Esa vez no se pueden quejar, jejeje. Solo he tardado 2 dias en actualizar :-P
Este capitulo es bastante intenso y espero que no les defraude, dentro de pòco tendran la segunda parte (es que se hacia muy largo y en algun sitio habia que cortarlo, pero no se pueden quejar, que son unas 7 hojas en word).
Esepro que no les haya dado ningun ataque al corazon con el anterior capitulo y espero (por mi bien) que este les resuelva las dudas creadas en torno a los que sucedió al final. Por cierto, lo avise: "Nada es lo que parece" y me encanta hacer pensar a la gente lo que yo quiero que piensen (y si no, al terminar de leer este capitulo, opinen)
Ahora los reviews (que poquitos, aunque se nota que actualice muy rapido, espero que en este haya mas –cruzando los dedos para que el deseo se cumpla, jeje)
LoBeZnO = Es agradable ver que en cuanto tienes un poco de tiempo te pases por mi fic. Muchas gracias desde lo mas profundo de mi corazon. En cuanto las musas molestas me dejen, paso a actulizarme con el tuyo (tengo que aprovechar el momento de inpiracion que tengo actualmente). Espero que este capitulo tambien te agrade. Muchos besos.
lix = Esta vez he actualizado muy rapido. Tengo en estos instantes la inpiracion en el punto mas alto y tengo que aprovechar esa racha. En cuanto he terminado de escribir este capitulo (dos dias) lo estoy colgando, asi que lo tienes recien salido del horno (o como se diga). Respecto a lo que dices de la tension de los capitulos, es que… bueeeeno… me encanta hacer eso, asi se queda enganchada la gente y quiere saber mas y mas, ademas, cuando estoy escribiendo los capitulos, normalmente no se como se va a desarrollar la trama por completo (en lineas generales si, pero las situaciones van apareciendo según escribo en la pantalla del ordenador), aunque en muchas ocasiones ya tengo pensado el final del capitulo o alguna situación que ocurra (como por ejemplo el capi anterior, YO sabia que tenia que acabar de ese modo, ya entenderas cuando empieces a leer este capitulo). Veamos, te has acercado un poco a la persona que es, si, es pelirrojo, pero…. Mejor lee el capitulo (has pensado cuantos hermanos Weasley hay???) Y por favor, por favor, no animes a mis musas, suficientemente alteradas estas para que alguien las anime mas (aparte de esta historia tengo otra mas y varios proyectos en construccuion, asi que mi mente en ningun momento esta quieta, y eso que dentro de poco tengo examenes, horror…) Ahora si, espero que disfrutes el capitulo y muchos besos.
Después de estos pocos reviews, quiero dar las gracias a todos los que leen la historia pero no dejan reviews (animense por favor) y muy especialmente a las personas que me estan apoyando desde el principio, a tod@s ellos muchos abrazos y agradecimientos especiuales.
Ahora dsifuten el capitulo (y por favor, no me maten todvia, que queda la segunda parte)
Capitulo 13_El ataque (Primera Parte)
- ¡Petrifucus Totalus!
El hechizo lanzado por el encapuchado pasó, por cuestión de milímetros, por encima del hombro del muchacho de dieciséis años, impactando en una persona que en esos momentos aparecía por detrás con una varita alzada en el aire, era un mortifago, ya que al caer este al suelo se revelo la marca tenebrosa reciente que llevaba en el antebrazo.
Harry se dio la vuelta rápidamente, para observar donde había caído la maldición, allí, detrás, se encontraba un muchacho de aproximadamente unos pocos años mas que él. El encapuchado, acercándose rápidamente, miró con desprecio a la figura tendida en el suelo.
- Nos volvemos a ver, amigo – la ultima palabra sonó como si la escupiese de la boca.
La tímida luz que había en el callejón permitió a Harry distinguir, al fin, quien era la persona que le estaba esperando, aunque tenia una ligera idea de que pertenecía a la familia Weasley.
- ¿Percy? – el nombre de su boca al reconocer a la figura vestida de negro, pero… no podía ser, el año pasado casi no habían tenido contacto el uno con el otro, incluso había renegado a su familia, además de ese asunto del ministerio…
- Me has reconocido. Creo que esto ya no es necesario – Percy Weasley se echó la capucha hacia atrás revelando a un muchacho pelirrojo un tanto diferente de la ultima vez que lo había visto Harry en la audiencia del año pasado. Esta vez, el tercer hijo de la familia Weasley no llevaba sus lentes con montura de carey, si no unas mas normales y con remiendos en las patillas, el pelo lo llevaba descuidado y en su túnica, a la luz de la pequeña farola que iluminaba todo, se veían trozos reparados a toda prisa… parecía que no se había cuidado desde hace un tiempo, a diferencia de lo pulcro y arreglado que Harry siempre lo había visto.
- ¿Qué te ha pasado? – observaba con asombro al otro.
- No hay tiempo para responder… - decía a toda prisa mientras intentaba levantar el cuerpo, ahora desmayado, del otro joven – Ayúdame… no sabia donde acudir… tu eras el mas cercano… tienes que perdonarme, me he dado cuenta de mi error de la peor manera posible – decía jadeando por el esfuerzo que realizaba.
- Pero que….
- No hay tiempo, hay que avisar… rápido… atacaran La Madriguera esta noche…
- ¿Qué?!!!!
- Ayúdame a levantarlo… - señalo el pesado cuerpo del mortifago, que en esos momentos estaba de nuevo en el suelo. A pesar de ser del mismo tamaño que Percy, y posiblemente de la misma edad o aproximada, este no podía con todo el peso – Necesito avisar… hay que mandar una lechuza rápido… avisar… a la orden del fénix también…
Harry se agacho y ayudo a levantar al otro muchacho, en cuanto los brazos del mortifago desmayado pasaron por encima de las personas que lo sujetaban, Percy sacó la varita y dio un golpe fuerte en la cabeza del desmayado. Al momento, este pareció que desaparecía, aunque solo había tomado el color y la textura de lo que le rodeaba, incluyendo la zona por donde pasaban sus brazos, por encima de los dos jóvenes.
- Encantamiento Desilusionador – Dijo Percy, como explicando que era lo que había hecho.
- Lo conozco, me lo hizo Moody el año pasado, cuando abandone Privet Drive – explico Harry mientras caminaba al lado del pelirrojo.
Era una estampa curiosa, ya que de por si era raro ver a dos personas andando por una calle vacía (una de ellas vestida toda de negro), que además parecían portar algo, aunque no se viera nada en medio de ellas.
Después de un silencio incomodo por parte de los dos, al fin Harry se decidió preguntar algo que le rondaba la mente desde que había visto al otro, relativo principalmente a su presencia en esa zona de Inglaterra, cuando debería estar en otra parte…
- ¿Có… có… cómo has escapado de Azkaban? –intento no mirar a los ojos de la otra persona mientras caminaba.
- Ah… eso… es una larga historia… ha sido esta tarde… no tardaran en buscarme… además con los cargos que tengo encima – Harry asintió, conocía toda la historia – No puedo aparecerme, seria muy peligroso y me localizarían enseguida…
- Vamos por esta calle – señaló la calle que se veía a la derecha – Vive una conocida mía y de la orden… puede ayudarnos.
- Espero que tengas razón… y que lleguemos a tiempo
- Eso espero…
Caminando con un paso más acelerado se internaron en Wisteria Walk, ya faltaba poco para llegar a casa de Arabella Figg. Internamente, ambos muchachos, suplicaban para que no fuera demasiado tarde…
*****
Molly Weasley se encontraba cocinando frenéticamente en la destartalada cocina de su casa, estaba, como hacia todos los días, preparando la cena para su extensa familia y los invitados que vivían en esos días en su hogar. La señora Granger, el primer día, se había prestado voluntaria para ayudarla en los quehaceres de la casa, pero Molly amablemente le impidió que la ayudara, argumentando que era una invitada y que no iba a ayudarla a limpiar el polvo, para eso ya tenia suficientes hijos que podían estar al cargo y, además, con un golpe de la varita que la madre de los pelirrojos llevaba siempre prendida en la túnica, podía solucionar cualquier imprevisto que surgiera.
Cuando termino de cocinar la gran cantidad de comida que comprendía la nutritiva cena que iba a servir, dio un golpe con la varita en el montón de platos sucios del fregadero, y éstos comenzaron a lavarse solos, produciendo un suave tintineo. Después de comprobar que los platos se colocasen en su sitio y que ya quedaba sitio libre en la mesa de la cocina, se dispuso a llamar a cenar a los demás, que ya hacia bastante rato que se habían reunido y que esperaban pacientemente en el salón a que se les diese permiso para entrar a comer.
- ¿Quién de los dos ha sido? – una furiosa Hermione Granger se encontraba con las manos en la cadera y echando chispas por los ojos, miraba directamente a la pareja de pelirrojos que estaban enfrente de ella jugando al ajedrez mágico.
- Alfil a D-6 – la figura indicada se movió para comer un caballo, al cual arrastro fuera del tablero sin compasión.
- Uhmmm… déjame pensar… - uno de los dos pelirrojos estaba mirando el tablero de forma muy concentrada, no por nada, ese ataque le había dejado casi sin defensas, ya casi no le quedaban fichas blancas en el tablero.
- He preguntado quien de los dos ha hecho esto – la muchacha enseño entonces el motivo de su enfado, era su insignia de prefecto de Hogwarts, mas bien, eran las insignias de los dos prefectos de Gryffindor unidas mediante un conjuro, de modo que ninguna de las dos se podía separar de la otra mas que unos cinco centímetros, pasando esa distancia, una de las insignias volaba hasta la otra.
- ¿Qué pasa Hermione? – pregunto Ron entrando al gran comedor, venia de su cuarto, el estomago del muchacho ya venia rugiendo desde hace rato, por eso sus hermanos gemelos le habían echado del comedor casi a empujones.
La única contestación que tuvo de la muchacha fue el lanzamiento de dos insignias con dos grandes P superpuestas al león de Gryffindor, que aterrizaron justo en medio de la carta que estaba escribiendo la menor y única hija de los Weasley.
- ¿Qué haces Ginny? – pregunto Ron, intentando leer lo que había en la carta al ver donde habían aterrizado las insignias que tan bien conocía él desde el año pasado, pero la muchacha, se aparto rápidamente, haciendo que estas cayeran estrepitosamente al suelo, lo que hizo que el hechizo de pegamento mágico se deshiciese.
- Nada que te importe.
- ¿Nada?, y que era eso de "… cariño… te echo mucho de menos" – recito Ron en tono amoroso. En esos momentos los gemelos dejaron de jugar al ajedrez mágico y se acercaron a sus dos hermanos pequeños, querían divertirse un rato antes de la cena.
- Ginny, querida hermanita… - Fred se puso a la derecha de la muchacha.
- ¿Qué escondes en la espalda? – George se coloco en el otro extremo, había quedado encerrada entre sus tres hermanos, no tenía escapatoria, pero todavía conservada la carta escondida entre sus manos.
- No se metan en mis asuntos. No es de vuestra incumbencia.
- ¿Y por que no lo es?
- Necesitamos saber a quien estabas escribiendo con tanta devoción este verano, ¿verdad Fred? – el gemelo intento coger la carta que veía a su alcance.
- No les importa – Ginny se aparto de ellos, pero sólo consiguió quedar atrapada entre la pared y sus hermanos, llevaba la cara roja de enfado, eran sus asuntos y nadie mas tenia que saber a quien escribía, era su intimidad.
- Vengaaaa, no te cuesta tanto responder.
- ¿Quién es?
- No se lo diré
- Vamos a intentar adivinar ¿ok?, hay pocos chicos decentes en la escuela que están a la altura de esta delicada y bella damisela…
- No soy delicada – corto Ginny, pero sus tres hermanos estaban tan absortos en la conversación que no la escucharon o no quisieron hacerle caso.
- Veamos… los de Shytherin descartados, ninguno es merecedor de nuestra hermanita.
- Puaff… - Fred hizo una mueca de desagrado – se imaginan a Ginny con Malfoy, que desagradable – el resto de los componentes de la habitación desecharon rápidamente la idea, era absurda.
- Ni loca estaría con Malfoy!!! – Grito Ginny haciéndose notar por vez primera en la conversación, esa vez sus hermanos si le hicieron caso mirándola, pero tras lo cual, volvieron a sus cavilaciones.
- Ya solo nos quedan unas tres cuartas partes del colegio…
- Chicos… - intento intervenir Ginny de nuevo
- No creo que en Ravenclaw haya alguien decente, quitando claro esta a Michael Corner, pero cortó con él el año pasado… - George iba enumerando con los dedos las personas que podían ser. – Así que sólo nos quedan de Hufflepuff y Gryffindor. De estos tenemos a: Ernie Macmillan, Justin Finch-Fletchley, Owen Cauldwell, Kevin Whitby…
- No es de Hufflepuff, ni de Ravenclaw… es de… Gryffindor – Ron había logrado ver un pequeño león dibujado en una esquina de la carta antes de que esta desapareciese de nuevo de la vista.
- Ahhh… eso nos reduce las personas. Veamos, de cuarto hacia arriba tenemos…
- ¿Qué te hace suponer eso Fred? – Hermione entro por vez primera en la conversación, ella sabía quien era la persona con que se estaba carteando Ginny desde el final de las vacaciones, aunque si Ron hubiera estado un poco más tranquilo, no tan alterado por el hambre que llevaba, también lo sabría, ya que lo dijo la muchacha en el viaje de vuelta de Hogwarts, cuando iba en el vagón con otras personas
- Es obvio, mi hermanita elegiría lo mejor, y de esos hay pocos de su curso hacia abajo. – rió el gemelo.
- Así que, descartando los no adecuados…
- Una vez que lo mejorcito de la escuela se ha ido – George hizo un gesto, como si se alzase el cuello de la túnica, refiriéndose claramente a ellos dos.
- Nos queda….sólo una persona que merezca la pena
- ¿Y quien es? – dijo Ginny con cansancio, no le importaba mucho lo que dijesen sus hermanos, estaba harta de que la intentasen emparejar con cualquiera.
- Es obvio ¿no?
- Si, solo queda una persona en la escuela que merezca la pena. – Fred parecía adivinar en quien estaba pensando su hermano gemelo, ya que desde que ambos habían compartido la estancia en el abismo del olvido a veces podían comunicarse o adivinar lo que pensaba el otro, consiguiendo una conexión aun mas fuerte de la que tenían antes (hay que recordar que se dice que los gemelos muchas veces tienen la capacidad de sentir las sensaciones del otro, según creencias populares)
- ¿Pues quien va a ser?
- Lo tiene todo: es valiente, audaz…
- Dejen de hacer tonterías – interrumpió Ron, a veces le exasperaban sus hermanos, desde unas dos semanas atrás, a estos les encantaba hacer mas bromas de lo habitual y conversaciones de ese tipo, aunque siempre con buena intención y para alegrar a la gente.
- Oh, Ronnie…
- … es un compañero tuyo…
-… duerme en tu habitación…
- … lo conoces desde hace años… - Fred y George se quitaban las palabras de la boca, pero siempre siguiendo con la descripción de esa persona.
- …es un magnifico jugador de quiddicth…
- …buscador, añadiría…
- ¿Harry? – era el único que concordaba con la ultima descripción dada por sus hermanos, aunque… bien pensado… no le importaría mucho que su hermana saliera con su mejor amigo, así quedaba todo en familia.
- Oh, si, seria genial tener a Harry de cuñado – grito finalmente uno de los pelirrojos.
- Seria una bonita pareja, ¿verdad Ginny?
- Además, creo que no haya olvidado tu postal del día de San Valentín, hace… - George se puso a contar con los dedos – hace… ¿Cuatro años? Buff… que rápido pasa el tiempo.
-.Y que lo digas hermanito, nos hacemos viejos
- Pero tu más que yo.
- ¿Cómo?... te recuerdo, George, que tu naciste dos segundos antes que yo, por lo tanto TÚ eres mas viejo.
- Oh, perdona niñito, con la edad estas cosas se olvidan…
- Paren ya!!! – Grito Ginny, haciendo que sus dos hermanos se quedasen quietos en el sitio, Fred sujetando el cojín que le iba a lanzar al otro por el último comentario. Cuando la joven vio que todos estaban pendientes de su palabra, aclaro la cuestión por la que había comenzado toda la discusión - No es Harry… - el cojín cayó al suelo, dando contra un gato color canela que en esos instantes estaba durmiendo felizmente en el suelo, ajeno al barullo que le rodeaba - Nunca se fijaría en la hermana pequeña de su mejor amigo – Ginny dirigió una mirada a Ron, que estaba enfrente de ella – Además, la etapa de niña encandilada por su héroe ya pasó, ahora voy a por cosas que están a mi alcance – Esta contestación dejo a los demás con la boca abierta de la impresión, era la contestación de una persona madura, mayor de los quince años que iba a cumplir dentro de poco (a excepción de la otra muchacha presente en la habitación, a la cual no le había impresionado la actitud madura de su amiga. El haber compartido dormitorio con la menor de los Weasley le había valido para conocerla más).
- Pues… ¿quien nos queda que valga la pena de Gryffindor? – pregunto un pelirrojo al aire.
- A cenar!!! – la cabeza de Molly Weasley apareció por la puerta de la cocina, interrumpiendo la conversación, medio discusión, originada en el salón.
Todo el mundo dejo lo que estaba haciendo: el tablero de ajedrez mágico cayó rodando al suelo al saltar Crookshanks sobre él en un intento por entrar antes a la cocina; los gemelos, dejaron a su hermana en paz y corrieron a ver quien de los dos entraba antes por la puerta (lo que consiguió que esta se atascase durante unos segundos al pasar los dos a la vez); Ginny se dispuso a guardar la carta dentro de unos apuntes que tenia encima de la mesa; Hermione recogió al fin las insignias de prefectos del suelo, ya separadas al fin; el resto de componentes de la casa fue entrando a la cocina en relativo orden, se habían mantenido viendo la conversación sin intervenir, era frecuente ese tipo de bromas entre los muchachos mas pequeños de la casa; y Ron… fue el primero en entrar a la cocina, empujando al gato de Hermione en su camino.
- Por poco te pillaron
- Y que lo digas Herm – contesto Ginny, se habían quedado las dos muchachas solas en el salón, no tenían tanta ansia para comer como los varones de la casa – Aunque… no se como Ron no se acuerda de nuestra conversación en el viaje de regreso.
- Ah… es tu hermano ¿y no conoces lo despistado que es a veces? Ya se acordara… algún día – ambas chicas rieron, sería gracioso que este no se acordase en los que restaba de verano de ese asunto y que en el viaje de regreso a Hogwarts (para el que faltaban unas dos semanas justas) se encontrase cara a cara con su compañero de habitación y lo descubriese… Pues desde el final del verano estaba saliendo con Dean Thomas, hecho que comunicó a su hermano en el tren y que consiguió una inesperada reacción de este al oír la noticia, parecía que quisiera que su hermana acabase con Harry, debido a la mirada furtiva que este le mandó al muchacho moreno (y que ella se dio cuenta enseguida de sus intenciones), pero como había dicho antes, ya no se preocuparía por lograr lo imposible y además, Harry solo fue su amor platónico durante un tiempo, como cualquier hermana pequeña puede tener por el mejor amigo de su hermano mayor.
*****
- Quieto ahí!!! – Mundungus Fletcher apuntaba directamente al pecho de la persona vestida de negro que acompañaba a Harry. Los había visto desde la lejanía, cuando entraron en la calle. Había salido súbitamente al sentir que uno de los indicadores de presencia tenebrosa se activaba, sin acordarse de coger la capa de invisibilidad (capa que unas dos semanas antes desapareció súbitamente para volver a aparecer al día siguiente en el mismo sitio). A petición de Dumbledore, y puesto que uno de los dos vigilantes actuales del muchacho de dieciséis años se encontraba "indispuesto", le había tocado a él servir de apoyo a la vigilancia del joven.
Así que, esa tarde, cuando se encontraba tranquilamente meditando sobre ciertos asuntillos sobre unos calderos, se llevo un sobresalto cuando la alarma que vigilaba cualquier intrusión de intrusos se activo, tirándolo del sillón reclinado donde se encontraba. Dicho y hecho, sin preguntar a nadie, salio a la calle corriendo. Ni siguiera había llegado al final de la calle, cuando vio a dos personas atravesar la esquina. En cuanto reconoció a una de ellas, o mas bien, la reconoció gracias a las fotos que habían aparecido en "El Profeta" de él, no dudo ni un momento al sacar la varita dispuesto a atacar.
- Harry, apártate de él – dijo dirigiéndose al muchacho que acompañaba al pelirrojo, sin quitar la mirada a este ultimo.
- No.
- Es peligroso, ya leíste lo que hizo a principio de verano. Es capaz de todo – Percy negó con la cabeza, negando los hechos que le habían imputado. – Deberías estar en Azkaban, allí es donde va la gente como tú. – se dirigió al pelirrojo.
- Tu no comprendes… me tendieron una trampa.
- ¿Y quien querría tenderte una trampa y culparte de ese horrible crimen?- Fletcher dijo irónico.
- Él – el pelirrojo deshizo el encantamiento Desilusionador y la figura de un mortifago cayó al suelo, era lo que habían estado portando desde el callejón.
- ¿Pero que…?
- Mira el brazo y quien es – dijo Harry, en el transcurso de la caminata el otro le había puesto al corriente y, sinceramente, ya creía totalmente en la inocencia del muchacho, no por nada sabia que en Azkaban se habían encerrado hombres inocentes como… su padrino.
Fletcher miro de uno a otro dubitativo, pero al ver la cara de resolución del pelirrojo y del hecho de que Harry no parecía asustado, ni mucho menos, sino que ambos parecían ansiosos de que terminase pronto ese interrogatorio (tenían razones poderosas para terminar cuanto antes y comunicar una noticia muy urgente), decidió destapar, primero, el trozo de la capa que cubría el antebrazo de la persona desmayada a sus pies (no llevaba mangas, pues Percy se las había arrancado con la maldición al verle), se sorprendió de ver que llevaba la marca tenebrosa… pero todavía se sorprendió mas al destapar la capucha que cubría la cabeza del, ahora, reconocido mortifago.
- ¿Ahora me crees? Me tendieron una trampa - Mundungus seguía con la boca abierta de la impresión, nunca se había imaginado eso, ahora si creía en la inocencia del muchacho, era indudable que le habían tendido una trampa – Bien. Ahora que ese asunto se ha solucionado, necesitamos urgentemente avisar a mi familia, van a atacar La Madriguera…
*****
El ruido frenético de los platos de la cena inundaba la pequeña cocina cuando Hermione y Ginny traspasaron la puerta que separaba esta de la estancia donde habían estado esperando desde hacia un rato. La estampa que vieron, como era corriente en esa casa, era de desorden total, pero fijándose mas detenidamente, se veía que todo estaba en prefecto orden, todos estaban pasándose entre ellos los platos de comida y los ya vacíos, cosa que a esa altura ya había unos cuantos (mas por el lado de Ron y los gemelos) se amontonaban en una esquina de la mesa.
- ¿Y papá? – pregunto la pelirroja al ver a todos sentados y con una silla vacía en un extremo, al otro se encontraba su madre, que no hacia otra cosa que levantarse continuamente para reprender los malos modales de sus hijos mas pequeños.
- No lo se, hija… Fred, parte la comida en trozos más pequeños… Mira el reloj, a ver si todavía esta en el ministerio… George, no quites la comida a Ron… Oh, por favor, que paciencia hay que tener con estos chicos – suspiró la señora Weasley al ver que sus regaños no hacían efecto ninguno.
- De acuerdo – Ginny se volvió para fijarse en el gran reloj que presidía la cocina y donde, las distintas manecillas, indicaban el paradero exacto de cada miembro de la familia (aunque el ultimo mes y medio se habían añadidito tres manecillas mas al reloj, los tres miembros de la familia Granger que vivían actualmente en la casa). La mayoría apuntaba a "En casa", otra solitaria apuntaba a "Paradero desconocido" (esa localización actualmente no importaba mucho a los miembros de la familia, era muy grave lo que había pasado, para preocuparse por esa persona) y, la que indicaba Arthur Weasley, estaba posicionada encima de la marca que indicaba "En el trabajo". – Continua en el ministerio – concluyó la menor de los hermanos.
El trabajo en el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles del Ministerio de Magia, que era como se llamaba el departamento donde trabajaba el señor Weasley, era, en esos días, mas intenso que nunca, ya que muchas de las estrategias de los mortifagos en el verano había sido encantar armamento muggle (como pistolas, escopetas y algún que otro tanque) y dejarlos sueltos por la calle, por lo que había que encontrar los objetos encantados (que eran bastantes y de todo tipo) y comprobar que las personas que habían presenciado eso no recordasen nada, además de enmascarar los daños producidos y repararlos.
- Habrá que guardar comida, otra vez – suspiro Molly que se dispuso a intentar conservar un poco de la cena antes de que sus hijos menores arrasasen con todo.
Al terminar de cenar, una gran pila de platos apareció de nuevo en la fregadera, eran los rastros de la cantidad de personas que habitaban en esa casa actualmente. Ahora, sentados a la mesa, todos comentaban los últimos acontecimientos ocurridos en el exterior: los mayores; o seguían con la discusión interrumpida por la cena: los mas pequeños de la casa (aunque no tan pequeños, puesto que la menor tenia alrededor de quince años y los demás le llevaban uno o dos años mas, sólo).
- Vamos, Ginny, dimos quien es el "afortunado" que esta contigo – rogaba uno de los gemelos.
- Sigo pensando que Harry seria un buen cuñado – el otro gemelo, Fred, pensaba en voz alta, mientras balanceaba la silla donde se encontraba, apoyándola en las dos patas traseras.
- Déjenla en paz. No ven que se comportan como dos crios – Hermione defendió a su amiga.
- Sólo tenemos curiosidad, nada más – esa vez, la silla donde se apoyaba el gemelo cedió al impulso y el muchacho se cayó de espaldas al suelo – Aughh… pero ¿que? – en vez de levantarse, se encontraba mirando las manecillas del reloj, una de ellas había cambiado de localización y se encontraba oscilando – MIREN!!!
El resto de los ocupantes miraron en dirección a donde el muchacho señalaba, era la manecilla del cabeza de familia de los pelirrojos: la varilla que ponía "Arthur Weasley" estaba oscilando rápidamente, había abandonado la posición anterior y ahora parecía no saber donde colocarse… hasta que al cabo de unos segundos se poso en la zona "En peligro mortal", un grito salió de la boca de Molly Weasley, pero al instante siguiente, un ruido se escucho en el salón y la manecilla se coloco en la posición de las demás: "En casa"
*****
- ¿Llegará a tiempo? – un muchacho de pelo negro azabache se aparto de la ventana, había estado observando la marcha de su blanca lechuza, hasta que esta se perdió en la lejanía. Ahora se encontraba de frente a los ocupantes actuales de la casa de la señora Figg: la dueña de la casa (la propia Arabella Figg que regreso inesperadamente una semana atrás), una muchacha de unos diez u once años (la que había rescatado él de un camión unas dos semanas atrás y que vino acompañada de la anciana señora siete días antes), Mundungus Fletcher, Percy Weasley y el joven mortifago.
Todos, a excepción del mortifago, estaban sentados en los diferentes sillones que había en el salón de la casa, este último estaba atado con cuerdas en una silla bajo otro hechizo de aturdimiento.
- Espero que si. No tenemos otro medio de comunicación con ellos – habían probado a ir hasta allí por la red flu, pero esta estaba vigilada y, además, parecía que esa dirección estaba bloqueada – He intentado aparecerme cerca, pero no he podido – Fletcher había vuelto de su intento unos segundos antes de partir la lechuza.
- No podemos quedarnos con los brazos cruzados, tenemos que ir a ayudarles – Percy se levanto súbitamente de su asiento, el gato blanco que tenia en el regazo salto al suelo y desapareció tras la puerta de la cocina.
- Siéntate, la orden ya esta avisada – Arabella le había cogido del brazo y le indicaba que se sentase calmado – Ahora nos toca esperar.
- Yo no puedo. Mi familia esta en peligro!!! Es que no entienden, tengo que ayudarles!!! – el pelirrojo estaba fuera de si, sentado de nuevo en el sillón.
- Estoy con él – Harry se incorporo también de su asiento – Voy a ir, sea como sea, a ayudarles.
- Harry, tu no vas. Es demasiado arriesgado que te vean. Además, acuérdate de la protección. Tienes que quedarte aquí. – la señora Figg se encontraba mirando a los dos jóvenes, ¿que se podía hacer parea convencerlos de que era peligroso, para ambos, su presencia en la defensa de los miembros de la familia Weasley?
- A la … la protección- una palabra quedo ahogada debido la súbito estallido de un delicado jarrón de porcelana que se encontraba en el otro extremo de la habitación, el adolescente continuo con el habla enfurecida - Estoy harto de que se me trate como a un niño pequeño!!! – el estallido de los cristales de las ventanas cercanas, concentro la atención del resto de las personas, el muchacho estaba fuera de sí – No voy a quedarme aquí mientras se que otros sufren…
- Harry, cálmate – Percy intento coger el brazo del joven, pero este rechazó el gesto.
- Es una batalla perdida, Voldemort es muy poderoso, no van a poder resistir!!! – el otro deambulaba por la habitación mientras diferentes objetos empezaban a volar por la estancia alrededor de él. – Se que me quiere a mí!!! Primero Cedric!!! – los libros de las estanterías empezaron a caer al suelo – después Sirius!!! – los cuadros de la habitación se empezaron a balancear, al igual que el suelo, que empezó a temblar – NO VOY A PERIMITIR QUE NADIE MAS SUFRA POR MI CULPA!!! – el muchacho ya estaba descontrolado totalmente.
- HARRY, HAZ EL FAVOR DE CALMARTE!!! – la voz de alguien se escucho en la puerta, pero al no recibir ninguna muestra de tranquilidad por parte del muchacho, grito un hechizo que, tras impactar en el joven, todo se calmo.
- REMUS!!! – Elizabeth, la muchacha joven, se levanto del asiento, había estado agazapada en el sillón desde que había empezado todo y se dispuso a abrazar al hombre, era un gran alivio para ella volver a verle después de varios días, era lo mas parecido a un padre que tenia ahora, tras lo ocurrido con los suyos.
- Ya pasó, ya pasó – Remus acariciaba tiernamente la cabeza de la muchacha mientras miraba el desastre organizado por el joven adolescente.- Ahora este se encontraba en brazos de una persona que lo sostenía desmayado, no había caído al suelo por muy poco - ¿Percy?
- Si, es él – la señora Figg se levantó para impedir que el hombre levantase la varita contra el joven Weasley – Es inocente, le tendieron una trampa – todavía Lupin miraba receloso al pelirrojo – como a Sirius y Peter, paso algo parecido – a la mención de este hecho, el hombre bajo la varita, además veía que los demás no estaban asustados por la presencia de ese fugitivo de Azkaban. – Esta bien, pero le mantendré vigilado – dirigió una mirada al muchacho, este solo alzo los hombros, como si lo aceptase. – Ahora bien, ¿a que ha venido todo esto? – señaló con la mano el estropicio ocasionado en la vivienda.
*****
- Arthur!!!
- Papá!!!
- ¿Te encuentras bien?
El señor Weasley se encontraba rodeado por casi todos los miembros de su familia y que casi no le dejaban respirar, lo que acentuaba su falta de aire desde que había llegado a duras penas a la casa.
- Estoy bien, estoy bien – intento levantarse del sillón, pero un par de brazos nuevamente le echaron hacia atrás.
- No, tú no te mueves hasta que te hayas recuperado. Estas muy pálido, cariño – la mano de la señora Weasley se posó nuevamente sobre la frente de su marido, comprobaba que no tuviera fiebre de nuevo. Al ver que este síntoma se había pasado, alcanzó a tenderle una poción para recuperar la salud que, en esos momentos, traía una muchacha de pelo castaño de la cocina – gracias Hermione, has traído justo lo que te he pedido – miró a esta un momento - ¿has tardado mucho en hacerla?
- Oh, no, sólo lo necesario, la Pócima de la Tranquilidad la dimos el año pasado a principio de curso – recordó la primera clase con Snape de quinto curso, cuando este les mandó la poción que servia para calmar la ansiedad y apaciguar la agitación, era la misma que sostenía la señora Weasley entre sus manos y daba a beber en pequeños sorbos a su marido. El ligero vapor plateado que desprendía la copa indicaba que la poción estaba bien realizada, las clases de Pociones eran duras, había que reconocerlo, pero no obstante, estas servían de mucha utilidad en algunos casos.
Cuando el estado de Arthur Weasley volvió a la normalidad, pudo sentarse y contar lo que le había sucedido para llegar en ese estado a casa, los demás se encontraban sentados en sillas alrededor del sillón donde este estaba sentado junto a su esposa. Todos estaban en silencio, dispuestos a escuchar hasta la última palabra que el hombre dijese.
- Estaba despidiéndome de Perkins tras la ultima redada realizada – habían tenido ciertos problemas con la destrucción de unos monumentos en el centro de una ciudad, pero lograron repararlo antes de la llegada de la policía muggle, no quedo rastro alguno de daño en esa zona – Pensaba venir por la red flu, pero me encontré con que esta estaba bloqueada – miró la copa que sostenía entre sus manos – Así que decidí aparecerme, pero no se lo que ocurrió, pues de pronto sentí como si un muro trasparente aparecía en el aire… yo estaba en medio de todo… concentre mis energías en venir a casa… Y aquí estoy, pero no se todavía lo que sucedió…
En esos momentos, una lechuza blanca entró volando a la habitación, parecía que venia de un huracán, pues sus plumas estaban revueltas y en muchos sitios estaba manchada con restos de quemaduras, como si hubiese evitado hechizos o cosas parecidas. Al llegar al centro, Hedwig se desmayo, cayendo en los brazos de una sorprendida Ginny Weasley, que, como todos, se extrañaban del estado lamentable que portaba la lechuza. La joven, al ver que una nota asomaba, bastante escondida, entre las patas de la mascota de Harry, la desató y se dispuso a leerla en voz alta.
"Tienen que salir rápidamente de la casa. Van a atacar La Madriguera esta noche.
Hemos avisado a la orden del fénix.
Salgan cuanto antes.
Harry
Pd: Percy es inocente"
La nota era escueta, pero las noticias que portaba no eran nada buenas, por lo menos en su primera parte.
Ginny levanto la cara de la nota y comprobó que todos estaban tan impactados cómo ella por el contenido de la breve nota, ¿Cómo era posible que los hubieran localizado? Estaban bajo el hechizo Fidelio ¿Cómo era eso posible?, a no ser que… hubieran matado al guardián secreto… pero eso no era posible ¿o si?
Aunque, aparte de la noticia del ataque, la última frase les había sumido a todos en un profundo silencio, la frase: "Percy es inocente" parecía resonar por toda la casa.
Arthur Weasley era el que parecía reflexionar mas, miraba una y otra vez el vaso vacío que tenia en sus manos, pensaba sobre la ultima vez que había visto a su tercer hijo: el día que lo arrestaron por un terrible crimen, a principio de verano, y lo condenaron a Azkaban con suficientes pruebas en contra… pero ¿y si lo que decía la carta era cierto? ¿Y si todos se habían equivocado y habían condenado a un muchacho inocente? La rabia carcomía al hombre, era su hijo, y tenia que haberle creído desde el principio…
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Fin del capitulo 13
Hasta el proximo capitulo (que espero que sea pronto)
Les animo a pasarse por el resto de mis fics (pinchen en el nombre y los encontraran alli)
Muchos besos
Lady Lily
Pd: Perdon por las faltas de ortografia, pero no he pasado el corrector ortografico a las contestaciones, pero el capitulo SI esta corregido. Ciao y hasta el capitulo 14
