Capítulo 23. Fuego.
Y tengo miedo de perder el control
y no espero, por volver a
ti
cada vez que te encuentre
volverás a ser como el
deseo
que arde dentro con mi "Fuego"
-DULCE MARÍA… RBD "FUEGO"-
Cuando abrió los ojos vio a Joey en su cama, aún durmiendo, aún eran las cuatro de la mañana y aunque tenía que hablar seriamente con su hermano, dudaba mucho que Mokuba ya estuviera despierto, especialmente porque llegó después de la media noche a la casa y siendo sábado sus horas de dormir finalizaban alrededor del medio día.
Sonrió suavemente, sintiendo la calidez que le transmitía el cuerpo desnudo de su hermoso amante.
Después de haber concluido su encuentro amoroso en el hotel, Kaiba decidió ponerle fin a su estancia allí, tomando en cuenta que la mansión Kaiba era más apropiada para seguir conociéndose; además, la privacidad iba a ser mayor, porque sabía que su hermano no estaba en casa.
Lo supo desde el momento en que vio aquel tubo de lubricante con una nota pegada… ése era uno de los temas de los que también quería charlar con su hermano, quien parecía cada vez perder más y más de su preciada inocencia y dejaba de parecerse al cariñoso hermano dulce e ingenuo a quien siempre protegía.
La piel pálida de Joey parecía adoptar un brillo especial ahora que la luz que se colaba por la cortina semi abierta le daba en su espalda, y su cabello rubio cubría su perfecto rostro.
Cómo había iniciado todo aquello, pensó detenidamente.
Había sido un proceso mucho más complicado de lo que el mundo entero creía, y de lo que incluso él mismo pensaba.
No inició a amar a Joey de la noche a la mañana, porque estaba seguro que no lo hizo cuando le vio por primera vez y le pareció una persona por completo diferente a él, por ese mismo motivo le pareció molesto.
Pero tampoco fue cuando le vio herido… en ese momento por el rubio cachorro sólo sintió pena, una intensa lástima al ver como éste parecía feliz de estar al borde de la muerte, de una forma tan desesperada, como si viera en la muerte la única posibilidad de encontrar la felicidad.
Ahora que estaba con él, Kaiba quería tener la certeza que su cachorro iba a estar feliz e iba a huir de cualquier salida desesperada como ésa.
Ése era su propósito, hacer feliz al cachorro.
Entonces, se preguntó mentalmente, cuándo inició todo aquel remolino de emociones en dirección a Joey, porque cuando le vio herido no le amó y cuando le conoció mucho menos.
Quería saberlo, porque la curiosidad de entender en qué momento Joey dejó de ser una molestia para convertirse en parte importante de su vida era MUY grande.
Se puso en pie, procurando moverse lo menos posible y se cubrió el cuerpo con su bata, para ir a sentarse a la silla de madera que estaba dispuesta en la habitación, desde donde miró fijamente a su cachorro durmiente.
Nunca imaginó que terminaría emparejándose con alguien como el rubio, tan opuesto a él en todos los sentidos y que al principio no despertaba en él más que un fuego de molestia al verlo actuar de forma tan impulsiva y sentimental, pero ahora su espíritu ardiente y la necesidad imperiosa de siempre ayudar a los demás, por sobre sí mismo, eran lo que le atraía peligrosamente al rubio.
Es más, él en su vida siempre se imaginó sólo con Mokuba, porque no tenía planeado iniciar un proyecto de vida en el que incluyera una pareja con quien compartir su tiempo y su amor.
Siempre se vio como el un sujeto a quien nadie vería realmente por su forma de ser, sino al que apreciarían por ser dueño de una siempre creciente fortuna.
Tener dinero no era el problema, el problema era que mucha gente fingía interés en él debido a éste. Odiaba las hipocresías y por eso mismo también aceptaba al cachorro, porque aunque sabía que algo existía ya entre los dos, irrompible, era consciente también que éste no iba a callarse las cosas y que, al igual que siempre, terminarían discutiendo.
Lo más natural del mundo, era como le parecían esas discusiones ahora al CEO, como si hubiese sido en el pasado la forma más correcta de expresar la pasión que mutuamente despertaban subconscientemente en sus cuerpos.
La ira corriendo por sus venas era similar a la pasión que ahora alimentaba su sangre, pero menos intensa.
El viento mecía los cabellos rubios y suaves de su cachorro y hacía que la sábana se moviera por el estilizado cuerpo que por primera vez había recorrido la noche anterior, con ardiente deseo.
Su primera vez había sido con la persona a quien menos creyó probable entregarle su afecto, de ninguna manera, ni siquiera de forma amistosa.
Pero así era.
A la distancia de un metro de la que se encontraba de su durmiente cachorro, veía las cicatrices en su espalda, producto del maltrato del que había sido víctima, por parte de un padre que lo veía como su benefactor…
Tomó aire con fuerza, reponiéndose de un repentino ataque de ira que surgió en su interior en dirección al padre de Joey.
Sonrió imperceptiblemente, ese cachorro despertaba demasiadas emociones en él, como siempre lo había hecho.
Si ni el Faraón con toda su pose de salvador del mundo le había hecho experimentar con tanta intensidad emoción alguna, por qué lo hacía el rubio… no que le molestara, de hecho estaba feliz.
"Seto, podrías volver a la cama, apagar esa lámpara y dejar de mirarme como si fuera la primera vez en tu vida que me estás viendo?" Preguntó Joey, escondiendo el rostro en la almohada.
Su cuerpo serpenteó en la cama, buscando una posición que le brindara un poco de calor, como cuando Kaiba estaba en la cama, abrazándolo a su cuerpo y compartiendo su calor corporal con él.
El CEO asintió y se puso en pie, se inclinó sobre el rubio aspirando su aroma a canela y cerró la distancia, besando el cuello de Joey.
"Sigue durmiendo." Susurró en su oreja y apagó la luz, sentándose en el borde de la cama, sin ocupar su lugar en la cama, junto a Joey, quien se apoyó en su codo y en la semioscuridad miró, curioso, a Kaiba.
"Podrías dejar de verme de esa forma? Estás empezando a asustarme y eso que sólo hemos estado juntos una noche." Rió el rubio, acomodándose más cerca del CEO, apoyando su cabeza en el regazo del chico. "Además, aunque no parezca posible, estás más serio que de costumbre."
Kaiba negó.
"Sólo estaba pensando en Mokuba, eso es todo." Comentó automáticamente, a pesar que era una mentira era mucho mejor decirle eso, que era creíble, a confesarle que estaba pensando en él y en lo que le hacía experimentar.
"Eso mata pasiones, Seto." Bromeó el rubio, mirando fijamente a su amante. "Qué hizo ahora tu hermano? Digo, aparte de la bromita que entre él y Serenity planearon." Dijo, recordando la expresión de Kaiba al ver aquel tubo de lubricante con la nota de sus hermanos menores.
Fue muy graciosa, pero cuando él vio la nota, fue muy vergonzosa.
"Me preocupé por él." Respondió. "Anoche llegó incluso después que tú y yo. Y eso que nosotros no llegamos muy temprano."
Joey asintió.
"Sí, ese hotel no estaba muy cerca, a decir verdad."
"Ahora sí, Cachorro, sigue durmiendo." Se quitó la bata y entró bajo las mantas, pegándose al cuerpo caliente del rubio.
"Sí, ya sé." Bostezó el rubio. "Porque mañana los dos tenemos trabajo, y yo tengo que ir temprano al motel a cambiarme de ropa."
Kaiba enarcó una ceja.
"Sí, sobre tu permanencia en ese hotel hablaremos luego, no me gusta que estés allí."
"Es lo único que puedo pagar." Bostezó de nuevo. "Y no quiero que tú te ofrezcas a pagarme nada, me has entendido bien, ricachón?" Preguntó en medio de un nuevo bostezo.
Kaiba rodó los ojos.
"Sólo duérmete de una vez, no eras tú quien estaba callándome?"
Joey rió suavemente.
"Sí…"
Rápidamente, se quedó dormido.
oOoOo
Esta vez que se levantó, Kaiba ya no estaba en cama, y por eso mismo salió disparado de la cama y corrió a la esquina de la habitación a recoger su ropa, para vestirse inmediatamente.
Quería evitarle muchos problemas psicológicos a Mokuba, aunque sabía que por sí solo ya tenía suficientes, y por eso no iba a permitir que si el pequeño entrara le viera desnudo.
Cuando terminó de vestirse la puerta se abrió revelando a un muy serio Kaiba que ya estaba vestido en uno de sus muy formales trajes, para ir directamente a su oficina en Kaiba Corp.
Joey sonrió de lado.
"Buen día, cachorro." Saludó el castaño entrando a la habitación. "Puedo saber por qué tanta prisa?"
"Dos motivos: si tu hermano me ve aquí podría tener un nuevo trauma aún no descubierto ni tratado, y segundo, voy a llegar tarde a trabajar." Respondió a prisa.
"Ya veo." Dijo.
"Sí." Dijo el rubio a su vez. "Así que por eso yo ya me voy… nos veremos luego, supongo." Salió de la habitación del CEO corriendo, porque quería llegar temprano al trabajo.
La puerta se abrió de nuevo y Mokuba entró, viendo a su hermano con una sonrisa enorme en el rostro.
"Ya veo que Joey pasó la noche en la casa… anoche, cuando te vi en mi habitación creí que se habían despedido anoche, no creí que lo hubieses traído a la casa… me alegra que se hayan reconciliado." Sonrió el niño.
"Tú tuviste mucho que ver con eso, pero ése no es el punto que quiero hablar contigo, Mokuba." Dijo el CEO. "Anoche llegaste muy tarde, incluso después que yo, lo cual ya es decir mucho. Puedo saber dónde estabas?"
El niño se sonrojó.
"Serenity y yo salimos a celebrar y regresamos a Kaiba Corp, ya de allí, habiendo perdido el sentido del tiempo, la lleve a su hotel y me disculpé con su madre por la hora, y finalmente volví a casa." Se explicó el pequeño, sonrojándose aún más al tener que explicarse con su hermano. "Te juro que eso es todo."
Kaiba asintió.
"Nadie dijo que hubiera más." Fue lo que habló Kaiba, riéndose internamente de la inocencia de su hermano, que parecía aparecerse solamente cuando le convenía al pequeño. "De todas maneras no quiero que esa conducta vuelva a repetirse, mucho menos la pequeña bromita de ustedes dos."
Mokuba se rió a lo grande, al recordar la expresión de sorpresa de Serenity cuando él le enseñó el tubo.
"Pero no me niegues que lo usaste, Seto."
"Mokuba!" Exclamó el mayor, lanzando una mirada de advertencia al pequeño. "Nuestra conversación aún no termina, pero tengo que ir a trabajar, así que lo mejor será que hagas algo productivo mientras estoy en la oficina. Vendré temprano a hablar contigo."
"Y a pasar otra noche con Joey, no?" Preguntó.
Los ojos azules miraron una vez más al pequeño, con fijeza.
"Te repito, haz algo de provecho, Mokuba."
El pequeño Kaiba rió y corriendo, bajó las escaleras, para tener su desayuno y poder irse a hacer algo productivo en cuanto a lo que la relación de su hermano y el rubio se refería.
Oh, sí! Para ese día también habían planeado otra sorpresa.
oOoOo
Cuando salió del motel recibió la sorpresa de su vida al encontrarse cara a cara con su padre, quien estaba completamente ebrio y le veía con una alegría difícil de contener, como si hubiese encontrado una mina de oro y estuviese dispuesto a excavar en ella hasta dejarla vacía.
Por su parte, el rubio no pensaba lo mismo, porque aún recordaba que para evitar problemas legales, el castaño le había dado a su padre una cuantiosa cantidad de dinero, para que dejase de molestarle y retirara los cargos contra el castaño.
Ahora sabía que iba a ser inútil.
"Así que aquí estabas, niño estúpido." Susurró iracundo, acercándose al rubio, que retrocedió un paso ante la amenazante mirada que su padre estaba mandándole.
No podía correr porque frente estaba su padre y detrás no había más que una pared, así que podía decir que estaba atrapado, y sabía perfectamente que eso significaba que su padre iba a intentar hacerle algún daño.
Pero él no iba a permitir que le hiciera daño, después de haber probado la verdadera felicidad al lado del CEO iba a luchar por seguir con él, aún cuando tuviera que contradecir a su padre.
"Y no piensas decir nada, por lo que veo. MALDITA MARIQUITA!" Le gritó, llamando la atención de algunos transeúntes que, para evitarse problemas, evitó pasar por allí, donde aquel hombre borracho arrinconaba a un joven.
Quién iba a ayudarle en ese momento?
NADIE.
Porque Joey sabía que nadie iba a arriesgarse a involucrarse en la vida de una persona como él, que no tenía en el mundo nada más que ofrecer, además de su agradecimiento.
Cerró los ojos cuando vio a su padre levantar la mano, pero se movió a su derecha, consiguiendo que el golpe no le diera de lleno, es más, la mano de su padre sólo alcanzó a rozar su brazo.
Vio como su padre estaba enfadado por el hecho que su hijo hubiese esquivado su ataque.
"Ahora sí te salió lo hombrecito. PUES DEFIÉNDETE COMO UNO!" Gritó, escupiendo saliva y sofocando al rubio con aquel penetrante aroma a alcohol que brotaba a raudales de su boca. "Y DEJA DE ANDAR DE PROSTITUTA CON SETO KAIBA!"
Los ojos de Joey se estrecharon de ira ante lo recién escuchado.
Él no le vendía su cuerpo al CEO, es más, odiaba la sola idea de pensar en aprovecharse de la riqueza de éste, porque era el mismo motivo por el cual su amante era tan cerrado con los demás, porque todo el mundo le veía como una fuente de riqueza y no como el ser humano excepcional que en verdad era.
"YO NO SOY NINGUNA PROSTITUTA!" Le respondió Joey, empezando a enfadarse seriamente con su padre. "Tampoco necesito que nadie se encargue de mí, porque yo puedo mantenerme perfectamente por mi propia cuenta, a diferencia de otros."
Se había pasado, lo supo inmediatamente, porque vio como su padre arremetía contra él, lanzándole un golpe en el estómago, que le hizo encogerse de dolor en el suelo.
Jamás había recibido un golpe así de violento por parte de su padre, pero tampoco en toda su vida había respondido a los insultos que su padre le lanzaba en medio de su estado de ebriedad.
"No te sientas con tantos derechos, Joseph." Fue lo que dijo, atreviéndose a patear el cuerpo caído de Joey.
El rubio se mordió la lengua, evitando decir algo más.
Se puso en pie, de forma lenta, ya que sus piernas temblaban… la ira sacudía su cuerpo por completo.
Y no se podía sacar de la mente la mirada decidida de Kaiba cuando le ayudó a superar lo de su padre, cuando aún estaba amnésico.
Cuando él inició a darse cuenta cuán profundo eran en verdad los sentimientos que el ricachón de Kaiba despertaba en realidad en su persona, más allá de la misma molestia que a veces le acometía.
Era atracción.
Cerró los ojos.
"Lamento haberte gritado." Se disculpó, no que en verdad lo sintiera, pero tenía un trabajo que atender y una nueva vida que empezar, así que mejor terminar rápido con su padre.
"Y tú crees que eso se arregla así de rápido?" Preguntó, como no recibió una respuesta inmediata del rubio lo sujetó de su brazo y lo acercó a su rostro. "Tú tienes que darme algo a cambio, Joseph Wheeler."
El rubio siempre lo supo.
Quería dinero.
Suponía que ahora iba a obligarlo a que fuera con Kaiba a pedirle dinero para que así pudiera ir a seguirse embriagando… tan típico de él, no?
Pero lo malo era que no iba a tener dinero si su padre no lo dejaba irse a trabajar, y así no iba a poder darle nada.
"Tengo que ir por el dinero, entonces." Dijo el rubio.
Vio como su padre negaba.
"Tú crees que voy a dejarte ir con tu noviecito a que le digas que volví a amenazarte?" Sus ojos castaños, similares a los de Joey brillaban de enojo, uno que el rubio jamás le había visto antes. "No soy estúpido, Joseph. Estoy ebrio, pero eso no me hace estúpido."
Sin que el rubio lo esperara, le mostró una pistola que guardaba en el interior de aquella chaqueta que vestía.
"Y está cargada." Le confesó. "Así que quiero que en silencio me lleves contigo a esa empresa donde trabaja tu noviecito, para que sea yo quien le pida el dinero."
Quería negarse, pero no podía, porque si lo hacía iba a morir.
Recordó cuando el automóvil le golpeó y él se sintió feliz, en este momento, cuando tenía todo lo que deseaba, morir no era una opción, a diferencia de esa vez, ahora sí estaba completo.
Qué iba a hacer para evitarle un escándalo a Kaiba?
"Ni siquiera pienses en una forma de salirte de esto, porque también voy a usar la pistola."
Joey no dijo nada, sólo caminó.
"Sígueme."
No le quedaba más que llevarlo a Kaiba Corp, donde se disculparía con Kaiba.
"Tu amante ya me dio suficiente dinero, pero jamás le pasó por la mente la idea que yo podría pedirle más, no es así?" Preguntó, pero una vez más, el rubio no respondió.
Los ojos de color miel del rubio estaban llenándose de lágrimas, pero no iba a dejarlas caer, porque si la gente lo veía llorar iba a empezar a sospechar de algo y no quería darle a nadie motivos para interferir, especialmente ahora que su padre estaba tranquilo.
"Dime, niño, cuando menos sigues asistiendo al colegio?" Preguntó, queriendo tener una conversación con su hijo, no que le interesara mucho.
"Sí." Mintió el rubio. "Han estado dejando mucha tarea."
"Bien."
Dobló una esquina, estaban acercándose a la corporación Kaiba, que por cierto estaba cerca del motel donde estaba hospedándose, se preguntó si quizá por eso mismo había elegido ese lugar?
Tal vez sí.
Unos metros más y allí estaban, frente al enorme edificio donde trabajaba Kaiba, se preguntó qué pasaría por la mente del CEO al momento de verlo llegar con su padre, que por cierto tenía un arma.
oOoOo
Mokuba vio por las cámaras de seguridad al rubio, que iba entrando acompañado por su padre.
Miró de reojo a su hermano, quien discutía con uno de los inversionistas con quien estaba haciendo un muy importante trato.
Apresúrate con eso, Seto. Pensó el pequeño, viendo aún en la cámara, la mirada de preocupación que cruzaba el rostro del rubio al momento de llegar al mostrador e intercambiar unas cuantas palabras con la muchacha.
Sin mirar más a su hermano, salió de la oficina de éste, azotando con fuerza la puerta y subió al ascensor, llegando en tiempo corto a la planta baja, donde vio que el rubio le veía, sorprendido de encontrarlo allí.
"Joey, qué sorpresa!" Dijo. "Ven un momento." Le dijo, sujetándole la mano y jalándolo hacia él.
Los ojos de su padre viajaron al pequeño y fue en una fracción de segundo, pero su mano viajó al interior de su chaqueta a una muy rápida velocidad y apuntó al pequeño Kaiba, pero en cuanto el rubio lo vio, empujó a Mokuba quien cayó al suelo, consiguiendo un buen golpe en la frente.
El impacto de la bala ocasionó un eco en todo el piso y todos miraron el charco de sangre que brotaba de la herida que se hizo en el cuerpo del rubio.
"OH POR DIOS, JOEY!" Gritó Mokuba.
Cuando el padre del rubio quiso salir corriendo, los encargados de la seguridad en el edificio lo rodearon y habiéndole quitado la pistola se encargaron de llevárselo.
Mientras tanto, la secretaria hacía lo posible por comunicarse con una ambulancia.
El costado derecho de Joey seguía sangrando.
"Lo lamento, Joey, yo no sabía que estaba armado." Se disculpó el pequeño, pero el rubio le dijo que se callara.
"No te preocupes, Mokuba, estaré bien…"
"Iré a avisarle a mi hermano, asegúrense que esté bien." Ordenó y subió de nuevo al ascensor.
Cuando llegó a la oficina de su hermano ni siquiera llamó, sólo abrió la puerta y vio como Seto le lanzaba una mirada.
Estaba siendo inoportuno.
Pero eso a Mokuba no le importó… la vida de Joey importaba más que un negocio.
"Seto, el padre de Joey acaba de dispararle… está abajo, herido… tienes que venir conmigo."
El CEO escuchó todo y eso se repitió como en eco en su cerebro… su cachorro estaba quizá en peligro de muerte, tan solo esperaba que esta ocasión, en vez de mostrar una sonrisa al estar a un paso de la muerte, mostrara inconformidad por no poder estar más tiempo con él.
Tenía que estar al lado de su cachorro, por eso mismo, ignorando el llamado de aquel accionista, salió de su oficina, a paso presuroso, pero sin correr, en dirección al ascensor… Joey necesitaba de su compañía, de su fortaleza y de su amor.
Continúa…
Notas de autora:
Les dije que el asunto del papá de Joey me iba a servir para luego, ahora sí ya me deshice de él, y espero que les haya gustado, antes que me digan, por qué de nuevo herí a Joey, les digo que era para darle más dramatismo a la escena. Espero que les haya gustado y lamento la demora, estaba un poco ocupada… ya saben, librándome de las pertenencias que mi ex dejó en mi casa… y ahora sí, soy soltera una vez más… y es que terminamos porque dice que ya no tolera que yo lea YAOI. HOMBRES! No he conocido muchos que no me saquen mis canitas verdes.
AGRADECIMIENTO ESPECIAL: NaKuRu-cHaN, porque gracias a tu consejo, el que me diste en el MSN, me decidí a iniciar el capítulo de esa forma, y luego las ideas fueron fluyendo. MILLONES DE GRACIAS.
REVIEWS.
Forfirith-Greenleaf. Qué alegría que te haya gustado! Sobre Seto, pues todas sabemos lo excéntrico que el chico puede llegar a ser, así que perdonémosle su carácter, porque es todo un bombón. Un enorme agradecimiento, amiga. Besos.
Eiri Saiyuki. Antes que nada, gracias por el review. En verdad te pareció gracioso lo de Mokuba y Serenity? Bueno, ésa era mi intención, pero yo carezco de sentido del humor, así que no creí que sí quedara. Pasemos al Lemon, yo esperaba enfocarme más en su forma de sentir que en el acto mismo, porque muchas veces las escritoras olvidan las emociones y se lanzan al sólo sexo… espero que en verdad se haya percibido eso. Lamento la demora, especialmente ahora que hay vacaciones.
Tenshi Lain (21). Ya han hablado, incluso ya hicieron más. Gracias por el comentario.
NaKuRu-cHaN. Te pareció exagerado el regalo de Mokuba? Era un intento humorístico en un fic tan dramático y serio, espero no haya quedado mal. Te prometo que tu panal ya se acerca, en un desbordamiento de romanticismo… El lemon de Yami y Yuugi voy a ver si lo hago, si no lo escribo intentaré hacer un one-shot de ellos, para complacer a las que quieran un lemon de ellos. Nos leemos.
Keyg. Sorry por los cambios tan bruscos de escena, pero es que el capítulo lo hice en casa de una amiga y no recordaba dónde había cortado la escena. Me alegra que te haya gustado el lemon, es mi primero SETOXJOEY, y espero ir mejorando. Me doy cuenta que el regalo de Moku y Serenity fue cómico, justo como yo esperaba. Muchas gracias.
Rei Dark Angel. Mira que por dejarme comentarios, yo también te adoro, y ahí tienes un nuevo capítulo, espero también te guste. Ciao.
Oriko Asakura-Tao Li H.U.S.H. Te gustó? En serio! He pasado la prueba de la mayoría de los que me leen, eso es agradable… Seto es caso perdido, especialmente porque hace cosas que sorprenden a los demás. No, aún no terminaba en ese capítulo, ni en éste, pero de que ya se viene el final, ya se viene. Un abrazo.
Kai 250. Así es Mokuba, y Serenity… espero que este capí también esté bien… me alegra mucho que haya gente que crea que hago esto bien. Muchas gracias.
Mellory. Nop, aún no termina, pero ya pronto. También te mando muchos saludos, y miles de gracias por el comentario.
Tenshi Lain (23). Me alegra que te haya gustado, y por los reviews tú no te preocupes, basta con que queden complacidas con lo que escribo. Gracias por haberte tomado el tiempo de escribir. Ciao.
