¡¡Hola a tod@s!!

No se podrán quejar, dos actualizaciones en una semana (como se nota que tengo ahora tiempo libre, de momento no tengo ni exámenes ni trabajos de la uni para entregar y me puedo dedicar a los fics completamente)

Ah, y gracias por los magníficos reviews y… tengo que anunciar que ya he pasado de los 100 (saltando por la habitación al ver la cantidad) Felicidades a, creo que fue él, alexander carballo que tuvo el honor de ser la contestación numero 100.

Por cierto, muchas gracias por el apoyo recibido en las desgraciadas jornadas que sucedieron en España, nada de eso debería ocurrir nunca, ni en ningún lugar del mundo. Desde aquí muestro mi más sincera repulsa a la violencia "Basta de muertes. No terrorismo, no guerra"

Sin mas preámbulos, contesto a vuestras preguntas y empieza el capitulo.

vale = Thanks. Espero que te siga gustando.

Nolee = Tu review realmente me ha gustado mucho. Si, es verdad lo que cuentas, deberíamos aprender a vivir sin violencia, pero siempre hay animales a los que les gusta destacar y segar vidas inocentes (¿tendrán sentimientos humanos? Lo dudo, nadie en su sano juicio se imaginaria hecho tan macabros… Nueva York, Bagdad, Casablanca, Tokio, España… una lista de largas tragedias que ojala nunca debería de haber existido…) Ahora, en el transcurso de los días que han seguido, nos hemos dado cuenta de que las personas sacaron lo mejor de si en esa jornada negra, no se si lo pusieron en las televisiones internacionales, pero había filas y filas de gente dispuestas a donar sangre, voluntarios que atendían a los afectados… millones de personas nos manifestamos a favor de la no violencia en las capitales… nos volvimos un solo grito, un solo sentimiento. El miedo se ira perdiendo, y la gente volverá a la rutina, pero nunca olvidaremos aquel 11 de marzo que cambio la percepción de las cosas… Gracias por tu apoyo desde el otro lado del charco ("aunque separados por tierra y mar, las personas tienen un mutuo deseo, acabar con la violencia…" eso es lo que todos esperamos)

pablo5280 = También muchas gracias por esta muestra de solidaridad hacia los españoles. En estos momentos todos nos sentimos igual de mal ante lo sucedido, nadie debería de hacer ese tipo de actos, nadie tiene derecho a matar a personas… quizás no sirve de mucho escribirlo aquí, pero como dice un dicho "un grano de arena no hace montañas, pero sirve para empezar" o algo así era, pero la esencia es esa. Ojala esto nos haga reflexionar y rechazar cualquier acto terrorista aquí y en cualquier lugar. Igual que le digo a la compañera de arriba, el mar no separa a las personas, juntas rechazamos la violencia, juntas queremos la paz. Gracias por tu review y espero verte de nuevo por aquí.

Alejandra Vigo = Por fortuna aquí todos bien (aunque a uno de mis primos le toco ir a la zona del accidente a "limpiar" un poco – imaginate como volvió, todo impactado y eso que fue cuando ya había pasado lo peor-) Gracias por tu opinión, se agradece ver el apoyo que se recibe de cualquier parte del mundo, no hay palabras que puedan explicar las sensaciones que te embargan al ver el apoyo recibido. Igual que a los dos compañeros de arriba, recibe mi más sincero abrazo y esperemos que podamos vivir en unas sociedades donde la paz sea la regla fundamental.      Ahora, pasando a tus preguntas: 1_ el autor de la carta fue Snape, se intuye, creo, en un capitulo, donde Dumbledore hace referencia (mas bien piensa) sobre las palabras que ha oído decir a Harry. Además, el profesor de DCAO todavía no había aparecido. No te preocupes, lo de la carta ya se aclarara en algún capitulo siguiente………… 2_ ¿Capítulos? Sinceramente, no tengo ni idea. Ni siquiera sabia si iba a pasar de 20 y mira que ya casi estamos en el 30, jeje. Eso tiene una explicación, ya que muchas veces yo me pongo a escribir y surgen escenas, surgen tramas secundarias que ni se me habían ocurrido en un principio y se va alargando y alargando… y, lo reconozco, también soy muy lenta en el trascurrir del tiempo :-P (todavía estamos en Halloween, pero que lenta que soy madre mía) Espero ir mas rápido cuando pueda…….. 3_ Sirius, pues depende de él, no de mi… Esto es consecuencia de lo anterior también, a veces la historia se escribe sola, así que no se donde acaban las cosas, pero esperemos que no tarde, jeje. Ya veremos……….. 4_ Pregunta que no puedo contestar, lo siento, pero esconde algo muy importante, ya lo descubriremos cuando sea el momento……….. 5_ ¿Pareja de Harry? Uhmm una de las cosas que no he pensado, pero no creo que a Ginny le haga mucha gracias, ella es muy independiente y no le gusta que le adjudiquen novios (pobrecilla, eso de tener a los hermanos de cotillas no debe de ser muy agradable). Este asunto también lo dejo al aire, pero en mi cabeza hay varias opciones (y no te voy a decir ninguna, jeje) Los personajes dirán………… 6_ Actualizo cuando puedo. Ahora estoy libre de trabajos, así que iré mas rápida (dos actualizaciones en una semana esta bien ¿no?) también me pongo a escribir cuando tengo inspiración (miento, mi musa no me deja en paz, así que todo el día estoy imaginando cosas)…… Tampoco se me ocurren mas cosas, solo que te siga gustando la historia.

alexander carballo = Review 100 (o eso creo). Opino lo mismo que tú el inicio = raro. Pero no te preocupes, después se va aclarando todo. Y no te preocupes, puedes preguntar todo lo que quieras, respondo siempre y cuando no tenga relación alguna con la trama de la historia (es decir, como a veces me preguntan, ¿Quién es el profesor de DCAO? O cosas similares, yo no respondo nada :-P ) Espero verte por aquí.

Lix = Gracias por tu review. Ya pensaba que los estudios te habían absorbido completamente. Muchos besitos también a ti. Conozco lo que es tener hermanos que no te dejar utilizar el ordenador (ahora mismo estoy respondiendo en mi habitación, y en cuanto dejen libre el otro – el que tiene Internet – pondré el capitulo) por suerte existe una cosa que se llama disquete y es lo que me salva a mi :-P. Espero verte pronto de nuevo por aquí y con extensas opiniones. Ciao

gabriela = Gracias, espero verte tambien muchas veces por aquí. Besos.

Ahora ya, después de todo esto, pasen al siguiente capitulo (no apto para cardiacos, se que me mataran por algunas de las cosas que ocurren, pero si han llegado hasta aquí, significa que saben que yo soy capaz de cualquier cosa, jeje)

Como siempre, espero que disfruten del capitulo y que dejen review con sus opiniones.

A leer.

Capitulo 28_ La visita II

Polvo. Sangre. Gritos.

Maldiciones y hechizos pronunciados en un intento de penetrar al lugar.

Y el suelo retumbando a cada segundo.

Desde el Gran Comedor se podían percibir los intentos de los profesores por impedir el avance de las fuerzas del mal, tenían las puertas cerradas (gracias a un hechizo de magia avanzada) pero aun con todo, podían oír los gritos, las maldiciones y todos los ruidos de la batalla que se desarrollaba a solo unos cuantos metros de ellos. Horripilante sonido de fondo.

- Hoy limpiaran todo esto – apoyado en la pared, con los brazos cruzados a la altura del pecho, sintiéndose superior a todos los que allí había, se encontraba un rubio Slytherin, Draco Malfoy mas concretamente, alrededor suyo estaba el resto de su casa, también con los mismos aires que este.

- Ni lo sueñes – alguien le había oído y le respondió desde las filas de los defensores.

- ¿Qué te crees Weasley? – el tono de poder se mostraba patente en el muchacho– La guerra ha comenzado, los sangre limpia gobernaran… Acabaremos con toda la escoria que ahí por aquí… empezando por los muggles y por los traidores… como tu familia y ellos – una mirada de desprecio fue dirigida hacia ella y hacia todos los que la acompañaban en el grupo de defensa.

- Maldito hurón – Ginny Weasley intentaba contener toda la rabia que se apoderaba de ella

- Ves – las puertas estaban ahora siendo golpeadas, levantando polvo dentro del comedor – pronto  entraran aquí, y mataran a los sangre sucia – señaló a un grupo de niños de primer y segundo año que temblaban en una mesa cercana – después caerán todos aquellos que lo merecen. No tendrán piedad – el ruido que les llegaba de la batalla era mas fuerte que nunca en esos instantes.

- Nos defenderemos

- Ah, ya veo, ¿crees que tú y tu patético grupo conseguirán derrotar a las hordas del señor Oscuro?

- Por lo menos lo intentaremos, no nos rendiremos sin luchar

- Ja, lucharan en balde – todos los de su casa empezaron a reír como locos, mientras él desafiaba a la pelirroja en un duelo de miradas

- Maldito, apuesto a que estas de parte de Voldemort, que eres un cobarde mortifago – cortó la conexión, las puertas estaban temblando ahora, era la hora de demostrar que se defenderían hasta la muerte.

*****

- Apártate de él – la niña sollozaba, acababa de abrir los ojos, ya no le dolía tanto la cabeza, las imágenes de su mente habían remitido y… ahora que había abierto los ojos se encontraba con un espectáculo horrible, tanto que deseo casi el dolor de antes a la visión que tenia delante suyo.

- Niña estúpida – la banshee apretó mas fuerte la mano en torno al cuello del joven, ya no tenia color en su piel, los brazos caídos a lo largo del cuerpo, se encontraba alzado un par de palmos sobre el suelo – Ya esta muerto, no se puede hacer nada mas por él – tiró el cuerpo al lado de la niña de once años, que miraba impotente el cuerpo de aquel que le había salvado la vida a riesgo de perder la suya propia.

- ¿Por qué? ¿Qué te había hecho él? – se acercó gateando hasta el cuerpo del Ravenclaw, que le miraba con los ojos vacíos.

- Nada, absolutamente nada – Áine se pasó la mano sobre la boca, limpiándose la sangre que tenia entre los dedos de tanto apretar el cuello del joven, el sabor amargo del liquido rojo le encantaba, podía pasarse horas y horas saboreándolo – Ahora, mi querida niña, tu eres la siguiente – se acercó poco a poco hacia la gryffindor, que retrocedía sentada en el suelo, alejándose de la banshee.

*****

- ¿Se encuentra bien? – el rostro, antaño amigable del profesor Vlaxs, parecía ahora una mascara de preocupación y temor, no se había encontrado nunca con esta situación de completa impotencia, no había podido impedir el sufrimiento de aquel joven, él, que le había prometido hacerlo, lo veía ahora debatiéndose entre fiebres extrañas y con la intromisión de aquel diabólico ser en la mente.

Los ojos del director le devolvieron la misma mirada que hace unos segundos, no sabia cual había sido el daño psíquico, pues el daño físico si se podía curar, pero el mental… ese era mucho mas difícil de hallar la solución.

- Habrá que esperar a que despierte – fue la única respuesta que dio Dumbledore al levantarse tras examinar a Harry, que desmayado, aunque recostado en un sillón, todavía se encontraba. Sus manos rozaron la cicatriz, aquella que era la señal del trágico destino del muchacho, seguía brillando con aquella luz pálidamente verdosa, destacando las gotas de sangre que tenia alrededor. Cuanta responsabilidad para un solo muchacho, para un niño, apenas adolescente, de dieciséis años.

Se incorporó completamente, encontrándose con el resto de los ocupantes de la sala.

- Sólo queda esperar, solo esperar – no le salían mas palabras frente a los rostros preocupados de los amigos del chico y de la jefa de su casa, porque… si les decía lo que realmente ocurría, si les comunicaba que el daño interior había sido muy grave, quizás…

Se sentó en el sillón que gobernaba el destrozado despacho, algo abatido todavía por lo que había descubierto, y evitó a toda costa los ojos azules de uno de los ocupantes, sabia que estos podían entrar en su mente, igual que él, y tenia que intenta a toda costa que alguien mas conociese el alcance del ataque. Sólo había una única solución, la que utilizarían si, al despertarse, el joven no respondía correctamente…

- Sólo esperar – terminó diciendo mientras limpiaba sus gafas de media luna con una parte de su túnica, para evitar las miradas de los demás, que se posaban en él en busca de las inevitables respuestas.

*****

A la vez que todos estos hechos trascurrían, dos pelirrojos corrían por los pasillos, en estos momentos lamentaban el no haber hecho una copia del mapa del castillo, les hubiera servido de mucho tras los varios intentos infructuosos de llegar a su destino, rotos por los desdichados cambios de dirección de las escaleras del castillo.

Al final, y tras maldecir unas miles de veces a la persona que se le ocurrió poner esas trampas en los pasillos, George y Fred Weasley llegaron a su dormitorio particular.

Tras decir la contraseña ("diversión sin fin") al cuadro que ocultaba la entrada (una escena que mostraba a dos topos saliendo y entrando continuamente de sus agujeros en medio de un gran prado), entraron a la habitación que contenía sus dos respectivas camas, un gran armario y, lo mas importante, una habitáculo secreto que era donde almacenaban todos sus inventos y todo lo que podía considerarse como parte del negocio de "Sortilegios Weasley"

- Creo que va siendo hora de mostrar todo nuestro ingenio – dijo uno de ellos mientras agarraba unos cuentos artilugios, la mayor parte parecían fuegos artificiales o ruedas de cohetes.

- Lo del año pasado fue sólo una muestra de lo que podemos hacer – el otro pelirrojo se estaba encargando de meter en una bolsa (aunque pequeña, parecía que todo lo admitía) varias esferas del tamaño de unas pelotas de tenis.

Dando una ultima mirada a la ahora vacía habitación, los dos abandonaron corriendo la estancia, rumbo al foco principal de la batalla, ahí demostrarían lo que podían hacer en la lucha contra los mortifagos.

*****

- Mira niña – Áine ya se estaba cansando del juego, llevaba mas de un cuarto de hora intentando agarrar firmemente a la muchacha, y esta parecía escurrirse una y otra vez de sus manos, alejándose por el pasillo. Al principio le había hecho gracia, ninguna otra victima había resistido tanto a la visión de la mas terrible de las banshees, y esta, una ridícula niña de once años se estaban burlando de ella – No te resistas más, al fin y al cabo vas a morir igual – de un salto se plantó frente a ella, ya no tenia escapatoria.

- Mis padres no me enseñaron a morir sin luchar – desafió al ser que tenia enfrente de ella, demostrando así que la decisión del sombrero seleccionador de ponerla en esa casa había sido la correcta.

- Que conmovedor – se burló – Y ahora, ¿Dónde están?, - se giró burlonamente en el lugar, como si los buscara – No los veo aquí para proteger a su querida y mimada niña…

- No hables así de ellos… - cortó la frase de la banshee, los labios le temblaban – ellos… ellos están muertos… a mis padres los mató Voldemort….

- Oh, ya veo – evaluó con una mirada el cuerpo que temblaba enfrente suyo – El señor Oscuro mató a tu familia… - hizo un gesto con la mano, dos servidoras suyas se alejaron del lugar, quería acabar ella sola con aquella persona que se le resistía – Dime… ¿no desearías reunirte con ellos?…

- No es lo que ellos desearían

- ¿Y por que no?, así la familia feliz volvería a estar unida. Yo podría llevarte hasta ellos… sólo… déjame acercarme – Elizabeth se estaba alejando poco a poco de ella hasta que la pared le impidió seguir avanzando – Si, así, muy bien mi niña. Sin escapatoria, sin salida… Pronto volverás a ver a tus queridos padres. – Se abalanzó rápidamente hacia la indefensa niña, tenia que acabar pronto con ella, la magia que irradiaba su pequeño cuerpo estaba incrementándose, había que ser rápida para matarla antes de que descubriese todo su potencial.

*****

El ministerio de magia ingles parecía un autentico campo de batalla, y eso estaba siendo, los aurores parecían no dar abasto con todos los mortifagos que se encontraban en el lugar y que parecían no tener piedad con nadie. Todos los funcionarios, al atardecer de aquel día, se habían encontrado con el mayor ataque perpetrado contra aquel lugar desde los tiempos del Innombrable. Algo así ya lo habían previsto los del departamento de Aurores, pero no se sabia que fuera tan pronto. Tan repentino…y tan sangriento.

La fuente, antes símbolo de la unidad de todas las razas mágicas, andaba partida en pedazos, muchos de los cuales rodaban entre los combatientes de uno y otro bando: trozos del centauro, del duende, del elfo, de la bruja, del mago… se encontraban esparcidas por el lugar, incluso, también, en varios defensores o atacantes: el cuerno del centauro estaba clavado en el pecho de un encapuchado, la sangre del mortifago ensuciaba el delicado oro del que estaba hecha anteriormente toda la escultura. Apoyado contra la pared, con la cabeza ladeada, sin movimiento alguno, aquel mortifago era una molestia menos, un muerto mas en las filas del Innombrable, y un logro para el auror Kingsley Shacklebolt que había sido quien le había detenido en el lugar, tras una lucha feroz contra él.

Todos, todos los que todavía resistían se encontraban luchando, los que sufrían heridas de consideración eran llevados al despacho de los que antiguamente era la zona de control del ministerio: había que pasar por encima del cuerpo maltratado y muerto del antiguo guardia de seguridad para entrar a aquel lugar ampliado mágicamente para albergar a los que continuamente llegaban.

Los muertos de ambos bandos no se movían del lugar la lucha estaba en pleno auge y no había tiempo para apartar las decenas de cuerpos que caían al suelo para no volver a levantarse nunca mas. Después, el bando ganador, ya lloraría a los caídos (poco si se trataba de los mortifagos, mucho si se trataba de los defensores), por ahora sólo quedaba luchar.

- Déjeme ir a ayudar – Arthur Weasley se levantó del colchón que le habían asignado en el suelo, en un primer momento pensaron que una maldición mas y aquel hombre yacería con los demás, fuera, en el campo de batalla.

- No le puedo dejar marchar señor Weasley – una mano firme le echó hacia atrás, haciendo que la espalda tocase de nuevo las sabanas.

- Necesito ir – fue lo ultimo que le dijo al atónito medimago que había estado vigilando su grave estado.

Desapareció por la puerta, para regresar a la batalla.

- No vamos a poder con todos – desde la barricada que habían formado en un lado del vestíbulo se encontraban agrupados los pocos aurores supervivientes, veían como sus compañeros caían uno tras otro mientras intentaban llegar al refugio.

- ¿Cuántos son? – preguntó el recién llegado, la venda en su cabeza demostraba que acababa de escapar de la improvisada enfermería.

- La proporción es de siete a uno, Arthur – respondió Kingsley, ya no se trataban con formalidades como antes cuando se encontraban en los pasillos, ahora ya no eran parte de la Orden del fénix, ni trabajadores del ministerio, ahora eran solo unas personas que defendían su vida.

- Difícil panorama – respondió este.

Dos, uno, cinco mas, los defensores se iban agrupando poco a poco detrás de ese lugar mientras los mortifagos avanzaban destrozando todo a su paso.

- ¿Los venceremos?

- No lo se, no podemos contar con mas refuerzos.

- ¿Y Alastor? ¿Y el resto de los demás? – preguntó al oído de su compañero, se refería claro esta al resto de la Orden del Fénix. Obtuvo una negación con la cabeza, y una indicación hacia la puerta: estaba bloqueada, nadie vendría a salvarles por esa vía.

Nada, por ningún medio podían obtener refuerzos: las chimeneas bloqueadas, las entradas y salidas derrumbadas, las apariciones descartadas (no se podía aparecer en el ministerio)… sólo les quedaba resistir y esperar el final, pero eso si, se llevarían a todos los mortifagos que pudiesen al infierno.

El ultimo miembro de la resistencia no llegó a reagruparse con los demás, cayó por una de las maldiciones imperdonables a dos metros de ellos, una risa demoníaca salió de la misma garganta que había pronunciado el hechizo cruciatus.

- Salid y dar la cara – dijo entonces esta misma, Bellatrix Lestrange, la misma que el año anterior se fugase de Azkaban, lo sabían porque, en uno de los rápidos ataques, la mascara blanca que le cubría el rostro había caído al suelo, desvelando así a la mujer altiva que era.

- No saldrán, son demasiado cobardes – otro encapuchado se acercó a ella, colocándose bien la mascara, gesto que unas dos hora atrás había hecho, antes de empezar el ataque.

- Cobardes o no, les mataremos a todos – el ultimo jefe del ataque se unió a estos dos, ganándose una sonrisa de la mujer.

- No tardaran mucho en darse cuenta de que han perdido – Bellatrix se imaginó entonces frente al señor Oscuro, como este les agradecía a ella, a Rodolphus y a Malfoy el buen exterminio de los traidores. Si, había habido muchas pérdidas en el bando de los mortifagos, algunos que conocía ella habían caído, pero eso no era inconveniente, muchos aprendices estaban deseosos de mostrar su servicio y su arrojo en los siguientes ataques.

- ¿Atacamos? Me estoy cansando de esperar.

- Espera un poco, hay que esperar a que se confíen

- ¿Y qué vamos a hacer? ¿Esperar a que se ataquen entre ellos?

- Esa es una gran idea, una buena gran idea

- Estas loca Tonks

- Tu, que no eres positivo Jonathan, tanto tiempo en el hospital te ha sentado mal, muchacho.

El joven hizo un gesto de desesperación, llevándose las manos a la cabeza, cortando la conversación absurda que empezaba entre ambos, esto de tener de compañera a la auror de pelo rosa chicle (de nuevo se lo había cambiado, y no era lo menos llamativo para llevar en una lucha como la que desarrollaba) no le apetecía mucho en esos momentos, había instantes en que dudaba si ella tenia una regadera en vez de cabeza.

- Ya están de nuevo – Arthur Weasley se acercó a ellos, venia contando cuantos estaban disponibles para el ultimo y desesperado ataque.

- Es él

- Es ella – replicó la auror

- Paren, parece que son pareja

- Ni loco estaría con ella

- Ni loca saldría con ese proyecto de hombre

- Bueno, bueno, dejaremos las discusiones amorosas para más adelante – Kingsley se unió a la conversación de los tres – ¿Dispuestos a luchar? – se llevó la mano que esgrima la varita a la altura del pecho, junto al corazón.

- Dispuestos – les respondieron los tres, si había que morir luchando, ellos lo harían, lucharían hasta la última gota de su sangre, vengarían a todos sus compañeros muertos, lucharían hasta que no les quedase ni un aliento mas, y seguirían luchando mientras un hilo de vida les uniese al mundo de los vivos.

- Adelante – y con un grito, los supervivientes se lanzaron fuera de la barricada, dispuestos a enfrentarse con los asesinos de sus compañeros.

*****

- Es muy fácil Dumbledore, mátale y acabemos cuanto antes con todo esto – la voz de Harry no parecía la misma, sentado en el sillón, y agarrado con fuertes cuerdas mágicas, se debatía entre la inconsciencia y las suplicas de esa vacía voz.

- Sabes que no puedo hacerlo – el director, de pie frente a la silla, parecía, ahora mas que nunca, un juez que dicta sentencia de vida y muerte, con su túnica oscura, tirando a negra. La magia que desprendía era mucha en esos momentos. Clavaba los ojos en los del muchacho atado.

- Mata al chico, acaba con su agonía – los ojos, antes verdes, parecían ahora de serpiente, una oscura y negra serpiente, el cuerpo ardía de fiebre, sudaba por todos los poros de su piel.

En otro lado de la habitación, agarrando fuertemente a los dos prefectos y amigos del muchacho, se encontraban los dos profesores, habían acordado anteriormente, antes del súbito arrebato de tortura que les había inflingido a todos, aplicar este recurso como ultima opción cuando despertase, y, aunque nadie lo había querido, era necesario hacerlo: una confrontación cara a cara del director y Voldemort, permitirle el acceso casi completo a la mente del joven para que le dejase en paz después.

- Por favor, por favor, haga lo que le pide – ahora era la voz, suplicante, casi sin fuerzas, de Harry la que hablaba por su labios, se sabia agonizante, ya no tenia fuerzas, nada le apetecía mas que nunca que abandonarse a la muerte, morir, descansar en paz, junto con sus seres queridos…

- Harry, tienes que luchar, tu puedes hacerlo

- No, no puedo, ya no quiero luchar mas

- ¡Harry, no te rindas! – desde el extremo, las voces de sus amigos le daban ánimos, les tenían que sujetar fuertemente, no podían acercarse mucho al lugar de lucha para no interferir en ella… pero no las podía oír, solo oía en su cabeza las voces de Dumbledore y de Voldemort, sólo eso…

- Elige, o el chico… o ella – al oír esto, el color de los dos hombres de la habitación pareció abandonar sus rostros.

- ¿Que sabes sobre ella? – se acercó a preguntar el profesor de defensa contra las artes oscuras, después de asegurase que Ron no daría un paso mas hacia el centro de la habitación.

- Mucho mas de lo que piensas, él me ha contado mucho sobre…. – una pausa, los ojos de Harry volvieron a tener su color habitual, pero un sombra de cansancio apareció en ellos, después de ese silencio, el cuerpo volvió a recibir una descarga, para dar paso de nuevo a la voz de Voldemort  - Elizabeth, así es como la llamáis ¿no?

- ¿Quién te lo ha contado?

- Tengo mis fuentes – de nuevo, otra sacudida recibió el cuerpo, y una sonrisa macabra apareció en el rostro del joven – ¿A quien prefieren de ambos? No tengo mucho tiempo, elijan… aunque puede ser  demasiado tarde para ambos – la risa diabólica de Voldemort se hizo presente en el despacho y por primera vez, Ron y Hermione se dieron cuenta de cuanta maldad había encerrada en aquel ser despiadado, hoy perderían a una persona querida por ambos, y no podían hacer nada por evitarlo.

*****

Daba patadas inútilmente contra el cuerpo robusto del ser que la tenia apresada. Se debatía entre sus brazos, agarrando fuertemente la mano que le sujetaba el cuello, impidiéndole respirar, los pies buscaban algún punto débil en aquel ser, pero no lograba encontrar alguno… le faltaba el aire, los pulmones reclamaban el tan ansiado gas y lo único que conseguían era vacío: se estaba ahogando.

- No te resistas, esto acabara pronto – los ojos de la banshee relampagueaban, pronto ella tendría el poder ansiado. A través de aquella niña conseguiría ser más poderosa que ninguna otra criatura.

- No… no… voy… a… morir… - Elizabeth arañaba todo lo que podía la mano que le atenazaba, pero lo único que conseguía era mas cansancio.

La varita se encontraba caía a sus pies, le había atrapado al fin, ya no tenia salida.

- No luches mas, la muerte no es tan mala como dicen – "y a mi me proporciona un inmenso placer"

Áine disfrutaba con cada muerto que dejaba, y ahora, esta ultima victima le daría la clave para conseguir ser la dueña.

- No… no… - sentía como el aire le faltaba cada vez mas, la garganta sólo lograba pronunciar aquella única palabra, ninguna otra mas, en el pecho el corazón latía cada vez mas deprisa, intentando llevar el poco oxigeno que tenia el cuerpo a los diferentes lugares, una lucha interior contra la muerte que se acercaba. – No… no………… no……… - con un ultima negación, el pelo negro de la muchacha tapó su rostro, la cara había caído hacia delante. Poco a poco, el corazón dejó de latir, ya no había mas por lo que seguir funcionando.

Al sentir que la joven se rendía ante la evidencia, que ya no luchaba mas, que ya estaba fuera del mundo de los vivos, arrojó su cuerpo contra la dura piedra del pasillo, que fue a caer encima del otro cuerpo, algo que amortizó en parte el impacto contra el suelo.

La banshee miró su mano, la sangre volvía a escurrir por sus dedos, pasó la lengua por ellos, limpiando las huellas de su crimen. No se sentía más fuerte, pero quizás era que el poder que la niña tenia tardara en aparecer. Ironías, ese gran poder no había servido para salvarla de la muerte, no había sido merecedora de aquel magnifico don, ella si lo seria.

Abandonó los dos cuerpos en el pasillo y se unió a la batalla que se desarrollaba todavía en la entrada del castillo.

En ese instante, en otra parte del castillo, un adolescente de dieciséis años también se rindió ante su combatiente, y la cabeza le cayó inerte hacia delante.

- ¡No! – exclamaron dos voces desde otra parte.

- ¡Quédense donde están! – Ordenó otra – Esto todavía no ha acabado – el rostro lleno de ira del profesor les hizo desistir de su intento por acercarse hasta el cuerpo de su amigo.

*****

Sentado, satisfecho consigo mismo, Lord Voldemort se alegraba de sus logros en esa noche, todo lo que había planeado le había salido mil veces mejor: el ataque al ministerio (todos muertos, esa había sido la orden, y, Malfoy la sabría ejecutar perfectamente), el ataque a Hogwarts (medio de distracción para que él pudiese acceder a su objetivo principal, pero que también había dado unos frutos excelentes); y, el exitoso plan para acabar de una vez por todas con su principal rival: Harry Potter.

Bueno, esto no había sido como él lo esperaba, pero había acabado de una vez con él, se había quitado un estorbo de encima… no había conseguido la profecía completa, aunque… que importaba ahora eso si ya estaba muerto… se había rendido al fin ante él.

La única nota que desentonaba con los logros era la perdida de aquel poder, de aquella niña… ya se encargaría de arreglar cuentas con la líder de las banshees, le obligaría a entregarle el poder que había arrebatado, ella no sabia lo que suponía para la magia aquello…

Se levantó de su cómodo lugar, frente al fuego ya casi consumido, ya no tenia nada mas que vigilar: se divertiría un poco con los habitantes de la aldea cercana.

*****

Las imágenes volaban ahora a gran velocidad por la sala, todas ellas mostraban escenas de muerte y de destrucción. Y en medio de todos, un grupo se encontraba sentado en el suelo, con los pies cruzados, formando un círculo, así se veían unos a los otros sin olvidarse de nadie.

- ¿Regresaron? – preguntó todavía un poco aturdido un hombre de ojos azules.

- Sólo por hoy, Canuto – le respondió otro de los hombres, este llevaba el pelo negro y algo desordenado.

- Hoy es cuando la separación es mas fina – le aclaró la mujer pelirroja que les acompañaba. Ante la mirada extraña de dos del grupo siguió hablando – Halloween es la noche mágica por excelencia, hoy todo puede suceder – ladeó un poco la cabeza, clavando sus ojos verdes en una esfera que tenia al lado, esta mostraba una imagen del despacho de Hogwarts "Lucha hijo, lucha, tú puedes contra él" pensó al ver el cuerpo derrotado de la imagen, se encontraba caído, pero ella sabia, lo sentía dentro de su corazón, que su hijo, su querido y precioso niño, era muy fuerte por dentro y no se dejaría vencer por las dificultades. Acercó su mano hacia ella, haciendo el gesto de acariciarla, pero sin llegar a tocarla, con la mente le animaba a continuar luchando por su vida…

- Pero… - el hombre que se sentaba a su derecha pareció mirar también la misma imagen, en su cara aparecía latente la preocupación.

- Nada de peros, Lunático – dejó la visión de la imagen, y le dedicó una de sus calidas sonrisas – Harry es fuerte, sabe que siempre hemos estado a su lado.

- Cuéntanos todo lo que te ha sucedido en los últimos meses, Canuto, no sabíamos nada de ti desde que caíste por el velo – James inició la conversación que querían tener, querían conocer lo que les había pasado a sus amigos en todo el tiempo en que no les habían podido ver. - Cosas del lugar – aclaró señalando el sitio y aclarándoles que, desde su muerte, habían podido observarles hasta sus respectivas desapariciones.

Entonces, por turnos aunque cortándose mutuamente, Remus y Sirius contaron a sus dos amigos lo sucedido en el lugar, mientras estos dos solo asistían levemente cuando un hecho que conocían aparecía.

Volvían a ser el grupo inseparable que habían sido al salir de Hogwarts, no parecía haber pasado el tiempo para ninguno, ni que dos de ellos estuvieran muertos, ni que los otros dos estaban en un lugar desconocido… nada, volvían a ser el grupo de amigos que habían sido… a excepción de un hueco, algo que habían solucionado haciendo mas pequeño el circulo, nada más…

*****

- "La esperanza es lo ultimo que se pierde" ¿no decías eso Nymphadora? – el joven auror se encontraba ahora con la espalda en la pared, a su lado, su compañera de misión, y, próximamente, también en la muerte.

Tonks pasó por alto este último comentario irónico de su compañero, suficiente tenía con repeler los ataques que le lanzaba aquella maldita mortifaga y sus cuatro guardaespaldas.

Ya solamente quedaban en pie diez defensores, los demás estaban en el suelo, muertos o gravemente heridos (no les daba tiempo ni de llevarlos a la enfermería, allí habían irrumpido un rato antes otro grupo de mortifagos, arrasando con todo).

Tras lanzar un ataque que logró bloquear en parte el ataque, la mujer se dirigió hacia su izquierda, donde, en el suelo, se encontraba Jonathan – Siempre hay esperanza, no lo olvides – le dijo rápidamente antes de volver a repeler otro hechizo, esta vez, por unos centímetros no le dio de pleno, pero si pudo sentir escozor en uno de los brazos. "Tardara en curar" pensó al ver la gran herida que apareció en su hombro derecho.

*****

Si alguien hubiera dicho que las batallas contra los mortifagos no eran cosa de niños, se habrían equivocado, pues en un castillo, en una región que no aparecía en los mapas, un grupo numeroso de niños y adolescentes se debatía, defendiendo su escuela, contra encapuchados y seres de otras razas.

No se distinguía quien iba ganando, pues las túnicas negras de los estudiantes del lugar se confundían con las túnicas de los mortifagos que atacaban y con las negras cabelleras de las banshees que se divertían chillando y apresando a todo cuanto veían en movimiento, los hechizos no les hacían efectos casi… sólo se distinguían rayos y mas rayos de colores flotando en el lugar, iluminando todo y cruzando por el polvo que gobernaba el lugar.

- Creo que no llegamos tarde, hermanito.

- No, tu lo has dicho, llegamos justo en el momento exacto – los dos recién llegados descargaron sus abultados bultos, y comenzaron a amontonar los artilugios en un lado de la batalla.

Nadie se dio cuenta de que habían llegado, ni de lo que estaban haciendo, nadie excepto una muchacha que tenia el mismo color de pelo que ellos y que había estado esperando su llegada, era lo que habían estado preparando los tres juntos desde principio de curso, gracias a sus conocimientos, sus hermanos habían mejorado en la preparación y en la eficacia de las bromas.

En cuanto vio que los montones ya estaban listos, se echó al suelo, siendo acompañada por el resto de los defensores del castillo, era la señal convenida.

Fiuuuuuu……

El primer cohete salió por la ventana, parecía que el tiro había errado.

Los mortifagos y las banshees supervivientes pensaron que el castillo se había rendido al fin (estaban todos echados en el suelo, con las manos sobre la cabeza), pero… una lluvia de pelotas doradas y azules les cayó encima, algunas llevaban polvos pica-pica en su interior, imposibilitando la inmovilidad de la persona; en otras, un liquido pegajoso se adhería a la piel, haciendo que las diferentes extremidades se vieran pronto cubiertas por una especie de manto rígido; en otras, simplemente, se encontraban encerrado polvos de Doxys y otros animales mágicos (esto ultimo, idea de la pelirroja, que había sido la principal victima de ellos al comienzo de los experimentos, pero que no sabían como lograr compactarlos, algo a lo que ella les ayudo)… así mil y una trampas que habían pensado los bromistas mas temidos del castillo.

Fuegos artificiales, ruedas mágicas  y otros artilugios similares también giraban entre los atacantes, aunque se concentraban en los gigantes de las afueras, que rápidamente se alejaban del lugar, llevando las ropas y los cueros cabelludos chamuscados, y con varios artilugios persiguiéndoles sin fin y dándoles una que otra vez en las piernas y en los brazos.

En el último instante, en un último y desesperado intento, los defensores, alumnos y profesores, se levantaron y repelieron de una vez por todas aquella amenaza.

*****

- Papá, mamá – la voz resonaba en el vacío donde se encontraba, a su alrededor todo era oscuridad, ¿o era que no había luz que llegase a ese lugar?

- Hija, ¿Dónde estas? – le llegó lejana la voz de su madre.

- Aquí, estoy aquí – contestó, aunque no se veía tampoco a si misma.

- ¿Dónde? ¿Dónde te encuentras? – ahora era la voz de su padre, ronca, pero familiar.

- Mamá, papa, estoy aquí – cayó de rodillas, algo le detuvo en su caída, pero no parecía suelo, ya que intentó apoyar las manos, y estas sólo encontraron vacío, se encontraba suspendida en medio del lugar – Estoy aquí, con vosotros… ella… ella me mató… - no pudo contener las lágrimas – Me rend

- No digas eso, tú no te rendiste, por eso estas aquí – una nueva voz se oyó, le parecía familiar, como un lejano recuerdo – No te desanimaste y luchaste hasta el fin.

- ¿Quien eres? – preguntó al ver como una mujer, vestida toda de blanco se aproximaba hacia ella, detrás se encontraban sus padres, tal y como los recordaba, no llevaba ninguno señal alguna de las torturas que les habían inflingido los mortifagos. Todos parecían flotar en aquel vacío.

La mujer sólo sonrió, aquella sonrisa, aquella manera de ladear la cabeza, aquel tono de voz… le hacia recordarse a ella misma…pero, no podía ser…

Al llegar a su altura, la desconocida se puso enfrente suyo, sus padres uno a cada lado, y esta se agachó hasta quedar a su altura.

- Elizabeth – dijo mirándola con esos ojos que parecían los suyos propios. Apoyó sus manos en los hombros de la niña, la fragancia, el olor que le llegaba a esta le hizo verse en una escena… con ella como protagonista.

- Es tan pequeña y delicada – esa era la voz de la misma mujer, solo que unos años mas joven. Miraba su rostro desde una insólita posición, unos centímetros mas abajo… estaba siendo acunada por ella… era un bebé de unos pocos, poquísimos meses, quizás unos días sólo - Prométame que la cuidaran bien – ahora una sensación extraña, como de añoranza invadía su corazón.

- La cuidaremos como si fuera nuestra propia hija – se sintió en otros brazos, la que había sido su madre, reconoció la voz.

- Con nosotros estará a salvo – ahora era la voz de su padre.

La escena estaba borrosa, pero presentía que la mujer de blanco se alejaba del lugar, podía sentir como las lagrimas brotaban de sus ojos mientras decía con tristeza – Adiós para siempre… Elizabeth.

Nada mas acabar, se echó a los brazos de la mujer, por lo poco que presentía, ella le había entregado al matrimonio para salvarla de algún peligro, había presentido eso en el corazón de la mujer al dar a su hija, había sido una decisión muy valiente, morir por ella.

Nadie dijo nada, sobraban las palabras en aquel lugar, los dos aurores se sintieron conmovidos por el reencuentro, para ellos, esas dos personas habían sido muy importantes en sus vidas.

- Ahora… ahora tienes que regresar – la mujer se incorporó del suelo, se secaba las lagrimas producidas por la alegría, pero todavía no era la hora de estar juntas, todavía no había llegado el momento de reunirse

- ¿Regresar? Ella… la banshee me mató – en su cuello todavía sentía el dolor de la mano de aquel ser.

- No, ella te debilitó, pero tu poder es grande, no te pueden vencer de esa forma, no así.

- ¿Que significa eso?

- Ya lo comprenderás en su momento. Ahora tienes que regresar – con un ultimo abrazo se despidieron los tres, dejándola de nuevo sola en el lugar.

La oscuridad del lugar empezó a clarearse, ya no era tan negro como antes, no, se volvía blanco, tan claro como el vestido que llevaba su autentica madre… se sintió marearse, y cayó al suelo del lugar… encima de algo mullido…