Hola a todo/as.

Espero que me disculpéis porque de nuevo no voy a poder contestar reviews, era esto o no subir el capitulo hasta posiblemente el domingo :( Espero que haya acertado con la elección (y no os preocupéis, el siguiente no creo que tarde tanto…además, ahora ya tengo mas tiempo libre –si, si quitamos los exámenes finales, me queda mucho tiempo)

Bien, otra cosa: voy a hacer como mis queridos hobbits (esa costumbre la adopto, jeje), en este día especial para mi, voy a haceros regalitos (para los cotillas, hoy ya tengo los dos patitos… jo, que rápido pasa el tiempo, con lo feliz y contenta que estaba yo con mis añitos, y toca ya cambiar) Eso es, el capitulo actual, y el ultimo de "Prisionera del Silencio". Espero que os gusten ambos (aunque ya se que muchos esperan con impaciencia este) yu dejen sus bonitos comentarios (o reviews como se llaman por acá).

Muchos besos y disfruten de la historia.

Empiecen a leer :-)

Capitulo 33 Oscuridad

Su interior estaba temblando, de pie, allí, en medio de la habitación. Temblaba como nunca antes lo había hecho, pero… sentir como te observan, hasta lo mas profundo de tu ser, desentrañando los secretos que nunca quisieras que salieran a la luz… eso era la experiencia mas horrorosa que nuca había tenido, ni la deseaba a nadie, bueno, a casi nadie, a su rival quizás si.

Intentando que no se le notara mucho el desconcierto que tenia en su cuerpo, abrió finalmente los ojos, para encontrarse de frente con lo que sabía, era la peor pesadilla de mucha gente. Los volvió a cerrar con fuerza, no soportaba la visión de aquellos dos ojos rojos, ardientes como ascuas encendidas, dispuestos a quemar a quien osara clavar su mirada en ese rostro.

¿Cuánto había pasado ya? ¿Quince? ¿Veinte? ¿Media hora? No podía saberlo, sólo que durante aquel tiempo, interminable periodo, había estado de pie, inmóvil, solo, frente al Lord mientras este le evaluaba intensamente, él, uno de los mas aventajados de sus aprendices, temblando como una hoja… ¿que pensaría su padre de aquello?... Todo lo que le había enseñado, todo lo que le había instruido ¿para que? ¿Para que en unos segundos se desmoronase todo a causa de su nerviosismo?

Pero… ¿Por qué tenia tanto miedo? ¿Por qué temblaba? Pues, tampoco él lo podía decir con exactitud, sólo sabía que la roja mirada estaba centrada en su interior, rebuscando aquí y allá cualquier falta, cualquier debilidad…

Al cabo de unos segundos, sintió que la tensión instalada en su cuerpo se debilitaba, y decidió abrir los ojos, encontrándose ya no en la sala oscura y negra donde había entrado para hablar a solas con el lord, sino en uno de los pasillos de su colegio, uno de los tantos que tenia este.

Giró la cabeza, mirando en derredor: no había nadie, ni un murmullo, ni un alma que caminase en ese instante por allí. Sin saber porqué, decidió que tenía que andar, intentar encontrar a alguna persona y preguntar, aunque no sabía el qué.

- ¡Malfoy!

Se paró bruscamente al escuchar su apellido, por detrás suyo escuchaba pasos que se acercaban corriendo.

- ¡Malfoy! Eres… eres… un…uno de ellos… - se dio la vuelta, lentamente, hasta encontrarse con la persona que menos quería encontrarse en esos momentos, que le señalaba la túnica negra que llevaba, en sus manos la blanca careta inexpresiva que se cayó al suelo al verla, en la cara de ella había miedo y horror ante el descubrimiento.

- ¡Mátala! – una voz le ordenó en su cabeza – Ella es tu debilidad, mátala y serás grande junto a mi.

El rubio adolescente titubeó ante la visión que tenia frente a él, ahí se encontraba el secreto que mejor quería guardar, congelada frente a él y señalándole la túnica de su pertenencia a los mortifagos… y el Lord había conseguido alcanzar lo que él había intentado ocultar a la vista de todos.

- ¡Mátala! – volvió a repetir la voz de Voldemort – Ella es lo único que se interpone entre el poder y tu

Volvió a mirarla, su rostro, su pelo… congelada frente a él, señalándole lo que él había considerado su camino, pero… todavía había algo más fuerte que ese sentimiento que había intentado ocultar ese último año: el poder, el poder era más apetecible que el amor.

- Avada Kedrava – pronunció con decisión, pero a pesar de que su voz era firme, no pudo evitar que su mano temblara ligeramente al apretar la varita mientras el rayo salía de ella.

El cuerpo se desplomó frente a él rápidamente, ya con sus ojos vacíos de vida, eso era lo único que le mantenía ligado a una vida con sentimientos: ya se había vuelto frío como el hielo…

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- Excelente – escuchó de nuevo la voz de Lord Voldemort, pero esta vez ya no proveniente de su cabeza, si no que llegaba a sus oídos. Abrió los ojos y pudo reconocer que se encontraba en la misma negra y fría habitación, frente al lord que le miraba con una sonrisa de autosuficiencia desde el rojo sofá que presidía toda la estancia. – Tu padre estará orgulloso de ti, Draco, has sido el que ha pasado la "prueba" más rápidamente. Veo que no te importa nada… ni nadie – un extraño brillo se percibió en los ojos de este – Serás un gran mortifago, él más grande de todos, incluso de tu padre.

- ¿Quiere decir que…? – se arrodilló, o se dejó caer a los pies de su señor, en un gesto de suma obediencia, ya le había entregado su alma para siempre.

- No, todavía no. La marca tenebrosa no será inscrita en tu piel ahora, pero cuando suceda, tu poder será aumentado y el resto de los mortifagos te respetaran, todavía más, porque sabrán de lo que eres capaz. La ira y la rabia que tienes en tu interior alimentan ese poder, y lo único que se interponía en su camino ha sido eliminado – miró al muchacho que tenia frente a él, su corazón, lo sentía, ahora era oscuro al fin, ya nada podía eliminar la oscuridad que se había adueñado de él – Retirare – concluyó así la reunión.

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- … El polvo que se obtiene del cuerno del unicornio se administra en las pociones para la protección contra drogas letales, como por ejemplo…Eh, Harry, ¿me escuchas? – Hermione agitó las manos frenéticamente, llamando la atención de uno de sus dos "alumnos", llevaba rato explicándoles las propiedades de los ingredientes para la redacción que debían entregar al regresar a clases. En principio no pensaba ayudar a ninguno de los dos, pero al cabo de un rato, el aburrimiento hizo que se ofreciera de voluntaria para ayudarles. Y eso estaba haciendo cuando vio que Harry no atendía ni seguía escribiendo.

Este, de repente, se dio cuenta de que se encontraba en la sala común de Gryffindor, con todos los rostros de los presentes, pocos ya que todavía estaban de vacaciones, vueltos hacia él. Le costó todavía un par de segundos mas darse cuenta de que era lo que estaba haciendo, y darse cuenta de que ya no estaba en una oscura y fría habitación, con unos ojos rojos clavándose en su ser, mirándolo por encima de un encapuchado arrodillado y sumiso, y sonriéndole con profundo placer, diciéndole "Nos volveremos a ver Harry Potter y será muy pronto…"

- Si, si, te estoy escuchando, ¿que decías sobre el asfódelo? – dijo con la cara mas inocente que pudo poner, pero por el rostro que puso Ron y los cuchicheos que se oían cerca de la chimenea por parte de los gemelos Weasley, que esa no era la respuesta que había estado esperando la chica.

Un bufido salió de esta, confirmándole las sospechas.

- Eso lo he dicho hace… hace ya mucho rato. Todavía no se porqué os ayudo en las redacciones, ni tú, ni Ron os esforzáis mucho en clase.

- ¿Qué? Eso no es verdad – Ron se levantó de improviso de su asiento – Este año estoy atendiendo mas que nunca y… y… y cojo mas apuntes, y… y… tampoco me ha ido tan mal en los exámenes del trimestre y… - cada vez se estaba poniendo mas rojo.

- Y nunca me he dormido en clase de Binns – soltó Fred desde su asiento riendo.

- No, eso lo he intentado, pero es imposible, no hay quien pueda soportarle – respondió a su hermano. – Nadie salvo Hermione – se giró hacia esta – De verdad, no se como lo consigues, es… soporífera. Pero sin tu ayuda, no estaríamos tan bien en los estudios…

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- Oh, ¿No siguen la pelea? Ronnie se ha vuelto mas aburrido este año – cuchichearon los gemelos mirando como los tres se ponían de nuevo a estudiar (mejor dicho, dos a copiar, y otra a explicar las propiedades que se necesitaban para las diferentes pociones)

- Si, lo mismo pienso. Con lo divertido que era verlo explotar por cualquier cosa, y lo soso que se ha vuelto… Fred, ¿podría ser que "all"…? ya sabes, "all" ¿cambiase? Nosotros lo hicimos – se tocó la cabeza, señalando su frente.

- No se, pero puede – se estiró sobre la alfombra, echando la cabeza hacia atrás, encontrándose de pronto con la melena pelirroja de su hermana. Pegó un salto, no sabia lo que esta podía haber oído…

- ¿De que hablaban? Les he escuchado decir algo sobre un lugar, y que habían cambiado – dijo Ginny mientras se sentaba junto a ellos dos, que interiormente estaban maquinando algo para alejarla, esta les miró a los ojos y espero una respuesta.

- Nada importante – dijeron al unísono.

- ¿Seguro? Yo creo que no, ya que estáis muy diferentes desde el "incidente" de julio – se refirió a lo acontecido a finales de ese mes, cuando ambos desaparecieron por espacio de unas hora y reaparecieron de forma misteriosa en la casa donde estaban refugiada toda la orden del fénix – Desde entonces estáis mucho mas misteriosos que de costumbre, y mucho mas cambiados. Antes ni se os habría ocurrido regresar a la escuela…

- Uhm… eso no tiene nada que ver. Sólo que… - Fred miró a su hermano en busca de apoyo.

- Sólo que volvimos aquí para completar el estudio del mercado de las bromas, el año pasado nos quedó incompleto y – la mirada de Ginny se clavó en él, como si supiera que no decía la verdad -… y queríamos asegurarnos bien de la acogida.

- Y… tampoco os íbamos a dejar sin los máximos bromistas de Hogwarts, más aun cuando se nos daba opciones de volver a la escuela.

- ¿Por eso fallasteis en los exámenes extraordinarios? Os vi realizar esos mismos ejercicios a la perfección días antes, y después, suspendisteis.

- Efectivamente linda dama, todavía no vamos a privar a la escuela de nuestra presencia. Ahora, nos podrías dejar solos, George y yo necesitamos discutir como preparar la ofensiva contra los Slytherin en este trimestre.

- No se porqué, pero esas respuestas no me convencen – respondió en voz baja y levantándose Ginny, viendo que sus hermanos no iban a soltar prenda sobre ese tema – Pero os aviso, no desistiré en averiguar que estáis tramando, creo que es mucho mas de lo que decís…

- No des vueltas a esa pequeña cabecita, no hay nada que esconder.

- Eso lo veremos – se despidió la pelirroja y se fue directa a su habitación.

Ya allí, sacó un objeto pequeño que había encontrado días antes, era una especie de brazalete, parecido al que llevaban sus hermanos sin abrochar totalmente muchas veces, aunque ahora sólo Fred lo llevase. Aun no había descubierto su funcionamiento, pero sabía que le iba a resultar muy útil para lo que se había propuesto hacer.

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Mientras, en la sala común, seguían los mismos componentes, tres alumnos de sexto curso en una mesa ultimando los deberes, y dos, algo mayores que estos, cerca de la chimenea donde las llamas empezaban a iluminar de manera mas fuerte la estancia: la noche estaba naciendo.

- A partir de ahora tendremos que tener mas cuidado… - reanudaron la conversación en voz baja Fred y George.

- Por lo menos tenemos esto – uno de ellos señaló su muñeca

- Tú, pero yo se lo di a Harry. Tendremos que pensar algún otro método para infiltrarnos en la sección prohibida de la biblioteca y seguir con las investigaciones….

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- ¿Estas segura de que los polvos de colmillo de serpiente sirven también para esta poción?

- Harry, si hubieras atendido en las tres primeras clases del año, te hubieras dado cuenta de que ese ingrediente se utiliza en muchas más pociones, algunas no tan poderosas como esta, pero en muchas…

- Como en la anti-forúnculos que dimos en primer año

- Ron, esa no es muy potente que digamos.

- Pero tiene este ingrediente ¿no?

- Eh, calma, calma los dos – Harry miró a uno y a otro, era la tercera vez que empezaban una pelea en el transcurso de la tarde, afortunadamente la cosa no iba a mas, pero las contestaciones eran cada vez mas cortantes y desgraciadamente, conociéndoles a los dos como les conocía, podían desembocar en algo mas grave – Después de los colmillos de serpiente ¿hay que añadir las raíces de jengibre? – decidió optar por la vía mas rápida, seguir con la tarea.

- No – Hermione se sentó de nuevo en la mesa, todavía un poco exaltada, pero rectificó su tono, la contestación anterior le había salido en tono enfadado. Se calmó y prosiguió con la lección – No, después de los colmillos de serpiente hay que esperar diez minutos, bajar el fuego hasta que adquiera un color amarillo anaranjado y después…

- ¡¡¡¡RON WEASLEY!!! – un grito interrumpió la lección y dejó paralizados a todos los que se encontraban en la sala. El aludido no esperó a ver quien era el propietario de la voz y se fue corriendo hacia su habitación - ¡ME LAS VAS A PAGAR! – una mancha pasó corriendo tras él, era uno de los múltiples alumnos que ahora llegaban de las vacaciones.

- ¿Quién era? – preguntó atónito Harry al primero que pasó y reconoció, se trataba de Colin Creevey que iba con la cabeza gacha y en compañía de su hermano Dennis, por el rostro de este ultimo un surco de lagrimas se había marcado…

- Es… ah, hola Harry, ¿Qué tal las vacaciones? Es Dean Thomas, por cierto, no se como ha conseguido Ron hacer eso, pero esta muy bien logrado – empezó a reír, llorando a la vez de la risa que le entraba al recordar el aspecto que presentaba su compañero de casa.

- ¿Qué ha pasado? – Hermione se sumó a la charla, tras revisar cuidadosamente el pergamino que Ron había tirado encima de la mesa y que era uno de los múltiples a entregar al día siguiente.

- Pues, ¿Qué queréis que os cuente? – Colin dio un vistazo alrededor para cerciorarse de que nadie escuchaba - ¿Lo del tren o lo de quien-vosotros-sabéis?

- ¿Ha ocurrido algo mas? El profeta ha estado muy tranquilo estos días.

- Si, pero… - enseguida localizó a un grupo de tercero que entraba por el acceso a la torre – Dennis, nos podrías dejar solos un momento – señaló en la dirección que había visto anteriormente – Por favor – su hermano pequeño, a pesar de que no le gustaba mucho separarse de él, accedió a la petición a regañadientes – Es por su bien, no quiero que se entere – explicó a Harry y a Hermione que habían visto toda la escena sin comprender – Bien, por donde empiezo…

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- Ron, somos compañeros de curso, compañeros de habitación, somos amigos… quitame esto de la cabeza o te aseguro que hoy voy a encontrar una muy buena razón para que me expulsen de la escuela – Dean había acorralado en una esquina de la habitación de los alumnos de sexto curso de Gryffindor a Ron, que no paraba de reírse por lo que veía.

- Te queda muy bien, ¿para que quitarlo? – logró decir en las pausas de las carcajadas.

Para saber lo que pasaba hay que remontarse a unos días atrás, al ultimo día que estuvieron estos dos juntos en la misma habitación donde se encontraban en esos instantes. Al instante en que se repartieron los regalos de Navidad entre los compañeros y amigos: una de las dos personas que se iba a quedar en la casa ya había repartido los regalos, la otra, el prefecto de la casa Gryffindor, entraba con rostro cansado por la puerta. Sin casi pronunciar palabras, pues el agotamiento era patente debido a las pocas horas dormidas, se agachó y recogió de su baúl los paquetes a repartir. Un brillo pasó fugaz por sus ojos al tirar y ver como uno de ellos atrapaba el regalo, el mismo que estaba ahora frente a él con una gorra en la cabeza intentando ocultar lo máximo posible el producto de ese regalo, cosa que no era de mucha ayuda.

- Pero, si no queda tan mal ¿verdad? Con eso ligaras mucho – continuó con la broma que había iniciado, a duras penas podía entendérsele nada ya que su cuerpo se estaba convulsionando de la risa que le había entrado.

- Weasley, te aseguró que…

- Vale, vale, déjame ver si encuentro algo para "eso" – los ojos se dirigieron de nuevo a la cabeza, y consiguió hipar de la risa que de nuevo comenzó – Si, ya paro, ya paro – se dirigió hacia su baúl, bajo la atenta mirada de su compañero de habitación, pero no conseguía apartar la vista de la parte superior de este – Por cierto, ¿que han dicho tus padres? – un gruñido salió de la boca de Dean – Toma, creo que esto es el antídoto – le alargó un pequeño botecito que tenia en el fondo del baúl – Si ves que no funciona, habla con mis hermanos, ellos fueron los que realizaron todo.

- Espero que funcione, porque de lo contrario… - de un golpe se tomó el contenido del pequeño recipiente, este no debía de tener un sabor muy agradable debido a la cara que puso al tomarlo. Inmediatamente se llevó las manos a la cabeza para comprobar que la mata de pelo rosa fucsia que había intentado ocultar todas las vacaciones se hubiera ido. Efectivamente, para su satisfacción, no quedaba ni rastro de esta. Con tranquilidad se quitó la gorra que había sido parte de él durante todos esos días, desde que el día de Navidad abriese los regalos y se encontrase unos caramelos con mucho atractivo en su equipaje, algo que no dudó mucho en probar y lo que le daría, a partir de entonces, muchos quebraderos de cabeza. Satisfecho consigo mismo, devolvió la botella a Ron, que ya había cesado de reír – Ah, y Ron, ya no salgo con tu hermana, ella misma me dejó antes de vacaciones. Para la próxima vez, entérate de cómo están las cosas antes de preparar tu venganza con alguien.

- ¿Que? ¿Que Ginny no…?

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- Así que imaginaros en el tren, Dean no dejaba que nadie se acercara a él, y todavía menos, que le dirigiesen una mirada al pelo, pero… - Colin se agachó y sacó de un compartimiento de su baúl un sobre bien protegido – aquí tengo unas cuantas fotos que le saqué cuando no se dio cuenta.

Las pasó a sus dos escuchantes, que miraron con diversión el intento de su compañero de curso por pasar inadvertido, con su gorro hasta casi la nariz, pero con mechones de pelo saliendo por debajo de este.

- Si que esta gracioso – Harry le devolvió una de las fotografías – Ya se porqué Ron estaba tan amable con él los últimos días.

- Pues no se, Ginny ya no sale con Dean desde principio de diciembre, ella misma me dijo que buscaba otra cosa, pero no se que podría ser – disimuladamente dirigió su mirada a uno de sus compañeros de mesa, el cual no se percato de esto al estar mirando otra instantánea del tren – ¿Y el otro asunto?

- ¿El de quien-vosotros-sabéis?

- Si

- Pues – bajó aun mas el tono de voz, a pesar de que su hermano estaba lo suficientemente lejos para no oírle, no quería correr riesgos – es Dennis, uno de sus mejores amigos del barrio donde vivimos murió en un accidente junto a sus padres dos días antes de venir aquí. Esto no tendría mucha importancia, pero en el funeral vi a – se volvió para comprobar que no le podían escuchar, y se acercó todavía mas a Harry y a Hermione, que tuvieron que acercarse mucho a él para escuchar lo que decía – había mortifagos, ¿sabéis lo que significa eso?, que su padre o su madre eran aliados suyos, no se lo quise decir, pero creo que también su amigo era un aprendiz de quien-vosotros-sabéis. Ahora esta reclutando a muchas personas

- ¿Y lo sabe? – Harry dirigió una mirada hacia el hermano de Colin.

- No, no se lo he dicho. No exactamente así, sólo le dije que vi a mortifagos cerca de casa, eso es lo que piensa. No quería regresar a la escuela, pero al final le convencí. Por ahora, Hogwarts es el lugar mas seguro que existe.

- ¿Cómo supiste que eran mortifagos? – preguntó Hermione.

- Les oí, en el cementerio. Estaban hablando entre ellos, y les vi escondido tras unos arbustos. Se referían a ya-sabéis-quien como Lord, o Señor Oscuro – parecía que le costaba pronunciar esas palabras – Y también hablaron del ataque del Ministerio… y de que tenían a alguien en Hogwarts que les proporcionaba valiosa información. Ah, y hablaron también de ti, Harry, pero no logré escuchar nada claro de eso, lo siento.

- No pasa nada, será lo de siempre – le animó Harry al ver la expresión de abatimiento que ponía – Has demostrado una gran valentía al acercarte a los mortifagos y al averiguar cosas. Si te acuerdas de algo mas, me lo dices. A mi o a Hermione, podría ser útil para la Asociación de Defensa.

- Si, claro.

Nada mas concluir esta conversación, vieron entrar a otro de sus compañeros de sexto curso, Neville, el cual iba radiante de alegría, pero a nadie quiso decir el motivo, y nadie averiguó el porqué de toda esa vitalidad que tenia, pero una sonrisa de complicidad que dirigió a una de las mesas, permitió a sus ocupantes, tener una pista de lo que podría tratarse.

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El comienzo de año y de trimestre permitió volver a la rutina diaria. La cantidad de deberes que les mandaba cada profesor era superada por el siguiente, de esta forma, el primer día que tuvieron clases, ya tenían motivos para añorar las vacaciones.

Lo único que merecía la pena, y en eso todo el mundo estaba de acuerdo, era la comida que los elfos domésticos preparaban para deleitar a los alumnos y profesores del castillo.

Todo trascurría de forma correcta en esos primeros días de año… aunque siempre había motivos para haber deseado que las fiestas durasen más:

- ¿Qué Potter? ¿Has disfrutado de tus últimas vacaciones de Navidad? – un arrogante Slytherin se encontraba apoyado en una de las paredes, todavía quedaban varios minutos para entrar a clase y, desafortunadamente, por buscar una vía rápida para ir a Historia de la Magia, varios Gryffindor se habían topado con él y con la mayor parte que iba a su lado casi siempre.

- Cállate Malfoy. Por lo menos yo me lo he pasado bien, cosa que dudo de ti.

- ¿Y? ¿Por que? Yo también tuve mi diversión – los ojos grises parecieron más fríos y helados que de costumbre al levantar la vista.

- Sirviendo a Voldemort, supongo

- Cállate Sangre-Sucia, no es contigo con quien estoy hablando – se volvió hacia Harry – Pero sabes, puede que este trimestre ocurran mas "incidencias".

- ¿De que hablas? – Draco Malfoy no contestó pero sacó de su túnica una fotografía que los tres Gryffindors reconocieron enseguida, en ella se veía a una niña de su casa y a la que ellos conocían muy bien, a pesar de ser nueva en la escuela.

- Puede que la próxima vez no tenga tanta suerte – se guardó la imagen y, con una sonrisa de superioridad, entró a Pociones.

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"Si quieres mantener a tu familia a salvo ya sabes lo que tienes que hacer"

Una persona se encontraba sola en la sala común de Gryffindor, el resto de la gente estaba en clase, pero a él había decidido no ir, no después de recibir aquel mensaje.

"…lo que tienes que hacer…"

Escueto y enigmático mensaje, pero que comprendía a la perfección, y sabía que la amenaza no iba en broma ni mucho menos: una marca identificaba al remitente, provocándole pavor.

- Pe-pero, pero… no puedo hacerlo – sollozaba, mirando de nuevo el mensaje y lo que venia adjunto – Es imposible que nadie se de cuenta. No puedo, no puedo…

Las primera letras del mensaje se marcaron todavía mas en el papel, como si hubieran oído los lloros y las suplicas de este, confirmándole lo que pasaría si no hacia lo que se le pedía.

- Bien. Si… lo haré…pero por ellos – al final se decidió y, levantándose, troceó en múltiples pedazos el pergamino en el que venia el mensaje, y seguidamente lo tiró a la chimenea. Al tomar contacto este material, una minúscula marca tenebrosa se dibujó en medio del rojo fuego, así hacia más fuerte la amenaza.

Comprobando nervioso que nadie le había visto, el muchacho corrió a su habitación a coger los libros y encaminarse a la siguiente clase que tenia con sus compañeros.

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A mitad de semana una noticia corrió como la pólvora por todo el colegio, en principio era información secreta, pero, como ya sabemos, los rumores en Hogwarts vuelan: el primer partido de quidditch (Gryffindor – Ravenclaw) seria a comienzos de Febrero.

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- Bien muchachos, hoy vamos a ensayar las estrategias nuevas… - el que hablaba era el recientemente nombrado capitán del equipo de Gryffindor, alrededor de él se encontraba el resto del equipo, puestos en circulo y escuchándole atentamente – Los cazadores irán turnándose la pelota de forma que el equipo contrario no sepa nunca donde esta, rápidamente en cuanto uno obtenga la quaffle se pasa al siguiente. Los golpeadores atentos, si ven que la pelota no llega, intente que el contrario no la consiga, ya saben lo que tienen que hacer… - esa era una de las tácticas, aunque estaba prohibido que los golpeadores tocasen la quaffle, si podían intentar darle a esta con las bludgers, era algo que habían ensayado muchas veces.

Harry siguió explicando lo que había planeado para el partido, este año, el equipo rival no había hecho muchas modificaciones y eso facilitaba mucho las cosas ya que conocían el modo de jugar de estos.

Trascurrieron el resto de la tarde practicando los tiros a puerta, los pases, los bloqueos, las estrategias antiguas y parte de las nuevas, cómo deberían jugar y cómo actuar frente a cualquier imprevisto. Todo estaba controlado, o por lo menos se intentaba.

- No, así no –dijo Fred Weasley arrancando el bate de manos de Kirke, uno de los golpeadores – Es así, mas fuerte – hizo una demostración de cómo repeler una bludger. Como no podían ya pertenecer al equipo, al menos ayudaban en lo que pudieran – Mira, si agarras de esta forma el bate se puede resbalar, pero si lo coges así no y además ira mas fuerte – cambió las manos de posición, de tenerlas casi a un extremo a poner una mas arriba de la otra – Ves, mas fuerza y mas precisión – le devolvió el bate para que pudiera seguir practicando.

Esto es lo que ocurría en uno de los extremos del campo, cuatro personas (los dos actuales golpeadores, y dos ex componentes del equipo) estaban ya en su partícula entrenamiento personal.

En la otra parte del campo, y para no molestarse unos a otros, los cazadores ensayaban sus tiros a puerta con el guardián, unos y otros se esforzaban al máximo.

Y por ultimo, el buscador, y actual capitán del equipo, sobrevolaba la zona vigilando los movimientos de sus compañeros, además de realizar su entrenamiento propio: soltar la pequeña y escurridiza snitch y atraparla al cabo de varios segundos.

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Cuando la oscuridad era tal que la visibilidad era prácticamente nula, se decidió por dar terminado el entrenamiento del equipo. Los ánimos eran muchos y se esperaba que llegase el día señalado para demostrar que con el retorno de su buscador estrella (y con los nuevos cambios que había habido ese año), Gryffindor tenia el mejor equipo de quiddicth y, de nuevo, ganasen la copa.

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- Eh Ron, la próxima vez te tirare la quaffle con más fuerza.

- Si, hazlo como quieras, pero parare todas las que lances – rió el guardián, Ron Weasley, al comentario alusivo de una de sus compañeras de equipo – Ginny no te esfuerces, nunca me batirás de nuevo.

- Eso ya lo veremos, Katie ha estado enseñándome varios trucos…

- Harry, ¿de donde has sacado todas esas jugadas? Oliver Wood tenía algunas parecidas, pero otras son totalmente nuevas para nosotros – preguntó George, ya iban de camino a la torre, y las antorchas iluminaban los pasillos.

- De un libro que tengo – contestó este – Es la ultima edición y viene bastante explicado…

- Uy, ya me lo temía yo. Lo que pasa es que nosotros dos – se señaló así mismo y a su hermano gemelo – somos alérgicos a los libros, nunca nos veras pisar la biblioteca.

- Si, antes muertos que buscar cosas en los libros… - ahora era el turno de Fred, que estaba al otro lado de Harry.

- Venga ya… así es imposible marcar.

- Te digo que si. Estoy segura de que se puede. En el próximo entrenamiento te lo demuestro. Por cierto – se paró en seco y esperó a que llegasen los rezagados – Harry ¿Cuándo es el próximo?

- La semana que viene, el lunes – contestó este acordándose de repente – El resto de la semana estaba ya ocupado el campo. Misma hora que siempre ¿de acuerdo? – todas las cabezas asintieron.

- Nosotros dos nos vamos ya a descansar. Que pasen una buena noche – los gemelos se despidieron al llegar al final del pasillo.

- Ron, ¿no se va por allí a la biblioteca?

- Si, ¿Por qué lo preguntas Harry?

- Por nada, sólo que me parecía extraño que tus hermanos fueran allí, después de lo que me han dicho – se quedó un poco apartado junto con Ron, el resto ya se había adelantado para llegar a la torre.

- Esto… creo que… cocinas… si, eso. Se habrán ido por ahí para buscar comida. Ya sabes como son… siempre comiendo.

- No me acuerdo que hubiera algún pasadizo por esa zona.

- Sus razones tendrán. Venga, vámonos a dormir – le cogió del brazo y le arrastró hacia la entrada, no era mucho trozo por lo que llegaron enseguida.

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Al entrar a la torre, Hermione inmediatamente les fue a preguntar, no había ido esta vez ya que tenia mucha tarea que hacer (ellos también, pero el deber de responsabilidad de ella estaba muy desarrollado, aparte, había que estar controlando a los alumnos de la casa, tarea adjudicada a los prefectos, algo que ella era junto a Ron)

- ¿Que tal el entrenamiento?

- Bastante bien, pero todavía Andrew y Jack no están al nivel suficiente – se refirió a los nuevos golpeadores.

- Déjales tiempo. Con un poco más de práctica incluso pueden superar a Fred y George.

- Eso lo dudo – dijo Ron – ellos son unas bludgers humanas, no creo que nadie les supere.

- ¿Y los demás?

- Como siempre, al guardián lo tendremos que reemplazar próximamente, deja entrar muchos tiros… - continúo explicando Harry, mirando de reojo a Ron – Quizás la próxima semana lo hagamos.- Te podrías presentar Hermione, seguro que lo haces mejor que el actual.

- Uhm… si. Puede que lo haga – Hermione se mordió uno de los labios para contener la risa – Creo que cualquiera puede hacerlo mejor que él.

- Eh, que no soy tan malo – al fin habló el aludido – Hoy "sólo" me han marcado cinco tantos… de cuarenta.

- Vaya, y de nuevo Ginny ¿no es cierto?

- Si, no sabía que fuera tan buena. Cuando nos vayamos de la escuela ella podría ser la capitana, con tu permiso Harry.

- Seria un buen reemplazo – contestó este, volviendo la cabeza hacia sus amigos, había jurado que había visto algo raro en el fuego de la chimenea, algo fugaz, pero ahora, pensándolo mejor, quizás fueran imaginaciones suyas y producto del cansancio.

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- ¿No tienes sueño Liz? – ya era bastante tarde, la sala se encontraba casi vacía, así que Hermione y Ron se encargaron, ejerciendo en su labor de prefectos, de mandar a las personas a la cama.

- Ahora subo – contestó esta, llevaba toda la tarde enfrente de la chimenea, con una fotografía en la mano, recordando las vacaciones pasadas. En ella se veían a tres chicas jóvenes, con uniforme de Hogwarts, pero no era una fotografía actual, por el estilo de la ropa y el color amarillo, bien podría tener varios años.

- ¿Esa es tu madre? – Hermione se sentó a su lado y señaló a una de las tres muchachas – Se parece mucho a ti. Sois idénticas – la fotografía mostraba a una joven pelirroja y a dos personas con el pelo largo y negro, no eran hermanas, ya que había rasgos que las diferenciaban, pero se parecían muchísimo.

- No, es esta – la niña señaló a la otra muchacha morena – Y esta es la madre de Robin – señaló a la que tenia el pelo rojo. Se guardó la sospecha que tenia sobre quien era su verdadera madre, porque sabía que sus padres, mejor dicho, las personas que la habían criado desde que era muy pequeña, no eran sus verdaderos progenitores, y ahora tenía una pista para averiguar algo más sobre su familia.

- Que curioso, vuestras madres eran compañeras en Hogwarts.

- Lo se, lo averiguamos en Navidad.

- ¿Y que tal lo pasaste?

- Bien dentro de lo que cabe – dijo Elizabeth sin mucho entusiasmo, habían sido las primeras navidades sin sus padres – Me voy a dormir. Buenas noches.

- Buenas noches.

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Llegó de los primeros al comedor, de un vistazo observó que salvo unos pocos profesores, casi nadie de su mesa estaba levantado y desayunando.

El plan era bien sencillo: deslizar unas pocas gotas del preparado que tenía en determinadas copas de sus compañeros… sin que estos se dieran cuenta, esa era la parte más peligrosa.

Caminando lentamente, se detuvo frente a unos de los sitios que ocupaba unos de los objetivos, era ahora o nunca. Aguantando la respiración, dejó caer la cantidad exacta, el líquido se torno rojo sangre de inmediato, pero al cabo de unos segundos, el zumo se volvió a su color normal.

Repitió la operación varias veces hasta llegar al último, ya ahí respiró tranquilo, aunque siguió un poco nervioso por todo lo que se jugaba.

Al cabo de media hora, el comedor se llenó totalmente. Todos desayunaban alegres y comentaban el día que pasarían, las asignaturas que tenían y, algunos, las excusas que pondrían para faltar a clases o justificar la no realización de las tareas.

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- Debiste hacer la poción realmente bien para que Snape te deje seguir en la clase – le comentó Harry a Neville al comunicarle este la buena noticia.

- No tenia esperanzas, no fue la mejor de todas – dio un sorbo a su bebida – Pero me hubiera gustado que no saliera tan bien, no tenia muchas ganas de continuar con las clases de pociones, aunque lo necesito para lo que quiero hacer.

- ¿El que? Nunca nos lo contaste – preguntó Ron, se encontraba sentado enfrente de ellos dos, junto a Hermione – Yo pienso que algo de Herbologia, se te da bastante bien – dijo tras terminar su vaso y su desayuno.

- Esa es la otra opción. – Removió su comida, como si pensase que traicionaría a alguien si revelaba eso, pero, al fin y al cabo eran sus amigos – Yo… se que no soy muy bueno en hechizos… pero… había pensado… bueno, ya conocéis como están mis padres… y bueno… se que mi padre y mi madre estarían orgullosos de mi… pero mi abuela… no se si me dejaría… - levantó la vista del plato - … quisiera ser auror… solo para no permitir que mas personas queden como ellos.

- Eso es magnifico, Harry y yo también hemos pensado eso. ¡Seremos compañeros!... Eh, Harry, ¿que te pasa? – todas las miradas estaban puesta sobre él, estaba con sosteniéndose la cabeza con las manos, apoyado en la mesa.

- No… no es….nada… solo me duele un poco… - la oscuridad se estaba adueñando de su mente, no lograba enfocar los objetos, y todo le daba vueltas – no es Voldemort… es diferente… no viene de fuera… es por dentro… - cada vez veía menos los rasgos de sus amigos: se volvían borrosos, negros. – Oscuridad… mucha oscurid… - cayó en la mesa desmayado.

En ese momento, varios mas se desplomaron de repente sobre la mesa… todos de Gryffindor.