Serpiente del Nilo

6: Roces

-No me dijiste cómo se llamaba- dijo Kaiba, en el desayuno de la mañana siguiente.

-No tiene un nombre como lo otros dioses. Sólo dice Dios del Nilo- respondió Amin, algo nervioso. Cada vez que Kaiba hablaba con él más de tres palabras era para hablar sobre ésa carta.

-Quiero comprarla-

-Disculpa, pero no la vendo. Es algo especial para mí-

-Todo tiene precio-

-Yo no-

-¿No era que lo judíos eran mercantilistas?-

-No todos. Así como no todos los japoneses comen arroz con palitos-

Silencio.

Mokuba quería no estar ahí.

-Te desafío a un duelo. Apostaré a Obelisco-

-No me gusta apostar, Kaiba-san- y continuó –Es demasiado valiosa para mí-

De uno de los tres fue el recuerdo de cómo Sugoroku había apostado y perdido el cuarto Dragón Blanco de Ojos Azules.

-¿En verdad es tan rara? ¿O por qué la deseas tanto?- quiso saber Amin.

-Porque sólo yo puedo poseerla-

Amin se quedó todo el día que no había estado en la escuela en su habitación. Cuando Mokuba pasó frente a su habitación, escuchó unos murmullos de un dialecto que no conocía. No era parecido al español que a veces se le escapaba a Amin, era otro idioma más… raro que el español. La curiosidad venció, por primera vez en la vida, las lecciones de buena educación que su nii-sama le había enseñado. Había pasado demasiado cerca, como para apoyar la oreja en la puerta, y no hizo ruido cuando giró el picaporte.

Vio a Amin, arrodillado, murmurando ésas frases que Mokuba no entendía. Entre las manos tenía una cadenita con una estrella de seis puntas, como si hubieran encimado dos triángulos (1) Estaba rezando. Mokuba se quedó estático, sintiéndose muy fuera de lugar. Y lo estaba. Había entrado sin permiso a la habitación de Amin, en vez de tocar la puerta, y no se esperaba esa escena. Su nii-sama nunca rezaba, y Mokuba pensaba que no creía en ninguna religión o dios. Pero por lo visto, Amin sí era religioso.

-Eso me tranquiliza- dijo Amin de repente.

Mokuba se sorprendió y dio unos pasos hacia atrás.

-Te escuché entrar, pero tenía que terminar mis oraciones- se levantó y miró a Mokuba –No quise asustarte-

-No es eso… perdón, entré sin permiso… no entendía en qué idiomas hablabas y…- Mokuba estaba muy nervioso, y muy avergonzado.

-Hebreo. Oraba en hebreo-

-¿Es como el latín de los cristianos?-

-No exactamente. El hebreo se usa más, en especial en los textos sagrados y en las ceremonias religiosas-

-Ah- Mokuba no sabía qué decir. Empezó a caminar hacia atrás, para irse, rojo de vergüenza. Se sentía avergonzado por haber interrumpido una escena privada de Amin.

-No te preocupes, no es nada. Pero ten más cuidado la próxima vez-

Mokuba asintió.

Yuugi ya ni quería salir de su habitación, y costaba enviarlo a la escuela. Suguroku estaba más que preocupado, y el resto del grupo, más todavía. Amin había hablado poco con Yuugi, pero eso le había bastado para entender el porqué el grupo estaba tan unido. Pero no le gustaba para nada el que el juego que tanto le gustaba tuviera raíces egipcias.

-¿No te parece que estás siendo un poco fanático?- le preguntó Jounouchi.

-Tengo mis razones para ser así- dijo Amin, medio apagado.

-¿Ah, sí? ¿Y se pude saber porqué?- Jounouchi ya estaba más que harto de ésa actitud de Amin.

-Porque:- Amin tomó aire y empezó –Mis abuelos paternos, que siempre vivieron y viven en Alemania y son cristianos fanáticos, dejaron de hablarle a mi padre cuando se enteraron que se iba a casar con mi madre, una judía. Y se enojaron aún más cuando se enteraron que se había convertido al judaísmo para casarse con mi madre, y que, para colmo, se iba a ir a un país tercemundista en el sur de América para casarse. Nunca más tuvieron contacto con mi familia, ni siquiera cuando nací yo. Las únicas dos cartas que nos enviaron fueron la más grande ofensa que nos pudieron haber hecho-

-¿Qué les enviaron?- preguntó Anzu.

-Una invitación para unirse a un partido nazi y otra para el Ku Kus Klan. En ésa época yo ya era amigo de Alicia, así que pueden imaginarse la ofensa que fue para toda la familia. Nunca más nos hablaron, salvo para mandar ésas ofensas a la inteligencia humana (2) Y en donde vivía tampoco me querían mucho… Era tímido y la mayoría de la población era cristiana, así que amigos tuve pocos y muchas veces me agredieron, a mí y a mi familia, sólo por ser de una religión diferente-

Amin se calló. Hacía años que se lo estaba guardando, y ya no podía más. El ambiente se volvió muy pesado de pronto. Yuugi levantó la vista.

-Así que por eso no te gustan las cosas egipcias… - dijo Anzu.

-Como el Rompecabezas del Milenio- dijo Kaiba, sin levantar la vista de su laptop.

Todos miraron a Kaiba un segundo y después a Amin. Éste se quedó quieto lo suficiente para respirar hondo, y después preguntó:

-¿Qué estás insinuando?-

-Nada. Sólo que es extraño que el Rompecabezas haya desaparecido después que alguien llegara… Con una carta que nadie había visto hasta entonces-

-¿Y para qué voy a querer ése Rompecabezas, Kaiba?- preguntó Amin, irritado.

-Eso solo tú lo sabes-

-Kaiba- con una vena saltándole en la frente –No me interesa cuánto la quieres, no voy a darte la carta del Dios del Nilo. Y menos si sigues intentándolo de ésta forma-

-Era un artefacto egipcio de oro, muy antiguo y muy bien conservado… Se paga mucho por eso en el Mercado Negro…-

-Mira Kaiba- ahora Amin ya casi no se podía controlar, así que apoyó las manos a los lados del asiento de Kaiba, cerrando su laptop, para quedar cara a cara con el CEO –No me importa cuánto te moleste el que yo tenga esa carta, y tampoco me importan tus sarcasmos sobre mi religión o mi país… Pero no voy a tolerar que me insultes porque no obedezco tus órdenes, porque no soy tu empleado y porque no me puedes comprar. Así que si tenés algún problema conmigo, decímelo de frente en vez de dar golpes bajos. Deberías seguir el ejemplo de Mokuba, a él le perdono hasta que entre en mi habitación cuando rezo, porque sé que no lo hace a propósito. Pero la verdad Kaiba, tus tonterías me tienen harto. Así que si estás frustrado porque te diste cuenta que no puedes tener todo por tu dinero, no me culpes. Ya no eres un niño, así que madura de una vez-

Todos lo miraron, sobresaltados. La voz de Amin se había vuelto muy silbante, como la de una serpiente, pensó Anzu, y entonces una idea asaltó su cabeza. Tomó a Yuugi del brazo y lo sacó del aula, tratando que nadie se diera cuenta. Kaiba había abierto la boca por cinco segundos, pero luego la había cerrado con fuerza, apretando los dientes, y se levantó de su asiento, con una mirada que pocas veces le habían visto. Alguien iba a morir.

-¿Qué pasa, Anzu?- quiso saber Yuugi, cuando llegaron al patio.

-Yuugi, sospecho que algo le pasa a Amin, y quién le causa todo eso- dijo la chica, decidida.

-¿Qué?-

-Ése no era Amin. Es muy diferente a como es el verdadero. Y pensé a quién se parecía… Y se me vino a la cabeza las imágenes de Ryou y de Bakura-

Por un segundo Yuugi guardó silencio, asombrado. No lo había pensado. De hecho, no había pensado muchas cosas desde que Yami había desaparecido. Pero no podía ser.

-Pero Amin no tiene un Artículo del Milenio… Y él mismo dijo que no le gustaban las cosas egipcias… -

-¿Y la carta? No hay ningún dato sobre ella, y no parece ser una carta normal… Apareció justo a tiempo, la primera vez que lo hizo sólo Kaiba pudo verla, y perdió el conocimiento. ¿Puede ser que ésa carta cuente como Artículo del Milenio?-

-No sé… Siempre pensé que eran siete Artículos… No sabía que había un octavo- dijo Yuugi, confundido.

-Es algo que se me ocurrió cuando la atmósfera del aula cambió de repente. Es una idea loca, pero puede ser. Quizás ésa serpiente sea el Yami de Amin… -

-Pero los Yamis usualmente son humanos… O tienen apariencia humana… -

-Pero podría haber una excepción a la regla-

Yuugi parpadeó, sorprendido. No lo había pensado. Pero si Amin había dicho claramente que no le gustaban los egipcios...

-Y tal vez por eso su Yami sea tan malo- dijo Anzu, siguiendo su razonamiento –Los Yamis tienen al menos algo en común acuerdo con sus contrapartes, pero Amin no. Y tal vez por eso su Yami explota con tanta furia-

Yuugi no lo había pensado. Pero ahora una luz empezaba a brillar en su cabeza. ¿Acaso ésa carta sabía dónde se encontraba Yami?

(1) La Estrella de David. Es como la cruz para los judíos.

(2) "Es un insulto a la propia inteligencia" una frase de la canción "Vergüenza" del grupo español Ska-p.

Bueno, éste capítulo lo había terminado hace tiempo, pero se me borró el quinto en algunas partes y tuve que rescribirlo. Es por eso que éste se subió más rápido que los demás, y de ahora en más subiré dos capítulos por mes. Las cosas empiezan a aclararse, pero hay muchos secretos que aún no salen a la luz... Y sobre ésa serpiente van a correr ríos de tinta.

Kaori asamiya: OO Tanto os gustó? Me alegro! Me dieron muchos ánimos tus palabras, espero que este capítulo te guste también. Yo la borré por... asuntos personales, se podría decir. Pero ésta vez la publico hasta el final.

M. G.: En la época del virreinato, las mujeres argentinas estaban muy atrasadas con respecto a los modelos de vestidos europeos. Entonces corrieron al patio, y tomaron una jaula en forma de media esfera, que se saba para criar pollos. La pusieron bajo sus vestidos y entonces sí estuvieron a la moda, de ahí el nombre pollera. O sea, la parte de debajo de la cintura del vestido. Eso de la carta se verá luego, no te impacientes.

NETED: Yami esta vez va a ser bastante golpeado (y no sólo de forma literal) Y si creés que sufrió mucho, esperá a ver lo que le pasó a la Serpiente, y el porqué le tiene tanta bronca. Anzo va a tener más protagonismo en la continuación de éste fic.

Nos leemos

Naokun