De nuevo, disculpen por el tremendo retraso

Espero que no se hayan olvidado de la historia (ni tampoco de mi .)

Las contestaciones a los reviews (muchísimas gracias a los que dejan sus comentarios, me alegra mucho que se acuerden de ello) se encuentran al finalizar el capitulo (ya que se que, lo que prefieren ahora es leerlo :D)

Empecemos pues.

Muchas gracias por leerlo :DD

Capitulo 38 La confianza y la antorcha II

El viento soplaba fuertemente conforme iban avanzando por el sendero que conducía a la clase de Herbología, todos los estudiantes agarraban con fuerza las mochilas donde llevaban los libros y demás objetos para el estudio, ni uno sólo se escapaba del azote del viento.

Y así fue como todos ellos entraron en el aula, con la nariz roja y temblando de frío, pues, a pesar de que la temperatura no era muy baja, el aire hacia que la sensación fuese de grados bajo cero… bueno, no todos entraron, pues aun faltaban dos personas que no habían ido con el grupo completo ya que se encontraban en la enfermería, acompañando a un compañero que se encontraba indispuesto.

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- No crees que tarda mucho – dijo un poco inquieto Neville, mientras miraba la puerta de la enfermería – No nos va a dar tiempo para llegar a clase a tiempo.

Harry, que se encontraba pensando en otras cosas, asuntos que le inquietaban, pues desde Navidad había tenido unos sueños muy raros, se sobresaltó, hasta ese momento estaba pensando en que podía significar estar en medio de un desierto, sin nadie que le ayudase… pero la voz de Neville le sacó de su "visión". Le dio un vistazo al reloj, y miró hacia la puerta.

- Ya estará a punto de salir. No te preocupes, llegaremos a tiempo para Herbología – contestó, y de repente, como si el suelo le desapareciese, tuvo que apoyarse en la pared, un gesto apenas imperceptible, pero su acompañante se dio cuenta.

- ¿Te encuentras bien?

- S…si – de nuevo, el suelo estaba en su sitio, pero había jurado que durante una fracción de segundo había visto un agujero negro allá donde sus pies habían estado unos segundos atrás. Levantó la vista, y al ver los ojos preocupados de su amigo, añadió – No ha sido nada, de verdad.

Fue en ese instante, cuando Neville iban a decir algo más, cuando se abrió la puerta, saliendo Dean (que llevaba bajo sus brazos el montón de pomadas y pociones que la enfermera le había dado debido a su indisposición) y todo intento de pregunta quedó en el aire.

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Mientras caminaban rumbo a los invernaderos, Dean les fue explicando porqué le había ocurrido aquello, y cómo tendría que aplicarse las pomadas y demás ungüentos que se acumulaban en su mochila. Tras esta explicación, y viendo que, con el fuerte viento que soplaba en las afueras del castillo, no podían entenderse bien unos a los otros, los tres quedaron en silencio y llegaron a la misma conclusión (aunque ninguno la pronunció en voz alta): a pesar de llevar casi seis años estudiando en Hogwarts, todavía quedaba muchas cosas por descubrir de todo lo relativo a la magia.

Al llegar al invernadero, los tres se extrañaron del silencio reinante, en otras ocasiones, el alboroto (aunque ordenado) era presente, pero esta vez, en contra de toda lógica, no se oía nada más que el murmullo de las plantas al pasar el viento entre sus hojas. Harry, Neville y Dean se quedaron quietos en la puerta, como si dudasen si les tocaba allí puesto que tanto silencio no era normal y la visión, desde donde se encontraban tampoco, no veían a nadie: ni a sus compañeros ni a la profesora…

Enseguida comprendieron que no se habían equivocado, pues la profesora Sprout se acercaba a ellos en silencio y despacio, como si no quisiese perturbar la quietud del lugar. Con una mano les indicó que guardasen silencio mientras que la otra les señalaba que le siguiesen hasta el otro extremo del invernadero, donde se encontraba el resto de la clase.

Siguiendo sus indicaciones, los tres recién llegados hicieron todo lo indicado, y no fue hasta que se sentaron en el suelo, con los pies cruzados (sin hacer ruido tal y como les estaba indicando la profesora) y leer la lección que les tocaba, que comprendieron lo que ocurría: las plantas, según ponía en el libro, hablaban, aunque poca gente llega a escuchar lo que susurran… Por eso la clase estaba en completo silencio: se intentaba llegar a la máxima concentración para escuchar la voz de las plantas que tenían alrededor de ellos.

Todo el mundo permanecía con los ojos cerrados, relajados, intentando vaciar la mente para que, llegado a un punto de conexión con todo, pudiesen escuchar la voz de la naturaleza: tal y como estaba descrito en el capitulo que habían comenzado a estudiar ese día. También, añadía la autora del libro, que poca gente tiene una mayor afinidad con las plantas y que, a estas, no les cuesta tanto establecer el contacto: era una especie de afinidad que se tenia innata. La clase siguió en completo silencio, la llegada de ellos tres no había roto la débil comunicación que se estaba intentando establecer entre los estudiantes y las plantas.

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Ron, que llevaba desde el principio de la clase con los ojos cerrados (y que, por mucho que lo intentaba, no conseguía oír nada mas que silencio), al sentir que alguien se sentaba a su lado, los abrió y saludó levemente a Harry, antes de sentir sobre él la mirada de la profesora, que le reprimía (en silencio y con un gesto de la cabeza) y le indicaba que continuase con el ejercicio.

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Así trascurrió el resto de la clase, hasta que la voz de la profesora perturbó el silencio anunciando la finalización de esta. Poco a poco, como si despertaran, los alumnos fueron levantándose y, adormecidos todavía, salieron del invernadero. El contraste de la calidez del aula con el frío viento del exterior terminó por despertarlos totalmente.

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- Buff, menos mal que ha terminado por hoy. Ya me estaba durmiendo – dijo alguien, estirando los brazos una vez que ya estaba a unos cuantos metros del invernadero y lejos de la vista (y oído) de la profesora. Unos cuantos más se sumaron a ese gesto para terminar de despertar.

- Si, ha sido una clase terriblemente aburrida, peor incluso que las de Binns… - Ron miró alrededor, como si buscase a alguien, y al no encontrarla, continúo diciendo - … Me he dormido, menos mal que no me da por roncar, como a Fred o a George, que hacen que tiemblen las paredes de su cuarto.

- No se, pero a mi me ha parecido interesante – dijo tímidamente Neville – He sentido como si las plantas me intentasen hablar, aunque no he escuchado nada en concreto…

- Eso eran los ruidos de tu digestión….- rió uno de los chicos de Gryffindor - Por lo menos, eso era lo que escuchaba yo, mi estomago no hacia mas que emitir gritos de hambre…

- Pero Seamus, si acabamos de comer – exclamó, en tono de reproche Lavender y haciendo un gesto de desesperación con los ojos - No se donde podéis meter toda la comida que os tragáis – dijo, aludiendo a él y al pelirrojo del grupo, las personas que mas comían de todo Gryffindor

- Bueno, tampoco nos hace nada malo…

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Mientras el resto del grupo continuaba alejándose y debatiendo los pros y los contras de si habían escuchado o no las voces de las plantas y de la influencia de la comida en los ruidos escuchados, Hermione estaba todavía en el invernadero, ayudando a la profesora Sprout a regar las plantas, y así aprovechaba para hacerle una pregunta que no quería que fuese escuchada por nadie mas.

- Así que… no existen en el Bosque Prohibido – dijo con tristeza Hermione al finalizar la consulta

- Por desgracia no - la profesora le acompañó hasta la puerta – Creo que dentro de poco se va a convertir en una especie extinguida… si no hacemos nada – dijo dirigiéndose a nadie en general – Cuando yo era joven, podías encontrar Ginkgos sin problemas, pero ahora… ya sólo quedan unos cuantos y ninguno en su estado natural… lo que es una pena. Todavía recuerdo el aspecto de este árbol, era bellísimo en todas las estaciones del año, cuando mi hermana y yo jugábamos a su alrededor… - en ese momento la profesora calló y su vista se dirigió hacia el lago, como si estuviera recordando acontecimientos pasados y suspiró. Hermione se dio cuenta, entonces, de que no sabían a ciencia cierta cuantos años tenían la mayoría de los profesores que les daban clase, ni de donde eran, si tenían familia o no, donde pasaban las vacaciones… no sabían nada de nada sobre ellos.

En silencio, dejó a la profesora con sus recuerdos y se unió a sus compañeros en el camino hacia el castillo.

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Las voces provenientes de los jardines del castillo hicieron que Remus levantase la vista de los pergaminos que estaba revisando y que, seguidamente, los posase sobre la ventana, como si intentase ver el origen, a pesar de la poca luz de la tarde. Tampoco es que le apeteciera mucho seguir leyendo y descifrando esos largos y tediosos manuscritos, y libros sobre teorías obsoletas y sin sentido, así que sólo necesitó ese leve sonido de voces para perder completamente la poca concentración que ponía en lo que estaba haciendo.

Se echó hacia atrás, juntando la espalda con la silla, le dolía un poco, ya que llevaba sobre los pergaminos toda la tarde, y contempló el aula donde se encontraba: era una de las tantas clases vacías de Hogwarts, a pesar de haber tantos estudiantes y muchas asignaturas, todavía quedaban estancias sin utilizar… como aquella en la que se encontraba en esos momento: segunda planta, al lado de los jardines.

Sobre la mesa, desperdigado todo sin un orden concreto, se hallaban libros, pergaminos y más pergaminos, plumas, anotaciones (la mayoría tachadas al poco de escribirlas)… de momento nada encontraba que le ayudase en su búsqueda… pero sabia que, tarde y temprano, encontraría algo, confiaba en la intuición que tenia y que le decía que no desfalleciese en su empeño.

Con una mano apartó los papeles que se arremolinaban frente a él, dejando un sitio libre, lugar que aprovechó para apoyar un viejo y gastado pergamino, pero muy apreciado para él por su significado e historia. Mientras pronunciaba unas palabras, recordó como logró convencer a los gemelos Weasley para que se lo "prestase", pues, un día, caminando por los pasillos, alcanzó a ver el mapa del merodeador en sus manos (el cómo y el por qué habían llegado a ellos no le quisieron decir, aunque Remus intuyó que Harry seguramente se lo había prestado para alguna de las, famosas, aventuras de los gemelos… aunque tampoco insistió mucho en eso, a él sólo le interesaba el mapa)

Tras ver como las líneas se dibujaban de manera clara y concisa a lo largo del pergamino, y al comprobar que, efectivamente, el grupo que regresaba a la escuela se trataba del sexto curso de Gryffindor (con excepción de una mota que en esos instantes estaba llegando a la altura de los demás), sonrió interiormente al recordar que había sido una voz la que le hizo confirmar que era ese grupo en particular.

Siguió observando como todo el conjunto de motas (ahora ya todos juntos) pasaba por los pasillos, subía por las escaleras, caminaba por los diferentes pisos, y entraban por una puerta indicada en el mapa con la etiqueta de "Sala común de Gryffindor". Cuantos recuerdos le traía el mapa y esos lugares, y aquellos tiempos tan lejanos y distantes… lo que le recordó el objetivo de la búsqueda y le dio nuevas fuerzas para seguir buscando entre papeles y papeles: no podía dejar eso tal cual estaba.

Con nostalgia, pronunció unas determinadas palabras (que también le trajeron más recuerdos, pues le remitió la memoria a aquella tarde de primavera donde decidieran las contraseñas para abrir y cerrar el mapa, se acordaba de las risas y bromas sobre ello), y las líneas dibujadas sobre el gastado pergamino empezaron a desaparecer hasta que este quedó de nuevo vacío, como al principio.

Lo dobló por la mitad, y después, lo volvió a doblar hasta que pudo metérselo al bolsillo de la túnica: no iba a permitir que se quedara olvidado en cualquier lado y así, cuando quisiera, podría echar un vistazo y comprobar que todo se encontraba en perfecto orden (y más sabiendo que Harry era, por desgracia, tremendamente parecido a su padre en cuestión de meterse en líos y problemas)

Así que, cuando todo volvió a quedar en orden, Remus Lupin extendió los pergaminos de nuevo por encima de la mesa y a seguir buscando algo que le pudiese ayudar a alcanzar su objetivo.

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Con mucha prisa, el joven espía de la Orden del Fénix, garabateó unas palabras en un trozo de pergamino, y las colocó apresuradamente en una de las patas de la lechuza que tenia enfrente de él. Después, al oír pasos acercándose rápidamente hacia esa misma habitación, depositó al ave en la ventana y le instó a echar a volar y hacer llegar cuanto antes el mensaje a su destino. Aliviado en parte al ver alejarse a la lechuza, y volverse una mancha oscura, casi imperceptible, en las nubes de tormenta que se estaba formando, no se dio cuenta de que el pomo de la puerta estaba girando poco a poco.

La respiración se le paró de repente: ¡No podían encontrarlo!

Tenia que impedirlo, ya que si le descubrirían, si descubrían que había estado pasando información a la Orden, no sólo seria su muerte segura, si no también una mayor desgracia, pues todos los esfuerzos realizados hasta ese momento se convertirían en nada, absolutamente nada. Rápidamente, se tiró al suelo, esperando que la poca luz de la habitación consiguiese ocultarlo de las miradas.

La puerta se abrió y, para su desgracia, no era un solo mortifago el que entraba a comprobar si estaba todo bien… No, eran tres… y los tres pronunciaron el hechizo "Lumus" a la vez para iluminar la habitación. Por fortuna, o por casualidad, los tres habían ido a mirar primero hacia el lado contrario de donde se encontraba el joven auror, así que le dio el suficiente tiempo para rodar por el suelo (con cuidado y para no hacer ruido) y conseguir coger la capa de inviabilidad que se encontraba a varios centímetros de él… llegó justo a tiempo, pues en el mismo instante en que sintió las luces dirigirse hacia él (o más bien, a donde se había encontrado él unos instantes antes) ya se había echado la capa por encima y no podían descubrirle.

- Ves – dijo desdeñosamente uno de los mortifagos dirigiéndose a otro de los que le acompañaban– No hay nadie.

- Te juro que oí ruidos hace un rato – contestó este

- Ya, y me dirás ahora que viste la puerta abrirse y cerrarse sola – respondió irónicamente el primero.

Mientras, el restante miembro del grupo continuaba revisando la habitación, como si fuese experto en detectar cualquier indicio que los otros dos no hubiesen visto (aunque, pensándolo bien, no eran muy listos esos dos y cualquier cosa, por grande y extraña que fuese, no la habrían visto)

- Crabbe, Goyle, paren de hablar. – ordenó este dándose la vuelta y mandando cesar la discusión que empezaba a su espalda, y por la voz que salía de detrás de la máscara, se notaba que imponía respeto a cualquiera con el que hablase. Ese instante fue el que aprovechó el joven auror para salir por la puerta abierta, tenia que volver la parte de la mansión que tenia asignada y hacer como si nada hubiera sucedido…

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Los días que quedaban de mes trascurrieron rápidamente y, cuando se quisieron dar cuenta los estudiantes, tenían los exámenes del segundo trimestre encima… y todo era nervios y prisas allá donde iban, pues no sólo se jugaban la nota, sino la continuidad en la asignatura: materia que suspendieran, materia que no darían al trimestre siguiente… algo muy importante a tener en cuenta según los estudios que se decidiesen hacer después del colegio.

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En una de las mesas de la sala común de Gryffindor se desarrollaban una de las escenas más comunes de ver cuando se estaba tan cerca los exámenes.

- Hermione, rápido, dime las propiedades del sauco…

- ¿Y befotar? ¿Alguien sabe cuantas gotas de befotar hay que echar para las pociones infladotas….?

- No será bezoar

-.Ay, si, perdona, ¿pues cuantas gotas de bezoar hay que echar?

- Encor… Encor… Engorco… – unos asientos mas hacia la derecha, varios se encontraban repasando hechizos y encantamientos que podrían entrar en los exámenes - Engorgio – Seamus acertó finalmente cual era el hechizo para aumentar de tamaño un objeto.

- Reducio - se oyó a continuación, y la piedra con la que estaban trabajando recobró su tamaño normal.

- Y la poción envejedora… ¿Cómo es? No la encuentro en los apuntes

- Todavía no la hemos dado, Neville – un suspiro de alivio salio de este último, al menos tenia una cosa menos que estudiar. En uno de sus bolsillos, y bien apartado y encogido, se encontraba Trevor, su sapo, quien ya había sufrido las terribles consecuencia en esa tarde de estudios, y por eso había decidido que lo mejor era no mostrarse hasta, por lo menos, una semana después de terminar los exámenes… seguro que su dueño ni se daría cuenta de su ausencia por los nervios.

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El clima animaba también a quedarse encerrado y estudiando en las salas comunes, ya que, desde antes de navidad, e incluso un poco antes, el buen tiempo no había hecho acto de presencia: las tormentas o la nieve era lo típico de todos los días, y no había semana en que no hubiese una tormenta de rayos fuerte o una de gran fuerza… lo que había llevado de resultado el limitar las salidas a Hogsmeade hasta reducirlas a extremadamente pocos en lo que llevaban de comienzo de año, desde enero.

Al principio, la cantidad de nieve que caía y que se acumulaba en los jardines era la alegría de los estudiantes, ya que, en cuanto podían, salían a tirarse bolas de nieve, y a fabricar figuras, o simplemente contemplar la nieve caer… eso era al inicio, pues ahora, después de tanto tiempo trascurrido, se veía eso como algo aburrido, ya esperaban con anhelo que regresase el buen tiempo y disfrutar del sol.

Así pues, ese año, se había convertido en uno de los años donde los alumnos estudiaban con más ahínco y ganas, como si el simple hecho de aprenderse las propiedades de las plantas, los ingredientes de pociones, o los hechizos de las clases, les ayudase a que el tiempo pasase más rápido, y la espera de las vacaciones o del buen tiempo más llevadera. Mientras todo siguiese así, no habría de que preocuparse…

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Al igual que los alumnos se enfrascaban en los estudios, los miembros de la Orden del Fénix también se encontraban bastante activos, pero por desgracia, algunos de los asuntos que tenían entre las manos no avanzaban a la velocidad que hubieran deseado; en cambio, algunos otros habían dado pasos de gigante (metafóricamente hablando) y se estaban resolviendo tremendamente rápido y satisfactoriamente para ellos:

- Los vampiros han decidido no seguir apoyando a quien-no-debe-ser-nombrado – anunció con alegría Charlie Weasley, que acababa de regresar de Rumania después de haber pasado allí los últimos seis meses – Dicen que, después de lo sucedido en Halloween, han recapacitado y romperán la alianza que tenían con los mortifagos. No les ha gustado nada que no se les tuviera en cuenta desde entonces…

- ¿Eso quiere decir que nos ayudarán? – preguntó Mundungus Fletcher, sentado al lado de Remus Lupin.

- No, no creo – dijo OjoLoco Moody desde su asiento – los vampiros no siguen a nadie, actúan en su propio beneficio. No creo que ayuden a la lucha ¿verdad Weasley? – concluyó este mirando con el ojo bueno que tenia al que había dado la noticia, el otro, el de cristal, estaba en blanco, denotando que se encontraba mirando hacia otra parte (más concretamente, escudriñando las diferentes partes del cuartel general de la Orden, en Grimmauld Place, a esas alturas no se fiaba casi ni de su propia sombra)

- Efectivamente. Los vampiros han decidido retirarse de la guerra. No nos causaran más problemas.

- Una buena noticia al fin – dijo el director – Y Hagrid, ¿que noticias hay de los gigantes? – Dumbledore dirigió su mirada hacia el semigigante

- Bueno… todavía no hemos conseguido – retorcía las manos nerviosamente al hablar - … no hemos conseguido que Grawp encuentre a sus compañeros – Grawp era el medio hermano de Hagrid, y, de un tiempo a esta parte, habían conseguido que se pudiese comunicar (minimamente eso si) con varios humanos (entre ellos, claro está, a Hagrid) y le habían llevado, de nuevo, a la zona donde le encontraron, viajando cada mes alguno de la orden para tener noticias sobre los gigantes – pero seguro que… que algún día de estos sepamos donde están… De eso estoy seguro, Grawp es muy listo – terminó de decir Hagrid levantándose, en toda su extensión, de la mesa.

Severus Snape, que se encontraba al otro extremo de la mesa, contuvo como pudo un gesto de incredulidad ante la confianza depositada en ese medio hermano del guardabosque… ¡si ni siquiera sabia hablar sin arrancar, cada tres palabras, un árbol del suelo! La penúltima visita que le habían hecho a Grawp, le había correspondido a él, y terminó desesperado tras varios intentos de hacerse comprender…

Sintió un codazo en sus costillas, amablemente de parte de Nymphadora Tonks, que estaba a su lado.

- ¡Que!

- Es tu turno – dijo esta, ignorando el tono de protesta del profesor. Los demás miembros de la mesa estaban mirando hacia él, esperando su informe.

- Los planes del Innombrable no han cambiado, siguen siendo exactamente los mismos – anunció – Esta acumulando poder y seguidores para dar el definitivo golpe y así no preocuparse de nada. La única solución factible, como sabemos, aunque alguno se empeñe en negarla – miró con disimulo a la persona que se encontraba a su lado, esta respondió con un bufido de disgusto – es lo que decidimos hace meses: intentar dividir los objetivos del Innombrable, hacer que no ataque a un mismo lugar con todo su poder, dividir sus fuerzas….

- Ya, ¿y que mas? – Saltó sin poder contenerse Tonks – No piensas que los afectados deberían saber lo que va a pasar con ellos. ¿Cómo te sentirías tú si te obligasen "amablemente" a irte a otro sitio, a abandonar a tus amigos… "Todo por el bien de los demás"? Absurdo – dijo con cierto enfado la auror

- Tonks, por favor – dijo el director, haciéndole un gesto para que se sentase – Ya lo hablamos en su momento, y seguimos opinando que si encontramos otra solución válida, la elegiríamos sin dudar, pero de momento, esto es lo único que puede funcionar…

- Lo se, lo se – Tonks dijo calmándose y sentándose en su sitio – Pero yo sigo pensando que no es justo para nadie lo que queréis hacer.

A su lado, Remus sintió una punzada, él había aceptado casi desde el principio la propuesta, sabiendo que no era justa, y eso era lo que mas le dolía, ya que era Tonks la que defendía los intereses de los dos estudiantes, uno de ellos Harry, a quien él había jurado ayudar y proteger, ahora que Sirius no estaba. ¿Cómo confiaría en él Harry después de ver que la confianza que había depositado en él se había roto y no era quien había defendido sus intereses? ¿Que pensaría, y cómo reaccionaría Harry al conocer lo que iba a ocurrir?

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Uno a uno, los miembros de la Orden del Fénix fueron dando sus informes: Dedalus Diggle, Sturgis Podmore, Elphias Dogev, Emmeline Vance, y Hestia Jones mostraron los nulos o pocos avances de las misiones encomendadas al inicio. Mundungus Fletcher tuvo más suerte, pues en sus "incursiones" en los bajos fondos, había escuchado algunos rumores que confirmaban las cosas que ya sabían.

Al llegar el turno de Kingsley Shacklebolt y de Arthur Weasley, las dos personas que trabajaban en el Ministerio, un destello provino de la chimenea, indicando que alguien intentaba ponerse en contacto con el o los habitantes de la casa. Todos quedaron en silencio, puesto que, aunque la red flu se encontraba conectada únicamente con Hogwarts, siempre había que tomar precauciones.

La aparición de cabeza de Minerva McGonagall hizo bajar todas las varitas que apuntaban hacia las llamas. Esta, rápidamente, buscó con la mirada al director de la escuela, y jefe de la Orden.

- ¿Qué ocurre? – preguntó Dumbledore al ver aparecer a la profesora de Transformaciones con tanta prisa, normalmente no se interrumpía las reuniones de la Orden de esa manera (aunque, en cierto modo, ella también pertenecía a la Orden, a pesar de estar al margen a causa de las clases)

- Ha venido Doris Crockford a visitarte. Dice que es urgente – al oír el nombre del ministro de magia, todos supieron que, inevitablemente, ya había comenzado todo… ya no había marcha atrás.

- Bien, intenta entretenerle unos segundos, ahora mismo voy hacia el despacho – dicho esto, la profesora desapareció tras las llamas. Rápidamente, se dirigió hacia las dos personas que faltaban por hablar – Kingsley, Arthur, ¿algún progreso? – los dos negaron con la cabeza, no habían logrado en todos esos meses, que alguien les dijera que era exactamente el velo que colgaba en una sala en el departamento de misterios (y que hacia recordar a todos los sucesos trágicos de final del curso anterior)

Tras esto, se dio por concluida la reunión, la primera que hacían general, aprovechando la proximidad de las vacaciones de Pascua, la siguiente seria muy pronto y ya se tratarían temas extremadamente serios y relativos a lo que iba a acontecer en los últimos días de curso, y que eran por lo que se estaban preparando: para evitar el ataque del Innombrable que estaba planeado para entonces.

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- Vamos a ir a volar un rato, ¿vienes Hermione? – preguntaron Ron y Harry desde la puerta, con sus escobas en los hombros. Al fin habían terminado esa mañana los exámenes y, por delante, les esperaban unos días de relax y descanso antes de comenzar de nuevo las clases. Como siempre, la mayoría de los alumnos pasaban las fiestas en el castillo.

- No, gracias, creo que me quedaré aquí – contestó esta desde el sillón donde se encontraba sentada. Encima de ella tenía una manta, a pesar del fuego que estaba encendido enfrente, y sobre sus piernas, un voluminoso libro, igual al que acostumbraba a hojear relativo a la Historia de Hogwarts. – Se esta mejor en un lugar calentito, no fuera con toda la nieve – observó, pues todavía el tiempo no había mejorado, y la nieve se acumulaba por doquier.

- Ginny, ¿vienes? – preguntó Harry a la pelirroja, que jugaba una partida de ajedrez con una de sus compañeras. Esta, con un gesto, le indico que iría más tarde, que todavía faltaba un poco de la partida.

Después de pregunta a más gente en la sala común, un grupillo de cinco personas (cuatro con sus respectivas escobas y una para observarles) se dirigieron hacia los jardines del castillo.

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Una vez que, tanto como Harry y Ron, salieron por la puerta, la pelirroja dio rápidamente jaque mate a su oponente (no era rival para ella), y se sentó junto a Hermione en el sillón. Esta, al verla, se extrañó en parte, y levantando la mirada un poco del libro que leía, le preguntó:

- ¿No ibas a salir a volar?

- Si – respondió esta mientras se calentaba las manos con el fuego – pero más tarde. Tengo que pensar en un par de cosas – esto ultimo lo dijo mirando directamente a la chimenea e ignorando la mirada curiosa que le lanzaba Hermione, pues cuando había sido preguntada antes por Harry, un cierto rubor había ascendido por sus mejillas (menos mal que nadie lo había notado excepto ella) y no sabía porqué exactamente: ya no le gustaba, ni le atraía, era sólo el mejor amigo de su hermano… ¿o era algo más para ella?

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Las clases, después de las vacaciones de Pascua, empezaron con total normalidad, aunque, eso si, todavía persistía el mal tiempo. Las notas fueron bastante elevadas para todos los alumnos (exceptuado los que, como siempre, son alérgicos a los libros y a todo lo que se relaciona con estudio), consecuencia directa de las pocas distracciones en la temporada de exámenes. No hubo que lamentar grandes ausencias en las clases, casi todo el mundo seguía con las asignaturas que habían llevado hasta entonces, exceptuando los dos o tres en total de cada clase que no habían aprobado las pruebas de tal o cual asignatura, y por lo tanto, no seguiría asistiendo a ella.

Del grupo de Gryffindor de sexto año, sólo hubo que lamentar la baja de Lavender en Pociones, y la de Dean en Transformaciones (todavía le producían cierto respeto las trasformaciones humanas, y como, para lo que quería estudiar, no se necesitaba aquellas nociones avanzadas, pues le dio un gran alivio saberlo). Los demás, para sorpresa de muchos (Neville continuo aprobando Pociones, por muy poco, pero aprobó el examen), seguían yendo a las mismas materias.

Era su ultimo trimestre de ese sexto curso, y algunos ya pensaban en las vacaciones de verano ("Cada vez mas próximas", decían) y otros, ya empezaban a echar de menos ese curso que iba terminado, y con ello, la aproximación de su ultimo año en la escuela, y después de eso, la entrada oficial al mundo de los adultos. Sabían que estaban en mitad de una importante guerra, y que su futuro dependería de lo que sucediera en ella, pero, de momento, los estudios y las clases, ocupaban totalmente sus mentes.

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En todos los sitios parecía reinar una extraña tranquilidad, pero unos pocos, muy pocos, sabían que era la tranquilidad que existe antes de las tormentas… y que esta se aproximaba irremediablemente…

Y que sería terrible, poderosamente terrible… y no se equivocaban en sus suposiciones.

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- Ha roto el trébol – dijo, como si estuviera en shock la recién llegada, no decía más, solo repetía una y otra vez estas cuatro palabras al entrar al comedor – Ha roto el trébol. Ha roto el trébol.

Una persona se levantó de la mesa y, acompañándole, fueron juntas hacia un lugar donde pudieran hablar tranquilamente y en paz.

- No pasa nada. Los tréboles no son más que plantas normales y corrientes… - le consoló Robin, su mejor amiga, abrazándola y obligándole a sentarse a su lado en las escaleras, Elizabeth llevaba lágrimas en los ojos después de que alguien le rompiese el trébol que había encontrado y que llevaba, toda alegre, en la mano.

- Este era especial… - logró balbucear esta entre sollozos (tras volver a recuperar la razón) en sus manos llevaba los pedazos de la planta – Mira – y empezó a formar la forma de lo que antiguamente era la planta

Un gesto de asombro apareció en la cara de la primera: no era un trébol normal, sino uno de cuatro hojas y, además, tenia (o había tenido hasta su ruptura) un tamaño bastante mas grande que el resto de los de su especie, aparte de que su color era brillante y desprendía (algunos trozos que todavía no se habían marchitado) una luminosidad especial, como si trasmitiese claridad a través de él… pero sólo duró unos segundos mas, hasta que todo rastro de magia que albergaba desapareció

- Era difícil de distinguir entre tanta nieve… pero yo lo vi, cuando salimos de clase… - Elizabeth se limpió las lagrimas de su cara – Era… parecía que me llamaba… y fui… sólo veía una hoja… me agaché… era como si me animase a cogerlo… como si fuese algo que me faltase… quite la nieve… poco a poco… no quería hacerle daño… sólo verlo… sólo tocarlo… Después… no se porqué… puse las manos alrededor de él… no quería dañarlo… sólo verlo… pero… algo me hizo cogerlo… era como si el trébol me animase a ello… quería venirse conmigo… - Robin sacó el pañuelo y se lo tendió, las lagrimas casi no le dejaban hablar… tras una pausa el relato continuó -… Era extraño… como… no se… como si me diese fuerzas… sentí… no se como explicarlo… como algo… como si algo empezara a brotar dentro de mi… una fuerza que resurgía… o que despertaba… no se… y tenia que coger el trébol en mis manos…. Y lo hice… cuando lo tenia en las manos… era todo distinto… como… no se… como si existiese algo… era una sensación… como si se pudiese ver el final de la guerra… algo que me decía que… no se… - dio un vistazo a la planta, que ahora parecía marchita y grisácea - … como si me diese fuerzas para afrontar lo que iba a venir… pero yo no lo comprendía… no tengo nada que temer… no me va a pasar nada… Y tenia que enseñártelo… era… era una sensación… o… no se… pero tenia que enseñártelo a ti… y tu sabrías que hacer… - su amiga puso cara de extrañeza, pero le dejó que continuase hablando, no le interrumpió - … no se… pero me sentía con más fuerza… al llevarlo en la mano era… era como si… no se… como si… - se calló de repente, y miró a Robin, su mejor amiga y confidente, a los ojos, cómo si esperase una respuesta sincera pronuncio, en un tono que nada parecía al desconsuelo anterior – Prométeme que nunca dirás nada a nadie de lo que te he estoy contando

- Te lo prometo, puedes confiar en mí – dijo esta, y por sus palabras, se veía sincera, así que Elizabeth continuó explicando lo ocurrido, ya más calmada.

- Lo llevaba en la mano. No podía meterlo en el bolsillo, ni en la mochila. Era como si el trébol y yo necesitásemos estar en continuo contacto. No podía dejarlo… Y tenia que enseñártelo. No se porqué, pero era una sensación que tenia, que tú, al verlo, sabrías que era, que significaba todo esto tan extraño… enséñaselo a Robin… tiene que verlo… me decía algo en el interior… Y… de repente… cuando venia por el pasillo… escuche pasos… - las lágrimas empezaron a brotar nuevamente de sus ojos – pensaba que era alguien que también iba al comedor… pero no… los pasos empezaron a ir mas rápido… como si persiguiesen a alguien… como si buscasen a alguien…. Yo iba tan tranquila… pensaba que no me pasaría nada… tenia el trébol conmigo…no me iba a pasar nada…. Escuché los pasos mas cerca… cada vez se acercaban más……. Me dio miedo…. Me sentía como si fuese la presa… como si me buscase a mi… empecé a correr… pero él se acercó mas a mí… no sabia quien era… estaba lejos… en el otro extremo del pasillo… pero ahora ya sabia que iba a por mi… me buscaba… quería atraparme… corrí… corrí… quería escapar de él… no podía… él era mas rápido que yo… me caí… se rompió la mochila – en ese momento, Robin recordó que, efectivamente, no la llevaba cuando entró al comedor, y en sus manos se veía rasguños y raspaduras de chocar contra el suelo varias veces - … me levanté… estaba muy cerca de mi… eche a correr de nuevo… pero… escuchaba… como… se… acercaba… a… mi…… oía su respiración a mi lado… tropecé de nuevo… ya no puede levantarme… pisó mi túnica…….. Fue todo tan rápido… cuando quise darme cuenta………… los trozos del trébol estaban a mi lado… y… se fue….lo rompió y se fue… sólo quería hacer eso… no vi quien era… no pude darme cuenta de nada… fue todo tan… tan… tan rápido… - cogio, entre sus manos, los trozos del trébol – Lo destrozó… y sentí como si rompiera algo en mi interior… como si me quitase una parte de mi……… si… se que es una planta… pero… no se… era como si… como si con ella pudiese alcanzar una meta… algo que… no se… algo que todavía no se lo que es… pero que…………… - la voz se le quebró totalmente, sólo podía llorar y llorar.

Robin, al terminar escuchar todo el relato (y tras apoyar a su amiga sobre el hombro y animarla a calmarse), no supo que podía decir, pues se suponía que ella sabría que hacer, pero la mente se le había quedado en blanco, ¿Qué se suponía que tenia que hacer?, ella no era nadie, no sabia nada, no comprendía que tenia que ver ella en todo eso.

De repente, una idea cruzó por su cabeza, rápidamente, sin casi darse cuenta, pero que le dejó una sensación y un nombre. Con cuidado, apartó a Elizabeth de su hombro, y mirándole con decisión a los ojos, le dijo firmemente.

- Tenemos que ir a ver a mi bisabuelo, Liz.

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Fin del capitulo 38 J J

Contestaciones a los reviews (muchas gracias por dejarlos, estoy muy agradecida :D)

Queenofthedeath Gracias J Espero que esto te deje satisfecha también hasta… hasta muy pronto (no sabes lo pronto que voy a venir a dar mas la lata por aquí – risa malévola-) Sobre lo de especial de Navidad… bueno, hay un especial de Halloween (no me culpen a mi, que las conversaciones por Messenger pueden llegar a ser muy muy malas), y lo de Navidad, pues algo creo que escuche por ahí (¿serán sonidos de campañillas, o un trineo lo que se aproxima :D) Un gran beso y nos vemos guapa.

Syringen Gracias J De nuevo estoy dando la vara por aquí (si, lo se, después de tanto tiempo aparezco, y me voy de nuevo �, bueno, espero que esta vez ya me pueda quedar "eternamente", jejeje) Espero que esta vez no hayas tenido que leer todo de nuevo (aunque me da a mi, que hay muchas papeletas � - si es que no tengo perdón -) y sobre mi estilo, pues no se, yo no puedo opinar, pero espero no haberlo cambiado por nada del mundo, me gusta como va desarrollándose la historia (y sobretodo, me gusta el final que he puesto a este capitulo .) El blog… pues últimamente anda de reformas (vamos, que casi lo he dejado puesto permanentemente lo de "en construcción", a ver si lo actualizo ;)) El Messenger, por supuesto J (aunque no se si ya te tendré… lo tendré que mirar). Muchos besossss

Miranda Evans Gracias J Espero que este te haya gustado también… y sigue sin saberse quien es el otro estudiante ;) (aunque… ahhhh, yo no sigo nada ;P) si, es estudiante, y juega un papel muy, pero que muy importante en la historia (pero no por lo que creéis, jeje) No se que mas decirte (sólo que dejes en paz al pobre ordenador, que él no tiene la culpa de la falta de tiempo que tengo yo � ) así que… muchos besicus y nos vemos pronto.

Celina Muchas gracias J Si, lo pongo ahí también (ya que empecé, pues para qué voy a dejarlo descolgarlos ;D, así que continuo por ahí también) Y los enigmas, pues… poco a poco, tampoco quiero (creo que se dice así) "mostrar todas las cartas" ;D Sobre si Harry contara la profecía… pues se supone que lo iba a hacer en un capitulo anterior, pero desapareció ese trozo y ya se vera lo que sucede :D Bueno, Ginny y Harry… a ver si este trozo te gusta mas (aunque tb es otra de las cosas que van y viene :D) Sobre Sirius… pues no puedo decir nada, lo siento, él me lo ha prohibido :D Un gran besote desde la riberas del Ebro ;)

Gabriela Sakura Black No te preocupes, no pasa nada, tu léelo cuando quieras (no te voy a obligar ;D). Y bueno, sobre lo que le falta algo… pues no se, pero date cuenta que esta cortado (esta es la segunda parte… y debería haber sido seguido �) y también (aunque nadie se ha dado cuenta), falta "algo" ¿el que? No lo voy a decir, jeje Besicoooooossss muchoooos. PD: Ahora mismito paso por el fic (si es que todavía esta por ahí � ay que mal estoy de la cabeza) PD2: Espero que te hayan ido estupendamente los exámenes :DD.

Nimmy Gracias por el comentario J (Espero que no hayas tenido que volver a leerlo �) Y sobre el titulo, si, esta muyyyyy relacionado con el capitulo, aunque no se si de la forma en que habéis pensado (una, que muchas veces es de rebuscada �) y puede ser nada y puede ser todo (¿estas segura de que no ha aparecido ya por la historia? .) En fin, que si te fijas, en el libro 4, el cáliz solo aparecía un capitulo XDD Besicus

icaro Que alegría verte por aquí J A ver si te sigue gustando la historia Besos PD: Espero que hayas sacado muy buenas notas :D. Nos vemos (y ahora también me paso por el fic ;D)

badboy666 Gracias J Lo primero, espero que hayas sacado unas notas estupendas (y si no, ¿Qué haces por aquí?, ale, a seguir estudiando, jejje) La intriga…. Ahora empieza lo fuerte, así que prepárate para ver una sorpresa detrás de otra :D (y que es lo que ocurre ;D) Intentare (lo prometo, lo prometo) actualizar mas seguido… pero he comprobado que, cuanto mas tiempo libre tienes, menos cosas alcanzas a realizar (ley universal de Murphy :D) Bueno, no me enrollo mas, un besote grande.

Buff, ya acabe con los reviews.

Sólo queda por decir que, si todavía tienen mas ganas, que se pasen por el ultimo fic que he puesto (¡capitulo único!, que me he prometido no empezar mas cosas… si es que no tengo tiempo para lo que tengo entre las manos, y mi musa siempre esta imaginando mas cosas �…. Por lo menos, esta vez, si le hice caso porque era una historia que rondaba por mi mente desde hace muchísimo tiempo :DDD – y es una de las formas que mas me gusta escribir). En fin, que si les apetece, busquen la historia llamada "Traidor" (o, si lo prefieren, quiten los número de detrás de la dirección y pongan esto s/2173435/1/ (con delante, ¿ok?)

Muchas gracias por adelanto…. Por leerme y por dejar comentarios.

Miles, besos miles.