Declaimer: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen (aunque no me molestaría que me regalen a Shaoran y Eriol ), lamentablemente el Estudio Clamp me gano de mano y se los quedaron ellas.

Advertencia: En este fic pueden llegar a suceder algunas escenas lemon, léanlo bajo su responsabilidad, Okis?

"Un príncipe que se convirtió en sapo"

(by Lady Verónica Black)

¿Cómo podría la bibliotecaria de un pueblo saber que el hombre del que se enamoró dos años atrás era un príncipe? ¿O qué el hijo que habían concebido era el heredero de una corona? Lo único que Tomoyo sabía era que el encanto seductor de ese hombre la había hecho mujer, y que aun después de tanto tiempo ella lo seguía amando…

-Capítulo Diez-

"Aclarando sentimientos."

Gran parte de los tres primeros días en el palacio Tomoyo se las paso encerrada en la habitación desempacando sus pertenencias, haciendo que Dan se acostumbrara a su nuevo entorno, e investigando los laberintos que formaban los cientos de pasillos y salas que se interconectaban en el edificio. Lo primero que hizo fue aprenderse el camino al comedor diario de la familia, memorizo la ruta que debía usar para ir de la biblioteca a la habitación, y muy pronto se sintió lo suficientemente segura como para arriesgarse a merodear por las otras alas del palacio.

Una tarde, se equivoco de camino y salió por una puerta que daba a un balcón. La puerta sé cerro a sus espaldas antes de que Tomoyo pudiera reaccionar. Ella intento proteger a Daniel con su cuerpo del clima helante que había en Elbia. Bastante desesperada comenzó a golpear la puerta con insistencia, estaba desesperada… si nadie abría rápido la puerta lo más seguro es que el niño se enfermara.

Casi al instante, una voz joven de notable acento alemán dijo desde el otro lado de la puerta:

-"¡Ya voy, ya voy! ¡Paciencia!"

Cuando la puerta se abrió, Tomoyo se encontro delante de una adolescente. La expresión de enfado e irritación que tenia la joven se convirtió en una de asombro y miedo al ver quien era la mujer que golpeaba con tanta insistencia la puerta.

-"¡Alteza…! ¡Oh, Dios mío, entre antes de que el niño se muera de frío!"

-"Lamento molestarte –murmuro frustrada Tomoyo para sí misma-. Creo que me he equivocado de camino y termine encerrada aquí. Estos jardines y patios son enormes… me gustaría tanto poder pasear por ellos sin miedo a perderme. Supongo, que tendré que esperar a que mejore el clima."

-"Ay sí, en el verano las flores son preciosas –dijo la chica-. Al rey le encantan las rosas, y los jardineros han logrado que los rosales den flores de la primavera al otoño. No puede ni imaginarse lo preciosas que son. ¿Le gustan las flores, Alteza?"

-"Me encantan." –dijo Tomoyo sonriendo.

La joven, que llevaba puesto el uniforme de la servidumbre del lugar, le devolvió la sonrisa; después, miro a Dan, que estaba parpadeando para llamar la atención de la adolescente, el niño feliz balbuceaba algo mientras se reía, al parecer al pequeño le había caído bien la chica.

-"¿Cómo te llamas?" –le pregunto Tomoyo.

-"Gretchen –respondió con una sonrisa la aludida-. El pequeño príncipe es un niño encantador. Se parece mucho a su padre. Tiene la mirada traviesa y astuta que caracteriza a los von Austerdan, va a ser un niño muy travieso…

Al instante la muchacha se ruborizo y se puso nerviosa, al parecer se acababa de dar cuenta que había sido demasiado abierta con su señora.

-"No te preocupes, no pasa nada –dijo Tomoyo mientras reía suavemente, y sacudió la cabeza al pensar que cualquier otra persona hubiera despedido a la chica por haber tratado a alguien de la realeza con tanta confianza, y por haber hecho ese tipo de comentarios sobre el hijo del príncipe-. Tienes mucha razón, Daniel es muy parecido a su padre, y más que nada porque ambos tienen los ojos de un niño travieso."

Tomoyo estudio unos segundos a la muchacha. Gretchen tendría unos diecinueve años, tal vez un poco menos, era delgada, no muy alta y de piel muy pálida. Como típica alemana era rubia y de ojos claros, pero… lo que más le gustaba de ella era que en su mirada lo único que veía era bondad. Además, parecía que le había caído bien a Daniel.

-"Dime, ¿te gustaría ayudarme un poco con Dan? Si quiero hacer mi trabajo en la biblioteca me temo que necesitare de alguien que me ayude un poco con él" –vio que los ojos Gretchen se abrieron bastante.

-"¡Trabajo! –la rubia se sorprendió-. Pero la esposa de un príncipe no necesita…"

-"Esta mujer si lo necesita, porque desea trabajar –la interrumpió Tomoyo-. Necesito mantenerme ocupada, de verdad que lo necesito, Gretchen. Bueno, ¿qué dices, quieres o no ser la niñera de Daniel?"

La joven miro al niño con ternura.

-"Seria un honor ser la niñera del príncipe, su Alteza."

Tomoyo la invito a la joven a que fuese a su habitación en un par de horas para hablar un rato con ella. Le había caído bien la chica con tan solo conocerla, y Daniel parecía estar encantado con ella.

No obstante, Tomoyo sintió la repentina necesidad de discutir el asunto con Eriol después de la entrevista preliminar con Gretchen, ya que la chica tenia otro trabajo que realizar en el palacio.

O o o o O

Luego de dejar al niño durmiendo una siesta, se dirigió al ala del palacio donde se encontraba el despacho de Eriol.

Golpeó ligeramente la puerta y espero a que le dieran permiso para entrar. Al escuchar la voz del hombre abrió lentamente la puerta.

Ese era el estudio personal de Eriol, las paredes de la habitación estaban completamente cubiertas de libros salvo la pared opuesta a la puerta en la que se encontraba una gran ventana rectangular. Era como una versión más pequeña de la ricamente abastecida biblioteca real en la que había estado trabajando lo últimos días, con Daniel jugando en el suelo. Su trabajo consistía en hacer el inventario, por titulo y autor, de los miles de libros que había, y luego calcular aproximadamente su valor. Era un proceso lento, sobre todo cuando tenia que cuidar simultáneamente a su hijo. Pero con la ayuda de Gretchen, la tarea le resultaría mucho más fácil.

-"Perdona que te moleste, Eriol –dijo ella con voz suave después de cerrar la puerta-. Queria hablar contigo sobre la niñera de Daniel."

-"No te preocupes estoy a tu disposición –Eriol se incorporo en su asiento y cerro una especie de informe que había estado leyendo-. ¿Has entrevistado ya a algunas?"

-"Creo que eso no sera necesario."

Entonces Tomoyo le hablo de Gretchen y añadió que había dejado a la joven al cuidado del niño mientras este dormía la siesta, y ella venia a hablar con él.

-"Sí, se quien es –dijo Eriol sin mirar directamente a la cara a la morena-. Parece una chica trabajadora y responsable. Gretchen vive en el palacio desde los diez años junto a su madre y sus hermanos, te aseguro que no podrías haber conseguido a alguien mejor que ella para el puesto. Siempre esta de buen humor. Aunque, no sé si tiene mucha experiencia en cuidar niños tan pequeños."

-"Me interesa más su actitud y su personalidad que su experiencia profesional –dijo Tomoyo-. Cuando Dan no este conmigo quiero que este con alguien que lo quiera, alguien que le guste jugar con él. No solo que lo cuide."

Eriol asintió, mirando su lapicera, sus manos, la ventana….. Cualquier cosa menos a Tomoyo.

-"De acuerdo. Pero quiero que quede claro que yo también pasare tiempo con él… todo el tiempo y las veces que quiera." –añadió él con firmeza.

Tomoyo sorprendida, frunció el ceño.

-"Claro, si quieres…"

-"Es mí hijo también –dijo Eriol-. Quiero ser parte de su vida."

Había algo universalmente humano y tierno en sus palabras. Y Tomoyo sintió más confianza en si misma de lo que había sentido en mucho tiempo. Dio un paso hacia delante y puso su mano sobre la que él tenia sobre el escritorio.

-"¡No te pongas maternalista conmigo! –Eriol se puso de pie bruscamente y con rudeza-. Gretchen lo hará bien, le informare al jefe de personal del palacio del cambio para que busque alguien que la remplace."

Tomoyo volvió a dar un paso hacia delante.

-"Eriol… yo…"

-"¡Vete! Tengo trabajo que hacer, ya tienes lo que viniste a buscar, ahora déjame en paz."

Tomoyo no podía marcharse dejándolo así, el sufrimiento que veía en sus ojos era real. A pesar del daño que Eriol le había hecho, ahora se sentía responsable por hacerlo sufrir.

Desde su llegada a Elbia había aprendido que muchísima gente dependía de Eriol. Aunque oficialmente su padre era el regente del país, la mayor parte del trabajo que eso conllevaba descansaba en los hombros de Eriol. Pasaba doce horas al día en reuniones en el ala este, era el lugar donde se tomaban todas las decisiones, y cuando acababa allí, se iba a su despacho a leer, estudiar informes y propuestas, y luego se preparaba para las siguientes reuniones con los miembros del gabinete de su padre o dignatarios extranjeros. Trabajaba muy duro por su país, pero lo único que el mundo sabia de él es que era un Playboy millonario.

A Tomoyo se le encogió el corazon al verlo sufrir de aquella manera. ¿Acaso era ella la causante? ¿O había otra razón que desconocía?

-"No te comprendo, Eriol –dijo Tomoyo-. No entiendo el porque de tu comportamiento conmigo. Porque yo ne he hecho nada que tu no has hecho antes. Tu mismo me has repetido varias veces que no me amas, no entiendo porque vos…"

-"No hay nada más que decir sobre el tema –contestó él furioso-. Tengo trabajo que hacer, vete y déjame solo."

-"No –insistió ella-. No voy a marcharme hasta que hablemos de esto, Eriol."

-"Si no sales inmediatamente de esta habitación, lo haré yo" –dijo él poniendo más distancia entre ellos y mirándola furioso.

-"No pienso irme hasta que hablemos –insistió ella, obligándose a no perder la calma-. Si no quiero hacer el amor contigo es porque…"

-"Porque me odias. Lo entiendo muy bien, Tomoyo, tu me odias. Entiendo que te destroce la vida, que te engañe, que te abandone dejándote embarazada y que por conocerme te has tenido que casar con un hombre al que aborreces, que te parece una escoria de persona, que no puedes soportar que te toque, que te…"

-"¡NO! –le grito Tomoyo, conteniendo las lagrimas-. Yo nunca he pensado eso de ti, nunca, ni en los peores momentos te he odiado ni he pensado cosas tan horribles sobre ti."

-"No intentes engañarme, soy una maldita basura."

Tomoyo dio los pasos que los separaban y le tomo el rostro entre las manos, y lo miro fijamente a los ojos.

-"Escúchame bien lo que te voy a decir, Eriol Phillipe Mark Hiragizawa von Austerdan, vos NO sos una basura ni nada semejante. Y muchísimo menos, yo he pensado que lo eres. NUNCA –Tomoyo lo miro seriamente y dio un paso hacia tras-. Ahora, su Alteza real, deje los berrinches y escúcheme bien…"

Eriol parecía sorprendido y menos seguro de sí mismo.

Impulsivamente Tomoyo tomo una de sus manos y le dio un beso en la palma, luego cerro los ojos y inspiro fuertemente. Eriol intento zafarse del agarre, pero ella se lo impidió.

-"No puedo hacer el amor ni comportarme como una esposa contigo porque no creo que mi corazón pueda soportar perderte una vez más, porque sé que eso es inevitable, en unos meses nos tendremos que separar y tu te tendrás que casar con otra mujer Y no hay nada que pueda impedir eso, hay demasiadas cosas que se interponen entre los dos."

Eriol parecía realmente interesado en lo que le decía, pero parecía que no creía del todo sus palabras.

Tomoyo volvió a recorrer el paso que los separaba, dejando unos pocos centímetros entre ellos. Le tomo la otra mano y se llevo ambas al pecho..

-"Eriol, desde el primer momento que te vi supe que serias el único hombre de mi vida, me enamore de vos en aquel instante y estoy segura que nunca podré dejar de amarte. Y no sabes como me odio por aquello, como me odio a mi misma por dejar que tengas ese poder sobre mí, que me puedas manejar a tu antojo –los ojos se le llenaron de lagrimas, ya no pudo contenerlas más, con un suave sollozo las dejo resbalar por sus redondeadas mejillas-. Cuando te conocí creí que eras una persona como yo, común y ordinaria. Supuse que acabarías tu carrera y buscarías un trabajo… y esperaba de todo corazon que fuera cerca de Nanticoke. Creí que nos casaríamos y viviríamos juntos, felices por siempre, que formaríamos una familia… Que seriamos igual que mis padres, dos personas normales que se amaban."

-"Te equivocaste" –dijo él fríamente.

-"Lo sé, me equivoque. Me equivoque completamente. No puedo pedirte que abandones todo por mi, no puedo pedirte que abandones todo y que dejes de ser quien eres. Mientras las cosas estén así, no podemos hacer planes juntos."

-"Tienes razón –dijo él con voz tensa, pero su expresión se suavizo al decir-: ¿Es verdad todo lo que has dicho?"

-"¿Te refieres a lo de hacer planes…?"

-"No, me refiero a lo de que estas enamorada de mí y… que nunca dejaras de amarme."

Tomoyo asintió, bajando la vista y ruborizándose.

-"Pero no sirve de nada si no hay reciprocidad, si tu no me amas a mí."

-"Que yo te ame o no es irrelevante en esto" –declaro Eriol fríamente.

Tomoyo sintió infinita vergüenza, y a pesar de los esfuerzos que hizo por contenerlas, las lagrimas y los sollozos seguían brotando de ella.

Eriol enderezó el cuerpo y su mirada se torno dura y decidida.

-"Voy a sentarme en el torno –dijo él con firmeza-, y voy a tenerte conmigo. No estoy dispuesto a renunciar a ninguna de las dos cosas."

-"Y yo ya te he dicho que no voy a ser tu amante. Esa no es vida para mí, jamás soportaría tener que compartirte con otra mujer, vivir separada de ti y preguntarme todos los días si hoy iras a visitarme. Y esa no seria una vida para Dan, él necesita un padre constante no uno que a ratos lo visite…"

Tomoyo no pudo soportar más, y se largo a llorar. Eriol la abrazo fuertemente y le acaricio con ternura el pelo.

-"Tommy, lo hecho hecho está. Tenemos un hijo. Te guste o no, sientes algo por mí, y yo siento algo por ti… aunque aun no te sepa decir que es. No soy un hombre que se conforma con poco, yo quiero todo. Encontrare la forma de no perder el titulo y de poder estar simultáneamente contigo y Daniel. Te lo prometo, cariño."

Eriol estaba diciendo tonterías… eran sueños imposibles, eran milagros. Eriol era como un niño al que nunca le había dicho le habían dicho que no a algo. No entendía que el mundo no giraba en torno a ellos. Lo que había dicho era imposible.

Tomoyo abrió la boca para protestar.

Rápidamente, Eriol la silencioso, con un suave beso en los labios.

-"Eres mía –declaro con aires de no admitir replica-. Has cometido un grave error al decirme que me amas, querida. Estaba decidido a dejarte ir, creía que no me querías, que me odiabas. Pero no pienso volver a renunciar a ti, Tommy, por nadie ni por nada me volveré a separar de ti."

-"Pero yo no puedo…"

-"Vos no tenes que hacer nada –lo interrumpió él-. Deja todo en mis manos. Puede que lleve un tiempo, pero…"

Eriol decidió no expresar con palabras lo que realmente le preocupa y añadió con tono animado:

-"Mientras tanto, voy a disfrutar de ser padre de un niño precioso… y voy a deleitarme siendo tu marido."

Tomoyo se mordió el labio inferior para que dejara de temblarle. Seguía sin saber que terreno pisaba. Seguía sin saber que sentía Eriol por ella. Y él había jurado que no iba a renunciar ni a ella, ni al niño, ni a la corona. La parecía algo tan surrealista lo que sucedía…

Pero antes de poder seguir intentando determinar su posición, Eriol se inclino hacia ella y la beso larga y profundamente.

Tomoyo no pudo resistirse. Se derritió en sus brazos, estaba emocionalmente agotada. Si Eriol queria poseerla ahí mismo, en el suelo o el escritorio, no podría resistirse…

Él la tomo fuertemente de la cintura y la elevo unos centímetros del piso. Él lentamente estaba empezó a caminar hacia la pared de la habitación que estaba tras Tomoyo.

Pero…

Alguien llamo a la puerta en ese momento. Sin esperar a que le dieran permiso para entrar, un hombre alto y delgado entro en el despacho.

-"¡Frederick! –la voz de Eriol estaba llena de reproche.

Rápidamente, Tomoyo trato de apartarse de Eriol, pero él la sujeto con más fuerza contra él.

El hombre de edad avanzada la miro brevemente, luego apartó los ojos de ella como si la considerase parte del mobiliario.

-"Alteza, tiene una reunión con el ministro de economía dentro de cinco minutos" –anuncio Frederick.

-"Sí, sí, ya lo sé."

Tomoyo noto que Eriol intentaba contener la ira que la interrupción le había provocado.

-"Será mejor que me vaya a ver como esta Dan" –murmuro ella levantando los ojos para mirarlo.

-"Sí, supongo que sí –dijo Eriol despacio, pero mirándola significativamente-. Nos vemos luego, espérame despierta."

O o o o O

Eriol rezo para que el plan saliera a la perfección, que todo saliera tal como lo había planeado.

Pero no le quedaba mucho tiempo.

Tan pronto como se quedo solo en la sala de conferencias después de la reunión, miró el reloj. Recién eran pasadas las seis, sin embargo, Tomoyo podia estar todavía trabajando en la biblioteca.

La puerta de la biblioteca real estaba cerrada, lo que significaba que había alguien dentro.

Eriol abrió la puerta.

-"¿Tommy?"

Ron levanto la cabeza de la mesa en la que estaba sentado leyendo, se quito los anteojos de lectura y se masajeo el puente de la nariz.

-"Se ha marchado hace casi una hora, señor."

Eriol miró a su alrededor, había varios estantes vacíos y un par de mesas llenas de libros.

-"Parece que se ha estado manteniendo ocupada."

-"Eso parece, señor" –contesto Ron.

Eriol estaba por salir de la habitación cuando se detuvo y se dio la vuelta.

-"¿Qué estas leyendo?"

-"Una vieja novela que me ha recomendado Tomoyo… perdón, la princesa."

-"Ahh… antes de que se me olvide, creo que hoy no bajare a cenar hoy" –le dijo el ojiazul al guardaespaldas.

Ron, como compañero y amigo del príncipe, al contrario que los demás empleados que solían comer juntos en la cocina, ocupaba un asiento en la mesa de la familia real.

-"¿Va a trabajar hasta tarde?"

-"Ehmmm se podría decir que sí… sí" –farfullo Eriol antes de cerrar la puerta de la biblioteca y salir andando por el largo pasillo.

O o o o O

Al entrar a la suite y verla vacía se acerco a la puerta que comunicaba con la habitación de Dan. Lo que vio dentro de ella lo dejo sin respiración. Tomoyo estaba sentada en una mecedora, con un camisón de seda blanco con escote de encaje, mientras acunaba a Dan y le contaba una suave canción. El cabello le caí por un lado sobre los hombros, y tenia los ojos cerrados.

Eriol sabía que debía salir de allí y esperar a que Tomoyo terminara de acostar al niño, pero no podia apartarse de ninguno de los dos. Se adentro en la habitación en puntas de pie, el lugar olía a talco y al perfume de Tomoyo. Cuando estuvo a unos metros de ellos, se quedo hipnotizado mirándolos a ambos, a su esposa y su hijo, no podia moverse ni pensar en nada, solo se limito a disfrutar la sensación de que formaba parte de una familia. De su propia familia.

-"No suelo acostarlo tan temprano –susurro Tomoyo sin abrir los ojos-. Estuve jugando a la escondida con él como dos horas para ver si se cansaba."

Eriol sonrió, paso una mano por la pequeña mano de su hijo. Y luego acaricio con la yema de los dedos el brazo desnudo de la mujer.

De repente, Tomoyo abrió los ojos, estaban brillantes y despiertos.

-"Estoy segura que vos me ayudaras a despertarme."

A Eriol lo sobrecogió la ronca pasión que detecto en su voz. Nunca había deseado tanto a una mujer, ni había querido acostarse con ella más de un par de noches. Con ella era todo diferente, siempre era como si fuera la primera vez, no se podia saciar de ella. Además, lo amaba.

¡Lo amaba! Todavía le parecía imposible que una mujer tan dulce y hermosa como ella lo amara a él. Más que nada después de todo lo que le había hecho. Pero se había propuesto que le compensaría todos esos malos momentos. Todos y cada uno de ellos.

Ahora que sabia que ella lo queria, le demostraría todo lo que por miedo no pudo hacer antes. Le demostraría todo aquello que no se sentía aun capaz de decir con palabras.

Tomoyo se levanto lentamente de la mecedora y acostó al niño en la cuna. Eriol la tomo de la mano y salieron juntos de la habitación de su hijo. Con cuidado para no despertar al niño, cerro la puerta.

-"¿Tienes hambre?" –le pregunto a ella.

-"No –Tomoyo lo miro casi con timidez, como si nunca antes hubiera hecho el amor con él-. Quizás más tarde… podríamos comer algo, ¿qué te parece?"

-"Me parece estupendo. Todo lo que tu digas me parece bien, cariño."

Se quedaron mirando en medio de la habitación, era como si se estuvieran viendo por primera vez, descubriendo detalles del otro que nunca habían visto.

-"Desnúdame" –susurro él con voz ronca.

Tomoyo, tomada por sorpresa, parpadeó confundida; luego, ladeo la cabeza, le guiño un ojo y de forma descarada, le respondió:

-"Bueno."

Durante muchas noches en vela, Eriol se la había imaginando desnudándolo. Pero esa noche su fantasía iba a convertirse en realidad. La observo mientras ella se desnudaba poco a poco, lanzándole breves miradas picaras como para asegurarse que poseía toda su atención. Eriol ya estaba excitado desde que solo le desabrocho los tres primeros botones de la camisa.

No solo estaba realizando su fantasía, sino que estaba realizando el sueño que más había anhelado durante toda su vida. Había encontrado alguien que lo amaba, que lo quería a él, a Eriol, no al príncipe de Elbia, por primera vez en su vida tenia una familia, por primera vez en su vida estaba empezando a conocer lo que era querer sinceramente a alguien.

Cuando la ropa en el suelo rodeaba a Eriol el deseo lo estaba consumiendo vivo, en esa posición, completamente desnudo e inmóvil, le permitía a la muchacha admirarlo en todo su esplendor.

-"Abrázame, por favor, hace mucho frió" –dijo Eriol con extremada educación, pero mirándola con una mirada juguetona.

-"En ese caso tendremos que calentarle todo el cuerpo, no sea cosa que el príncipe se enferme –contesto ella. Pasando su mano por los hombros, el pecho, y el estomago del ojiazul. Al llegar a su parte más intima y acariciarla suavemente un gruñido gutural y salvaje salió de los labios del hombre.

Eriol creyó que estuvo a punto de morir al sentir sus caricias.

-"Tal vez en la cama estaría más calentito, su alteza" –dijo Tomoyo mientras se acercaba más a él y le besaba el cuello con lentitud.

-"No, aun no. Todavía yo no te he quitado la ropa a ti."

Eriol la desnudo despacio, a pesar de la impaciencia de Tomoyo.

Le parecía increíble que lo hubiera perdonado, que Tomoyo hubiera decidido a volver a confiar en él una vez más, después de todo lo que había sufrido por su culpa.

Con los ojos cerrados, con las caricias, con los suaves gemidos y suspiros que salían de su boca, por sus mejillas sonrosadas, por su piel ardiendo, por todo eso Tomoyo le estaba indicando que queria que le hiciera el amor. Comprendió que ella queria hacer el amor con él, no tener sexo. Por primero vez en su vida comprendió la diferencia entre ambas cosas.

Como si ella le hubiera leído el pensamiento, le susurro dulcemente al oído:

-"Quiero hacer el amor contigo de todas las maneras posibles."

-"Eso es mucho para una sola noche." –bromeó él.

-"Estoy hablando en serio, Eriol, he decidido que lo único que me importa es el presente, el ahora –le puso las manos en las mejillas y lo obligo a mirarla a los ojos, para que comprendiera que hablaba en serio-. Hoy eres mío, y yo soy tuya."

-"¿Y mañana?" –pregunto Eriol, mostrando por primera vez preocupación ante ella.

-"Nos enfrentaremos al mañana cuando llegue –murmuro ella-. Lo único que importa es que estemos juntos. Lo demás escapa de nuestro control, si nosotros… En fin, sobreviviré, y se que vos también lo harás, debemos seguir adelante, no solo por nosotros mismos sino por nuestro hijo, por Dan."

-"Tomoyo…"

-"Shhh… -le dijo ella con un suave sonrisa, y poniéndole un dedo en los labios-. Me niego rotundamente a perder el ahora por lo que puede llegar a suceder mañana. Te amo demasiado, demasiado, Eriol. Te necesito, y aunque solo sea por hoy, te quiero tener conmigo."

Si otra mujer hubiera sido tan abierta y honesta con él, Eriol se habría sentido amenazado, habría querido que era todo una farsa, que a ella solo le interesaba su dinero y su titulo, la habría abandonada sin mirar atrás. Pero Tomoyo lo hacia sentir especial, único, que él era lo importante, y no todo lo que poseía y los regalos que podia darle. Sentía que lo único que importaba es lo que sentían el uno por el otro.

Pero… ¿Qué sentía?

¿Amor? Aun no sabia como llamarlo, aun no sabia si él podría ser capaz de amar una mujer de la forma en que los poetas escribían. Pero sabia que había algo que los única, algo más que un compromiso familiar o la atracción física, era algo más profundo y complicado de explicar. Estaba decidido a luchar por la única mujer que con solo sonreírle le hacia olvidar todo lo malo de la vida, que le enriquecía la vida con solo saber que lo amaba; ella era la única mujer a la que ponía encima de todas las demás.

Eriol le estrecho las manos en las suyas con ternura, entonces se arrodillo frente a ella y le hizo hacer lo mismo a ella. Acerco su rostro, y la miro profundamente a los ojos.

-"Mi princesa… no, mi ángel, mi hermoso ángel…. –le dijo mientras le daba un suave beso en los labios y descansaba su frente en la de ella.- No sabes lo feliz que me haces por no haberme echado de tu vida, a pesar de que te he dado motivos para hacerlo. No se si algún día podré compensarte por todo lo que te he hecho sufrir, si algún día podré ser merecedor de todo lo que me das… a tu lado me siento tan pobre, no se como hacerte feliz, mi amor, pero pondré todo de mi para que lo seas. Para regresarte lo feliz que me haces al haberme aceptado a tu lado."

Los ojos de Tomoyo se llenaron de lagrimas.

-"Oh, Eriol… el dolor, el sufrimiento que pase ya no tienen importancia… -Allison se encogió de hombros y se seco un par de lagrimas que rodaban por sus mejillas-… nada se compara con la dicha que me das en este momento…"

Eriol se levantó, la tomo en brazos y la deposito en la cama. Hicieron el amor dulce y apasionadamente hasta las mágicas horas del amanecer, alargando la noche una eternidad. Cada vez que él la besaba y la hacia suya, Tomoyo parecía brillar con más intensidad, sus cuerpos parecían aceptar al otro como parte del mismo, parecían querer fundirse.

Por fin, gloriosamente saciados, descansaron el uno en brazos del otro. Pero Eriol no puedo dormir del todo. La angustia lo dominaba por minutos.

Miro el bello rostro de su esposa, y se le hizo un nudo en la garganta.

"Tomoyo, mi dulce ángel…"

Él sabia que desde ese momento todo seria muy complicado, tendría que afrontar miles de problemas para no perderla, para seguir teniéndola a su lado.

Eriol sabia que de ahí en más iba a tener que luchar en ardua batalla por conservar a su mujer y su hijo.

Continuara…

Nota de la Autora:

Hola a todos! ¿Qué tal todo por ahí? Espero que en sus vidas ande todo bien. Como ya deben saber me he tardado un poco en actualizar (que raro, no?¬¬), pero igualmente espero que el capítulo les halla gustado, a mí personalmente me encantaron todas las escenas E&T de este capi. La verdad es que hacia bastante que no escribía una, ¿a ustedes que les pareció?

Imagino que ya la mayoría lo debe saber, pero por las dudas les comento que ando medio corta de tiempo así que es por eso que ando tardando tanto en las actualizaciones, pero igual no se preocupen que prometo ir poniendo capítulos de todos mis fics tan pronto como el tiempo me lo permita. Sin más que agradecerle sus reviews y su infinita paciencia, no me queda otra que agradecerles por seguir leyéndome! Gracias!

Espero que nos podamos ver pronto. Cuídense mucho! Un gran abrazo!

Att. Lady Verónica Black.-

PD: Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Ranma Saotome, Harry Potter y Sirius Black! ¡¡Los hombres más tiernos y sexys que hay!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!