Al fin jueves, y después de un examen, toca capitulo nuevo (por lo visto no paro de escribir, aunque sea en medio de los examenes, jeje). Espero que os guste y todasssss las dudas que os surgan no dudeis en preguntarme. Me parece que, visto lo visto, este fic va a durar…… mucho, mucho (y si no, ya vereis que todavía estamos a principio del curso, jo, ya veremos cuanto va a durar, pero espero que mucho – pero no dos años, jeje, como alguien que todos conocemos ;-P )
Los reviews aquí estan (muchas gracias a todos por escribirme, para que veais, no tardo mucho en subirlos). Espero que os guste este capitulo.
blackspirit = Espero que este capitulo tambien te guste, y no te preocupes, yo tambien dejo reviews en las historias que me leo cuando me acuerdo. Muchos besos y disfruta de esta historia.
Syringen = Que bueno saberlo, asi que de Mexico, bonito pais :-) Y lo de las dudas, pues… yo soy asi, pero no te preocupes, que tarde o temprano se resolveran algunas, jeje. Ah, y pasate cuando quieras, no problem, (sobretodo, pasate por lo que tengo puesto en "Mi ciclo" –ignora la introducción, ve al capitulo que tengo= unico). Lo de la mitologia griega, gracias a "la enciclopedia Encarta", fuente de muchas cosas, pero lo importante esta puesto (pero no te dire que es, soy mala), y a mi tambien me gusta todo lo relativo a las cosas de los mitos y leyendas. Ahora ya te dejo con el capitulo. Disfrutalo. Besos.
lix = ¿Estas depre?, Oh… espero que este capi te anime, y mujer, la vida hay que disfrutarla, asi que alegria, alegria, alegria. Disfruta de la vida, y de esta historia. Muchos abrazos para ti…. Y muchos, muchos, muchos besos y animos.
Ya tenemos aquí, con todos ustedes, el capitulo 18 y……… el comienzo del curso (que después de dos meses y de 17 capitulos ya era hora, jeje)
Capitulo 18_ Interesantes llegadas
Día 1 de septiembre, último día de vacaciones y primero del curso escolar…
… Y eso se notaba en el ambiente del sombrío castillo.
Casi todos sus ocupantes andaban revolucionados en dejar acabados los hechizos de protección que rodeaban la escuela y en preparar los temarios que fueran a dar en el curso a comenzar.
El ritmo, como ya ha sido dicho, era frenético y si, andabas por los casi infinitos corredores que había en el gran castillo, te podías encontrar con una profesora Minerva McGonagall enfrascada en tener a punto la clase para los futuros estudiantes, comprobando todos los materiales o incluso llevando un sombrero puntiagudo de mago, remendado, raído y muy sucio; a un profesor Flitwick atareado con una gran caja de plumas (objetos que utilizaría en una de sus clases de primero, y que ya necesitaban recambios, puesto que en una clase, como no olvidarlo, a uno de sus alumnos de primero se le habían quemado la mayoría); también, si se iba a la parte baja de la escuela, te podías encontrar a un profesor de pociones llevando en sus brazos y también delante de él frascos con extraños líquidos (gracias a un hechizo de levitación, pero los que llevaba en los brazos eran materiales mas peligrosos, y por eso no podían levitar), este se encontraba también murmurando sobre algo respecto al director de la escuela, Albus Dumbledore, parecía disgustado con él, pero nadie sabia que era de lo que se trataba u ocurría.
En otras habitaciones del castillo estaban el resto de los profesores, como la profesora Sinistra, profesora de runas, que se encontraba rodeada de extraños libros y comprobando en que punto se habían quedado cada una de sus cursos para continuar. O, también, en el exterior se encontraban algunos de los profesores, como la profesora de Herbología, que estaba en los invernaderos comprobando el estado de las diversas planta; o Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts y profesor de Cuidado de
Criaturas Mágicas, que en esos instantes de la mañana llevaba unas cajas con unos extraños seres en el interior que intentaban morder a todo aquel que se le pusiera alrededor, no obstante, al que las portaba no le hacían nada (para él eran las criaturas mas adorables que existían, opinión no compartida por el resto de los habitantes, ya que el aspecto de los seres no era, lo que digamos, muy agradable: todo negro y aspecto de demonios, incluida una lengua que escupía fuego cada dos por tres, pero a Hagrid esto no parecía importarle mucho, para él, eran las mascotas mas adorables que existían).
Así pues, todos los profesores se afanaban en dejar listas sus clases para el comienzo del día siguiente.
Bueno, casi todos, pues había excepciones, como la profesora de Adivinación, Sybill Trelawney, que se había encerrado en su torre a su llegada, dos días atrás, después de eso ya no se le había vuelto a ver por las dependencias del castillo; o el profesor de Historia de la Magia, que como era un fantasma desde hacia muchos años, ese atrejeo no le importaba mucho y se pasaba la mayor parte del tiempo flotando por los pasillos.
Si, así estaban las cosas en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, como todos los comienzos de curso, ritmo frenético y atrejeado para dejar todo listo para la inminente llegada de los nuevos estudiantes.
A pesar de lo que ocurría y había ocurrido tras el renacimiento del Innombrable, se intentaba volver a la normalidad, tal y como se había hecho el curso pasado, que, aunque lo hubiese negado el ministerio de magia hasta que ya había sido demasiado tarde, todo había trascurrido en relativo orden.
*****
- ¿Seguro que no quieres venir? – desde las escaleras del amplio vestíbulo que tenia esa gran escuela preguntaba una muchacha, se encontraba ya abrochándose una capa alrededor del cuello para protegerse del fuerte viento que arreciaba a esas horas de la mañana – Venga, puede ser divertido – intentaba poner cara de pena para que el otro muchacho se dignase a acompañarla, pero este siguió negando con la cabeza, la conocía ya bastante para oponerse a sus miradas de súplica.
- Te he dicho que no – volvió a repetir por enésima vez – Además, prefiero quedarme aquí, con Hermione y con Ron, que espero que despierte pronto – añadió en voz baja – Y ya he viajado suficientes veces en el Expreso para saber lo que pasa. No voy a ir a la estación para luego volver a venir al colegio – dijo Harry que, aparte, ya tenía la autorización del director para quedarse allí.
- Aguafiestas – replico la muchacha.
- Es por tu bien…. Así conocerás a más personas. También tienes a Ginny contigo…
- Oh, yo quería que vinieses conmigo. Quería presumir de conocer a un alumno que ha sacado muy buenas notas en los… como se decían, ah, si, TIMOS, y que es jugador de quidditch y que va a empezar sexto… – fue enumerando con los dedos las cualidades que conocía del muchacho. Al oír esto, Harry sonrió para sus adentros, si ella conociera toda la verdad sobre él, que era el-niño-que-vivió, mundialmente conocido por todos los magos, que era el único que había sobrevivido a la maldición asesina, y que la cicatriz que llevaba en la frente era su marca de reconocimiento… si ella supiera, pero no, no se lo había contado, por una vez le agradaba estar con alguien que le conocía tal cual era y no por lo que era.
- Veras… Liz… prefiero quedarme aquí. Quiero estar con mis amigos… Ah, ahora que me acuerdo, también quería el director comentarme algo acerca del curso… si – miro hacia uno de los pasillos – voy a ver si le encuentro y me lo dice.
- ¿Vienes? – la familia Weasley casi al completo acababa de aparecer por una de las puertas del vestíbulo, ya estaban preparados para el viaje. Solo les faltaba una persona más para coger el traslador (conocían la decisión de Harry y la entendían) que les trasladaría a todos al andén nueve y tres cuartos de la estación King Cross para que las dos muchachas cogieran el tren de comienzo de curso, como si nada hubiera sucedido y fuese un inicio normal.
- Si, ya voy – respondió Elizabeth mientras echaba una mirada al muchacho de cabellos negro azabache que estaba enfrente suyo – Por cierto, no lo aceptes – dijo tras darle un beso en la mejilla a Harry y encaminarse a donde se encontraba el resto de las personas.
- ¿Qué no acepte qué? – Harry se quedó clavado en el sitio mientras veía alejarse a la chica de once años, pero esta ya no le escuchaba, ya había tocado el traslador y había desaparecido de su vista. Tras un instante de desconcierto, agitó la cabeza y se encaminó a ir al despacho del director, a ver que era eso tan importante que le tenía que decir Dumbledore antes de comienzo de curso.
*****
- Albus, compréndelo, no podemos tenerla aquí – el profesor Snape se encontraba de nuevo en el despacho del director, era común que este se reuniese con cada profesor antes del inicio del curso, y esta vez ya casi habían pasado todos, solo faltaba el profesor de pociones y una persona mas que llegaría al cabo de unos días. Tras terminar con la charla pertinente, ya solo restaba comentar los asuntos más delicados del curso, y eso era lo que estaban haciendo en esos momentos. – Hay que llevarla a otro sitio. Si él se entera de que esta aquí…
- No se va a enterar – dijo Dumbledore con la calma que le caracterizaba – Sus tutores y protectores hechizaron las fotografías que tenían de ella, para que, en el caso de que alguno de los dos faltase, no pudiera revelar la apariencia de la joven. Ese asunto ya esta controlado. Ahora – miró atentamente al frío profesor de pociones que se encontraba frente a él – quiero que te comportes en su presencia, Severus
- ¿Qué?!!! Ella es… ella es…- le costaba calmarse, desde que la había visto en el pasillo, la sola presencia de esa persona le ponía nervioso, no lo podía evitar, le hacia recordar algo, y mas después de comprobar una cosa, todavía se ponía mas nervioso aun –Albus, ¿Cómo quieres que no me altere? Ella es…
- Profesor Dumbledore – una voz se escuchó desde la puerta, acababa de llegar, por eso había podido escuchar las últimas palabras de su profesor pero como no sabía a quien se refería no le dio importancia.
- Ah, Harry, pasa, pasa – el director sonrió satisfecho al ver al adolescente, le había ahorrado un mal trago, no era tan fácil para él explicar la situación actual a ese profesor y mas con lo que ocurría. – ¿Algo mas Severus? – se dirigió a hombre que se encontraba sentado frente a él.
- No, nada – dijo este entre dientes mientras se levantaba y salía por la puerta del despacho del director.
- Bien Harry, siéntate – le indico al joven que se acomodase en uno de los sillones que tenia al lado de la gran mesa del despacho mientras sacaba un objeto de uno de los cajones – Debido a las circunstancias especiales que hay en estos momentos, tengo algo que proponerte…
*****
- "Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará. ……"
- ¿Todavía sigues aquí? – la voz de una muchacha de pelo castaño se calló de repente y su cabeza se volvió hacia la puerta, que era de donde había sonado la frase que había interrumpido la lectura del poema completo. Sus ojos llorosos se encontraron con los ojos verde esmeralda de su amigo, que había vuelto al cabo de un rato de nuevo a la enfermería. Este entró a la sala blanca y, acercándose a la muchacha, le quito unas lagrimas que le corrían por las mejillas – Venga, Herm, no tienes que estar así – esta vez, las palabras iban acompañadas de un abrazo – Seguro que Ron despertará pronto – su amigo, el amigo de ambos, llevaba ya dos semanas en coma profundo, en esa habitación de la enfermería, sin mejora aparente, pero siempre acompañado por sus dos amigos, aunque mas por la muchacha, que normalmente le recitaba poemas y le animaba a despertar. – No te preocupes, se que… tengo la sensación… de que este donde este, estará bien.
- Yo también tengo esa sensación, Harry, pero… después de lo que pasó, me siento un poco culpable.
- Tú no tienes la culpa – le consoló el joven – nadie pensó que el hechizo de desmayo que lanzó Fletcher a uno de los mortifagos se desviara y le diera a él, y que además se diera ese golpe en la cabeza, nadie lo sabía… nadie… - Harry negó con la cabeza para que sus palabras tuvieran mas énfasis.
- Ójala despierte pronto, no me gusta verlo en ese estado – el pelirrojo parecía dormido plácidamente, pero nadie sabia cuando despertaría de ese sueño.
- Venga, pronto van a venir los demás. Tenemos que ir a esperarles – se veía por una ventana como desaparecían los últimos rayos de sol del día, el tren ya estaría llegando y los demás estudiantes llegarían dentro de muy poco. – Además, una Prefecta nunca tiene que faltar – dijo esto mientras señalaba la insignia en forma de P que le colgaba, un poco mal colocada, de la túnica que llevaba la muchacha.
- No quiero que se quede solo.
- No lo estará, la enfermera se queda con él.
- Ya sabes a lo que me refiero…
- Lo se, pero se que a él no le gustaría que te perdieses el inicio de curso por su culpa. Se que le alegraría saber que sigues con tu vida. Así que, Hermione, vamos al comedor – agarró a su amiga del brazo y la medio arrastró fuera de la enfermería. A él también le hubiera gustado quedarse allí, junto a su amiga, esperando a que Ron se despertase, pero, tal y como le habían dicho un rato antes, había que seguir viviendo y dar la impresión de normalidad en el colegio, aunque había rechazado la proposición del director, tal vez guiándose por sus instintos y, quizás también, por lo que le había dicho Liz antes de irse.
Hermione se dejó arrastrar por su amigo, si, habría que dar la impresión de ser fuertes, aunque por dentro estuviese llorando. Con una última mirada al muchacho que se encontraba tumbado en la cama, le dedico un último pensamiento antes de desaparecer por la puerta. Mañana volvería a estar en esa sala, aunque por ello faltase a las primeras clases del curso, él se lo merecía, si, se lo merecía…
*****
Los últimos rayos de sol desaparecían tras las nubes, a esa hora del día la claridad no era muy abundante, pero había la suficiente para poder distinguir a dos personas de pie en la escalinata de mármol que conducía hacia el interior del castillo. Estaba allí fuertemente abrigados con sus capas, el viento soplaba muy fuerte a esa hora de la tarde (cierto que había estado soplando durante todo el día, y casi toda la semana, pero era en la salida y puesta del sol cuando el viento iba a mayor velocidad). Desde su posición podían observar si los carruajes que llevaban al resto de sus compañeros de colegio llegaban, era ya bastante tarde y si no fuera porque sabían que de un momento a otro iban a llegar, posiblemente estarían en el interior del castillo no pasando tanto frío.
- Mira, creo que ya vienen – la muchacha habló mientras intentaba enfocar con la vista hacia la entrada del castillo, le había parecido observar un ligero movimiento en las verjas que rodeaban al castillo.
Su acompañante enseguida dirigió su mirada hacia el mismo lugar, pues era verdad que en esos instantes estaban entrando los primeros carruajes por las rejas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y avanzaban por el ancho camino que conducía hasta donde ellos se encontraban, pero un escalofrío le hizo estremecerse al joven ante la visión de los caballos que conducían los carruajes (aparentemente parecían que nada los llevase, pues solo aquellos que habían visto morir a alguien podían ver a los thestrals, tal era su cualidad mas importante) estos seres parecían no tener sustancia, su negro pelaje se adhería a sus esqueletos, de modo que cada hueso era visible, sus cabezas eran de dragón y sus ojos, sin pupila, blancos y fijos, de sus costados emergían sendas alas negras con textura de cuero, que les hacía parecer que pertenecían a una familia de murciélagos gigantes. Harry ya los había visto mas de una vez (incluso había montado en uno), pero todavía le parecía escalofriante y siniestra su presencia.
- Si, ya están aquí – anunció el joven mientras veía aproximarse los carruajes hasta el principio de la escalinata donde ellos se encontraban refugiados. – Ya era hora.
Ya solo faltaban las personas que ingresarían ese año en la escuela, pero estas no llegarían en los carruajes con los demás, si no que llegarían a través del lago para poder tener una magnifica primera impresión del castillo mientras se aproximaban a él.
- Hermione, Harry!!! – una pelirroja subía por la escalinata hasta donde se encontraban sus amigos, esta iba acompañada por su amiga Luna Lovegood, una chica que los aludidos habían conocido el año anterior y que subía más calmadamente que su amiga y sonriendo, como si compartiera un secreto con esta.
– Tengo que darles una noticia – iba diciendo a la vez que subía las escaleras hasta los dos muchachos, parecía que tenia que comunicarles algo muy importante, pues a la vez que subía iba mirando hacia atrás para comprobar algo – Es sobre… están… aquí… - le faltaba el aliento, la carrera le había dejado agotada
- Calma, calma. Respira – Hermione se encontraba ya a la par que su amiga e intentaba que esta se calmase para que pudiera hablar con mas coherencia - ¿Qué es lo que tienes que decirnos?
- Es sobre… - empezó a explicar la joven, que ya se había calmado, pero alguien la interrumpió, impidiéndole continuar con lo que iba a decir.
- Oh, Hogwarts!!! No creía que lo iba a echar tanto de menos. – alguien había gritado por detrás de Harry y Hermione, esto había sido lo que había interrumpido a la pelirroja.
- Si, aunque sólo hayamos estado fuera un tiempo, la añoranza ha sido mucha – le contestó otra voz, muy parecida a la primera.
- Ya no recordaba como era el viaje en el expreso y…
- Venga ya, dejen de hacer el tonto – Ginny les recriminó a las dos figuras casi idénticas que se encontraban a la espalda de las dos personas que habían estado esperando. – Ya me habéis fastidiado un poco el viaje en el tren, hermanitos.
Al oír la ultima palabra pronunciada por la pelirroja, Harry y Hermione se dieron la vuelta para encontrarse cara a cara con las personas que menos habían podido imaginarse que estarían allí, y mas sabiendo lo que había pasado el año anterior.
- Fred, George ¿Que hacen en Hogwarts? No nos han dicho nada de esto estas últimas semanas – atinó a decir Harry en medio de la sorpresa.
- Era una sorpresa y ahora… hemos vuelto!!! – alcanzaron a decir estos mientras la gente que entraba en el castillo miraba sorprendida la escena.
- Pero… pero… ¿cómo…?
- Pues fácil mi querida Hermione. Dumbledore nos propuso volver al colegio para hacer los EXTASIS hace… ¿Cuánto Fred?
- Cerca de un mes, si, hace un mes mas o menos.
- Eso, y por el bien de los alumnos…
- … y para velar por los intereses de las bromas en Hogwarts
- Hemos decidido…
- … volver!!!! – ambos se rieron, habían preparado muchas sorpresas para el poco tiempo que estuvieran en la escuela, iban a hacer que su corta estancia allí fuera inolvidable para todos.
- ¿Y cuanto se quedaran? – Hermione preguntó mientras una mano tocaba disimuladamente la insignia de prefecta que ahora llevaba en el bolsillo, el año pasado ya le habían causado suficientes problemas en la casa de Gryffindor.
- Pues… ahí esta lo malo, sólo hasta que tengamos los exámenes extraoficiales.
- Por Navidad ¿no?
- Si – contestó Fred mirando al suelo – Pero hasta entonces haremos que nadie se olvide de nosotros – dijo mientras una sonrisa aparecía en los rostros de los dos gemelos, una sonrisa un poco malévola.
- ¿Y que pasa con el equipo de quidditch? ¿Dumbledore os dejara participar? ¿Y la tienda? – ahora era el turno de preguntar a Harry, se habían quedado los tres fuera (los gemelos y él), el resto de las personas ya se encontraban dentro del vestíbulo del castillo.
- No lo se – contesto uno de ellos alzando los hombros – Eso habrá que preguntárselo al director y a McGonagall … no lo se. Y la tienda, pues en cuanto volvamos, la reabrimos – el año anterior habían abierto una tienda de bromas "Sortilegios Weasley" y les había ido bastante bien, pero un ataque por parte de los mortifagos a principios del verano a esa zona de tiendas les había hecho tener que cerrarlo hasta que tuvieran una nueva oportunidad (y también, debido a la inactividad con la que se encontraron a partir de entonces, empezaron a ir a reuniones de aurores para intentar aprender a como defenderse de los atacantes) – Además, hemos hablado con Lee y quizás abramos la tienda antes de Navidad – Lee Jordan era un muy amigo de los gemelos y el año anterior ya les había ayudado con las preparaciones de las bromas y demás inventos de los dos Weasley.
- Espero que la abráis, ya saben lo famosas que son vuestras bromas en el colegio.
- Eso no lo dudes, compañero – aun seguían agradeciéndole a Harry la colaboración de los mil galeones que este les había dado al final de su cuarto curso, cuando ganó el trofeo de los tres magos.
Siguieron conversando sobre el cómo podía transcurrir ese curso tan interesante que se avecinaba mientras entraban, los últimos, hacia el Gran Comedor en donde se veía que la gente se arremolinaba en la puerta a esperas de que esta se abriese para entrar.
- ¿Y Hermione? – pregunto de repente Harry en medio de la conversación, en esos instantes se había dado cuenta de que faltaba su amiga. Giró la cabeza alrededor suyo, pero no pudo encontrarla, había desaparecido. Se dirigió hacia un grupo de su mismo curso y casa y les preguntó por el paradero de la muchacha, pero nadie la había visto, no desde que habían entrado por las puertas y la habían visto hablar con los gemelos y con él. Tras comprobar que no se encontraba en las inmediaciones, fue en busca de Ginny, quizás esta supiera donde se encontraba, pues según recordaba, ella era la ultima que había hablado con Hermione antes de su desaparición.
*****
Unos minutos después de la llegada de los carruajes, y tras saludar a todos los conocidos con los que se encontraba, Hermione Granger se dispuso a entrar en el gran e impresionante castillo. Atrás se había quedado su amigo y compañero de casa hablando del deporte mágico mas conocido del mundo mágico, el quiddicht, junto con los gemelos, si que seria un año bastante movidillo.
Sin darse cuenta, sus pasos la fueron alejando de todo el barullo formado ante las puertas del Gran Comedor, donde toda la gente se arremolinaba esperando que se abriera pronto, estaba en uno de los lados mas apartados de todo ese vestíbulo, sin nadie que conociera ella lo suficiente para entablar una conversación (la mayoría era gente de otras casas que se encontraban charlando entre ellos sobre los sucesos del verano y como habían ido las vacaciones para todos, y ella, sinceramente, no tenia muchas ganas de conversar con nadie de lo que le había pasado en verano).
Se apoyó en la pared y espero pacientemente a que las puertas del comedor se abriesen para poder entrar y encontrar finalmente a sus compañeros.
- Pero que veo aquí. Si es una sangre-sucia… – dijo una voz arrastrando las palabras, la joven de cabellos castaños hizo como si no escuchara, no le apetecía discutir ahora, al comienzo del curso.
- Cállate, Malfoy – le interrumpió la muchacha
- ¿Sabes? fue una lastima lo que pasó en el verano – volvió a hablar Draco, pero en un tono irónico, cuando comprobó que no había nadie cerca, sólo las dos personas que siempre le acompañaban, añadió en voz baja – fue una lastima que fallaran, todos tendríais que haber muerto
- Serás…
- Aunque, según me han contado, no todo fue en vano – interrumpió a Hermione mientras esbozaba una sonrisa de desprecio – uno de los pobretones se encuentra en coma. Espero que no despierte nunca…
No pudo terminar la frase, pues una muy enfadada Hermione Granger se había abalanzado sobre él para propinarle una bofetada (la varita desgraciadamente se la había dejado en la habitación), pero algo la detuvo, los dos acompañantes de Draco le agarraron de los brazos antes de tocar siquiera al muchacho.
- La próxima vez, te aseguro que no fallaran – siguió murmurando el rubio, a la vez que veía los ojos furiosos de la muchacha – Fue de ineptos que se dejaran engañar de esa forma.
- Veo que sabes muy bien como funcionan los mortifagos, ¿tu padre ya te ha presentado a Voldemort? – le respondió desafiante Hermione.
- Tienes la lengua muy larga, quizás una dosis de dolor te la acortara, sangre-sucia. – le susurró al oído – Agarrarla bien – en el trascurso de la conversación se habían ido alejando de toda la gente que esperaba para entrar a la cena y en esos instantes se encontraban en uno de los pasillo menos iluminados del castillo, la orden había sido dicha por Draco tras comprobar que ningún profesor andaba por las cercanías – Cruc…
*****
En otra parte de la entrada al comedor, un chico de pelo negro se encontraba hablando con una joven pelirroja.
- Ginny ¿Seguro que no has visto a Hermione desde hace un rato? – el tono en el que lo decía era de preocupación.
- Seguro. Hemos entrado juntas, pero después la he perdido de vista.
- ¿Y no sabes donde puede estar?
- No lo se, Harry, ¿pero por que estas así?
- Tengo un mal presentimiento – el muchacho miró alrededor suyo, un movimiento cerca de uno de los pasillos le alertó.
- ¿Que has visto? – Ginny había visto como su amigo se quedaba mirando en esa dirección.
- No lo sé, voy a ir a mirar.
- Te acompaño.
Así pues, los dos jóvenes se encaminaron hacia un pasillo poco iluminado, nadie en el vestíbulo se había dado cuenta de esa acción, ya que todos estaban entrando por las puertas, en esos momentos abiertas, para empezar el nuevo curso.
La escena que se encontraron al doblar la esquina era la que menos se esperaban encontrar, dos alumnos de Slytherin estaban agarrando a Hermione, mientras que otro le apuntaba con la varita a punto de decir un hechizo. Harry y Ginny sacaron rápidamente las varitas, tenían que evitar que Draco (lo habían reconocido cuando una de las antorchas le ilumino un momento, ya que la oscuridad, en esa parte del castillo era mucha) dijera el hechizo, pues, conociéndole, seguro que no era nada bueno.
- Expelliarmus!!! – gritaron los dos a la vez el hechizo de desarme, pero la distancia que les separaba de los otros era muy grande, quizás no llegase a su objetivo.
Y eso fue lo que ocurrió, los rayos impactaron en la pared, a escasos pocos centímetros del muchacho rubio que amenazaba a Hermione, este se giró a comprobar quien o quienes le habían lanzado esos hechizos. Tras ver que los dos jóvenes se encontraban demasiado lejos para impedirle hacer lo que iba a hacer, empezó de nuevo a pronunciar la maldición que le iba a lanzar a la muchacha.
- Cruci…
- STUPEFY!!!! – se oyó una voz desde el otro extremo del pasillo, y esta vez un rayo rojo alcanzo a Draco en medio del pecho, quedándose totalmente parado, a los pocos segundos, la varita le cayó al suelo y él impacto contra la pared que tenia detrás.
Al ver esto, Crabbe y Goyle dejaron libre a Hermione, cogieron a Draco del suelo y echaron a correr, más bien a huir, del lugar (estaban, en esos instantes, en clara desventaja, pues en un lado se encontraban dos gryffindors enfurecidos y en el otro alguien más).
Harry y Ginny no les hicieron caso cuando los tres pasaron por su lado, estaban mas preocupados en saber el estado de su amiga (al pasar el rayo rojo que impactó al slytherin habían podido distinguir como a esta le caía un hilo de sangre por la cara, producto del puñetazo que Malfoy le había propinado al frustrársele la primera tentativa de echarle la maldición de dolor).
Empezaron a correr hacia el lugar donde estaba Hermione, pero la persona que había lanzado ultimo hechizo ya se encontraba con ella y, aunque no distinguían de quien se podía tratar (la luz en esa zona sólo permitía distinguir, y a duras penas, las formas) se veía claramente como esta persona estaba agachada junto a Hermione y ambos estaban muy juntos, demasiado juntos…
*(Rima LIII)
