Capítulo 18. Conflictos… emocionales.
"Está seguro, Joven Wheeler?" Preguntó el abogado de Seto Kaiba, mirando a su cliente y a su rubio acompañante, que estaban, al igual que él, en aquella lujosa limosina, rumbo a la corte.
No iban a juicio, porque tras una jugosa cantidad de dinero que el CEO le ofreció al padre del rubio, éste accedió a retirar todos los cargos, argumentando que sólo hizo lo que su instinto paternal (aunque no poseyera ninguno) le había ordenado.
Pero Joey insistía en querer ver a su padre, como una triste despedida, así que le rogó a Seto que le dejase acompañarlo a las últimas firmas que tenía que realizar, por muy reacio que se mostró el castaño, la mirada de cachorrito a medio morir que adoptó el rubio hizo un excelente trabajo, por lo que no dudó mucho antes de hacerla y asaltar a besos al castaño.
Eso a Kaiba cada día le parecía más normal, ya que viviendo a diario con el cachorro estaba habituándose a él.
Seguía preguntándose qué iba a hacer al momento en que éste recuperase la memoria.
Ya no habría vínculo alguno entre los dos y Joey iba a estar furioso por el simple hecho de haberse sabido invadido en su intimidad por Kaiba. Por ese mismo motivo, para evitarse un futuro odio virulento, era por lo mismo por lo que se rehusaba a concretar una relación física con Joey.
Lo deseaba, en muchas ocasiones, porque su compañero de cuarto era una hermosura andante y poseía algo que le atraía sobremanera pero no podía llevar a cabo ninguno de sus sueños.
Vio de reojo al rubio y vio que éste no respondía la cuestión que parecía haber sido olvidada; pero de hecho, el abogado no dejaba de mirar fijamente al rubio, esperando que éste le respondiera.
Por eso, sujetó la mano del rubio y le jaló repentinamente, sobresaltando al distraído Wheeler.
"Lo lamento, estaba ausente." Dijo, disculpándose y de paso, sonrojándose divinamente. "Sí, lo escuché. Estoy seguro."
Seto suspiró.
A diferencia suya que Gozaburo fue su padrastro, el cachorro tenía que lidiar con el maltrato físico y emocional de su propio padre, por eso mismo, aunque dudaba que lo recordara con certeza, no entendía como el rubio quería encontrarse con su padre.
Tal vez la estúpida bondad del rubio atravesó los límites y estaba presente en ese nuevo Joey, a pesar de saberse herido física y emocionalmente por aquel personaje que se suponía era su padre.
"Eso espero, Joven Wheeler, porque le preguntarán cosas sobre su padre y si en algún momento él decide cambiar una vez más su estrategia, para conseguir más dinero, tendremos que actuar de acuerdo a la ley, evadiendo el tema de una posible relación entre usted y el Señor Kaiba, y diciendo que su padre en verdad siempre le ha maltratado." Fue lo que dijo el amable abogado, viendo como el rubio asentía aunque en realidad no parecía muy seguro de lo que estaba diciendo.
Pero, cómo estarlo cuando se trataba del futuro de su padre y si iba o no a la cárcel?
Kaiba sujetó la mano del rubio, condescendientemente, disfrutando la mirada de agradecimiento que el rubio proyectó en su dirección. De la misma forma en que en el pasado sólo miraba a Yuugi cuando le ayudaba a salir de cualquier lío en el que se metiera.
El abogado se sumió en la lectura de las declaraciones del padre de Wheeler, ignorando olímpicamente a sus dos acompañantes, que tomaron eso como una invitación al silencio, compartir un momento silencioso en el que las miradas y los roces valían más que las palabras.
"Hemos llegado, Señor Kaiba." Anunció el chofer, deteniendo el vehículo frente a la entrada de la corte.
La misma donde frente a la presencia de un juez iban a firmar los documentos pertinentes y se iba a dictaminar la sentencia, en la que el padre de Joey iba a retirar los cargos y se iba a marchar silenciosamente para que, por debajo del agua, el abogado del CEO le entregara una jugosa cantidad de dinero.
En el fondo, Seto Kaiba no confiaba plenamente en ese tipo de movimientos ilegales, porque si salía a la luz que sobornó al padre del rubio las habladurías se iban a disparar por mil y su imagen de presidente ejecutivo de su compañía se iba a ver seriamente dañada.
Quizá podría ir a la cárcel.
Por eso mismo decidió que si su abogado conseguía el trato, todo se hiciera de modo en que no pudieran vincularlo luego con el padre del rubio.
En vez de darle un cheque con la cantidad que se pedía, el castaño le daría efectivo, porque un cheque con la firma de Seto Kaiba era algo muy provechoso para el padre de Joey porque así hundiría al CEO y podría recibir una cantidad incluso mucho más grande de la que pedía.
Kaiba bajó de su limosina y sujetó a Joey para que hiciera lo mismo.
Los flashes de las cámaras se dispararon súbitamente, cientos de reporteros y fotógrafos de los periódicos y noticieros más importantes en Domino City hacían acto de presencia.
Aunque odiaba a la prensa, desde un principio, el magnate supo que estarían presente, mortificándolo a él y al cachorro.
"Estás listo, Joey?" Preguntó, ganándose una mirada aterrada por parte del rubio que por mucho que aparentara, al momento de la verdad estaba demostrando que estaba aterrorizado de proceder legalmente contra su propio padre si las cosas no salían bien, pero extrañamente, sólo le importaba Kaiba.
Un suspiro por parte del rubio, quien se limpió el sudor frío de las manos.
"Sí." Con la frente en alto entró al elegante recinto donde se podían apreciar a varios abogados, jueces y policías andando con naturalidad.
Ya era común para muchos de ellos presenciar ese tipo de escenas como la que en ese momento protagonizaban el hombre más poderoso de todo Japón al lado de aquel que se rumoraba era su pareja sentimental.
Joey miró a las cámaras tras él y sintió como el castaño lo jalaba un poco bruscamente, por estarse quedando muy atrás, donde podían acosarlo con preguntas de las que no tenía respuesta y a las que no quería buscársela.
"No deberías atrasarte."
La presión de las manos de Kaiba sobre su piel hizo que sintiera un placentero escalofrío.
Cerró los ojos, suspirando profundamente, como si estuviera preparándose para ver a su padre y ver como éste renunciaba a él por un fajo de billetes que en la oscuridad se le entregaría, para que no perjudicara el procedimiento legal.
Estaba consciente que en la mansión, Mokuba estaba viéndolos por el TV, porque todo estaba siendo televisado.
Por eso mismo se sintió menos presionado, a la distancia, todos sus amigos estaban apoyándole.
También su hermana.
"Lo lamento, Seto." Dijo.
Finalmente y tras una larga argumentación que quedó a cargo del más pequeño de los Kaiba, Seto accedió a que el pequeño cachorro se dirigiera a él con su primer nombre, no había nada de malo en ello.
Además, aunque continuara siendo secreto para Mokuba, en los pequeños momentos de intimidad que compartían, Joey ya llamaba Seto al castaño.
"Sólo sigue caminando, ya nos deben estar esperando adentro." Aclaró Kaiba.
En ese momento Joey sólo sonrió y le dedicó una mirada agradecida a su 'novio', quien sujetó su mano con fuerza, en cuanto estuvieron lejos de las cámaras, así nadie vería ese emotivo roce.
"Lamento que hagas esperar a esa gente por mi culpa." Dijo Joey.
"No te disculpes, Joey." Pidió el castaño.
Su abogado abrió las puertas de madera fina y los tres entraron a aquel amplio salón donde ya les esperaba el juez y el padre de Joey, quien con una mirada de indiferencia se dirigió a su hijo y luego no volvió a tomarlo en cuenta en todo lo que estuvieron allí adentro.
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Serenity miró su helado de vainilla que estaba derritiéndose entre sus manos pálidas; sus ojos estaban fijos en el rostro de Tristán, que parecía triste por el hecho de no poder ayudar a Joey con la cuestión de sus recuerdos.
Aceptó esa salida con el joven, porque a ella Tristán le agradaba mucho y porque era uno de los mejores amigos de su hermano.
"Cómo sigue tu hermano?" Le preguntó él, sujetando una servilleta de papel y entregándosela a la chica, para que limpiara sus manos del helado que estaba manchándola.
Ella le sonrió amablemente, en agradecimiento al gesto.
Pero su respuesta tardó un poco más en llegar.
Ella sabía muy bien que si los amigos de Joey se enteraban de lo que ella vio por accidente cuando abrió la puerta de la oficina de Kaiba, cuando menos Tristán y Yami iban a actuar en contra de Kaiba.
Joey lo hubiese hecho de no haber sido él quien recibía el apasionado beso de parte de Kaiba.
Instintivamente, se sonrojó, avergonzándose de aquella memoria que le carcomía el alma.
Su hermano era feliz con Kaiba y Kaiba estaba haciendo lo posible por abrirse un poco más a la naturaleza emocional del cachorro.
Por qué iban ellos a negarles la felicidad cuando era algo que deberían de regalarle cuando menos a Joey, por ser su amigo?
"Joey está muy bien, va progresando y ha recordado cosas que él considera insignificantes pero que en verdad no lo son." Respondió la chica. "Por ejemplo, ya sabe cuál es su comida favorita."
La sonrisa alegre de Tristán, que estaba a gusto con esa respuesta, le hizo feliz a ella.
Los amigos de su hermano lo eran de ella, especialmente si demostraban como Yuugi, Yami, Tristán y Tea su preocupación en cuanto a la salud de su hermano ahora que estaba amnésico.
Pero ella sabía que lo único que Joey necesitaba era de la compañía del CEO.
"Y de Kaiba? Ha recordado algo de ese engreído?"
Ella dudó, porque si decía la verdad significaba decir que sí, y entonces Tristán le preguntaría por qué Joey seguía estando con Kaiba pese a las circunstancias. No quería poner a su hermano en un dilema.
"No me ha dicho nada." Dijo ella, terminando su helado lentamente y guardando silencio a partir de ese momento.
Después de todo, por mucho que su hermano recordara, estaba segura solamente de una cosa, lo más doloroso iba ser olvidarse de lo que Kaiba estaba despertando en él, porque era algo que sabía iba a permanecer vigente aún después de recobrar su memoria, porque los momentos compartidos con el CEO, las miradas enviadas y el poderoso refugio que encontraba en Kaiba, Serenity lo sabía, eran mucho más que un simple gusto… estaba convirtiéndose lentamente en amor.
Compartió silenciosamente, con su hermano y Kaiba, aquel dolor silencioso que sabía ambos jóvenes venían sintiendo desde el momento en que iniciaron aquel romance secreto.
No querían dañar a terceros y mucho menos que terceros les dañaran a ellos mientras podían estar juntos.
Ella no iba a romper su promesa, la que le hizo a Joey después de haberlo encontrado en plena sesión de beso con su novio. No iba a separarlos porque sabía que era muy probable que cuando Joey se recobrase, debido a su terquedad y orgullo ninguno de los dos iba a volver al otro.
Así que mejor dejarlos disfrutar, no?
Tristán la vio sonreír y él hizo lo mismo, creyendo que la chica estaba pensando solamente en su hermano.
"No te preocupes, Serenity." Empezó el castaño, viendo con sus ojos imposiblemente verdes el rostro lindo y angelical de la hermana menor de su mejor amigo. "Te prometo que tu hermano va a regresar pronto, como era antes de aquel accidente que nos lo arrebató."
Ella sonrió y asintió, falsamente.
Porque como lo pensó desde un principio, ella estaba más contenta con la nueva vida de su hermano, porque así eliminaba muchos riesgos de sufrir a manos de su padre que le torturaba a golpes y con insultos.
Que le menospreciaba, que le hacía sentir menos.
Sintió un deseo incontrolable de llorar y sin pensarlo mucho se abrazó al cuerpo fuerte de Tristán y escondió el rostro en el pecho de éste.
"Serenity." Susurró él, acariciando los rojizos mechones de cabello y sintiendo como la joven se convulsionaba en su llanto, sollozando el nombre de Joey con desesperación.
Tristán lo sabía, ella estaba muy preocupada y aunque dijera que sólo quería estar en su vida, ella lo quería de vuelta.
Pero en realidad, no podría equivocarse más.
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Su celular sonó insistentemente pero lo ignoró mientras abrazaba al rubio por la cintura y le plantaba un beso profundo en los labios, sintiendo como la leve resistencia del rubio desaparecía al momento en que cruzaba sus brazos en su espalda y pegaba más su cuerpo al suyo.
La reunión con su padre no resultó del modo en que él lo quiso, porque tras firmar que las declaraciones las había hecho sin pensar y sólo por conseguir un poco de fama, se retiró, para recibir el dinero de parte del abogado del magnate.
Ni una sola palabra le dirigió, pero en ese momento a Joey no le importaba que su padre no hubiese tenido la decencia de preguntar siquiera por él, porque abandonándose a los besos de Seto estaba mucho mejor que lamentándose por no haber estado un momento con su padre. Para qué presionar lo imposible? Estaba mucho mejor allí, sintiendo como su espalda golpeaba la pared, al mismo tiempo que Kaiba le acorralaba en una esquina y le acariciaba la cintura con pasión.
Estaban en Kaiba Corp porque sabían que ese tipo de riesgos no podían correrlos en la mansión y tampoco podían ir a un hotel a pedir un cuarto porque eso levantaría muchos rumores.
No era lo más cómodo tener que demostrarse su afecto en KC, pero dónde más podían hacerlo? Allí no corrían ningún peligro porque nadie iba a interrumpirlos si Kaiba no lo quería y además, siendo el edificio más alto y estando en uno de los últimos pisos, quién iba a enterarse de lo que pasara dentro de la oficina del CEO?
Mordió el labio inferior de Joey, sintiendo como éste gemía dentro de aquel apasionado beso.
Su cuerpo se arqueó contra el suyo y le permitió sentirlo por completo, su entrega, su figura delgada, perfecta. Los ojos de Joey estaban cerrados debido al sentimiento de placer que estaba experimentando.
Partieron el beso, completamente agitados.
Joey enterró el rostro en el cuello de Kaiba, sintiéndose demasiado agitado, con ganas de probar mucho más de Kaiba de lo que éste le entregaba, pero también sabía el motivo y secretamente estaba de acuerdo.
Sus recuerdos sobre su pasado eran cada vez más nítidos pero sus ganas de seguir experimentando eso tan maravilloso que le contagiaba Seto eran el principal motivo por el que seguía estando con él.
Estaba empezando a amarlo más allá de una atracción.
"Estás bien?" Fue la pregunta que le hizo Seto al rubio cuando sintió como se estremeció de placer.
La respiración caliente de Joey en su cuello le contagiaba del mismo placer que el rubio estaba experimentando. No negaba que estaba a punto de mandar su idea de no herir al rubio por el caño con tal de experimentar la ardiente e imperiosa necesidad de sentirlo, pero eso sería faltarle a su honor.
Aunque no lo admitiera en voz alta, respetaba a Wheeler.
"Sí, sólo un poco agitado." Confesó, sonrojándose preciosamente, apoyando su frente en el hombro del castaño, quien no apartó sus manos de su cintura, sino que le apretó con más fuerza a su cuerpo. "Y tú?"
Kaiba casi rió, pero no lo hizo, mordiéndose la lengua.
Se apartó de Joey y le miró a los ojos, esas castañas piscinas en las que había tanto sentimiento que le hacían sentir como un ser humano completamente distinto cuando se reflejaba en ellas.
Amó la sensación que Joey despertó en él, pero sabía que era efímera, un delicioso tormento pasajero que tras una hermosa primavera y un fogoso verano dejaría a su paso la desolación del otoño y el frío del invierno.
"También." Respondió y sin contenerse, pegó su boca una vez más a la dulce de Joey, quien se estremeció de placer y abrazó fuerte a su novio.
La palabra sonaba un poco extraña para Kaiba, pero Joey se la dijo en una noche, antes de quedarse profundamente dormidos.
Aún en el beso, el móvil de Kaiba volvió a sonar, insistentemente, y esta vez el rubio se apartó de Kaiba y caminó hasta el escritorio, allí donde Kaiba dejó su celular. Lo tomó entre sus manos y miró quién llamaba.
"Es Mokuba." Dijo, tras leer el nombre de la persona que estaba llamando. "Vas a contestar?"
Kaiba gruñó un sí, sin muchas ganas y tomó el teléfono entre sus manos.
"Mokuba?"
"Están bien, Hermano?" Fue la pregunta preocupada que hizo el pequeño pelinegro, sabiendo que los dos jóvenes habían ido a arreglar el asunto legal que estaba creando el padre de Joey. "Tú y Joey?"
Kaiba sonrió a la preocupación de su hermano, entendiendo que se preocupara por el cachorro. Él mismo lo hacía ahora que entendía que el rubio le gustaba y que estaba feliz de que hubiese entrado a su vida.
"Sí, estamos bien. Ya todo está arreglado."
"Entonces, sólo les espero para cenar." Dijo apresuradamente y cortó la llamada, dejando a Seto allí.
"Colgó." Dijo, viendo al rubio quien sonrió y lanzando el teléfono al suelo, besó una vez más a su atractivo novio y lo empujó contra el escritorio.
"Gracias por todo, Seto." Dijo y lo abrazó, sintiendo como el castaño respondía el abrazo y le parecía protegerlo del mundo entero.
No quería decirle a Kaiba que lentamente empezaba a recordar, porque el dolor de alejarse era mucho más al de la supuesta humillación que como Joey Wheeler debería de sentir.
Cerró los ojos y empezó a llorar incontrolablemente.
Kaiba sintió las convulsiones y lo sujetó de la barbilla, vio sus ojos llenos de lágrimas, las que ya descendían por su mejilla pálida. Sintió que no entendía el por qué del sufrimiento de su cachorro.
Qué estaba mal con él?
Por qué parecía que estaba escondiéndole algo?
"Estás, realmente, bien?" Fue su pregunta, mientras sujetaba el rostro del rubio y limpiaba las lágrimas de su rostro, dejándolo limpio y brillante por las lágrimas que humedecieron su piel.
Joey lo pensó bien antes de responder.
"Es que me siento tan feliz contigo." Mintió, aunque eso era verdad. Claro que no le estaba diciendo lo que le preocupaba. "Siento que no te merezco, Seto. Dime que cuando esto acabe no vas a abandonarme."
Una sonrisa triste cruzó el rostro de Kaiba.
"Eso es lo que yo tendría que pedirte a ti, cachorro." Dijo Kaiba.
Una leve esperanza brilló en la mente del rubio.
El rubio se limpió el rostro y besó una vez más a Kaiba para luego apartarse del cuerpo tibio de Kaiba y abrazarlo solamente, sintiéndose feliz de aquel gesto, porque estar con Kaiba le inyectaba alegría.
"Vamos a casa, Seto. Mokuba nos debe estar esperando."
-
Dos días después, y Mokuba convenció a Seto que saldría un rato de la mansión con Joey y que estarían bien porque irían con todos los demás, lo que significaba que el cachorro compartiría con sus amigos.
Yuugi, que estaba sentado en una banca vacía, en medio del parque y esperaba la llegada de sus mejores amigos, veía de reojo a Yami, quien parecía ajeno a los pensamientos de su hikari, quien estaba preocupándose en extremos que ya eran peligrosos para una mente tan gentil como la de su aibou.
De repente, Yami le miró fijamente.
"Qué sucede, Yuugi? Sigues preocupado?"
"Ya no." Dijo con suavidad. "Lo que pase o deje de pasar con Joey y Kaiba Kun ya no es asunto mío, sólo espero que ninguno de los dos salga herido después de lo que están haciendo."
En realidad seguía sin estar de acuerdo, pero lo mejor era resignarse y aceptarlo, aunque nadie más aparte de él y Yami lo supieran.
Obviamente ninguno de los dos estaba enterado del penoso accidente por el que pasó Serenity.
"Lo dices en serio?" Preguntó Yami, estaba empezando a pensar que en su relación con Yuugi, el pequeño se tomaba más tiempo para pensar en Joey y Kaiba que en él, lo que le molestaba un poco.
Se sentía desplazado por una relación que quizá no durara mucho debido al orgullo tan torpe del rubio.
"Sí."
Yami le sujetó la mano y sonrió, esperando en verdad que el pequeño dejase de trastornarse por las noches con algo que no le afectaba a él en lo más mínimo. Por eso mismo sonrió.
Creyendo en el fondo que sólo faltaba algo para probar la fortaleza de Yuugi… que Joey recordara.
"Bien. Ahora, vamos a esperar a que Joey y Mokuba vengan y vamos a comportarnos como siempre hemos hecho." Dijo el pequeño de grandes ojos, viendo con amor a su faraón.
También el estaba arrepentido por no dedicarle a su amor el tiempo merecido, pero su preocupación por su amigo era mucha y quizá compartir tiempo con Tea le estaba afectando seriamente.
"Yuugi, Yami!" Exclamó Mokuba, bajando de la limosina que su hermano dejó para que ambos se transportaran. "Aquí estamos."
Joey le sonrió a sus dos amigos, viendo que eran los únicos que habían llegado. Sabía que irían Tristán y Tea y con ellos no había convivido mucho, pero también eran sus amigos, de acuerdo a lo que Yuugi le decía.
Pero lo que no se esperó jamás fue sentir aquel violento abrazo que le dejó sin aliento, ni mucho menos aquel beso que le sorprendió sobremanera al momento en que se lo robaron.
La mujer que había ido un par de veces a visitarlo a la mansión y a la que no quiso atender, debido a conflictos emocionales, estaba allí, sujetándose de un brazo y mirándole coquetamente.
Se preguntó qué demonios podía hacer para alejarse de ella, pero supo inmediatamente una cosa… alejarse de aquella mujer no sería cosa sencilla.
Los ojos grisáceos de Mokuba vieron la escena con pena, Yuugi con una leve risa de diversión y Yami simplemente negó un par de veces.
Mai Valentine era coqueta por naturaleza y ahora estaba frente a aquel que siempre se preocupó por ella y demostró que la quería realmente porque le salvó la vida, o al menos hizo todo lo posible por hacerlo.
"Hola, bobo." Fue el saludo que le dio.
De inmediatamente pensó en Seto Kaiba y miró a su alrededor como Mokuba parecía triste por la escena, quizá porque pensaba que se iría con Mai, debido a que era lo que estaba ya establecido, Yuugi parecía levemente entretenido, viendo como su amigo luchaba por librarse del agarre de Mai, y el faraón parecía levemente enfadado.
Para sorpresa de la rubia, en vez de recibir un saludo efusivo, alegre o normal, por parte del rubio, recibió la respuesta que casi cuatro meses atrás, dejó a Kaiba en un estado de Shock.
"Lo siento… pero, quién eres tú?"
Y la rubia sólo sudó una gotita…
Continúa…
Notas de autora:
Terminé el capítulo contra todos los pronósticos que me había hecho, lo que sucede es que estaba un poquito enfadada conmigo misma por haber salido tan pésimo en mis exámenes… admito que ese funesto 6 marca toda mi boleta, y esos dos 8 me hacen sentir la más floja de todo el universo… Y me autocastigué sin Internet por un par de días. Hasta que subí un nuevo capítulo de mi fic de HP, y como no había terminado éste pues tuve que esperarme hasta hoy. Espero lo disfruten, eh?
REVIEWS.
NaKuRucHaN. A mí me hubiera gustado un lemon también, pero no hay lemon hasta que el cachorro recuerde. Bueno, ya voy a agregarte para que me pases el manga, pero he estado sin Internet por un castigo que yo misma me impuse. Tú también te cuidas. Nos leemos.
Kendra Duvoa. A mí también me alegra tener buenos compañeros, sino me aburriría mortalmente. Bueno, al padre de Joey no lo voy a encerrar, aún… además, ese problema se arregló fácil, porque me servirá en el futuro. Ciao.
Kishe. HOLA! Bueno, yo ya tengo establecido que se van a quedar juntos, porque sí, hacen una excelente pareja. Sobre lo romántica, yo también me pongo cursi, así que aguántate un poco, ya se verán derramamientos de miel por acá. Gracias por los comentarios.
Forfirith-Greenleaf. Amiga, ni siquiera tienes por qué disculparte conmigo. Bueno, con el fic, la demanda se solucionó muy rápido, te cuento que es porque sólo necesitaba sacar eso rápido para que luego me sirva para algo más… Jamás pondría yo a Kaiba Kun en la cárcel! Sobre tu análisis, no planeaba hacerlo recordar así, sino del modo más real… te platico que yo tengo una amiga que sufrió un accidente y quedó amnésica tras caer de un caballo… ella recordó luego de medio año, y sólo necesito convivencia con su familia y amigos, y eso es lo que yo planeo hacer. Qué más? Estoy de acuerdo contigo, pobre Serenity… bueno, ni tanto! Y con Yami y Yuugi, ellos ya van entendiendo un poco las cosas. Que bueno que te guste el fic, eh? Tus ánimos en especial me ayudan mucho. Te me cuidas mucho, eh? Y no importa cuanto te tardes, lo que importa es la intención. Besos!
Kida Luna. Hola! Oye, mi escolta está preparada con armas de asalto, dispuestos a acabar con todo el que se me acerque. Y sigues! Obviamente va a haber LEMON, pero cuando Joey recupere la memoria, no puedo hacer que se aprovechen de la falta de memoria del cachorro. Yo no soy tan mala! Bueno, no hubo juicio, porque te confieso que eso de las leyes, que por cierto las sé a medias, me dio mucha flojera, por eso decidí que Kaiba lo sobornara. De todas formas, iba a aceptar. Gracias por el apoyo. Mi escolta tampoco les perderá de vista… Cuidado con ellos.
