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ILLUSIO

Harry Potter caminaba pensativo por el pasillo que comunica al Departamento de aurores, aquella mala nueva que de labios de Neville había conocido, ahora resonaba en su cabeza de forma incesante.

Se detuvo frente al ascensor, y mientras subía hasta el primer piso, para abandonar el ministerio luego de ese largo día, otra idea cruzo por su mente.

-"Malfoy tiene razón... el ministro de magia no ha dado señales de vida... él debió estar al frente del ministerio durante el incidente ocasionado por los mortifagos... debería preguntarle a Remus que piensa al respecto"

Estuvo tentado indicarle al ascensor descender de nuevo, pero miro su reloj de pulsera y al ver la hora que marcaban sus manecillas, decidió mejor dejarlo para el día siguiente.

Bajo del ascensor y se encaminó hacia las chimeneas de absceso.

Y se quedo de una pieza, cuando vio a una pareja frente a una de las chimeneas hablando muy animadamente.

Una puntada de rabia hizo acelerar su corazón.

Se escondió detrás de una columna, para tratar de oír sin ser visto.

-Lamento que por mi culpa usted se halla quedado hasta tan tarde Srta Weasley... se disculpo Draco mientras sostenía su maletín de piel de unicornio.

-Ha sido un placer serle útil Sr Malfoy... dijo Ginny con una sonrisa... aun quedan muchos documentos por revisar... y como usted bien dijo... el tiempo esta en nuestra contra.

-Creo... que ya es hora de que valla a descansar... mañana nos queda otro arduo día de trabajo... se despidió Draco con una inclinación de cabeza.

-Que espero no sea tan movido como el de hoy... dijo Ginny mientras lanzaba polvos flu a una chimenea.

Una llamarada verdosa ardió dentro de la chimenea y al grito de "Casa de Ginny", la bruja pelirroja desapareció no sin antes dedicarle una ultima sonrisa a su nuevo jefe.

Draco la observo marcharse, y cuando las llamas desaparecieron tras ella, él no pudo evitar devolverle la sonrisa y suspirar hondamente.

Luego con un movimiento de su capa desapareció.

Harry ocupo el lugar que minutos antes habían ocupado los dos jóvenes.

Aun tenia su labios separados un poco, por la sorpresa que le había causado lo que sus ojos contemplaron.

-"¡No lo puedo creer!... ¿Ginny?... ¿Malfoy?... pero... pero... ¿desde cuando?... ¿en que momento?... ¡¡no!... ¡¡esto si que no!... ¡no!... ¡no Malfoy!... ¡esto si que no voy a permitírtelo!...", pensó Harry con furia mientras desaparecía detrás de su capa.

Apareció en el medio de la sala de su departamento muggle.

Encendió con un movimiento de su varita las luces del lugar, y durante unos minutos contempló su soledad.

-Pero... ¿que no voy a permitir?... si Ginny no es nada mío... yo mismo la rechace ... la desprecie... así que ella es libre... puede estar con quien quiera... dijo con tristeza mientras se dejaba caer abatido sobre el sofá.

Allí sin mucho esfuerzo las lagrimas mojaron su rostro hasta que el sueño lo venció. No sin antes dejar que una ilusión comenzara a surgir en su mente.

Rápidamente los cálidos rayos del sol naciente de una bonita mañana entraron por los cristales de las ventanas e inundaron el lugar.

Harry abrió sus ojos con pereza, y se descubrió vestido igual que el día anterior y fue cuando cayo en cuenta que no se había cambiado, no había cenado, ni siquiera había pisado el cuarto.

En menos de media hora ya estaba de vuelta en el ministerio.

Era una ventaja ser un mago, para poder bañarse, vestirse y desayunar en tan poco tiempo.

Saludó amigablemente a algunos magos y brujas que llegaban a su trabajo con el uso de polvos flu, pero casi choca con alguien que de forma atropellada salía de la ultima chimenea.

-Oh... disculpe... no lo... vi... dijo una Ginny bastante azorada, tratando de acomodar un bolso en su hombro derecho, sin la ayuda de sus manos que estaban llenas de carpetas.

-Déjame ayudarte Ginny... dijo Harry amable mientras intentaba sostener la montaña de carpetas que amenazaban con caer al suelo.

Ginny levanto sus ojos, y el rubor se apodero de sus mejillas al contemplar nuevamente aquellos ojos verdes que por tanto tiempo había extrañado.

Harry sintió un pequeño estremecimiento al sentir el roce de las manos de ella sobre la suyas.

Era la segunda vez que sentía algo así, al estar en contacto con Ginny y eso le causo una extraña sensación, que hizo brotar de nueve en él la ilusión que su mente fantaseaba con materializar.

-No te molestes... dijo Ginny tratando de ocultar su nerviosismo, algo que fue en vano...

La escena resultaba muy divertida para quien la observaba de lejos. Harry tratando de ayudar y Ginny tratando de no ser ayudada.

De pronto la montaña de carpetas desapareció.

Ginny y Harry se miraron asombrados, ninguno de los había hecho nada.

Luego sus miradas se dirigieron hacia su izquierda.

Y de pie a su lado, estaba Draco con actitud arrogante y una mirada fría.

-Las carpetas están en su escritorio Srta Weasley... allá la espero.

Draco no espero recibir el agradecimiento que Ginny intento expresar. Él simplemente giro sobre sus talones y desapareció por el pasillo principal.

-Pero que tipo tan mal educado... dijo Harry molesto... aun sigue siendo el mismo pretencioso... presumido...

-Debo irme... gracias de todas formas... dijo Ginny presurosa interrumpiendo a un Harry dispuesto a encontrar todos los calificativos mas peyorativos que describieran a la perfección a Draco.

Harry la vio marcharse. De verdad cada minuto que pasaba, aquella ilusión cobraba mas fuerza en su mente.

Draco llegó a su oficina dando un portazo y colocando de forma brusca el maletín de piel de unicornio sobre el escritorio.

Estaba molesto.

Muy molesto.

Se paso una mano sobre su cabellera platinada pulcramente peinada, mientras la cordura volvía a dominarlo

-"¡Hey!... Pero... ¿qué pasa Draco?... esa niña no es nada tuyo... ¿por qué esa actitud?... Potter solo trataba de ayudarla... ¡si!... igual como lo hizo con Hermione ¿no?...

Sabia que estaba tomando un rumbo equivocado. Se estaba tomando atribuciones sobre Ginny que él no tenia.

Bien sabia que Potter era el dueño de ese corazón.

Pero por un instante pensó, que hubiese dado todo lo que tenia, para que esa bruja pelirroja lo amara a él con esa misma intensidad y si era posible más, mucho más.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien que hizo acto de presencia en la oficina

-Buenos Días Malfoy... saludo Percy de forma ceremoniosa... ¿cómo te encuentras?

-Buenos Días Weasley... dijo Draco de forma amable... bien... gracias... estoy bien...

-Me alegro... dijo Percy cortésmente... entonces hoy podremos seguir analizando los documentos de los que te comente ayer.

-Si... claro... por supuesto... afirmo Draco contundentemente, dispuesto a comenzar a trabajar de lleno en sus obligaciones para tratar de apartar de sus mente cualquier otro pensamiento.

-Excelente... entonces no perdamos mas tiempo... vamos... iremos a un pequeño salón donde estaremos mas cómodos.

Percy abrió de nuevo la puerta de la oficina, y en ese momento Ginny entraba algo acalorada.

-Hola Ginny... dijo Percy algo molesto... veo que has llegado tarde... como siempre.

-Pero... no... yo... no... intento disculparse, pero Percy continuo en su ataque

-¡Nada de peros!... ¡nada de excusas!... no se cuando aprenderás a tomarte tu trabajo en serio

Ginny sintió que su rostro se ruborizaba del coraje que aquellas palabras de su hermano hicieron brotar en cada una de sus células.

Ella no era así como él la describía.

Siempre había cumplido a cabalidad su trabajo y nunca nadie había tenido una queja ella. Ni siquiera él. Así que aquel reclamo la tomo por sorpresa.

-La srta Weasley llegó temprano... dijo Draco en su defensa... me consta... pero Potter la entretuvo en el lobby principal.

-¡Otra vez detrás de Harry!... casi gritó Percy aun mas molesto... ¡cuando vas a entender que él no quiere nada contigo!... ¡deja de perseguirlo!...

Ginny sintió que las lagrimas se acumulaban en sus ojos. Pero mantuvo su mirada firme en los ojos de su hermano, no solo por dignidad sino para evitar ver la reacción de Draco a esas acusaciones de las que ella era objeto.

-Si ya terminaste de ofenderme... dijo Ginny con furia contenida... permite continuar con el trabajo que, según tu opinión, tan malamente realizó en esta oficina... y si no te gusta mi desempeño laboral puedes firmar de una buena vez la renuncia que tantas veces te he pedido.

Draco miro asombrado a Ginny. No podía creer que ella había tenido y aun parecía tener en mente renunciar.

-"¿Será acaso por culpa de la noticia del Profeta?", se preguntó para si mismo.

La piel de Percy adquirió un tono marmóreo, al darse cuenta de los efectos que sus palabras habían provocado en su hermana. Pero su petulancia le impidió disculparse y menos delante de terceros.

-Acompáñame Malfoy... Hermione debe de estar esperando... dijo Percy abandonando la oficina

Draco había tomado su maletín del escritorio pero al escuchar aquel nombre se detuvo en seco.

No quería para nada un nuevo encuentro con Hermione.

Volvió sus ojos hacia Ginny y por un momento deseo quedarse a su lado.

Ella levantó los ojos y descubrió una mirada gris que descansaba sobre ella.

Se observaron por un instante.

Y simplemente se sonrieron.

-Me gustaria que nos reuniéramos luego... comento Draco con anhelo... usted cree que sea posible Srta Weasley...

-Si Sr Malfoy... dijo Ginny con timidez.

Harry caminaba de un lado para otro en su oficina. Estaba furioso. Había tenido un momento único para poder hablar con Ginny, luego de tanto tiempo y Draco como siempre había sido muy inoportuno.

Tendría que forzar un nuevo encuentro, para materializar su ilusión cuanto antes.

Él sabia que aun era el dueño del corazón de Ginny, lo había confirmado en su mirada esa mañana, pero también sabia que era solo cuestión de tiempo antes de que Draco se abriera paso en el corazón de Ginny.

Porque con horror descubrió en esa fugaz mirada que Ginny y Draco compartieron, desconcierto ante el nacimiento de un nuevo sentimiento.

Alguien golpeo con fuerza la puerta.

Harry se volvió hacia ella y con un movimiento de varita la abrió, dejando así a la vista a Lupin quien leía en el diario El Profeta las noticias del día.

-Hola Harry... disculpa que te interrumpa... dijo Lupin entrando sin levantar sus ojos del periódico... pero mi secretaria me dijo que querías verme.

-Si... afirmó Harry mientras cerraba la puerta... es algo que quiero comentarte con respecto a los acontecimientos de ayer... ¿te fijaste que el ministro de magia estuvo ausente durante un momento tan serio e importante para la seguridad del magisterio?

Lupin detuvo su lectura y levanto su mirada hacia Harry. Y su expresión denotaba que no se había fijado en ese detalle hasta ese instante.

-¡Caramba!... no me había percatado de eso... exclamo Lupin preocupado... y... ahora que recuerdo... estas son las horas en que aun no lo he visto... ¿será que le paso algo?

-No... le hice el mismo comentario a Neville y él me dijo que lo había visto muy temprano en su oficina... aseguro Harry, mientras tomaba sus gafas y las limpiaba con un toque de su varita.

Por segunda vez la puerta fue golpeada.

Esta vez fue Lupin quien la abrió mágicamente.

-Buenos días... dijo el ministro de magia con una sonrisa.

Harry y Lupin se miraron con reserva, ante la actitud del ministro.

-Buenos días... respondieron.

-Harry... te estado buscando... necesito hablar contigo sobre algo muy, muy importante... dijo el ministro tomando a Harry por el brazo.

-Un momento señor Ministro... dijo Lupin deteniéndolo... necesitamos hablar con usted... ¿acaso no sabe lo que paso ayer en este ministerio?

-Si... si... si Remus... ¡claro que lo se!... pero que contrariedad... dijo el ministro llevándose las manos a la cabeza de forma angustiada... que peligro tan grande... y yo ausente... pero... me dijeron que Draco manejo muy bien la situación... eeehh... quiero decir... todos manejaron muy bien la situación.

Tuvo que corregir sus palabras al ver la expresión sombría en el rostro de Harry.

Pero el joven mago no había adoptado esa actitud porque le molestara la mención de Draco, sino por la actitud del Ministro que parecía muy sospechosa.

-Efectivamente todo fue controlado a tiempo... dijo Lupin con un dejo de molestia en su voz... pero... disculpe... señor Ministro... ¿dónde estaba usted?

-Veras Remus... tuve que salir urgentemente... se explico el ministro... porque me debía reunir con el ministro de magia de Austria... bien saben que se sospecha que Voldemort esta escondido en ese país...

-¿El ministro de Austria estuvo aquí en Londres?... pregunto Lupin dudoso.

-Si... de forma clandestina... dijo el ministro con voz misteriosa... los mortifagos están en todos lados... había que tomar medidas extremas de seguridad.

Harry y Lupin volvieron a mirarse aun mas desconfiados.

-Lo cierto es que... Voldemort ya no esta en Austria... dijo el ministro apesadumbrado... ha escapado a otro país... a otro continente.

-Pero... ¿como es eso posible?... se exalto Lupin... Neville nos dijo que...

-Si ya se... el joven Longbotton me ha contado lo que averiguo... interrumpió el ministro... por eso vine a hablar con Harry... es importante confirmar la información del Ministro Austriaco... por eso quiero asignarle a él esta misión.

-¿Cuál es exactamente esa misión?... pregunto Harry con reserva

-Deberás ir hasta ese lugar... y confirmar si en efecto Voldemort esta allí...

El ministro saco su varita y haciendo un circulo en el aire dibujo un mapa.

-Según la ultima información... dijo el ministro señalando un punto mas allá del Océano Atlántico, casi en medio del Mar Caribe, en el continente Americano... Voldemort se esconde en una de estas islas... tu misión será averiguar donde esta exactamente... y avisarnos inmediatamente...

Una vez mas el joven auror y su jefe cruzaron miradas.

-Pero no iras solo... voy a asignar a la traductora oficial del ministerio para que valla contigo... dijo el ministro haciendo desaparecer el mapa... para solventar los problemas del idioma.

-Un momento... dijo Lupin dudoso... ¿como va Ginny a acompañar a Harry en una misión tan peligrosa...?

El corazón de Harry dio un vuelco.

Él no recordaba que la traductora oficial del ministerio era Ginny.

Ese era el momento ideal para reconquistarla.

Pero su alegría se esfumo como el humo, al reconocer que Lupin tenia razón.

-¿Peligrosa?... no para nada... dijo el ministro desestimando la apreciación de Lupin... como ya dije... Harry ira solo en plan de confirmar tal noticia y de verificar el verdadero paradero de Voldemort... no tiene porque exponer su vida y la de otros... y para obligarlo a ello es que quiero que valla acompañado... para que no sucumba a la tentación de querer hacer las cosas él solo... además no tengo a nadie en quien mas confiar.

Lupin suspiro profundamente. Cada palabra del ministro tenia un asidero real.

No solo era Harry el mas indicado para tal misión, por toda su preparación, sino que la idea de que Ginny lo acompañara hacia que se viera forzado a no intentar nada que pudiera perjudicarla.

-Y... ¿cuándo deben partir?... pregunto Lupin sin hacer caso de la expresión en el rostro de Harry.

-Cuanto antes mejor...

-No... yo no voy para ninguna parte con Ginny... dijo Harry molesto... acaso creen que esto es un viaje turístico... no... esto es muy peligroso... si en verdad Voldemort esta en alguna de esas islas, los mortifagos deben estar en todas partes... y cuando se enteren que estamos allí... no dudaran en atacarnos...

-Es que no tienen porque saber que están allí... dijo el ministro con una picara sonrisa... ustedes se harán pasaran por turistas muggles... y la magia solo estará reservada para momentos donde este expuesta la vida.

La ultima carpeta de papeles que Hermione había llevado a la improvisada reunión, estaba siendo revisada.

Ella tomaba apuntes con su pluma mágica, mientras Percy y Draco discutían formalismos legales. Pero de tanto en tanto Hermione daba acertadas opiniones, que eran aceptadas sin reservas por los dos magos.

Finalmente, Percy miro, en un momento de silencio, el reloj de arena que descansaba sobre una columna de plata en una esquina de la habitación.

-Pero que tarde es... ya es mas de medio día... con razón tengo hambre... bien... muy bien... dijo Percy mientras se levantaba de la mesa... ha sido una mañana muy provechosa... gracias a ambos por su maravillosa colaboración... creo que en una semana podremos ponernos al día... así que... yo me retiro... nos vemos mañana a la misma hora... tengan buen día.

Percy se marchó dejando a Draco y a Hermione solos.

Draco comenzó a acomodar los papeles nuevamente en sus respectivas carpetas, tratando de ignorar a la joven bruja. Pero debió detener su labor, cuando la mano de ella se poso suavemente sobre las suyas.

-Draco... tenemos que hablar... dijo Hermione mientras con su otra mano obligaba en forma sutil a que él dirigiera su mirada hacia ella... no puedes ignorarme por siempre.

-Sabes bien que puedo hacerlo sin problemas... dijo Draco con voz fría.

-Por favor Draco... suplico Hermione... no me trates así... yo te amo.

-¿Si?... y lo demuestras comprometiéndote en matrimonio con Potter... que adorable ¿no?... dijo Draco con ironía, retirando con brusquedad su rostro.

Ella lo aferró para evitar que también retirara su mano.

Podía sentir como temblaba ligeramente mientras ella se acercaba.

Draco trago fuerte mientras sentía la suave caricia de los labios femeninos sobre la piel de su cuello.

No quería ser tan débil. No quería sucumbir.

Pero el corazón no quiso entender de razones.

-Tu eres mi todo Draco... mi único dueño... en mi corazón no hay nadie mas que tu.

-Pe... pero... en el pro...profeta... yo... yo leí... tartamudeo Draco al sentir las manos femeninas recorriendo su cuerpo.

-Eso es solo una mentira... ronroneo Hermione con voz aterciopelada... yo soy y seguiré siendo solo para ti.

Y poco a poco busco los labios masculinos que no opusieron ninguna resistencia a ser besados.

Y ambos se hundieron en un ardiente y anhelado beso. En donde los sentidos se reencontraron desbocándose sin medida.

Draco tomo a Hermione por la cintura y alzándola la sentó en la mesa de madera, que hacia pocos minutos había servido de escritorio.

Rápidamente se deshicieron de sus túnicas.

Sin preámbulos Draco comenzó a desabotonar la blusa de ella para dar paso a sus manos en la búsqueda de sus pechos.

Hermione se recostó sobre la madera para disfrutar aquellas cálidas caricias, mientras los dedos de sus manos se perdían entre los rubios cabellos masculinos.

Y sus labios seguían correspondiendo a los furiosos besos que no daban tregua alguna a la sobriedad.

Cada nueva caricia, cada nuevo beso se hacia mas suplicante, porque la pasión se desbordara de sus cuerpos. Poco a poco había mas contacto piel con piel.

Pero una sensación hizo a Draco detenerse.

Hermione lo miro asustada y en un susurro entrecortado por el deseo pregunto

-¿Qué... pasa... mi amor?

Draco se incorporo y contemplo el cuerpo semidesnudo de Hermione tendido sobre la mesa.

Y una electricidad recorrió su espina dorsal. El deseo por poseer ese cuerpo lo estaba devorando. Pero mas pudo su orgullo herido.

Aquella sensación había sembrado una duda en su corazón.

Por lo que se dio la vuelta y comenzó a buscar en el suelo su camisa, su corbata y su túnica, tratando de ignorar las suplicas de Hermione.

-Pero Draco... ¿qué te ha pasado?... dime... hice algo malo...

Él le entrego su túnica y con voz fría le dijo

-Vístete...

Hermione tomo la túnica con manos temblorosas y colocándola sobre su piel desnuda, no pudo evitar que las lagrimas mojaran sus mejillas.

-Draco... yo te amo...

-No Hermione... tu solo te amas a ti misma... acaso crees que no iba a descubrir que entregaste tu cuerpo a otras caricias y a otros besos... dijo Draco indignado.

Hermione bajo la mirada.

-Eso fue hace mucho... y fue una equivocación... además tu también...

-¿Yo?... no Hermione... mírame... dijo Draco levantando el rostro femenino hasta el nivel de sus ojos... bien sabes que después de ti no hubo nadie... y yo pensé tontamente que tu respetarías nuestro pacto...

-Reconozco que mi cuerpo ha albergado otras pasiones... pero mi alma y mi corazón solo te han añorado a ti... dijo Hermione alargando su mano hasta el pecho de Draco y tocándolo con deseo.

-Es mejor dar por terminado lo que aun pueda existir entre nosotros... dijo Draco tomando la mano de Hermione para luego apartarse de ella... por el bien de ambos... es mejor no seguir alimentando esto que tu mancillaste.

-Fuiste tu quien decidió por cuenta propia el destino de nuestra relación... se defendió Hermione...

-Por qué fuiste una cobarde... reclamo Draco... no quisiste enfrentar el destino a mi lado.

-Tu querías ser un mortifago... argumento Hermione... querías seguir los pasos de tu padre...yo no tenia cabida en tu vida... por ello me abandonaste.

-Y que rápido conseguiste consuelo en los brazos de Potter... le recrimino Draco dolido, ante esa duda que crecía.

-Si... Harry fue un gran apoyo... un gran amigo... dijo Hermione mientras comenzaba a vestirse confirmando así, la duda de Draco.

-Una amistad muy profunda... dijo Draco con ironía... tanto como para compartir la misma cama.

Hermione se coloco la túnica y mirándolo fijamente le dijo

-Puedes pensar y decirme todo lo que quieras... pero hoy me demostraste que aun me amas.

-No confundas deseo y pasión con amor... dijo Draco con voz fría.

-¿Si?... tu crees

Hermione se acerco ha Draco y rozo sus labios con los suyos.

Las pálidas mejillas del joven mago se sonrojaron. A lo que ella no pudo evitar sonreír satisfecha.

Draco regreso a su oficina muy confundido, llevaba la túnica colgando en su brazo izquierdo.

Se alegro de no encontrar a Ginny allí.

Quería estar solo.

Quería ordenar sus ideas

Se sentó en el sillón reclinable detrás de su escritorio. Dejo descansar su cabeza en el respaldo. Aun podía sentir el calor de los labios de Hermione sobre su piel.

Por lo que su corazón volvía nuevamente a acelerarse.

Pero no podía permitirlo.

Se sentía ofendido, al saber que Harry había tenido que ver algo con ella.

Así que por orgullo propio no debía, ni podía permitirse volver a ser tan débil en los brazos de Hermione.

-"Tienes razón... aun me gustas... aun te deseo tanto... y quizás aun te amo... pero eres pasado... y no voy a permitir que vuelvas a ser presente... y menos ahora que..."

Los pensamiento de Draco fueron interrumpidos por el sonido de pasos.

Ginny entro en la oficina mientras sorbía una vaso de te, y al ver la expresión en la cara de su jefe se ruborizó.

-Srta Weasley le gustaría dar un pequeño paseo conmigo...