Capítulo 3. Harry Potter, el-padrino-que-sobrevivió.

¿Cómo que las habéis perdido?-preguntó, incrédulo, el sr. Weasley. Ya todos los de la familia se habían reunido fuera del comedor, excepto Ron y Hermione que intentaban calmar a algunos familiares aún disgustados, en especial la abuela de la novia.

Paramos en una gasolinera cerca de aquí para comprar algo, pero en cuanto vimos la hora salimos pitando. Quizá...-

¡No puedo creer que dejarais a vuestras esposas en una gasolinera cuando sólo lleváis casados un mes!-exclamó roja de rabia la sra. Weasley, que respiraba como un león excitado. Tenía la vena del cuello hinchada y los ojos se le salían de las órbitas.

Quizá se hallan entretenido viendo el hotel-sugirió Bill, pero la cara de su esposa, muy parecida a la de su madre, lo asustó.

En realidad, todas las féminas del lugar (esto incluye también a Ginny y Hermione) se encontraban molestas con los gemelos. Luna, que como siempre era la más despistada, y con el embarazo estaba peor, no comentó nada y se marchó casi corriendo a la cama, pero Neville se quedó. Draco también estaba en esa reunión familiar y sonrió al ver la cara congestionada de Ginny, pero cuando un par de lágrimas asomaron a sus ojos color chocolate y Potter la abrazó con fuerza, sintió un pinchazo de celos en el corazón.

¿Y si les ha pasado algo?-inquirió Fleur preocupada-Debeguíamos ig a buscaglas.

Estoy de acuerdo con Fleur-la apoyó Charlie-Draco-se volvió hacia el rubio, que lo miraba sorprendido por haberlo llamado por su nombre- ¿Podrías hacer la poción del encuentro?

Por supuesto. Pero tardará un par de horas.

Es demasiado tiempo-se lamentó George, que parecía derrotado.

Pero es lo único que podemos hacer- suspiró Harry-Será mejor que mientras que la poción se prepara algunos vayamos a buscarlas por los alrededores y a la gasolinera. Ginny, Neville y tú buscaréis por el hotel. Charlie, Bill, Percy y yo saldremos a las afueras y los sres. Weasley podéis ir al pueblo. Y los gemelos...venios con nosotros.

¿Y yo?-preguntó Penélope.

Fleur y tú cuidaréis de los niños. Y creo-señalando hacia el comedor-que será mejor que los dos tortolitos se queden al margen.

Todos asintieron y se fueron a buscar. La noche estaba fría y Ginny no pudo reprimir un escalofrío cuando se enfrentó a ella con su vestido de paño fino. Neville le pasó un brazo por su hombro y la protegió un poco del frío. Pero él también temblaba, y no era por el frío.

¿Crees que les habrá pasado algo?-murmuró Ginny mirando a su amigo, que no le devolvía la mirada. Tenía clavados sus ojos marrones en un punto perdido y la pelirroja adivinó al punto sus pensamientos. Pensaba en Luna, su esposa.

Neville y Luna se habían casado hacía ya casi cinco años, después de una feliz relación de casi tres años de duración. Eran, sin duda alguna, una de las parejas más extrañas que habían salido de Hogwarts, y era su falta de sentido común lo que hacía que su relación no se fuese a pique. Ambos tenían su espacio, ella para sus animales imaginados y él para sus fascinantes plantas. Pero eso fue al principio de todo, y de eso, había pasado mucho tiempo. Neville, aunque tarde, había madurado y crecido, mientras que Luna se había quedado anclada en su juventud. Luego llegaron los problemas para tener hijos, y ahora que Luna estaba embarazada, parecía no salir nunca de sus ensoñaciones. Y Neville se preocupaba, e incluso le había pedido a Dumbledore dejar que se quedase en Hogwarts, pero ella se negó a dejar su pequeño apartamento en Londres, por lo que él, y en contra de todo lo establecido, se iba cada noche y cada mañana de Hogwarts a su apartamento y viceversa.

Perdona Gin ¿Decías?

Nada importante, Neville.

&&&

I can't believe the news today

I can't close my eyes and wait

How long, how much with the same song

But today...

¿Quieres apagar la radio de una vez?-

¿Te molesta mucho?-

Sí.-

Pues te jodes.-

Brrr, Charlie dile algo.-

Fred apaga la música.-

Es que me relaja.-

Y a mi me pone nervioso, y más esa canción.-

Sunday, Bloody Sunday

Sunday Bloody Sunday

Harry no conduzcas tan rápido.-

Fred apaga la música.-

George cállate, no pienso apagarla.-

¡Harry te has saltado un stop!-

¡Pero si no hay nadie en diez kilómetros a la redonda, Percy!-

¡Fred quita la música!-

¡No la pienso quitar, George!-

¡Pero aún así es peligroso!-

¡NO lo es!-

¡SI lo es!-

¡FRED, quita la música!-

¡NO la voy a quitar!-

¡SI!-

¡NO!-

¡SI!-

¡NO!-

¡SI!-

¡NO!-

¡SI!-

¡NO!-

¡SI!-

¡CALLAOS!-la voz de Harry retumbó en el coche y el frenazo brusco que dio subió el corazón de todos a la garganta-¡CALLAOS O JURO QUE OS DEJO A LOS TRES A MITAD DEL CAMINO!

Tranquilo, Harry-dijo Fred algo pálido.

Sí, amigo, no te estreses-continuó George.

Estos dos ponen de nervios a cualquiera-exclamó Percy de forma desdeñosa. Bill y Charlie pusieron los ojos en blanco.

Harry lo fulminó con la mirada y volvió a arrancar. Iban mirando por la ventana, cada uno en sus pensamientos, y Harry sólo pensaba en cómo aquellos dos cabeza de chorlito habían podido dejar a sus esposas en una gasolinera.

¿Es ésta?-preguntó Charlie señalando un montón de luces que había a un lado de la carretera.

Harry se ajustó las gafas y miró hacia las luces. Más que una gasolinera parecía un cuchitril. Hace quince años podía haber sido una pequeña gasolinera, pero ahora el club de al lado daba más luz que aquello.

Sí, es aquí-susurró Fred temblando-Seguramente estarán en el club.

Harry bufó. Dos descerebrados, eso es lo que eran. Arrancó con furia y se internó por el camino de arenisca que llevaba hacia la gasolinera. Paró a una distancia prudente y todos se apearon del coche.

¿Aquí es dónde parasteis?- preguntó escéptico Bill-A mí Fleur no me habría dejado.

Nuestra señoras no son tan tiquismiquis como la tuya-rezongó George andando hacia el club de al lado.

Harry tuvo la sensación de que eso no era un club dónde ir a tomar una copa por la noche. Perdido en la espesura, con una gasolinera medio abandonada al lado, sus peores temores tomaron forma cuando vio la silueta de una mujer desnuda en el cartel. Pero él no fue el único que la vio.

¡Habéis dejado a vuestras esposas en un club de alterne!-gritó Percy con todas sus fuerzas.

Fred y George palidecieron. Eran una estampa, y Harry dio gracias a Merlín de que ninguna de las féminas de la familia los hubiera acompañado. Los gemelos salieron disparados hacia la puerta seguidos de sus hermanos y el moreno. Abrieron la puerta y un tosco olor a sudor, alcohol y suciedad los hizo retroceder. Las luces estaban semi apagadas y se oía mucho ruido en la sala contigua. La primera sólo eran una sala rectangular con algunas mesas y una barra dónde un gordo cincuentón secaba algunas jarras de cerveza muggle con un trapo sucio.

¿Qué queréis?-gruñó, mirándolos con sus ojos rojos y pequeños.

Fred iba a saltar con algo hiriente, pero su hermano Bill se adelantó y se acercó al barman.

Entrar. Verá, es la despedida de solteros de mi hermano y querríamos regalarle...algo.

Aforo completo, lo siento.

Vamos hombre-su hermano Charlie se unió a las negociaciones-Sólo un regalito rápido. Por lo menos que disfrute antes de casarse con esa arpía.

Aforo completo-

El hombre parecía haber reconocido a los gemelos, lo cuál no era muy difícil porque eran muy llamativos, por lo que decidió entrar él sólo. Los gemelos captaron su señal y se deslizaron con él hacia el interior de la otra sala, dejando dos réplicas suyas en el vestíbulo.

Al principio no vieron nada, y casi se quedaron sordos por el ruido. Después, pequeñas luces de colores puestas en puntos estratégicos dejaron muy claro lo que era aquél lugar. No veía ni a Angelina ni a Alicia, y notaba cómo los gemelos se ponían nerviosos.

Deben estar por algún lado-señaló Fred.

¿Dentro, quizá?-dijo señalando a una puerta pequeña.

Harry se puso a sopesar los pros y los contras. Había unas quince personas en todo el lugar, y más de uno los miraba con malas caras. Si Angelina y Alicia no estaban allí…

¡Les he dicho que no pueden pasar!-la voz del tabernero les llegó a través de la puerta. Después, los tres Weasley entraron, pero del tabernero no se supo nada.

¡Alicia!-gritó George sin miedo-¡Ali!

¿Qué hacen?-preguntó un hombre sacando una navaja y subiéndose a la vez la portañuela-¿Se puede saber qué hacen?

Busco a mi mujer-dijo George resuelto.

Todos los presentes rieron, y una de las mujeres de aquel lugar se les acercó, contoneando sus caderas, con tan sólo ropa interior de color negra tapando sus minúsculos pechos.

¿Y quién es tu mujer, guapo?-preguntó, soberbia.

Se llama Alicia y es rubia-

Otra chica, rubia y más vieja que la de antes, salió con un batín rosado y preguntó si era ella. Todos rieron. Así no conseguirían nada.

&&&

¿Cuánto le queda a la poción?-preguntó, acercándose y bajando su nariz hasta olerla. Al hacerlo, arrugó el ceño.

Más o menos media hora-dijo, aspirando su aroma tan peculiar-¿Y Longbottom?

Está preocupado por su esposa-respondió, tomando un poco de polvo de ala de murciélago y echándoselo a la poción-Le hacía falta, estaba demasiado blanca-dijo, al ver su cara.

Veo que tres años viviendo conmigo te han servido de algo-

Siempre fui buena en pociones-

Draco calló. Touché. Ginny se limitó a seguir añadiendo una cosa y otra, sin importarle que Draco hubiese terminado de remover ni que la mirase como lo llevaba haciendo desde que la volvió a ver. Estaba sonrojada y sudaba un poco, a pesar de que el vestido de paño le daba frío.

¿Y Ron?-

Hablando con sus futuros suegros sobre lo que ha pasado con los gemelos-suspiró Ginny quitándose dos perlas de sudor que caían por su frente-Bonita habitación.

Seguro que no es mejor que la tuya-

Eso es verdad, pero no está mal-

Has desarrollado mucho el sentido del descaro ¿sabes?-

Ginny rió. Una risa apagada, sin restos de gracia ni encanto. Se quitó la chaqueta, mostrando un escote en V más bien pronunciado y perlado.

Estará lista en menos de diez minutos-anunció, sólo para evitar el silencio incómodo que les estaba agobiando.

Draco se paseaba por su espalda, sin saber muy bien qué hacer. Conocía a esa pelirroja como la palma de su mano, y sabía que si se atrevía a tocarle podía acabar con una maldición. No era la primera vez que lo hacía. En una ocasión, recordó, miles de mocos voladores lo persiguieron por la casa simplemente porque había pillado a Ginny en uno de sus momentos "menstruales" y le había gritado que, por favor, no dejase rastros de aquello en el baño. En otra ocasión, una maldición de granos simplemente por despertarla. Rió en silencio, sin duda Ginevra Weasley era mucha mujer.

¿De qué te ríes?-

No te importa-

¿Es de mí?-

No seas tan egocéntrica, Weasley-

2-1. Ginny gana, Draco va en avance.

&&&&

¡Mamá, por favor!-exclamó Hermione por tercera vez. Su madre estaba haciendo aspavientos desde hacía un rato.

¡Pero, cariño¿Es que no te das cuenta de lo que nos pueden hacer esos dos locos?-

Mamá, serán dos locos, pero son mis…-

De repente sintió que se mareaba. Sus piernas temblaron y tuvo que ser sostenido por Ron, que la agarró a tiempo. El olor de las flores le daban ganas de vomitar. Su padre, que se había mantenido en un segundo plano todo el tiempo, se acercó.

Cariño ¿Estás bien?-

Su madre dejó de hacer aspavientos y también centró su atención en ella.

¿Hermione?-

Hermione cerró los ojos y suspiró levemente. Sintió un pinchazo en la boca del estómago y se encogió de dolor.

No es nada, papá, mamá-sonrió, a pesar del dolor-Es el estrés. Ron ¿me acompañas a la habitación?

Claro-

Pareció que su padre iba a protestar, pero al ver a Hermione pálida y casi sin fuerzas, la dejó en brazos de su prometido. Ambos salieron de la sala y pasaron por la recepción, al tiempo que de la calle entraron dos figuras envueltas en chales. Una de ellas era bajita y rubia, llevaba el pelo recogido en una cola de caballo muy apretada y sus ojos pequeños brillaban con indignación. La otra, con una larga trenza negra muy apretada, ayudaba a la rubia, que cojeaba un poco.

Ron las miró detenidamente, al igual que la recepcionista, que se quedó con el dedo pulsando un número, sin terminar de marcar el número de teléfono. Hermione también miró a la pareja, pero no tardó tanto en reconocerlas como su prometido.

¡Alicia!-gritó, con una felicidad y un alivio enormes-¡Angelina!

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No sabía muy bien cómo empezó todo, pero ahora que volvían, sin las chicas y con más de una magulladura, Harry podía jurar que era sólo un sueño. Una maldita pesadilla. Conduciendo de nuevo al hotel, pensó que si se concentraba mucho, se despertaría arrullado por el sonido de la respiración tranquila de Ginny y por su suave olor personal.

¡Harry, cuidado!-gritó Charlie sin apartarse el trozo de cerdo del ojo. Había estado a punto de salirse de la carretera-¿En qué piensas?

En cómo he acabado con las gafas rotas y un morado enorme en el culo-dijo con un humor de perros.

Fred rió, pero un aullido de dolor le calló. Se tocó las costillas y George le imitó. Ambos tenían los dos ojos morados, un par de costillas maltrechas y Fred se había partido una muela. Charlie era el más normal, pues Bill tenía una herida en la ceja y Percy apenas parecía normal con la cara llena de cortes, heridas y la nariz le sangraba profusamente. Harry, además, tenía la camisa rota y barro mezclado con sangre en el pecho.

¿Y qué vamos a hacer ahora?-preguntó George con un gemido.

Rezar porque alguien vaya a conseguir mañana poción de murtlap y luego seguir buscando-dictaminó Bill, y como era el mayor, no discutieron nada. Además, era lo más sensato que nadie había dicho en toda la noche.

La verdad era que, analizando los hechos, Harry no sabía cómo había acabado así. O sí, sí que lo sabía. Desde el momento en que Fred y George arremetieron contra uno de los clientes que se preocupó por las medidas de sus esposas, supo que iban a acabar mal. No porque les doblaban en número, no porque eran más anchos y tenían pinta de brutos, sino porque, en cuestión de lucha, ninguno tenía mucha práctica. Acostumbrados a los duelos de varitas, los puños eran algo bruto, duro…

Y así habían acabado. Seis perdedores volviendo a casa sin el objeto preciado. Harry suspiró, Ginny los mataría. Ginny, y todas las féminas relacionadas con el apellido Weasley.

Las puertas del hotel se abrieron casi a la vez que él llegaba a su altura y entró sin problemas. Paró el coche enfrente de la puerta y ayudó a salir a Percy, que murmuraba maldiciones y no se podía tener en pie.

Merlín, que daño-rezaba-Malditos sean estos muggles asquerosos, y los idiotas de mis hermanos. ¡Ay, madrecita!

Bill lo ayudó mientras ponía los ojos en blanco. Fred y George salieron a la vez del coche, abatidos, y por último entró Harry.

Voy a buscar a vuestra hermana y nos reunimos en media hora en mi habitación-dijo Harry, y todos asintieron.

El muchacho se dirigió a su habitación, y cuando llegó y dijo su nombre completo, la puerta de madera se abrió. Entró en la habitación de color lavanda y vio el traje que había llevado esa noche Ginny encima de la cama.

¿Ginny?-preguntó, dirigiéndose al baño y tocando en la puerta. Nadie respondió.

Se encogió de hombros y se quitó la camisa manchada y rota. Esperó a que Ginny saliese de la ducha tumbándose en la amplia cama de doseles y cogiendo un ejemplar de "El Quisquilloso". En primera página salía una foto de una cueva dónde se aseguraba que vivía un dragón de Marhala, especie que había desaparecido hacía ya 500 años. Eso resultaba extraño ya que esos dragones, además de ser los más fieros, solían mediar más que cuarenta metros de altura. Ni siquiera estaba demostrado que alguna vez hubiesen existido. Revisó las páginas intentando encontrar una noticia interesante, pero no vio nada. Aburrido por la tardanza de la pelirroja se dispuso a empezar el crucigrama, cuando la puerta del baño se abrió.

Menos mal que…-pero las palabras se quedaron colgadas cuando vio el conjunto que llevaba puesto-¿Qué le ha pasado a tu camisón¿Se ha encogido o algo?

Ginny rió y le tiró la toalla con la que se secaba el pelo.

Ese comentario es más propio de Malfoy-reconoció Harry-Pero en serio…

Es de Kate-explicó-Me olvidé de mi pijama, que por cierto tapa más, y ella me dejó el que le sobraba. Y claro, digamos que yo soy un poco más alta y más…-dijo intentando encontrar la palabra adecuada.

¿Desarrollada?-ayudó Harry.

Digámoslo así-luego se fijó en el joven-¿Y a ti qué te ha pasado?

Harry volvió a sentirse derrotado, un sentimiento que había desaparecido desde que los blancos y firmes muslos de Ginny aparecieron en su visión.

No las encontramos-dijo, abatido.

La respuesta de Ginny fue una sonora carcajada.

Por supuesto que no-rió-Pero ya están aquí.

¿Cómo?-

Al parecer, una vez que mis hermanos las dejaron tiradas, se subieron al primer coche que apareció. El conductor era un mago del pueblo de al lado, que las llevó al hotel equivocado. Cuando se dieron cuenta de que no era ese el hotel, tuvieron que buscar transporte para llegar hasta aquí-

¿Y por qué no avisaron?-

Al parecer en el pueblo no conocían el sitio exacto del hotel-sopló y su flequillo se elevó-Un lío.

De repente tocaron a la puerta y Ginny fue a abrir. Por la puerta entraron Charlie y Bill para comunicarle la noticia a Harry, pero al verlo tan tranquilo supusieron que ya lo sabía. Ginny, mientras tanto, había ido a por un kit de primeros auxilios y lo curaba con mimos de madre.

Parece que te cuidan bien ¿eh, Harry?-rió socarronamente Charlie-¿Y desde cuando usas tan poca ropa para dormir?

Ginny bufó y los cogió a ambos de la camisa para llevarlos hasta la puerta, no sin escuchar más de un gemido de dolor.

Creo que ya no pintáis nada aquí-

Y les cerró la puerta en las narices para luego volverse.

Siempre serán mis hermanos mayores-Harry rió.

Volvieron a llamar a la puerta y Ginny se volvió con los ojos en blanco y el ceño fruncido.

¿Qué se os ha olvidado a…?

Pero no eran sus hermanos, sino Draco.

Te olvidaste la chaqueta-dijo, sin poder evitar mirar su diminuto camisón-Veo que te pillo en un mal momento-exclamó con sorna al ver a Harry tumbado en la cama y sin camisa.

Gracias-susurró, sin saber qué decir.

Nos vemos mañana, señora Potter-

Ginny cerró la puerta y se volvió hacia Harry para seguir curándolo. Harry supo que Ginny estaba triste. Sus ojos ya no brillaban como antes, pero prefirió no decir nada. Se conformó con que ella lo abrazase cuando apagaron la luz, mientras lágrimas furtivas manchaban la camisa de su pijama.

&&&

Draco se levantó a la mañana siguiente más temprano de lo acostumbrado, a pesar de que no había podido pegar ojo en toda la noche. No se podía quitar de la cabeza la imagen de su ex con aquel diminuto camisón color lavanda, con una inusual raja de encaje en el muslo derecho, y a Potter tumbado en la cama de matrimonio, seguramente esperando a que…

¡Arrgg!-gritó cuando más imágenes se le vinieron a la cabeza-Eso es tortura psicológica.

Alguien tocó a su puerta y, al abrir, se encontró con Hermione y Tom en sus brazos aún dormido. La joven se veía algo pálida, pero quizá era el tono de su ropa, inusualmente oscuro.

¿Me haces un favor, padrino?-

Dime-sonrió.

Más familia llega esta mañana, y me gustaría saber si te puedes quedar con Tom mientras los recibo. Además, mis primos pequeños acaban de romper una vajilla que costará muy cara. Y lo han hecho en el pie de Ron. Como puedes suponer, está que muerde-

Claro que sí-resopló-Ya que no voy a conseguir otra cosa, cuidaré de mi ahijado todas las vacaciones.

Hermione lo conocía casi igual que a su marido, y adivinó lo que nadie podría adivinar. Entró sin pedir permiso y se sentó en su cama, recostando primero a su hijo dormido.

¿Ginny?-

Asintió y tomó asiento a su lado., tomando sus manos suaves y frías. Le relató todo lo que había visto anoche y las imágenes y suposiciones que pasaban por su incandescente mente. Hermione, finalmente, sonrió tristemente.

Nada va a ocurrir, créeme Draco-lo consoló-Antes de venir, Ginny y yo hablamos y ella aún sigue enamorada de ti. Y Harry ya ha puesto el ojo en otra chica.

Ellos siempre se han querido, mucho, Hermione-

Y Harry y yo, pero nunca hemos sentido amor. Ron y yo lo descubrimos muy tarde, pero con Harry todo es completamente diferente. Ginny aún está enamorada de ti, pero ya conoces el orgullo Weasley. Y tú lo heriste mucho con Stella.-

¿Cuántas veces he de decir que Stella y yo no tuvimos nada?-gritó, haciendo que Tom se sobresaltase. Hermione lo miró severamente.

Habla con ella. Explícaselo-

Muchas veces lo he intentado, y nunca me ha querido escuchar-

Quien no arriesga, no gana-susurró Hermione besándole la frente-Pasaré a recogeros a la hora de comer.

Se pasó toda la mañana paseando a Tom, lo llevó al algo y luego se bañaron en la piscina durante un buen rato. Cuando ya ambos se iban a cambiarse para la cena, Harry apareció acompañado de una espectacular Ginny en biquini. Sinceramente, era la primera vez que Draco la veía con esa prenda y se quedó un poco alelado, pero las patadas divertidas que Tom le pegaba hicieron que volviese a la realidad.

La pareja, al verlos, se acercó a ellos. Draco se distrajo secando bien a Thomas.

Buenos días-saludó Harry.

¿Acabáis de despertaros o es que no habéis pegado ojo en toda la noche?-saludó socarronamente. Harry lo ignoró y tomó a Tom, que le sonreía y le alzaba los brazos.

No es de tu incumbencia ¿No crees, Draco?-replicó Ginny.

Claro que no, querida-

Y dicho esto, tomó la toalla y se dispuso a marcharse. Ella le tomó de la muñeca y se volvió con el ceño fruncido.

Por el bien de Hermione deberíamos soportarnos-

Tienes razón-observó el rubio echándose el pelo hacia atrás y sin notar que una joven camarera lo observaba sin disimulo-A partir de ahora no me meteré en tu vida, Ginevra.

Ginny-

¿Qué?-

Prefiero que me llames Ginny-

Draco gruñó algo sobre la incongruencia de las mujeres, tomó a Thomas en brazos y ambos se marcharon, dispuestos a asearse antes de ir a comer.

&&&

No había que ser un adivino para saber que Hermione estaba muy incómoda junto a su prima Susan. Ron lo supo sólo con verle los ojos, inquietos, y las manos crispadas ante las palabras nada amables de su abuela.

Por fin llega la hermosura de la familia-

Susan contestó con un profundo pestañeo de sus largas y curvadas pestañas negras y una sonrisa digna de revista. Ron la miró y tuvo que aceptarlo, sin duda era mucho más hermosa que Hermione. Sus ojos negros como una noche y su pelo largo y muy lacio la hacían verse como una auténtica belleza, pero sólo había que cruzar dos palabras con ella para darse cuenta de que la belleza se quedaba ahí. Se acercó a su prima y le besó hipócritamente las mejillas, para luego repetir el pestañeo frente al pelirrojo.

Tu debes ser el novio ¿no?-

Exacto, pero me suelen llamar Ron-dijo, intentando quitarle hierro al asunto. Roger Granger rió, y su esposa hizo una mueca, que bien se podía tomar como una sonrisa o por algo más desagradable.

Entonces, te llamaré Ron-dijo, besándole ambas mejillas con candor, lo que hizo que sus orejas se pusieran rojas, y enfadó más a Hermione.

¿Qué tal si entramos?-apostó la madre de Hermione-Susi, te enseñaremos tu habitación. Roger, Susan ¿nos acompañáis?

Viendo los vientos de guerra que corrían, ambos se apuntaron a la excursión, y el padre de Hermione ofreció a su madre algo que no pudo resistir: una visita al lago antes del almuerzo. Cuando estuvieron solos, Hermione expulsó todo el aire que llevaba dentro con un quejido que daba a conocer toda su rabia interior.

¿Cariño?-preguntó Ron con miedo.

¡La odio!-exclamó, pegándole una patada al jarrón de mármol que tenía más cerca-¿Cómo puede ser alguien tan absolutamente despreciable?

Ron no entendía del todo el motivo del enfado de Hermione, pero al ver cómo perdió los nervios, supuso que era algo más de lo que él había vivido. Se apresuró a abrazarla, pero ella lo empujó y siguió descargando su ira. Ron la dejó hacer, hasta que, un cuarto de hora después de empezar a arrojar piedrecillas al camino con toda la fuerza que sus brazos le daban, se sentó al lado de su prometido y suspiró.

Perdóname. No sabes lo que es vivir a la sombra de alguien toda tu vida-

Querida, soy el menor de seis hermanos que sobresalían en todo, el mejor amigo del muy afamado Harry Potter y prometido de la mejor alumna que Hogwarts ha tenido en mucho tiempo ¿Qué me vas a contar a mí?-

Pero a ti no te decía cada dos por tres tu abuela que eras fea-

Ron rió.

No, con los gemelos ya tenía bastante. Y las miradas de Padma Patil en el baile de cuarto hablaron por sí solas-

Hermione lo miró, con ganas de recriminarle algo, pero se le olvidó al ver un asomo de tristeza en sus ojos.

Pues para mí eres el mejor hombre que existe en la tierra ¿sabes?-

¿Ah, sí?-dijo con cara de guasa- ¿Y eso?

Por nada-respondió la morena acariciándole la cara-Simplemente porque eres la persona más maravillosa que conozco. Eres simpático, inteligente sin caer en la pedantería, me amas, amas a mi hijo sin barreras de sangre ni paternidad, has luchado como un león por sacar esto adelante…-

Ron la tomó de la cintura y la sentó en sus rodillas. Ella rió y se acercó hasta dejar sus frentes pegadas.

Querida, soy un Griffindor-

Ella lo besó con fiereza, haciendo que al joven se le pasasen ideas contradictorias por la cabeza.

Yo también-

En ese momento paró otro vehículo frente al hotel, muy diferente a los que hasta ese momento había llegado. Era un turismo viejo y destartalado, de un color rosa chillón que dañaba la vista. De él se bajó una mujer robusta que abrazó con fuerza a Hermione.

¡Sobrina!-dijo, alzándola con fuerza y dándole vueltas. Ron, al levantarse, se dio cuenta de que era sólo un poco más alto que aquella mujer. Debía medir 1.90, como mínimo-¡Qué alegría me da verte!-la bajó al suelo y besó sus mejillas con fuerza, para luego pasar la vista al pelirrojo-Y debes de ser su prometido.

Sí, señora-dijo, algo intimidado. No sabía por qué esa mujer le daba tanto miedo.

Yo soy Donna O´Sullivan-dijo, irguiéndose y mirando con ojos retadores al muchacho. Excepto su madre y su prometida, nadie lo miraba de esa forma tan espeluznante. Bueno, quizá su hermanita Ginny. Le tendió una mano-Encantada.

Vamos, Donna, no seas mala con Ron-dijo Hermione acomodándose en el brazo de su tía-No sabes la que está pasando con la familia.

Con la bruja de tu abuela y la urraca de tu tía Susan no me extraña. ¿Ya ha llegado la zorra de Susi?-

Acaba de llegar-dijo, algo abatida-Y sigue igual.

No te preocupes, querida-dijo, pasándole su grueso brazo de pesas por los diminutos hombros-Yo estoy aquí para velar por tu boda.

A Ron eso le produjo un irresistible escalofrío.

Ya sólo queda que vengan los tíos Spolldown-susurró Hermione tras acomodar a Donna y sus cincuenta maletas. Ron suspiró y se secó un sudor imaginario-Tranquilo, son los únicos normales. Ten cuidado con Allison, que cuando se une a Susi son horribles. Por lo demás, no te preocupes.

Bueno, tan sólo tengo que enfrentarme durante seis días a un suegro fanático, un tío que echa pestes de mí, una tía que intenta endosarme a una prima muy lapa, otra tía que puede matarme en cualquier momento de un abrazo, tres bichos que un día de estos se van a perder, una abuela que me odia, un primo que me ignora y una tía que me cuenta sus problemas maritales-Ron suspiró-Todo ello unido a mi familia: tres hermanos chalados, dos fanáticos de las bromas y una hermana que duerme con mi mejor amigo y se pelea con tu mejor amigo cuando lo único que quieren es volver…-

Draco no es mi mejor amigo-interrumpió Hermione, pero Ron siguió con su letargo.

…dos cuñadas extraviadas, una preñada y otra paranoica. ¡Ah! Y me olvidaba de Neville y Luna-

Ron, te recompensaré, te lo prometo-

Ron la miró seriamente, pero su mirada se relajó al verla preocupada. Al fin y al cabo, era ella quien había querido estar una semana con los preparativos de la boda, una boda por todo lo alto, hermosa, que se recordara. Y él no se había podido negar.

Eso espero, preciosa, porque si no me iré a casarme a Las Vegas-

¿Con quién?-

Contigo, por supuesto. Y el primer niño que tengamos se llamará Jude-

Hermione puso cara de asco. Odiaba ese nombre.

Está bien-antes muerta que ponerle ese nombre a su hijo.

Ççççççççç

En la comida, Ginny y Harry pudieron ver por primera vez a las cuñadas perdidas. Alicia andaba casi coja, porque un viejo la había atropellado mientras paseaba con su cerdo, y le dolía el tobillo tanto que casi no podía andar. Se apoyaba en Angelina. No hablaban con sus maridos, que las seguían con la cara baja y seguramente arrepentidísimos de todo lo que había pasado. Harry se dio cuenta cuando se apresuraron a apartarles los sillones, pero ellas ignoraron el gesto y se mantuvieron tan serias como siempre, sólo intercambiando palabras con su cuñada Penélope y Charlie, pues con Percy tampoco había mucho que hablar.

Ginny se mantuvo toda la comida silenciosa, removiendo sus judías y sorbiendo de vez en cuando un poco del exquisito zumo de calabaza que aparecía en sus copas. Harry, en cambio, mantuvo una interesante charla con Kate, que se mantenía muy atenta a todo lo que el moreno decía. Por primera vez desde que su segundo prometido la dejase plantada en el altar, un brillo de felicidad había en sus ojos y reía por todo. Ginny se alegró, ella merecía ser feliz.

En la mesa de al lado, estaba la prima de Hermione, Susan, hablando animadamente con Draco. Él parecía abstraído, pero ella se acercaba cada vez más, y más, y más…Ginny quiso levantarse y cruzarle la cara, pero justo en el momento en que sus instintos asesinos iban a sobrepasar a su autocontrol, Evan Portless habló, salvando la vida y el rostro de Susan.

Siempre hace lo mismo-dijo, tomando un poco más de vino. Ella asintió-No te preocupes, él ya se ha dado cuenta.

No quiero que le pase nada-

Evan sonrió.

¿Es tu hermano?-

Algo así-

No os parecéis en nada-y sonriendo añadió-Tu eres preciosa.

Ginny se movió incómoda y tomó un poco de zumo de calabaza, intentando librarse de los ojos del muchacho, que habían pasado de sus ojos al contorno de su cuerpo, enfundado en un vestido de tela suave color celeste. En esos momentos sonó una voz.

Señorita Ginevra Weasley, acuda a recepción-

Ginny se sobresaltó y corrió a salir de la sala, con la mirada de todos los parientes de Hermione sobre ella. Hermione parecía no saber dónde meterse, y algunos también miraban a Harry, que seguía charlando con Kate como si nada hubiese ocurrido.

Cuando llegó a recepción, un joven le dijo que había alguien esperándola en una de las chimeneas, que parecía querer hablar urgentemente con ella. Ginny se asustó por un momento ¿Y si había pasado algo con la casa o en su trabajo? Su corazón dejó de parecer el de un caballo encabritado cuando vio el rostro de Dean Thomas asomando por las llamas rojas y naranjas.

¿Dean?-exclamó, extrañada-¿Qué quieres?

¿Dónde coño te metes, Ginny? Llevo tres días buscándote-

Perdona, guapo, pero no creo que te importe eso mucho-

Pues creo que lo que yo te tengo que decir si te va a interesar. Tengo los papeles-

¿Cómo¿Ya¿Ahora?-

Dean Thomas suspiró aburrido.

Sí, exacto. Tienes que venir esta tarde a firmarlos, Linda y yo vamos a casarnos-

Ginny rió por unos momentos.

Estoy a más de tres horas de Londres, Dean-

Aparécete-

¿Te recuerdo que gracias a tu intervención inconveniente en mi casa tengo prohibido durante todo este maldito año aparecerme?-

Dean calló durante unos momentos al ver la cara de su esposa, roja de furia. La conocía muy bien como para no saber lo que se le estaba ocurriendo.

Ven en coche-

Sabes que no tengo-

Draco tenía uno-

Ya no estoy con él-

Dean volvió a callar.

Iré a buscarte entonces-

¡No!-gritó-Ya buscaré una solución.

Bien, te espero a las cinco en el juzgado-

Y su cara desapareció de las llamas. Ginny suspiró y se echó hacia atrás en el sillón que, momentos atrás, se había sentado. Clavó sus uñas en el oscuro tapizado. Quiso gritar pero se contuvo. Nada estaba saliendo bien.

Cuando regresó al comedor, vio que todos clavaban su mirada en ella, pero como tampoco le importó mucho, se dirigió seriamente Hermione y la tomó del brazo, que la miraba estupefacta. Ella era la única a la que podía contar todo lo que pasaba, pues era la única que conocía la historia completa de Dean.

Ginny la condujo hasta la piscina, lejos de las miradas de todos. Cuando la chica se sentó en un banco, Hermione tomó fuerzas y le preguntó a Ginny sobre la llamada, que parecía haberla dejado descolocada.

Necesito que me lleves a Londres, Herms-pidió Ginny, ignorando la pregunta de su amiga-No puedo aparecerme y…

No puedo, mis tíos llegan esta tarde y… ¿Por qué no se lo dices a tus hermanos?-

Voy a firmar los papeles de divorcio ¿Quieres que maten a Dean antes de que pueda hacerlo?-

¿Vas a ver a Dean?-

Ginny le contó a Hermione todo lo que él le había dicho y la morena suspiró.

Draco me comentó hace un rato que seguramente esta tarde iría a Londres, al parecer no se fía de Zabini-

Draco no sabe nada de lo mío con Dean-

No tiene por qué enterarse. Mientras él está en la oficina tú firmarás los papeles. No se tarda, créeme-

¿Crees que le importará llevarme?-

Lo dudo mucho. Vuelve a la mesa, se lo preguntaré-

Ginny, algo más tranquila, volvió a la sala y se sentó, mirando ya el segundo plato del día, carne asada con salsa de trufas. Vio cómo Hermione entraba en la sala y se dirigía a Draco, que la miraba y luego volvía sus ojos hacia ella, asintiendo. Al levantarse, Ginny volvió a mirar su palto, hasta notar su cálido aliento en la oreja.

En media hora te quiero en la puerta, Ginevra ¿A qué hora debes estar allí?-

A las cinco-

Draco consultó su elegante reloj de pulsera y asintió.

Entonces en diez minutos-

Ginny asintió y se marchó corriendo a prepararse, dejando el recado a Hermione de que, cuando ya se hubieran ido, le comentase a su familia a dónde habían ido. Hermione se acercó a Draco y le puso la mano en el hombro.

Es tu oportunidad-sonrió.

Déjalo ya, Hermione-

Hermione frunció el ceño.

Los dos estáis igual de mal-

Yo no soy quien se va a casar-

No, tú eres el que no intenta recuperar a la mujer de su vida y se distrae con una estúpida, sin querer darse cuenta de que a ella le ocurre lo mismo-

Draco se calló. Podía haber dicho algo hiriente, pero se contuvo.

Querida, querida-la llamó su madre cuando ella volvió a entrar al comedor, demasiado agobiada con el calor y los continuos sobresaltos.

Comenzaba a darle la razón a Ron, debían de haberse casado en una playa lejos de todo y todos, con Ginny y Harry como padrinos y Draco como testigo, los cinco, y después haberse ido lejos, muy lejos, a disfrutar de su vida de recién casados. Pero no, ella había planeado una boda por todo lo alto, con una semana para que todos estuviesen juntos. Y ya estaba dándose cuenta de que todo le salía doblado.

¡Mierda!-susurró al ver que su madre se acercaba a ella, cuando lo único que deseaba era acurrucarse en el regazo de Ron, aspirar su aroma a él y llorar y decirle que tenía razón, que se fuesen lejos, lejos de las riñas de su padre, de las miradas de su abuela, de los consejos de su madre…-¿Qué mamá?

¿Qué es eso de señorita Weasley?-

La cara de su madre, muy parecida a la suya, le dijo que no iba a aguantar ninguna mentira, así que, suspirando, la llevó a un rincón y le explicó todo. Su madre la miró con cara de no creerse ni una palabra, pero al ver la cara demacrada de su hija, supo que no mentía.

No hacía falta que nos mintieses, Hermione-le reprochó suavemente su madre-Con haberlo planteado todo hubiese sido suficiente.

¿Y con la abuela aquí?-

Ya nos habríamos ocupado de ella-susurró su madre, intentando animar a su hija-Querida, creo que a este ritmo no llegarás viva a la boda ¿Por qué no vas a acostarte un rato? Yo te avisaré cuando llegue la señora de las flores y la modista-

¿La modista viene hoy?-exclamó sobresaltada-¿Por qué no me avisas?

Querida, si te lo dije-

Pues Ginny no va a estar-

¿Cómo?-Sarah Granger respiró un par de veces y luego exhibió una sonrisa condescendiente- Bueno, pues nos ocuparemos de tu traje y el de las damas de honor.

Me temo que Alicia no podrá ser dama de honor, con la pierna-

Díselo a tu prima-

Hermione frunció el ceño.

No gracias, se lo diré a Kate, le hará ilusión-

Y sin decir nada más, se retiró de la charla. Cogió a Thomas, que estaba durmiendo en brazos de Ron, y se despidió con un beso, pero al ver que ya no podía con el peso de su hijo, Ron la acompañó a la habitación.

Recostó al niño en la improvisada cuna que había al lado de la cama de su madre y vio cómo Hermione se cambiaba el ceñido vestido rojo que había llevado por un liviano y fresco camisón verde agua.

Será mejor que descanse-

¿Tampoco me vas a dejar que duerma a tu lado?-preguntó el pelirrojo con voz de niño pequeño, a lo que Hermione no pudo evitar sonreír.

Está bien-suspiró, acurrucándose a su lado-En el fondo, te necesito para encontrar la tranquilidad.

Ron le besó los párpados y se quedó velándola hasta que, vencido, también cayó en los brazos de Morfeo.

&&&&&&

¿Habéis visto a Ginny?-preguntó con el semblante preocupado la señora Weasley a sus hijos, que se encontraban tomando el sol en la piscina.

Que va-contestó Fred, y todos negaron-pero tampoco hemos visto a Harry, estarán durmiendo o paseando, mamá.

No creo-murmuró George con una copa de un líquido verdoso que olía muy bien-Porque Harry viene hacia acá, y la preciosidad que lleva a su lado no es nuestra hermana.

En efecto, a su lado iba Kate. Llevaba un vestido amarillo y unas chanclas blancas, y su pelo largo le llegaba por debajo de la cintura. Parecían estar enfrascados en una conversación muy interesante, pues ni siquiera sabían hacia dónde caminaban. Cuando ya estaban tan cerca que podían oír sus voces, ellos parecieron caer en la cuenta de dónde estaban y con quiénes.

Harry, querido ¿has visto a Ginny?-

No, desde que salió corriendo con Draco y Hermione no la he visto-

¿Con Draco y Hermione?-preguntó Bill, que estaba muy ocupado peleando con André-Deberíamos preguntarles a ellos.

Dgaco salió después de comeg con el coche-informó Fleur con su característico acento y su voluminosa barriga al sol.

Entonces sólo nos queda Hermione-suspiró Penélope, que vigilaba tras sus gafas oscuras a su hijo-Iré a verla.

No te molestes, Penélope-dijo Harry-Ya vamos Kate y yo.

Cuando ya se hubieron alejado lo suficiente, George no pudo evitar comentar:

¿No os parece que estos dos se llevan demasiado bien?-

Todos asintieron.

Bueno ¿Me vas a explicar qué vamos a hacer en Londres?-

Tengo que firmar unos papeles-y como aclaración ante tanta premura añadió-Son muy urgentes.

Nunca te había visto tan responsable con tu trabajo-

Para que veas-

De paso nos pasaremos por mi oficina, he de arreglar unas cosas-

¿Por eso has aceptado acompañarme?-

¿Por quién me tomas, Weasley?-

Ginny puso los ojos en blanco y subió el volumen de la música. El viaje iba a ser muy largo. Quizá demasiado.

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¡Hola! Chics, de verdad que lo siento, pero estaba convencida de que había subido este capítulo, y cuando me he dado cuenta de que sólo estaban los dos primeros no supe qué hacer. Así que, como regalo, dos capítulos seguidos y no os preocupéis, porque sólo me queda arreglarle unos detallitos.

Muchas gracias por los reviews y que espero que lo disfruteis.

Ophelia¡Mil perdones! Me hubiera encantado subirlos antes, y como ya he dicho, sinceramente pensaba que lo había hecho, pero bueno, espero que lo disfrutes y te prometo que no volverán a pasar otros tres meses. Un besito.

Gaby Weasley: Mil gracias por el review, espero que te siga gustando la historia.

Bar-Ely¿Qué no te esperas de los gemelos? Ahora tendrán que reconquistarlas, pero no será fácil, jejeje.

Lewelyne:Bueno, las parejas se conocerán muy pronto, no desesperes, aunque aún quedan muchas sorpresas.

Sarah-keyko: me alegro que te guste, Ginny y Draco también son mis preferidos (aunque tenga que ser imparcial)

Brissa: No te preocupes, por mucho que tarde, no creo que deje la historia, aunque los reviews ayudan mucho, jeje.

Pybiweasley¿Te imaginas si algún día sucediera?No em gustaría estar en la piel de Hermione y Ron. ¡Los Granger son muy peligrosos! Jeje.

Bueno, chicas, lo de siempre…

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