Declaimer: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen (aunque no me molestaría que me regalen a Shaoran y Eriol ), lamentablemente el Estudio Clamp me gano de mano y se los quedaron ellas.

Un príncipe que se convirtió en sapo.

(by Lady Verónica Black)

¿Cómo podría la bibliotecaria de un pueblo saber que el hombre del que se enamoró dos años atrás era un príncipe? ¿O qué el hijo que habían concebido era el heredero de una corona? Lo único que Tomoyo sabía era que el encanto seductor de ese hombre la había hecho mujer, y que aun después de tanto tiempo ella lo seguía amando…

-Capítulo Ocho-

-¡Me siento como si fuera una delincuente escapando de la justicia! –dijo Tomoyo en el asiento posterior del taxi, en medio del trafico de Manhattan por la tarde.

Dos fotógrafos corrían paralelamente al coche disparando el flash de sus camáras contra las ventanillas. A su lado, Eriol lanzo una maldición.

Después de unos cien metros, el taxi empezó a acelerar, dejando atrás a los periodistas. Tomoyo se enderezo en el asiento y respiro profundamente para relajarse.

-Lo siento –murmuro Eriol irritado-. Creí que un taxi llamaría menos la atención que una limusina. Me sorprende que los medios se hayan enterado tan pronto de nosotros, alguien les debe haber dado el dato de antemano.

Eriol volvió la cabeza, le tomo la mano y pregunto:

-¿Te encuentras bien?

-Sí, no te preocupes, ya se me va a pasar. Solo eran media docena de reporteros, no se pusieron pesados hasta que nos metimos al taxi.

Eriol se la quedo mirando, parecía impresionado ante la aparente calma de Tomoyo.

-Tengo la sensación de que te manejaras muy bien en esto –murmuro él.

Entonces, le levanto la mano y le beso las yemas de los dedos. Después desvió su mirada a los negocios que se veían por la ventanilla.

-Puede que esto hasta me divierta luego que deje de intimidarme. Es increíble que me hallan preguntado a mí que se siente ser una de las mujeres más ricas del mundo…

Eriol la miro por el rabillo del ojo.

Tomoyo se echó a reír y dejo que Eriol continuara teniendo su mano entre las suyas.

-No te preocupes –continuo ella-. No voy a convertirme en una avara. Cuando llegue el momento de retirarme lo haré, no te causare ninguna molestia. Y no vas a tener que pagarme ninguna fortuna.

-Eso ya lo veremos a su momento –dijo él brevemente.

Tomoyo se pregunto que significado tenían esas palabras. Eriol era un hombre mucho más complejo de lo que había supuesto.

El trafico se hizo más denso al entrar en Broadwaay para ir hacia el sur. El taxista miro por el espejo retrovisor.

-Ya me parecía a mí que su cara me era conocida. Usted es ese príncipe del que tanto hablan en la radio, ¿no?

-¿Radio? –se oyó cierta preocupación en la voz del ojiazul.

-Sí, en la radio –el hombre se echó la gorra hacia atrás y subió el volumen del aparato de música.

El locutor estaba hablando de una reunión de las Naciones Unidas y luego dio el cambio del dólar en diferentes puntos del globo.

-Ahora van a repetirlo. Llevan dando la noticia todo el día cada quince minutos –dijo el taxista.

El locutor que acababa de dar el resumen económico del día, dijo con gran entusiasmo: "¡Y ahora, señoritas, lloren, lloren y lloren! Uno de los solteros más ricos y atractivos del mundo esta fuera del mercado. Al parecer, lleva casado más de tres años. El 'New York Times' ha revelado hace unas horas que el príncipe heredero de la corona de Elbia, el segundo país más pequeño de Europa, se casó en secreto hace tras años con su novia de la universidad y que tienen un hijo. Por razones que solo la familia real conoce, el matrimonio se ha mantenido en secreto hasta ahora. ¡El príncipe y la princesa están aquí, en Nueva York pasando su segunda luna de miel!. Muy pronto volverán a Elbia donde el matrimonio y su hijo vivirán en un lujo que nosotros, los simples mortales, solo conocemos en sueños. Lo siento chicas, pero Eriol von Austerdan esta fuera del juego."

Tomoyo se quedo mirando a Eriol, que estaba con los ojos fijos en la nada, la boca entreabierta, sin movimiento alguno y más blanco que la nieve.

Entonces, sin saber porque, a Tomoyo le entraron unas ganas tremendas de reírse y eso fue lo que hizo. Reír a carcajada abierta.

-Bueno, supongo que esto simplifica las cosas. Alguien a dado el dato a los medios mucho antes de lo que pensabas.

Eriol apretó los dientes y entrecerró los ojos, ambos gestos con demasiada fuerza.

-La gente de Resnicek. Alguien de su oficina ha ido al Times con la historia. Si me entero de quien….

Tomoyo le puso una mano en el brazo.

-No es algo necesariamente malo, al fin y al cabo íbamos a anunciarlo nosotros. Podrían haber ido a la prensa contando la verdad y eso hubiera sido peor.

-Sí, supongo que sí –admitió Eriol a regañadientes.

El taxi se detuvo delante de un edificio con la fachada de piedra. Parecía un edificio más de oficinas, pero en una pequeña placa de bronce se leía "Le Fleur"

Eriol miro a ambos lados de la calle.

-Al menos no nos están esperando aquí. Vamos, entremos antes de que nos descubran.

Tomoyo salió rápidamente del coche. Eriol le pago al taxista dejándole una generosa propina y se reunió con Tomoyo.

Al entrar al vestíbulo del restaurante, él la vio sonreír traviesamente.

-¿Qué pasa?

-Tengo la impresión que será mejor que comamos rápido.

-¿Porqué?

-Te apuesto lo que quieras a que nuestro querido taxista en estos momentos esta camino a un teléfono publico para llamar a un diario con el fin de decirles donde estamos a cambio de una buena suma de dinero.

Eriol se la quedo mirando con incredulidad.

-Aprendes rápido, ¿eh?

-Esto es como jugar a ser Bonnie y Clyde, pero sin las armas.

Eriol sacudió la cabeza.

-Me alegra saber que la estas pasando bien, tal vez logres impedir que pierda el juicio con esto.

El maître consiguió mantener a los periodistas fuera del restaurante a duras penas, a los diez minutos de la llegada de la pareja al lugar el vestíbulo estaba lleno de ellos.

Eriol y Tomoyo comieron sin aparente prisa, pero ella apenas si lograba saborear los mariscos en salsa de vino, limón y manteca. La diversión que le había procurado evadir a la prensa desapareció cuando la volvieron a embriagar las antiguas preocupaciones.

-¿En qué estas pensando? –le pregunto él al tiempo que extendía la mano para tomar delicadamente la de ella.

Tomoyo sospecho que el gesto de amor y ternura era solo de cara a la galería. Por lo tanto, lanzó un suspiro y fingió no sentir nada.

-Danni –murmuro ella.

-Esta con Sakura, está bien.

-No es eso, se que esta bien con Sakura, mi hermanita es extraordinaria con los niños. Lo que me preocupa es que esto valla a afectar a mi familia.

-Claro que sí, ni lo dudes. Te dije que te prepararas para ello, por lo menos durara un tiempo.

-¿Y si la prensa averigua la dirección de Sakura antes de que volvamos a Nanticoke? –preguntó ella.

Eriol se metió un trozo de pescado en la boca y mastico pensativamente.

-Podría ser un problema, ¿Quieres llamarla por teléfono, por las dudas, para ponerla sobre aviso?

-Creo que lo mejor sería volver lo antes posible –sugirió ella-. ¿Seguimos teniendo que asistir a la rueda de prensa?

-Sí, pero no se trata de nada formal. Sólo contestaremos algunas preguntas de los periodistas y dejaremos que nos fotografíen juntos, eso es todo. De esa manera evitaremos que nos persigan. Llamare a Frederick para decirle que los planes han cambiado –Eriol se quedo pensativo un momento-. Ahora que nos han descubierto, no nos serviría de nada volver en tu coche. ¿Le tienes mucho cariño?

-¿A mi autito de circo? La verdad es que no, aunque ha logrado llevarme a todas partes… la mayoría de las veces.

-¿Te importaría… donarlo para una buena causa?

-¿Ya? ¿Aquí y ahora?

-Sí, podría llamar a Ron, vendría a la ciudad y tendría la limusina lista para cuando terminemos la rueda de prensa.

-Buen plan –dijo ella.

Eriol estaba impresionado. Aunque siempre había notado fuerza y valor detrás del aspecto frágil y débil de Tomoyo, nunca había imaginado que se acostumbraría a ese nuevo estilo de vida tan rápido y con tanta facilidad.

Más tarde ese mismo día, cuando los miembros de la prensa se concentraron en el lobby del hotel, él creyó que todo saldría, con mucha suerte, aceptable.

Pero desde el mismo instante que Tomoyo aprecio en el lugar, la prensa la amo. Era hermosa y muy fotogénica, y los fotógrafos se enamoraron de ella, los flashes de las cámaras no dejaron de iluminar el salon ni un minuto. Igualmente estaban los periodistas que no paraban de hacerles preguntas, encantados de la simpatía con la que la princesa les respondía, como si ella estuviera hablando con unos viejos amigos y no como "las aves de carroña" que decían que eran la mayoría de los famosos.

-Soy del L' Europeo, su alteza. ¿Podia contarnos como fue que…

-Por este lado, altezas, una sonrisa para los lectores…

-Daily News de Nueva York, señor, ¿La familia real esta de acuerdo con…

-American Claves, ¿Cómo la están pasando en su segunda…

-The Glove, su Gracia. ¿Es verdad que tienen un…

Después de una hora y media de responder preguntas personales, posar para fotos, de cámaras de video y de algunos periodistas muy atrevidos, Tomoyo seguía teniendo un aspecto radiante y relajado.

-Hasta ahora no se me ha presentado la oportunidad de decírtelo –comento Eriol cuando, por fin, se alejaron de la ciudad rumbo a Nanticoke con Ron en el volante de la limusina-, pero has estado magnifica. Parecías una estrella de cine. ¿Estas segura que solo eres una bibliotecaria?

Tomoyo se hecho a reír.

-Creo que si… jamás en mi vida he estado tan nerviosa.

-Pues lo has disimulado maravillosamente bien. Has sido una princesa impresionante.

-No digas eso –dijo Tomoyo dejando de sonreír.

-¿Porqué?

Entonces, le lanzo una mirada desafiante.

-Querías que me casara contigo para evitarte problemas en el futuro. Sigo siendo una bibliotecaria de pueblo que solo representa el papel que tu y tus consejeros quieren que represente ante el publico.

-Eres más que eso para mí.

Tomoyo abrió los ojos desmesuradamente, parecía aterrorizarle el calor y la ternura que Eriol había puesto en sus palabras y el tono de su voz.

Eriol tuvo que recordarse a sí mismo que no podia revelarle toda la verdad aun, antes tenia que calcular hasta el ultimo detalle. Ni siquiera sabia si el plan fraguado seria realizable. En cierto modo, sabia que estaba siendo egoísta otra vez pero esta vez no se sentía nada culpable. Estaba decidido a conseguir todo lo que se había propuesto y estaba dispuesto a arriesgarlo todo: el favor de su padre, el cariño de su pueblo, la independencia de Tomoyo… y quizás más.

-Conoces el camino, ¿verdad, Ron? –dijo Eriol echándose hacia delante.

-Sí, señor.

-En ese caso, continúa –Eriol apretó el botón que corría la pantalla de separación entre los asientos delanteros y posteriores de la limusina.

-Eriol, no –dijo Tomoyo en tono de advertencia.

-Tranquila, no voy a hacerte nada… a menos que tu quieras –añadió sonriendo maliciosamente.

-No, no quiero –respondió ella con firmeza-. No soy tu amante, creí que lo había dejado bien claro.

-Ahora no eres mi amante Tomoyo, eres mi esposa. Todo es perfectamente legal. ¿No te gustaría aprovechar los placeres que te da el matrimonio?

-Me he casado contigo para engañar a la prensa, nunca dije que me acostaría contigo…

-¿Y no te gustaría satisfacer nuestro mutuo… deseo? –preguntó él esperanzadamente.

Tomoyo lo miro furiosa.

-¿En una limusina?

-Ah, no te ha contestado que no, sólo que sí aquí. Al parecer la princesita sé esta ablandando de a poquito –dijo Eriol como si hablara consigo mismo. Le encantaba bromear con ella, era una digna adversaria-. Sí no quieres aquí, ¿qué me dices de tu cama con dosel cuando lleguemos a tu casa?

Ella le lanzo una mirada de puro desdén.

-Olvidadlo, su Alteza Real.

Eriol suspiro y decidió cambiar de estrategia.

-Esta bien, no voy a presionarte a hacer algo que no quieres. No deseo que hagas algo que te parece repugnante. Siento haberte molestado, Tommy.

A pesar de sus palabras, extendió el brazo por el respaldo del asiento y empezó a acariciarle las oscuras hebras de cabello.

Tomoyo ignoro las caricias, se aclaro la garganta y hablo dirigiéndose con la rigidez de un general a sus soldados:

-Lo comprendo. Supongo que para un hombre como tu, que conoce íntimamente a más de la mitad de la población femenina del mundo…

Eriol se echó a reír.

-Estas exagerando un poco, ¿no te parece? Muchas de las cosas que dicen en las revistas no son más que mentiras y chismes.

Tomoyo ladeo su bonita cabeza y lo observo con interés.

-Pero has estado con muchas mujeres.

-Es verdad, pero eso no significa que me halla acostado con toda mujer que me dedica una sonrisa.

Eriol empezó a jugar más agresivamente con el pelo de Tomoyo, acariciándole la cabeza, las orejas, el cuello, la nuca… ella estiro el cuello como un gato deleitándose de la caricia de su dueño.

-¿Te gusta?

-Mmmm…

-¿Y esto? –pregunto Eriol acariciándole los hombros.

Entonces, se arriesgo a depositar un diminuto beso en el escote de ella, y vio que esa cremosa piel de porcelana temblaba bajo sus labios. En vez de apartarlos, los apretó aun más contra la piel saboreando tentativamente el lugar con la punta de su lengua.

Se dijo a sí mismo que no quería ir más lejos, que su única intención era acariciarla, volver a sentirla cerca de sí, quizás excitarla un poco, pero solo un poquito… pero algo dentro de él, algo instintivo y puramente masculino, le hizo desear hacer más que solo excitarla. Tomoyo y él años atrás habían estado noches enteras juntos, y conocía cada centímetro de su piel, sabia que caricias le gustan, en donde y como quería que la tocaran, conocía cada gesto, el significado de cada suspiro y a pesar de saber todo eso, no se conformaba… queria seguir experimentando con ella, conocer nuevos placeres y encontrar diferentes formas de hacerla llegar al éxtasis puro. Lograr que sienta a través de sus caricias cuanto significaba para él su entrega total.

Mientras sus labios besaban esa piel de alabastro, Eriol no se atrevió a tocarle los pechos. No, aun no era el momento. Tomoyo tenia los ojos cerrados y él continuo acariciándola con cuidado, con gentileza y con ternura.

-Mmmmmm –susurro ella

Eriol le acaricio el estomago por encima del vestido.

Comenzó a acariciarla más abajo, hasta dejar descansar su mano en la entrepierna de ella. La dejo ahí, sin moverla, esperando la reacción de Tomoyo. Espero, pero no sintió negación o tensión laguna. Tomoyo no lo apartaba, ni le decía nada.

Poco a poco los dedos de Eriol comenzaron a subir los pliegues de la falda rosa del vestido de Tomoyo. Ella seguía sin decir nada, sin detenerlo. Pero él la sintió temblar al principio, fue algo sutil que no se dejo notar externamente. Pero él conocía la conducta sexual de Tomoyo a la perfección, sabia que era muy tímida al principio pero solo hasta que la pasión explotara en ella como una ola imparable. Y a él le maravillaba que solo él halla sido capaz de ser espectador de ese cambio en ella.

Con mucha delicadeza, Eriol metió la mano por debajo de la ropa interior de ella. Cuando por fin sintió la cálida y suave piel de su intimidad tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no tomarla en ese mismo instante. Aquello era solo para ella, solo para su Tomoyo. Él podia esperar.

Con el dedo corazon empezó a acariciar tímidamente hasta encontrar el centro que tanto buscaba. Empezó a tocarlo suavemente hasta sentirla reaccionar ante cada toque de sus dedos. Siguió atormentándola y torturándola con cada caricia que le profesaba. Tomoyo comenzó a agitarse, por fin separo las piernas y suspiro el nombre de él.

Era toda la invitación que Eriol necesitaba.

"Despacio… despacio…", se ordeno a sí mismo.

Continuo acariciándola con exquisita sensibilidad, interpretando correctamente cada gesto de los labios de Tomoyo, cada gemido, cada estremecimiento, cada movimiento de su cuerpo. Queria darle el mayor placer posible a ella, y extrañamente, eso le procuraba a él también un placer indescriptible.

Observo con fascinación los cambios de expresión de ella. Tomoyo le agarro los brazos y le clavo las uñas, pero él igual continuo.

La siguió acariciando y tocando con mano experta hasta que supo que hasta el más mínima caricia la haría llegar al éxtasis.

Anhelaba hacerla suya en ese momento, pero sabia que ella no se lo permitiría. Por lo menos no en el auto, a pesar de estar aislados de Ron por una pantalla de separación y apartados del resto del mundo.

Rápidamente se la sentó en sus piernas y volvió a acariciarla con más insistencia. Tomoyo se puso tensa, arqueo la espalda hacia atrás y entre abrió la boca. Antes de poder gritar de euforia Eriol le bajo la cabeza con la mano libre y le calló con un beso el grito de placer.

Al cabo de unos minutos, Tomoyo se movió lo suficiente en las piernas de él como para bajarse el vestido.

-¿Eriol? –le susurro ella en el oído.

-¿Sí?

-¿Has…?

-No –respondió él sonriendo mientras le acariciaba la espalda.

Aunque habría podido sin problemas, se dijo él interiormente. No obstante, se sentía extrañamente satisfecho, era como si hubiera compartido el clímax de ella.

-Supongo que te darás cuenta que has roto tu promesa.

Eriol dejo de sonreír.

-Lo siento, Tomoyo. No era mi intención….

-Lo has estropeado todo.

-Solo quería que…

Tomoyo le puso un dedo en los labios haciéndolo callar.

-Shhhh… nada de disculpas, lo hecho, hecho está. Pero te prometo que la próxima seré yo quien te seduzca a ti, principito.

Eriol sonrió maliciosamente mientras se acercaba peligrosamente al rostro de ella.

-Y yo encantado te ayudare a que lo hagas, cariño. –dijo mientras le daba un corto beso en la punta de la nariz.

Mientras la limusina seguía transitando las concurridas calles de Nueva York, Eriol von Austerdan besaba suavemente a su esposa, olvidándose que lo que estaba pasando entre ellos en ese momento solo complicaría las cosas en el futuro. Sin embargo, él aun no había jugado todas sus cartas y este era uno de los primeros movimientos de su jugada….

CONTINUARA….

Nota de la Autora:

Hola a todos!! Espero que hallan pasado unas felices fiestas, y que estén empezando un buen 2005. Yo en estos momentos me encuentro encerrada en mi casa, con los ventiladores al máximo, tomándome seis botellas de agua helada y rezándole a los santos para q baje un poco la temperatura… cómo verán no son las condiciones optimas para escribir, o por lo menos me cuesta más de o habitual escribir sin que los dedos no se me peguen a las teclas y el cerebro me haga humo, pero espero que a pesar de todo esto el capítulo halla estado aceptable…

Les comento que acá termina la primera parte del fic, de ahora en adelante empezaría la segunda parte de la trama que es "Sobreviviendo en el Pallast Kristall", así que aviso para q se vallan preparando en el próximo capítulo, -Arribando en Elbia-.

Espero ansiosa sus comentarios, es lo único que me hace escribir ahora son sus reviews… créanme que es la verdad. Me gustaría mucho llegar a los cien reviews, me podrían dar ese pequeño regalito??? Porfiss….

Los dejo tranquilos para que sigan con sus cosa y dejen de leer tantas tonterías, un beso a todos y cuídense!!!

Att. Lady Verónica Black

PD: Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Ranma Saotome, Harry Potter y Sirius Black!! ¡¡Los hombres más tiernos y sexys que hay!!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!!