Disculpen por la tardanza, ya se que hace mas de una semana y pico (casi dos que no pongo nada), pero es que mi "adorable" entrenador de baloncesto (léase con increíble tono irónico) nos tiene casi absorbidas por los entrenamientos, así que no he tenido tiempo para nada (de la uni a los entrenamientos, de estos a casa y a la cama del cansancio… buff) Pero la espera ha merecido la pena, y la recompensa es un capitulo mas largo (me he dado cuenta de que cada vez tengo mas hojas por capitulo…) en el que suceden… muchas cosas, ya lo veréis.

Espero que os guste tanto como ha mi me ha gustado escribirlo.

Pasemos a los reviews (muchas gracias a tod@s por ellos) y mas adelante al capitulo (así que ya saben, debajo de ellos empieza el capitulo 30)

jessy_tonks = Muchas gracias, y lo de la intriga... uhmm… si, lo reconozco, pero es que no puedo desvelar todo, jeje, se perdería la gracia. Espero que te siga gustando el fic.

Lix = Creo que todas las amigas son iguales, jeje, las mías creo que todavía me reconocen por las fotos que tienen de mi, porque de presencia… sobretodo ahora, que estoy hasta el cuello de cosas (menos mal que las vacaciones son ahora y habrá que recuperar el tiempo perdido… ahora será cuando no me vean en casa, jeje) En cuanto a lo de Madrid, es que soy súper sensible a lo que suele suceder a mi alrededor, e inconscientemente se me quedo grabado esas muestras… y es verdad que cuando piensas que tú podrías ir en aquellos trenes… pues… lo recuerdas mas. Y me alegro un montón de que tu family este estupendamente. Ah, y mis charlas interiores son increíblemente incomprensibles para otras personas que no sean yo, jeje. Muchos saludos y besicos. Que te siga gustando la historia.

Syringen = Que mejor forma de empezar las vacaciones de Semana Santa con un capitulo nuevo :-) Y si, un muerto en el colegio, pobre prefecto. No me gusta mucho cambiar entre escenas, pero hay veces que es necesario (creo que lo comprenderás, ¿no?)  Como dije hace… uhm… un tiempo, se irán desvelando las cosas (pero eso no quita que meta nuevas, jeje) Creo que ya habrás visto que tocó día de reviews (¡por fin! me decidí a escribir, después de un largo, largo, largo tiempo) Sigue con tu historia, me esta gustando mucho (y lo de los heraldos es muy bueno) Besos.

GANdALF = Gracias y que te siga gustando. Besos

)3âD)3ÿ666 = Me alegra que estés bien también, al final nos repondremos, pero el recuerdo quedara… fue muy fuerte lo que pasó. Y el fic, como ya dije, la media de actualización es semanal (o eso intento), así que no os quedáis mucho tiempo sin historia (y a mi no me explote la cabeza de todas las ideas que tengo, jeje). Espero que te siga gustando. Muchos besos. Posdata: Si ganamos la final de baloncesto, nos vamos de nuevo a Madrid a jugar otro torneo.

Gabriela Black = Muchas gracias, y espero que este capitulo te guste también mas que el anterior, jeje.

Alexander Carballo = Sigo y seguiré escribiendo si nada me lo impide (dicese exámenes de la universidad, que ya mayo esta al lado, o, como ha sucedido estos días, un "agradable" entrenador, jeje) Muchísimas gracias por tu mensaje y que te siga gustando el fic.

MeCh! = Recibí tu email, y muchiiiiiiiiisimas  gracias. Creo que ya te dije todo ahí ¿no?, si me olvido algo, me merezco un gran tiron de orejas, jeje. Y no te preocupes, tú deja review (o mail) cuando puedas, yo sólo espero que te siga gustando la historia. Muchos besitos y felices vacaciones.

Erpandi = Muchas gracias. Y no te preocupes, deja review cuando puedas (y quieras, jeje) (algún día de estos vais a conseguir que me quede permanente el color rojo en la cara) Besos y que te guste también el capitulo siguiente. Pd: No hace falta estar registrado para firmar (por lo menos en esta historia, admito reviews anónimos), quizás en otros fics no lo tengan puesto así.

Si me olvido a alguien, mis disculpas. Sin nada más que decir… sólo que disfruten las vacaciones de Pascua/Semana Santa todo lo que puedan. Cuídense y a pasarlo bien. (Yo, hoy –jueves–, empiezo mis añorados días libres, mi comunidad funciona al revés que el resto del planeta, jeje)

Capitulo 30_ Tan cerca y tan lejos

(Mira el cielo ¿Qué ves?... Son cristales que relucen marcándote el camino a seguir)

Durante toda la tarde se habían ido acumulando negros nubarrones en el cielo que ensombrecían un día ya oscuro de por sí, pero ni la amenaza del aguacero ni las pálidas llamas que poco iluminaban el lugar, podían evitar que los ocupantes de la torre de Gryffindor se reunieran en su sala común para manifestar su alegría por el reciente nombramiento del capitán del equipo de quidditch que ya tardaría muy poco en aparecer.

- Yo ya lo sabia – Parvati se paseaba orgullosa entre la multitud, buscando un hueco en el que sentarse, todos los sillones estaban ocupados desde el final de las clases, y ella y el resto de su compañeros (los que tenían adivinación, que eran realmente pocos) llegaban en esos instantes – Estaba bien claro…

- …la bola de cristal me lo dijo – terminó la frase en tono burlón Seamus desde detrás de ella, lo que consiguió que esta girara rápidamente la cabeza y pronunciara una maldición aprendida en las clases de defensa contra las artes oscuras de ese año.

El rayo rozó por centímetros la capa del estudiante de sexto curso y fue a impactar al borde de una sabana que estaba colgada cerca de la pared, al lado de la chimenea, la cual mostraba el vuelo rápido de un chico montado en escoba persiguiendo una diminuta esfera. Al colgarlo por vez primera, mucha gente se impresionó debido al realismo con que estaba pintado: parecía que el jugador de quiddicth iba a salir de un momento a otro del cartel.

- Oh, ya lo has estropeado – Seamus miraba la casi inexistente marca del hechizo, y ponía cara de pena, como si se hubiera caído el mundo o alguna catástrofe parecida. Observaba el trozo atentamente, miraba y remiraba, hasta que alguien le tocó por detrás, se volvió hacia esa dirección, se encontró con que la cara de Parvati estaba a pocos milímetros de la suya y…

- Payaso – replicó esta cerca de su rostro en tono burlón, tras lo cual se alejó en la dirección contraria, había divisado un hueco entre dos chicas de tercero.

- Bueno, otra vez será – dijo Dean apareciendo en ese momento a su lado, seguía con la mirada la figura de su compañera de curso y amor secreto de su amigo. Con un bufido, este se sentó en el suelo, arrastrándole consigo, había estado esa vez tan cerca…

*****

Las gruesas gotas de lluvia replicaban contra los cristales del castillo, el eco de este sonido se podía percibir en el solitario pasillo por donde tres caminantes andaban en esos momentos.

Tras mucho insistir a la enfermera, al fin habían podido salir de su descanso obligatorio y obligado y dentro de muy poco (lo que les costase llegar a su destino) disfrutarían de una agradable y amena diversión.

Andaban a pasos rápidos, pero sin llegar a ser lo bastante rápidos para que Filch les sonriese con esa mirada suya que tenia y que venia a significar que un castigo les esperaba.

Pasaron rápidamente frente a la gata propiedad del conserje, la señora Norris les miró a los tres con sus ojos de lince, observándoles fijamente como si quisiera advertirles que a la mínima, ella iría a avisar a su dueño. Quieta, parada cerca de la columna, veía pasar a los tres caminantes, dos de ellos iban en cabeza, uno mas rezagado, pero no tanto como para decir que no iban juntos.

- Es estupendo, ¿verdad?, ¡capitán de quidditch…! - decía el pelirrojo del grupo, su vitalidad era patente al hablar.

- Y de nuevo este año la copa será para Gryffindor – Hermione respaldó a su amigo, hablaban los dos muy animadamente, intentando contagiar su alegría al muchacho que iba con ellos.

Harry veía como ambos le contaban los planes que tenían para él, como la chica iba a organizar los planes de trabajo para que Ron y él pudiesen compaginar los estudios con los entrenamientos, y con sus reuniones de prefectos, y con las inevitables visitas a la biblioteca para organizar al equipo, a "su" equipo, ahora era el capitán… A pesar de que una parte de él se sentía alegre, algo le hacia ensombrecer aquella chispa: no tenía a su padrino, ni a su familia a su lado.

Ahora, mas que nunca, estaba triste por su soledad, si bueno, tenia a sus amigos, casi sus hermanos, pero… no era lo mismo que cuando estaba Sirius a su lado, en esos escasos años que habían pasado juntos, desde que lo salvara de los dementores hasta…

-… Podríamos escribir a Oliver Wood, seguro que estará contento con tu nombramiento, eres su digno sucesor, claro esta, después de Angélica el año pasado… – la voz de Ron le cortó cualquier pensamiento que tuviera en esos momentos, era como si una nube hubiera pasado frente a sus ojos y se hubiera llevado aquellos nostálgicos instantes con su padrino, quedando solo un recuerdo de estos.

- Ehm… si, creo que si – contestó al ver que esperaban su respuesta, se habían parado en el pasillo a esperarle.

Miró sus rostros, intentando ver en ellos cualquier signo de reproche por lo sucedido en la noche de Halloween, algo de lo que esa mañana habían hablado, pero lo que se encontró fue que confiaban completamente en él, no le culpaban de nada…

La mirada de Hermione se clavó en sus ojos, como si estuviese adentrando en su interior, como si ella supiese que ocultaba algo.

- ¿Te pasa algo Harry? Estas muy callado – le dijo al ver que este rehuía su mirada.

- No, nada. Sólo pensaba… pensaba en que han preparado en la sala común – añadió rápidamente al ver como de nuevo se posaba en él esa mirada de interrogación que tan bien conocía – Ya sabes, como Fred y George han dicho que han preparado algo especial, esperemos que mañana podamos levantarnos de la cama – rió al final, como dando a entender que en todo ese rato había estado pensando en eso.

- Si, yo también lo he pensado – dijo contento Ron, que sin querer le dio a su amigo la posibilidad de escapar de la incómoda situación – Si han traído whisky de fuego…

- ¡Ron! ¡Ahora eres prefecto! – le regañó Hermione

- ¡Ah, sí! – le contestó este, empezando de este modo una ligera discusión entre ambos, algo muy típico desde que se conocieran y que no había cesado ni desde que ambos se hicieran pareja.

Harry sólo sonrió ante esta situación, le hacia recordar un tiempo, no muy lejano en las fechas, incluso cercano, de unos meses atrás, incluso menos de un año, cuando se produjo la primera reunión que desembocaría en la llamada Asociación de Defensa (o Armada de Dumbledore, como lo prefería llamar la gente y como era conocida actualmente en el colegio), eso formaba parte del pasado, de cuando todavía era un joven inocente y despreocupado, cuando todavía no tenia conciencia de lo que significaba ser quien era, cuando todavía no sabia nada de la profecía que le marcaba y que le condenaba… Ahora todo era distinto, todo su mundo parecía haber cambiado, incluso, aunque todo seguía en su sitio, él notaba que ya no lo veía con los mismos ojos que los años anteriores: su universo giraba ahora en otra dirección que el del resto de las personas.

¿Sabrían algo?, se preguntó mientras caminaba dos pasos por detrás de sus dos amigos (que seguían discutiendo sobre la conveniencia de meter bebidas "subidas de grados" – según Hermione – en el colegio). Era la pregunta que había rondado por su mente durante todo el día, desde que se despertase en la habitación y le diesen las noticias de lo sucedido en el ataque al colegio y en el ministerio. ¿Conocían ellos algo?, pero por mas que intentase recordar lo sucedido aquella noche, aquellos momentos parecían ser difusos en su memoria, sólo alcanzaba a recordar las maldiciones que había pronunciado contra los ocupantes de la habitación, y a partir de eso… nada de nada y nadie le había querido contar mas, como si lo sucedido se acabase en aquella parte.

Giró su cabeza hacia la izquierda fijando su mirada en las cristaleras de aquel pasillo donde la lluvia golpeaba, intentando recordar, intentando que esa laguna en su mente se llenara, pero no encontraba la respuesta a su pregunta… Quizás… quizás si fuera cierto que todo había acabado en aquel momento, que Dumbledore había logrado deshacer la conexión y que se había desmayado para levantarse unos días después, además… ¿desconfiaría de sus amigos? No, ellos nunca se habían guardado secretos, no tenían nada oculto, excepto lo realmente importante, que algún día lo tendría que desvelar, pero todavía no era el momento. No, concluyó al ver el dibujo de un rayo dibujarse en el cielo causado por la tormenta, sus amigos no le ocultarían nunca nada…

*****

Apoyó la mano en la pared de esa casa tan oscura, la otra se la llevó al pecho, en un intento por recuperar la respiración, el aire le faltaba y entraba con dificultad tras haber sufrido aquel castigo, bien merecido por otra parte, lo sabía muy bien.

Algo se deslizó por el suelo, rozándole apenas la capa que llevaba, sus ojos hicieron esfuerzos por percibir lo que fuera que producía aquel murmullo silencioso, pero el contacto que hizo el reptil con uno de sus pies le confirmó lo que ya sospechaba, Nagini, la serpiente de lord Voldemort volvía de su cacería nocturna.

Cuando ya casi desaparecía el animal, rumbo a la entrada donde se encontraba su dueño, súbitamente esta volvió la cabeza en su dirección, quedándose mirando fijamente al mortifago con el que acababa de tropezar, sacó la lengua al cabo de unos segundos eternos, queriendo atrapar el olor a sangre que desprendía esta persona. Al cabo de unos instantes de esta operación, el reptil se deslizó rápidamente por la puerta de la habitación que tenia inmediatamente a su derecha.

Ahora oía susurros que provenían de ese mismo lugar, de donde había salido unos minutos atrás, después de su castigo, lengua parsel, recordó que se llamaba a la lengua de las serpientes, y esos dos ocupantes se parecían mucho, en todos los aspectos, a la definición de esa raza.

La conversación que se llevaba a cabo parecía no cesar, y viendo que ya no interesaba nada su presencia en aquel lugar, corrió hacia la salida, agarrándose fuerte el pecho, le dolía el interior mucho debido a la sesión de crucios que había tenido que soportar en aquella casa.

- La próxima vez quiero que me traigas la cabeza de ese auror – decía lord Voldemort mientras aplicaba a uno de sus sirvientes la temible maldición de tortura – Y para que no se te olvide lo que tienes que hacer, que esto sirva de recordatorio – una oleada mas fuerte de dolor percibió en todos sus huesos – Nadie deja nada a media… Snape – terminó así la sesión de repaso con el único mortifago que estaba con él en la habitación.

Y ahora, esa misma persona corría por los pasillos, buscando la salida para seguir con su misión: tenia que darse prisa.

Acelerando el paso, alcanzó a ver como dos encapuchados mas pasaban junto a él, llevando a un prisionero rumbo a las mazmorras, le arrastraban de mala manera, y en su cuerpo se notaban las cicatrices de lo sufrido en aquel lugar.

"No, no puedo hacer nada ahora", se dijo a si mismo mientras veía desaparecer esa escena, y siguió corriendo, ya con los puños apretados de rabia, buscando la puerta de salida.

Una vez fuera, mientras dejaba que las gotas de lluvia le empapasen la túnica que llevaba, siguió corriendo, saliendo finalmente del perímetro de seguridad anti-apariciones que tenia aquella casa. En cuanto vio que estaba fuera de los límites, se concentró en la localización que tenia almacenada muy profundamente en su memoria, y desapareció de la vista.

Al cabo de unos instantes, apareció en otro lugar, también era una casa destartalada y vieja, pero a diferencia de la que había estado anteriormente, esta llevaba años sin utilizarse, sólo servia para algo en concreto, lo mismo que iba a hacer ahora.

Se acercó a la chimenea cubierta de polvo, agarró un recipiente que estaba al lado (que al igual que el resto de la habitación, también parecía estar abandonado), metió la mano en él, sacó unos polvos y, arrojándolos a la chimenea, pronunci

- Albus Dumbledore, despacho del director de Hogwarts – al instante en que los polvos hicieron contacto en la chimenea, las llamas se alzaron ahí, creándose una especia de alto muro en la localización de la chimenea.

Dejando el objeto que llevaba en su sitio, adentró su cabeza en las llamas, y contrariamente a lo que pudiera suceder, estas no le quemaron, sino que acariciaban el trozo del cuerpo que permanecía en contacto con ellas.

Tras intercambiar unas palabras, el cuerpo entero salió de las llamas, la mano agarró un puñado de polvos, los mismos que había tirado anteriormente en la chimenea, y con estos en su mano, metió todo el cuerpo en las llamas, pronunciando lo mismo que había dicho antes.

- Despacho del director de Hogwarts.

Un destello de la chimenea indicó que ya había llegado a su destino, eso y el polvo que se acumulaba debajo de su nariz, lo que implico un gran esfuerzo para no estornudar, algo que todavía no había logrado superar tras todos los años viajando de esa manera.

Sacudió el polvo que también llevaba en la túnica y miró uno de los artilugios que había encima de una mesa pequeña.

- Justo a tiempo – dijo tras observar como una de las esferas golpeaba a otra, y esta a otra, en un ritmo constante.

- Sabia que lo lograrías – el director de la escuela le contestó desde otro lado de la habitación, se encontraba acariciando a su pequeño fénix, ahora ya mas grande que el polluelo al que quedó reducido a finales del curso pasado.

- ¿Acaso dudabas de mi? – preguntó en tono irónico el otro hombre, mirando en su dirección y alzando una ceja.

- No, dudaba de la poción, de ti nunca amigo mío.

- Un poco mas y… - movió la cabeza, desechando así lo que le rondaba por la cabeza – Menos mal que tuvimos suerte, las pociones las hace cada día mejor tu profesor.

- Si, hay que darle las gracias por hallar la manera de que la poción multijugos dure tres horas, no una como es lo normal. Por cierto, ¿Qué tal te trató?

- Lo normal – le señaló las marcas que portaba de las torturas mientras se sentaba en uno de los sillones – esta furioso por los mortifagos capturados, aunque ninguno sea de los importantes para él.

- ¿Y se creyó la huida?

- Bueno, al principio receló un poco, pero le logré convencer… - y empezó a explicar el encuentro de aquella tarde. A la vez que el relato continuaba, el rostro de aquel hombre empezó a cambiar, sustituyéndose el largo pelo negro y grasiento por uno mas corto y de un color mas claro, cambiando los oscuros ojos por unos de color azul intenso: se convertía en el actual profesor de defensa contra las artes oscuras… uno de los mas conseguidos engaños que habían hecho a Voldemort la orden del fénix.

*****

En contra de todas las expectativas, los gemelos Weasley no habían traído bebidas muy fuertes a la fiesta, pero si un montón de comida especial, que no se servia en el colegio, proveniente del cercano pueblo de Hogsmeade (existía un rumor que decía que ambos muchachos volaban en escobas hasta el pueblo y así traían las cosas, un leyenda difundida a partir de su famosa huida a finales de año).

Aparte de la comida, estaba también una buena selección de sus famosos fuegos artificiales, no los de batalla, que sólo servían para defenderse, sino una colección muy especial de cohetes para fiestas que no se apagaban, duraban mucho mas rato que los mas duraderos fuegos mágicos, y eran incluso mas impresionantes que todos los vistos hasta entonces.

Y eso no era la sorpresa que le habían preparado, en cuanto entró Harry en la sala se dio cuenta de cual era: había mas gente que nunca en la sala común de Gryffindor, nunca la había visto tan llena, ni en periodo de exámenes incluso.

¡Fred y George habían invitado a todos los antiguos componentes del equipo de quiddtch, a todos los del grupo de Defensa que entrenaban con él y al resto de ex-alumnos de la torre!

Casi no quedaba huecos para moverse, estaba realmente llena de gente que lo felicitaba cuando pasaba camino a unos sitios libres que se veían donde habitualmente ellos tres se sentaban.

Alguien puso música en la sala y la fiesta comenzó.

Las charlas entre la gente empezaron a brotar, hacia mucho tiempo que no se veían unos a otros y se ponían al corriente de lo que ahora estaban haciendo, trabajando o estudiando.

En un extremo de la sala, los gemelos Weasley, emulando sus actuaciones del año anterior, se dedicaban a enseñar sus mas recientes invenciones, una de las cuales, revoloteaba encima de las cabezas y salpicaba confetis y caramelos cada dos por tres: era una pequeña replica de una escoba.

También abundaban algunas trasformaciones parciales, consecuencia de algún lote de surtidos para fiestas, edición especial canarios y demás animales voladores: no había que fiarse mucho de las grageas que ofrecía la gente con una sonrisa en la cara.

Las cervezas de mantequilla, la bebida mas solicitada por todos los estudiantes, parecían no tener límite,  siempre había una buena cantidad encima de la mesa: no se acababa nunca.

Sentado en el sillón, Harry sintió el calor de las personas que le rodeaban, no estaba solo, tenia a Ron y a Hermione, a sus amigos, a sus conocidos, a gente que le apoyaba y respaldaba.

Al tocar las doce de la noche, los prefectos se vieron en la obligación de mandar a los mas pequeños a la cama (por decreto de la jefa de la casa que amablemente había pasado por la sala al comenzar la fiesta y, que si se había dado cuenta de la insólita cantidad de gente que allí había y que no pertenecía actualmente al cuerpo estudiantil no había hecho ninguna mención a ello, pero si que los de los cursos inferiores fueran a la cama a una hora determinada, los demás cuando quisieran, por fortuna al día siguiente era sábado), y allí fue cuando comenzó la segunda parte de la fiesta, ya que en cuanto el ultimo alumno de quinto hacia abajo desapareció por las escaleras, los mayores sacaron de un compartimiento unas botellas de aspecto muy sospechoso.

- ¿No os habréis atrevido a…? – Hermione veía como Lee Jordan, compañero incansable de los autores de la fiesta se acercaba rápidamente con un vaso en la mano a donde se encontraban sus compadres.

- ¿Qué? Somos mayores de edad, podemos tomar esto – George se sirvió un vaso a si mismo y brindó a la salud de la prefecta.

- Pe-pero…

- Venga, no pasa nada, pruébalo – el otro pelirrojo, copia exacta del primero que había abierto las botellas, le tendió un vaso lleno.

Tras unos instantes en los que posó su mirada en el vaso, hizo un gesto de rechazo hacia este.

- No gracias, el alcohol es malo para la salud.

- Tú te lo pierdes.

- Te rectifico, yo gano, no se que veis en tomar alcohol, es sólo una forma de matar lentamente al cuerpo, cada vez que se toma elimina miles de neuronas del cerebro, algo que es irrecuperable. Allá vosotros si queréis morir – todos los de su alrededor se quedaron mudos, con el vaso en la mano, nunca lo habían pensado, varias personas dejaron su trofeo en la mesa y se alejaron de ahí, viendo que lo que se había dicho era verdad, no ganaban nada tomando ese tipo de bebidas.

A partir de ese momento, las botellas quedaron literalmente abandonadas en un rincón de la sala y ahí fue donde las encontraron los elfos que fueron a primera hora de la mañana a limpiar los rastros de la fiesta.

- Soy ahora reserva de los Chudley Cannons – decía Oliver Wood a los que se arremolinaban cerca de él – me han fichado esta semana, el contrato es… desorbitante – puso los ojos en blanco.

- Ya me conseguirás los autógrafos del resto del equipo… – le decía un animado Ron, enumerando uno por uno a todos los componentes, no por nada ese era su equipo favorito y que alguien que conociera fuera parte de él era una gran inmensa alegría.

- ¿Que tal tu cargo de capitán, Harry? – se volvió hacia este – Sabia que algún día llegarías… desde el primer día que te vi, supe que tenias madera de líder.

- No exageres, no es para tanto

- ¿Qué no?, Harry tu estas mal de la cabeza, eres un líder nato – replicó Ron y se vio apoyado por Seamus y Parvati que pasaban por ahí, bastante agarraditos.

- Eso es verdad, y si no recuerda el cuarto de Requisitos y lo que hacemos allí – dijo con un guiño el chico mientras se alejaba con su compañía, al fin había conseguido arreglar las cosas entre ambos, y parecía que la amistad daba comienzo a algo mas.

- ¿Qué es eso de lo que habla? – pregunto intrigado el antiguo capitán de quiddicth.

- Nada, nada, solo un grupo que creamos el año pasado para dar clases extra de defensa… - una mirada que podría matarle fue dirigida hacia el pelirrojo que de inmediato se calló, pero empezó a reírse, primero silenciosamente, ya que la cara de Harry se estaba poniendo tan roja como su pelo (varios de la agrupación se habían acercado y estaban contando lo que hacían y alababan continuamente a su profesor del año pasado), hasta que ya no pudo mas y se alejó del grupo, ahora ya riendo a mandíbula limpia (Harry se había animado y estaba contándole los progresos de los diferentes alumnos, haciendo ahora enrojecer a varios que habían empezado la charla, no le había visto tan feliz desde hace mucho tiempo)

Se limpió las lágrimas que le caían de la risa, y se sentó en uno de los vacíos sillones que abundaban en la sala común, la ausencia de cinco cursos se notaba bastante, incluso con los múltiples invitados que había.

- Rechace el puesto a principio de curso – alguien se estaba sentando a su lado, en el sofá, se volvió hasta encontrarse cara a cara con Katie Bell, por un momento se había olvidado que ella también llevaba los mismos años que Harry en el equipo y, además, era un año mayor que ellos.

- ¿Por qué?

- No se, yo no me veía como capitana – encogió los hombros, y señaló al centro del circulo que se había formado en la sala – Después de lo del año pasado… veía a Harry mas capacitado para el puesto que yo. Además – dio un sorbo a su cerveza de mantequilla – así el año que viene no tenéis que cambiar de capitán de nuevo – dijo mientras le guiñaba un ojo y se levantaba. Tras despedirse de Ron, fue al encuentro de Alicia Spinnet y Angelina Jonson que andaban cerca.

- Esta feliz ¿no?

- Si. Después de lo que ha sufrido se merecía un descanso – respondió a la nueva persona que se sentaba a su lado, muy cerca de él, pero no le importaba este contacto, sabia a quien correspondía sólo con oír su voz.

- Lo se – Hermione se acercó mas sin dejar de apartar su vista del mismo lugar - ¿Crees que nos lo dirá algún día?

- ¿El que? – acariciaba la cabeza que lentamente se había apoyado en su hombro, muy cerca de él.

- La profecía, tonto – respondió la muchacha ahora mirándole a los ojos y con un destello distinto al que llevaba habitualmente – La profecía completa. La que fuimos a buscar al departamento de misterios y que dice…

- ¿Que dice?

- Dice como destruir a Voldemort – agachó la mirada – No se nada más, no me dijo él nada mas, fue cuando regrese de ese lugar… el resto tenemos que descubrirlo por nuestra cuenta.

- Oh, vaya… Por lo menos sabemos el principio – una chispa apareció en sus ojos y empezó a recordar lo que habían oído días atrás – "Él único con el poder de derrotar al señor de las tinieblas se acerca nacido de aquellos que lo han desafiado tres veces nacido cuando el séptimo mes muere" Es así ¿no?, ¿Quien la haría? Debe de ser una magnifica adivina…

- ¿Que es lo que dirá en la otra parte?

- Lo que sabemos es que se refiere a Harry…

- O a Neville, pero creo que no será, por algo sólo la pudo coger él – le interrumpió sorprendida Hermione, ahora se acordaba de algo.

- ¿Cómo dices?

- Si… podría ser, a finales de julio también es el cumpleaños de Neville

- ¡Es cierto! No me había dado cuenta

- ¿Qué es lo que no te habías dado cuenta Hermione? – Harry había llegado en esos instantes a donde se encontraban sus amigos, y sólo había alcanzado a oír las dos ultimas frases de toda la conversación, aunque la primera algo entrecortada - ¿Qué le pasa a Neville?

- Esto… - empezó a hablar Ron.

- Que no nos habíamos dado cuenta de lo que ha mejorado. Desde que se cambió la varita a principio de curso no hace tantos desastres como antes – respondió ágilmente la muchacha.

- Es verdad, yo tampoco me había fijado hasta ahora – dirigió su mirada hacia el mencionado, que se encontraba a bastantes metros de ellos, y de pronto le vino a la cabeza aquella extraña conexión que ambos tenían – Me voy a hablar un poco con él… parejita – se despidió de ellos con un guiño y se dirigió a preguntarle a Neville por sus padres.

- Por poco – el nudo de la garganta que se había instalado en el cuerpo de Ron se deshizo finalmente.

- No creo que sospeche nada, pero a partir de ahora vamos a tener más cuidado, ¿vale? – Hermione se incorporó un poco de su posición, quedando a pocos milímetros sus rostros…

*****

- Lo… se… Es… por… aquí… – las palabras sonaban entrecortadas mientras Remus se afanaba en seguirle los pasos, al menos, de momento, el otro había olvidado que en la forma que adoptaba de animago correría mas deprisa – Lo… presiento… estamos… cerca… - Sirius pasaba de largo varias columnas del lugar, rumbo a un lugar que sólo el sabía. Tenia, no, mas bien sabia que se encontraba cerca, cerca de un lugar, cerca ya de la salida…

- Para… ve mas despacio… no puedo seguirte… - suplicaba Remus, pero veía como la figura de su amigo iba cada vez mas deprisa, alejándose, en una dirección indeterminada, solo conocida por el otro.

- Corre… ven… acércate… Aquí…- las palabras llegaban distorsionadas a sus oídos, amplificadas por los ecos del lugar.

Se paró, la respiración la notaba acelerada, mucho mas deprisa que en toda su vida, el esfuerzo realizado le estaba dejando agotado. Cayó al suelo, quedándose a cuatro patas, intentando que el aire entrase mas fácilmente… y cuando alzó los ojos, Sirius había desaparecido de su vista, sólo veía blancura y el infinito pasillo repleto de columnas.

¡Maldición! Lo había perdido, ¿Cómo iba ahora a saber lo que quería enseñarle? ¿Dónde se encontraba?

*****

Los días seguían cayendo del calendario impasiblemente, el tiempo, que todo lo curaba, seguía su ritmo, sin alterarse, ni adelantarse, igual que siempre había trascurrido, esa misma medida seguía siendo igual… y siempre lo seria, nunca cambiaria… el tiempo, la medida, el concepto, era una de las cosas donde el mal todavía no había puesto encima las manos.

No se podía decir lo mismo del clima, eso ya era, confirmado extra-oficialmente, una de las cosas que estaba fuera de control.

Bajo las tormentas de granizo, bajo la lluvia incesante, o el frío que se colaba entre las piedras del castillo, la rutina ya era lo normal y no faltaban las estampas típicas de aquel final de trimestre: otoño había dejado paso al invierno y con él, las vacaciones de navidad se acercaban.

- Señor Longbottom creo que el próximo trimestre no disfrutaremos de su compañía, no creo que consiga ni siquiera sacar un aprobado con esa… esa ¿poción? – dijo en su tono habitual Severus Snape, parado frente a un tembloroso muchacho de su clase y mientras clavaba sus negros ojos sobre la poción burbujeante – Todavía no me explico como pudo aprobar los TIMOS – se escucho por lo bajo decir al profesor, ahora enfrente de otro caldero, pero con el suficiente tono auditivo para que el aludido lo pudiera escuchar.

- Shhh, calma Neville – le tranquilizó Harry, que era el que se encontraba más cercano, en el lado contrario, lejos del terrible enseñante.

- Pero… pero… - agarró su varita fuertemente, consiguiendo que de esta salieran varias chispas, símbolo de su enfado creciente, durante esos duros meses de curso (y durante todos los años anteriores) le había estado tratando injustamente, y ahora, era su blanco preferido (ya que su otra "presa", es decir, Harry Potter, había decidido ignorarla completamente)

- ¡Longbottom, Potter! – exclamó de repente el profesor Snape, posando sobre ellos su dura mirada, estos se sobresaltaron al oír sus apellidos dichos con tanta fuerza – Quedan castigados, al volver de vacaciones pasen por mi despacho para concretar lo que tienen que hacer. Y son… 20 puntos menos…

- ¿Veinte? Eso es una exageración

- Veinte por cada uno, señor Weasley, y otros treinta más por osar un prefecto a replicarle a un profesor

Si no hubiera estado tan atenta a las reacciones de su compañero de pupitre, Ron se hubiera llevado un castigo peor, pero Hermione enseguida le agarró de la manga de la túnica y le impidió levantarse al oír los puntos quitados a su casa.

Severus disfrutó mucho de las reacciones de los cuatro adolescentes, que se contenían como podían la rabia y la ira, esperaba escuchar las risas de la otra casa que les acompañaba, pero no se oyó nada… dos segundos mas tarde comprendió que ese año habían emparejado a Gryffindor con Ravenclaw en su asignatura.

Disimulando como podía el dolor que tenia en el costado, terminó de completar la ronda y se sentó a su mesa, gobernando de este modo un vista general de todo el aula: los estudiantes se afanaban en terminar la poción que él había mandado, a modo de examen final, al inicio de la clase (de nivel de los EXTASIS), y los vapores se alzaban, con sus lleves colores, hacia el techo de la mazmorra.

Consultó con su reloj, todavía faltaba varios minutos antes de que acabase la clase, así que invocó varias tareas que tenia para corregir con su varita y se puso a evaluarlas.

"La poción multijugos…" empezó con la primera redacción de todas ellas, pero nada mas pasar de la primera frase se dio cuenta de que el alumno no había captado la esencia de la poción. Recorrió con los ojos el pergamino hasta detenerse en el nombre del propietario: Ravenclaw, segundo curso… pensó e intentó ubicar aquel nombre con el propietario. Tras unos segundos de reflexión, el pobre alumno se ganó una inmerecida nota de un 1 en el trabajo (se acordó de que había sido el mismo que hizo estallar, en una sola clase, dos calderos y otro mas derretido por razones inexplicables)

Tomó otra redacción del montón "La poción multijugos es…", igual que la primera, poca materia, solo una décima parte de lo que había explicado él en su ultima clase. Miró la cabecera: Slytherin… uhm, no tardó mucho en decidirse, la redacción se quedó con un seis.

Uno a uno, los pergaminos fueron obteniendo las diferentes calificaciones, unas mas altas que otras, dependiendo, en muchos de los casos, de a que casa pertenecían o como se habían comportado en clase.

Con Rose Zeller (Hufflepuf y un cinco) la corrección terminó. Alzó los ojos, todavía los alumnos del aula no habían terminado, pero poco faltaba ya para la siguiente clase.

Viendo que ya empezaban algunos a recoger y que traían las muestras a su mesa, el profesor apartó los pergaminos que había estado corrigiendo hacia un lado, y… un agudo dolor se le hizo manifiesto en el estómago, justo en la parte donde llevaba un fuerte vendaje… Mataría a Kingley por su "hazaña", se recordó a si mismo, le había dañado en una zona delicada y no podía realizar muchos esfuerzos, sólo quedarse encerrado en su dormitorio y dar clases, al menos Dumbledore había logrado encubrirle en sus encuentros con Voldemort, preparaba un tipo especial de poción multijugos (si se añadía una cantidad extra de Descurainia sophia, el efecto podía permanecer durante mucho mas tiempo, logro que descubrió en sus largos y obligados ratos de descanso) y alguien, no sabia quien, pero creía saberlo, se hacia pasar por él en las terribles sesiones de tortura que seguro estaba infringiendo el lord a sus seguidores por los errores cometidos en el asalto.

Se pasó una mano por la zona adolorida, frunciendo ligeramente los labios, estaba sanando lento, pero seguro, ya que al ser una herida no producida por magia y en una zona extremadamente delicada, tardaría mas en sanar, al menos las pociones de curación estaban realizando su trabajo a la perfección, ya le dolía menos que unas semanas atrás.

El gesto de contención del dolor pasó inadvertido para toda la clase, excepto para una muchacha de pelo castaño que estaba cerca de la mesa, entregando su poción recién acabada (y con el tono exacto de violeta que debería de tener en la finalización del proceso).

Se alejó del lugar, y, mientras recogía sus cosas en la mochila, no cesó de observar el rostro del profesor, ahora sabía por qué, o creía intuir la respuesta, a lo que les habían comentado los gemelos a ella y a Ron en su última reunión.

Flash Back

Los dos prefectos de Gryffindor desaparecieron tras un cuadro que mostraba a dos animales saliendo y entrando en sus madrigueras, era el final de su ronda nocturna. Ahí se encontraron con las otras dos personas que habían ido a buscar y que las esperaban pacientemente, sentadas sobre sus respectivas camas.

En cuanto aparecieron, se incorporaron inmediatamente, aplicaron un hechizo de insonorización a la sala y los cuatro se sentaron en torno a la mesa, donde múltiples pergaminos estaban distribuidos en un orden concreto, solo para ellos.

- Lo conseguí, de la sección prohibida – dijo Hermione sacando de entre los pliegues de su túnica un viejo y antiguo libro, bastante amarillento

- Tsk, tsk – unos de los gemelos chasqueo la lengua – Mira que te estamos influyendo mal, infligir las normas, tsk, tsk, una prefecta…

- Cállense ya, necesitamos este libro

- Oh, vale Ronnie, ya nos calmamos, pero no niegues que las reglas están para romperlas

- O destrozarlas… como las puertas

- Paren – la única chica de los cuatro puso orden, cuando empezaba así no había quien les parase a los tres. Se dirigió a los gemelos - ¿Encontraron algo interesante?

- Er, creemos que si

- Aunque podría no ser… según por donde se mire.

- ¿El que?

- La enfermera esta muy preocupada – Fred se levantó de su asiento y empezó a pasear de uno a otro lado imitando perfectamente los gestos y los andares de la señora Pomfrey, además de su voz – Es peligroso, no se por qué te arriesgas tanto… unos centímetros mas… el hígado casi destrozado, dios mío… huesos los arreglo en un instante, pero órganos internos… dos o tres meses con el vendaje… después habrá que volver a revisar… vendaje muy fuerte… te dolerá mucho, aun incluso con las pociones…. – tras terminar la representación, el pelirrojo hizo una especie de reverencia y se sentó en la cama – No hay mas…

- Eso es lo único que alcanzamos a escuchar y oír, no sabemos a quien se refiere.

- ¿Qué significara? No hay nadie ya herido desde el ataque de Halloween – opinó Ron y todos se quedaron unos segundos pensando, hasta que reanudaron de nuevo el trabajo que habían ido a hacer.

- De eso me encargo yo, creo que el día de Navidad será el mas indicado

- ¿Crees que lo conseguirás?

- No te preocupes, ya lo vi a principio de curso, no habrá problemas para cogerla prestada un rato – dijo el prefecto de Gryffindor, Ron, al ver que dudaban su hermano de su palabra – No creo que se entere.

- Es muy importante que la consigamos, creo que ahí esta la clave – su compañera de lado apuntó mientras releía el ultimo párrafo de una hoja del libro que había cogido (en una escapada) de la sección prohibida. – Ya no podemos hacer nada hasta entonces.

- Pues… hasta ese día ya investigaremos lo demás… Nuestras queridas "amigas" – George sacó de uno de sus bolsillos una especie de botones grandes, eran parecidas a las orejas extensibles, solo que estas no necesitaban de hilos para trasmitir la información – se encargaran de ello.

- ¿Y los exámenes?

- Ah, eso… ya veremos, pero…

- Pero creemos que todavía no estamos preparados…

- Y vamos a seguir aquí durante un tiempo…

- Un largo tiempo… - terminó Fred al ver como se levantaban Ron y Hermione de la mesa, ya se iban del lugar – Ya saben, este asunto es más importante que los estudios

- Y además… nos prometimos a nosotros mismos que lo íbamos a ayudar

- Aunque él… no lo sepa – una sonrisa apareció en los cuatros, por eso iban allí a intentar hallar la solución a ese problema.

- Nosotros ya nos vamos… pero antes – dijo Hermione desde la puerta y mirando burlonamente hacia los dos gemelos – ¡Aqua! – y una gran tromba de agua empapó de arriba abajo a los dos – Así aprenderán a no interrumpir – era su venganza al cubo de liquido que les empapó, a Ron y a ella, en la ultima fiesta celebrada en la sala común.

- Era para evitar que se pegasen demasiado, estaban muy… juntos – intentó replicar, en un tono divertido,  un muy mojado Fred, pero se dio cuenta, demasiado tarde, de que su hermano menor también se había apuntado a la venganza, y varias ramas le surgían de las manos.

- Por una vez estoy de acuerdo con sus métodos – dijo Ron antes de desaparecer por la puerta, dejando a los dos solos en la habitación.

- Y ahora… ¿Qué hacemos? – observó uno de ellos mientras veía la piel verde de su mano y las hojas que surgían de ella.

Fin Flash Back

- No puedes hacer nada, ya sabes como es… a mi me trata… trataba igual.

- Esta vez me había esforzado mucho mas en cortar las porciones exactamente como indicaba en el libro – Neville soltó un bufido de desacuerdo con lo sucedido en la clase, Harry iba a su lado, ahora al menos, al sentirse ignorado (o ignorarse mutuamente) podía disfrutar un poco del arte de la elaboración de pociones

- Ya veras como… augh – por poco no sintió el frío del suelo, alguien le agarró de la túnica antes de caer debido a la súbita aparición de una pierna en su camino – Gracias Ginny – agradeció a la pelirroja (que había ido corriendo a evitarle la caída, salía de clase en esos momentos, del otro extremo del pasillo), a la vez que miraba hacia atrás y veía como una túnica negra, con bufanda verde, desaparecía tras una esquina  – ¿Alguien ha visto quien ha sido? – sus dos acompañantes negaron con la cabeza, uno por no prestar atención al causante del disturbio, y la otra por acabar de salir de clase.

- Slytherin seguro – sentenció la única chica, con un tono de voz distinto del que utilizaba normalmente – Me tengo que ir a Historia de la Magia – dijo para despedirse y se perdió en otro de los múltiples pasillos del castillo.

- ¿Qué tenemos ahora?

- Espera… - Harry removió un poco las cosas que llevaba en la mochila, hasta encontrar (debajo de algunos cuantos libros y tareas) un trozo de pergamino un tanto arrugado y desgastado ya. Con el dedo siguió la columna que se encontraba bajo el día en que se hallaban – Tenemos suerte Neville, hora libre hasta después de la cena… Astronomía… la última de sus clases antes de las vacaciones de navidad – terminó muy alegre.

*****

- Has tardado mucho… Lunático – Sirius estaba apoyado en una columna y miraba distraídamente hacia lo que consideraban el techo del lugar.

- Canuto… - dijo Remus en un tono entre furioso y cansado – He estado buscándote desde hace… desde hace… una barbaridad… - concluyó – ¿Dónde te habías metido?

- ¿Yo? – ahora ya bajó la vista hasta posarla sobre su compañero y amigo – Siempre he estado aquí – se incorporó y dio una vuelta en el sitio, extendiendo los brazos, con una sonrisa increíblemente ancha en su rostro – Aquí… justo al final de las preguntas – dijo al terminar de dar varias vueltas sobre si mismo y sin dejar de sonreír

- ¿Quieres decir que…? ¿Qué es lo que pienso? – el enfado se le había disipado inmediatamente, hacia tanto tiempo que no había visto a Sirius de esa forma, tan alegre, tan activo… con ese brillo de determinación en sus pupilas.

- Eso creo yo… Si… - apoyó las palmas de sus manos completamente en la columna donde había estado apoyado y esperando, y que, increíblemente, se parecía a la que, durante tantas noches, se había acurrucado para dormir a sus pies. Acercó el cuerpo, hasta sentir en su frente el material del que estaba hecha la columna, como si escuchara el murmullo de esta – Si… la salida… la salida esta cerca… muy cerca… - le contesto, sonriéndole en su posición. Dejó resbalar sus cabellos encima de su rostro y giró lentamente hasta que en su visión entró Remus, ahora sentía el material en una de sus mejillas – Ya estamos cerca… - sonrió – Vamos…

Los dos hombres traspasaron la entrada, que igual que las exploradas infinitas veces en la sala tan extraña, se encontraba oculta en las columnas, sólo había que saber buscar… Y se dieron cuenta, inmediatamente, de que ese lugar nunca lo habían visto antes, era nuevo a sus ojos, pero a la vez muy, pero que muy conocido, extrañamente familiar para ambos…

-¡Espera! – exclamó de repente Remus, tras un rato de caminar sin rumbo por el lugar, él, al igual que Sirius, sentía, ahora, que la salida estaba cerca – Lo reconozco, se donde estamos – consiguió atraer la atención del animago, que trasformado en perro estaba olfateando en busca de pistas, un instante después, en el lugar del perro apareció una persona. – Es… - el hombre miraba fijamente el techo – eso es… - posó la mirada unos metros más a la derecha – Si… y esa… - volvió al primer lugar, ahora enfocaba mas abajo – También esta… - dio media vuelta, todo el rato mirando al techo – Si… ahí esta… - una mirada de reconocimiento y de alegría infinita se instaló en sus ojos mientras observaba el lugar.

- ¿Que? – como única respuesta obtuvo la señal para mirar mas adelante, justo encima de él - ¿Qué? – a un gesto impaciente para que guardase silencio, Remus le volvió a indicar la tintineante luz que tenia unos metros mas arriba…

Y entonces lo reconoció, reconoció que la oscuridad y los puntos brillantes, que habían confundido con luces, eran realmente estrellas, grandes cuerpos celestes que se alzaban encima de sus cabezas, a kilómetros de distancia, a miles, millones de metros de ellos, en la inmensidad del espacio… tan al alcance de la vista como lejanas al tacto de las manos… Tan lejanas como cercanas… formando constelaciones, figuras caprichosas en el firmamento…

Desde que la contemplación de las estrellas le había sido negada en sus negros años en la prisión donde injustamente fue encerrado, siempre había estado imaginado un cielo limpio de todo obstáculo… y el que tenia enfrente lo superaba mil veces: inmenso y salpicado de pequeños cristales que le hacían sentir parte de la magnifica obra de la creación: hijo del universo, parte de un todo, con una misión a realizar…

Unos pocos minutos bastaron para que pudiese ver perfectamente el lugar (lo que les había costado a sus ojos acostumbrarse a la oscuridad) un desierto y millones de lámparas iluminándolo, algunas recién aparecían ante sus ojos, estrellas que ni siquiera sabia que existían…

Abstraído en la contemplación, se vio tumbado en la calida arena, contemplando aquella estrella que tenia justamente encima, formando un triangulo casi equilátero con Procyon y Betelgeuse, la estrella que mas relucía en el cielo, cerca de la constelación de Orión (la constelación mas bella de todo el cielo visible desde la Tierra), la que antiguamente marcaba, con su reaparición matinal, las crecidas del Nilo, de los antiguos egipcios, una estrella ligeramente mas grande que el Sol, y 23 veces mas brillante que este astro, a mas de 8,7 años-luz de la Tierra…la estrella azul desprendía su brillo sobre aquella persona que se nombraba igual que ella: Sirius.

Unos metros, sólo un par de metros mas alejado, se encontraba Remus, contemplando también el infinito cielo que se encontraba sobre sus cabezas. Se había dado cuenta, al cabo de un buen rato de entrar a ese lugar, que el cielo dibujaba formas, y mas se había sorprendido al verse bajo el manto celeste… igual que un lugar que conocía muy bien… pero… ¿podría ser ese? ¿Podrían estar… ya… tan… cerca… tan cerca de casa?

*****

En el aula de Astronomía, el grupo de sexto curso de Gryffindor estaba escuchando atentamente las indicaciones para enfocar correctamente las constelaciones que la profesora iba enumerando, una a una, y pasando los objetivos sobre el gran manto celeste que se alzaba encima de sus cabezas.

- … La constelación del Dragón se encuentra formada por un conjunto de estrellas que forman una larga fila sinuosa… Rodea a la Osa Menor y separa ambas Osas. La estrella alfa de esta constelación era la estrella Polar hace casi 3000 años… La Osa Mayor y la Menor se encuentran cercanas a la Vía Láctea… -ruido de los telescopios para enfocar las nombradas.

Así siguió el repaso de las constelaciones estudiadas en ese trimestre, las que cubrían el hemisferio norte: Dragón, Osa Menor, Osa Mayor, Cefeo, Cisne, Delfín, Lira, Flecha, Hércules, Serpiente, Boyero, Virgen, León, Gemelos, Cochero, Triangulo, Aries…

- Y con Andrómeda y Pegaso concluimos el repaso del trimestre – la profesora Sinistra terminó la explicación, y el ruido de los alumnos recogiendo se oyó en todo el aula – Al reanudar las clases, después de vacaciones, seguiremos con el hemisferio Sur…

- Ha sido una noche muy limpia

- Y que lo digas, las estrellas se veían perfectamente

- Un buen comienzo de vacaciones añadiría…

Los alumnos abandonaron el aula rápidamente, queriendo así empezar cuanto antes las merecidas vacaciones de Navidad, unos días en los cuales podrían descansar y llenarse de energías para los meses que quedaban de curso.

Pero uno de esos alumnos, un chico pensativo, no les acompañaba en las charlas que animadamente surgían de camino a la sala común, ya que, antes de recoger su telescopio, y antes de dar por concluida la clase, él había dirigido su vista hacia una estrella, dibujada en una de las hojas de su libro de Astronomía, ya que al abrir para ojear lo que verían el siguiente curso, se la había encontrado de repente ahí: una estrella azul que le traía recuerdos lejanos.

Y todavía seguía pensando en ella mientras se acostaba en su cama, mientras se dejaba llevar por los brazos del dios del sueño hacia un lugar donde le gustaba estar, recordando los momentos vividos al lado de esa persona a la que echaba tanto de menos: su padrino…

- ¿Donde estas?