GRACIAS POR SUS COMENTARIOS...
VEREMOS QUE PASA CON DRACO AHORA QUE HA VUELTO...
Y CON CIERTO CHICO PELIRROJO QUE AUN NO HA HECHO SU APARICIÓN TOTALMENTE.
CONVENIRE
Fue como si el tiempo retrocediera vertiginosamente, mientras sentía como el gris de su mirar la envolvía con furia.
Volvía a tener diez y siete años. Era una adolescente convertida en mujer. Alumna del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Cursante del séptimo y ultimo curso, y además Prefecta y Premio Anual.
Aquella noche salió de la biblioteca, su lugar favorito y consultando su reloj de pulsera, comprobó que debía apurarse para llegar al comedor si es que no quería acostarse sin comer.
Atravesó con premura las amplias puertas del gran comedor y fue directo a la mesa de Gryffindors a reunirse con unos pocos alumnos que aun quedaban rezagados deleitándose con el postre de la noche
-Hermione... casi no llegas a tiempo... dijo Pavarti Patil mientras le servia un poco de jugo de calabaza que aun quedaba en una jarra de cristal.
-Es que me entretuve... dijo Hermione mientras sorbía un poco de jugo.
-Seguro que haciendo la tarea de la próxima semana... dijo Dean guiñándole un ojo.
Ella no contesto nada, solo lo miro con severidad. Sin embargo él le sonrió con picardía a lo que Hermione no tuvo mas remedio que reírle la gracia.
Sus compañeros se levantaron y se despidieron. En realidad era muy tarde. Pero por ser prefecta podía darse el lujo de quedarse un poco mas. Solo llevaba un mes en el nuevo curso y se sentía algo cansada. Pero aun seguía en su empeño de obtener las mejores calificaciones. Porque quería optar a una beca mágica, ya que no quería seguir siendo una carga para sus padres.
Le quedaban unos trozos de pastel de manzana, que decidió comérselos con calma y saborearlos.
Dirigió su mirada por las demás mesas, estaban casi vacías, todo el mundo había comenzado a marcharse.
Sin embargo alguien aun permanecía en su sitio habitual y al parecer no tenia la intención de irse del comedor.
Hermione lo observo mas detenidamente.
Era Draco Malfoy, esa cabellera rubia platinada era inconfundible.
El chico mantenía su mirada fija en las llamas que ardían bulliciosas en la chimenea.
Ella no pudo apartar su mirada de él. Desde que habían iniciado el curso, se mostraba muy reservado y silencioso, algo que no paso desapercibido por nadie en el colegio, ni por alumnos ni profesores.
Ya ni siquiera buscaba pleito con Harry ni con Ron.
Era como si estuviera en otro mundo.
Ella podía entenderlo. Su padre aun estaba en Azkaban y su distinguido apellido ya no era tan bien visto por la comunidad mágica, aspecto este que había afectado mucho a su madre, de la cual se comentaba que estaba refugiada en el hospital San Mugo.
Ya no tenia motivos para ser el arrogante y despreciable Draco Malfoy.
Ahora se le veía vagar por los pasillos solo y taciturno. De igual forma en clases. Ni siquiera en pociones que era su materia favorita. Algo que preocupó notablemente a Severus Snape, jefe de su casa, quien no lo dejaba ni a sol ni a sombra.
-"Pero que te pasa... desde cuando te importa tanto ese Malfoy", pensó Hermione molesta consigo mismo.
Decidió terminar su pastel para poder marcharse a su sala común. Pero no pudo evitar volver a levantar su mirada hacia él.
Y para su gran sorpresa, Draco Malfoy la estaba mirando.
Ella trato de disimular y tomo el vaso de jugo de calabaza, pero estaba tan nerviosa que lo tropezó y el jugo se desparramo por el mantel. Suplico que él no se hubiese dado cuenta de ese asunto.
Una lucha interna se inicio en su corazón. No quería volver a verlo, sin embargo un deseo inexplicable le obligo a hacerlo. Pero él ya no estaba allí.
Ella se levantó rápidamente para seguirlo. Quería volver a verlo. Necesitaba hacerlo.
Corrió hasta la puertas que estaban a medio cerrar, empujo una de ellas, y antes de que sus ojos se acostumbraran a la semipenumbra del corredor, se tropezó con alguien. Casi se cae al suelo, sino hubiese sido porque ese alguien la sostuvo por el brazo.
Y allí estaban. Esos ojos grises que la habían hecho estremecer hacia solo unos minutos atrás.
-¿Qué te pasa Granger?... ¿te sientes bien?... preguntó Draco con altivez e indiferencia.
Hermione solo pudo asentir con la cabeza.
-Deberías ir a ver a Madame Ponfey... estas pálida... y temblorosa... dijo Draco dedicándole una ultima mirada antes de marcharse por el pasillo.
Hermione lo vio alejarse, mientras su corazón latía apresurado y su mente formaba imágenes poco pudorosas.
Se toco la mejilla con su mano derecha, que temblaba sutilmente. Estaba fría.
No podía entender lo que había experimentado. Sin embargo poco a poco lo fue comprendiendo. Fue como si una luz iluminara su entendimiento.
Aquel sentimiento solo tenia una explicación. Estaba enamorada. Se había enamorado de Draco Malfoy.
Pero...¿cómo ere eso posible?.
Sin embargo durante aquel mes, durante esos días, ella lo había observado y sin proponérselo, descubrió un alma sola y perturbada. Un alma que necesitaba ser amada, para enrumbar su vida.
Y ahora se descubría a si misma, dispuesta a amarlo, para rescatarlo del abismo.
-Srta. Granger le agradecería que acompañara al Sr Malfoy a su nueva oficina...
Una voz lejana llegaba a sus oídos.
Por inercia volvió su mirada hacia su interlocutor, y sintió como sus sentidos regresaban a sus sitio.
El Ministro se había sentado detrás de su escritorio, y le entregaba a Draco una gruesa carpeta.
-Aquí tienes algunos asuntos que debemos agilizar... de todas formas el Sr Percy Weasley te pondrá al día... serás el Jurista asesor de su Departamento.
Draco ya no la miraba, ahora tenia su atención puesta en los papeles que tenia entre sus manos.
-Tratare de adaptarme rápido Sr Ministro... se que no debemos perder tiempo... dijo Draco con seguridad, mientras hojeaba los documentos.
-Gracias Draco... no esperaba menos de ti... dijo el Ministro con una sonrisa... ahora debo irme... tengo otros asuntos que atender... pero quedas en muy buena compañía.
El ministro tomo su capa y salió algo apresurado por la puerta dejando solos a Hermione y a Draco.
Ella le dedico una sonrisa nerviosa. Habían sido catorce meses sin saber nada de él. Catorce meses sin que él contestara a sus cartas.
Intento acercarse a él, deseaba abrazarlo, necesitaba sentir el calor de sus labios.
Pero él retrocedió y se alejó de ella.
-No quiero apartarla de sus asuntos mas de lo debido Srta Granger... seria usted tan amable de indicarme donde queda mi oficina... dijo Draco sin matices en su voz, pero sus ojos grises reflejaban frialdad.
Hermione sintió un dolor en su pecho. Una sensación de vació en su estomago le obligo a aferrarse a una silla cercana.
Bajo la mirada y sin decir palabra salió por la puerta, rumbo al Departamento de Cooperación Mágica Internacional.
Draco la siguió a una distancia prudente. No podía negarse que aun era muy hermosa. Y que su cuerpo había madurado al igual que su mirada. Pero algo extraño había experimentado al volver a verla. Algo que no podía definir.
Llegaron al ascensor. Y mientras esperaban. Sus miradas volvieron a encontrarse.
Y ambos corazones volvieron a latir rápidamente aunque sus mentes tenían diferentes pensamientos.
Una campanilla sonó, anunciando que el ascensor había llegado. Las puertas se abrieron. Y a la ultima persona que Hermione hubiese querido encontrarse en ese momento, les dedico una mirada poco amigable.
-Potter... pero que placer volver a verte... sonrió Draco irónicamente.
-Hola Malfoy... dijo Harry con voz monótona.
Harry se acercó a Hermione y le dio un beso en la mejilla.
Draco frunció el entrecejo.
Hermione respondió al beso con nerviosismo sin apartar sus ojos de Draco.
Harry pudo darse cuenta de la actitud de ella. Por lo que decidió abandonar el ascensor apenas abriera nuevamente sus puertas. Se sentía incomodo. Aunque Malfoy parecía no haberse inmutado.
Ginny acomodaba su escritorio, antes de que el nuevo Jurista llegara. Alguien llamo a la puerta, y ella le invito a entrar.
-Hola Ginny...¿qué tal todo?... veo que al fin te has dignado a ordenar tu escritorio... dijo Fanny con sorna... tendremos que decirle al jefe que contrate Juristas mas seguido.
-Ja...ja...ja... dijo Ginny con risa fingida... amaneciste muy graciosa... y dime ¿a que debo el honor de tu visita?
-Bueno... no se si deba decírtelo... pero... de todas formas te enteraras... dijo Fanny mientras le alcanzaba la hoja de un periódico.
Harry había cumplido con lo que se había propuesto, aunque después tuvo que usar las escaleras para llegar a su verdadero destino.
Hermione y Draco volvieron a quedar solos y una vez mas el silencio se abrió paso entre ellos.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Percy Weasley aguardaba de pie en el pasillo.
-Buenos días Malfoy... saludo Percy con respeto acercándose hasta Draco... bienvenido al Ministerio.
-Buenos días Weasley... saludo Draco de igual forma... gracias.
Hermione no abandonó el ascensor. Las puertas volvieron a cerrarse a tiempo para que nadie fuera testigo de una lagrima que había comenzado a rodar por su mejilla.
Draco volvió la mirada sobre si. Y pudo ver como las puertas del ascensor se había cerrado sin darle tiempo a verla una vez mas.
Ginny tenia el periódico en sus manos. Era la tercera vez que volvía a releer la noticia que allí, en letras góticas, estaba plasmada; acompañada por una enorme fotografía, donde Harry mantenía a Hermione abrazada, muy junto a él.
Una sensación de rabia e impotencia la invadió.
-Son un par de hipócritas... unos... unos... dijo Ginny muy molesta
Y en un arrebato de furia, sin pensarlo, hizo añicos la hoja de papel.
En ese preciso instante, la puerta de la oficina fue abierta, al tiempo que Percy y Draco entraban por ella.
-Esta será tu oficina... puedes hacer cualquier tipo de arreglo que tu así consideres... ya que...
Percy se quedo mudo ante la escena que contempló una vez que había entrado en la oficina.
Horrorizado y apenado miro incrédulo, como su hermana rompía con violencia una hoja de periódico y desparramaba por el piso los pequeños trozos que caían rápidamente.
-¡Por... Merlín!... ¿qué... qué haces?... balbuceo Percy confundido y furioso.
Ginny se detuvo. Y volvió su mirada hacia su hermano, quien venia acompañado por un hombre muy apuesto y elegante.
Ella comprendió rápidamente que de seguro era el nuevo Jurista Mágico. Bajo la mirada apenada por su comportamiento, pero deseo que la tierra se abriera bajo sus pies, cuando vio los restos de la hoja del periódico en el suelo.
-¿Qué comportamiento es este?... arremetió Percy... el Nuevo Jurista Mágico esta aquí...
Ginny volvió a levantar la mirada, ha sabiendas de que su rostro estaba rubicundo. Sin embargo el nuevo Jurista que se mantenía detrás de Percy sonrió levemente, algo que la hizo sentirse un poco menos avergonzada.
Y pudo detallarlo mejor.
-Disculpa... que vergüenza... pero estas cosas... no...
-No se preocupe... interrumpió Draco, a un muy contrariado Percy, manteniendo una media sonrisa.
-Es que... bueno Malfoy... ya no se... si es buena idea... de que compartas la oficina con mi hermana... dudo Percy... ella suele ser... algo... eeeeh... temperamental.
Draco y Ginny se miraron sorprendidos el uno al otro.
Harry estaba de pie, en medio del pasillo que conducía al Departamento de Aurores. Miraba absorto la fotografía de sus padres, tomada mucho antes de su muerte.
Recorrió con su dedo índice el marco que engalanaba la foto de su madre. Luego lo deslizó suavemente por el vidrio, como si de verdad estuviera acariciando el rostro femenino.
Una pequeña lagrima resbaló por la mejilla. Un sentimiento de soledad inundo su corazón, al tiempo que una idea algo absurda pasaba por su mente: La idea de que quizás su existencia terrena no tenia sentido, y que tal vez si Voldemort no hubiese fallado en su hechizo, él realmente fuera feliz, porque estaría con ellos y con Sirius.
El ruido de pasos que se acercaban lo hicieron salir de sus cavilaciones. Decidió retomar su camino, cuando escucho su nombre
-¡Harry!... al fin te encuentro
Era Remus Lupin, quien se acerco rápidamente. Venia algo agitado y su rostro demarcaba preocupación.
-Dumbledore esta en mi oficina... vamos... dijo Remus al tiempo que tomaba a Harry del brazo sin darle tiempo a reaccionar.
En la oficina del jefe de Aurores, Albus Dumbledore aguardaba de pie junto a una planta ornamental de hojas color púrpura, que danzaba alegremente al compás de una melodía que el director de Hogwarts tarareaba dulcemente.
-Lamento la tardanza, Albus... se disculpó Remus mientras le extendía la mano a Dumbledore.
-No te preocupes... esta linda chica me ha entretenido con su baile... dijo Dumbledore amablemente mientras acariciaba unas hojas.
La planta se estremeció complacida, y con algunas de sus ramas acaricio el rostro de Dumbledore.
-Quieta... quieta... pero que coqueta eres... dijo Remus con tono algo molesto.
La planta guardo la compostura. Y Harry no pudo evitar sonreír sorprendido.
-¡Hola Harry!... que gusto volver a verte... dijo Dumbledore con agrado.
-El gusto es mío... le sonrió Harry al tiempo que se sentaba frente a él.
-Albus... te he citado por que dentro de varios minutos llegara Neville... dijo Remus adoptando una aptitud recelosa... según me ha informado trae información muy importante sobre el paradero de Voldemort.
Dumbledore se recostó del respaldo de su asiento. Junto sus manos, las apoyo sobre su regazo y mirando por encima de sus gafas de media luna, le dijo con tono serio.
-Entonces... esperaremos.
-Como te decía Malfoy... esta será tu oficina... continuo Percy tratando de que el nuevo Jurista captara su atención, ya que él permanecía con la mirada puesta en su hermana... pensé en un momento que seria apropiado el compartirla con Ginny... ella es la traductora oficial del ministerio... hay varios documentos recién adquiridos... aun no han sido traducidos...
Percy siguió hablando.
Draco se colocó frente a él. Trataba de prestarle atención por educación, pero de cuando en cuando desviaba su mirada sutilmente hacia Ginny, quien se encontraba detrás de su hermano y no podía apartaba su mirada del nuevo Jurista Mágico.
-"La menor de los Weasley... Ginny... no recordaba su nombre... pero que cambiada esta..."
-"Malfoy... no puedo creerlo... tantos años... ahora entiendo a Hermione"
-Pero puedo hacer arreglos para facilitarte otra oficina... ¿Malfoy?...¡Malfoy!... casi grito Percy al sentir que el joven Jurista parecía no prestar atención a sus palabras.
Draco poso de nuevo sus ojos en él..
Controlo una ligera molestia que amenazo con hacerse visible en su rostro al sentirse incomodo ante la mirada inquisidora de su nuevo Jefe.
Percy volvió sus ojos hacia Ginny quien al sentirse descubierta bajo la mirada rápidamente.
-Creo que esta oficina esta bien... yo no tengo problema en compartirla con la Srta Weasley... si ella no tiene inconveniente... dijo Draco con actitud respetuosa pero algo fría.
-No... no tengo ningún inconveniente... negó Ginny con cierta timidez.
Los minutos transcurrieron en la mas absoluta calma y nerviosismo.
Harry mantenía su mirada fija en la chimenea de la habitación. Tenia el presentimiento de que Neville no traía buenas noticias.
La chimenea estaba apagada. Solo un montón de cenizas cubría el suelo y sus paredes. Pero de pronto una humareda surgió de la nada, y miles de chispas hicieron explosión, dando paso a una figura humana.
Un hombre joven de cara redonda y cuerpo robusto salió de la chimenea y rodó por el suelo de la habitación, llenando de hollín todo a su paso. Solo se detuvo cuando choco contra una pared, hecho un ovillo.
-Neville... Neville... ¿estas bien?... gritaron Lupin y Harry al tiempo que corrieron a ayudar al joven.
Neville se encontraba mareado. Trato de sentarse pero no pudo, por lo que debió ser ayudado. El golpe contra la pared había sido fuerte.
Dumbledore contemplo la escena por un momento y comprendiendo rápidamente lo que había ocurrido, se movió ágilmente y lanzando un hechizo contra la chimenea la sello. Solo unos segundos después se escucho un ruido muy fuerte.
-¡¡RÁPIDO!... ¡¡¡VIENEN DETRÁS DE NEVILLE!... grito Dumbledore.
Lupin y Harry se levantaron, dejando a Neville solo, por lo que este se deslizo por la pared donde se hallaba recostado y cayo nuevamente al suelo.
Los tres magos invocaron un hechizo al mismo tiempo
-Protegere fortus.
Un rayo azul impactó contra la chimenea haciéndola desaparecer por completo y convirtiendo toda la pared en una aleación de plata y bronce.
Del otro lado se podían escuchar ruidos que hacían suponer la lucha que se libraba entre los intrusos, para poder entrar a la habitación.
Remus Lupin hizo un movimiento con su varita en el aire haciendo un sonido como de un timbre, y a los pocos minutos la oficina se lleno de aurores que llegaron por la puerta o se aparecieron en medio de la habitación.
-¡¡Debemos proteger el ministerio!... ¡¡divídanse y custodien cada entrada y salida!... mando Lupin a los aurores... ¡¡se sospecha que pueda existir un ataque de mortifagos!
Ellos obedecieron al instante sin pedir explicaciones. Y mientras volvían a desaparecer de la misma forma en que aparecieron; Dumbledore se acercó hasta el olvidado Neville.
-Buenos Días... se le notifica al Señor Percy Weasley...que es solicitado en su Departamento... Señor Percy Weasley por favor acérquese a su Departamento... Gracias.
Percy Weasley abandonó la oficina con cierta suspicacia, pero debía de atender al llamado que aquella dulce voz femenina le acababa de hacer. Tenia cosas mas importantes en que ocuparse.
Ginny y Draco mantuvieron las distancias, pero no podían dejar de mirarse. Quizás era la primera vez que estaban solos en un mismo lugar y a una misma hora.
-Bueno... creo que... debo darle la bienvenida... dijo Ginny rompiendo el silencio.
Se acerco insegura hasta él y le extendió la mano.
Draco correspondió al saludo, apretando con suavidad la mano de la chica.
-Gracias Srta Weasley... y... ¿cuál será mi escritorio?... pregunto Draco mirando a su alrededor.
-Aquel... dijo Ginny al tiempo que señalaba hacia el otro rincón.
Draco se acercó hasta el escritorio y coloco sobre este un portafolio forrado en piel de unicornio.
Ginny no pudo dejar de sorprenderse, ya que los objetos hechos con partes de unicornio eran muy exclusivos. Pero luego comprendió que viniendo de un Malfoy no era ningún problema.
Ella miro de reojo su bolso, el cual había permanecido a su madre, y que estaba algo viejo y raido. Su sueldo no era muy alto, pero le había servido para independizarse. Y eso había sido suficiente hasta ese momento.
Pero ahora al lado de aquel elegante mago, con quien tendría que compartir la mayor parte del día, le parecía que su atuendo, y su sencillez contrataba de forma alarmante con su soberbia presencia.
Sin embargo no podía olvidar y tal vez no debía olvidar, quien era él.
Era Draco Malfoy, alguien que durante sus años de escuela no perdió nunca oportunidad para ofender a su apellido.
Pero luego de lo que había presenciado al viajar al pasado, su concepto del antiguo mortifago había cambiado, y hasta sentía un dejo de pena por él.
Sintió su rostro ruborizarse, cuando descubrió a Draco mirándola evaluadoramente.
Él nunca pensó que al aceptar el trabajo de Jurista en el Ministerio, estaría bajo las ordenes de un Weasley y que tendría que compartir oficina con uno de esos insoportables pelirrojos. Sin embargo no podía negar que en el fondo no le resultaba tan desagradable la compañía de la pequeña hermana del idiota de Ron Weasley.
Nunca había tratado mucho con ella, ni le había prestado mucha atención en todo el tiempo que habían compartido en Hogwarts.
Ella tenia el mismo estilo de ellos, una mirada bondadosa, una sonrisa amigable y siempre dispuesta a ayudar, y ni que dudar de esas cabellera roja y esas múltiples pecas.
Sin embargo esas características que tanto despreció en sus hermanos, en ella lucían de forma diferente.
-"Quizás por ser una chica... no me parecen tan detestable... y... ¡que clase de chica!".
Ginny había desparramado por el piso, una montaña de papeles que descansaban sobre su escritorio, al sentirse nerviosa por la mirada de Draco.
Él se levanto rápidamente para ayudarla, y no pudo evitar sonreír divertido ante su afán de no ser ayudada.
-No se moleste Sr Malfoy... yo lo recojo... dijo Ginny mientras trataba inútilmente de tomar todos los papales entre sus manos.
Draco hizo caso omiso a su petición, y coloco los papeles sobre el escritorio de Ginny de forma cortés.
Cuando los recogió todos, reparo en los trozos de periódico que un estaban sobre la alfombra.
Ginny se dio cuenta de ello y contrariada dijo
-OH... disculpe...
Ginny saco su varita mágica, e intento hacer un movimiento para desaparecer los trozos de periódico, pero Draco se lo impidió. Su curiosidad venció a su razón y tomando dos de esos trozos leyó:
-"...La afortunada joven es la Señorita Hermione Granger. El amor entre ambos ha soportado muchas adversidades"
Decía uno, y en el otro se podía leer
-"... nadie duda que ahora que se han reunido de nuevo, la relación termine en enlace matrimonial...".
Draco levantó su mirada y se topo con los ojos de Ginny.
Ahora podía entender su reacción. Por que había sido la misma que él había tenido.
Ambas miradas se comprendieron inmediatamente.
Ella trataba de no ser descubierta, pero él lo había hecho sin ningún problema.
Entonces fue Draco quien con un movimiento de varita, hizo desaparecer los papeles.
-Le aseguro Srta Weasley... sentenció Draco sonriendo levemente... que no valen la pena.
-Tiene usted razón Sr Malfoy... aseguró Ginny con una leve inclinación de cabeza... pero es difícil que el corazón y la razón convengan en algo.
