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Una semana más, y un capitulo se añade :) (en realidad, la segunda parte del capitulo 32, jeje)

Les agradezco de corazón que gasten unos segundos de su preciado tiempo en dejarme sus bonitas y maravillosas opiniones, no saben lo que esto significa para mí, sobre todo, en las épocas en que parece que las cosas van muy mal, y de repente, ahí esta, gente que no conoces animándote y alegrándote el día, haciendo que la vida merezca la pena… es indescriptible esa sensación.

Bien, dejando aparte estas pequeñas reflexiones, a partir de este momento voy a tener un poquito mas de tiempo, un poquito solamente hasta que llegue final de mes… y con ello mis decisivos exámenes de carrera (que con una poca-mucha suerte, acabare este año, o eso espero) así que intentare avanzar mas rápido con la/s historia/s que estoy escribiendo (sean buenos y pasen por la historia que he empezado, se llama "Prisionera del silencio" y esta en mi perfil… ¿Cómo acceder?, fácil, den al mi nombre, arriba del todo y entraran ahí)

Reviews y pasamos al capitulo (ok, si quieren pueden ir directamente a leer la historia, pero me siento en la obligación de responder a todos y cada una de las personas que me escriben)

jessy_tonks = Gracias, y eso que con la ultima parte no estaba muy convencida cuando la escribí, pero así quedó… bueno, después de unos días me gustó, así soy yo. Ya sabes, si nada lo impide, actualización semanal, y aquí esta. Disfrútala, besos.

Erpandi = Sirius regresara… uhmm, no puedo decirlo, pero un adelanto, ya esta definida la escena de su vuelta, jeje (pero no voy a decir cuando ni de que modo, eso seria muy revelador) Bueno, la prueba la tiene que pasar Sirius, y en la segunda parte, es decir, en este capitulo, se empieza a intuir eso. Creo que te agregué al msn, así que espero que nos veamos algún día (siempre y cuando me dejen el ordenador cuando y el tiempo que yo quiera, que muchas veces, si ya llevo un rato, me lo quitan…. – triste, si no llego a estar mas de una hora y a eso le llaman barbaridad -) Espero que nos podamos ver. Besos y disfruta del capitulo.

)3âD)3ÿ666 = Y lo que le queda ^.^… no se, de momento llevamos 32 capítulos y, lo que dices, estamos en Navidad. Es que mi musa esta loca y no para de inspirarme escenas que se alargan y alargan y… así voy de lenta. Me hiciste enrojecer, ¿estupenda? Eso son palabras mayores, *.* Ustedes opinan, yo escribo lo que se me ocurre. Espero que te guste este capitulo también. Besicos.

lix = Actualmente ando "estrellada", jeje. Me dio la venada de conocer las historias de las estrellas, y me agencié con un libro llamado "Guía del cielo", donde, aparte de mostrar los mapas celestes, te hablaba de las leyendas y muchos datos interesantes mas… Y en verano me suelo pegar las noches mas en observación de estas (¿te suena?) que en otra cosa, jeje… se pasa el tiempo volando. Y la estrella Vega, la encontré por casualidad, pero ahora veo que es muy, muy… interesante. Ves, yo también ando por las ramas (y no me bajo, jeje) De nada, lo de las actualizaciones es un buen método, varias de las historias que leo también lo hacen y es una forma rápida para acceder a estas (a veces no hay tiempo para andar buscándolas, además, es muy grande este sitio) Muchísimos besitos para ti, y espero que te guste el capi.

MeCh! = Si, en eso coincidís todos… y me sacáis los colores, jeje. Sigo en la búsqueda de las traducciones que te dije, espero encontrarlas algún día y serás la primera (o bueno, la segunda) en tenerlas ^.^ Me alegro que te gustasen mis recomendaciones, yo sigo todas y cada una de las historias, pero debido a mis problemas de tiempo, no puedo poner muchos reviews… a ver como soluciono eso (pensando, pensando) Besos y que disfrutes del capitulo.

Alexander Carballo = Intento actualizar, si nada me lo impide, cada semana así no esperáis mucho tiempo :) Bien, veamos, creo que te perdiste un poco en el ultimo flashblak, uhmm, si, bueno, ese era un recuerdo de Sirius, de cuando se encontró con el "misterioso" profesor, es antes del primer encuentro, el de Hogsmade, por eso Harry no recordaba nada, aunque tenia la sensación (en el segundo encuentro se lo comenta), y Sirius, bueno, la reacción que le comentaba el otro fue exactamente lo que sucedió cuando volvió de ver a su ahijado = capitulo 25 encuentro y 26 reacción de Sirius. Y lo de no recordar nada, Sirius no se acordaba de la conversación hasta ese momento, y eso desencadeno que rememorara el primer encuentro, y lo que alcanzó a oír, que fue lo que sucedió, que se encontró con Harry la noche de Navidad…. Uhm… no se si te lié mas, o te lo aclare, ya me comentaras. Espero que te guste el capitulo y muchos besos.

Gabriela de Black = Me alegra que te gustase (a pesar de no estar completo… aquí esta la segunda parte) Y… soy tolkiana total, los libros de Esdla los leí de muy pequeña (y no soy muy vieja, jeje), y realmente ese mundo me encanta… pero no me veo capaz de igual al gran maestro Tolkien ^.^ Si te dijera que tengo una estantería para todo lo relacionado con esto, jeje. Espero verte. Besicos y que te guste el capitulo.

Aliance = Como dice el refrán, mas vale tarde que nunca, jeje. Siempre es agradable ver a nuevas personas leyendo el fic. Si quieres, me dejas tu e-mail y te mando un correo de actualización cada vez que haya nuevo capitulo (como vengo haciendo desde hace un tiempo) ¿Interesante?, eso lo tenéis que decidir vosotros, sois los que leéis, y ¿llena de acción?, jeje, será que mi vida es muy aburrida. ^.^ Y el numero de capítulos totales no lo se, ya ves, capitulo 32 y todavía por navidad, creo que se va a convertir en un historia muy larga :), y tocara leer mucho (ay, mis pobres dedos, lo que me queda de pasar al ordenador, y pronto me voy a tener que comprar una libreta nueva) Sin mas que decir, sólo que espero que te siga gustando la historia. Muchos besos.

Como estoy viendo que me alargo mucho, solo deciros que estoy encantada con tod@s vosotr@s y con los reviews que me dejáis. Ya podemos pasar a disfrutar de la segunda parte del capitulo 32. Disfruten.

Pd: Actualice mi perfil, de esta forma podrán contrastar lo loca y aburrida que me siento en clase (en una de tantas somnolientas horas de habla-profesor-"escuchan"-alumnos) Besos.

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Capitulo 32_Adiós es la palabra más difícil (segunda parte)

Sus pasos le llevaron lejos del lugar de entrada y, para cuando quiso darse cuenta, las estrellas que observara allá, en lo alto del firmamento, habían cambiado de posición, ya no eran las mismas, ya no eran las que había reconocido felizmente al pisar por vez primera ese lugar que parecía un desierto. Ensimismado, no sabia cuanto tiempo había trascurrido mirando y caminando, regocijándose en las formas reconocidas y dejando que sus pies caminasen por sendas inexploradas… y cuando quiso darse cuenta, ya se encontraba solo en el lugar, no veía a nadie.

- ¿Canuto?................ ¿Sirius?...............- preguntó al aire

Nada, ni el eco le contestó, sólo estaba él en medio del desierto.

Se volvió, la misma imagen, una y otra vez arena por doquier, aquí y allá, la oscuridad de la noche, las estrellas brillando en el firmamento, reflejándose la débil luz (porque, por mas que había buscado, no había luna, ni tan siquiera un diminuto trazo en medio de aquel cielo, y así había sido desde que llegasen). No había nada mas, nada con que guiarse, nada con que orientarse en la inmensidad del lugar, igual, igual que en la otra estancia, pero a diferencia de esta, no había nada de columnas, no había nada… salvo el vacío.

Gritó una vez mas el nombre de su amigo, de su compañero de desventuras, pero nadie le devolvió la llamada, ni tan siquiera el eco. Y los pasos que habían sido marcados en su larga caminata… desaparecidos. Sin rumbo, sin origen… sin destino.

Miró de nuevo al cielo, implorando una señal, algo que le ayudase a situarse, a saber donde estaba, o… adonde tenia que ir, pero...quitando la estrella fugaz que viera un rato atrás, cuanto no sabia, no había nada que pudiera guiarse…

Y el cielo empezó a girar, primero despacio, haciendo que el observante no se diera cuenta, las estrellas cambiaban de sitio, de lugar, de posición… pero poco a poco, esa velocidad empezó a incrementarse, ahora dando a conocer ese vertiginoso movimiento a Remus, que aturdido, no sabia que pensar, aunque, tampoco le dio tiempo a mas: sintió como en su interior empezaba a sentirse relajado, ligero… no se dio cuenta cuando sus piernas se doblaron, las rodillas tocaron el suelo, y su cuerpo, finalmente, se dejó caer a la ardiente arena… ya inconsciente.

*****

No fue un sueño, no lo había sido, era real, sucedió de verdad: había recibido el mejor regalo que nunca hubiera imaginado. Percibía las claras voces de sus compañeros, que estaban en las afueras del castillo, desde su habitación, estaban pocos, y todo resonaba entre las paredes de piedra y el exterior, y él, todavía en la cama, seguía recordando la noche anterior, cuando recibiera su deseo mas deseado, en parte, si, ya que no se había realizado por completo, pero… algo es algo, ¿no era cierto?

Un objeto, lo que adivino una bola de nieve hechizada, claro esta, impactó en una de las ventanas de la habitación, pero eso no le molestó en absoluto, no cuando esa era la décima o undécima que lanzaban los gemelos al cristal desde que recordara al despertar.

Sonrió al recordar cómo estos les habían anunciado que, "por desgracia" se iban a tener que quedar hasta final de curso, ya que no habían aprobado ninguno de los EXTASIS en la convocatoria extraoficial, y sonrió mas al recordar la cara de resignación que pusieron los otros hermanos, dando a entender que ni a Ron ni a Ginny les hacia mucha gracia tenerlos unos meses mas allí. Y ahora, junto a los pocos que se habían quedado en el castillo, estaban librando una dura batalla de nieve en los terrenos del castillo. Por una parte, la alegría que podía percibir en los gritos le hacia dudar entre si levantarse de la cama y unirse a ellos, o quedarse entre las sabanas y rememorar lo sucedido unas horas antes… obviamente había elegido esto ultimo.

Al principio le había parecido un sueño, que no lo había vivido en realidad, que simple y sencillamente había sido que su subconsciente le había jugado una mala pasada, porque ¿quién hubiera imaginado que las estrellas cumplen los deseos mas ocultos?... Nadie, y ahora él, lo dudaba, dudaba que los deseos no se hiciesen realidad, porque eso había sido lo que pidió al ver la estrella fugaz, antes de acostarse, antes de soñar siquiera, en ese día de navidad… ­Un sueño pensó al levantarse al día siguiente, una ilusión, pero… la capa que le tapaba, que le cubría, como si fuera una sabana más, destacándose entre estas, le hizo darse cuenta de que no, que no había sido un sueño, que todo lo que había experimentado la noche anterior: el reencuentro con su padrino… había sido real como la vida misma… igual que su despedida.

Una lagrima silenciosa se deslizó por su mejilla, pero ya no de tristeza, sino de alegría, de emoción contenida, le volvería a ver, estaba a salvo, prisionero en algún lugar (no se lo había dicho tan directamente, pero en sus palabras lo pudo percibir), pero nunca le había dejado, siempre estaba velando por él, donde quiera que estuviese… no había sido un adiós, había sido un "hasta luego"

Se estiró en la cama, despedazándose un poco mas, no había logrado dormir mucho, pero no le importaba, había merecido la pena sacrificar horas de sueño por aquello.

Con la cabeza encima de los brazos, contempló su cama, las cortinas que le separaban del resto de la habitación, lo que consideraba su hogar, un lugar donde se sentía a gusto, protegido, un sitio donde sabia, se sentía bien, a diferencia del resto ¿Qué haría si no pudiese volver allí? ¿Dónde iría?.........

Desechó rápidamente esa idea, todavía le faltaba año y medio para ponerse a pensar en su futuro, en su futuro mas inmediato, porque… quedaba algo entre medio, algo que le impedía pensar a largo plazo, algo que muchas veces olvidaba, pero otras, como ahora cuando se ponía a reflexionar profundamente, se revelaba como una sentencia, como un péndulo que oscila para terminar de moverse alguna vez, y cuando esto ocurrieses, cuando su hora llegase, sabia que no habría marcha atrás, que ya todo se terminaba, igual que el movimiento del péndulo… Por eso no le gustaba pensar en su futuro, porque llegaba siempre al mismo sitio, a las mismas palabras que marcaba la diferencia entre él y el resto de personas…

Cerró fuertemente los ojos, no quería, no, no y no, no quería pensar en eso ahora, no ahora que el recuerdo de su padrino estaba tan reciente, no quería ponerse triste y que él lo supiera, porque… de todo lo que habían hablado aquella noche, ese fue el único tema que evitó siempre, rodeándolo sutilmente, pasando por encima, escondiendo sus temores de su destino escrito, no quería que se preocupase, que le hiciese sentir culpable por dejarle a él, al niño-que-sobrevivió, al que-tenia-escrito-su-destino, por dejarle solo frente a la amenaza de saber que tarde o temprano moriría a manos de su peor enemigo, o si no… la otra posibilidad ni se la planteaba.

Una nueva sacudida y un manchón blanco en la ventana hicieron que estos pensamientos se alejasen, siendo reemplazados por los gritos que escuchaba alegres por las vacaciones, y por primera vez, agradeció la interrupción en su mente.

Se levantó de la cama, solamente esta él en la torre, el resto del castillo estaba allá afuera, y, apretujándose en la capa que le demostraba que lo vivido en esa noche no era un sueño, se aproximó a la ventana, asomándose a ver como iba la guerra de nieve que se desarrollaba.

El tímido sol de mediodía de ese día de invierno se coló en la habitación al abrirse finalmente la ventana, una brisa se infiltró, y Harry agradeció la protección que le blindaba la capa, un poco mas grande que él, el recuerdo que tenia, y que sabia, le recordaría siempre que tenia un objetivo: que no tenia que entristecerse y que tenia que vivir la vida con alegría y optimismo.

- Nos entristece romper este momento, pero… - una voz le hizo interrumpir su recuerdo de la pasada noche

- Si, estabas como en las películas muggles, mirando al horizonte

- ¡Y pensando! – exclamó medio sorprendida otra voz

- Pero… hemos pensado que, como estamos en inferioridad numérica, te necesitamos

- Además… ya es hora de levantarse

- Por lo menos, para la comida

No hizo falta que se diera la vuelta para reconocer a los propietarios de las inconfundibles voces de los gemelos Weasley, además, había observado que en los terrenos no estaban, ni se les oía desde hace bastante rato, así que no se le hizo extraño escucharlos en la habitación, pero lo que le sorprendió fue que, al ir a mirarles, en el punto donde se suponía provenían las voces se encontrase con… nada.

- ¿Fred? ¿George? – preguntó confundido, sabia que tenían que estar ahí, por las voces escuchadas, pero… - ¿Dónde están?

- Err, Harry, creo que se han confundido de talla– la respiración de uno de ellos la sentía cerca - Esta capa no es de tu tamaño – algo invisible agarró la capa que le había dejado su padrino, y donde se estaba cobijando.

Retrocedió un paso, alejándose de la amenaza que le suponía no saber lo que sucedía.

- Soy yo, ¿no me reconoces?

Un paso mas hacia atrás, teniendo la pared a la derecha, la podía tocar con la mano, miró con temor hacia el lugar abandonado, y a la cama, al lado de esta se situaba la mesilla… con su varita encima.

- ¿Qué te pasa? Harry, que somos nosotros, Fred y yo – el ruido de una capa, que pudo percibir que se acercaba, y la respiración anterior la volvió a sentir cerca.

Intentó dar otro paso atrás, pero algo se lo impido, como si alguien se hubiera interpuesto entre el y su vía de escape. Forcejeó con ese algo que le apresó, debatiéndose, pero lo que le había agarrado era más fuerte que él.

- Soltadme, ¿Quiénes son? ¿Que quieren? – sus ojos se oscurecieron, el verde que normalmente solían llevar empezó a cubrirse de ira y lucha, de un deseo de sobrevivir, y de deshacerse de aquellos que le tenían preso… y en la cicatriz, que desde hace unos meses no le dolía, empezó a sentir el dolor que le producía cuando Voldemort castigaba a sus vasallos, pero esta vez no era el mago oscuro, esta vez, ese sentimiento provenía de su interior: quería hacer daño, quería dañar a los que le estaban agarrando…

- Basta, basta George – los brazos invisibles que le agarraban se relajaron, y él aprovechó para correr hacia su cama, y con un gesto rápido, coger la varita, al menos ya no se sentía tan desprotegido como antes – Harry, baja la varita, no somos enemigos… somos nosotros – dicho esto, aparecieron de la nada los dos propietarios de las voces: los dos pelirrojos.

- Nos hemos pasado con la broma, no pensamos que te pondrías así al no vernos.

- No queríamos hacerte enfadar tanto – la rabia todavía estaba patente en los ojos del Gryffindor mientras les miraba incrédulo, pero todavía amenazando con la varita ¿Cómo habían logrado hacerse invisibles? ¿Y como habían seguido con la broma al ver que este se enfurecía tanto y perdía el control de si mismo?

- Esto… creo que mejor nos vamos, relájate, ¿vale?

- Si, Harry – Fred intentó acercarse a la cama, pero un movimiento de este hizo que desistiera del intento, la varita les apuntaba todavía – Como quieras… estamos abajo por si te quieres unir… ya sabes… con la nieve y todo eso.

- Ah, y toma esto. Como disculpa, sólo tenemos dos, uno para cada uno, nos costó mucho desarrollarlos, es para hacerse invisible, como los gorros del año pasado, pero esta vez el cuerpo completo. Pero… hoy nos hemos pasado de la raya, no teníamos que haber llegado tan lejos… Bueno… nos vemos. Perdónanos, lo sentimos mucho – dijo George, acercándose un poco a la cama, y depositando un pequeño objeto encima de la cama, antes de desaparecer por la puerta, dejándole de nuevo solo.

Se tiró en la cama, nunca antes había sentido esas ganas de herir… de hacer daño… nunca desde hace un tiempo… Con sus brazos rodeó las piernas encogidas, haciéndose un ovillo… quería olvidar aquella sensación de odio, erradicarla de su mente, él no era así, no quería transformarse en lo que odiaba…

- ¿Harry? – ahora era una nueva voz la que se oía en la habitación, pero no quiso levantar la vista, no quería hacer daño al que fuese – Harry, me han dicho que todavía estabas aquí ¿Que te pasa?

- Na-nada – articulo entre sollozos las palabras – Vete, por favor, quiero estar solo.

- ¿Han sido Fred y George? – al no ver ningún gesto se aproximó un poco mas, encontrándose con un pequeño objeto encima de la cama, en el otro extremo de donde se veía la figura encogida del único ocupante de la habitación – Si, seguro que han sido ellos, hay veces que no saben medir las consecuencias de sus actos.

- Por favor, no quiero hacerte daño – los ojos verdes ahora estaban plagados de lágrimas y una profunda tristeza se adivinaba tras ellos.

- No, me voy a quedar, no tienes porqué lamentarte, no has hecho nada malo – se acercó un poco mas y se sentó en la cama, cerca de él.

- He estado a punto, de nuevo… él… y yo… me estaba animando a hacerles daño, se quería apoderar de mi… como en Halloween… entró en mi mente… tenia ganas de lanzarles una maldición imperdonable… co-como… - si la otra persona se asombró por la información obtenida, no dejó que ninguna muestra de asombro se dejase ver en su rostro.

- A veces son terribles, si. – Un gesto mas, y ya estaba junto al cuerpo encogido de Harry.

Este, como agradecimiento por el apoyo ofrecido, se apoyó en su hombro y dejó que unas ultimas lágrimas se deslizaran por la túnica de la persona que le estaba ofreciendo su comprensión, y notó como la mano de esta acariciaba su espalda, mostrándole que no habría porqué temer nada.

- Ginny…

- ¿Si?

- Gracias.

- Para eso están los amigos ¿no?, para apoyarse en los momentos duros – se deshizo del abrazo, ya viendo que Harry estaba mas calmado – Ahora, vamos al comedor, los elfos ya habrán preparado la comida.

No supo si fue por la presencia tranquilizadora de la pelirroja, o por las emociones de la pasada noche, pero el sentimiento que tenia de hacer daño, de ira y odio que había crecido en su interior por sentirse amenazado, se disipó cuando bajó al comedor y se contagió de la alegría que reinaba allí (y también porque los causantes de su enfado se disculparon mil y una veces en el transcurso de la comida, ellos también se habían sentido mal al ver sufrir a su amigo)

Ese hecho sólo quedó ya en el recuerdo, y los días que faltaban de vacaciones de navidad trascurrieron  rápido, mas incluso de lo deseado por los que disfrutaban del merecido descanso, y, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban en el ultimo día de vacaciones.

- ¿Terminaron las tareas? – Hermione se plantó, con las manos en las caderas y con gesto amenazador, frente a los cuatro muchachos que jugaban a snap explosivo. Crookshanks, el gato anaranjado de esta, que se había entretenido en robar varias cartas del juego y estaba ahora arañándolas (consiguiendo así una pequeña humareda al encenderse sin ningún riesgo) intuyó el peligro, y rápidamente se fue a refugiar bajo los protectores brazos de la otra chica que estaba en la habitación, frente al fuego.

- Creo que se han metido en un buen lío – susurraron entre si dos jugadores levantándose del suelo, y abandonando a su suerte a Ron y a Harry, que palidecieron al verse solos ante el peligro.

- Esto… creo que… - tartamudeó uno de ellos, observando que el trayecto hacia la salida estaba demasiado lejos y no les daría tiempo a escapar de la ira de su amiga.

- Te lo prometemos, esta tarde las terminamos… todas – dijo Harry, pero mentalmente se dio cuenta de que eso seria imposible, no habían hecho gran cosa en las vacaciones, y los deberes mandados eran bastante, bastante abrumadores.

- Eso espero, pero no piensen que les voy a ayudar. Ya estamos en sexto curso, tienen que aprender a responsabilizarse de sus cosas. – dijo esto ya en un tono mas calmado, como si esperase que ambos cumpliesen su promesa. Después, fue al encuentro de Ginny, que mantenía a Crookshanks agarrado fuertemente, lejos del fuego, al que se quería acercar.

- Bueno, Ron, creo que es hora de ponerse a estudiar.

- Coincido contigo, si no, esta noche se pondrá echa un furia – echó una mirada hacia los sillones de la sala – y puede que no nos dirija la palabra en todo el trimestre.

Dejando abandonados los naipes del juego, ambos se encaminaron a la mesa donde un montón considerable de libros les esperaban, y, en medio de todos ellos, las agendas correspondientes que su amiga les había regalado esa navidad.

- "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" – exclamó una de ellas al ser abierta por una pagina.

- ¿Por qué no? – fue la contestación del pelirrojo antes de enfrascarse de lleno en una redacción para la profesora McGonagall.

******

- Despierte señor, despierte – una voz infantil se escuchó en aquella parte del lugar.

- Uhmmm… - como si despertase de un profundo sueño, el hombre se restregó los ojos y se encontró frente a frente con un niño de apenas ocho años.

- Por fin ha despertado, lleva mucho rato dormido ¿sabe?

- ¿Quién eres tú? – le preguntó, pero el chiquillo sólo le tiraba de la túnica y le instaba a levantarse.

- Tenemos que irnos, este lugar es peligroso – la prisa acompañaba a sus palabras, y sus ojos, de un tono claro, se veía la urgencia.

- ¿Sabes que es este sitio?

- Si – asintió con la cabeza – pero no se lo puedo decir, me lo han prohibido

- ¿Quién? ¿Quien te lo ha prohibido?

- Alguien, y hasta que no encuentre a mis amigos no se lo puedo decir – la pequeña mano aferró con firmeza la mano áspera del adulto – Tenemos que encontrarlos.

- Pero, pero yo no estoy solo

- ¿Se refieres al otro hombre? – vio como este confirmó – Él también tiene un camino que recorrer. Esta bien, pero ya no pueden estar juntos.

- ¿No?, ¿Por qué?

- Porque… - el niño se mostró inquieto, y miraba nervioso alrededor - … porque tienen que separarse para cumplir sus misiones…

- ¿Qué misiones?

- No, no lo puedo decir – se mordió ligeramente el labio inferior, en un gesto de impaciencia, había hablado de más – Vamos, nos tenemos que ir – apremió al adulto, arrastrándole por las arenas del desierto

- ¿Tienes padres? ¿Vives aquí? ¿Conoces este sitio? ¿A dónde vamos?

El niño le seguía arrastrando, sin contestarle siquiera, como si ya supiera a donde ir, por donde caminar, a donde dirigirse… y él, al principio se resistió, pero después comprendió que aquello era lo que había esperado, un modo de averiguar un poco mas que era ese lugar, y, si el niño tenia la respuesta, había que ir tras él, aunque dejase a Sirius solo… ya se reencontrarían mas adelante.

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Una sonrisa sincera apareció en su rostro, después, poco a poco, empezó a abrir los ojos y las estrellas se dibujaron encima suyo. Un leve estremecimiento le recorrió el cuerpo al sentir que le faltaba una prenda, la capa que había dejado a su ahijado, pero había valido la pena ese breve viaje.

Ahora, sintiendo la arena bajo su cuerpo, y mirando a la bóveda celeste, negra con destellos plateados como gotas de pintura echas por un pintor caprichoso, supo que ya le faltaba poco para regresar, una última prueba, y pronto estaría de vuelta.

- Que pronto ha despertado – dijo alguien, pero no supo reconocer la voz, no era la de Remus, el único que le acompañaba en aquel lugar, o ese creía él hasta entonces.

Se giró, encontrándose de frente con un niño, no mas de ocho o nueve años, de pelo negro, y ojos azules, cuya mirada se posaba en él, las manos las tenia juntas tras la espalda y se balanceaba lentamente de un lado a otro.

- ¿Quien eres tú? ¿Que haces aquí?

- ¿Quien eres tú? ¿Que haces aquí? – repitió las palabras el menor desconocido, haciendo una burla que el adulto reconoció como propia de su infancia.

- Yo me llamo Sirius.

- Estoy buscando a mis amigos ¿Me ayudas? – le tendió la pequeña mano.

Sin saber porqué, el hombre aceptó y se levantó.

- ¿Sabes donde están?

- Si, se escondieron, los tengo que buscar. Conozco este lugar, y se donde los puedo encontrar… pero… necesito ayuda.

- No se si te puedo ayudar, estoy con un amigo y…

- Él ya no esta aquí – cortó el niño – él también esta de búsqueda, se tienen que separar para cumplir sus misiones.

- ¿Misiones?

- Ayudarnos, a mi amigo y a mí a encontrar a las personas que hemos perdido. Mi amigo se ha ido con él, y yo me tengo que quedar con usted. Vamos.

Sirius procesó la cantidad de información que había llegado tan rápidamente a su cerebro, y dedujo que eso era lo que tenia que hacer ahora, seguir al niño, y este le indicaría una salida del lugar, posiblemente eso era lo que había estado esperando, la prueba que tenia que pasar antes de regresar.

El niño, del que Sirius tenia la ligera sospecha de haberlo visto en algún lugar antes, empezó a caminar con un rumbo sólo conocido por él, con paso firme y abriéndose paso por entre las arenas del lugar…