Capítulo 22. Sueño de Espejos.

NOTA: Escenas NC-17 en este capítulo, en pocas palabras LEMON, escenas MaleXMale. Para las que lo pedían, regalo especial. Espero que les guste, cualquier comentario… Bienvenido!

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Atrapado, así era como se sentía, y sin mentir; tan burbujeante, como si estuviera lleno de mariposas que aleteaban hasta el cansancio en su pecho, por primera vez en su vida supo que la lógica, el sentido común y su tan magnánima inteligencia servían sólo para guardarse en un cajón bajo llave, porque en ese momento lo que dominaba era la emoción, ardiente y fogosa que como si fuera un incendio imposible de apagarse quemaba sus poros.

Eso que solamente estaba besándole los labios, mientras sus manos recorrían su espalda, bajo la camisa de color blanco que se amoldaba perfectamente a la esbelta figura de su próximo a ser amante.

La suavidad de la piel del rubio era cremosa, sedosa, inimaginable, como si su mano se deslizara sobre algo increíblemente liso, que dejaba una sensación suave en las yemas de su dedo, mientras causaba escalofríos placenteros en toda la espina dorsal de su presa.

Amó todos los pequeños sonidos que Joey producía y estaba feliz de estar experimentando ese gran paso con él y no con alguien más, porque estar al lado de su brillante sol era lo mejor que podía haberle pasado después de aquellos tres días de martirio en los que estuvo en stand-by del mundo entero.

Hasta Kaiba Corp dejó de ser de vital importancia, porque en su imaginación seguía planteándose millones de formas de volver a introducir al rubio en su vida; de una manera en que nunca se marchara de ésta.

Lamió su cuello, sensible, produciendo más cosquillas en el rubio que, sin evitarlo, lanzó un gemido que se mezcló con las risillas que estaba lanzando esporádicamente, conforme Kaiba descendía con su lengua caliente del cuello del rubio hasta el inicio de su pecho, o la forma en que ascendía, lentamente hasta llegar a sus labios rojos, urgidos de un beso de aquella boca tan perfecta.

Para los dos era difícil admitir que se necesitaban con palabras, mejor hacerlo con acciones, ya que de esa forma no podían equivocarse e iban a demostrar su amor, no? Eso era hasta más especial.

Sobre todo ahora que había descifrado las intenciones no tan santas del joven CEO que planeaba llevarlo a la cama, obviamente con amplio consentimiento del hermoso rubio, porque no iba a negarse.

Al igual que Kaiba sentía que estaba atado de pies y manos y que su cuerpo entero rogaba por la atención que Seto muy posesivamente estaba dándole, mientras le abrazaba como si no quisiera soltarle.

Joey rió.

Por Dios! Jamás imaginó que aquel hotel que Mokuba pagó (hizo nota mental de agradecerle al pequeño) pudiera ser tan cómodo y adecuado para lo que iba a ocurrir esa noche.

Oh, sí! Seto y Joey iban a hacer unas cuantas travesuras.

Su boca se entretuvo mordiendo el cuello del CEO que, habiendo sentado a Joey sobre él, montándolo, estaba sentado en el borde de la cama.

Y eso trascendía lo que cualquiera pudiera pensar, porque más allá de un acto carnal desenfrenado y simplemente pasional, era el símbolo del amor de dos personas que tras superar diversas adversidades decide que para sellar un compromiso tan hermoso también tienen que compartir ciertos placeres que los unirán, aparte de lo espiritual, físicamente.

Sin esperar mucho, Kaiba sujetó al rubio de la cintura y le levantó el rostro con su mano libre, haciéndolo mirarlo a los ojos, fijamente.

"Mírame, Joey." Pidió, suavemente, con la respiración agitada y el rostro rojo, como nunca nadie en el mundo se hubiera imaginado que el CEO iba a estar. "Estás seguro que quieres hacer esto?"

El rostro de Joey se mostró color bermellón, pero no lo ocultó y aunque sabía que Kaiba estaba riéndose de su nerviosismo con esa sonrisa tan hermosa que tenía, sólo asintió.

No iba a dudarlo, porque además no tenía mucho que pensar.

Si estaba enamorado, tanto que sufrió un tormento horrendo durante tres días, creyendo que el CEO le odiaba, ahora que tenía la oportunidad de entregarse abiertamente a él y disfrutarlo, no iba a decirle que no, porque él también lo deseaba.

Quizá demasiado.

"No tienes que preguntar." Susurró, rodeando el cuello de Kaiba con sus brazos y acercando su rostro, dejando que su respiración acariciara los labios que estaban húmedos por la saliva compartida. "A menos que tú seas quien no esté preparado para esto."

Los ojos azules brillaron con emoción.

Su rubio no estaba arrepintiéndose y aunque él fuera inexperto en el terreno de lo sexual, debido a que nunca en su vida había tenido una experiencia de ese tipo, iba a demostrarle a Joey que también podía ser cuidadoso, por él.

"Luego no acepto que te retractes, Wheeler." Susurró, lanzando al rubio a la cama y posicionándose sobre él, quien simplemente se apoyó en sus codos y besó a Kaiba en la boca, fuerte y apasionadamente, enredando sus lenguas en un beso caliente en el que quería entrar a lo más profundo del CEO, así como éste ya estaba en su interior.

Rompieron la tan perfecta unión debido a la falta de aire y a que tenían que avanzar en aquella tarea que se habían impuesto de concretar una relación sexual… misma que surgió tras la cena, luego de unos cuantos arrumacos en uno de los sillones de su oficina.

Mismos arrumacos que pasaron de ser aptos para menores a unos que pasaron a ser no aptos para menores.

"Quién se está retractando." Gimió cuando sintió la mano de Kaiba vagando por su cintura, hasta llegar al botón y cierre de su pantalón, donde con una facilidad que sorprendió al rubio los abrió, deslizándolo luego por sus piernas.

Las manos suaves de Kaiba recorrieron esas piernas, acariciándolas, y bajó su rostro hasta ellas, lamiendo desde su cintura hasta su muslo, donde se entretuvo lamiendo y mordisqueando, haciendo temblar de placer al rubio.

Su mano libre estaba en el miembro erecto de Joey, donde fue su siguiente parada, lamiendo toda la extensión de sexo y succionándolo suavemente, sintiendo como las caderas del rubio respondían al estímulo que se le estaba aplicando a su implacable cuerpo.

Estaba orgulloso de ser el primero en la vida del rubio, y quizá el último, si las cosas iban bien.

Volvió a ascender tras haber disfrutado los desgarradores gritos placenteros que le hacían perder la cabeza.

Amaba estar complaciendo a su amante rubio.

Besó su cintura, su pecho y finalmente su hombro húmedo de sudor, donde descansó un momento, sintiendo bajo el suyo el cuerpo agitado de Joey quien rodeó fuertemente al CEO.

Debido a que estaba muy ocupado disfrutando del calor que emanaba el cuerpo sudoroso de Joey no se percató cuando éste los giró a ambos, quedando sobre Kaiba y fue él quien besó y lamió el torso de Kaiba, el cual desnudó en unos cuantos segundos.

La camisa, junto con algunos de los botones, fue a dar a un lugar desconocido de la habitación, eso realmente no importaba.

"Joey…" Llamó Seto, viendo como su rubio se detenía en su tarea por complacerlo y le miraba. No era necesario que hiciera eso, Kaiba quería ser quien brindara placer sin barreras a Joey, por todo el sufrimiento que a lo largo de su vida había experimentado. "Ven."

Eso hizo el rubio, llegando a la boca hambrienta de Seto, quien lo apretó contra sí y lo besó profundamente.

Una vez más, terminó estando sobre Joey quien arrugó graciosamente el ceño.

"Estás listo?" Preguntó.

No asintió, no negó, simplemente besó a Kaiba, con eso le dijo que estaba listo.

El CEO estiró la mano y tomó aquel tubo de lubricante que encontraron cuando entraron a la habitación con una nota de Mokuba, que a Kaiba le pareció vergonzosa.

SETO: Disfruta nuestro regalo.

MOKUBA Y SERENITY!

Vertió un poco en su mano y deslizó uno de sus dedos en el interior estrecho de su precioso cachorro, sintió la presión que ejercía el aro muscular de Joey y le pareció de hecho muy excitante.

Lentamente, para evitar dañar al rubio, introdujo otro dedo y sintió el temblor que recorrió a su acompañante.

"Estás bien?" Preguntó, preocupado.

Joey movió afirmativamente la cabeza.

"Deja de preocuparte, tonto. De hecho eso se sintió muy bien." Confesó con un enorme sonrojo en sus mejillas.

Tras el tercer dedo y haber lubricado perfectamente bien el interior del rubio, habiendo encontrado el punto que iba a estimular, terminó por untar un poco del famoso lubricante en su miembro henchido por el placer.

De una sola embestida entró al cuerpo de Joey, que le recibió con una sacudida de placer y un gemido entre doloroso y excitado.

Su piel se erizó y enterró su rostro en el cuello del rubio, absorbiendo el aroma tan característico de su cachorro.

Empezó a moverse en su interior, cuando sintió que era el momento preciso y lamiendo la piel del cuello de Joey, con sabor salado debido al sudor, minutos después sintió la tensión en el cuerpo de Joey momentos antes de entrar al clímax, y los músculos internos de Joey apretaron el miembro de Seto y éste estuvo en el paraíso.

Al mismo tiempo, ambos expulsaron las semillas del placer de sus cuerpos.

Instintivamente, Kaiba abrazó al rubio pegándolo a su cuerpo desnudo y disfrutó las siguientes palabras que susurró el rubio, medio dormido.

"Te amo, Seto."

Pero cuando él respondió, el cachorro ya estaba dormido.

"Yo también te amo, Cachorro." Y depositó un beso en su frente.

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"Ahora ya deben haber hablado eso, Serenity, no tienes nada de que preocuparte, de eso estoy seguro." Comentó Mokuba, sentado en aquel enorme sillón azul de Kaiba Corp.

No siguieron a los enamorados a la mansión porque Mokuba podía jurar que si oía algún ruidito sexual iba a enloquecer debido a que no estaba mentalmente preparado para imaginarse a su hermano en eso.

No todavía.

"Eso espero, porque Joey se merece lo mejor." Dijo la chica, sonriente. "Además, por lo que vimos en el Reino Virtual de tu hermanastro, tu hermano también merece un momento sólido de felicidad… espero que ambos sean capaces de sanarse mutuamente las heridas."

Mokuba asintió, conforme con la breve plática que realizó con la chica pero ya era más de media noche y estaba seguro que por muy grande que en un joven de dieciocho años fuera el deseo sexual, iba a ser probable encontrarlos dormido porque tanto agotamiento físico y mental iba a hacer que el sueño sedujera las mentes de ambos jóvenes.

No se equivocaba.

"Ya es muy tarde, Serenity." Dijo Mokuba, frotándose los ojos con cansancio y componiendo una sonrisa amable a la pelirroja, quien le devolvió el gesto con expresión cansada.

"Ya me había percatado de ello, Mokuba Chan."

El pelinegro se puso en pie y ahogando un bostezo le indicó a la hermana menor del rubio que le siguiera para abandonar la oficina de su hermano, iba a buscar a su chofer para que también llevara a Serenity al hotel donde estaba hospedándose con su madre.

"Te llevaré a tu hotel." Afirmó Mokuba.

Salieron en silencio, en medio de la fría oscuridad nocturna, iluminados sólo por los faroles que enviaban una luz irreal a toda la calle y que hacían lucir muy espectral Kaiba Corp debido a los vidrios de las ventanas.

El pequeño se dijo que debían modificar un poco la infraestructura de aquel lugar porque a él le causó un involuntario escalofrío.

Agradeció que el chofer ya estuviera esperándoles abajo, con una sonrisa en el rostro tras haber llevado a su jefe a la mansión con el rubio a quien no le quitaba la vista de encima.

"A casa, Mokuba Sama?"

"Pero antes llevaremos a Serenity a su hotel." Dijo el jovencito, sonriéndole a su cómplice, aquella por quien Seto y Joey, al igual que él, iban a ser felices.

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Sus ojos rojos miraron fijamente el suave movimiento que hizo el pequeño en la cama, imposibilitado para dormir debido a un sorpresivo ataque de insomnio que se apoderó del sueño de ambos chicos. El ex Faraón y Yuugi Motou estaban intentando dormir desde hacía más de tres horas.

Para Yami fue fácil aceptar que estaba quizá demasiado impactado por la confesión de Joey y se dejó vencer, aceptando que en todo lo que restaba de la noche no iba a dormir ni un poco.

Por eso mismo procedió a sentarse en el alfeizar de la ventana, mirando el pacífico y relajante paisaje que se desplegaba frente a él, místico y fresco, con la única iluminación de la luz de la luna y las estrellas, debido a que había un frondoso árbol adornando aquella callejuela que debido a lo abundante de sus ramas cubría el faro que iluminaba el lugar.

Su aibou era la más cercana imagen a la ternura y él estaba feliz de ser a quien él había escogido, porque siendo Yuugi una persona con un corazón tan grande y tan comprensiva, aún no entendía por qué tuvo aquel lapso en el que estaba determinado a no brindarle su apoyo a Joey.

Otro movimiento menos sutil en la cama le hizo volver a girarse, para encontrar al pequeño Yuugi sentado en la cama, apoyando su espalda en aquella mullida almohada en la que apoyaba su cabeza.

"Estaba preocupado por él." Fue su contestación, leyendo en la mente de Yami lo que éste no quería preguntar.

Por él estaba bien que el Faraón no confiara plenamente en su instinto sobre protector porque también estaba seguro que había sido muy cerrado al momento de juzgar a Kaiba cuando no tenía ni siquiera por qué haberlo hecho.

El CEO probó que se merecía su confianza cuando arrancó a Joey de su vida común y le inyectó de un dinamismo que ni cuando estaba con May se reflejó en su atractivo rostro.

Ése era un buen motivo para creer que sus modales arrogantes y frígidos de ser, cuando menos al tratarse de Joey eran mucho más flexibles de lo que ellos podrían llegar a creer.

Y no era cuestión de 'ver para creer' sino de aceptar que le hacía feliz a su amigo y que eso era lo que importaba a la larga, no?

"Yo lo sé." Dijo Yami, acercándose a Yuugi y sentándose a su lado en la cama, su mano acarició la de Yuugi, que apretaba con mucha fuerza la manta con que cubría su pequeño y delgado cuerpo. "Sólo que no entiendo por qué negarte a darle tu apoyo a Joey."

"No se lo estaba negando, Yami, es sólo que no sé cómo dejarlo aventurarse con alguien como Kaiba, porque hemos experimentado muchas facetas de él, y creo que somos quienes mejores le conocemos, no crees tú?"

Yami asintió.

"Somos quienes mejores le conocíamos, pero después del accidente de Joey, o más precisamente después de todo lo que pasó, no hemos tenido grandes intercambios de palabra con él… ha cambiado, Yuugi, porque al igual que muchos seres humanos, él también puede dejar de actuar de un modo u otro."

El pequeño asintió, gentilmente posó su mano en la de Yami, entrelazando sus dedos.

"Ya no voy a negarle mi apoyo, porque sé que va a ser feliz, cuando menos de forma efímera."

"Pero es mejor a que viva en la incertidumbre." Dijo Yami.

"Ésas fueron muy sabias palabras, Yami…" Le besó la mejilla y se arrojó a sus brazos. "Gracias por no dejarme solo, nunca."

Sus ojos violáceos se cerraron con fuerza, disfrutando el delicioso confort de las manos de Yami acariciando su espalda con firmeza, presionándolo contra su cuerpo duro y fuerte.

El amor de esos dos seres era tan hermoso, puro y desinteresado, limpio.

Y ambos estaban tan enamorados uno del otro que, además de su conexión por haber compartido un cuerpo, estaban creando otros lazos muy fuertes en los que ahora los sentimientos eran la base más sólida de su vínculo.

Por eso mismo, lo que Yuugi experimentaba como un dolor infinito para Yami lo era también.

Y el alivio que sintió Yami cuando Yuugi finalmente liberó su alma y comprendió que su amigo tenía derecho de amar a Kaiba, y que Kaiba podía demostrar su amor por el rubio, Yami lo experimentó con la misma intensidad y fuerza, y con la misma culpabilidad.

Un beso suave, en los labios, fue la prueba más fidedigna que el amor podía componer las vidas de las personas.

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Abrió la puerta de la mansión, tras haber llevado a Serenity a su hotel y haberse despedido de ella con una sonrisa encantadora, como la que siempre estaba plasmada en su rostro, especialmente en momentos como ése, donde sabía que él también era capaz de hacer feliz a su hermano, del mismo modo en que su hermano le hacía ser feliz a él.

Entró silenciosamente, porque estaba seguro que si Seto se enteraba de que hasta ahora, que eran las 2:00 AM, iba a regañarlo, sin importar la excusa que le plantease.

Subió las escaleras de puntillas y llegó a la planta alta.

En el más completo silencio y rodeado por la oscuridad, caminó por el pasillo hasta estar seguro de situarse enfrente de su puerta.

La abrió cuidadosamente y entró, para encontrarse con la imagen de su hermano, sentado en el borde de la cama, viéndolo fijamente.

"Estás bien, Seto?" Preguntó, en un susurro.

Vio a su hermano asentir.

"Los del servicio me dijeron que no estabas en la casa." Respondió.

"Eso es porque estaba en KC, para no arruinarte tu noche, ya sabes, de la bonita sorpresa que Serenity y yo te preparamos… -la cual espero te haya gustado-." Respondió el niño.

Kaiba asintió.

"Entiendo."

"Sí?" Preguntó Mokuba, viendo brillar un rayo de esperanza.

"No, realmente, pero ahora estoy muy cansado, tengo mucho sueño y discutiremos esto en la mañana."

Se levantó y se dirigió a su habitación, tras haber cerrado la puerta de Mokuba, sin hacer mucho ruido.

Entró a su cuarto y vio al rubio aferrándose con fuerza a las sábanas y con una sonrisa en el rostro, mientras enterraba su cara en la almohada, como si por sentir el aroma de Kaiba estuviera completo.

Ese simple gesto hizo al CEO sonreír.

Con cuidado se volvió a meter a la cama y abrazó el cuerpo cálido del rubio, a quien había limpiado cuidadosamente tras aquel increíble orgasmo que ambos habían experimentado.

Joey quedó sumido en brazos de Morfeo y él se entretuvo un rato apreciando su particular belleza… ahora, la misma escena parecía repetirse, pero esta vez, lo apretó contra sí y decidió alcanzar a su rubio en el país de los sueños. Luego tendría tiempo para preocuparse por el mundo y lo que ocurría en él.

Continúa…

Notas de autora:

Antes que me maten, les confieso que ése es el primer LEMON Seto/Joey que hago en mi vida, espero haberlas complacido a todas, porque soy muy quisquillosa con algunas de las cosas que hago, y aunque seguía pensando que el LEMON iba a verse mejor en el siguiente capítulo, quise concluir su primer encuentro amoroso de esa manera.

Espero sus comentarios respecto a mi escenita subida de tono.

REVIEWS.

Susana. Gracias! Ahí tienes la siguiente entrega, disfrútalo.

Kishe. Que alegría que te gustó, y ahí tienes el otro, muchísimas gracias por el ánimo, es muy agradable.

Forfirith-Greenleaf. Bueno, amiga, complaciendo los deseos de las que piden lemon, allí lo tienen, espero no sea muy feo o simple; sabes que te agradezco todo de corazón, eres muy amable. Y como andaba de cursi, por eso mismo esas escenas que te gustaron. Ciao.

Kai250. Jamás esperé sorprender a alguien con mis fics locos, pero me alegra que te haya gustado, el ánimo siempre viene bien y las porras también, por eso mismo te lo agradezco mucho… y no importan las faltas de ortografía, si hubieras visto mis inicios como escritora, te reirías. Ciao.

NaKuRucHaN. Ahí tienes tu lemon! Espero que te guste, y ya te mando tu panal luego. Bye.

Rei Dark Angel. La siguiente entrega, espero que la disfrutes. La plática con los amigos considero que fue muy corta, pero allí la lleva, ahora Joey tendrá que lidiar con otros factores.

Serena140286. Oye, lo cursi es lo mejor, a mí también me gusta, aunque también adoro lo angst. Y sobre tu fic, estoy muy interesada, así que estaré pendiente. Ciao.

Kida Luna. Está bien, tú y Rex son los únicos con ese derecho, se los concedo. Te entrego a Rex con venditas y curadito, los dioses terminaron por aburrirse de él. Sólo me enviaste un review por capítulo, pero olvidé poner de cuál era… sorry. Yo habría aceptado el ojo, sería muy 'bonito' JEJE. Tú también te cuidas, y lamento todo lo ocurrido Rex, pero ya estás curadito… Y cumpliendo con mi palabra, allí tienes el LEMON. Ciao.