Ya volvi, ya estoy aquí con el nuevo capitulo.
Los examnes, pues… acaban de empezar, para desgracia mia :-(, pero espero que eso no me impida ir avanzando poco a poco con los capitulo que tengo ya pensados (y son muchos, muchos ya).
Son dos semanas sin actualizar, aunque espero que el capitulo no os desilisione, ya que hay algunas partes muy importantes para la historia y… algo que nadie se dio cuenta en el capitulo anterior, ya vereis qué.
Veamos, mis agradecimientos a todas aquellas personas que dejan sus maravillosas opiniuones, y aunque solo sea una palabra, eso me sirve de mucho (como que acabo de pasar una muy mala epoca, que ya es agua pasada), espero que este capitulo les guste un monton.
Blackspirit = Si, creo que lo tuyo es un poco obsesion con ese personaje, jeje. No te preocupes, que saldra pronto (Lily esbozando una sonrisa maligna) Tambien a ti muchos besos.
Syringen = Gracias por los animos, acabo de empezar con los examnes, asi que espero que me sirva la suerte :-P Respecto a lo del titulo, pues… sin comentarios, jeje, ya lo averiguaras en algun momento. La profecia, pues otra cosa que habra que hacer algo con ella, espero que algun dia se decida a hablar… Lo del profesor no andas muy desencaminada, tienes algo de intuición, aunque no distes en el clavo :-) ¿Que mas?, ah, tengo tu historia guardada en el ordenador, y creo que en algun rato que me dejen los estudios (o cuando me aburra mucho, que sera lo mas probable) la lea, no te preocupes. Espero que te guste este capitulo. Besos.
pekenyita = No te preocupes, no pasa nada, yo tampoco me acuerdo muchas veces de dejar reviews… Ejem, ejem, lo de los personajes, pues es algo que intento solucionar… pero al final caigo una y otra vez en ese estilo… (estoy intentando redimirme, espero que dentro de poco se me vaya pasando, jeje). Otra que esta con lo de Sirius, pero no puedo contestar, razones logicas tengo… En este capitulo averiguaras mas sobre él. La recordadora, nadie estaba poniendo un recuerdo, solo que…… ah… ya se vera mas adelante. Abrazos.
lix = Ya dejaras tu opinión cuando tengas tiempo, solo espero que el trabajo no te mate y puedas leer todo lo que quieras. Un beso y un saludo muy grande.
Nolee = Muchas gracias por lo de R/Hr, y no sera la ultima, les espera una relacion un tanto "tirante", ellos son asi. Besos y disfruta con este capitulo.
vortice_panqueque = Lo del olor, aquí averiguaras algo (o eso espero) Lo de los profesores de DCAO, es una teoria que tuve y me apetecia ponerla y no creo que quedase mal… Los secretos, sabemos el de Ron (lo de la sala y Sirius) y el de Hermione, mas adelante sabremos (auqne en el tiempo ocurrio mas atrás, ups, creo que me adelante en los aconteciemientos) Tambien a ti te ha extrañado el titulo, no te preocupes, es de los que se sabra mas adelante el significado. Espero que el silmarion te guste, es un poco lioso (a inicio de año me lo lei por 5 vez). Besos y espero que te guste el capitulo.
Ahora si, ya puede leer el capitulo completo (y disculpen por las faltas de ortografia que puedan encontrar en las contestaciones de los reviews, pero es tarde y queria subir cuanto antes el capitulo, ademas de que me quitan del ordenador).
Muchos besos y abrazos y disfrutes (y ya saben, dejen sus opiniones al final, gracias por adelantado).
Capitulo 24_ Caminos cruzados (I)
Ese fin de semana, en el despacho del director de Hogwarts, se llevaba a cabo una reunión con varios miembros de la orden del fénix, tenían noticias y muy importantes que comunicar, todas referidas a la situación por la que estaba atravesando el mundo mágico actualmente.
El resto del colegio (los que podían ir) se encontraba de visita en el pueblo mágico de Hogsmeade, custodiados por los profesores que no asistían a la reunión, y se dividían en grupos pequeños, controlados por prefectos y premios anuales, lo mínimo que tenían que estar eran seis personas, con un profesor o prefecto o premio anual al cargo de ellos, la seguridad estaba muy estudiada y no se esperaban incidentes en esa primera salida.
Muchos de los integrantes de la reunión, celebrada en el despacho del director, todavía estaban apenados por el fatal desenlace de la ultima operación y donde había caído uno de los miembros mas apreciados, ya no se encontraba en el mundo de los vivos Remus Lupin, caído seguramente en una emboscada, y su joven compañero estaba gravemente herido en el hospital de San Mungo, las heridas y el sufrimiento padecido lo mantenían en una sección especial de heridas mágicas, creada para los casos mas graves, que actualmente se encontraba repleta de casos como el suyo, todos convalecientes de las heridas causadas por hechizos muy graves o incluso crucios producidos por las torturas a manos de mortifagos.
A pesar de lo sucedido tenían que sobreponerse, pues no por ello iban a dejar de luchar en la defensa de lo que creían correcto, irían y lucharían contra los mortifagos y contra aquel que los mandaba.
Muchos eran los que se habían unido en esa ultima época al bando de la orden del fénix, y ya tenían muchos contactos con el resto de países y gobiernos que apoyaban al director de Hogwarts a pesar de no haberle creído un tiempo atrás a causa de la obstinación de una persona, Cornelius Fugde, de no admitir a tiempo la vuelta del Innombrable, pero de ese asunto ya no se hablaba, ahora se concentraban todo los esfuerzos en la defensa.
Pocas personas se reunían en esa hora, solo los indispensables, los que tendrían un papel importante en la lucha o en los objetivos marcados, solo unos cuantos eran los elegidos para desempeñar esa misión…
- Según mi hijo Charlie – Arthur Weasley desplegó un mapa de una zona montañosa – el clan principal de los vampiros se esconden cerca de estas montañas, los Alpes de Transilvania.
- Debemos convencerles cuanto antes… - exclamó Hagrid, quien ya conocía de primera mano los problemas que habían tenido el año anterior con los gigantes.
- No será tan fácil – Snape intervino por vez primera en la conversación levantándose, hasta entonces, había estado sentado en una de las sillas del despacho oyendo todo lo que se decía – Él ya ha estado en contacto con algunos clanes, según tengo entendido. No, no será tan fácil atraerlos a nuestro bando, su naturaleza no es esa, ellos tienen más puntos en común con los mortifagos que con la orden…
En esos instantes, el ruido de la puerta interrumpió la reunión, inmediatamente, el señor Weasley guardó el mapa, sin dejar signo alguno de lo que antes se había hablado allí.
- Adelante – dijo el dueño de la habitación, invitando a quien fuera a entrar.
- Profesor… - empezó a hablar una de las dos personas que entraron, pero al ver quienes se encontraban allí, los ojos de ambos se iluminaron.
- Fred, George, ¿que hacen aquí?
- Ehm… papá, solo queríamos… ehm…nada. Ya nos íbamos, ¿verdad, Fred? – este recibió un codazo de parte de su gemelo.
- Si… ya nos íbamos. – abandonaron a toda prisa el despacho, no sin antes dejar caer en las escaleras su ultimo invento, una pequeña modificación de las orejas extensibles que permitían escuchar conversaciones desde una distancia muy larga y que lograba eludir la mayoría de hechizos de ocultamientos, incluyendo su tamaño reducido, que la hacia prácticamente invisible.
- Te lo dije, sabia que papá había venido – a una distancia conveniente los dos se pararon y se escondieron en una habitación. – Realmente funciona el reloj – mostró al otro un reloj de pulsera, parecido al que tenían en casa y que indicaba la posición de cada miembro de la familia, una aguja grande se ubicaba en esos momentos en la posición denominada "Hogwarts", junto con otras, como era el caso de sus dos hermanos pequeños.
- Grandioso invento. – observó este.
Después de comprobar que nadie mas se encontraba a la vista, y que estaban solos, aplicó un hechizo a un objeto que llevaba en la mano y varias voces surgieron de este, eran de aquellos que se encontraban en el despacho.
- …Diré a Charlie que intente buscarlos… - la voz de su padre se escuchó en el aula vacía
- …Me pondré inmediatamente en contacto con los clanes de los gigantes, a ver si de una vez convencemos a los que faltan… - ahora era la voz de Hagrid la que oían.
- …Intentare descubrir mas sobre ese asunto…
Seguidamente, se escuchó abrir la puerta del despacho y ruido de pasos abandonando la habitación, la reunión ya había terminado, así que deshicieron la conexión.
- Creo que todavía siguen con los vampiros – dictaminó George metiéndose la "oreja" al bolsillo, tras desactivarla, lo malo de esa versión era que sólo era válida para un uso, tenían que perfeccionarla y en eso se encontraban en esos momentos.
- Para la próxima, tendremos que colarlos dentro del despacho…
****
- Albus, a partir de ahora tendrás que tener mas cuidado, puede haber muchos "oídos" escuchando – dijo irónicamente una persona vestida de negro mientras terminaba de subir por las escaleras, en dirección al despacho, traía en la mano algo redondo, imaginando un poco, podría parece una oreja.
- Ya lo sabia – cogio al otro el objeto en cuestión y lo depositó junto a un montón, dentro de una caja – Estos chicos cada vez me sorprenden mas. – dijo mirando todos los artilugios que allí se encontraban – de lo que son capaces para conseguir un poco de información.
- ¿Les seguirás dejando?
- Algo tiene que averiguar, pero solo lo imprescindible. Quizás lo del tiempo y las alianzas entre los vampiros y los gigantes apacigüen un poco su ansia de conocer. De esta forma, los muchachos sabrán que no nos estamos de brazos cruzados y no enfocaran sus pensamientos en otras cosas realmente más importantes.
- ¿Cómo?
- Ya sabes a que me refiero.
- Si, así es mejor. – dio por finalizado el tema el hombre, y seguidamente se dirigió a una de las múltiples estanterías que poblaban al despacho, y buscó un tomo que necesitaba para una consulta.
Cuando encontró lo que buscaba, se sentó en uno de los sillones, enfrente del director, que también estaba enfrascado en la lectura de un viejo tomo, amarillo y bastante usado, ambos se dedicaban a lo mismo, a investigar.
En ese rato, quitando la aparición de una lechuza, que Dumbledore contestó enseguida, nada sucedió, ni nada realmente importante encontraron, parecía que la solución de su problema no estaba ni en los mas remotos conocimientos del mundo mágico, no encontraron el porqué se reacciono de esa manera, pudiera ser que solo un cúmulo de circunstancias, que en ese caso se habían dado, diese lugar a esa reacción… no tenían otra explicación.
- ¿Lograremos algún día acabar con esto? – pensó el director mientras cerraba el gran tomo que había estado consultando, haciendo que una nube de polvo saliese del libro al ser cerrado tan de repente, su aspecto cansado era mas evidente que nunca.
- Depende de él – dijo el otro hombre, el profesor Vlaxs, como si hubiera leído el pensamiento al director. – De momento solo nos tenemos que conformar con investigar, el conocimiento es nuestra mejor arma… Albus – era lo que siempre le contesta, pues desde que había llegado, aparte de impartir sus clases, se dedicaba a otros asuntos de importancia junto al director.
- Todavía seguimos sin conocer todo lo relativo a ese asunto – el director se sintió de pronto cansado, sabia lo que le venia encima - Tendremos que averiguarlo y pronto, Halloween se acerca, y, según Snape, Voldemort esta preparando un gran ataque a algún sitio.
- Habrá que tener el ojo en alerta. Intentare averiguar mas sobre eso… - paró de hablar de repente, como si escuchará un sonido lejano. Levantándose del asiento con mucha prisa, solo alcanzó a decir al otro, con voz nerviosa, antes de desaparecer del despacho – Tengo un asunto muy importante que hacer…
*****
Remus Lupin no sabia donde se encontraba, a su alrededor era todo negrura, y pesadez, un silencio que atenazaba el corazón y una sensación extraña de estar siendo observado. Había despertado allí, después del ataque, todavía recordaba la cara de su compañero al ser alcanzado por un rayo aturdidor, pero no sabia lo que había pasado con él, pues, aunque intentó desparecer del lugar, algo había impedido que esto tuviera lugar, encontrándose frente a varios mortifagos enfrente, dispuestos a matarle, y el día estaba llegando a su fin… la noche se acercaba.
Tenia que haberlo previsto antes, los síntomas se lo estaban diciendo, la luna llena era esa noche, la noche misma del ataque… ya no recordó más de aquel suceso.
Miró sus manos, y su ropa, desgarrada toda ella, le faltaba la capa, y parte de su túnica, desgarrada en varios trozos, y tenia heridas en todo el cuerpo, y el cansancio que tenia lo decía todo, la transformación había tenido lugar, y posiblemente, había logrado escapar gracias a ella.
Por una vez, su mal le había ayudado, pero a costa de qué, no lo sabia, ignoraba si había matado a alguien, no se acordaba de nada, absolutamente de nada. Gateó un poco por el lugar, sintiendo como las rocas se le clavaban en las manos, al fin conocía un poco mas ese lugar, una cueva parecía ser, y por el estruendoso ruido que alcanzo a distinguir, una buena parte del lugar se había derrumbado, estaba atrapado allí, sin luz, y sin aire casi.
Avanzó un poco, hasta encontrar una ranura por la que mirar el exterior: era de noche, y las estrellas iluminaban el firmamento, excavó un poco mas, ampliando el campo visual, cosa que consiguió tras lastimarse bastante el dorso de la mano, quería saber que tipo de luna había, para poder calcular cuanto tiempo había pasado en aquel estado y en ese lugar extraño.
Ninguna luna se veía, por lo tanto, aproximadamente unas dos semanas habían pasado desde el ataque, y desaparecido, en dios sabe donde.
No tenia que haber ido, lo sabia, y mas en comienzos de luna llena, se descontrolaba totalmente, no tenia control alguno de él cuando se producía la transformación y no se había tomado la poción, por los preparativos y del ataque imprevisto, otro fallo mas a la larga cadena de errores que le habían llevado a esa situación…
Intentó con las manos ampliar el agujero, para poder salir de esa cueva, pero las fuerzas le fallaban a cada instante, todavía seguía débil y agotado, y no podía pedir ayuda, ni sabía donde estaba.
Se dejó resbalar sobre la fría pared, estaba condenado a permanecer allí hasta que recuperase las fuerzas o le encontrasen, no podía hacer más, nada más.
Impotencia, rabia, ira, sentimientos que había pensado dejar atrás hace tiempo volvieron a su mente. Frustración, como nunca antes había tenido, por una vez comprendió lo que debió sentir Sirius encerrado en su casa el año anterior, no poder hacer nada mientras el resto del mundo estaba en movimiento. Este ultimo pensamiento le devolvió la ultima imagen que había tenido de él, antes de caer tras el velo, antes de desaparecer para siempre de su vida, ya solo quedaba él del antiguo grupo de amigos, ya sólo él, único testigo de una generación marcada por la tragedia y la traición…
Se despertó agitadamente del sueño en el que se había sumido, a causa del agotamiento que todavía perduraba, mucho rato había permanecido inconsciente, algo había sentido u oído que hizo que sus sentidos se pusiesen en alerta. Una respiración en el lugar, en la cueva cerrada en la que se encontraba, algo que emanaba aire caliente y que se aproximaba hacia donde él estaba. El suelo retumbaba a cada movimiento que hacia el dueño de la cueva, algo muy grande era para que produjese aquel estruendo.
Tanteó su ropa y el suelo, buscaba su varita para ver a lo que se enfrentaba, las manos pasaron una y otra vez por la dura roca, tras comprobar que en su ropa no se encontraba lo que andaba buscando, sin resultado alguno, no la encontraba, buscaba, pasaba sus manos por todo el lugar, incluso por donde él sabia que no había estado, pero no la encontraba, no estaba allí, no la tenia…
Al final no hizo falta que la encontrase, pues una llamarada de fuego, que por muy poco no le alcanzó, hizo que distinguiese al legitimo propietario de la cueva: un dragón, un galés verde, observaba al que había perturbado la paz de ese lugar, de su propiedad, que era nada mas y nada menos que un mago… sin posibilidad de defenderse.
Retrocedió hasta la pared, separándose de la criatura que avanzaba peligrosamente hacia él, que se erguía majestuosamente demostrándole el inmenso poder que emanaba, lanzándole fuego y avanzando poco a poco hacia el hombre que, atemorizado, intentaba huir.
Sin escapatoria, sin salida, sin lugar donde esconder o refugiarse, solo frente al gran dragón que le buscaba incansablemente por la cerrada y oscura guarida. Avanzó a tientas, recorriendo toda la pared que le permitía alejarse todo lo posible de aquel animal enfurecido y con ganas de dar un suculento bocado, eso era lo que había observado en los ojos llameantes del dragón: hambre.
Corrió, corrió todo lo que le permitían sus piernas, corrió hasta que sus fueras empezaron a flaquear, hasta que sus pies no podían dar un paso mas, alejándose de las llamaradas que, juguetonas, rozaban la poca ropa que le quedaba, chamuscándole parte del cuerpo, y haciendo que su pelo emitiese un olor un tanto peculiar a causa de un fatal descuido suyo, tras un buen rato corriendo y escapándose.
Escapó del dragón todo lo que su cuerpo le permitió, en un macabro juego del ratón y del gato, sabiendo que estaba en dominios del animal, sabiendo que, en ese lugar, los olores podían delatarlo, pero eso no podía evitarlo, no tenia ninguna escapatoria, sin posibilidad de huir………
Una piedra se cruzó en su camino, haciendo que tropezara y cayera de bruces al pedregoso suelo, lastimándose aun mas las manos, abriendo antiguas heridas, y haciendo que la sangre empezase a brotar, deslizándose por su cara, podía saborear el amargo sabor de esta, corriendo incesante sobre y en su boca. Escupió, intentó sacarse ese sabor, pero no pudo, todo lo que lograba expulsar, volvía a entrar, tan fuerte y grande era la herida de la cabeza, y aunque sus manos intentaban detener la hemorragia, estas solo lograban hacer que mas sangre se añadiera al torrente incesante, pues sus manos también estaban fuertemente dañadas…
Herido y a merced de un despiadado ser que se aproximaba lentamente, sabedor de su victoria, que se regocijaba al ver a su víctima en el suelo, sin poder defenderse… sintiéndose desfallecer a causa de toda la sangre que estaba perdiendo, ese era su fin…cerró los ojos, dispuesto a resignarse ante el fatal destino que le aguardaba.
- ¿Por que renuncias ahora?, te queda mucho por vivir – una voz creyó escuchar, en medio de su desesperación – Nunca te abandones a los brazos de la muerte, puede que, en el momento menos pensado, un rayo de esperanza te ilumine el camino a continuar.
- ¿Quién… quien eres?
- Alguien que conoces, alguien que vela por ti, alguien a quien una vez creíste… Remus – una figura empezaba a adivinarse en medio de toda esa negrura, un hombre vestido todo de negro, que ahora tendía la mano al hombre exhausto en el suelo.
Los ojos del hombre lobo se clavaron en la figura que se aparecía enfrente suyo, como intentando adivinar la procedencia de aquella voz conocida, pero, en esos instantes, no lograba ubicarla en ningún rostro familiar. Un segundo después, su vista se posó sobre los rasgos del hombre, esa cara, ese rostro, le eran muy conocidos, anteriormente los había visto, en alguna ocasión, ya hace mucho tiempo… pero no lograba ponerle un nombre concreto.
- ¿Quién eres? – volvió a preguntar, olvidándose de la amenaza que suponía para ambos el recinto donde se encontraban, con un dragón a unos metros (algo que, si se hubiera dado cuenta, no lo mantendría en esa relativa calma)
- Me llaman Estel – dijo el hombre, y no por ello decía absolutamente toda la verdad, ni era mentira lo que decía, ese era uno de sus nombres, uno dado ya hace mucho tiempo, uno que significaba parte de lo que era, "Esperanza" significaba, y eso era lo que daba muchas veces, con su ayuda, o su presencia.
Tranquilamente, el hombre alzó la varita e hizo que las tinieblas se retirasen del lugar, que las heridas del licántropo se curasen y que una nueva fuerza creciese en él, pero ese esfuerzo agotó todas sus fuerzas, y en vez de hacer lo que en su mente había pensado, al no llegarle las fuerzas para ese tremendo esfuerzo, optó por arriesgarse, por hacer algo que posiblemente no daría resultado, pero tendría que intentarlo, esperando llegar a buen termino con lo que quería hacer, así que… se arriesgó, encomendándose a la buena suerte que parece acompañar siempre en los momentos malos y de necesidad.
Un resplandor rojo cruzó el aire, haciendo cerrar momentáneamente a Remus los ojos, un escalofrío sintió en su cuerpo, a la vez que sentía que su cuerpo reaccionaba a un impulso, y, en el instante siguiente en que los abrió, se encontró de pronto en medio de una blanca estancia… solo, sin nadie que le acompañase.
*****
Al cabo de un rato, Fawkes empezó a entonar una suave y apenas audible melodía en el despacho del director, sentía que algo había acontecido en el mundo, capaz de cambiar, de nuevo, el rumbo del destino.
En el instante en que la canción dio por finalizada, un hombre vestido de negro apareció frente a los ojos del director, el mismo que unos minutos antes había estado allí. Ahora, en cambio, el aspecto era distinto, mas cansado, pero con una sonrisa en la boca, cansado y agotado, pero con la satisfacción de haber cumplido su misión. Se tambaleo durante un breve instante, momento que aprovechó Albus para colocarse a su lado y sostenerlo mientras caía en los dulces brazos del desmayo.
- Ya está………… ya esta a salvo – dijo con voz cansada antes de cerrar los ojos, y caer sin fuerza, con un agotamiento extremo, ante la mirada perpleja del director.
Dumbledore depositó al hombre encima de uno de los sillones del despacho, preguntándose mentalmente a donde había ido este y como era que volvía en ese estado, aunque, conociendo como conocía a la otra persona, no lo sabría hasta que hubiese llegado el momento.
Observó el rostro cansado del durmiente, era una de las pocas personas (y se podían contar con los dedos de las manos) que le habían sorprendido día tras día, nunca antes había visto tanto poder en alguien como en esa persona, nunca había presenciado lo que el durmiente hacia continuamente: aparecer y desaparecer en Hogwarts, cuando quería y sin ninguna explicación, nunca antes había ocurrido en la historia, ni siquiera él, el director, había logrado evadir sus propias medidas de protección anti-desaparición. Realmente, pensó mientras tapaba al otro con una manta, era uno de los más grandes magos que existía actualmente.
Aproximándose a la ventana, empezó a recordar el suceso que le llevó a encontrárselo.
~*~*~*~*~*~* Flash- Back *~*~*~*~*~*~*~*~*~
- Firenze, ¿que dicen las estrellas?
- El cielo, en estas horas sombrías, dice muchas cosas, y en verdad, en estos momentos, el destino parece cambiar a cada segundo que pasa.
- ¿No hay nada claro entonces?
- Solo que Marte brilla más que nunca – en el cielo, la estrella roja se veía centellear más que las demás.
- La guerra la tenemos encima
- Las estrellas palidecen a su paso…
- Muchas vidas caerán antes de que termine
- No se ve el fin…
- Todo tiene que acabar algún día
- Las constelaciones cambian…
- El mundo esta cambiando…
Largo rato permanecieron los dos observando el cielo desde la torre de Astronomía de Hogwarts, viendo, escudriñando la bóveda celeste, buscando los secretos que esta escondía, intentando descubrir lo que el futuro parecía ocultarles a ellos, un destino, que aunque escrito, se podía cambiar con acontecimiento imprevistos, como aquel que estaba a punto de ocurrir.
De repente, una estrella fugaz atravesó el oscuro firmamento, nunca antes se había visto tanta grandeza, tanta majestuosidad, tanta luminosidad entre medio de aquella oscuridad celestial al caer un objeto del cielo.
Nadie mas vio aquel magnifico espectáculo, sólo aquellos a quienes iba destinado, solo aquellos que estaban predestinados a observarlos, solo esas dos personas que observaban desde un viejo castillo, sólo ellos dos pudieron contemplar y disfrutarlo.
Y, después de que la estrella iluminase la oscuridad con sus destellos dorados, rojos, verdes, azules, violetas… y se perdiese tras las montañas, un sabiduría, la mas antigua y olvidada de los centauros, se despertó en Firenze, que empezó a hablar, sabedor de una buena noticia.
- En los momentos de necesidad, es cuando sucede lo más inesperado. Es la señal, ÉL ha regresado
No hizo falta más, el director comprendió que era a lo que se refería su compañero, las antiguas historias parecían entrecruzarse en esos instantes: el mundo estaba en grave peligro y toda ayuda era necesaria.
Abandonó rápidamente el observatorio, y se dispuso a atravesar el, ahora silencioso, castillo, era verano y solo ellos dos habían retornado unos días allí, mas por una casualidad o por jugarretas del destino.
Corrió rápido, tanto como le permitían las piernas, quería encontrarlo lo antes posible, sabia que él estaba cerca. Entró al bosque, y tras sentir un aroma nuevo en él, lo encontró… y como dos viejos amigos, que hace tiempo no se habían visto, se abrazaron con una sonrisa en la cara.
~*~*~*~*~* Fin Flash- Back *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Albus Dumbledore dejó de mirar por la ventana, su mirada había estado posada durante un largo tiempo en aquel bosque que veía desde ahí, grande y tenebroso, verde y oscuro, a veces amigable y a veces escondiendo muchos misterios y criaturas, pero ante todo, muy peligroso. No se le permitía a ningún alumno entrar en él, por algo era llamado el "bosque prohibido", pues arañas, y demás criaturas de su misma naturaleza vagaban por los terrenos, acechando al mas valiente y atacando sin preguntar antes. Solo unos cuantos, aquellos que sabían manejarse en ese paraje podían penetrar, eso si, con mucho cuidado y con muchas protecciones, pues no se sabia que se podrían encontrar allí, si un centauro amigo o una araña furiosa, si una sombra o un unicornio, no se sabia que cosas te podías encontrar allí.
Camino hacia la mesa y, sacando su pensadero, se dispuso a guardar lo sucedido en la reunión de ese día, esperaba que hubiera éxito en la misión, los vampiros, gente no muy agradable por cierto, pero si unos grandes combatientes, serian unos buenos aliados.
La hebra plateada que surgía desde su varita hasta la vasija de piedra se añadió finalmente al resto de pensamientos que, arremolinados, giraban una y otra vez en el recipiente. Cuando este proceso terminó, la cara de un antiguo alumno suyo apareció unos instantes, convirtiéndose poco a poco en aquel que dormía, descansando y recuperando fuerzas y energía perdida, ajeno a lo que el otro ocupante hacia en la habitación y ajeno a la sonrisa cómplice que aparecía en la cara del director.
- Como pasa el tiempo cuando menos te lo esperas – murmuró el director contemplando algunas de las imágenes que surgían a su gusto en el pensadero, en algunas se mostraba a una mujer con un bebé en brazos, y seguidamente, esa misma imagen cambiaba para mostrar a una muchacha pelirroja, en su primer día de escuela, estaba con el sombrero seleccionador encima, realmente se veía nerviosa, y le miraba a él desde la butaca, ¿en donde había quedado su bisabuelo cuando fue sorteado?
