no haber visto una película para niños americana, pero ¿quién ha oído hablar de un niño que no hubiera jugado con bloques, por todos los cielos! ¡Olvida lo extraño, simplemente estaba mal!

"¿Janet?"

"¡Hey, Janet!"

"¿Mamá?"

"¿Mamá?"

"¿Janet, estás aquí?"

Janet salió abruptamente de sus pensamientos, y parpadeó ante el muchacho de cabello negro delante de ella. Sparky la miraba, preocupado, igual que sus hijas.

¿Estás bien? Le preguntó, inseguro.

"Sí, tan sólo me perdí en la Tierra de Nunca – Jamás," le aseguró Janet, sonriendo avergonzada. "Lo siento, tan sólo estaba tratando de pensar en un problema."

Él pareció relajarte ante eso. "Espero no haberte tenido esperando," le dijo, ajustándose la correa de una bolsa sobre el hombro.

"Tu puntualidad es impecable, Spark. Tan sólo nosotras llegamos un poco temprano. Entonces ¿estás listo?"

Sparky echó un vistazo a Kitty y a Becky, después le dirigió una sonrisa insegura. "Eso espero."


Gracias a: the angel of the dreams, kittychan y Gandulfo por sus amables reviews. ¡Feliz Año Nuevo a todos!