Feliz nuevo año a tod@s.

Desde aquí les deseo un buen comienzo de año. Espero que este año que empieza, 2004, nos traiga paz y felicidad a todos (ya saben lo típico), pero sobretodo, que los 366 días que lo forman, nos hagan ver que lo primero es ayudar a las personas que nos rodean, intentando hacer un mundo mejor en el que vivir.

"La Tierra no es la herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos", intentemos formar un mundo mejor, y eso se consigue empezando por nosotros mismos.

Después de la felicitación, aquí les dejó con el capitulo, espero que lo disfruten, y discúlpenme (de nuevo, pero las circunstancias de querer colgarlo antes de las campanadas, me obligan a ponerlo ya), que los reviews ya los contestaré en el próximo capitulo. El tiempo del que dispongo estos días es escaso, ya saben, las cenas familiares, las fiestas, el jaleo que se forma…

Bueno, un beso muy grande a todos, y disfruten del capitulo (y del comienzo del año)

Ah, y si quieren, dejen reviews (me haría muy feliz si lo hicieran, me animan a escribir mas rápido, jeje, es verdad XD)

Capitulo 21_ ¿A que tienes miedo?

A la mañana siguiente, segundo día de escuela de ese nuevo curso escolar, la rutina ya estaba imponiéndose, todo el mundo se empezaba a acostumbrar de nuevo a las largas y tediosas clases, a los deberes exagerados por parte de algunos profesores, a los encuentros en los pasillos, a las peleas por conseguir buen sitio en las asignaturas (buen sitio se refería muchas veces a los últimos lugares, lejos de los profesores), y a las noticias inquietantes que traían las lechuzas (demasiado pocas según la mayoría, y demasiado malas para muchos).

Y para una persona en particular, este segundo día no era lo que se dice, muy agradable.

- En cuanto los vea, te aseguro que… - Ron se tocó de nuevo la parte de atrás de la cabeza, aunque había pasado parte de la noche en observación en la enfermería, todavía seguía doliéndole de forma intermitente la cabeza. La noche anterior, en su primera ronda como prefecto (que, de forma excepcional, había hecho solo) pasó algo que le hizo volver a la blanca cama de la enfermería un día después de haber salido de ella.

- Eso si les ves – le contestó Harry desde el otro extremo de la habitación. Ambos estaban preparándose para continuar el día – Parece que se los haya tragado la tierra…

- Si, "desaparecidos" – bufó el pelirrojo, como recordando la noche anterior – todavía no me explico cómo se esfumaron delante de mis narices. – hizo un ademán con los brazos – fue, así, sin mas…

- Quizás lo averigüemos algún día – Neville intervino desde su cama, a la vez que se desperezaba – tiene que haber alguna explicación lógica para eso y… agh, ¿Qué es eso? – señaló al techo, lo que parecía una gran araña había aparecido ahí, encima y muy cerca de la cabeza de Ron.

- No te muevas, no te muevas – recomendó otro de los ocupantes de la habitación

- ¿Y que crees que estoy haciendo? – el pelirrojo se había quedado totalmente inmóvil tras haber levantado la vista hacia arriba y encontrarse con semejante bicho. El color le había abandonado del todo al reconocer el animal que ahora se encontraba encima suyo – Es… es… Que alguien la aleje ¡¡¡y rápido!!! – suplicó mientras veía como la araña bajaba lenta y amenazadoramente hasta él.

El resto de los ocupantes de la habitación, tras recuperarse de la impresión, se dispusieron a lanzar hechizos, pero era un gran trabajo de precisión, ya que ahora la araña se encontraba muy cerca de su compañero y podían darle a él, no al objetivo.

Un par de rayos alcanzaron a la araña, pero ninguno dio el resultado que se esperaba, en vez de ahuyentarla o de paralizarla, el animal bajaba más rápidamente hacia su objetivo, con sus mandíbulas y sus pinzas amenazando fieramente al muchacho que temblaba bajo ella. Cada vez se veía más grande, más horrenda y más negra. Las pinzas estaban cada vez mas cerca del cuello del pelirrojo, el cuerpo se erigía imponentemente. Ron casi podía sentir la respiración de la peluda y salvaje araña, más horrenda que todas las que había visto en su vida, más negra, más peluda, y a la vez, más amenazante y más sedienta de sed de sangre que todas. Ahora podía ver hasta los rasgos mas diminutos de la cara del animal, sentía la baba que le caía por encima, la presencia de las pinzas rodeándole…

 Parecía crecer al acercarse mas al tembloroso muchacho, y nadie podía detenerla…

- ¡Finite incantatem! – se escuchó provenir de la puerta, al instante, la araña desapareció de la vista de todo el mundo.

- ¿Pero que…? – la cara de asombro de los muchachos de sexto era todo un poema.

- Una ilusión – contestó tranquilamente Hermione desde la puerta, aunque parecía un poco agitada – han aparecido en todas las habitaciones, pero esta era la más conseguida…

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- Tenemos que hablar seriamente con mis hermanos – Ron se agarraba fuertemente el pecho, la impresión todavía no se le había ido, había estado a punto de sufrir un infarto si esa "cosa" se hubiera acercado un milímetro más.

- Si, eso creo. Se están pasando con las "bromitas" – Hermione y Harry asintieron, y la muchacha siguió hablado – lo de los polvos pica-pica estuvo bien, pero lo de hoy no tanto. He tenido que llevar a un par de personas a la enfermería por ataques de histeria y ha habido muchos desmayos en los cursos inferiores

- Hablando de ellos, ahí están – señaló Harry enfrente de ellos, Fred y George estaban entrando a una clase.

¡Plas!

Los gemelos, al oír el ruido de la puerta cerrarse fuertemente, se dieron la vuelta y se encontraron cara a cara con dos, muy enfadados, prefectos, y con otro muchacho que les acompañaba.

- Os habéis pasado – Ron empezó a hablar furiosamente

- Ehmm… lo sentimos, no queríamos hacerlo – empezó a disculparse uno de ellos

- Si, Fred tiene razón, el golpe fue sin querer – le apoyó el otro – no quisimos que volvieras a la enfermería tan pronto…

- Lo sabemos, nos pasamos un poco, merecemos que nos castigues – los dos mostraban una cara de competo arrepentimiento.

- ¿Pero de que hablan?

- Del golpe que te dimos anoche, es eso ¿no?

- No, es lo de esta mañana, se han pasado cuatro pueblos con la broma

- ¿Qué broma? – preguntaron incrédulos ambos – esta mañana no hemos hecho ninguna…

- No mientan, tenemos a medio Gryffindor asustados, la próxima vez por lo menos avisar a los pequeños

- Hermione, tranquila, tranquila – la prefecta parecía que se disponía a saltar sobre alguno de los dos del enfado que tenia encima – Por una vez decimos la verdad, nosotros no hemos sido

- Entonces, ¿Quién ha podido ser capaz de hacer eso?

*****

- Chicos, chicos, las demás casas han sufrido también misteriosos ataques mágicos – Ginny venia corriendo hacia el trío que acababa de entrara al comedor para desayunar.

- ¿Qué tipo de cosas? – preguntó Harry.

- Pues… ilusiones en casi todos los casos, a algunos les han aparecido algunos boggarts en las salas comunes… Parece ser que están intentando asustarnos a todo el mundo

- Como si no hubiera suficiente trabajo con Voldemort – suspiró Hermione, esa mañana estaba bastante cansada, no por algo, se había tenido que ocupar de atender a los más pequeños. - Y bien, ¿se sabe algo del profesor de defensa?

- No, nada – sentenció la muchacha pelirroja y se sentó con los demás a desayunar – y eso que tengo clase ahora de defensa contra las artes oscuras. Me parece que tendremos dos horas libres…

*****

- ¡Finite incantatem! – por enésima vez en ese día, y en esa semana de curso, Hermione exclamó el hechizo para hacer desaparecer una ilusión. Esta vez era una especie de esqueleto que amenazaba a los mas pequeños de Gryffindor, estos se encontraban agazapados en un rincón del pasillo y sin moverse, pálidos y temblorosos. - ¿Están bien chicos? – se preocupó por ellos.

- S…s… si. Ahora si – le contestó uno de ellos al sentir como la sangre volvía a circular por su sistema circulatorio.

- Bien – la mano de la muchacha se posó en la frente de uno de ellos, el que parecía que todavía no se recuperaba – Vosotros dos vayan a su clase correspondiente, yo me llevó a su amigo a la enfermería para que se recupere – parecía que el ultimo muchacho se iba a caer al suelo de un momento a otro – Venga, vayan ya – ordenó Hermione al ver que los otros todavía estaban en su sitio.

Al oír la orden de forma tan tajante, los dos muchachos de primer año corrieron hacia la clase que les correspondía, trasformaciones, a la cual tenían que haber entrado unos cinco minutos antes, pero la repentina aparición de esa unión de huesos, junto con la risa tan macabra que habían escuchado, les había impedido avanzar mas, se habían quedado petrificados en el sitio.

Hermione vio como los dos se metían en clase, y dirigiéndose al muchacho, le posó una mano en un hombro, para darle apoyo, y se dirigieron juntos a la enfermería.

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- No, no, no. Esos no son métodos para enseñar – la señora Pomfrey estaba atendiendo los desmayos y estados de shock de los afectados por los misteriosos sucesos ocurridos en esos siete primeros días de curso. Mientras, iba murmurando algo que parecía que sólo ella entendía.

- Le traigo otro – en el umbral de la puerta apareció una de los prefectas de Hogwarts trayendo un asustado alumno de primero.

- ¿Qué ha sido esta vez? – la enfermera se acercó tras dejar tumbado a un alumno de segundo grado de Ravenclaw en una de las camas (casi todas ellas estaban siendo ocupadas en esos instantes)

- Otra ilusión, un esqueleto – Hermione contestó.

Al oír esto, la adulta agitó la cabeza, cogio al muchacho y le hizo beber de un frasco que llevaba en la mano, era una especie de reanimante, lo único que parecía hacer efecto en los shoqueados alumnos.

- Toma, y esto te lo tomas dentro de un rato – le tendió una porción de chocolate al alumno recién llegado, al que ya había acomodado en una de las camas vacías. Seguidamente se dirigió a la prefecta – Un poco más y se había desmayado, llegó justo a tiempo señorita Granger.

Esta, tras comprobar que el gryffindor se encontrase en buenas manos, abandonó la enfermería de nuevo, llevaba, sólo en esa mañana tres visitas a ese lugar.

- Estos no son métodos para enseñar – la voz de la enfermera se oía débilmente mientras se alejaba de ese lugar.

¿Qué significaban aquello y que relación tendría con lo que ocurría?, pensó la prefecta al oír las ultimas palabras provenientes de aquel lugar.

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- ¿Se sabe algo de Percy? – Harry levantó la vista del pergamino que escribía, "Los peligros de las pociones que cambian el aspecto", se titulaba este. Se encontraban en la biblioteca esa tarde, y se aburría de buscar las consecuencias de la poción multijugos (cosa que él ya había experimentado en su propia carne y sabía bien que podía pasar si se equivocaban en la elaboración de esa poción).

- Nada – le contestó el pelirrojo, apartando uno de los libros de la mesa – se supone que dentro de poco es el juicio, y nadie sabe nada – susurró

- Pero es inocente

- Lo sabemos, pero tienen que demostrarlo en un juicio

- ¿Y cuando lo harán?

- Cuando tengamos un ministro nuevo, él es el que tiene que decidir la fecha de la audiencia.

- ¿Y las elecciones no son pronto? – el otro levantó los hombros en señal de que no lo sabia, cosas de ese tipo no se sabían hasta unas dos semanas antes, pero de momento, nada se sabia, ni siquiera los que se presentaban al cargo.

- Ya están estudiando – una voz nueva se escuchó en esa mesa apartada de la biblioteca – Se pierden muchas cosas, ¿saben?

- Fred, George – exclamó uno de los únicos ocupantes de la mesa al reconocer al que había interrumpido la conversación - ¿Qué hacen aquí?

- Nos han dado la tarde libre

- ¿Nos han?, ¿Quiénes os dan clases?, eso todavía no nos lo han contado

- Ah, pues Dumbledore, Binns, McGonagall, Snape… casi todos los que teníamos antes. Tenemos que repasar todos los temarios que dimos el año pasado y adelantar para los exámenes – respondió uno de los dos poniendo cara de tristeza.

- Eso les pasa por abandonar la escuela antes de tiempo – Hermione contestó mientras depositaba en la mesa varios pergaminos, llegaba en esos momentos a la biblioteca (justo después de espantar otra de las ilusiones a unos alumnos de segundo)

- Pero lo hicimos de forma espectacular, ¿no creen? – recordó uno de los gemelos pelirrojos, su salida de la escuela había sido realmente inolvidable, todavía seguía habiendo rastros del curso anterior en uno de los pisos del castillo (Flitwick había dejado el rastro de uno de los pantanos en uno de los pasillos, como homenaje a los dos bromistas)

- Cambiando de tema, ¿vosotros dos saben algo del profesor de la clase de defensa contra las artes oscuras?

- Nada, pero se rumorea en la sala de profesores – los dos se habían dedicado un día a instalar orejas extensibles aquí y allá del castillo una tarde – que los ataques a las casas tienen relación con la clase, pero no se si creérmelo, parece un poco rebuscado. – terminó de hablar Fred.

- Shhh… si quieren hablar, váyanse fuera – la responsable de la biblioteca les advirtió, así que dieron por concluida la charla y todos se sumergieron de nuevo en sus interminables deberes.

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La semana pasó rápidamente en el colegio Hogwarts de Magia, a excepción de las inesperadas e inexplicables apariciones, de ataques leves contra alumnos o de algún que otro boggart suelto por las salas. Cualquiera diría que la asignatura de Defensa contra las Artes Oscuras era, en esos momentos, muy necesaria, cualquiera menos un grupo de alumnos que se encontraban reunidos esa tarde de sábado en una sala ubicada en el séptimo piso, frente al tapiz donde se desarrollaba una pelea entre Barrabás el Loco y unos trolls: era el Cuarto del Requisito, lugar de difícil acceso si no se sabia cómo llegar y lugar de reunión de varios alumnos: los componentes de la Asociación de Defensa, conocida popularmente entre ellos como AD.

Esa reunión era la primera del curso desde que sucediera aquello el año anterior (como olvidar a Umbrigde y su "extraordinaria" forma de enseñar en clases), y se habían reunido a petición de casi todos los miembros y a causa de los extraños ataques sucedidos esa semana en el colegio.

- Bien – empezó Harry tras dar un vistazo alrededor, era, a su pesar, el profesor y líder del grupo – Ahora que estamos todos, podemos debatir lo que vamos a hacer en este curso.

- Yo propongo continuar con los hechizos de ataque – un entusiasmado Neville contestó.

- O con los de defensa – sugirió Ernie Macmillan

- O podemos estudiar como parar los ataques de las ilusiones – Hermione despegó sus ojos del libro que estaba ojeando ("Hechizos de Auto-Defensa") – según esto, las ilusiones no se vencen con el hechizo que todos hemos utilizado, necesitamos otro diferente, ese sólo las aturde un día o dos, después vuelven – era verdad, casi todas las personas que se encontraban allí habían utilizado el mismo hechizo (el que la propia Hermione había descubierto que funcionaba contra esas apariciones) para defenderse mas o menos de lo que se encontraban a la vuelta de los pasillos o en sus dormitorios)

- ¿Y que dice? – Harry agarró el libro y leyó lo que le señalaba la otra muchacha, eran definiciones en su mayoría.

Ilusión: Las ilusiones activas suelen estar basadas en hábitos, actitudes, sugestiones y motivaciones inconscientes. En las ilusiones activas, un fenómeno externo es deformado en la mente, por ejemplo exagerándolo…

Alucinación: percepción falsa en alguna de las cinco modalidades sensoriales sin estímulos externos que la provoquen, en la que se perciben objetos y/o seres inexistentes. Las alucinaciones son posibles en el estado intermedio entre vigilia y sueño, o en el transcurso de un delirio psicótico, delirium tremens, por una fatiga extrema, o bajo los efectos de la hipnosis. La alucinación es diferente de la ilusión, percepción falsa a partir de un estímulo existente…

Espejismo: imagen de aspecto real de un objeto totalmente inexistente o situado en un lugar distinto del aparente. La visión imaginaria es una ilusión psicológica experimentada en ocasiones por personas que sufren de sed extrema o de una tensión mental o física muy intensa...

- ¿Y?

- Basándonos en esas definiciones, lo que estamos viendo estos días son una mezcla entre ilusiones, alucinaciones y espejismos – explicaba Hermione al resto de los componentes de la sala – En este caso – le cogio el libro a Harry y, tras pasar unas cuantas hojas, siguió comentando – se trata de "ilusiones" producidas para y por el miedo, y sólo se vencen si dejamos de tener miedo a eso…

- ¿Eso quiere decir que si nos enfrentamos a nuestro miedo mas profundo, si dejamos de temblar ante el recuerdo de aquello que nos atemoriza, si logramos dejar de tener miedo, podremos vencer a esas ilusiones para siempre? – interrumpió Luna Lovegood

- Exactamente, eso es a lo que me refería

- Pues vaya, estamos listos – mencionó Ron pensando quizás que nunca podría enfrentarse de nuevo a la visión de la araña de comienzos de semana.

- ¿Qué, pequeño Ronnie, tanto miedo tienes de una arañita? – Fred le susurró a su hermano de forma tan baja que sólo este pudo oírle.

- ¿Y tu, de que tienes miedo? – le contestó este de la misma forma.

Fred no respondió, pero se quedó meditando la respuesta.

El resto de la reunión fue utilizada para organizar el nuevo curso escolar, todos en la habitación acordaron que se reunirían al menos uno o dos días a la semana (si, alguna vez se decidiera a aparecer el profesor de la asignatura de defensa, ya verían lo que iban a hacer), y ensayarían nuevos hechizos para defenderse y poder hacer frente a la situación actual del mundo mágico (ahora que ya se sabia como oficial el inicio de la guerra)

- Entonces, queda acordado, el próximo miércoles por la noche aquí – finalizó la reunión Harry, de este modo nadie faltaba a ninguna clase y ese día no había nada que impidiera algo para celebrarse (extraordinariamente, todos los miembros de las casas que acudían a la reunión tenían esa noche libre, y eso era bastante extraño, mas aun porque, excepto Shytherin, todas las casas tenían representantes allí)

- De acuerdo - Anthony Goldstein, de Ravenclaw habló en nombre de sus compañeros de casa.

- Nosotros igual – uno de Hufflepuff habló y todos se levantaron de los sitios que habían estado ocupando hasta entonces.

- Bien, entonces hasta el miérco… - empezó a hablar Harry, pero la expresión que vio en sus compañeros le hizo callarse inmediatamente, todos, o casi todos, le miraban a él con una mezcla de terror y pánico - ¿Qué pasa? – pero la única contestación que obtuvo fue un lento, pero continuo, alejamiento de todos hacia la pared que él tenia enfrente. De repente, sintió un escalofrío y como el frío comenzaba a invadir la estancia.

- Harry… Harry… - escuchaba decir a Ron mientras este también se alejaba hacia la pared y señalaba detrás suyo, ahora ya, todos estaban enfrente de él, espalda contra la pared, él era el único que no había visto lo que tenia detrás y que era lo que estaba atemorizando a sus amigos, pero no alcanzó a oír lo demás, aunque veía como los labios de su amigo se movían, no alcanzaba a escuchar nada más.

Un frío intenso estaba empezando a sentirse en la habitación, sensación de agobio, de no poder sacar el aire de los pulmones, sentía que se ahogaba… cayó al suelo, apoyando las manos contra este, se sentía fatigado, exhausto, sin fuerzas… Un vistazo al frente le reveló que sus compañeros estaban en la misma situación que él, muchos caían al suelo rendidos, desmayados, otros se apoyaban en la pared y se dejaban resbalar agotados, otros temblaban… todos victimas de…

- El miedo – se dijo a si mismo, en un momento de lucidez, así que, sacando fuerzas desde su interior, se levantó y se dio la vuelta.

Allí, frente a él, se encontraba un terrible dementor, no uno cualquiera, no como el que le aparecía con los boggarts, era uno que excedía los dos metros, grande y terrible, lleno de oscuridad, se sentía su presencia, la luz se la tragaba, dejando a su paso negrura…  Como había entrado, eso no importaba, ahora se encontraba en la sala, y propagaba, a cada paso que daba, el mismo poder que su equivalente verdadero, el quitar la felicidad a las personas.

Harry sintió que el frío le invadía y empezó a oír los tan temidos gritos de sus padres al morir

-A Harry no. A Harry no. A Harry no, por favor.

-Apártate, estúpida... apártate...

-A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar...

-A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...

La mente se le nublaba, se sentía caer en la nada, entre él y el dementor no había nada mas, se encontraba solo frente a uno de sus miedos, revivir la muerte de sus padres.

De pronto, sintió en una de sus muñecas algo cálido, tibio, bajo los ojos hacia ella, y le costó enfocar que era lo que producía esa sensación, pues estaba rodeado de negrura, solo, en medio de toda esa oscuridad, y con el dementor enfrente de él. Al fin lo encontró, era en la muñeca izquierda, debajo de aquella muñequera que llevaba (y que le servia para ocultar la cicatriz que se no se dignaba a irse) estaba apareciendo sangre, brotaba ese liquido poco a poco, manchando la blanca banda que la cubría, apareciendo una delgada línea, esto le hizo recordar algo, unas frases que parecían muy lejanas, casi perdidas en su mente, frases que empezó a decir de forma inconsciente, alzándolas entre él y el dementor.

-"Lucha por los que te rodean y lucha por los que te dejaron, lucha por todos ellos en contra de todo lo malo que te rodea."

-A Harry no. A Harry no. A Harry no, por favor.

- "Que se alejen los malos pensamientos, que una luz nueva ilumine mi camino"

-Apártate, estúpida... apártate...

-"Dispuesto a hacer frente a todos los retos que se me presenten"

-A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar...

-"Siempre mirando hacia delante, siempre dispuesto a luchar por todo y por todos"

-A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...

-"Las personas que murieron por mi lo hicieron para que pudiese disfrutar de la vida"

La lucha que se desarrollaba en su mente era muy igual, los gritos de su madre, unidos a los llantos de un bebé, portazos, risas macabras se entrecruzaban con los extractos de una carta, recibida aquel día en que intentó hacer "eso", pero ya lo había superado, y tenía razón la carta, tenía razón el misterioso remitente.

Esforzándose, con las fuerzas renovadas, levantó la cabeza, los ojos con un brillo de decisión brillaron frente al oscuro dementor, la fuerza de sus ojos verdes pareció brillar en medio de esa negrura.

Miró directamente a lo que parecía el rostro descubierto del dementor, la membrana gris que tenia este en las cuencas, el agujero informe que formaba su boca, el aliento fétido de muerte que propagaba… miró y vio a un ser que se alimentaba de felicidad, porque esa era su naturaleza, pero a él, a Harry ya no afectaría mas, ya no tendría nunca más miedo de eso, seria fuerte y se enfrentaría a lo que fuera a suceder.

Dejó que el dementor se acercara a él, que los escasos metros se convirtieran en cero, dejó que la boca se le acercara a la cabeza, que el dementor se acercará a su alma, pero él no se dejaría arrebatar los recuerdos felices, no dejaría que le arrebatasen su alma, siempre en la mente una frase "Se fuerte y lucha" por eso no cerraba los ojos y miraba el cuerpo del dementor que se encontraba frente a él con decisión…

Al momento en que el dementor le tocó la cabeza, la negrura en la que se había visto sumido desapareció, dejándole en la misma habitación en la que se encontraba anteriormente, junto a sus compañeros de la asociación de defensa, se encontraba él solo, de pie, en medio del aula, ya no existía dementor, había derrotado a uno de sus miedos, había logrado vencerlo.

Tan pronto como la ilusión se desvaneció en medio de unas chispas verdes, aquellos que habían sufrido los efectos de lo que representaba, se vieron reanimados de golpe, despertándose, y levantándose de sus sitios, sintiéndose mejor inmediatamente y llenos de los recuerdos felices que pensaban perdidos.

No hizo falta que nadie fuera a la enfermería, ya que, en una de las múltiples estanterías, encontraron onzas de chocolate para todos, que comieron gustosamente hasta que no quedo ninguna.

- ¿Se encuentran todos bien? – los demás miembros asintieron afirmativamente.

- ¿Qué ha pasado? – preguntó alguien.

- Se ha ido, Colin, la ilusión se ha ido – George Weasley le apoyó una de sus manos en los hombros del muchacho – Harry ha logrado vencerla – dijo mirando al muchacho de pelo negro que se encontraba hablando con otro grupo aparte, cercionándose que estuvieran bien.

- ¿Cómo? – volvió a preguntar ya que había sido uno de los primeros en caer desmayado, tal había sido el poder del dementor en él (considerando que la ilusión era mas grande que los dementores normales y su poder era casi el triple, era normal esa reacción)

- Se ha enfrentado a uno de sus miedos y lo ha vencido – contestó el gemelo mirando al joven.

El resto de los asistentes a la reunión abandonó la sala (tras comprobar que el camino estaba despejado) y se dispusieron a ir, respectivamente, a sus salas comunes para dormir lo que quedaba de noche.

- ¿Qué escuchaste? – le pregunto Ron a su amigo, ahora que estaban ya mas calmados, quería saber que era lo que había pasado (para los que no se habían desmayado, y eran pocos, Harry y el dementor se habían pasado un buen rato fijos en el sitio hasta que este ultimo desapareció)

- ¡Ron! – le interrumpió Hermione al ver la falta de tacto de este - Fue lo de siempre, ¿verdad Harry? – el otro asintió, mientras traspasaban la puerta que separaba el lugar de reunión del pasillo.

- Lo… lo siento – Ron se disculpó – seguro que fue terrible. Se me olvidó

- Ya lo he superado, me he dado cuenta que no le tengo que tener miedo a eso, mis padres se sacrificaron por mí, ahora yo tengo que seguir adelante. No tener miedo de seguir adelante – dijo el muchacho y dio otro mordisco a su tableta de chocolate (mas por hambre que por los efectos del dementor en él) mientras, a las espaldas de los tres últimos muchachos en abandonar la habitación, se cerraba la puerta.

- Sabias palabras – murmuró una persona desde el interior del aula ahora vacía, había estado escondido hasta entonces, bajo un manto negro, la capucha echada hacia delante, sin mostrar rasgo alguno de quien era, oculto, dispuesto a intervenir si se hubiera dado el caso, pero no hubo necesidad de ello. Una sonrisa le apareció en la cara al recordar todo lo acontecido en esa habitación, lo que él había estado observando desde la oscuridad que le proporcionaba su refugio – El director tenia razón, eres mas de lo que puede parecer a simple vista. Tienes un gran poder oculto, Harry Potter – dicho esto, salio de la habitación el misterioso espía.

*******

- Lo intentaré de nuevo – Albus Dumbledore se situó enfrente de su joven alumno con la varita en la mano - ¡Legilimens! - dijo y el rayo impactó en el cuerpo del muchacho que tenia enfrente.

Este, tras sentir el encantamiento, cerró los ojos para organizar sus pensamientos y no dejar que nadie pudiese entrar en sus mente: su primera navidad en Hogwarts, su vuelo con la escoba en la primera clase de Vuelo, el basilisco, los dementores de su tercer año, el laberinto, Cedric, los Timos, su padrino, su intento de hacer "eso" en las vacaciones, un camión, una piedra verde…

- Ya, Harry – oyó este, así que abrió los ojos y se encontró cara a cara con el rostro agradable del anciano.

- ¿Algo, señor? – preguntó el adolescente

- Nada – contestó este con un brillo en los ojos – Tu mente esta fuertemente cerrada.

- Creo que Voldemort estará ahora bastante enfurecido por este hecho – dijo Harry con un cierto tono de ironía, ya no tenia acceso a su mente, y la cicatriz había dejado de molestarle desde mediados de verano.

- Si, y eso es una gran ventaja para todos – el director le guiñó un ojo – Además, según tengo entendido, tu poder esta aumentando

- ¿A que se refiere?

- Me han dicho que te has enfrentado a uno de los mayores miedos… y lo has vencido – el director se sentó en su sillón cómodamente, observando la reacción de su joven pupilo.

- ¿Qué… quien…?

- Es alguien muy cercano a ti y a mi – al ver el rostro de extrañeza del muchacho aclaró – no, no es ninguno de tus amigos. Es alguien que te conoce muy bien y, aunque te parecerá extraño, tiene una relación contigo.

- ¿Familiar? – preguntó Harry, un tanto extrañado, hasta hace poco, la única relación conocida era la de sus tíos, y bueno, su padrino, pero él ya no estaba.

- No del modo en que piensas.

- Pero….

- En su momento, todo será revelado– interrumpió y sentenció el director, dando por zanjado el asunto. – Ahora, creo que tendrás que ir a descansar, es tarde, y mañana tienes clase. – era domingo por la noche cuando el director le había hecho llamar.

- Ah, Harry, - el muchacho se detuvo al comienzo de la escaleras, ya había traspasado la puerta – Si no surgen "problemas", no serán necesarias mas clases de Oclumencia. No tendrás que venir más veces a mi despacho, por ahora…

Esto alivió al joven, ya el año pasado le habían tomado como un desastre total en Pociones, ya que era de los únicos en dar repasos con el temido profesor, y, eso unido a otras detenciones, le habían dejado muy poco tiempo para descansar. Lo que él no se esperaba, es que este año fuese diferente al anterior, pero por lo visto, si que iba a ser, y no sabia cuanto.

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- Albus, por poco revelas mi identidad. Tienes que tener mas cuidado con lo que dices – una sombra furtiva apareció en el despacho del director nada mas oír que se cerraba la gárgola que daba acceso al lugar, signo inequívoco de que el joven ya había abandonado las escaleras.

- Ah, estabas ahí, lo suponía – Dumbledore se giró hacia la figura encapuchada que salía de entre la negrura de un rincón – sabes, no me acostumbro a que aparezcas así, de repente.

- Es una de mis cualidades – una sonrisa se vislumbró a través de la capa que le cubría el rostro.

- Siéntate.  – el amable anciano le indico el sillón donde anteriormente había estado sentado el alumno - Veo que tus poderes aumentaron en ese sitio.

- Si, y no sabes cuanto – ironizo el hombre.

- ¿Cómo te tengo que llamar? – Albus cogio unos cuantos papeles – Y sabes, como no quieres que sepan tu verdadera identidad…

- Necesito que sea oculta, hasta que llegue la hora de revelar todos los misterios. – el encapuchado se levantó y, asomándose a la ventana, empezó a hablar al oscuro, pero centelleante cielo - Cuando las estrellas marquen el camino, cuando la hora señalada este cercana, ese, entonces, será el momento de sacar a la luz mi identidad. Cuando la luz y la oscuridad se vean en un mismo día, cuando el poder se resienta, entonces podré darme a conocer. Cuando todo lo esperado suceda, cuando lo inesperado acontezca, entonces, mi nombre será desvelado…

- Hablas con acertijos, amigo mío – el director se hallaba en esos momentos al lado suyo.

- Lo siento – se disculpó el otro – es uno de los efectos de ya sabes qué, de nuevo me puse a hablar sin pensar. Me voy a parecer a los centauros, que no se les entienden casi nada.

- Casi nada, pero una vez que has vivido junto a ellos, puede darte eso una solución.

- Ahora eres tu quien habla en acertijos, Albus.

Ambos adultos rieron, era parte de su ser.

Después de un rato de confidencias a la luz de la luna, se volvieron a sentar en la mesa, tenían que discutir el plan de estudios para ese curso y lo que iban a hacer para proteger la escuela de todo aquello que la amenazaba.

- Esto creo que te va a servir para tus clases – Dumbledore abrió un grueso libro de tapas gastadas y hojas amarillentas, signo inequívoco de ser bastante viejo y haber sido utilizado en muchos casos.

- Puede – dijo el encapuchado dando un vistazo a la pagina que le indicaba el director – pero primero quiero ver como responden a los miedos.

- ¿Vas a seguir esta semana también? La señora Pomfrey me ha dicho que la enfermería esta repleta de estudiantes,..

- No te preocupes – interrumpió – pronto comenzaré. – Recogió los horarios de la mesa del director y se levantó – Además, con la guerra encima, un poco de ayuda no viene mal, tienen que aprender a vencer sus miedos para antes desarrollar sus poderes.

- ¿Lo dices por Harry?

- Lo digo por todos, pero especialmente por él, le necesitamos – levantó una mano para indicarle al director que le dejase hablar – conozco la profecía, Albus, y sus consecuencias para todos. Ahora, me tengo que ir, nos volveremos a ver pronto – dicho esto, desapareció de la sala, dejando tras de si una ligera brisa y un olor a bosque que hizo que el director recordase un suceso de finales de verano, cuando encontró a esa persona y la convenció para ser profesor de la asignatura de defensa contra las artes oscuras, pero eso si, bajo las condiciones impuestas por el otro hombre.

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Después de salir del despacho del director, Harry sacó el mapa del merodeador, y viendo que en el pasillo no había nadie, se dispuso a ir a su sala común. Era pasada la medianoche, y a esa hora, todos los alumnos deberían estar en la cama, durmiendo, todos excepto los prefectos (vio unas motas donde ponía Ernie MacMillan y Hannah Abbott, ambos prefectos de Hufflepuff, que hacían la ronda por separado), o los profesores (McGonagall estaba atravesando el pasillo del cuarto piso, y Snape, como no, las mazmorras), pero él no estaba en ninguno de los dos casos, y sin justificación alguna se encontraba fuera de su sala común (tras la reunión de los miembros de DA y la charla con Dumbledore era muy tarde, mas de lo necesariamente justificable para una excusa normal)

Se puso la capa de invisibilidad por encima, la gata de Filch estaba a varios pasillos de donde él se hallaba, pero para evitar riesgos, lo mejor era permanecer oculto la mayor parte posible de tiempo (aunque él tenia la ligera sospecha de que la gata le podía oler y sentir, pero al no estar visible, posiblemente, lo dejaría en paz después de un rato).

Así pues, el muchacho de sexto año empezó a caminar por los pasillos, rumbo a su sala común, Gryffindor, para poder descansar lo que le restaba de noche.

*****

- Perfecto. Están dormidos. – Una figura encapuchada apareció de repente, era la misma que minutos antes había abandonado el despacho del director de aquellos muchachos que dormían apaciblemente en sus camas de cortinas rojas.

Aproximándose a una de ellas, le apartó el pelo que le cubría la cara, para poder observarle mejor, nadie se hubiera imaginado nunca lo que el destino había previsto para ese joven que dormía tan tranquilamente, nadie había podido nunca imaginar lo que tendría que sufrir durante esos largos dieciséis años, nadie había dicho que, bajo esa apariencia, había un joven que maduró demasiado deprisa, nadie había nunca imaginado que sus padres le fueran arrebatados tan pronto… el hombre sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos, él estaba allí para intentar mejorar las cosas, pero… a veces su conciencia regresaba al pasado, y deseaba haber estado allí para impedir muchas de las cosas que sucedieron entonces.

- No, no podías – se recordó a si mismo, si estaba allí, era porque tenia que hacer algo, algo antes de…

El encapuchado miró alrededor, deteniendo sus ojos en las cuatro otras camas, una de ellas vacía, signo de que el ocupante no estaba, pero pronto llegaría, sin duda. Sin perder ni un minuto de tiempo, apuntó con su varita hacia las camas de dos de sus ocupantes, una de ellas la del muchacho al que había estado observando, y otra, una que se encontraba cercana a la cama vacía.

- Dulces sueños – se despidió de los durmientes, mientras veía como una sombra salía de debajo de ambas camas, si, era justo lo que necesitaban… una sombra de pesadilla.

Sin ganas para desaparecer otra vez, ya que requería de todas sus energías para eludir en parte la protección del castillo (aunque no mucha, ya que del sitio del que venia, ya había perfeccionado la técnica), abandonó la habitación de los chicos de sexto curso, y bajó a la sala común, donde se sentó en uno de los cómodos sillones, frente a la chimenea, donde brillaba una débil llama, recordando sucesos acaecidos en aquella habitación, de los cuales ya solo quedaban como testigos pocas personas vivas.

El ruido de unos pasos sacó al hombre de sus pensamientos, no se veía nada en la habitación, pero el cuadro se había abierto. Sonrió mirando al fuego, ahora ya reanimado tras un hechizo certero, él si sabía lo que había sucedido, pero para evitar males mayores, decidió abandonar la habitación.

- ¿Quién…? – Harry entró por el cuadro que limitaba la entrada a su sala común, según el mapa, no había nadie, pero un vistazo al interior, indicaba lo contrario, el fuego estaba más encendido de cómo lo había dejado.

Se acercó despacio hacia los sillones, pero no había nadie allí sentado, aunque… se había quedado un aroma, un olor que se le hacia familiar, pero no sabia de qué. Algo le hizo darse la vuelta, un reflejo extraño que le había parecido ver, pero… no era posible, el fuego no era de ese color. Aliviado, comprobó cómo el rojo fuego llameaba en la chimenea, le había parecido ver que las llamas se reflejaban en el sillón eran de color verde, pero, quizás, fuesen imaginaciones suyas debido al cansancio y al sueño que tenia.

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Fin del capitulo

Espero que les haya gustado, y ya saben, miran debajo de la cama, jejeje.

Hasta el próximo capitulo (si mis cálculos son los correctos, para reyes estaré de nuevo dando la lata por aquí)

Muchos abrazos y besos para todo el mundo.

PD: Si han llegado hasta aquí, pueden gastar unos segundos mas de su tiempo y pueden dejar un reviews. Anímense, no muerdo, ni grito, ni me enfurezco. Es mas, resuelvo las dudas que tengan (eso siempre y cuando me lo permita mi conciencia) y me agrada ver la opinión de los sabios lectores y sus sugerencias para mejorar (si, si, se admiten criticas, tanto positivas como negativas, todas ayudan)

Un saludo muy grande para todos (tanto para los que lo leen y no dejan reviews, como para los que me dejan su opinión, para estos últimos, un beso muy grande)