Aquí les traigo un capitulo mas de esta historia. Espero que no les defraude y dejen reviews, no saben lo que hace ver la opinión de las personas y ver que te leen (aunque se de algunos casos que la leen pero no dejan reviews, venga, animense)
Ahora agradezco con toda mi alma el review escrito por lix(), no sabes lo que es recibir la opinión de una persona, muchas gracias, muchas gracias. Respecto a lo que me has contado, pues, en este capitulo se desvela un poco lo de los cuatro con el traslador (solo un poco, hay que dejar algo para mas adelante, jeje). Ah, y si, me encanta ESDLA, todo me encanta (esperando impaciente el 17 de diciembre), por cierto, si has visto la 1ª pelicula, vas a ver una bonita referencia en el capitulo (ya veras el qué, se me ocurrio en el ultimo momento).
Para empezar el fin de semana bien, les deleito con el capitulo correspondiente. Muchos besos a todos. (Por cierto, he cambiado el primer capitulo, pero no se preocupen, solo el formato, averigue como se pone las cursivas y lo he modificado para que se lea mejor).
A empezar a leer.
Capitulo 11_Encuentros, reencuentros
Una muchacha pelirroja, de aproximadamente quince años, se encontraba abrazada fuertemente a sus dos hermanos gemelos, durante, al menos una hora, los había considerado perdidos y ahora estaban ahí, con ella, vivos y sonriéndole.
- ¿Cómo habéis podido hacerme esto? – decía entre sollozos y apretando a Fred, uno de ellos, era el que se encontraba más cerca – He estado a punto de lanzaros un hechizo.
- Lo siento, pero es que nos estábamos divirtiendo mucho – le dijo este mientras le acariciaba la espalda a su hermana – además, como ya te lo he dicho antes, estas muy guapa cuando te enfadas – le cogio la barbilla con la mano y la puso a la altura de sus ojos – No llores, Ginny, que ya estamos aquí, contigo y nunca nos volveremos a ir – le limpio las lagrimas que caían silenciosamente por su cara.
Una vez recuperados del susto, el resto de las personas que se encontraban en la habitación se abalanzaron hacia los gemelos para abrazarlos y comprobar que eso no era una ilusión, que eran reales y que estaban enfrente de ellos, y vivos.
- ¿Cómo han escapado?
- ¿Dónde estaban?
- ¿Cómo han llegado a la casa?
- ¿Qué ha pasado con vuestro pelo?
- ¿Y la ropa que llevan puesta?
La cantidad abrumadora de preguntas casi les mareo, todo el mundo quería saber lo que habían hecho desde su secuestro, como habían podido escapar de los mortifagos (ya que solo encontraron unas cuerdas en la cueva y el resto de los secuestradores muertos), y lo mas importante, como habían aparecido con esa luz blanca. Todos se encontraban rodeándoles y ellos, siempre con una sonrisa, intentaban responder lo mejor que podían, aunque la mayor parte de las respuestas eran iguales.
- No lo sabemos.
- De repente nos encontramos en un lugar y después aquí.
- No nos acordamos de más.
Los gemelos no querían decir donde habían estado, ya que se lo habían prometido a alguien y por eso respondían de manera evasiva a casi todas de las preguntas.
- Pensaba que os había perdido para siempre – Molly Weasley se encontraba abrazándose a sus dos hijos – No saben lo que me han preocupado.
- Lo sabemos mama, lo sabemos – ambos estaban felices de volver a estar con su familia.
Todos los Weasley estaban, literalmente, en ese momento, abrazados a los muchachos, habían llorado mucho con la noticia de su desaparición y no se podían creer que estuvieran los dos allí, y a salvo.
- Pero ¿que ha pasado con vuestro pelo? – Bill Weasley estaba observando el pelo de sus hermanos, lo llevaban casi tan largo que él (y eso que su pelo estaba recogido en una coleta) – Parece como si hubiera estado creciendo durante varios meses, ayer no lo teníais así.
- Pues – George se encogió de hombros – no se lo que ha podido ser – echó una mirada a su hermano gemelo que todavía tenia a Ginny abrazada a él, este también sonreía gratamente por su vuelta, igual que él.
Al cabo de un buen rato, cuando los ánimos se hubieron calmado, todos se sentaron a la mesa e inmediatamente apareció ante ellos una buena cantidad de comida preparada por un par de elfos de Hogwarts (el anterior elfo domestico de esa casa, Kreacher, había desparecido por una muy buena razón, debida a los sucesos acaecidos hace unos pocos meses en esa casa y de los que él había tenido la mayor parte de la culpa).
Antes de empezar a cenar, Remus Lupin, uno de los que mas estaban sorprendidos y alegres de la aparición de los muchachos, miro al reloj, y seguidamente murmuro a Dumbledore la hora que era. Este, al comprender lo que quería decir, hizo un gesto y toda la comida desapareció.
- ¿Pero qué? – la mayoría de los comensales se quedaron extrañados ante tal gesto.
- Tenemos que esperar a mas personas para cenar – dijo el director a modo de explicación – Y creo que no tardaran mucho.
- ¿A quien? – preguntó uno de los gemelos, el estomago le rugía ahora de hambre al haber contemplado toda esa comida anteriormente y haber desaparecido de repente.
- Oh, a personas que estamos esperando, no son tan inesperadas como ustedes – se ganó una sonrisa de parte de la gran mayoría de los allí presentes. – Tonks, podrías ir a mirar si llegan – la aurora sabia a que personas esperaban, ella había prestado varias de sus cosas a la persona encargada de guiarles hasta ese lugar, seguidamente se fue hacia el exterior para poder indicarles la entrada a la casa, ya que esta estaba oculta para la mayoría de la gente y sólo un miembro de la orden del fénix, o personas a las cuales habían dado permiso, podían llegar a encontrar la entrada.– Y ustedes, vengan un momento conmigo, quiero hablar en privado con los dos – se dirigió Dumbledore a los gemelos, estos todavía llevaban puestas las túnicas blancas.
- Albus, ¿para que..? – la persona que se encontrada sentada a su derecha le preguntó.
- Molly, es sobre lo que hicieron el año pasado en la escuela, quiero hablar con ellos sobre sus exámenes.
- De acuerdo, espero que les metas en la cabeza algo razonable.
- No te preocupes, que es una cosa buena.
- Eso espero, se han pasado todo el mes de julio haciendo el vago y con la idea de la tienda de bromas "Sortilegios Weasley" creo que se llama así. – dijo la mujer resignada – Me hubiera gustado que terminasen la escuela, pero ya sabes lo que hicieron – se acordaba muy bien de la bronca que tuvo con ambos a causa de eso y de que no hubieran hecho los exámenes de final de curso.
- Es de eso de lo que quiero hablarles.
- Fred, ¿piensas que hablará sobre los EXTASIS? – los dos estaban en el otro extremo de la mesa y solo habían alcanzado a oír la petición del director de su ex-colegio.
- Espero que no, no me apetece ponerme a estudiar ahora, además no me acuerdo de nada.
- Si, tanto tiempo fuera… ya se me olvido como hacer cambiar las cosas de color – rió George.
- ¿Pero de que hablan? – Ginny estaba a su lado y no comprendía lo que estaba diciendo sus hermanos – Solo han estado desaparecidos menos de un día.
- Ehmm…. – Fred miro a su hermano en busca de apoyo.
- Es que para nosotros ha sido una eternidad – dijo finalmente George, era lo primero que se le había ocurrido.
- Si, eso, una eternidad. Parece que hemos pasado mucho tiempo fuera y todavía no nos podemos creer que SÓLO hayan sido unas horas.
- Señores Weasley, ¿vienen? – Albus Dumbledore se encontraba en ese instante a su lado e indicándoles que le siguiera a una habitación cerca de allí.
Inmediatamente ambos se levantaron y siguieron al director hasta ese lugar, al traspasar la puerta de ese despacho pudieron oír como de nuevo estaban empezando conversaciones animadas en la mesa, casi todas referidas a ellos.
- Y bien, cuéntenmelo todo – el director les indico que se sentasen en las sillas que se encontraban frente al escritorio donde estaba él sentado.
- Como hemos contado al llegar – empezó George – no nos acordamos de nada – intento que pareciese convincente, pero el hecho de que el director les mirase a los dos, apoyado en sus manos y mirándoles por encima de sus gafas de media luna, como si quisiera leer sus pensamientos, no ayudaba mucho.
- Eso lo se, y creo que tienen muy buenas razones para no contar nada, pero a mi si me lo pueden contar. Yo guardare vuestro "pequeño" secreto – Dumbledore les miraba como si supiera de que le iban a hablar.
- Ehm… es cierto, no nos acordamos de nada – Fred intentó salvar a su hermano, ya que este empezaba a sudar bajo la mirada del director.
- Bien, veo que tienen sus razones – se levanto de la silla de enfrente de los gemelos y empezó a caminar por la habitación pausadamente hasta que después de un rato paro de caminar – Pero, díganme, ¿Qué puerta escogieron? – se encontraba enfrente, sentado y mirándoles detenidamente a ambos de nuevo.
- ¿Co… como… lo sabe?
- Digamos… que conozco ese sitio – dijo como si recordara algo – Así que es verdad que estuvieron allí. – miró las caras de sorpresa de sus oyentes, estos parecían confirmar sus sospechas - ¿Cómo salieron?
- Nos advirtió Si… - empezó a decir Fred
- Nos dimos cuenta nosotros justo a tiempo – le interrumpió rápidamente su hermano gemelo, recordando la advertencia de esa persona, las palabras de Fred quedaron ahogadas en esa explicación, el director no había podido llegar a oírlas o por lo menos dio esa impresión, ya que empezó a hablar a continuación.
- En verdad, ese lugar es muy peligroso. Por si no lo saben, según leyendas antiguas que ya se han olvidado la mayoría, a ese lugar se le llama abismo del olvido. Si por casualidad alguien cae allí, como fue vuestro caso, empieza a perder todo rastro de si mismo, va olvidando quien es, sus aspiraciones, sus sueños, sus ilusiones… va olvidando quien fue, quien es y quien será, pasado, presente y futuro, todo eso se confunde y se evade, todo se pierde y se olvida, todo desaparece. Y cuando todo rastro de identidad ha desaparecido, la persona queda vacía y se pierde en el olvido, junto con los sucesos en los que ha participado, de este modo, todo rastro suyo queda borrado de la memoria de cuantos estuvieron con él. Pocas personas han salido de ese lugar recóndito, nadie sabe como llegar o como salir, solo que con una gran fuerza o con un último esfuerzo se puede volver a recuperar todo lo perdido. – paro un momento a observar las caras de sus oyentes, estos estaban como impresionados por lo que el director les decía – Nadie sabe cuantas personas se han perdido en ese lugar, pues, como ya os he explicado, se pierde todo rastro de ellas al desaparecer. Pero las personas que logran salir de allí, después se tienen que enfrentar a una dura prueba, la de decidir que destino seguir, se dan tres opciones, tres puertas, tres caminos por los que seguir: una de ellas lleva de vuelta al lugar del olvido, donde se puede volver a salir o no, todo depende de la voluntad de la persona; las otras dos son dos destinos distintos, no se puede decir si uno es bueno o malo, solo distintos. Según la elección deseada, ese será el destino que le depara a la persona, lo que ha elegido.
- ¿Pero como sabia que estuvimos allí?
- Cuando llegaron con la luz, iban vestidos con las túnicas blancas, pero sin la capucha puesta, les vi antes de que se la pusieran.
- Pensamos que no nos había visto nadie – exclamaron a la vez los gemelos.
- Ya ven, pero fui el único que se dio cuenta. – les sonrió - Así que cuando les vi llegar y ver cuanto habían crecido y las horas que habían pasado desde su "desaparición", empecé a pensar y a atar cabos, de este modo llegue a la conclusión de donde habían estado, además me lo acaban de confirmar con sus expresiones, yo sólo lo intuía hasta hace un momento.
- Gracias por no decir nada – agradeció Fred.
- De nada, además, en el caso de que les hubieran atacado, los habría parado de inmediato. Aunque… menuda forma de hacer sufrir a vuestra hermana – recordó el suceso anterior.
Los tres ocupantes de la pequeña habitación rieron al recordar la escena mencionada.
- Ya le hemos dicho que lo sentimos.
- La recompensaremos de alguna forma, ya lo sabe – recordó Fred la conversación mantenida con su hermana menor acerca de ese suceso.
Toc, toc. Alguien llamó a la puerta.
- Pase – contesto Dumbledore dando permiso a la persona que había llamado.
La figura de un hombre con una capa negra se dibujo en la puerta.
- Director Dumbledore.
- ¿Si?, Severus. – respondió a la figura que se asomaba en esos momentos en el marco.
- Tengo, ya sabes… - dijo en tono misterioso mientras su tocaba el antebrazo izquierdo con muestra de gran dolor.
- Ah, sin problema. Espero que no sea nada grave – los gemelos miraban la conversación entre los dos hombres sin comprender que era lo que sucedía. - ¿Algo más?
- No, nada – y seguidamente el profesor de pociones desapareció de la vista cerrando la puerta.
- Bien, ¿por donde íbamos? – el director se dirigió nuevamente a las dos personas que se encontraban con él en el despacho – Ah, si, los EXTASIS.
- QUE!!!!!!! – Fred y George Weasley miraron a la persona que tenían delante sin comprender.
- No puede ser.
- Nos fuimos antes.
- Paren, paren de quejarse – parecía que había esperado esa reacción de ambos – debido a las circunstancias "especiales" del año pasado – se refería claro esta a la presencia de una persona no-grata en el colegio: Dolores Jane Umbridge – Se ha hecho una excepción con las personas que abandonaron la escuela – se refería claramente a ellos y a su fuga en las escobas – y se les dará clases de refuerzo hasta diciembre y en ese mes pondrán examinarse de los EXTASIS – estudió las caras de ambos – Claro esta, si quieren, nadie les obliga.
Un largo silencio siguió a lo dicho por el director, los gemelos no podían creer lo que habían oído y necesitaban asimilar todo eso.
- Albus, ¿has terminado ya con mis hijos? – la cabeza de Molly Weasley apareció por la puerta.
- Si, ya les he dicho todo lo que tenia que decirles – volvió la cabeza a los gemelos, estos todavía estaban anonadados – Piensen en eso, tienen hasta el primero de Septiembre para decidirse.
- Va… vale
- Lo… lo… lo pensaremos – decían mientras desaparecían por la puerta, seguían sin poder creer en las palabras escuchadas unos momentos antes.
La puerta se cerró dejando al director de Hogwarts: Albus Dumbledore, sentado en un gran sillón mirando las llamas que crepitaban en la gran chimenea que tenía ese pequeño despacho. Parecía meditar sobre lo que se había dicho y lo que no se había dicho en esa habitación. Las llamas se reflejaban en los cristales de sus gafas de media luna, desprendiendo reflejos que se confundían con la pálida luz que daba la chimenea en esa oscura, pero a la vez, calida sala.
- Al final, funciono… no como deseábamos… pero al menos… - meditaba mientras observaba las llamas danzar en su frenético baile sin fin, las rojas, amarillas, anaranjadas lenguas de fuego se reflejaban en los ojos de esa persona – Tendrá alguna buena razón para no darse a conocer – decía al recordar una frase cortada a mitad de la conversación mantenida unos instantes atrás – Al menos, ÉL esta bien, eso es lo importante.
*****
El torbellino de colores fue disminuyendo su velocidad, a la par que los colores se iban formando a su alrededor y las figuras se tornaban sólidas y distinguibles. El muchacho de negro pelo azabache abrió los ojos, nunca un viaje con un traslador le había durado tanto, a su lado distinguió a sus amigos, Ron y Hermione, que también miraban extrañados la situación en la que estaban, al otro lado se encontraba, agarrandole él de la cintura para que no se cayera, una muchacha de pelo negro desmayada, quizás por la impresión de un segundo viaje en ese medio y en su mano llevaba todavía una piedra.
- Ron, ¿es esto normal? – le pregunto a su amigo, al haber vivido en el mundo mágico durante toda su vida tendría que saber si lo que ocurría era o no extraño.
Este negó con la cabeza, no tenia ni idea de lo que estaba pasando.
- Hermione, ¿has leído algo sobr…..? – empezó a preguntar a la otra persona, pero de repente sintió como sus pies tocaban algo sólido.
Los cuatro cayeron al suelo y la piedra rodó, desde la mano inerte de la muchacha mas joven, hasta el borde de una túnica blanca.
- Ay! Creo que me roto algo – dijo un muchacho pelirrojo a la vez que se intentaba levantar del revoltijo de piernas y brazos que se había formado al caer todos al suelo.
- Deja de quejarte y quitate de encima mío – la voz de otro muchacho le contesto desde abajo.
- Lo haré cuando ella se quite de encima mío – contesto a la vez que señalaba a la muchacha de pelo castaño que se encontraba sobre su estómago.
- Eres un quejica Ron – respondió la muchacha – Y para tu información, creo que has roto el chivatoscopio que me presto Tonks, estas justo sentado encima. – miro por encima del muchacho, hacia el suelo.
- ¿Esto? – sacó de debajo suyo lo que parecía un amasijo de hierros.
- Si, eso…
- Oigan, ¿pueden dejar de hablar y levantarse de una vez? – la voz de otro muchacho les hablo quedamente – Me estoy quedando sin aire.
- Yo me levantaría, pero tengo a dos mujeres encima – rió Ron Weasley
En esos momentos, alguien levanto a la muchacha que se encontraba desmayada encima del montón, después, vieron como un montón de manos estaban tendidas hacia los tres muchachos para ayudarles a levantarse.
Cuando al fin pudieron ponerse de pie, después de acomodarse (a Harry las gafas se le habían quedado colgando de una oreja y Ron y Hermione recogieron todos los artefactos que se habían salido de la mochila de esta ultima), pudieron distinguir quienes eran las personas que se encontraban en el lugar en donde habían aterrizado.
*****
-¿Fred? ¿George? ¿Qué os ha pasado? – se encontraban todos de nuevo sentados en la mesa, instantes después de su inesperada llegada alguien salio fuera de la casa a avisar a Tonks, las visitas esperadas ya habían llevado, aunque no como habían esperado. Sentados en una parte de la mesa estaban la mayoría de los muchachos más jóvenes: Fred, George, Harry, Ron, Hermione y Ginny. En ese instante Ron, el hermano de los gemelos estaba mirando boquiabierto el aspecto de sus hermanos mayores.
- Ah, ¿te refieres a esto? – decía inocentemente George Weasley mientras se cogia un mechón de su largo pelo, que le pasaba los hombros – Es…………. – hizo una pausa para parecer misterioso –….. no lo se.
- Yo creo que es………. – ahora el que hablaba era Fred, también dejo una pausa antes de responder - …. yo tampoco lo se – dijo al fin para desesperanza de su hermano, y empezaron a reír ambos al ver la cara que puso este al oír las contestaciones.
- Ron, no les hagas caso, están así desde que llegaron – aclaro Ginny y seguidamente empezó a explicar el modo tan raro de su llegada y como casi ella les atacaba. Al llegar a la parte del final, los gemelos estaban otra vez conteniéndose la risa.
- Así que eran ellos los que había secuestrado Voldemort – exclamo asombrado Harry al finalizar Ginny.
- No digas su nombre!!
- Oh, Ron, crece de una vez, no pasa nada por decir su nombre. No va a venir y atacarte.
- Ya, ya, lo se, pero me cuesta acostumbrarme a decir el nombre del que-no-debe-ser-nombrado
- Se llama Voldemort – Hermione le contesto de nuevo.
- Calma, calma los dos, no vayan a pelear de nuevo – Harry se metió de nuevo en la conversación – Hermione tiene razón, no hay que tener miedo a decir su nombre – la muchacha se hincho de orgullo – pero Ron ya se acostumbrara a decirlo, ¿verdad? – miró a su amigo.
- Lo intentare, pero es que tantos años temiendo su nombre, pues… resulta un poco raro decirlo ahora.
- En eso estoy de acuerdo, Ronnie – uno de los gemelos se sentó a su lado.
- Si, es difícil plantarle cara ahora, pero lo haremos – el otro gemelo se sentó al otro lado de Harry.
- Lo haremos – exclamaron el resto de los componentes de esa parte de la mesa – Lucharemos y le venceremos – poco a poco, una idea se estaba formando en la mente de las seis personas sentadas en ese extremo, aportarían su granito de arena en la lucha contra el más terrible y despiadado mago tenebroso que había existido nunca: Lord Voldemort.
En el otro extremo de la habitación se encontraban reunidos los adultos, la mayoría de ellos miembros de la orden del fénix mas los señores Weasley y Granger, que ya eran como los colaboradores mas cercanos de esa organización.
- ¿Qué les ha podido pasar para que llegasen de esa manera? – esa era la cuestión mas debatida por la mayoría de los presentes mientras miraban a las personas sentadas en un lado de la gran mesa, en la otra parte del comedor, allí se encontraba un grupo de cuatro chicos y dos muchachas hablando y riendo sin parar, sin darse cuenta de que, desde el otro extremo estaban vigilando cada uno de sus movimientos.
- ¿A quienes te refieres?
- A todos, excepto Ginny, ella llego con vosotros –contesto uno de los aurores al señor Weasley.
- ¿Tú sabes algo Albus? – el director de Hogwarts se encontraba con ellos, aunque de reojo dirigía una mirada hacia los chicos, mirada de satisfacción.
- Ehm… no, lo único que se es que Fred y George llegaron de repente y que Harry, Ron y Hermione llegaron con el traslador, junto con la muchacha.
- Por cierto, ¿Quién es ella? – la señora Granger miraba compasivamente al largo sillón donde se encontraba tumbada y descansando una joven de pelo negro, todavía no se había recuperado del susto y en esos momento estaba durmiendo (le habían lanzado un hechizo para que descansara).
- Tampoco lo se, pero la piedra – Dumbledore mostró la piedra que había servido como traslador, y que él mismo había recogido al llegar, después de verla rodar a los pies de uno de los gemelos al salir del despacho – nos dará información. Eso espero – la volvió a guardar en su túnica, había observado unos signos casi imperceptibles en la superficie.
- ¿Y sus padres? Porque tendrá padres y familia, estarán alterados por su desaparición – dijo de repente Molly al recordar como se sintió ella al pensar en sus dos hijos gemelos.
- De momento, se quedara en el cuartel, hasta que averigüemos quien es. ¿Os importaría cuidarla? – se dirigió hacia Remus y Tonks, las personas que tenían que quedarse en el cuartel unas semanas.
- Sin problema – contesto la aurora, su instinto de madre estaba en esos momentos más desarrollado que nunca, además, algo le decía que esa muchacha necesitaba a alguien para cuidarla.
Al cabo de un rato, muchos de los presentes tuvieron que irse, ya era avanzada la noche y había que descansar para el día siguiente.
- Me alegra veros de nuevo – un muchacho de pelo negro azabache se despedía de sus amigos.
- A nosotros también, Harry.
- Me habéis hecho pasar el mejor cumpleaños de mi vida – dijo este al recordar los sucesos de la mayor parte del día, los sucesos terribles que había visto cuando dieron las doce del día 31 de Julio habían quedado amontonados bajo una capa de recuerdos felices y ya no se acordaba de ellos.
- La próxima vez, invítanos, ya veras que fiesta te preparamos – los gemelos estaba a la par que su hermano.
- Teníais buenas razones para no venir, estabais "ocupados" – dijo Harry en referencia a su secuestro – pero en el próximo no faltaran, os lo aseguro.
- Eso espero, si no…..la montaremos nosotros, una fiesta sorpresa – susurro la ultima parte Fred a su hermano, que asintió, ya sabrían que iba a hacer el año siguiente, cuando su amigo cumpliera la mayoría de edad de los magos: 17 años.
- Niños, niños, dejen a Harry en paz – la señora Weasley se acerco a ellos – siento que no puedas venir con nosotros.
- Oh, no importa, ya se por qué me tengo que quedar – el director se lo había contado a finales del curso pasado – además, la protección es importante – intento sonar convincente.
- Lo se, pero hablare con Albus. Quiero que vengas unos días a casa, como hace tres años y en los mundiales de Quidditch – Harry sonrió, como iba a olvidarse de la primera vez que había visitado la Madriguera y del auto volador, y como dos años después estuvo allí por los mundiales y de lo bien que se lo había pasado esos dos veranos.
- Espero que me deje. – pensó para sus adentros – Ójala pueda ir a la Madriguera este verano también.
- ¿Preparados? – Arthur Weasley se dirigió al grupo de muchachos.
- Si, nos vamos, hasta luego Harry.
- Hasta luego
- Hasta luego
- Nos vemos en el colegio.
Uno tras uno, los miembros de la familia preferida de Harry, los Weasley fueron desapareciendo por la chimenea mediante los polvos flu, que estaban almacenados en el cuartel general de la orden del fénix.
- Adiós Ron. Adiós Hermione. Adiós Ginny, ….. – iba diciendo mientras los veía adentrarse en las llamas de la chimenea. Creyó ver en los ojos de la hija pequeña de los pelirrojos una mirada dirigida exclusivamente a él, pero fue tan fugaz que después pensó que se lo habría imaginado quizás.
- ¿Preparado Harry? – la mano de alguien se apoyo en su hombro izquierdo, volvió la mirada y se encontró con su director del colegio – Ah, y lo que ha dicho Molly – había escuchado la conversación anterior desde una cierta distancia, aunque ya se lo había comentado esta antes en la cena – ya veremos lo que podemos hacer – dijo guiñándole el ojo.
- Si, estoy listo, ¿pero como vamos a regresar?
- Coge eso, es un traslador – le señaló un viejo periódico que había en una estantería cercana – sirve para ir desde el cuartel hasta la casa de la señora Fig. en Privet Drive, y viceversa. ¿O crees que Arabella no tenia comunicación con nosotros?, a pesar de ser una squib, sabe manejarse en este mundo y es una gran ayuda para tu vigilancia.
- Pero… este verano no ha estado en casa – dijo Harry al recordar que la casa de su vecina estaba vacía.
- Estuvo en una misión especial. Pero no por ello has estado sin vigilar – se gano una mirada de sorpresa del muchacho – Si, Tonks y otro auror han estado vigilándote día y noche, y creo que Remus también ha estado rondando por Privet Drive algunas veces.
- ¿Y como lo hacían?, yo nunca les he visto por la calle, excepto esta noche. – recordó.
- Tienen una especie de alarma para comprobar que no te pasase nada, no te preocupes, no es nada personal. Solo sirve para saber si estas en peligro o no – le cogio la mano izquierda y le descubrió la muñeca – como esto.
- Fue…. fue….fue una tontería – el director le miro detenidamente – Ya esta superado – afirmó el chico con voz decidida, ya había asumido la perdida y, tal y como se acordaba de la carta leída esa noche – Además, tengo que luchar por los que me rodean y por los me dejaron. Voy a luchar por todos ellos en contra de todo lo malo que me rodea. – dijo de pronto repitiendo lo que había leído en la carta y que se había quedado grabado en la memoria.
- Palabras sabias.
- Por cierto, antes de que se me olvide, gracias director – Harry ya estaba cerca de la estantería – gracias por el día tan maravilloso que he tenido - dijo con una gran sonrisa antes de desaparecer.
- No hay de que, te lo merecías muchacho. Aun te queda mucho por vivir y disfrutar. – el director abandono la habitación recordándose a si mismo el hablar con cierta persona cuando llegase de su misión. Las mismas palabras que había escuchado de boca del joven de quince años se las habían dicho él antes a esa persona y era curioso que, precisamente esa persona, se las escribiese a Harry, mas cuando conocía la relación tan tirante que había entre ambos.
*****
Tras llegar a la casa vacía desde hace más de un año de Arabella Figg, un muchacho de pelo azabache cruzo rápidamente la calle hasta llegar al número cuatro de esa calle: Privet Drive. Como si pareciera que le esperasen, la puerta no estaba cerrada con llave y sólo tuvo que girarla suavemente (no fuera a despertar al resto de los habitantes) y pasar al interior. Después de eso, e intentando no hacer ruido alguno, subió a su habitación y se dejó caer pesadamente en la cama, a descansar del día mas atrejeado de su corta vida. Miro las figuras que aparecían en el techo a causa de la luz que desprendía la lámpara que colgaba vacilante en la habitación, recordó cada uno de los sucesos que habían tenido lugar en esas 24 horas del día 31 de Julio, día en que había cumplido dieciséis años. Mentalmente fue reviviendo todas las sorpresas agradables del día hasta llegar a la despedida de Dumbledore (los demás se fueron despidiendo antes ya que muchos de ellos continuaban de misiones para evitar el avance de los mortifagos), todos los sucesos fueron recordados mientras observaba las luces y sombras del techo.
Cuando al fin el sueño fue venciendo, temió perder esos momentos maravillosos, los querría conservar y revivirlos siempre que pudiese, le daba rabia que se le olvidase alguna de las sensaciones vividas ese día, "ojala tuviera un pensadero" se dijo a si mismo, de repente le vino a la memoria los sucesos de la noche anterior cuando tuvo la visión que le había mandado Voldemort, eso no lo había querido recordar, pero ahora se acordaba que, quitando lo malo, había tenido un regalo muy especial de uno de los mejores amigos de sus padres. Se levanto rápidamente y fue hasta el escritorio. Si, allí estaba, olvidada hasta ese momento, una pequeña bola trasparente de cristal, un "almacén de recuerdos", tal y como lo había llamando Remus al regalárselo.
Miró la pequeña esfera, y, recordando la explicación de cómo se utilizaba, puso su mano derecha encima de la bola y se concentro en el recuerdo de aquel día maravilloso, todas las sensaciones que había tenido y lo bien que se lo había pasado. Estuvo encima de la esfera bastante rato, a pesar de que, desde hacia rato, casi desde el principio, esta se había vuelto dorada, símbolo de que había almacenado todo, pero él quería que todo, absolutamente todo, se quedase grabado. Cuando lo creyó suficiente, mucho tiempo después, aparto la mano de la esfera y esta recobro su color habitual. La observo detenidamente, ya estaban sus recuerdos a salvo.
Volvió a dirigirse a la cama, y después de ponerse el pijama y de acomodarse en las mullidas, calidas y agradables sabanas, se durmió placidamente con una sonrisa en los labios, como hace tiempo no hacia, sin preocupaciones y sin temores, solo el con sus recuerdos y el saber que, pasase lo que pasase, alguien siempre cuidaba de él, ya fuera del exterior de la casa (la orden del fénix) que desde otro lugar mas lejano (sus padres y su padrino). No mas pensamientos malignos acudieron esa noche a su cama, ni visiones de torturas y muertes, pues el amor y el cariño expresados en ese día hacia él, hicieron que, inconscientemente, su mente quedara, durante un tiempo, cerrada a elementos externos, nada en ese momento podía dañarle.
Además, la promesa que hiciera junto con sus amigos de luchar unidos contra Voldemort le daba fuerzas renovadas a su alma, todos juntos iban a luchar por acabar con toda la maldad existente. ¿Cómo?, no lo sabían, pero ahora no les importaba, ya vería como lo harían, de momento disfrutarían de la vida poco a poco y ya tendrían ocasión de pensar en eso cuando llegase principios de curso, tal y como le dijo un buen amigo suyo a final de su cuarto curso "lo que tuviera que llegar, llegaría, y ya habría tiempo de plantarle cara".
+++++++++++++++++++++
Fin capitulo.
¿Qué les ha parecido? ¿Adivinaron quien puso la carta hace varios capitulos?, si piensan un poco lo sabran, jeje.
Bueno, por fin acabe el cumpleaños
de Harry, que han sido... unos cuantos capitulos, jejeje. A partir de
ahora espero que no se demore tanto el tiempo y que vayan mas rapido, aunque, ya se vera.
Muchos besos y dejen sus opiniones sobre la historia. Ah, y tambien
como piensas o que quieren que ocurra. Acepto propuestas.
Ciao y hasta luego
Lady Lily
