Aquí esta ya el capitulo 40.
Espero que les guste y, como siempre, muchas gracias por leer la historia (y también muchas gracias a todos los que dejan comentarios/reviews – las respuestas al final)
Muchos besos y empiecen ya a leer.
Capitulo 40 ¿Se puede cambiar el destino?
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Todas las miradas se posaron, de repente, en la única chica de la habitación.
A pesar de haber estado, hasta ese momento, discutiendo que se podía hacer para solucionar el grave problema que tenían en las manos (es decir, donde se hallaba Sirius, pues su empeño era sacarle de ese lugar extraño y hasta entonces había estado localizado… hasta entonces), todos habían llegado a escuchar la frase que Hermione había dicho en voz muy baja, como si se la estuviera diciendo solamente para ella, aunque había escapado de su boca sin que ella se percatase.
- No debería haber sucedido así, yo lo vi… no era así como debía suceder, no era así el futuro que yo vi – había dicho con tristeza y sin querer mientras observaba el paisaje que se veía a través de la ventana y Ron y los gemelos estaban por detrás discutiendo.
Pero ahora, ahora estaban los tres observándola.
- Hermione¿Qué significa eso?
¿Qué significa qué? – dijo dándose la vuelta y sin saber a que se refería George.
- Eso, eso que has dicho – preguntó dubitativo Ron.
¿El qué?
- Eso de que ya lo viste – en ese instante, Hermione supo que lo que anteriormente había pensado, lo había dicho en voz alta, y ahora tendría que dar explicaciones… y bastantes.
- Bueno – empezó a decir yéndose a sentar en una de las dos camas de la habitación – todo empieza el día que fui a ese lugar – elevó los ojos y fijó la vista en uno de los dibujos que habían hecho los gemelos, uno que mostraba varias columnas y un gran pasillo de extensión infinita.
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Los primeros días en la enfermería habían sido agotadores. Veía el cuerpo de Ron acostado en la cama, sin moverse, respirando pausadamente, como si sólo estuviese dormido, pero sin despertar. Llevaba así desde el ataque de los mortifagos en su casa, desde que arriesgase su vida por la de ella, desde que le confesase sus sentimientos. Estaba velando su sueño desde entonces, su dulce descanso. Quería ser la primera que él viera cuando se levantase, quería que fuese su rostro el primero que viera al abrir los ojos, pues quería que supiera que lo que había hecho había merecido la pena, que ella le correspondía también.
Siete días llevaba él así y siete días llevaba ella a su lado, sin despegarse de su cama, durmiendo poco tiempo en otra de las camas de la enfermería (y porque le ayudaban las pociones de la enfermera, si no el sueño no llegaba porque ella no quería dormir, quería estar a su lado siempre) siete largos días con sus correspondientes noches…
Le hablaba, le leía, le animaba, le daba compañía, estaba a su lado… y por eso pudo escuchar las palabras que salieron débilmente por su boca antes de que él despertase y la salvase del ataque de Draco Malfoy.
- Gracias Sirius… por todo lo que me has enseñado.
No se lo dijo a nadie, ni a Ron, pero sabia que había sucedido algo en esos días, que Ron no había estado solo en el lugar donde se había encontrado, en el lugar donde estaba su mente cuando su cuerpo estaba dormido.
Y así transcurrieron varias horas, las primeras que habían pasado como pareja, una agradable sensación que, si se lo hubieran dicho antes, nunca lo hubiera creído, pero ahí estaban, los dos juntos, y los dos sintiéndose mil veces felices al lado del otro.
Hasta que pasó.
La primera noche de principio de curso sintió que el sueño le llevaba a otra parte distinta, que todo el cansancio acumulado por los días anteriores se apoderaba de ella y le hacia caer en un remolino de pesadillas y de temores como nunca lo había imaginado.
Sintió miedo, quiso chillar, pero la oscuridad le impedía hacerlo.
Quiso despertarse, pero no podía, estaba atrapada… sin salida.
Las más horrendas y espantosas criaturas que nunca podría haber imaginado se acercaban a ella. Sus mayores pesadillas se estaban haciendo realidad: perder lo más querido (aquello que había conseguido unas horas atrás), sentirse sola, impotente ante algo y no poder luchar, pues se encontraba indefensa.
Corrió y corrió cuanto pudo, pero aquellos monstruos le perseguían sin descanso. El cabello se le pegaba a la frente, fruto del agotamiento por correr y escapar de ellos, y no podía parar, pues le cogerian y seria su fin, lo presentía. Si se rendía no saldría nunca de allí. Se quedaría atrapada en mundos de pesadillas.
Tropezó y cayó. Una piedra que no había visto se había interpuesto entre su libertad y su prisión.
Encogiéndose, y aguantando las lágrimas por aquel final tan horrendo, atrapada en las pesadillas de su mente, espero su final… pero este no llegó nunca.
Una persona, salida de no sabia donde, le agarró del brazo, y cogiendola como si fuera una niña que necesitase mucha ayuda, le sacó del lugar… Era Sirius.
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Fred, George y Ron escuchaban con bastante interés, los tres estaban sentados en la otra cama, permitiendo a Hermione un poco de intimidad, pues estaba contando lo que le sucedió realmente (no lo que hasta entonces les había contado ella… para no dar explicaciones, porque sabia que seria difícil para todos asimilar lo que ella vio y porque así se lo había hecho prometer a si misma). En sus ojos se veía la nostalgia de aquel encuentro, lo que sufría antes de llegar y sus sentimientos más sinceros: se mostraba más cercana, pero a la vez más alejada de ellos.
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Cuando me di cuenta de con quien estaba no me extrañe, pues había oído a Ron pronunciar su nombre antes de despertarse, y supe que, donde quiera que estuviese no me pasaría nada. Sirius me guió por un largo pasillo, sin hablar, hasta que llegó a una columna concreta y se sentó, reclinándose contra ella, como si quisiese pensar profundamente en todo lo que había ocurrido.
Yo me senté frente a él, observándole. No había cambiado mucho, aunque sus ojos, sus ojos tenían un brillo extraño, como una profunda tristeza y melancolía, como si supiese que todavía no podía regresar.
Al verme observándole tan detenidamente, sonrió y dijo.
¿Qué tal con Ron? – me sonroje un poco, pues sólo llevábamos unas horas juntos y poca gente conocía lo nuestro – No te preocupes – dijo a modo de disculpa – Estabais hechos el uno para el otro y acabaríais juntos algún día de estos. Además, Ron estaba ansioso de verte cuando estuvo aquí – dijo con un guiño – creo que por eso tardó tan poco en comprender lo que tenia que comprender.
¿El que?
- Eso te lo tendrá que decir él, yo no lo sé. Cada uno tiene una misión que hacer en este lugar, y cuando la termina es cuando puede regresar a su hogar. Aunque yo… yo no se todavía cual es la mía – terminó con profunda tristeza.
Me adelanté un poco, y apoye una de mis manos en su hombro.
- No te preocupes, que yo te ayudaré en lo que sea.
- No es tan fácil Hermione, este lugar puede engañar mucho. Además, en cuanto descubras porqué y para que has venido aquí, te irás, y yo me volveré a quedar solo. Es mi destino.
- El destino no esta escrito, Sirius
- Si, lo esta. Es ese algo que nos impulsa a hacer las cosas como las hacemos en un determinado momento, y eso que, sin que nos demos cuenta, nos hace hacer y reaccionar de un modo diferente a lo que hacemos normalmente… y todo porque así esta escrito que suceda. Podemos ignorar que hay un algo superior a nosotros, pero es cierto y todo lo que hacemos, aunque sea insignificante, puede tener muchas consecuencias en el futuro y todo porque esta escrito que así sea. Todo el mundo, Hermione –Sirius levantó la vista y la posó sobre el largo pasillo que existía a ambos lados, como recorriéndolo desde su inicio a su final – todo el mundo tiene ya su vida planificada, y algunas veces, casi desde mucho antes de que naciera. A veces hay personas que logran ver esos acontecimientos que van a ocurrir, son los adivinos, pero existen muy pocos, una mínima parte de los que así se hacen llamar, que son verdaderos, que pueden ver el futuro tal y como va a ocurrir, como esta escrito. Sólo esos pocos pueden sumergirse en la neblina que oculta nuestros hechos futuros y pueden ver lo que la vida nos depara, son muy pocos. Y ellos saben que, por mucho que intenten interferir en esos hechos futuros, por mucho que intenten cambiar las cosas, lo escrito… escrito esta, no se puede cambiar. Todo sucederá como debe suceder, sea malo o buena, sea extraordinario o trágico, sea lo que sea, así debe suceder.
- Yo no lo creo. Pienso que el destino lo escribe uno, con el día a día, no porque algo nos dice que así tiene que ser. – Sirius esbozó una media sonrisa, era así, con ese carácter, como recordaba a la mejor amiga de su ahijado. No había cambiado en absoluto – Además, si es así, tal y como dices¿para que sirve entonces intentar luchar por algo, si se sabe de antemano que no dará resultado¿Para que existe la esperanza si no para intentar cambiar las cosas? Yo no lo creo, no creo que todo este escrito, más bien se escribe conforme vivimos, conforme hacemos las cosas. Y que es cada persona la que se escribe su vida… nadie tiene su vida ya planificada – en esos instantes ya estaba levantada, me había exaltado un poco, pero era verdad, no creía en que el destino era algo ya escrito.
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¿Sabéis que significa la runa en blanco? – preguntó Hermione, haciendo un alto en la narración. Las tres personas que le escuchaban negaron automáticamente con la cabeza, ninguno de ellos había dado la asignatura de Runas Antiguas – Significa destino, lo que no se puede conocer. En esos instantes, cuando Sirius hablaba conmigo del destino, me di cuenta de la blancura del lugar, de lo vacío que era todo, y como nosotros dos estábamos turbando esa uniformidad. Era extraño, pero no fue hasta más adelante cuando lo relacione con ese significado, con esa runa en concreto, con esa runa que es tan importante y casi no utilizada, pues es muy peligrosa.
>No me acuerdo muy bien de qué sucedió entonces, pero sentí como algo tiraba de mí, como si tuviese que abandonar ya ese lugar al que había llegado unos instantes antes. Tener que abandonar a Sirius una vez que lo había encontrado. Alcance a oírle, antes de que fuera arrastrada a donde fuera, que no dijera nada a Harry, que el momentos llegaría cuando tuviera que llegar, pero de momento él tendría que permanecer en la sombra, atrapado en ese lugar, y sólo, cuando se le permitiese, ya encontraría la manera de volverle a ver, o de al menos, decirle que estaba vivo y a salvo… pero de momento no podía desvelar donde se hallaba.
>Me sentí arrastrada, e intuía que todavía no iba a regresar, pues me tocaba conocer algo más…
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Hermione cayó en medio de un gran prado. Los rayos de sol se reflejaban en la verde hierba y por doquier veía una llanura extensa, muy grande, que se extendía hasta donde sus ojos podían alcanzar. Seria allí, unas semanas más tarde de que ella regresaràdonde llevaría a Ron y a Harry para disfrutar un poco de la tranquilidad y de la libertad, escabulléndose de la vigilancia que les habían puesto en la primera salida al pueblo. Allí, lejos de la gente, lejos de los problemas, lejos de las preocupaciones… lejos del mundo encontrarían un remanso de paz en medio de la guerra.
Pero, de momento, se encontraba sola en medio de aquel lugar. Sola pero no preocupada, pues sentía que, en su interior, se empezaba a formular un deseo de ayudar, un deseo de luchar contra corriente, contra el destino, un deseo de cambiar las cosas que habrían de suceder…
- Una sola persona no puede luchar contra el Destino – dijo una voz detrás de ella, y pronuncio la ultima palabra con gran respeto. Hermione se dio la vuelta y se encontró, cara a cara, con una persona totalmente vestida de negro, ni un rastro que permitiera saber quien era (después, al regresar al colegio y encontrarse con el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, una sensación de haberlo conocido de antes se apoderaba de ella, pero no fue hasta mucho más adelante, hasta ese mismo día, en que revelaba su "viaje" cuando supo que ese misterioso desconocido y el profesor eran los mismos… era una de las cosas en las que había estado pensando cuando miraba por la ventana) – Yo lo intente y quede atrapado. Nadie puede cambiar lo que esta escrito.
- Yo creo que si se puede, cada persona es dueña de su vida – el desconocido hizo un ligero gesto de negación, él antes había sido así, había pensado así, pero la vida le había hecho cambiar de opinión. Muy duramente eso si.
- Ven, te mostraré como no puede cambiar, como esta ya escrito – y echó a caminar hacia donde el sol salía, fundiéndose con la luz que este desprendía, hasta que no hubo rastro de él.
Hermione, sin saber muy bien porqué, corrió hacia ese mismo lugar… y lo que vio fue tan extraño, tan desconcertante…
Vio pasado, presente y futuro juntos, fundiéndose como uno sólo y volviéndose a formar sobre la extraña niebla que le rodeaba… siendo ella una mera espectadora de lo que ocurría a su alrededor, sin poder intervenir.
Vio los sueños que embargaban a sus amigos en esos instantes.
Vio a personas que conocía, a compañeros y compañeras suyos del colegio en diversas escenas de sus vida, algunas imágenes les mostraban en clases de primero, otras en tercero, incluso pudo ver alguna de séptimo, cuando en realidad todavía no habían llegado a ese curso.
Vio el ataque de Halloween, como, mientras unos estaban en los pasillos luchando por sus vidas, muriendo bastante gente, otros se encontraban en el despacho del director viendo preocupados la lucha que se debatía en el interior de una persona en concreto.
Vio el nombramiento de uno de sus amigos como capitán del equipo de quidditch, las celebraciones de todos los partidos ganados. Vio como este, al descubrir una nota en su bolsillo, abandonaba la celebración del segundo partido ganado en sexto año para reunirse con una persona que le esperaba cerca de una clase, su corazón acelerándose alegremente por haber descubierto algo muy importante.
Vio una pareja de enamorados que paseaban, unidas sus manos, bajo la luz de la luna cerca del bosque, y cuando un rayo de esta les iluminó a ambos y revelo quienes eran, no le extraño mucho el descubrimiento, pues algo le decía que acabarían juntos, y esa imagen lo confirmaba: ella rodeándole con sus manos y él respondiendo al gesto, inclinándose dulcemente sobre sus labios. Cuando se fijó más en la imagen, supo que eso no tardaría mucho en suceder, que no tardarían en estar juntos, pues las flores se estaban empezando a abrir, era comienzos de primavera, y se alegró internamente por esa revelación del futuro, pues ahora sabia que era aquello que tanto intentaban ocultar pero que sus ojos delataban sin querer.
Dejó esa imagen que desprendía puro amor, amor sincero, amor sin limite y empezó a dirigirse a una zona de niebla que parecía desprender mucho poder, mucha atracción hacia ella. No eran imágenes de escenas cotidianas, de instantes, sino que eran, que parecían, películas, pues sucedían muchas cosas a la vez:
Vio la entrevista de Dumbledore con una joven aspirante a profesora, en un maltrecho y destartalado bar. Escucho la profecía siendo dicha por primera vez, y como esas palabras, mientras salían de la boca de la persona, tomaban forma en la neblina cercana, mostrando la caída de Voldemort en una noche de Halloween, su retorno (aunque Harry les contara con detalles lo sucedido, mientras observaba sintió como un escalofrió le recorría de arriba abajo), su ascenso, la guerra, la pelea contra Dumbledore en el ministerio, los planes para atacar el mismo lugar al año siguiente y….
- Eso no lo puedes ver – una mano se deslizó sobre la niebla, impidiéndole observar que era lo que sucedía a continuación, aunque llegó a ver como dos personas peleaban duramente, a muerte. Dos personas que ella conocía muy, muy bien… y como un rayo verde llegó a una de ellas, matándola en el acto… fue en ese instante, cuando la persona alcanzada caía al suelo, su cuerpo chocando contra este, sus manos posándose sin vida en medio de la nada, su cabeza ladeándose hacia donde ella miraba (y aunque quería no mirar, no saber quien había muerto, seguía ahí, observando como si un imán atrajese a sus ojos a esa visión) cuando la imagen se diluyó del todo… y no supo quien había muerto, cual de sus dos amigos más queridos había sido asesinado a manos del otro.
Al darse la vuelta, para preguntarle sobre esa imagen a su extraño y enigmático acompañante, se encontró con otro tipo de niebla.
Vio su pasado, sus padres, la consulta que tenían en casa.
Se vio a sí misma, gateando en el pasillo de su casa, cogiendo libros de los lugares que alcanzaba y abriéndolos en una pagina al azar. Queriendo crecer rápidamente para saber que significaban aquellos símbolos raros que había en las hojas. Se vio más crecida, yendo al colegio en sus primeros años, siendo rechazada por lo extraña que era, siendo una solitaria que se refugiaba en los libros porque no tenía amigos. Y vio, y recordó, cómo una noche, cuando estaba en la cama, tumbada y haciendo deberes, la luz se fue de la casa, pero como ella tenia tantas ganas de seguir aprendiendo de los libros que tenia delante, una chispa le nació de los dedos, iluminando su cama por unos momentos hasta que se extinguió en la oscuridad. Fue la primera vez que hacia magia, y supo que nunca seria como las demás niñas de su clase, ella era diferente y lo descubrió aquella noche, aunque algo en su interior ya lo intuía. A partir de esa noche, cuando contaba seis años, ya no le preocupó nada lo que pensasen de ella.
También vio, y eso le hizo sentirse radiante de alegría, la llegada de la carta de Hogwarts, el momento en que sus padres conocieron su secreto más escondido, y cómo se quitó un peso de encima al compartir aquello. Y cómo, al llegar a ese lugar, a la escuela, conoció a los que serian más que conocidos, más que compañeros de clase, conoció a los que se convertirían en sus mejores amigos, a los que nunca abandonaría, pues los tres se convirtieron en uña y carne.
Vio su primer beso, aquel con el que había soñado mil y una veces, y supo que siempre estaría a su lado, ayudándolo en lo que fuera, y que la relación de amistad que había tenido hasta entonces no cambiaria, seguirían siendo amigos pasase lo que pasase.
Vio su graduación, y la de sus amigos… y cuando quiso ver más, cuando quiso saber cómo era su futuro, que le deparaba, de nuevo se le vio negada esa posibilidad, aunque esta vez no fue una mano, sino que la niebla se disipó por un soplo de viento… que le arrastraba de nuevo a la tierra.
Volvía a estar en su cama, en su habitación, en Hogwarts.
Y antes de abrir los ojos, antes de empezar un nuevo día, se prometió a si misma que iba a cambiar el destino, no quería que sucediera aquello que había visto, quería cambiar lo que iba a suceder.
Aquel desconocido le había dicho que el destino no se podía cambiar, pero ella lo intentaría costase lo que costase. Lo iba a hacer, iba a luchar e iba a cambiar lo que escrito estaba.
Con esos planes se levantó… haría lo que hiciera falta.
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- Al principio fue algo complicado, pues tenía muchas imágenes en la mente, y muchas cosas que hacer. Pero, poco a poco, lo hice, descubrí como burlar al destino, cómo cambiar lo que estaba escrito. Sólo hacia falta dar un empujón a las personas indicadas, no podía decir "tenéis que hacer esto" pero si podía sugerirles cosas y que fueran ellas mismas las que descubrieran cómo hacerlo. Como las trampas de Halloween – dirigió sus ojos hacia los gemelos, estos recordaron como Hermione les había sugerido que las bromas se podían usar como armas combativas – o los entrenamientos en la sala de requerimientos – ahora sus ojos estaban fijos en Ron, y este recordó como, muchas veces, ella les comentaba algunos libros interesantes que él y Harry leían y les servían de gran ayuda para los entrenamientos y duelos que hacían entre ellos, y después enseñaban en las clases al resto de sus compañeros.
- Pero… eso significa que siempre sabias que íbamos en broma cuando nos poníamos a pelear… y después me regañabas y me decías que nunca lo volviera a hacer, que te había asustado y…– dijo el menor de los pelirrojos, todavía un poco sorprendido.
- Si, lo sabia – Hermione se sentía un poco culpable – Pero tenia que hacerlo así. Igual que en tercero, cuando tuve el giratiempo, no podía interferir en los sucesos voluntariamente, tenia que hacer como si no supiera nada – bajó los ojos hacia sus manos, vueltas sus palmas hacia ella – Y ahora no se, no se el alcance de lo que he cambiado. Quería… quería – en sus cara empezó a deslizarse silenciosas lagrimas – quería cambiar el futuro, quería cambiar el destino. Quería que la pelea que vi no sucediera nunca, quería ver menos muertes, quería ver un futuro sin tanta maldad… pero ahora, ahora no se si era lo correcto. Si, de todas las posibilidades posibles, esa era la mejor, y por eso el Destino quiso que fuera eso lo que sucediese. He… he cambiado tantas cosas y ahora, ahora no se si era lo correcto – acabó y escondió su cara entre las manos mientras dejaba que las lágrimas corrieran libremente por su rostro.
oooooooooooooooooooooo
¿Dónde estaba?
¿Por qué no venia?
No era tan difícil ¿verdad?
Había escrito la nota después de mucho pensar, de darle vueltas a la cabeza y, al final, armándose de valor (un valor diferente, distinto a aquel que te hace enfrentarte a cosas físicas, un valor que nace del corazón, y es el más difícil de encontrar, pues decir algo sincero, algo que ocultabas desde hace tiempo, y que no querías que fuera descubierto, pues lo intentabas negar sin poderlo, pues te quemaba en el pecho, chillaba por salir, un grito silencioso que retumbaba en tu interior) lo había conseguido hacer, lo había hecho.
Por fin se sentía liberada del gran peso que, hasta entonces, llevaba en su interior. Se había liberado de la piedra que parecía crecer en su estomago, pues, cada vez más, sentía que ese peso, ese silencio, ese no poder decir lo que sentía, crecía y crecía y le amenazaba con ahogarle, quitarle el aliento.
Lo había ocultado muy bien, si, lo había hecho muy, pero que muy bien. Perfecto incluso. Nadie se había dado ni cuenta. Para todos, ella había cambiado, ya no era una chiquilla asustada.
Incluso él.
Incluso él se dio cuenta de que era diferente, de que había cambiado.
Y ahora…
Conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir, se cerró un poco más el uniforme, intentando entrar en calor, todavía lo llevaba, después del partido había ido inmediatamente a ese lugar.
A esperarle.
Pero¿Quién era ella para luchar contra el destino¿Quién era para obligar a alguien a que le quisiera?
No era nadie, se dijo.
Apretándose un poco mas la túnica, intentando entrar en calor, se dejó resbalar por la pared de piedra, hasta quedar sentada en el gélido suelo. ¿Por qué¿Por qué, ahora que mostraba sus sentimientos reales, la vida le daba una bofetada tan fuerte? Y… ¿Por qué le había hecho caso¿Por qué ahora?
Hasta entonces había estado muy contenta con la farsa que representaba, como si no le importase, como si los comentarios, ácidos comentarios, que hacían sus hermanos sobre ellos dos no le importasen (y más cuando no era cierto, en sus sueños se imaginaba su futuro compartiéndolo a su lado, en un gran casa, con unos cuantos niños correteando a su alrededor, y él, él si, le veía perfectamente, le sonreía con dulzura, le acariciaba la mejilla, y se perdían ambos en un largo y maravilloso beso)
Todo mentira.
Todo era una absurda ilusión.
Nunca ocurría aquello, para qué ilusionarse.
Había puesto sus esperanzas en una nota, en una insignificante nota y ahora…
Ya no más sueños, ya no más esperanzas. Ahora sabría que nunca, nunca, nunca se harían realidad.
No, ellos nunca estarían juntos.
Lloró.
Enterró su cabeza entre sus manos y dejo que las lágrimas fluyeran libremente por su túnica, por sus manos sucias del partido, por sus brazos, por su cuerpo. Dejó que todas las esperanzas que había tenido, que había depositado en ese ridículo trozo de papel (maldita¿Por qué le haría caso?) se esfumasen, desaparecieran.
La actuación terminó.
El telón se alzó, mostrando a una chiquilla asustada por el futuro. No la fuerte que había sido hasta entonces. No aquella que representaba, aquel papel que había asumido desde el pasado año. No, aquella que realmente era, aquella que se ocultaba a la fuerza bajo capas y capas de valentía, debajo de un muro infranqueable para casi todo el mundo (ella, sólo una persona había conseguido traspasarlo, y había sido aquella que le animase, que le empujase a escribir la nota… maldición¿Por qué le hizo caso?) Ella era sólo una chiquilla temerosa del rechazo, temerosa de mostrase tal cual era.
Y ahora, ahora que se había sincerado, que había conseguido desnudar su alma… ahora esto.
No estaba preparada para el rechazo, para "ese" rechazo.
"Hazlo, te aseguro que después te alegrarás" ¿Por qué le tuvo que hacer caso¿Por qué escribió la nota cuando una parte de ella le decía que no, que no lo hiciese, que le iban a herir en lo profundo de su ser, que le iba a rechazar¿Por qué?
Con los ojos rojos de tanto llorar miró la escoba que se encontraba a su lado. ¿Y ahora¿Qué iba a hacer ahora¿Cómo iba a poder verle cada día, en la escuela, en los entrenamientos, en la sala común¿Cómo podía enfrentarse a la realidad, a la cruda realidad de haber mostrado sus sentimientos más íntimos y haber sido rechazada?
Con rabia apartó aquel objeto, de una patada, de su vista… le recordaba tanto a él: la primera vez que le había visto volar, surcar el cielo con ese vuelo en el que él y el viento parecían uno… Y también, recordó que había empezado a entrenarse duramente en su casa cuando se entero que él había entrado en el equipo. Ella quería entrar, estar junto a él, siempre, todo el tiempo que pudiese. Le habían negado esa primera oportunidad el pasado año, pero este… en este curso era su capitán. Recordaba cómo le brillaban los ojos cuando les contaba al resto del equipo las tácticas, lo que había organizado, aquellas ideas sacadas del libro que ella le regalase por Navidad.
"Técnicas y estrategias para capitanes de quidditch", todavía se acordaba cuando lo había visto en la tienda en verano. Era perfecto para él. Por esas fechas todavía no tenia el cargo, pero para ella no había duda de que lo iba a conseguir, que seria el capitán de Gryffindor ¿alguien lo dudaba, ella no, sabia que lo iba a conseguir. Así que entró, preguntó el precio (conteniendo el asombro al escuchar el precio, era realmente caro, bastante más que los habituales, puesto que era especial, una edición rarísima), y al día siguiente, tras vaciar su hucha, sacar sus ahorros de los sitios tan fuertemente escondidos, remover entre sus recuerdos más preciados hasta, al fin, conseguir reunir toda la exorbitante cantidad (y sacrificando monedas y objetos muy antiguos y apreciados por ella desde que era una niña… el esfuerzo y el regalo merecían la pena) se encaminó a la tienda, depositó la bolsa y obtuvo lo que había ido a buscar.
Y muchas noches, antes de ir a la escuela, sacaba aquel regalo de su escondite en el baúl, y se abrazaba a él, imaginándose que era el destinatario quien estaba a su lado. Y, después, al levantase, se volvía a poner la máscara de chica dura, a aparentar que no le importaba nada de lo que dijeran sus hermanos, a aparentar que no le importaba él, cuando en realidad lo que mas le apetecía era estrecharle entre sus brazos…
Vanas ilusiones, sueños de una adolescente.
¿Qué iba a hacer ahora?
¿Iba a aparentar que nada había sucedido, que sólo se había tratado de una broma, que no eran sus sentimientos los que reflejaba el papel? Pero… era verdad, era exactamente lo que sentía.
Y ahora… volvió a esconder la cabeza entre sus manos.
No podía soportarlo, no quería ser rechazada por aquel a quien sólo había amado realmente y desde el fondo de su corazón. Dejó que las lágrimas que no habían salido anteriormente salieran ahora. Un torrente de tristeza le invadía por haberse sentido traicionada.
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Ginny Weasley se sentía miserable, se sentía engañada, cuando, en realidad, la nota todavía no había sido abierta, ni leída, ni juzgada, pues algo más fuerte había interceptado el destino, había cortado lo que iba a suceder, lo que estaba escrito desde mucho antes, y había cambiado lo que debía ocurrir, tal y como se le había mostrado a una persona que había podido acceder a él y que, en esos momentos, estaba relatándolo a tres personas, estaba desvelando aquello que iba a ocurrir y no sucedía.
En esos instantes finales no era una persona la que se arrepentía de hacer lo que había hecho, eran dos, pues la otra, en los mismos segundos en que la pelirroja se dejó resbalar por la pared, había descubierto lo que decía la nota y se arrepintió profundamente el no haberlo hecho antes, pues muchas cosas hubieran cambiado entonces y él no se encontraría en la situación en la que estaba en esos momentos.
oooooooooooooooooooooo
Al aterrizar, al llegar finalmente a su destino, a donde el traslador iba dirigido, supo que no tendría que haberlo hecho, no tendría que haberse dejado llevar por sus irresponsables instintos. Siempre lo hacia, no pensaba antes de actuar y después, después las consecuencias de sus actos. ¿Pero es que no había aprendido nada¿No se daba cuenta de que era una trampa de Voldemort? Pero, como siempre, el caía como un ratón en la trampa, Voldemort sabia cual era su punto débil y lo utilizaba contra él una y otra vez: el actuar sin pensar, hacer lo primero que le pasaba por la mente y después lamentarse por las consecuencias… como el año pasado, en el ministerio, en el departamento de misterio, en la sala de la muerte, el velo negro… Sirius. Dejó escapar unas lágrimas por ese amargo recuerdo… otra vez, otra vez había hecho lo mismo, otra vez había actuado sin pensar, y ahora venían las consecuencias.
Sabia que había aterrizado de cabeza, las gafas habían rodado unos metros por delante de él, las oyó rodar justo cuando se dio de bruces contra el frío y oscuro suelo del lugar. No quería levantarse y mirar donde estaba, aunque ya lo intuía: estaba preso.
Preso, se recordó una y otra vez.
Caído en una trampa de la que él era el mayor culpable por no pensar antes de actuar.
A su alrededor no oía nada, no escuchaba ni el más leve murmullo.
Así que, ahí se acababa todo. Voldemort le mataría muy pronto, se desharía de él, y ganaría la guerra, imponiendo el mal por doquier.
Él, un adolescente de apenas más de dieciséis años, era la esperanza para vencerlo (¿cómo, no lo sabia, pero según la profecía era el único, ni Dumbledore tenia ese poder), y ahora, ahora estaba a merced del mago, y sabia que muy pronto su vida se terminaría… por un maldito error que siempre cometía.
Sus padres. Ellos habían muerto para protegerle.
Cedric. Amargo recuerdo del comienzo de la guerra.
Y Sirius… no sabía porqué, pero sentía que ya no estaba bien, lo presentía, como había sentido que, hasta entonces regresaría… y esa sensación había desaparecido justo en el instante en que aterrizó.
¡Malfoy! había sido él, lo había reconocido en los segundos antes de sentirse atrapado en el remolino de los trasladores, esos ojos no se olvidan, ni la maldad que vio reflejada en ellos, ni la expresión de victoria que descubrió cuando estaba justo enfrente.
Sintió rabia¿por que era tan previsible?
Empezó a sentir frío, el sudor del partido estaba comenzando a enfriarse y la atmósfera del lugar tampoco le dejaba entrar el calor. "Perfecto, estoy en una celda, encerrado, bajo tierra, y encima congelado", pensó irónico. Al abrir los ojos descubrió que, efectivamente, sus sospechas eran ciertas: estaba encerrado en un lugar oscuro, sin ventanas, sin luz que entrase a excepción de una ligera claridad, lo justo para ver un par de metros. Cambió, despacio, la posición de la cabeza, desde el suelo no se veía gran cosa, pero en el otro extremo tampoco había mucho más, solo la desnuda pared por todos los lados. Ladrillos y ladrillos oscuros que le encerraban, que se cernían en torno a él.
Poco a poco se levantó del suelo y, al querer dar un paso para recoger las gafas que se encontraban a un par de metros de él, un dolor agudo le hizo pararse, el tobillo le dolía como nunca, era un dolor insoportable, un dolor que hizo salir unas cuantas lagrimas más de sus ojos enrojecidos de tanto lamentarse antes… se lo había torcido al aterrizar en el lugar.
Mordiéndose la lengua, para intentar no chillar de dolor, dio como pudo esos pocos pasos hasta que tuvo las gafas a mano, quería saber que era lo que le rodeaba, por lo menos distinguir un poco si eran sólo sombras lo que había a su alrededor y si había alguna forma de salir que no había distinguido antes.
Ya con las gafas y con la visión de la celda más nítida, observó que era lo mismo que había intuido al principio: paredes desnudas y ningún indicio de cómo salir de ahí.
Se dejó caer al suelo, no tenia fuerzas para nada más, el tobillo le dolía muy fuerte después del esfuerzo realizado y no se sentía con ganas para hacer algo e intentar salir de ahí, así que se quedó allí, sentado en el suelo y con la cabeza gacha, temblando de dolor, de angustia, de rabia… de impotencia… de culpa.
Él era el único culpable de lo que le pasaba, él y sólo él, pues no tendría que haber actuado impulsivamente, tendría que haber esperado al director, no haber entrado en el despacho, hacer caso a su jefa de casa, e irse a la sala común cuando se lo mandó…Por una vez quiso no ser como era: menos impulsivo, y más reflexivo, tendría que haber pensado antes de actuar.
Se sentía impotente.
De repente, cómo si algo le guiase en sus pensamientos, se volvió a ver en el partido, se volvió a ver en los segundo antes de darse cuenta de que estaba cayendo… y se acordó, tenia una nota de Ginny en la túnica que no había abierto cuando esta se la dio. No perdía nada abriéndola ahora, es más, se dio cuenta de que había sido ese recuerdo (su cara, la nota, el brillo en sus ojos cuando vio que él cogia el trozo de pergamino) el que le hizo salir de la oscuridad.
Si, desde hace algún tiempo había empezado a sentir que, el sentimiento que tenia hacia ella desde hace años, desde que la había conocido, se transformaba, cambiaba, era un algo diferente, ya no era la hermana pequeña de Ron, ya no era sólo una persona a la que consideraba sólo una amiga… era un sentimiento diferente. Bastante diferente al encaprichamiento que había sentido por Cho, pues supo que, con ella, no había sido más que un ligero enamoramiento de adolescente atolondrado, se dio cuenta de que era sólo pasajero, ya no le importaba lo mas mínimo. Pero con Ginny, con Ginny era diferente. Era, como definirlo, una sensación de querer estar a su lado siempre, de querer sentir a que sabían sus labios, de querer perderse en sus ojos, de querer estrecharla junto a él. No sabía cuando se había producido el cambio, pero sabía que ahora estaba perdidamente enamorado de ella, de la pelirroja, de la hermana pequeña de su mejor amigo. No se había atrevido nunca a decirle nada, ya que, cuando la veía y hablaba con él, y se encontraban juntos estudiando, o entrenando, ella le hablaba y se comportaba con él como si de un buen amigo se tratase, como si sólo fuera el mejor amigo de Ron, un amigo más de ella…nada más.
Al abrir la nota, y descifrar (con la escasa luz que había en la estancia y que no le permitía ver mucho) lo que había escrito ahí, no pudo menos que sentir una gran alegría… pero también una gran tristeza, un gran abatimiento, pues si hubiera abierto la nota antes, y la hubiera leído, seguro que no estaría en la situación donde se encontraba en esos momentos, sino que estaría al lado de la persona de sus sueños, confesando que él, también él, había ocultado sus sentimientos al pensar que no seria correspondido, que también él fingía que sólo le consideraba una amiga nada más, cuando en realidad, soñaba con ella todas las noches, y leía una y otra vez los párrafos del libro que le regalase ella por navidad para acostarse con su recuerdo.
Ahora si que estaba tremendamente enfadado consigo mismo, sentía una infinita rabia por lo que había hecho, por no haber leído la nota cuando tendría que haberlo hecho, y por haber ido al despacho del director haciendo caso omiso de la razón, y dejándose guiar por sus impulsos… como siempre.
Releyó las últimas líneas de la nota
"Reúnete conmigo en el pasillo de Adivinación después del partido"
No, ahora no podía, estaba preso.
¿Qué iba a pensar ella¿Pensaría que se estaba burlando, que no le quería, que se encontraría echándose unas risas a su costa? Quizás si pues no había acudido a la cita.
Pero él, lo único que quería ahora era salir de allí, decirle que estaba en lo incorrecto, que sus sentimientos eran iguales a los de ella. Quería descubrí su secreto más intimo, aquel que le quemaba también en el pecho, desde que se diese cuenta de lo que sentía por ella.
Escondió la cara entre sus manos.
Una vez más había fallado, había hecho lo incorrecto, había actuado sin medir las consecuencias y se había encontrado con una situación de la que podría lamentarse toda su vida.
Una gran rabia empezó a acumularse en su interior.
Rabia e ira contra aquel que le tenía preso, rabia e ira contra el asesino de sus padres, rabia e ira por aquel que le negaba aquella oportunidad de vivir un momento tan especial.
Rabia e ira contra la persona que quería extender el mal.
Rabia e ira contra la persona que quería destruir todo lo valioso y hermoso del mundo, como aquel sentimiento que él tenia ahora, en esos instantes, hacia una pelirroja en especial.
Sin saberlo nadie, sin ni siquiera haber nadie previsto o imaginado cual seria el desencadenante… la parte que faltaba de la profecía que se refería a él se estaba haciendo realidad.
Contestaciones a los reviews (de nuevo, muchas gracias!)
Kat > Thanks! I´m very happy for your review :D (my english isn´t very good, but i´m very happy for have a review in a language that isn´t the mine) Very thanks for read. A lot of kisses.
Celina > Saludos a Tenerife! (por cierto ¿Qué tal el carnaval, ya he visto que os lo habéis pasado fenomenal – y mientras algunos pobres hemos estado de exámenes) Yo soy de las orillas del Ebro, concretamente de Zaragoza ("mañica" orgullosa de donde vive :D) Y si, el capitulo 39 necesita de muuuucha reflexión ¡suceden muchas cosas en muy poco tiempo! Y no digamos los siguientes, que son…… Sobre Sirius, pues no puedo decir nada, ya que mi musa me lo prohíbe (pero no te preocupes, que se sabràque se sabrá donde esta y porqué ha pasado lo que ha pasado), De Ginny, pues ya ves que estaba en otro sitio, así que queda una posibilidad que nadie se ha dado cuenta (al final da algunas pistas, toca releer XD) Sobre el papel, ya ves lo que ponía y que ha pasado con él :D………Y actualizar, ahora no tardare tanto, que lo tengo todo muy bien encaminado. Un fuerte beso desde "la ciudad del agua" (siii, Expo 2008, menuda la montaremos XD)
marce > Hola! No pasa nada, lee a tu ritmo (y mas cuando son tan largo los capítulos ahora :P) y me encanta que hayas puesto el comentario:D (jo, otra vez me suben los colores) Lo de seguirla, si, la sigo, no hay quien me pueda parar XD Sobre Ginny, pues se aclarará un poco mas adelante (ya ves que estaba en otro sitio), pero te puedo decir que una poción "determinada" es muy eficaz en estos casos. Espero que te haya gustado este capitulo. Un beso.
elywing> :D Muchas gracias por aparecer por aquí :D (muy contenta :D) Aquí se lee mejor (mucho mejor ¿no? – guiño-) En fin, que soy sólo yo y no tengo dobles personalidades (bueno, mis musas si, pero ninguna se llama Nimy, jejjee – ahora me entero que soy otra persona y no lo sabia, jeje) Espero que te haya gustado el capitulo 40 y… que te lo hayas pasado fenomenal en el carnaval ¡ (que envidia, yo aquí peleándome con los apuntes, ya sabes, y tú por ahí disfrazada, jo, a ver si algún año puedo "desmelenarme" a gusto). Muchos besos! (Ey, tu fic, a ver cuando lo subes por aquí :D – pero no te preocupes, que lo sigo leyendo allí)
Syringen> Hola Guapa! (ya veras que algún día de estos te sorprendo gratamente :P, pero no puedo decir nada mas, jeje) Me encanta que te haya gustado, siii, regresamos a los finales inesperados (¿quien hubiera pensado que sucedería eso, ay, mi mente y mi musa que son así :P) Ginny, pues no, no es mortifaga (ya que se encuentra en otro lugar, como ya te habrás enterado en este capitulo), sólo que "alguien" tuvo a mano una "determinada" poción y ya sabemos que puede ocurrir con ella. Sobre lo de Harry y el papel, cosa también aclarada (jooo, como he podido hacerles "eso"- reclamaciones a mi musa, jeje-) Sobre los "ausentes" (sobretodo en este capitulo faltan algunos), ya os cansare con ellos, ya veras. Y Sirius, buenooooo, otra que pide que aparezca :D… Sólo decirte que el siguiente capitulo esta muy cerca :P. Muchos besos, y nos vemos.
YaRoN> Gracias! Si, ahora tengo menos cosas que hacer (aunque todavía los estudios se llevan mucho de mi poco tiempo libre, pero al menos ya no regreso a casa cerca de las once de la noche) Y me reafirmo en lo dicho, todos y todas las que leen esta historia son unos cracks, si es que parece interminable (y lo que le queda :P) y todavía seguís ahí aguantándome, jeje. Espero que hayas tenido mucha suerte con los exámenes (yo ya los sufrí hace unos días, y no veas que cara de zombie tenia los últimos días – el café lo tolero, pero casi no me hace efecto) Sobre los capítulos, pues no se, ya que puedo decir: "me quedan X capítulos" pero después a mi musa le entra la vena y son X+N. Lo que si se es que va a haber continuación (si, séptimo tomo :D) lo que no se es cuándo voy a poder ponerme con él debido a lo que te comento antes, jejej. Muchas gracias de nuevo y espero que te haya gustado el capitulo. Besos.
Barby-Black> Gracias! Si, ahora empezare a actualizar mas seguido, ya que no tengo tantas cosas que hacer (bueno, tengo, pero no como antes, que era muy estresante) Sobre lo del capitulo raro, pues no se, aunque espero que en este entiendas mas cosa (además, que explica bastante cosas anteriores y que –casi- nadie se dio cuenta antes) Muchos besos y espero que te haya gustado.
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Fin contestación reviews (muchas gracias a todos por dejar sus comentario)
El titulo del siguiente capitulo es ""Lazos que unen"
Nos vemos
Besos
