Capítulo 20. Sinfonía agridulce.

"Cómo estás?" Preguntó la rubia, pasándole una taza de té al joven frente a ella, que bajó la mirada apenado. Sus mechones, del mismo color que el sedoso cabello de la hermosa mujer cubrieron sus ojos. "Bien, sé que no estás mejor que ayer; aunque debo admitir que me sorprendió tu llamada."

May sonaba mucho más seria que de costumbre, obviando el tono insinuante que siempre empleaba cuando se trataba de Joey Wheeler, quizá comprendía muy bien que no era un buen momento para el joven, especialmente después de haberse repuesto tras agotadores cuatro meses de amnesia.

"Anda, bobo, tómate tu té. Te hará bien."

Joey asintió y tomó la taza entre sus manos, sintiendo que estaba realmente desesperado como para acudir a May.

"Gracias."

"Qué fue lo que pasó ayer?" Preguntó ella, tomándose la libertad de sentarse a su lado y tomar su mano entre las suyas.

El rubio no la apartó, para él eso era más común que andar con expresión triste porque no lograba dejar de pensar en el arrogante ricachón que era Seto Kaiba, y en lo mucho que le necesitaba.

"Lo que debió pasar desde hace mucho tiempo May. Recordé todo lo que había olvidado." Fue su rápida respuesta, y la mujer le sonrió, apretando su mano con firmeza.

"Eso lo supuse, ya que estás aquí."

Joey sonrió.

Extrañaba tanto a Kaiba que para olvidarse de él era capaz de pasar por alto la coquetería de May, y el hecho que cuando intentaron formalizar su relación la chica tenía ojos para todos, menos para él.

Pero era muy difícil ignorar lo que sentía, esperaba que Kaiba estuviera atravesando una situación similar, porque si era el único desesperado por amor iba a terminar enloqueciendo.

"Ya hablaste con tus amigos?" Le preguntó May, sabiendo que el rubio no lo había hecho.

Quería saber el motivo por el cual el rubio había acudido a ella en vez de ir directamente a buscar a sus amigos o a su hermana que también estaba en Domino City y que debía estar muy preocupada por él.

"No." Respondió. "Y no quiero que tú les digas que ya recuperé la memoria."

Ella asintió, aunque pensaba que todo aquello era un error por parte de Joey, quien debía estar muy confundido tras haber convivido tanto tiempo con Seto Kaiba, quien se caracterizaba por aquel tan ácido carácter.

"Me dirás dónde te estás quedando?"

Joey negó una vez y pasó una mano por su cabello despeinado.

"No, sólo te basta saber que estoy bien, he recordado lo que debía recordar y volví a mi antiguo trabajo en la prensa. Estoy adaptándome tras tantas ventajas en la casa de Mokuba."

Ella rió.

"Debe ser duro recordar que Kaiba fue quien cuidó de ti, no es así? Especialmente a ti, que lo odias tanto."

Aquellas palabras le dolieron más al rubio de lo que le hubiesen dolido a Kaiba, o eso fue lo que pensó Joey y asintió.

Qué más le quedaba que fingir que por Kaiba no sentía más que el mismo odio antinatural que sintió antes de aquel accidente que marcó su vida para siempre. Donde pudo conocer otra faceta del CEO.

Kaiba iba a hacer lo mismo, de eso estaba seguro.

Quizá para Kaiba todo aquello fue una absurda broma, una forma de vengarse de él, porque siempre le había menospreciado.

Tanto le odiaba el idiota de Kaiba?

Por Dios! En estos momentos, Joey sólo quería volver a su modesta habitación en aquel viejo motel y encerrarse para esconderse bajo las sábanas y llorar todo el dolor que estaba guardándose en el interior.

"Sí, pero eso ya no importa." Mintió. "Kaiba nunca importó."

Joey apartó la mirada, sintiendo que la mujer estaba mirándolo muy fijamente, como si sospechara de algo.

"Por qué no has buscado a Serenity?" Fue la siguiente cuestión que ella hizo.

Cerró los ojos.

"Porque Serenity hará un gran escándalo y quiero tomar esto con calma, no sé cómo son estas cosas y no quiero arriesgarme, además, ella va a querer obligarme a que le agradezca a Kaiba."

"Deberías hacerlo." Habló la rubia. "Digo, cuando menos de mala gana, pero deberías hacerlo, ya que el témpano de hielo Kaiba te ayudó mientras estuviste amnésico. Al menos eso es lo que Yuugi dijo."

"No tienes que recordármelo, May, eso lo recuerdo perfectamente bien." Respondió el rubio, apartando la mirada.

Claro que lo recordaba, de hecho, no podía sacárselo de la mente, el hecho que Kaiba había hecho tanto por él.

"Hablarás con él? De todas formas creo que hay algunas cosas tuyas en su mansión." Dijo la rubia, sonriendo.

Joey negó.

Sí, pensaba hablar con Kaiba, pero mucho tiempo después, cuando su enamoramiento hubiese disminuido un poco porque por el momento no se sentía con ganas de ser despreciado por aquel a quien amaba. No era masoquista. También dudaba que quedara algo suyo en la mansión.

Todo lo 'suyo' que estaba en la mansión había sido comprado por el CEO cuando lo llevó a su mansión.

"Bueno, Mai, yo ya me voy. Sólo quería venir a pasar un rato." Comentó.

"Admite que no te sentiste con el suficiente valor para buscar a los demás y te conformaste con buscarme a mí, Joey. Pero no te preocupes, les diré a los demás que estás bien." Concluyó la rubia.

Sorpresivamente, le robó un beso al rubio, quien sin saber cómo reaccionar y recordando los labios dulces y suaves del CEO, no hizo nada más que recibir el beso, pasivamente.

Una forma de olvidar al CEO.

Era mejor que morir de sufrimiento en el interior, porque su alma estaba desangrándose ante el pensamiento que el CEO encontrase a alguien más y estar con Joey era sólo una forma de pasar el tiempo.

Sería alguien capaz de fingir los besos, las caricias, los abrazos?

Kaiba era bueno en todo lo que hacía, del mismo modo podía ser también un excelente actor y esconder que en verdad solamente estaba jugando con los sentimientos del cachorro mientras éste conseguía recuperarse por completo de su estado amnésico.

"Adiós." Se levantó y se marchó.

Volver a su habitación era lo más importante para él porque corría el riesgo de encontrarse a Kaiba o alguno de sus amigos a mitad del camino y no estaba listo para enfrentar a ninguno de ellos.

Caminó por las calles vacías, iba con la cabeza baja, mientras andaba por aquel parque.

Vio a lo lejos a un grupo de amigos que se reía de algo que probablemente era muy gracioso. Él estaba solo, en ese momento por decisión propia, pero es que no encontraba la forma de confesarle a Yuugi, su mejor amigo, que estaba enamorado del arrogante de Kaiba.

Quizá lo supusieran, después de lo estrecha que era su relación… pero ni Mokuba lo supo, o quizá solamente estuviera fingiendo que no lo sabía.

Empezó a correr, sintiéndose perseguido por su propio amor, no quería salir y sabía que ésa era la misma ruta por la que andaba Kaiba cuando iba de regreso a casa. Eran las 6h00 PM, estaba seguro que ya iba rumbo a casa porque últimamente no estaba trabajando mucho.

Cuando menos a lo lejos, pero quería verlo, por qué el destino le negaba una oportunidad como ésa.

Sólo quería verlo, porque le extrañaba demasiado.

oOoOoOoOo

El día había sido muy aburrido en la mansión Kaiba, el silencio muy penetrante le pegó duro al pequeño Mokuba que estaba acostumbrándose a la presencia siempre alegre de su amigo amnésico.

Además, su hermano estaba encerrado en su habitación, ni siquiera hizo el ademán de salir de la casa.

En cuanto se levantó entró a la oficina de la mansión y dijo que iba a trabajar en casa ese día, porque no tenía ganas de salir, además era un día muy feo, no quería abandonar la casa.

La verdad, el pequeño tampoco quería salir de casa y al igual que él, sospechaba que su hermano estaba siendo víctima de la melancolía, de los recuerdos que el rubio había dejado grabados en su memoria en los cuatro meses que estuvo con ellos.

Él iba a encontrar una forma de encontrar al rubio y hacerlo volver a sus vidas.

Estaba seguro que algo tan honesto como lo que ambos sentían era algo que iba a sobrevivir la amnesia del rubio.

Sonó el timbre y corrió a atender, pese a que los de servicio podían hacerlo, tenía la vaga ilusión que el rubio fuera quien tocaba su puerta, queriendo entrar de nuevo en la vida del CEO.

Se equivocó, era Serenity.

"Has sabido algo de Joey?" Fue lo que preguntó inmediatamente, sin dejar que la chica dijera nada.

"Sí. May me dijo que él fue a buscarla y le dijo lo que pasó. Él ya recuperó la memoria, por eso mismo no se ha aparecido ante ninguno de sus amigos… Debe estar tan avergonzado con tu hermano."

Mokuba asintió, pero se detuvo.

De qué estaba hablando la hermana del rubio? Avergonzado de qué? ACASO SU HERMANO Y JOEY…? Tenían algo y no se molestaron en compartirlo con él!

Sonrió, estaba seguro que algo así iba a terminar ocurriendo entre los dos, pero ahora el problema era encontrar a Joey, su hermano estaba sufriendo mucho, ahora entendía el por qué?

"Entonces, te dijo dónde estaba?"

"No, me dijo que Joey le había dicho que sabía que iríamos a buscarlo si nos decía dónde estaba, por eso mismo le dijo que sólo nos dijera que estaba muy bien." Fue lo que contestó la pelirroja.

"Alguna pista?"

Serenity negó.

"Bueno, me dijeron que lo vieron caminando por el parque, pero quién no camina por el parque?" Preguntó la chica. "Iba corriendo y con expresión confundida, o al menos eso fue lo que dijo Tea."

Mokuba negó.

"Y por qué no le siguió?"

"Lo hizo pero dice que lo perdió de vista en la esquina de aquel motel viejo de Domino City." Respondió y vio como Mokuba salía de la mansión.

"Sígueme, Serenity, ya sé donde empezar a buscar!"

La chica miró como Kaiba bajaba las escaleras y se quedaba mirándola fijamente.

Los ojos azules del CEO penetraron en sus ojos, parecía que la culpaba de algo, o estaba muy confundido. Vio que el CEO terminó de bajar y se paró frente a ella, estaba a punto de preguntarle que estaba haciendo allí cuando vio a Mokuba aparecer de nuevo frente a Serenity.

"Vamos, Serenity. Ya sé dónde est�!"

"Mokuba." Oyó la voz de su hermano y se detuvo, le miró y vio tristeza en el fondo de sus ojos.

"Seto… yo…, nosotros vamos a buscar a Joey, porque sé que tú quieres verlo, aunque digas que no es cierto."

No dijo nada más.

"Vamos, Serenity."

"Lo siento, Kaiba Kun." Se disculpó la pelirroja, inclinando la cabeza ante el CEO, y cuando iba a darse la media vuelta, el CEO la detuvo.

"No quiero verlo." Dijo, con voz seria, incluso fría, la misma que la muchacha estaba acostumbrada a oír de él, pero que en el lapso de tiempo que el CEO estuvo con su hermano cambió a ser más amable. "Contrario a lo que diga Mokuba, estoy mucho mejor sin él."

Ella rió, aunque no le creyó.

"Aún así, Kaiba Kun, tengo que encontrar a mi hermano, no cree usted? Si usted perdiera a Mokuba Chan, no iría a buscarle?"

Kaiba negó.

"Iría por él, obviamente." Respondió. "El problema es que Mokuba quiere hacer trabajo de celestina, y yo no necesito que me emparejen con nadie."

Serenity sonrió.

"Me aseguraré de decírselo a Mokuba Chan." Una sonrisa amable. "Y lamento mucho todos los inconvenientes."

Kaiba asintió. "En realidad eso es lo de menos, mientras tu hermano se mantenga lejos de los problemas. Es un perro molesto, dile que su amo no siempre va a estar salvándolo de todos los problemas." Una risa cortante brotó de su garganta. "Soy una persona muy ocupada, niña."

Sin esperar ninguna respuesta de la joven, le dio un leve empujón y le cerró la puerta en la cara.

Apoyó su espalda en la puerta y cerró los ojos.

Por qué era tan difícil ignorar aquel latido potente que le zumbaba hasta en el cerebro? Joey ya no estaba en su vida pero sin embargo no dejaba de pensar en él porque a diferencia de muchas personas que pasan por tu vida y nunca más las vuelves a ver, Joey entró a su vida produciendo un caos al que no estaba acostumbrado y modificó su forma de existir en el mundo.

Ahora era complicado continuar sin pensar en lo mucho que significó la breve intervención del rubio en su vida tan apática.

Le llenó de vida, luz, confort, sonrisas y muchas otras cosas a las que antes sólo tuvo acceso gracias a la vida que Mokuba le inyectaba con sus sonrisas, su entusiasmo y la esperanza de ver a su hermano socializando.

Pero no iba a dejarse llevar por los sentimientos.

Gozaburo, por muy maldito que fue, le enseñó algo que valía la pena, si confiaba sus sentimientos a alguien iba a terminar con el corazón roto.

No quería arriesgarse a que el cachorro realmente le rechazara, ya que la falta de interacción le parecía una mejor salida, dado que significaba no intercambiar palabras y así estaba mucho mejor.

No quería ser rechazado ni tener que ofender al cachorro por eso mismo.

Era preferible evitarse el dolor.

Por eso no iba a darle muchas vueltas al asunto; Joey y Seto era un asunto terminado.

Todos los que creyeron que entre ellos dos hubo algo mientras cuidaba de él (que por cierto sí existió una fugaz relación), debían aceptar que ése era un período al que estaba dando fin.

Tras un suspiro recuperó su postura y apartándose el flequillo del rostro, decidió encaminarse a la cocina. Un vaso de agua fresca iría muy bien con una pastilla para ayudarle a eliminar su naciente dolor de cabeza.

Pensó en qué haría si su hermano localizaba al rubio y le llevaba a la mansión?

Llegó solamente a la conclusión que si se volvían a ver, cosa que no era muy factible según él, iba a hacer todo lo posible por actuar de modo que el cachorro no se sintiera presionado, es más, de hecho iba incluso a tratarlo como en el pasado para eliminar cualquier vestigio de afecto que hubiera en el cachorro hacia él.

Una risa fuera de control le dominó.

Estaba tan confundido y odiaba estarlo, porque era un genio. Por qué estaba confundido?

Joey, Joey, Joey… Era todo lo que había en su mente.

Cuando llegó a la cocina tomó su vaso de agua y lo ingirió de un solo trago.

Bien, mejor irse a terminar los preparativos para la presentación del día siguiente, porque pensar en el joven rubio le estaba haciendo sentir una increíble jaqueca, tan penetrante que las ganas de trabajar se le estaban quitando.

Sonrió levemente.

La voz del rubio resonó en su mente, profunda y nítida, por eso mismo se dijo una cosa, iba a ir directo a la cama, porque en el tiempo que estuvo con él Joey le dijo que no debía esforzarse tanto porque iba a terminar dañándose él mismo y no quería verlo consumiéndose por culpa de su trabajo en Kaiba Corp.

Además, no era dueño de la corporación entera? No tenía a nadie a quien complacer, por eso mismo era mejor que se tomara las cosas con más ligereza, para pasar más tiempo de calidad con su hermano.

oOoOoOoOo

Llegó al motel, viejo y sucio, qué demonios hacía Joey allí cuando bien podía seguir en la mansión Kaiba? Por qué los jóvenes se complican tanto la vida? Estaba seguro que todo el problema entre el rubio y su hermano se podía arreglar si lo hablaban detenidamente.

Pero su hermano era muy necio, igual Joey, así que para que mortificarse, mejor iba a intentar limar un poco asperezas con el rubio que ahora debía estar muerto de la pena, especialmente si lo que suponía era cierto.

Le habían engañado en su propia casa!

Eso sólo probaba lo mucho que su hermano y el rubio querían estar juntos, para llegar al grado de esconder su relación en su propia casa. Aunque la pelirroja le había explicado que su hermano le dijo que era para que su relación no peligrara, porque si muchos intervenían en ella, iba a terminar siendo una relación con muchos, incluida la prensa, en lugar de un noviazgo con Kaiba.

Había preguntado por Joseph Wheeler y tras haber entregado una gran cantidad de efectivo en sobornos, dejaron entrar al pequeño Mokuba a los pasillos, y le dijeron que tenía que tocar en la habitación 107.

Así que eso hizo.

Golpeó suavemente la puerta, y cuando oyó los pasos al otro lado se puso tenso, porque no sabía cómo enfrentar al joven rubio.

Qué iba a decirle para convencerlo que volver a la mansión y hablar con Seto era lo que debería estar haciendo en ese momento en vez de estar ocultándose en aquel viejo motel?

"Ya voy." Respondió el rubio, suavemente.

Cuando atendió perdió el color en el rostro al enfrentar el rostro de Mokuba, que le miraba curioso desde la puerta.

"Qué hacen aquí?" Preguntó, haciéndoles gestos para que entraran a la habitación que por dentro estaba mucho más limpia que el pasillo, y se veía con mejor aspecto.

"Lo mismo podría preguntarte yo a ti, Joey." Fue lo que dijo Mokuba, esperando a que la joven entrara antes que él, para seguirla y cerrar tras de sí la puerta, queriendo evitar que los del servicio del motel oyeran la conversación.

Jamás esperó encontrarse tan rápido con el rubio, pensó que éste sólo llegaba al motel a dormir, por eso mismo pensó sobornar al encargado y finalmente sorprender al rubio en su habitación, pero esta vez el destino le sonrió ayudándole a encontrar al rubio mucho más rápido.

"Eso no es de su incumbencia, Mokuba. Lo lamento mucho pero no tenemos nada que discutir."

"Y eso lo decides tú?" Preguntó firmemente, viendo como el rubio retorcía el dobladillo de su camisa con nerviosismo. "Yo creo que mi hermano también está muy involucrado en esto, pero lo has estado evadiendo."

El violento sonrojo en las mejillas del rubio le dijo a Mokuba todo lo que tenía saber, pero de todos modos quería que el rubio se lo confesara, que tomara la decisión de buscar a Seto.

La leve risa de Serenity molestó a Joey.

"No tenías por qué decírselo a nadie más." Le espetó, enfadado. "Además, confiésame que tu hermano no está mejor, Mokuba. Las cosas están bien así, nosotros dos no fuimos hechos para encajar."

Los ojos de Mokuba suavizaron su expresión, comprendiendo que la preocupación del rubio era la reacción que iba a adoptar el CEO.

"Yo lo lamento, hermano, pero tal vez ése es el motivo por el que estás huyendo de todo. Dime por qué no me has buscado?" Preguntó, con el rostro triste, guardándose las lágrimas porque no quería hacerle una escena a su hermano.

Joey negó.

"No estoy listo para enfrentarme a mis amigos después de haberlos abandonado así." Confesó muy serio, de un modo que nunca antes había empleado. "No después de todo lo que ellos han hecho por mí; y yo les di la espalda."

El pequeño Kaiba rió.

"Si son tus amigos, Joey, no deberían de juzgarte por eso, estabas amnésico y necesitabas apoyo. Seto te lo dio, y ellos también estuvieron allí para ti, por qué no les das a todos una oportunidad?" Le preguntó suavemente.

Porque era difícil, se dijo Joey mentalmente.

Si enfrentaba al CEO, cómo iba a confesarle a la cara que estaba enamorado de él? Era mejor seguir así, manteniendo una sana distancia entre ambos.

"No es fácil, Mokuba." Se atrevió a decir, evitando la mirada del hermano del CEO, porque estaba nervioso. "Además, tu hermano debe ser una persona ocupada, yo ya no entro en su vida, especialmente ahora que ya sé todo lo que pasó antes del accidente."

Serenity cerró los ojos, recordando las duras palabras del CEO.

También debía estar muy nervioso, confundido y asustado para optar por comportarse como el imbécil más grande del Universo, pero leyendo entre líneas, ella estaba segura que su hermano y el CEO aún estaban prendados el uno del otro y no valía la pena desaprovechar un amor como ése.

Quién, encontrando el amor, le da la espalda? NADIE.

"Deberías darle una oportunidad a Kaiba." Dijo su hermana. "Tal vez él también espera que tú decidas… después de todo, Joey, lo que pase de ahora en adelante es decisión tuya, eso es algo de lo que debes estar consciente."

Joey negó.

"Creen que no lo sé?" Preguntó con voz fuerte, rabia contenida en ella, porque no sabía cómo actuar. Cómo iba a soportar aquel enorme vacío en su alma que sólo Kaiba podía llenar. Estaba en un tremendo dilema. "Pero tampoco quiero darle la oportunidad de humillarme más de lo que ha hecho en todo este tiempo… porque cuando recordé, también vinieron las memorias de todas las veces que él me ha menospreciado."

Mokuba negó, por qué su hermano se trazaba un futuro tan miserable al actuar tan maliciosamente con las personas que le rodeaban?

Definitivamente estaba emparentado con un demente.

"Pero yo no hago eso, Joey, y sin embargo también te escondes de mí… Te confieso que no debes sentir vergüenza de lo tuyo con mi hermano, porque a mí no me afecta en lo más mínimo. Yo lo apruebo."

El rubio dio un puñetazo al mullido colchón.

"No me escondo de ustedes, Mokuba." Confesó, apartándose el flequillo del rostro y viendo directamente el rostro de su hermana, que sin contener más las lágrimas estaba llorando desconsolada. "Mi padre me vendió, Mokuba, por una enorme suma de dinero. No puedo volver a mi casa así como así y pedirle que me vuelva a aceptar, especialmente porque me cansé de ser maltratado."

El pequeño asintió.

"Por eso mismo te lo dije, ven conmigo, estoy seguro que Seto no te va a echar de la casa. Créeme."

Joey negó.

"No quiero complicar más su vida, además, es alguien muy famoso, por qué voy a darle una mala imagen a su empresa… Yo no quiero estar con él, porque somos tan opuestos."

El rubio sonrió tristemente.

"Hermano," Sonrió la pelirroja. "no has pensado que en vez de opuestos sean complementarios?"

El rubio no se contuvo más y lanzó una carcajada, burlándose de sí mismo.

"Hermana, es Kaiba! Él y yo estamos hechos para estar separados, así que no presionen mucho al destino… fue un error de cálculo… Nada más."

Pero Mokuba no estaba dispuesto a rendirse, además quería un reencuentro entre los dos, cuando menos una despedida.

"Cuando menos una despedida, Joey…" Empezó Mokuba, viendo como el rubio le devolvía finalmente la mirada. "Qué dices a eso? Una forma de decirle adiós a mi hermano. Solamente dale las gracias y dile adiós."

Joey asintió.

Decirle adiós significaba cortar con su cadena de dolor, así que sería lo mejor para él… sí, definitivamente iba a renunciar a Kaiba, porque, qué ganaba sufriendo tanto si el CEO no iba a mirarle con más que aversión?

"De acuerdo, Mokuba… pero sólo le diré Adios" Sonrió. "Porque no tengo nada más que decirle."

Aunque eso era mentira, estaba seguro que si se atrevía a confesárselo a Kaiba, estaba seguro que no iba a obtener mucho y odiaba las humillaciones, no iba a permitirle a Kaiba que por estar enamorado de él le hiciera sufrir con palabras tan hirientes.

Porque si bien el amor te hace tolerar muchas cosas, tenía cierta estima por sí mismo y no iba a permitir que le menospreciara del mismo modo en que siempre le había hecho. Por mucho que le apreciara.

Continúa…

Notas de autora:

En el siguiente capítulo se van a encontrar, finalmente, no? Bueno, gracias a todas por su comentario, pero ando corta de tiempo porque tengo que preparar una exposición en equipo y si no empiezo ahora no termino jamás, así que les debo los REVIEWS, por eso les responderé en el siguiente capítulo.

Pero no crean que no las estoy leyendo, eh?

Muchos besos, amigas. Estoy sinceramente agradecida con todas. Nos leemos en el siguiente capítulo.