Capítulo Cinco: Primer día de clases

Sentía como su frente se enfriaba y su cuerpo se calentaba; pero no podía evitarlo. Se retorcía en su cama tan violentamente que parecía que fuera a morir. Nadie se había dado cuenta aún. Nadie se daba cuenta nunca de nada…

Bellatrix lanzó una luz roja por la punta de su varita que se oyó chocar en las paredes, sin darle al blanco que ella esperaba.

"Vamos, tu puedes hacer algo mejor que eso…" – se oyó gritar a una voz masculina que Harry reconoció de inmediato.

Pero fue el segundo rayo de luz que si le dio a su víctima, justo a través del pecho, y los ojos de Sirius se abrieron en shock.

Pareciera que le hubiera tomado a Sirius más de un año en caer; su cuerpo se curvaba en un arco perfecto mientras se sumergía en un velo rasgado.

Harry oyó el grito triunfante de Bellatrix Lestrange, pero sabía que no significaba nada… en cualquier minuto Sirius se levantaría y seguiría luchando.

Pero Sirius no se levantó.

"SIRIUS!" gritó Harry "SIRIUS!"

Su padrino debía estar bajo el velo, Harry sólo debía sacarlo de ahí…

Pero cuando el chico iba para intentar sacarlo, Lupin lo detuvo.

"No hay nada que puedas hacer Harry"

"¡Tenemos que salvarlo¡Él esta ahí¡Sólo pasó tras el velo¡Aún podemos rescatarlo!"

"No hay nada ya que podamos hacer Harry" – respondió Remus Lupin – "Él se ha ido…"

Lo único que recordaba después, es que estaba en la oficina de Dumbledore, gritándole, deseando nunca haber nacido, y con todos esos pensamientos que lo atormentaban luego que su padrino, el único de sus parientes que aún estaba vivo, y el único que lo había querido como a un hijo, como nunca nadie lo quiso, había desaparecido tras el velo, que luego se transformaría en una metáfora que significaba la muerte, y de cómo el no podía concebir que su padrino esté sin vida. Recordaba que la segunda Guerra había empezado, que aún no terminaba, que al parecer, nunca terminaría. Recordaba como los mortífagos reían de él, recordaba como sus amigos siguieron apoyándolo, mientras que sentía la risa de Bellatrix Lestrange aún en el oído y su cicatriz comenzaba a escocer.

"Iremos por ti Potter…"

"NOOOOOOOOOOOOO!"

"¿Harry, que sucede?" – preguntó una voz desde el dosel de su cama. El chico de ojos verdes sabía que se trataba de Ron. Lo abrazó sintiendo como lentamente su temor comenzaba a desaparecer.

Ron comprendió por la mirada de Harry que este había tenido la misma pesadilla que hace cuatro noches atrás. La pesadilla en la que revivía el momento en que su padrino había muerto. El pelirrojo no pudo hacer más que abrazarlo y darle el apoyo que un hermano le daría, mientras que en la Madriguera comenzaba un nuevo día…

-.-.-.-

La Señora Weasley, como de costumbre, se había despertado antes que todos para preparar el desayuno. La verdad es que con tantas bocas que alimentar, debía cocinar durante una hora y eso terminaba por cansarla a veces, pero valía la pena tener a toda la familia reunida por el verano, mientras que el resto del año cada uno estaba en lo suyo; los chicos en el colegio, Fred y George con su tienda de sortilegios, Charlie en Rumania, Bill en Egipto y Percy en el Ministerio… ni siquiera Arthur, su esposo, se aparecía a la hora de almuerzo para acompañarla, por lo que muchas veces, Molly Weasley debía recurrir a las pocas de sus amigas para no aburrirse en casa… y sentirse tan sola.

Era el primer día de todo; de clases y de trabajo, por lo que toda la familia Weasley más Harry y Hermione estaban tomando desayuno muy temprano.

"Vaya, si que te ves distinta en uniforme" – dijo Ron a su hermana mientras ella se acomodaba una falda azul marino.

"¿Y que me dices de ti RONNIE?" – preguntó Ginny a su hermano con expresión burlona, observando como este aún no podía hacerse el nudo de la corbata.

"Yo siempre me pongo camisas…" – regañó Ron – "Pero ustedes las chicas si que se ven raras… nunca las había visto tan… de falda" – comentó distraídamente mientras retiraba la vista de las piernas de Hermione.

"Bueno… después de la túnica de Hogwarts, esto es un gran cambio" – comentó Hermione – "La verdad, es que en mi vida de muggle, cuando aún no sabía que era bruja, escuché mucho hablar de aquellas escuelas, pero nunca asistí a una personalmente… esto será… distinto…"

"Sigo in-fhistiendo" – dijo Fred con la boca llena de tostadas – "Usthem-des varon-hes tienen mhu-cga suerte"

"Sí" – dijo George – "Agárrense a unas buenas chicas muggle por nosotros, si saben a lo que me refiero…" – comentó dándole un codazo a Harry que estaba a su lado y guiñándole un ojo a Ron.

"¡Fred¡George!" – Dijo la Señora Weasley – "No sean groseros, hay dos chicas en esta mesa"

"Esta bien mamá" – respondieron ambos gemelos resignados.

"Bien¿ya tienen todo chicos?" – Preguntó animadamente el Señor Weasley – "Es su primer día en un colegio Muggle¡Qué hubiera dado sopor tener la oportunidad que ustedes tienen!"

"Claro… hubiera sido fantástico" – contestó Harry con tono sarcástico – "Si es que el colegio no se hubiese destruido y tomásemos esta oportunidad como un intercambio…"

La mesa quedó en silencio por algunos momentos. Nadie sabía como reaccionar a los comentarios ácidos de Harry últimamente, ni siquiera Hermione.

"Bueno… creo que ya es hora de irse" – dijo nuevamente el Señor Weasley desviando el tema y mirando su reloj de pulsera – "No querrán llegar tarde hoy¿no chicos?"

"Claro… como querríamos perdérnoslo" – dijo Harry en un susurro apenas audible.

La señora Weasley le dio a todos un dulce beso en la mejilla y los vio partir en el viejo coche del Señor Weasley, que el ministerio había repuesto después de la pérdida del Cadillac antiguo por parte de Ron y Harry en segundo año.

El auto había sido usado sólo hace dos semanas (cuando fueron a comprar los útiles), pero sin embargo pareciera que habían pasado décadas; el auto lucía muchos años más viejo que la última vez.

Ron se sentó en el asiento del copiloto mientras que Harry, Hermione y Ginny estaban apretados en el asiento trasero.

"Y… parrrrrrtimoooos!" – dijo el Señor Weasley lleno de ánimo encendiendo el coche y dirigiéndose a la carretera.

Después de casi media hora de estar sentados en el auto, Hermione por fin pudo divisar el colegio.

Parecía una mansión de roca bastante grande y espaciosa. Era muy similar al castillo de Hogwarts, con la diferencia de que este no lucía tan antiguo y estaba mejor cuidado. En la entrada, había un gran cartel que decía "Secundaria Livingstone" y cerca de este, alumnos con sus bien cuidados uniformes que se dirigían a la escuela.

"Bien… aquí los dejo niños" – dijo El Señor Weasley dándole un abrazo a cada uno y ayudándolos a bajar sus maletas del capó – "Buena suerte" – y con un último apretón de manos a Harry, se dirigió a su auto.

"Hemos llegado chicos…" – dijo Ginny bastante contenta – "Les presento, la secundaria Livingstone"

Los tres chicos restantes no podían creer la magnificencia que estaba frente de sus ojos. La vida sería muy distinta desde ahora; definitivamente no sería lo mismo que en Hogwarts.


En el próximo capítulo:

- Conozcan a Sam Martin.

- Una clase muy particular.

- Las habitaciones de los chicos.

- La bienvenida.

Bueh, creo que eso es lo que pondré en el próximo capitulo, espero no se hayan aburrido tanto con este n.n' un beso a todos los lectores y porfavor... dejen reviews! buenos o malos igualmente acpetados :D

principita