Serpiente del Nilo
5: Yami desaparece
Lo primero que hizo Yuugi al despertar fue buscar su Rompecabezas del Milenio. Al no encontrarlo, buscó con más atención. Cuando una posibilidad lo despabiló por completo, una posibilidad remota, casi imposible para él, decidió levantarse y buscar mejor. Buscó en su mesa de luz, bajo su cama, por todos los cajones y estantes, pero no encontró nada. Dio vuelta su habitación, buscando el Rompecabezas con desesperación, y entonces tuvo la terrible certeza.
El Rompecabezas no estaba.
-Despierta, faraón- le dijo una voz fría y silbante.
Yami aún estaba medio dormido, y ésa voz le extrañó. No la había oído nunca, pero tenía cierto parecido a la voz de Kaiba. ¿Kaiba? ¿En la habitación de Yuugi? ¿O Yuugi ya se había despertado y estaba por tener un duelo? Pero Kaiba nunca le decía faraón... ¿Entonces?
-Despierta, faraón. Amón-Ra se refleja en el Nilo y tú aún estás en tu aposento-
Yami se levantó, y pudo ver que ya no llevaba su ropa habitual. Estaba vestido como en su época de faraón, en su antigua cama, en su antiguo cuarto, y el que le hablaba era...
-¿Amin?- se enojó un poco, pero al mirarlo de cerca el enojo se esfumó.
No era Amin. Era parecido, pero sólo por el rostro. Su piel estaba muy tostada por el Sol. Sus brazos y su torso desnudos le dejaban ver su muy desarrollada musculatura. Tenía un brazalete en el brazo con forma de serpiente, y en la cabeza tenía una tiara con una cobra irguiéndose en medio de su cabello negro, y eso era todo lo humano que tenía. En vez de manos tenía cinco agujas blancas. De la espalda le salían dos alas azules y azules, como de dragón. Y de la cintura para abajo... Tenía una pollera de lino, tal y como él había visto en Egipto, pero lo que salía de debajo era una enorme y larga cola de serpiente azul.
-¿Qué?- Yami no podía creer lo que veía. Eso no lo había visto nunca, ¿o sí?
-Faraón, deberías ver más de cerca de los que te rodean... – le dijo el ser, con arrogancia –Después de todo, los accidentes suelen suceder... Y sería muy desagradable que algo le pasara a Yuugi, ¿verdad?-
-No sé quién eres o qué hiciste, pero no te atrevas a tocar a Yuugi, ¿escuchaste?- Yami reaccionó. Ésa serpiente estaba amenazando a Yuugi y él no iba a permitir que lo lastimaran. Pero el ser pareció no inmutarse.
-Tuviste una oportunidad hace tiempo y la perdiste- el ser desapareció y en medio segundo estaba pegado al rostro de Yami. Trató de apartarse, pero la serpiente lo tomó de la nuca y lo acercó a su rostro. Yami sintió vértigo por el movimiento y por la casi seguridad que ése ser iba a besarlo. Pero no, no hizo tal cosa.
-Sólo quiero que mires bien... Y que te vuelvas más fuerte. Tus naipes de juguete no te van a servir ésta vez, así que será mejor que busques otra cosa... Porque me quedaré con Yuugi-
Yami trató de golpear a la serpiente, pero éste se apartó, volviendo a su posición anterior. Yami casi perdió el equilibrio, pero se recuperó de inmediato, y bajó de la cama.
-Ya pasó... Ya lo hiciste hacer cosas contra su voluntad... Y no te creo eso de que estabas controlado. Querías demostrarle que eras tú el más fuerte, y que él era tu esclavo, subordinado a tus caprichos... –
-Mientes- dijo Yami, apretando los puños.
-Da lo mismo- dijo la serpiente –Ahora no podrás salir de aquí. Te tengo a ti, y tengo el Rompecabezas del Milenio. Yuugi estará indefenso ante mí... Y luego voy a acabar contigo-
-¿Qué?- Yami no lo creía. Trató de llamar a Yuugi por su vínculo, pero no sucedió nada. El vínculo no estaba bloquead, sino cortado. Y no podía escuchar ni ser escuchado.
-Nos veremos pronto, faraón- dijo la serpiente, y desapareció.
-¿Qué el Rompecabezas desapareció?- preguntó Anzu, asustada -¿Y Yami?-
-No lo encuentro, no responde y no sé dónde está- Yuugi no podía soportarlo. Yami nunca había desaparecido así, sin decir nada, y menos aún con el Rompecabezas.
-No te preocupes Yuugi, lo encontraremos- dijo Anzu, abrazando a su amigo –Con la ayuda de todos lo encontraremos y volverás a verlo pronto, tenlo por seguro-
-Gracias Anzu- dijo Yuugi, y se refugió en su hombro. La chica podía sentir cómo Yuugi empezaba a sollozar, y se impresionó ante eso. Yuugi nunca había demostrado ésa debilidad de forma tan profunda... Y menos frente a ella.
Estaban en la escuela, y Jounouchi no podía creerlo. ¿Yuugi sin el Rompecabezas? ¿Y sin Yami? Eso no podía ser, jamás había pasado antes y no podía estar pasando ahora... ¿O sí?
Honda tampoco podía creerlo, pero cuando vio a Yuugi se convenció. Eso iba en serio, y la fugaz idea que todo fuera una mala broma se esfumó al instante. Kaiba no les prestaba atención, o simulaba muy bien el no hacerlo, tecleando en su laptop. Al parecer no iba a desafiar a Amin ése día... Ahora Kaiba solo uqeria vencer al rubio, y no a Yuugi, según parecía.
Justo cuando Yami estaba tratando de dormirse, la serpiente reapareció. Dónde iba cuando no estaba con él y cómo, no lo sabía, pero ahora estaba dispuesto a luchar por su libertad.
Cuando sintió que la serpiente le tocaba el brazo, lo tomó con fuerza y tiró, haciendo que sus cabezas chocaran. La serpiente se separó, tomando su rostro entre sus manos, y Yami aprovechó para correr. La puerta había quedado semiabierta, y Yami creía que podría escapar, pero la serpiente fue mucho más rápida. Le envolvió el cuerpo con su cola y lo estampó contra el piso.
Yami quedó medio atontado por el golpe, pero pudo darse cuenta que la serpiente estaba ahora sobre él, furiosa, con la nariz ensangrentada. Pero de allí no salía sangre, sino algo entre negro y azul. La serpiente lo miró con furia, y entonces empezó a inclinarse sobre él.
Y así fue. A la salida tanto Amin como Kaiba desaparecieron. Anzu fue la primera en darse cuenta, y se lo hizo notar al resto del grupo. Mokuba se había reunido con ellos, pensando que sabrían en dónde estaba si nii-sama, pero un gran destello de energía detrás de la escuela los hizo correr hacia allá.
Pensaban que la carta de Amin, al no se una carta conocida, no funcionaría en los discos de duelo, pero sí lo había hecho. Y no sólo eso, sino que el golpe había sido demasiado fuerte. Kaiba estaba en el piso, y Amin estaba a su lado, tratando de hacerlo volver de la inconsciencia. Pero no fue eso lo que los impactó más, sino el monstruo que aún estaba en el campo de batalla.
Su pelo era negro, lacio y muy largo, pero no llegaba hasta el piso. Flotaba como si estuviera dentro de una gran burbuja de agua, y era porque la criatura estaba dentro de una gran burbuja de agua, que no tocaba el piso. Tenía todo el cuerpo, inclusive el rostro, cubierto de escamas azules. Su torso era musculoso y muy bien formado, al igual que sus brazos y en vez de dedos de las manos tenía largas agujas negras. Tenía dos enormes alas verdes que le salían de la espalda, como las alas de los demonios. De la cintura para abajo tenía una larga cola de serpiente, enrollada en el piso de la burbuja, mezclándose con su pelo. Tenía un brazalete de oro con forma de serpiente enrocada en su brazo derecho, una tiara con el mismo diseño en la cabeza y una pollera, similar a los que usaban los antiguos egipcios.
Pero eso no era lo más impactante. Sus ojos, similares a los de los gatos –o las serpientes, pesó Honda- les llegaban al espíritu y los congelaban. Mokuba empezó a temblar sin control, y Anzu tuvo que sostenerlo para que no cayera.
Se inclinó más hacia Yami, y por un momento el faraón creyó que iba a morderle el cuello. "Caí en manos de un vampiro egipcio, perfecto" pensó con ironía, pero no fue así. La serpiente siguió de largo y tomó una de sus muñecas. Clavó sus agudos colmillos, como dos agujas, en la muñeca de Yami, quien intentó zafarse. Pero no bebió su sangre. Eso le repugnaba desde su anterior vida en Egipto.
Liberó un poco de su veneno en el torrente sanguíneo de Yami, y luego se retiró. Deshizo lentamente sus anillos, dejándolo libre, sabiendo que no podría correr. Sus venenos podían actuar de inmediato, o muy lentamente, según su voluntad. Y ahora quería que actuara rápido.
-¿Alguna vez te preguntaste cómo es ser enterrado vivo, como una momia, sólo porque el faraón desaparece en el Reino de las Sombras?- fue lo último que escuchó Yami.
Bueno, tuve muchos problemas para hacer este capítulo, pero aquí está. El tema es que había escrito este capítulo y el siguiente, pero parte de éste se me borró, y tuve mucho trabajo en rehacerlo. Sepan disculpar la demora, pero de ahora en más no me demoraré más de dos semanas en actualizar mis Fics.
Nos leemos
Nakokun
