Dia 24 de Diciembre. Regalo de Navidad para todos. Espero que les guste el capitulo (y es uno de los mas largos que tengo).

Ahora si, empieza.

Por cierto, el personaje de Mark Evans aparece al inicio del 5 libro oficial, yo solo lo he cogido de ahí (otros personajes si que me pertenecen).

Hasta el proximo capitulo.

Muchos besos.

Capitulo 20_ Lo que nunca se pensó que pudiera llegar a suceder

A la mañana siguiente, Dean desapareció de la habitación de los chicos de sexto curso nada mas levantarse, Ron le había amenazado la noche anterior tras oírle entrar a la cama a las dos de la madrugada (había estado escondido hasta entonces en un aula del tercer piso, gracias a las advertencias de varios gryffindors llegados a la sala común antes que él). El pelirrojo había estado bastante claro con respecto a su hermana "si te veo tocarle un pelo, te aseguro que no vivirás para contarlo", fue lo que escuchó el joven al entrar a la cama pensando que todo el mundo estaba ya profundamente dormido.

- No tenias que haber sido tan duro con él – exclamó uno de los ocupantes de las camas al ver desaparecer al chico por la puerta.

- Se lo merece, nadie toca a mi hermana sin mi consentimiento – respondió el otro mientras se levantaba de mala gana tras haber pasado la noche casi en vela, no había podido dormir mucho esa primera noche de curso.

Después de un buen rato buscando los calcetines, de sacudir las cortinas de las camas (llenas de extraños polvos pica-pica, cortesía de unos gemelos hermanos de uno de los ocupantes) y de comprobar que nadie podía entrar en las clases a la habitación, el resto de estudiantes gryffindors de sexto curso salieron a la sala común, dispuestos a comenzar el primer día de curso normal de ese año.

- ¿Qué os han hecho a vosotros? – preguntó una muchacha de pelo castaño y con una insignia con forma de P en la túnica, al ver bajar a sus dos compañeros y amigos de su dormitorio.

- Creo que se han pasado un poco, han puesto algo en las cortinas de las camas, nos ha costado mucho quitarlo – le contestó el muchacho pelirrojo a la vez que se inclinaba sobre ella y le cogia la mano delicadamente.

- ¿Eso significa que…? - empezó a preguntar el otro joven al ver a sus amigos en esa posición.

- Si, lo hablamos anoche – le aclaró Hermione mientras le agarraba la mano a su, desde la noche anterior, novio – Lo vamos a intentar.

- Felicidades, ya era hora de que lo reconocieran… los dos – contestó Harry con una sonrisa de oreja a oreja a los dos prefectos que tenia enfrente.

- Ahora, otro asunto, ¿alguien sabe donde se han metido mis hermanos "queridos"?

- No, no los he visto bajar, ¿Por qué?

- Para echarles la bronca y quitarles puntos, ¿para qué si no? – Ron señaló su insignia de prefecto.

- Hermione, creo que le has pegado algo, se esta volviendo responsable y todo – rió Harry mientras le tocaba la frente al otro muchacho - ¿O quizás tiene fiebre? Tanto tiempo en la cama no te ha hecho ningún bien, amigo.

El último comentario arrancó risas de los tres, estaban de nuevo juntos y con las energías renovadas.

- ¿Dónde os habéis metido?

- Nos llamó un momento McGonagall – Hermione le enseñó en montón de papeles que tenia en la manos – nos ha dado los horarios, tenemos que repartirlos ahora.

- Si, en el desayuno – exclamó su acompañante tristemente, iba a ser muy duro para él repartir los horarios de curso mientras veía a los demás comer tranquilamente.

- Ah, vale, os guardaré un poco de comida.

- Gracias Harry – agradeció Ron – Por cierto, una alegría: no nos toca Pociones con Slytherin

- ¿Qué?, ¿de verdad?, déjame ver – agarró el horario de sexto curso que le tendía su amigo – Es el primer año que no tenemos con ellos – echó un vistazo al horario – es con… Ravenclaw, bien. Y… Trasformaciones con Hufflepuff, muy bien. Historia de la Magia de nuevo con Hufflepuff, Defensa contra las Artes Oscuras… - se paró en ese instante y se dirigió corriendo hasta el otro extremo de la mesa, dónde ahora se encontraban sus dos amigos repartiendo los horarios – Chicos, no pone con quien tenemos Defensa, y ¿quién es el profesor?

- Yo también me he fijado en eso – dijo Neville al escuchar lo dicho por Harry, estaba sentándose en la mesa para desayunar con el horario en la mano – Y tampoco anoche se veía a ningún profesor nuevo en la mesa – recordó.

- ¿Creéis que al final le han dado el puesto a Snape? – preguntó otro de los chicos de sexto curso.

- Ojala que no, Seamus, no creo que sea bueno para la salud tener esa clase con él. Oh, no, hasta el jueves no lo sabremos – Harry se fijó en su horario, tenían dos clases por la mañana el jueves de DCAO, más una por la tarde (clase practica ponía), y otras tres clases de la misma forma repartida el viernes.

- ¿Quien dará las clases?

- Lo sabremos dentro de un rato, los de séptimo tienen DCAO ahora – Hermione se había unido a la conversación tras terminar de repartir la mitad de los horarios, la otra mitad la llevaba el otro prefecto (que en esos momentos estaba hablando con su hermana en un lado de la mesa)

- Espero que sea un buen profesor. Excepto Lupin, en tercero, no es que hayamos tenido maravillas en ese puesto.

- En eso tienes razón, Harry. En primero, Quirrell y sus clases con olor a ajo. En segundo, el "incomparable" Gilderoy Lockhart – dijo Neville en tono irónico – En tercero, Remus Lupin, ese si que era buen profesor – los demás asistieron.

- En cuarto, el impostor Moody, y en quinto, Dolores Umbridge – una mueca de rechazo apareció en el rostro de todos, aquella profesora no había dejado un muy buen recuerdo en la escuela.

- Este año toca alguien que entienda, ¿a quien habrá contratado Dumbledore…?

En esos momentos, el director se dispuso a abandonar la mesa de los profesores, y, como si hubiera oído lo que comentaba ese grupo de sexto, les sonrió, él ya tenia a la persona adecuada para ese puesto.

- Vamos, tenemos Historia de la Magia…

- Buena manera de empezar este año – se quejó alguien mientras ese grupo abandonaba el comedor.

El comienzo del día trascurrió de forma normal, aunque nadie sabía quien podía dar la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras, puesto que los que deberían tener clase ese día, no tuvieron y les dieron hora libre. De momento nadie, excepto el director, sabia quien había aceptado el puesto maldito (al menos fue una alegría para casi todos que, de nuevo, Snape no obtuviera el puesto).

Las dos interminables horas de Historia de la Magia con el único profesor fantasma del colegio, trascurrieron como los cinco años anteriores: llenas de amodorramiento general causado por el monótono hablar del profesor.

- Un día de estos me pensare en no dejarles los apuntes – murmuró Hermione a la vez que copiaba rápidamente lo descrito por el profesor sobre las guerras de los duendes (esa clase era un repaso de los anteriores cursos) y miraba severamente a sus dos compañeros de curso (que se encontraban jugando en la esquina de un pergamino a un juego para pasar el rato).

- Nunca lo dice en serio, ¿verdad, Harry? No soportaría tomar apuntes con Binns, es tan…

- Este año me lo pensaré – dijo en tono amenazante la muchacha, pero la sonrisa que le apareció en sus labios daba a indicar lo contrario.

- Vale, vale, te halagaremos, te diremos que eres la mejor, que sin tu ayuda no hubiéramos sacamos casi la nota máxima de TIMOS, que sin… - continuo Harry siguiéndole la corriente a la otra muchacha (en verdad, Hermione había sacado 11 TIMOS, la máxima nota de todo el colegio, y Harry y Ron, 8 cada uno, se habían puesto muy contentos al enterarse)

Un sonido, como de una sirena interrumpió la conversación, no se había oído antes ese tipo de alarma antes en el colegio, todos los que habían caído dormidos en la clase fueron despertados de golpe y los demás, espabilados del amodorramiento.

- Ah, si, si – el profesor Binns pareció recordar algo – se me había olvidado comentarlo, en el colegio se van a hacer simulacros de ataque, por la situación vivida en estos momentos…

- ¿Y por qué no lo hicieron el año pasado? – preguntó-murmuró Ron a sus acompañantes – Estamos en la misma situación.

- Quizás… porque había gente del ministerio aquí y no lo permitía…

- Si, puede que tengas razón – razonó el pelirrojo.

- … Ahora, dejen sus apuntes encima de la mesa – el profesor Binns explicaba el procedimiento a seguir con el mismo tono en el que daba las clases – no hace falta que cojan nada. En orden, vayan saliendo por las puertas y diríjanse al gran comedor despacio… - una trompa de estudiantes, haciendo caso omiso a las explicaciones, estaba recogiendo los libros y apuntes en las bolsas, como sólo faltaban unos veinte minutos para terminar la clase, nadie pensaba regresar, así pues, después de eso, el sexto curso desapareció del aula para no volver hasta la siguiente clase de Historia de la Magia, que seria dos días después. Con el jaleo causado, y para alegría de los estudiantes, no tuvieron deberes de esa asignatura ese día.

- Ha sido muy raro, creo que es la primera vez que Snape da puntos a Gryffindor.

- Dicen que en la clase estaba muy extraño…

- ¿Se habrá dado un golpe en la cabeza? – dijo alguien esperanzado

- ¿Qué ha pasado? – preguntaron los últimos rezagados, exactamente los procedentes de una clase de Historia de Magia

- Que Snape se ha vuelto majareta – empezó a explicar atropelladamente Colin Creevey – dicen que en una clase ha dado puntos a Gryffindor…

- ¿En primero? – preguntó Hermione cómo recordando los horarios repartidos unas horas antes.

- Si, creo que sí.

- ¿Y a quien? – se interesó otro

- Nadie lo sabe…

- Tenemos que buscar a alguien de primero para preguntar – Harry miró alrededor suyo, buscando a alguien con la mirada, pero no había nadie cercano que perteneciera a los cursos inferiores a tercero - ¿Dónde están?

- A los de primero y segundo los han llevado a las mazmorras, por seguridad, lo ha explicado Binns en clase – dijo Hermione, era la única que había prestado atención a lo dicho por el profesor en medio de todo el ruido causado por la recogida de apuntes – los demás vendremos al comedor, tenemos más experiencia para defendernos…

- Silencio, silencio por favor – la voz del director se escuchó a lo largo del comedor, por lo que los murmullos cesaron segundos después y todo el mundo se sentó en su mesa más ordenadamente – Gracias a todos por este simulacro sin incidentes. Como ya les habrán notificado sus profesores correspondientes – señaló a la parte que se encontraba con él, entre ellos estaba la profesora de trasformaciones, la de runas, Hagrid, etc, etc (excepto algunos, que se encontraban explicando lo mismo en las mazmorras) – vamos a ir haciendo este tipo de ejercicios a lo largo del curso. Esta, por ser la primera vez, han sido avisados, pero las restantes, esperemos que se organicen y sepan responder adecuadamente.

En esos instantes entraron en el comedor el resto de los estudiantes que faltaban, que se sentaron en las últimas posiciones para poder oír lo que tenia que decir el director a toda la escuela, este, tras ver que ya estaban juntos todos, empezó a hablar:

- Sabemos que la situación no esta muy bien fuera de los muros de la escuela, muchos de vuestros padres están en peligro y otros muchos luchan contra el mal que crece cada día. Desde aquí no podemos ayudarles, pero podemos aprender a defendernos, a luchar contra la amenaza que se cierne contra la paz. Esto lo lograremos si nos mantenemos unidos, si resistimos todos juntos y somos fuertes para no caer en la tentación de lo fácil y sencillo: el mal. Muchos han caído ya luchando, otros bajo los cobardes asesinos que se esconden tras mascaras inexpresivas, otros están gravemente heridos, y mucha gente vive atemorizada.

- Pero no perdáis la esperanza, si estamos todos unidos podremos hacer frente a lo que nos espera. Un grano de arena no puede parar el viento, pero si se juntan pueden crear montañas y murallas que lo frenen fuertemente. Tenemos que estar juntos, luchando por lo que creemos. Aunque estemos separados, aunque seamos cuatro casas diferentes, aunque cada uno tenga características distintas, podemos juntarnos para defender en la medida en que podamos lo que amenaza al mundo. La unidad es lo importante, no perdamos nunca ese referente…

El discurso ya no pudo continuar más, pues una salva de aplauso empezó desde entonces, y, hasta unos cinco minutos después, no terminó. El director esperó pacientemente a que la efusiva respuesta se hubiese calmado, para dar por concluido el discurso.

- Veo que habéis captado el mensaje – sus ojos parecieron brillar tras las gafas de media luna – esperemos que esta amenaza pronto se termine y podamos de nuevo disfrutar tranquila y placidamente de todo lo que nos rodea. Estamos en medio de una guerra, y como todas, es también injusta, ninguna guerra es justificable. Sólo podemos esperar que las cosas se solucionen pronto y podamos seguir nuestra vida en tranquilidad…

- ¡Seguro que Harry le vencerá de nuevo! – se escuchó oír de pronto en medio de todo el silencio. El aludido se escondió como pudo entre sus dos compañeros, recordaba la profecía del año pasado y eso le traía recuerdos no muy agradables, como aquella herida que llevaba en la muñeca izquierda (y que no parecía querer desaparecer por alguna extraña razón)

- Señor Creevey, por favor calmese – el director sonrió al ver al causante del alboroto, Colin se sentó en su asiento avergonzado por su arrebato – Esta vez no creo que sea tan sencillo, será diferente, aunque no se en que medida, pero lo importante es que nos mantengamos unidos…

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- No creéis que Dumbledore ha exagerado algo – un muchacho de sexto, mas concretamente Seamus hablaba con el resto de su curso de camino a la siguiente clase que tenían esa mañana (Transformaciones)

- No, yo no lo creo, ha dicho exactamente lo que tenemos que hacer: luchar juntos. – Hermione le contestó desde atrás suyo – Espero que se les meta algo en la cabeza a los slytherin…

- Que pena que nadie viese a Malfoy anoche, seguro que, a estas horas, ya estaría cómodamente en una celda… - le susurro su acompañante más cercano.

- Otro año más a aguantarlo – se quejó Harry, que iba unos pasos detrás de la pareja – Por cierto Ron, gran hechizo que lanzaste.

- No fue nada, si siquiera sabia lo que hacia – se disculpó este

- Venga, no seas molesto. Al fin y al cabo te vengaste de tantos años de insultos. La próxima vez deja algo para los demás. A mi también me gustaría lanzarle algún buen hechizo…

- Señor Weasley, señor Potter, señorita Granger, dejen de hablar y atiendan la clase – la profesora McGonagal acababa de entrar al aula y se disponía a empezar las explicaciones.

Tras sacar todo el mundo los apuntes y libros de la asignatura, la profesora empezó a explicar como funcionaban las trasmutaciones en objetos inanimados y la diferencia de estos con los seres vivos, eso les serviría para más adelante.

- Bien, para mañana quiero una lista completa de los riesgos que puede acarrear lanzar un hechizo a un objeto no adecuado. Mínimo dos pergaminos – concluyó la clase.

- No se de donde sacaremos eso, a mi no se me ocurre mas de dos o tres consecuencias, no se como quiere que rellenemos ¡dos pergaminos! Hermione, Hermione, ¿me escuchas? – el pelirrojo se inclino sobre su compañera de pupitre, que se encontraba escribiendo frenéticamente – Harry, ayúdame – imploró ayuda a su otro compañero, pero este había desaparecido súbitamente del aula al finalizar la clase – Oh, que bien, nadie me hace caso – dijo Ron esperando que la pluma terminase de deslizarse encima de los pergaminos que tenia Hermione delante, dejo los bártulos que tenia en el pupitre y espero pacientemente a que la muchacha decidiera ir a comer con él.

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- Ven, te voy a enseñar con quien he estado en las dos últimas semanas – una niña de once años pelirroja venia siendo arrastrada por otra con los colores de Gryffindor en la túnica, la primera tenia el escudo de Hufflepuff – !Harry! ¡Harry!, aquí – la vivaracha muchacha agito las manos y un chico de ojos verdes se acercó hasta donde ellas estaban, al comienzo de una de las mesas del comedor – Robin, este es Harry. Harry, ella es Robin – hizo las presentaciones formales.

- ¿Tu… tu eres el-niño-que-vivió? ¿Harry Potter? –preguntó la pelirroja al ver rápidamente la cicatriz que Harry se empeñaba en esconder inútilmente, este afirmó – Que suerte Liz, has estado con la persona mas famosa del mundo mágico – esta miraba asombrosa a su amiga, la cual no sabia nada de eso – Y tengo que decirte que la mas valiente además, haberse enfrentado varias veces a Voldemort…

- Has dicho su nombre – intervino por primera vez Harry en la conversación, le había parecido que la amiga de Liz  era bastante simpática e irradiaba confianza enseguida.

- Si, ¿Por qué no?, hay que utilizar siempre el nombre correcto de las cosas. El miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra. Es lo que siempre me dijeron mis padres y lo mismo pienso yo

- Eres tremendamente parecida a tu bisabuelo – sonrió Harry, esas palabras le habían hecho recordado su primer año en Hogwarts, tan lleno de experiencias y de descubrimientos.

- Lo se, siempre me han dicho que parezco mas mayor y madura de lo que soy. Puede que haya heredado cosas de él…

- Ey, ¿no vas a comer? – alguien le tocó en el hombro a Harry, era Ron, que venia con cara de hambre desde el aula donde había dejado a su amiga haciendo los deberes (se había puesto a escribir y no había  forma de despegarla de ahí)

- Ahora voy, Ron…

- ¿No eres tu un hermano de Ginny Weasley? – preguntó Robin

- Si, soy yo. Y tu eres… - miró a la persona que le había preguntado, y enseguida la reconoció – Ah, Robin ¿no?, la bisnieta de Dumbledore, Ginny nos lo contó. Encantado de conocerte – esta asintió y le tendió la mano para saludarle. Después de eso, el pelirrojo se sentó cómodamente con ellos en la mesa y empezó a servirse comida delante.

Al cabo de un rato, los cuatro ya casi estaban terminando, y con los postres por delante, Ron habló de nuevo

- Por cierto, tenéis que explicarnos que pasó en clase de pociones, nos han dicho que alguien consiguió puntos para Gryffindor, todo un milagro con Snape

- Fue gracias a Liz –contestó la hufflepuff, las dos casas habían tenido la clase juntas – La poción le salio perfecta a la primera, tiene como un don natural para agregar todo en el orden correspondiente, y que le salga todo muy bien a la primera

- Creo que Snape tuvo que hacer un grandísimo esfuerzo para darle los diez puntos

- No exageréis – dijo Liz roja de vergüenza – no pasó nada fuera de lo común.

- No, nada.  – ironizó su amiga – Sólo que el profesor no te quitaba los ojos de encima y que terminaste antes de tiempo y que la poción estaba perfecta… Nada aparte de eso, absolutamente nada fuera de lo común.

- Que raro en Snape, quizás las vacaciones le han sentado muy bien. Puede que incluso tenga novia ahora y por eso esta de buen humor.

- Lo comprobaremos ahora – dijo Harry tras echarle un vistazo a su horario – Tenemos clase doble ahora con él.

- No me des esas malas noticias en la comida, me va a sentar mal – rió Ron mientras se añadía en su plato un par mas de pasteles.

- A ti la comida no te sienta mal nunca, Ron Weasley – una muchacha de pelo castaño apareció por el comedor en esos momentos y había alcanzado a oír parte de la conversación. Sentándose en la mesa junto a los demás, empezó a servirse la comida.

- ¿Has terminado ya de escribir? – pregunto el pelirrojo.

- Casi, ya solo me faltan cinco cosas más de apuntar y que tengo que comprobar en la biblioteca y ya tengo los deberes de trasformaciones terminados. En total llevo cuatro pergaminos escritos, y me falta añadir eso – explico Hermione.

- ¡Cuatro!, si ha dicho que sólo quería dos para mañana.

- Lo se, pero había muchas cosas que escribir.

- No se de donde las sacas, a mi solo se me ocurren tres consecuencias

- Si atendieras más en las clases lo sabrías.  – replicó en tono enfadado la muchacha - Hoy, al menos, ha mencionado unas diez…

- Paren, paren. No empiecen a discutir de nuevo – Harry, viendo lo que se avecinaba decidió cortar por lo sano, no quería que sus amigos empezasen el año enfadados por una cosa tan absurda.

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- No se por qué hemos venido media hora antes a clase. Ya tenemos suficiente con aguantar a Snape en clase como para… - un muchacho pelirrojo se encontraba tirado encima de su pupitres y miraba hastiado a sus dos compañeros, tenia un cansancio encima (producto del atracón dado en la comida) que hacia que no se encontrase con ganas de empezar la clase.

- Yo también tengo las mismas ganas que tú de empezar la clase – le contestó otro joven desde el asiento inmediatamente cercano, este también se encontraba tumbado encima de los libros.

- Chicos, os lo he dicho. Tenemos que causar buena impresión este año – Hermione contestó desde la parte de atrás de un libro recomendado de pociones, como los otros dos, intentaba pasar el tiempo lo más rápido posible.

- No creo que la impresión que tiene de mi mejore – dijo Harry, ahora lamentándose de haberle hecho caso a su amiga y haber sido arrastrado hasta la clase nada mas terminar de comer.

- Lo malo de este año es volver a dar pociones – un muy soñoliento Ron contestó en voz baja – Tuve que aprobar pociones, dios mío, que año tan terrible tenemos delante. Todo sea por llegar a ser auror – la ultima frase casi ni la oyó el cuello de su camisa, pues había acurrucado su cabeza entre sus brazos para dormir, que fue lo que hizo al cabo de unos segundos.

- Parece que casi no ha dormido, ¿ha sido por la broma de Fred y George? – observó Hermione al ver al pelirrojo

- Casi, casi. Ha estado vigilando la entrada de Dean para poder advertirle sobre su comportamiento. De los polvos pica-pica, nos hemos dado cuenta esta mañana.

- Han empezado el año muy movidos, a nosotras también nos han hecho varias gamberradas…

- ¿Pero no esta prohibido la entrada a los dormitorios de las chicas?

- Si, pero ya sabes como son ellos – la prefecta levantó los hombros, no había nada que hacer, había estado buscando a los gemelos toda la mañana y nadie sabia donde estaban, ni donde dormían. Ni en la hora de la comida habían hecho acto de presencia, parecía que la tierra se los haya tragado…

Una tromba de alumnos entró en ese momento a la mazmorra destinada al aula de pociones, Harry, dando un empujón a Ron (que se despertó inmediatamente de su placentera siesta) fue a sentarse en su sitio habitual: al final de la clase, en el fondo del todo.

- No, ahí no – Hermione les cogio a ambos de los brazos y les arrastró hasta una de las mesas centrales que todavía estaba vacía

- Hermione, por favor, no nos hagas sentarnos tan cerca – suplicó uno de los muchachos

- Haz caso a Ron, no quiero ver de tan cerca…

- ¿Qué no quiere ver señor Potter?  - la voz autoritaria del profesor de Pociones, Severus Snape, se escuchó por todo el aula, creando un silencio tan repentino, que no se escuchaba ni el vuelo de una mosca (si alguna se hubiese atrevido a pasar por ahí en esos momentos) – ¡Responda! – exigió tajantemente, pero Harry no respondió.

El profesor le miró desafiante durante unos instantes, manteniendo una conexión entre los ojos de ambos, como si quisiera leer los pensamientos del muchacho, cosa que no pudo conseguir. Una sombra de sonrisa apareció entonces en los labios del oscuro profesor, pero tan pronto apareció, desapareció, dejando al muchacho con la duda de si lo había imaginado quizás.

- Son veinte puntos menos para Gryffindor. Ahora… siéntense – ordenó y rápidamente todos los alumnos estaban en sus correspondientes pupitres.

- Veo que, en contra de mis expectativas, tenemos aquí a alumnos que nunca apreciaran el sutil arte de las pociones, y que, por causas que no llego a comprender, sacaron una buena nota en el Timo de esta asignatura – sus ojos pasearon de Harry a Ron, y de estos a Neville Longbotoom (que, ironías del destino, aprobó pociones) – Este curso, seré muy exigente…

- ¿Más que antes? Imposible – se oyó murmurar en la parte de atrás del aula, pero el profesor ignoró ese comentario y siguió hablando

- Si alguien, repito alguien – su mirada se detuvo de nuevo en los tres gryffindors observados anteriormente – suspende en mis exámenes, hace estallar un caldero – Neville se removió nervioso en su sitio – o no entrega las pociones adecuadamente, será expulsado de la clase y de la asignatura.

- Ahora, empiecen la poción señalada en la pagina 135 del libro – se escucho un rápido pasar de paginas en el aula, nada más – y la quiero terminada para hoy – sentenció.

Para suerte de Neville, Hermione se había sentado con él (Harry estaba un asiento más a la derecha, junto con Ron), así que ninguno de los cuatro tuvo serios problemas para terminar la poción a tiempo sin demasiados incidentes considerados graves (el casi derramamiento de la poción por parte de Neville – causada por añadir un ingrediente dos segundos antes – se pudo solucionar rápidamente, sin que nadie se diera cuenta de eso a excepción de los que le rodeaban).

Aunque en el libro indicaba que la poción tenia que acabar con un tono rojizo-anaranjado, casi todas las pociones (excepto la de la prefecta de Gryffindor y algunas más que estaban perfectas) acabaron con tonos mas rojos que naranjas, pero al menos funcionaban, que era lo importantes. Y por suerte para todos, el profesor no había paseado por entre los pupitres para criticar las pociones  y el trabajo de sus alumnos  (se encontraba sentado y concentrado en un libro tomando rápidamente notas).

Al terminar la clase, todo el mundo tenía su correspondiente frasco lleno con la poción y lo depositaba en el escritorio del concentrado profesor. Este no pareció darse cuenta de nada, hasta que levantó los ojos y observó gran cantidad de frascos enfrente de él y cómo mucha gente ya estaba recogiendo todos los bártulos: la clase ya estaba acabando.

- Para mañana quiero cuarenta pulgadas de pergamino con las propiedades del ingrediente principal de esta poción, con sus usos, sus derivados, y lo que puede ocurrir si no se sigue el método correcto para su elaboración – esto ultimo parecía dedicado especialmente a un gryffindor en concreto. – Ahora ya se pueden ir – dijo segundos después de tocar la campana de finalización de clase.

*********

- Y bien, ¿que es lo que has averiguado? – Lord Voldemort se erigía amenazadoramente enfrente de uno de sus fieles seguidores.

- Tenemos todos los nombres de las personas que han entrado este año a las escuelas. Nuestros espías están alertados, cualquier cosa extraordinaria que suceda nos la comunicaran inmediatamente – Nott le comunicó todo lo que sabia y le entregó la lista – Señor, ¿Por qué es tan importante esa muchacha? – se atrevió a preguntar, nadie sabia por qué el maestro buscaba a una niña de, aproximadamente, once años.

- Ese asunto no te concierne. Retirate

El mortifago abandonó la habitación, cuidándose de no pisar a la serpiente que llenaba casi toda la estancia. La habitación quedó ocupada solamente por ese hombre de ojos tremendamente rojos e intensos que miraban el pergamino dado por el otro y paseaba entre los nombres que ahí veía, una de esas personas era la que buscaba, ¿pero cual?, seguro que el viejo loco la estaba escondiendo bien.

Una idea le relampagueo en la cabeza, Hogwarts, si, eso era, tenia que estar allí, los dedos recorrieron la lista de los nombres de muchachas que habían entrado ese año a la escuela, una de ellas tenia que ser.

********

- Dime Harry, ¿has vuelto a tener ese tipo de "sueños"? – el director le miraba sentado detrás de la gran mesa que presidía su despacho. Había quedado con el muchacho después de acabar la jornada escolar de ese, su primer día de escuela.

- No señor. Ninguno desde hace más de un mes – Harry le contestó lo mismo que siempre. Desde su cumpleaños no había tenido ningún tipo de conexión mental con el señor oscuro. – ¿Eso es bueno o malo? – se atrevió a preguntar finalmente este, en las dos semanas que llevaba practicando Oclumencia junto al directo, nunca se había atrevido a hacer esa pregunta.

Después de meditar un rato, Dumbledore se levantó, era también difícil para él responder a esa pregunta, mas aun, cuanto todavía no sabia si las conjeturas que tenia eran correctas o no, pero se lo debía al muchacho, durante años le había estado ocultando un hecho muy importante, que el año pasado fue revelado, después de cinco años en la escuela. Se lo debía, ahora que la confianza había empezado a renacer entre los dos de nuevo.

- Sucedió algo ese día, Harry. Algo que todavía no consigo comprender, que cortó la conexión que tenias con Voldemort, no de forma permanente, desgraciadamente, pero si temporalmente. No se cuanto le costara de nuevo a él adentrarse en tu mente, ni cuan fuerte es la defensa ahora, pero de momento tú estas protegido y no sabemos cómo – los ojos del director se clavaron en los verdes del adolescente que tenia delante, como si quisiera adentrarse también en su mente – Si, veo que Snape tenia razón, tienes algo que impide que alguien pueda manejar o leer tu mente – esto confirmó las sospechas que tenia desde que empezara a repasar oclumencia con Harry, algo había sucedido para que, de repente, el muchacho estuviera cerrado para todos, incluso para el mas experto (Harry había reconocido que no se había esforzado mucho esas vacaciones en practicar, así que algo extraordinario había tenido que suceder).

- ¿Y… y que pudo ser? – preguntó extrañado el muchacho – ese día no ocurrió nada fuera de lo normal, a excepción de la visión, y no se me ocurre nada mas. – recordó Harry el día de su cumpleaños.

- No lo se, pero ese día ocurrieron mas cosas aparte de eso, Harry. Si recuerdas, hubo muchos e inesperados sucesos, muchas cosas que nadie pensaba o imaginaba y que pudieron cambiar los hechos posteriores. Nadie sabe que es lo importante y lo que no, si esto puede cambiar o influir en el futuro, si esa cosa insignificante para nosotros puede determinar la diferencia… eso nadie lo sabe, y nadie, nunca, lo podrá saber, el destino no esta escrito para nadie…

- ¿Ni para mí?, yo ya tengo escrito mi final - interrumpió el muchacho

- No, Harry, puede que ahora pienses que no podrás vencer a Voldemort, que caerás asesinado por su mano – el director conocía los temores del joven que tenia delante y que observaba por encima de las gafas de media luna – Pero, incluso ahora, cualquier mínima acción puede haber cambiado el rumbo de los sucesos futuros…

*********

- ¡Fred! ¡George! ¡Paren inmediatamente! – los dos pelirrojos fueron interceptados de la manera más tonta posible, en medio de las escaleras, y por la persona que menos podían imaginar: su hermano menor.

Ron se encontraba con los brazos en jarra enfrente de ellos, era su turno de hacer ronda por la noche y, tras haber divisado cómo dos sombras se escabullían furtivamente de una de las aulas, decidió seguirlas, y para su sorpresa, eran sus dos hermanos, que no había visto en todo el día.

Los dos gemelos, rápidamente, se miraron de forma fugaz y cada uno echó a correr en dirección distinta, no les atraparía tan fácilmente, estaban preparando una gran sorpresa y nadie debería averiguar lo que iba a ocurrir.

Pensando que, al menos, cazaría a uno de ellos, su hermano tomó el papel de prefecto y corrió tras Fred (que era el que estaba mas cerca), pero oh, a dos metros de él, el pelirrojo desapareció como si se lo hubiese tragado la nada.

Siguió corriendo, pensando que quizás se había metido en una de las clases vacías a esas horas, pero todas las aulas estaban cerradas con llave. Durante el corto espacio de un segundo se preguntó que era lo que podía haber pasado, pero de repente sintió como algo le golpeaba fuertemente en la cabeza y caía redondo al suelo… desmayado.