HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FÉNIX
Hola de nuevo. Aquí viene el segundo capitulo. Muchas gracias a los que me han enviado un mensaje.
Jarlaxse-Bregan: Gracias por tu rr y por el consejo de las firmas, la verdad es que no lo sabía, soy nueva en esto. Ah! Intentaré no cometer muchos más fallos gramaticales. Espero que te siga gustando la historia.
GaRrY: Hola. Espero que te guste y me encantaría que me siguieses escribiendo.
Sanarita: Gracias por lo de que esta genial, pero no es para tanto, es mi primer fic y no creo que esté muy bien, pero espero mejorar con el tiempo.
Y como todos ya sabéis, los personajes pertenecen a J.K. Rowling y esta historia no tiene ánimo de lucro ni nada por el estilo, su único fin es entretener al lector.
CAPITULO 2:
Antes de despertarlo, Dumbledore cogió a Hedwin, escribió una nota y la mandó. Ninguno de los presente sabía hacia donde, pero sabían que aunque se lo preguntaran a Dumbledore este no se lo diría, en todo el tiempo que se conocían habían aprendido a enterarse de las cosas cuando fuese necesario y no antes. Tras mandar a Hedwin, todos miraron a Harry y se dispusieron a despertarlo.
- Harry, despierta ya... ¡ Venga, levanta!- dijo una mujer muy despacio y suavemente. Harry poco a poco empezó a enderezarse, pero su cuerpo se negaba a abrir los ojos. Logró incorporarse en la cama. Le dolía todo el cuerpo, y la verdad es que no recordaba casi nada de lo sucedido. Poco a poco empezó a abrir los ojos. Al abrirlos y al ver a tanta gente en la pequeña habitación, se sintió muy agobiado y se mareó un poco, pero antes de volver a caer en la cama una mano lo sujetó.
- ¿Estás bien, Harry? Parece que no te encuentras muy bien.- Dijo Sirius preocupado mientras le ponía la mano en la cabeza para tomarle la temperatura.
- Es normal, Sirius. Ha hecho un esfuerzo enorme, ha desplegado una ola de magia inimaginable en un mago, y mucho más grande comparado con su edad, y a pesar de eso, míralo, todavía está vivo, creo que este muchachito aguantará mucho más que esto- dijo Lupin tranquilizando a Sirius.
-En eso tienes razón Remus. Tomate esto Harry- dijo dándole un pequeño frasquito con una poción azulada- te sentirás mucho mejor.
Harry confiando completamente, cogió el pequeño recipiente que le alcanzaba Dumbledore y se lo bebió de un trago. Enseguida se empezó a sentir mejor, por lo menos podía abrir los ojos y empezó a recordar todo lo ocurrido.
- ¿Y mis tíos, profesor Dumbledore? ¿Están bien? ¿No les habrá ocurrido nada, verdad?- dijo esto tan rápidamente que muy pocos le entiendo, y los que lo hicieron le asombró con la energía y la preocupación por la que era dicho. Todos en la habitación sabían que los Dursley no habían tratado nada bien a Harry, sabían que le habían hecho la vida imposible, y en ese momento fue cuando en realidad se dieron cuenta del enorme corazón que tenía la persona que tenían delante de sí, prefiriendo morir él a su única familia.
- Si, Harry, ellos llegaron bien hasta mí. No te preocupes por ellos ahora, están a salvo. Verás, ahora te quiero presentar a algunas personas que están aquí, aunque a otras ya las conoces.- Fue entonces cuando Harry se fijó detenidamente en quienes eran- Este es Remus Lupin, que ya le conoces- Lupin se acercó y le estrechó la mano- Este de tu derecha es Mundungus Flecher, un auror retirado- Era un hombre no muy viejo para estar retirado, tendría unos 45 años. Vestía una túnica negra muy elegante y en apariencia muy cara. Tenía un rostro bonachón que daba mucha confianza aunque en su rostro a la vez había una mirada valiente y decidida. Era bastante alto y delgado, aunque eso no evitaba que su cuerpo pareciese muy fuerte y bien formado. Se acercó a Harry, el cual todavía estaba sentado en la cama y le estrechó la mano.
- Encantado de conocerte Harry.
- Igualmente Sr. Flecher.
- Puedes llamarme Mundungus, ya todos lo hacen.
- De acuerdo.
- Y continuando con la presentación- volvió a hablar Dumbledore- te presento a tu vecina, la Srta. Figg.
- ¿Mi vecina?
- Si Harry- dijo Figg.- Desde que viniste a Privet Drive, he estado viviendo aquí protegiéndote, ¿No pensarías que Dumbledore te iba a deja aquí solamente con hechizos protectores? Esos hechizos había que renovarlos regularmente y aquí estaba yo para eso.
- Pero mi vecina es una señora anciana y usted... – Harry dijo esto porque la señora que estaba delante de él tendría la edad de Sirius más o menos, era muy guapa, tenía la piel tersa y aparentemente suave, le resaltaban sus ojos de un negro intenso que parecía que te podían leer el pensamiento, tenía un cuerpo bien formado, en el que una túnica muy elegante y provocativa le hacía resaltar sus curvas. Tenía un rostro bonito y elegante que miraban con una inmensa paciencia y ternura a Harry.
- Harry, supongo que ya habrás estudiado la poción envejecedora. - iba a continuar, pero fue cortada por Harry.
- Ya entiendo, ¿Y entonces, Porqué no me dijiste que era un mago? Me lo podías haber dicho desde el principio, podía haber tenido otra salida en vez de estar con los Dursley- dijo esto bastante enfadado, mientras unas pequeñas lágrimas resbalaban por su cara.- ¡ No sabéis lo que es vivir con ellos!- dijo cada vez más enfadado. Empezaron a moverse cosas de sus estantes. Los presentes se movieron hacia el centro de la habitación un poco asustados por lo que estaba pasando y por lo que podía suceder.
- ¡ No sabéis como hablaban de mí!- los objetos seguían agitándose, cada vez con más fuerza.
- ¡Cálmate Harry!- Empezó a decirle Sirius.
- No sabéis como hablaban de mis padres- dijo con voz más baja, pero con más ira. Los objetos y los cristales comenzaron a rajarse y estallaron. Todos se agacharon y miraron hacia Harry, estaba inconsciente en su cama y todo o casi todo estaba roto en su habitación.
- Reparus- dijo uno de ellos y todo empezó a arreglarse.
Nadie hablaba, no podían explicarse como había podido romper todo eso, y más sin varita, pero la verdad es que había quedado exhausto. El silencio se prolongó hasta que uno de ellos dijo:
- Bueno, habrá que ponerlo a salvo, y hablar con él respecto a sus descontroles, no podemos ir reparando todo lo que rompe y menos ahora que estas escenas van a ser mucho más frecuentes.- Dijo Dumbledore.
Mundungus se asomó por la ventana.
- Los del ministerio casi han acabado de arreglar todo este estropicio, y parece que milagrosamente nadie ha resultado herido.
Con un sencillo hechizo recogió todas las cosas de Harry y las metió en su baúl antes de encogerle para que fuese más manejable.
Creo que ya es hora de que nos vallamos.
Bajaron al piso de abajo con Harry en brazos de Sirius. Encendieron un fuego.
- Arabella, Harry ya no va a venir más aquí así que ya puedes salir de esa casa. Si lo deseas claro.
- Si, me iré, ahora esto tampoco es seguro para mí, y la verdad es que tampoco era muy agradable vivir aquí.
- Cuando recojas tus cosas y de nuevo te instales, pásate por Howards, donde te daré instrucciones, al igual que tu- dijo dirigiéndose a Mundungus- ya podéis iros.
Con un suave Plop ambos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
- Y tu Remus, me gustaría que fueses a Howards y le dijeses a Hagrid que comience con la misión inmediatamente. No pensé que Voldemor actuara tan pronto... - Esto último lo dijo en un tono mucho más bajo, pero a pesar de ello tanto Sirius como Lupin lo oyeron perfectamente.
- Bueno, pues ya me pongo en camino.
- Te aconsejaría que no te aparecieras, sería demasiado sospechoso tanta agitación en Howards, me gustaría que pasases desapercibido.
- Como quieras Dumbledore- abrió la puerta y se internó en la oscura calle.
- ¿Dónde vamos a llevar a Harry?- Se atrevió a preguntar Sirius, no muy seguro de que le respondiera.
Dumbledore no contestó, echo una especie de polvos al fuego y éste se volvió verde. Todos pasaron (Sirius aún con Harry en brazos).
- Hermione´s house- dijo claramente Dumbledore.
El viaje realmente fue horrible, viajaban a la vez 3 personas y además una de ellas estaba inconsciente por lo que tenía que tener especial cuidado para que Harry no se perdiera y diera con otra chimenea. Por fin tocaron suelo firme. Llegaron a un salón, donde les estaban esperando tres personas sentadas en un sillón y en pijama, pues les habían sacado de la cama en mitad de la noche.
Cuando los vieron aparecer se acercaron a ellos, eran dos adultos, una mujer y un hombre e iban acompañados por una adolescente. Estos se alarmaron mucho al ver las condiciones en las que venía Harry. Sirius le dejó en el sofá mientras Dumbledore les explicaba todo lo ocurrido.
- Bueno esto es todo lo que ha ocurrido esta noche. ¿Le dejarán que se quede hasta el final de las vacaciones?
- Por supuesto, no le dejaremos que le ocurra nada- dijo el hombre mientras miraba de reojo a su hija, que miraba con preocupación a Harry.
- Hermione, Harry este verano ha estado estudiando muchos libros enviados por mí, y me gustaría que los dos siguierais estudiando, por eso os voy a dar permiso para hacer magia fuera del colegio, pero me vais a tener que prometer que no se lo vais a decir a nadie, ni siquiera a Ron, por que ahora mis relaciones con el ministro no son muy buenas pues sigue negando la evidencia de Voldemor, y lo único que le hace falta es algún motivo para echarme de Howards. ¿De acuerdo?
- Por supuesto.
- Bien, ahora te voy a dar una poción para que cuando nos vayamos se la des, y cuídalo mucho. Todos los días vendrá la Srta. Figg que le entrenará físicamente, avísale que va a ser a las 7:00 a.m en punto, así que tendrá que madrugar, y el resto del día estaréis estudiando. Además todos los viernes vendrá alguien de mi entera confianza para que vea lo que habéis progresado. Por favor no le digas a nadie que Harry está aquí, y salir lo menos posible no queremos que lo reconozcan ¿Verdad?- Hermione asintió.- Nada más que decirte- Solo que mañana os enviaré otra tanda de libros. Sirius, será mejor que nos vallamos ya, está amaneciendo y los señores Granger tienen que descansar un poco más.
- No se preocupen por nosotros.
- Es verdad, será mejor que nos vayamos.- dijo mientras volvía a mirar a Harry. Volvieron a echar polvos flu a la chimenea que continuaba con el fuego encendido y se fueron.
Hermione seguía mirando a Harry, hasta que se dio cuenta que sus padres la estaban mirando. Miró el baúl que habían dejado.
- No te preocupes hija, tu madre y yo ya lo subimos a la habitación de invitados, mientras despiértalo.- Cogieron el baúl y salieron de la habitación.
Se acercó al cuerpo de su amigo, no había dejado de pensar en él en todo el verano, y no se había visto con fuerzas para ir a ver a Víctor a su país. Se veía tan guapo- pensó Hermione, y así era, Había crecido muchísimo en el verano, incluso superaría a Ron, se había vuelto más fuerte (con tantas tareas que le mandaban los Dursley era normal), y le había desaparecido por completo el acné dejando visible una bonita cara, y donde la cicatriz le daba un aspecto de adulto.
Le pasó una mano por la frente. Se puso a su altura y le vertió con mucho cuidado la poción en la boca que muy despacio fue siendo ingerida.
Harry poco a poco fue moviéndose y por fin muy despacio abrió los ojos.
- Valla ojos- pensó Hermione- Están mucho más bonitos que antes, tiene un verde más intenso, y además sin esas gafas se aprecian mucho mejor.
Harry se sentía mucho peor de lo que se sentía la vez que le habían despertado. Le dolía todo el cuerpo, y apenas se atrevió a moverse.
Se disponía a encararse de nuevo con los presentes cuando se dio cuenta de que ya no estaba en su habitación, ni en la enfermería de Howards... ¿Dónde estaba? Iba a preguntarlo, cuando al girar la cabeza con mucho dolor, vio a una chica espectacular.
- ¿Hermione, eres tu?- dijo todavía un poco aturdido.
