------------------ Cap 3... ¿Un Ron exasperado? ¿Una Hermione extraña? ¿Tan generosos los gemelos? ¿Qué hacen Ron y Luna solos? ¿SOLOS? ¡NO! ¿o si...? sigan leyendo... :P

-Vamos, Ron, a levantárse. Buenos días, Harry, cielo...

-¿Por qué tan temprano, mamá...? –preguntó desde su cama Ron, sin abrir los ojos y abrazándose con fuerza a su almohada.

-¡Son las 10:30! Si realmente esperas que te deje dormir más, estás completamente equi... –

-¡Buenos días! –saludó alegremente Hermione entrando a la habitación y echándo una mirada de reojo a Ron (quien se intentaba desprender de las sábanas con las que había quedado enredado) y yendo hasta la señora Weasley –Ginny dice que no hay suficientes tostadas –informó con felicidad.

-Ah... bueno, dile que ya voy para allá... –dijo la mujer, perpleja. Cuando la puerta se hubo cerrado (Hermione salió tarareando) comentó: -La veo muy alegre hoy, ¿no?

Harry, que se había levantado de la cama, dijo:

-Sí... últimamente está muy rara.

Ron se quedó mirando a Harry unos segundos, entrecerrando sus ojos. Cuando su madre cerró la puerta de su habitación, el ruido le hizo medio sobresaltarse y recordar que tenía que vestirse.

Estaba abrochando el último botón de su camisa cuando oyó la voz de Harry decirle:

-Oye, Ron, ¿te pasa algo? Porque te veo como...

-¿Deprimido? –se adelantó su amigo, mirando sus manos (que se habían quedado en la posición de abrochar el botón).

-Sí, algo así... –afirmó Harry, abriendo los ojos.

-Pues mira, no lo estoy –le espetó Ron sin mirarlo y levantándose de la cama. –Bueno, yo voy bajando a desayunar, me estoy muriendo del hambre... –y dicho esto bajó rápidamente, antes de que su amigo pudiera detenerlo.

-Hola –le saludó con desgano Ginny, agarrando una tostada que su madre se había encargado de hacer aparecer enseguida. Luna, por su parte, miraba el vaso con chocolatada que tenía delante con una expresión de embobada total. Ginny lo notó y rió por lo bajo. Ron las miró y negó con la cabeza.

Harry bajó unos segundos después. El pelirrojo se hizo el distraído, pero no pudo evitar mirarle con desagrado contenido cuando se sentó al lado de Luna. Ésta ni se inmutó.

-Si quieren hoy pueden ir a la colina. –dijo el señor Weasley, que se estaba preparando para ir a trabajar, y miró por la ventana –Hoy el día parece excelente.

-No, Arthur –negó la señora Weasley –o al menos no ahora, el sol está pegando muy fuerte.

-¡Vamos, mamá! –gritó Fred, que había bajado las escaleras junto a George.

-Sí, necesitamos probar estas nuevas bellezas –agregó George y mostró una nueva, reluciente y pulida escoba de la serie Nimbus 2001. Ron quedó con la boca abierta.

-¿De donde compraron eso? –preguntó, atónito.

-Ya sabes, el negocio –contestó Fred, mostrando también su ejemplar –nos va mejor de lo que esperábamos.

-Pero no me habían dicho que comprarían escobas nuevas –les dijo la señora Weasley examinando las escobas, y frunciendo levemente el entrecejo –eso debió de costar bastante...

-Tranquila, mamá, también compramos cosas para ustedes –sonrió George. Con un movimiento de la varita, hizo que una bolsa donde podía caber perfectamente un pie de Hagrid llegase hasta ellos. Fred se apresuró a agarrar un paquete rectangular de color bordó y se lo entregó a su madre.

-¿Por qué todo esto? –preguntó ella, desconcertada, mientras George le pasaba su regalo a Harry, que resultó ser un pequeño manual donde habían trucos secretos para manejar la escoba.

-Ya lo dijimos, el negocio va estupendamente, y todos necesitamos celebrarlo –aseguró Fred, sacando el presente de Ginny.

Cuando sacaron el último regalo (el de Luna), George titubeó al dárselo.

-Pensamos que esto te gustaría –dijo, y le entregó un paquete pequeño, con forma cuadrada. Luna abrió su regalo con indiferencia, como si le hubiera dado igual que se lo trajeran regalo o no. Una miniatura que se movía y rugía ferozmente, se desprendió del papel que quedaba y miró a su alrededor fieramente. Tenía los cuernos muy cortos, el color de las escamas de cobre y la cresta negra, lo cual le daba un aspecto muy amenazador. (N/A: Grax Esteb!!)

-¿Qué es esto? –preguntó Luna de repente, mirando con ojos desorbitados a la criatura que tenía delante.

-Eso –apuntó Fred –es una miniatura de un Vipertooth Peruano, la única especie de dragón existente en América.

Luna observó a Fred con los ojos saltones muy abiertos.

-No existen.

George frunció el entrecejo.

-Claro que sí –la contradijo su gemelo, con aire de ofendido –nos lo dijo Charlie.

-No existen –repitió Luna, y Hermione lanzó un bufido. Sus ojos lanzában chispas.

-Bueno –interrumpió el señor Weasley de repente, mientras agarraba su capa para salir -¿Entonces irán a la colina, chicos?

-¡Sí! –exclamó Ginny, logrando que Luna se irguiera en el asiento del susto –¡Vamos! ¡Y podemos jugar quidditch!

La rubia hizo una mueca y volvió a concentrarse en el vaso que tenía delante.

-No me gusta el Quidditch –dijo con apatía –prefiero investigar a los snornacks de cuernos arrugados –aseguró. Hermione, que hasta entonces no había hablado, le dirigió una todavía más amarga a Luna, pero no dijo nada. Parecía habérsele esfumado la alegría que había tenido hacía unos minutos antes.

-Bueno –dijo Ginny, impaciente –¿Vamos o no?

-Yo voy –dijo Harry, entusiasmado por volver a montar en su Saeta de Fuego.

-Y yo –terció Hermione –No me vendría mal tomar algo de aire fresco.

-Yo no quiero ir –dijo entonces Ron, y todos le miraron. Incluso Luna separó su mirada del vaso. –Es que... No me siento muy bien...

"¿A quién engaño?" –pensó el pelirrojo, desanimado. Pero, ¿qué podía hacer, sino? Debía optar entre ir con "sus dos mejores amigos" a jugar Quidditch (lo cual le encantaba) o quedarse con Luna Lovegood, quien ahora le miraba con aquellos saltones ojos celestes tan...

-Pero vayan ustedes. –agregó, mirando a Ginny, Harry y Hermione –Es solo un dolor de estómago. Les veré dentro de un rato, seguramente...

Tras un rato de intentar convencerlos, su hermana y su supuesto amigo estaban con sus dos respectivas escobas en los hombros, y a su lado iba Hermione, levemente molesta y mirando a Ron de reojo, como si pensara que la idea de que él se quedase con Lunática Lovegood solos fuera la idea más idiota que hubiera tenido en días.

-Bueno, nos vemos más tarde, Ron –dijo Harry.

-Sí, y si te encuentras mejor no dudes en ir a la colina –le aconsejó Hermione.

-Hasta luego –se despidió Ginny y tras un leve movimiento de la mano, cerró la puerta con un portazo de los normales.

Ni bien la puerta se cerró, Ron se sintió repentinamente inquieto. No podía mirar a Luna, simplemente no podía. Sus amigos, sus hermanos, su padre y su madre (quien se había ido a hacer una compra al Callejón Diagon) se habían ido. Estaba completamente solo a escepción de un gato loco, dos lechuzas molestas en la habitación de arriba, un ruidoso espíritu en el desván y una chica preciosa, inocente y tranquilamente sentada a su lado.

-¿Por qué no has ido? –le preguntó la voz soñadora de esa chica con cierto tono de que no le importaba demasiado, pero mirándole con sus ojitos perturbadores.

-Y-ya lo había dicho... m-me dolía el estómago... –dijo, intentando aparentar que sentía un gran dolor y sujetándose la barriga con los brazos, como si se abrazara a si mismo. Luna le miró sin inmutarse demasiado.

-Bueno, con un conjuro es muy fácil de quitar el dolor de estómago –dijo con simplicidad –pero al no estar en el colegio...

Luna sonrió. Ron se quedó mirándola sin poder apartar la vista de ella. Se veía tan guapa cuando sonreía de esa manera...

Sin poder evitarlo se acercó un poco a ella, pero la chica no pareció notarlo.

"No, Ronald Weasley, ni se te ocurra" –le dijo una voz en su mente. Parecía hacer un gran esfuerzo por contenerse a lo que se disponía. ¿Y si...? Pero no, no podía...

"Piensa en las consecuencias que traería eso..." –volvió a decirle la voz. Y pensó. Se imaginó las caras de perplejidad de sus amigos cuando se enterasen... y se preguntó... ¿Luna sería capaz de no decirle a nadie...?

Se volvió a acercar. Era demasiada belleza para que él la aguantara. Luna no sería una veela como Fleur, pero su mente ya no parecía diferenciar entre veela y Luna. De hecho, su mente ya no podía diferenciar nada en aquel momento. Porque solo una cosa importaba, solo alguien. Solo una persona ocupaba sus sentidos ahora...

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Huju!! Que capitulazo xD

Bueno, lo hice mas largo a ver si les gustaba asi mas, si les gustan mas cortitos me avisan ehh!! Y si les gusta asi tambien me avisan xD necesito la opinion de mis lectores! (entiendan, que si estoy esforzandome con un fic que nadie lee pues...)

Gracias, y que el Coci les acompañe!! (no pregunten... :P)