HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FÉNIX
HOLA A TODOS, MUCHAS GRACIAS POR LOS MENSAJES QUE ME HABEIS ENVIADO Y SIENTO MUCHIIIIIIIIIIISIMO EL RETRASO. DE VERDAD, ESPERRO QUE OS GUSTE.
CAPITULO 3:
¿Hermione, eres tu?- Hermione también había cambiado mucho, estaba mucho más alta que antes, su pelo estaba más liso y cuidado. A pesar de estar en camisón estaba realmente preciosa.
Claro que soy yo ¿Quién creías que era?- dijo un poco sonrojada por la manera en que Harry la miraba- Dumbledore te dejó aquí, donde pasarás el resto del verano- dijo todo esto mientras Harry se incorporaba en el sofá con un fuerte dolor de cabeza.- Todavía no puedo creer que hayas salido airoso del ataque- dijo con voz preocupada.
La verdad es que yo tampoco he se como he podido salir bien parado de la lucha. Me acuerdo que estaba muy seguro de mí mismo, la verdad es que no se como pude soportarlo.- dijo mientras lo pensaba con más detenimiento.
No te preocupes ahora de eso. Será mejor que vayamos a dormir lo que queda de la noche, porque mañana será un día de estudio intensivo, no te creas que Dumbledore no nos ha dejado trabajo para estas vacaciones – dijo mientras se encaminaban hacia la nueva habitación de Harry. Llegaron hasta ella.- Mira, esta de aquí al lado es la mía, si necesitas cualquier cosa ya sabes donde estoy. Ya tienes tus cosas dentro.
Y a tus padres, ¿No les importa que me quede aquí? No quiero meterte en problemas con ellos.
Que va. Están encantados. En realidad, son unos soles.
Muchas gracias por todo lo que haces por mí, verdaderamente eres muy buena amiga- y sin más preámbulos le dio un pequeño beso en la mejilla. Hermione un poco atontada por el beso logró balbucir un buenas noches y se metió rápidamente en su habitación.
Harry se metió en la habitación y cerró la puerta con mucho cuidado para no hacer ruido. No se lo podía creer, pasaría el resto del verano con su mejor amiga, Hermione, y además podría seguir ejercitando sus poderes, no estaba dispuesto a abandonar ahora. Deshizo la cama y se metió muy despacio pues le dolía todo el cuerpo y con los movimientos bruscos el dolor se intensificaba. Un minuto después cayó en un sopor profundo.
De repente empezó a oír una horrible voz.
- Por esta vez te me escapaste, pero la próxima no tendrás tanta suerte.
Se despertó completamente sobresaltado, y unas pequeñas gotas de sudor resbalaban por su frente. Sabía que había sido real, que realmente Voldemor le había dicho eso.
Estaba amaneciendo. Había dormido aproximadamente unas 3 horas desde que se acostó, pero parecía que había dormido una eternidad, pues su cuerpo estaba totalmente recupera y a él habían vuelto todas las fuerzas que la noche anterior había perdido.
Como era demasiado temprano para ir a despertar a Hermione, decidió que primero daría un repaso a los últimos libros que Dumbledore le había mandado. Cogió uno de los más gordos y comenzó a leer las últimas páginas, pero fue interrumpido por un toque en la puerta.
Adelante – dijo con seguridad. La puerta se abrió y apareció una Hermione un poco somnolienta.
Valla, Harry, veo que estás mucho mejor.- Se fijó en el libro que tenía Harry entre las manos- y por lo visto deseoso por empezar a estudiar.
Oh.. solo estaba esperando a que te despertaras para...
Bueno, eso ahora no importa- cortó rápidamente Hermione.- Muchas felicidades.- dijo mostrándole un paquete envuelto en papel de regalo. Era el cumpleaños de Harry y la verdad es que este ni se había acordado con tanto estudio. Se quedó un poco parado, pero por fin logró articular un pequeño gracias. Alargó sus manos para recibir el paquete.
No te tenías porque haber molestado, ya es suficiente regalo estar aquí el resto del verano- dijo mientras desenvolvía con cuidado el regalo.
No es nada de molestia. Espero que te guste.-Se sentó un poco nerviosa al lado de Harry contemplándolo.- De verdad que ha cambiado mucho y a mejor- pensó.
Cuando hubo desenvuelto el regalo, pudo apreciar una pequeña caja de madera de nogal en cuya superficie venía grabadas unas iniciales:
HPCon mucho cuidado lo abrió y se encontró con un reloj de pulsera nuevo.
Hermione sabía que se había roto el reloj en la 2ª prueba del Torneo de los 3 Magos y que necesitaría uno.
Harry al verlo se le iluminó la cara.
Muchas gracias Hermione, es perfecto. Cada vez que lo mire me acordaré de ti- dijo mientras se lo ponía.
Lo vi en una joyería y me gustó para ti. Y además te queda bien, va contigo.
Bueno creo que lo mejor sería que no vayamos a duchar, porque dentro de una hora comienza tu entrenamiento físico, y vendrá una tal Srta. Figg.
Ya la recuerdo, era mi vecina en Privet Drive, y no tuvo la decencia de decirme que era mago, para mejorar un poco con los Dursley.
No se lo reproches Harry, todos buscaban lo mejor para ti, compréndelos- dijo en un tono dulce al que Harry no pudo resistirse- Prométeme que te comportarás.
Está bien, te lo prometo.
Así está mejor. Bueno a arreglarnos. – Hermione salió de la habitación dejando a Harry que se duchase y se arreglara. A la media hora volvió a aparecer en la habitación.- Harry, ¿Ya estás listo?
Si, estoy intentando peinarme, pero como verás eso es imposible.
Eran sobre las 6:30 de la mañana, y Harry ya llevaba puesto un desgastado chándal de su primo Dudley, pues a las 7 vendría Arabella con el ejercicio físico.
Será mejor que bajemos, mis padres ya se han ido a trabajar y creo que nos han dejado el desayuno hecho.
Salieron de la habitación, y bajaron a la cocina, donde encontraron el desayuno en la mesa. Había un montón de cosas, pan, zumos, beicon, huevos...
Vamos, siéntate- dijo Hermione, pues Harry se había quedado pasmado mirando todo la comida que había en la mesa.
Sí.
Comieron hasta saciarse, pero con velocidad, pues solo tenían media hora escasa para comer y recogerlo. Justo cuando Hermione puso el último plato sucio en el fregadero el timbre sonó, se limpió las manos en un paño y se dirigió a abrir la puerta con Harry pisándole los talones. Allí apareció una mujer de unos 30 años, muy guapa a vista de Hermione, e iba vestida con ropa muggle muy bien conjuntada, cosa rara entre los magos.
Hola, supongo que usted será la sta. Figg.
Si.
Encantada – en este momento apareció Harry.
Hola, verás quería disculparme por mi comportamiento de anoche, sé que no reaccioné bien, pero eso no me quita que no me moleste lo que me hicieron. De ahora en adelante, me gustaría que me tomasen más en cuenta, sobretodo a la hora de tomar decisiones que me incumban- dijo esto último subiendo un poco el tono de voz.
Por supuesto Harry. Nosotros lo hicimos pensando en ti. No te tomamos en cuenta porque eras muy pequeño, pero como todo el mundo ha notado has crecido mucho, ya no solo mentalmente, sino también físicamente- dijo mirando a Hermione pícaramente.
Pero que descortés que he sido- dijo Hermione totalmente roja para cambiar de tema- no la he invitado a pasar.- Pasaron todos al holl.-Creo que lo mejor será dar las clases físicas en el jardín, pero hay un pequeño problema...
¿Cuál?
Los vecinos, nos pueden ver.
Por eso no te preocupes, ¿Para qué está la magia sino?
Todos se dirigieron al jardín, miraron haber si había alguien mirando. Al no haber moros en la costa Arabella sacó su varita y en un susurro pronunció unas palabras que ni Harry, ni Hermione entendieron.
Bueno, esto ya está. Nadie nos podrá ver desde fuera. Creo que aquí hacen falta algunos cambios- dijo mientras miraba el jardín. Sacó la varita y comenzó. Agrandó el jardín haciendolo tres veces mayor, puso un montón de máquinas de ejercicios además de colchonetas. En un momento lo convirtió en un verdadero gimnasio.
Verás, los magos han olvidado que no solo hay que cultivar la mente, sino también el cuerpo. Solo practican de deporte el Quidich. Una persona que es muy inteligente y tiene mucho poder, puede caer abatido por un crucio por ejemplo. En cambio si tiene un cuerpo fuerte lo aguantará. Pero para soportar un crucio, o cualquier otro hechizo no solo hace falta tener masa muscular, sino también una buena mente, fuerte y decidida. Si logras controlar tu mente será un gran paso, muy pocos magos lo consiguen, y en poquísima proporción, pero seguro que tu lo consigues. No eres como los demás.
Empezaré por explicarte como serán mis clases. Estas durarán dos horas, 6 días por semana se dedicarán al trabajo físico y un día al psicológico. El físico será con todos estos aparatos, y el psicológico consistirá en hacer que tu cuerpo soporte límites. ¿Lo has entendido?
Sí.- dijo un poco aturdido y miró a Hermione que se había quedado a mirar la clase.
Hoy, lo que queda de la clase, lo dedicaremos al trabajo físico como podrás comprobar y ya que es la primera vez, empezaremos con algo facilito. Correrás por todo el jardín durante diez minutos, y después...
Cuando terminó la clase Harry estaba que no se podía tener en pié. Cuando se fue la Arabella, se sentó en un sillón.
No puedo creer que todos los días tenga que hacer esto- le dijo con voz cansada- ¡Es agotador!
Ten en cuenta también que ha dicho que hoy se empezaría con lo fácil- dijo burlándose de la cara de horror que ponía Harry.
No te cachondes de mí, no me hace nada de gracia.- dijo enfadado.
Lo siento, es que no he podido evitarlo.
Bueno creo que lo mejor será que me suba a dar una ducha para luego seguir estudiando.
Vale- dijo mientras miraba a Harry subir las escaleras.
