Ya he vuelto!

Bueno, me veo obligada a hacer como en las series cutres y poner un resumen de loocurrido"En capítulos anteriores", porque este fic se está alargando más que un culebrón venezolano.

Pues bien, recordad que la guerra se cierne sobre Konoha, que Itachi fue visto en la casa de Hinata, que Neji y Sakura se besaron finalmente en la fiesta de cumpleaños de Hinata, y que luego el cabronazo de Sasuke intentó recuperar el afecto de Sakura a la desesperada:besándola a la brava, sin ningún resultado.

Este es el capítulo más dramático de todos. Espero que os guste, porque me ha costado mucho escribirlo.

Tanto si os gusta como si queréis tirarme tomates...hacedmelo saber mediante un REVIEW! Porque...UN FANFIC CON REVIEWS ES UN FANFIC FELIZ!


Sakura parpadeó en la semipenumbra de su habitación. Su mirada, aún somnolienta, vagó erráticamente por ella, esforzándose por enfocar la visión. Distinguió algo blanco sobre la silla de al lado de la cama, y tras breves segundos de desconcierto, lo identificó como el kimono que llevaba la noche anterior en la fiesta de Hinata. Frunció el ceño. Poco a poco, comenzó a situarse.

La fiesta de Hinata, recordó. Su mente, abotargada por el sueño insuficiente y por el sake que había bebido sin estar habituada, comenzó a devolverle los flashes de la noche anterior. Recordaba la exultante sensación de estar entre los brazos de Neji, pero también el desaliento que se adueñó de ella cuando tanto él como Hinata desaparecieron, como si se los hubiera tragado la fiesta.

Rascándose la cabeza, Sakura se sentó en el borde de la cama y se quedó ensimismada mirando la pared.

Todo había sido culpa de Sasuke. Al rememorar la escena, sintió bullir su sangre de rabia. ¿Cómo podía ser que en una sola noche se hubiera sentido tan feliz y al tiempo tan desgraciada? Pero no era Sasuke lo que la preocupaba. En su interior, temía que aquella repentina desaparición de Neji tras el beso en la habitación se debiera a que se arrepentía de haberlo hecho.

¿Se arrepiente de haberme besado? Quizàdespués de reflexionar, se dio cuenta de que fue un mero impulso. Uno no tiene que estar enamorado necesariamente para besar a alguien. Sasuke pudo hacerlo. Podría ser el caso de Neji también.

El solo pensamiento la dejó paralizada. Sus ojos se abrieron, desorbitados, al comprender que Neji no tenía necesariamente por qué compartir la importancia que ella le concedía a lo sucedido.

Sintió que las lágrimas acudían obedientemente a la punzada de dolor.

Aquel beso lo había significado todo para ella. Podría habérsele salido el corazón del pecho cuando él la había abrazado; cuando la había acariciado. Todo su mundo, todos sus sueños, se habían reducido al minuto y medio en que él había tomado posesión de su voluntad. Sakura no se había guardado nada para si, ni un ápice de autocontrol; se había entregado por entero a él. La posibilidad de que para él no hubiera sido más que un desliz le revolvió el estómago.

Negó con la cabeza enfáticamente.

Neji no habría actuado irreflexivamente, se dijo, tratando de contener aquella angustia que amenazaba con desbordarla. Él no es así.

Pero la voz de su interior seguía allí, recordándole que él había desaparecido. Ni siquiera la había buscado; se había esfumado. Si hubiera significado algo para él, habría aparecido, y más sabiendo que le buscabas.

Se secó las lágrimas con las manos temblorosas. Sentía que le faltaba saliva; todo su cuerpo parecía haber reducido las constantes vitales a un estado comatoso. Y aquella posibilidad punzaba sus sienes como un doloroso aguijón.

Puede que no haya significado nada para él.

Y en ese preciso instante, en ese segundo exacto, Sakura supo lo que era estar enamorada de verdad. Aquella euforia al sentir sus labios contra los suyos, aquel brutal dolor en el pecho que le producía la ausencia de Neji…sí, no había duda posible. Era amor. Una fuerza arrolladora, visceral, todopoderosa, sobrecogedora. Amor.

En aquella mañana de invierno, sentada en el borde de su cama, con los ojos brillantes por las lágrimas y el pecho agitado por la angustia, Sakura supo que podría dar la vida por él.

Neji…

Aquella gloriosa melena oscura. Sus ojos blancos, como dos joyas pálidas engarzadas en un rostro de alabastro. Aquella nariz orgullosamente recta. Aquella mandíbula altiva. Aquella boca ardiente y suave; tan torva cuando quería. Tan fascinante.

Tenía que verle. Comprobar que lo ocurrido en el cuarto de Hinata no había sido un impulso.

Algo más tranquila, Sakura deslizó los pies dentro de las zapatillas y se encaminó hacia el baño mientras pensaba en una excusa para aparecer por la casa Hyuuga. Al fin y al cabo, no quería parecer desesperada.

Pero lo estoy, admitió para sus adentros.

Abrió el grifo de la ducha y esperó a que el agua caliente comenzara a brotar. Pero antes de que pudiera poner un pie en el agua, el timbre sonó.

Sakura cerró el grifo, con el corazón en un puño. ¿Había sonado el timbre o la desesperación la hacía delirar?

Un nuevo timbrazo la hizo descartar tener alucinaciones. Se llevó una mano a la boca.

Oh Dios mío. Es él!. Reprimiendo un grito de alegría, corrió a anudarse la bata de estar por casa y se precipitó escaleras abajo.

Está bien, se dijo, peinándose apresuradamente con los dedos. Compostura ahora. No eres una desesperada.

Respiró hondo y abrió la puerta.

Pero no era Neji.

Se trataba de Naruto.

"Oh, eres tú" dijo ella, sin poder ocultar su decepción. Era como si le hubieran pinchado el globo de la esperanza y ahora se desinflara ruidosamente.

"Sakura…"

La chuunin entonces reparó en el mal aspecto que tenía su compañero. Ya era bastante extraño que no hubiera echado la puerta abajo ni que la hubiera dejado sorda de un alarido. El Naruto que tenía frente a ella parecía un reflejo desvaído de sí mismo. Tenía los ojos hinchados y profundas ojeras. Sakura le miró, sorprendida.

"Necesito hablar contigo" murmuró Naruto.

Más que intrigada, Sakura se apartó para dejarle pasar.

"Qué ocurre?"

El rubio jounin se sentó en el sofá con la cabeza hundida entre las manos. Sakura se hizo un hueco a su lado y le puso una mano en la espalda, frotándola ligeramente. Fuera lo que fuera, parecía desconsolado.

"Es Hinata" dijo Naruto, con la voz estrangulada.

Sakura le miró con aprensión. La inquietaba ver a Naruto en aquel estado, casi irreconocible. Nunca, en todos aquellos años, nunca le había visto tan profundamente abatido. Era como si el último bastión de la alegría hubiera sido destruido. Su espíritu parecía haberse quebrado por completo, como una marioneta rota.

"Os habéis peleado?" preguntó ella con mucha suavidad, buscando sus ojos sin éxito.

Naruto negó con la cabeza mecánicamente.

"No."

"Entonces?"

No hubo respuesta. Naruto se llevó las manos al rostro y comenzó a llorar en silencio. Sus hombros se estremecían ligeramente con los embates del llanto. Sakura lo contemplaba, consternada. No sabía qué hacer.

"Se marcha- susurró Naruto, con la voz sesgada. Sus brillantes ojos azules, ahora grisáceos por las lágrimas, se elevaron hacia los verdes de Sakura mientras repetía, como si el alma se le estuviera escapando por la boca- Ella se marcha, Sakura"

"QUÉ?- Sakura abrió mucho los ojos, sin poder creer lo que oía. Parpadeó, perpleja, intentando procesar aquello.- Escucha Naruto. No llores. Cuéntame lo que ha pasado- le cogió la mano- Desde el principio."

Naruto asintió lentamente. Usando la manga como pañuelo, se secó la cara y suspiró. Sus manos, fuertemente aferradas a sus rodillas, temblaban como dos animales asustados.

"Esta mañana teníamos que vernos. Iba a felicitarla, porque ayer...ayer fue su cumpleaños- su voz se estrechó por la congoja, pero siguió hablando- Yo no estaba invitado a la fiesta, así que convinimos que nos veríamos esta mañana en el puente a las afueras de la villa. El puente rojo."

Sakura asintió.

"Cuando llegué, ella ya estaba allí- siguió Naruto. Su mano se crisparon aún más-Pero no parecía ella. Parecía haber estado llorando toda la noche. Le pregunté varias veces qué le pasaba y no me quiso responder. Se puso a llorar. Entonces me dijo que venía a despedirse. Yo me puse muy muy nervioso. Nunca habíamos tenido ningún problema. Yo...no entendía qué sucedía- inspiró profundamente, tratando de contener las lágrimas.-Le pregunté que por qué decía eso. Pero ella sólo lloraba. Apenas hablaba. Después de insistirle mucho me dijo que se marchaba de la villa- su voz se apagó, asfixiada. Miró a Sakura, temblando. Las palabras le salieron roncas y entrecortadas, como si estuvieran pisándole el pecho- Sak..ura e...ella se m-marcha para casarse con otro..."

Sakura no pestañeó.

"No puede ser verdad" murmuró.

A su lado, Naruto rompió a llorar. Sakura se levantó y se pasó las manos por la cara, confundida y perpleja. No podía ser verdad. Era imposible. Se acercó a él y se agachó para mirarle a los ojos.

"Naruto...ella te dijo eso? Que se marchaba para casarse?"

El rubio jounin asintió, desconsolado. Sakura se llevó una mano a la boca.

"Oh, Dios mío..."

Todo pareció encajar de golpe en su cabeza. Era como si las palabras de Naruto hubieran enderezado lo que estaba torcido y ahora las piezas estuvieran donde tenían que estar. La fiesta de Hinata no había sido de cumpleaños. Había sido una despedida. Sakura se preguntó entonces por qué Hinata no le había dicho nada cuando estaban vistiéndose. Era su amiga. Sabía que podía confiar en ella. ¿Por qué...?

La certeza la golpeó de lleno. Oh Dios. Ella tampoco lo sabía.

Sus ojos se abrieron desorbitados. Ahora todo tenía sentido. Como si rebobinara hacia atrás, su memoria recuperó aceleradamente la noche anterior. La repentina desaparición de Hinata y su padre después de la llegada de Tsunade volvió a ella con toda claridad. Después de aquello, no había vuelto a verles. Ató cabos rápidamente. Hinata había cumplido 18 años. La mayoría de edad, que conllevaba poder contraer matrimonio. Se la había visto tan feliz, con su bonito kimono azul nuevo y su fiesta. Nunca le habían hecho antes una fiesta.

Ella no sabía nada, concluyó Sakura, sintiendo ella también que las fuerzas la abandonaban. Esperaron a que llegara Tsunade para decirle que le habían concertado matrimonio con otra persona. Le hicieron una fiesta que ocultaba una despedida.

Cerró los ojos y se los apretó con los puños trémulos. Tuvo que apoyarse contra la pared para no caer al suelo. Estaba tan aturdida como si le hubieran golpeado en la cabeza. Aquello sobrepasaba cualquier cosa imaginable.

Monstruos.

Sintió que la ira crecía lentamente en su interior, amenazando con devastarlo todo. Habían engañado a su amiga. Su propia familia. Habían elegido el día de su cumpleaños para arrancarla de Naruto, de la villa, de su vida. Se habían asegurado de que no sospechara nada con aquella maldita fiesta, aquel señuelo monstruosamente cruel.

La rabia comenzó a condensarse en lágrimas. Borrosa, le vino a la mente la sonrisa de Hinata cuando le enseñó el kimono blanco.

Sakura hipó y apretó los dientes.

Te hacía tanta ilusión esa fiesta. Habrías dado cualquier cosa por que Naruto te viera con ese precioso kimono. Era la primera vez que eras el centro de atención de algo. Maldita sea.

Malditos sean.

Se secó las lágrimas. La furia podía más que el dolor. Miró a Naruto, que seguía sentado en el sofàdestruido por dentro.

"Naruto- dijo, con asombrosa frialdad- Levántate. Nos vamos a ver a Hinata."

El rubio jounin negó con la cabeza, sin mirarla.

"No te dejarán."

Sakura cerró los puños y tensó la mandíbula.

"Eso está por verse."

El trayecto hasta la casa Hyuga, lejos de apaciguar su ánimo, no hizo más que avivarlo. Naruto caminaba a su lado, cabizbajo, sin articular sonido. Apenas se dio cuenta cuando se detuvieron frente a la fachada de la casa.

"Espera aquí" le indicó ella, adelantándose para llamar a la puerta.

Como de costumbre, abrió Shikaro. El criado la miró con el desagrado de siempre, pero antes de que pudiera decir nada, Sakura pusó una mano en la puerta y le clavó una desafiante mirada.

"Vengo a ver a Hinata- anunció, en un tono que no admitía réplica- Sé que está. Y no creo que tenga nada mejor que hacer"

Los ojos de Shikaro le devolvieron la mirada, impertérritos.

"No creo que sea el mejor momento" respondió.

"Para usted nunca ha sido el mejor momento- replicó Sakura con dureza. Su mano, apoyada contra la puerta, le disuadió de intentar cerrarla.- Déjeme pasar o tendré que apartarle."

Para su sorpresa, Shikaro obedeció y se hizo a un lado.

"Encontrará a la señorita en su habitación" dijo quedamente.

Sakura le miró desconcertada. Esperaba una réplica pomposa, no aquella docilidad. El viejo criado parecía extrañamente abatido.

"Gracias" musitó, bajando la mano.

El pasillo estaba radiantemente iluminado por la cálida luz del sol, pero nunca le había parecido tan sombrío. El profundo silencio que reinaba alimentaba aquella pesada atmósfera que había respirado tantas otras veces, sólo que esta vez era tan densa y asfixiante como nadar en aceite. El mundo de los muertos debía parecerse a aquello. Sólo el crujido de la oscura madera bajo sus pies le indicaba que estaba en el de los vivos. No había rastro de ningún otro miembro de la familia. Miró con cierto deseo hacia el patio, donde el pasillo se bifurcaba hacia las dependencias del bouke. Se preguntó si Neji estaría, si sabía lo que sucedía.

Se detuvo frente a la corredera de la habitación de Hinata y llamó. Esperó unos segundos. No obtuvo respuesta, así que decidió entrar.

"Hinata..."

Sentada en un rincón, la Hyuuga estaba de espaldas a ella, sentada en silencio. No se volvió. Sakura se acercó a ella apenas unos pasos, como si temiera quebrar el suelo si se aproximaba más. Enlazó las manos nerviosamente.

"Soy yo, Hinata..."

Pudo ver como el pequeño bulto de sus hombros se encogía temblorosamente.

"He venido con Naruto..."

Al oírla mencionar del nombre de su amado, el rostro de Hinata se volvió lentamente hacia ella. Sakura observó con horror los mismos signos de devastación emocional que había percibido en Naruto. Abotargado por el llanto y desfigurado por la pena, el rostro de su amiga parecía también el de otra persona. Sus ojos, que habían brillado como estrellas el día anterior, ahora estaban apagados y hundidos en dos cercos violáceos. Su piel estaba amarillenta y conjugaba una gran fatiga.

"No debería estar aquí" musitó Hinata, rompiendo el silencio.

Sakura suspiró de alivio al oírla hablar. Se acercó a ella, situándose a su lado.

"Él haría lo que fuera por ti" le dijo.

Hinata apartó la mirada. Una triste sonrisa curvó sus pálidos labios.

"Ahora ya no puede hacer nada- dijo. Sus pequeñas manos se encogieron en su regazo, y su cabeza basculó hacia abajo-Es peor para él torturarse de esta manera"

Sakura la cogió por los hombros. Los ojos de Hinata le devolvieron una mirada desvaída, ausente.

"Niégate a ese matrimonio, Hinata- le susurró, con desespero- No pueden imponértelo. Tienes que negarte. No es una condena a muerte. Puedes elegir."

Los ojos de Hinata se cerraron.

"Es lo mismo- dijo ella- Ese matrimonio será mi muerte"

Sakura la miró, angustiada. La sacudió ligeramente.

"Hinata...vas a destruir tu vida. Niégate. No pueden imponerte eso. Ni siquiera tu familia."

"No me han impuesto nada, Sakura- dijo, sonriendo amargamente- He sido yo. Por mi propia voluntad."

Sus palabras sonaron como un violento mazazo en sus oídos. Mirándola de hito en hito, Sakura estrechó el cerco de sus hombros, intentando entenderlo.

"Eso es mentira- dijo- No...puedes hacerle eso a Naruto. No puedes! Está profundamente enamorado de ti. Hinata...por favor, mírame- la Hyuuga apartó la mirada- Sé que le amas por encima de cualquier cosa. No me digas que has elegido esto porque no es verdad. Si te casas con otro, no podrás vivir con ello."

Hinata entonces la miró. La vacuidad de sus ojos heló a Sakura.

"No llegaré a vivir para sufrirlo" dijo Hinata lentamente.

"Qué quieres decir con eso? -preguntó Sakura, con todos sus sentidos al límite. Una sospecha comenzó a corroer su interior como si fuera ácido. Le clavó una mirada cargada de aprensión.- Hinata...con quién vas a casarte?"

"Con Itachi...Uchiha"

Los ojos de Sakura se abrieron de par en par. Sus pupilas se redujeron, como un pequeño punto en la inmensidad. El mundo, y todo su inconmensurable peso se precipitó sobre Sakura, aplastándola, pulverizando sus huesos, haciendo estallar su mente en millones de partículas. Aquel nombre devastó por completo su conciencia, reduciéndola a sólo un estímulo ahogado. Ni siquiera podía respirar.

Pasaron varios minutos sin que ninguna de las dos dijera nada. El nombre del hermano de Sasuke reverberaba en la mente vacía de Sakura, golpeando y rebotando sus paredes sin lograr reacción lógica.

Itachi Uchiha.

Genio, parricida, asesino, renegado. Ni siquiera le había visto, pero su crimen estaba tan vivo en la memoria de la villa que parecía que nunca la había abandonado. Era la oscura figura que pervivía en el subconsciente de todos, la pesadilla recurrente. El hombre del saco.

Sakura cerró los ojos, incapaz de asimilar más.

"Por qué con él"- no fue una pregunta; era más bien un gemido.

Hinata bajó la vista.

"Recuerdas que hace algunos meses sospechábamos que algo ocurría más allá de las fronteras de la villa?" replicó Hinata.

Sakura asintió.

"No estábamos equivocadas, Sakura- articuló Hinata, muy bajito. Sus ojos se habían oscurecido- Konoha está acorralada. Es la guerra"

"Cómo- musitó Sakura, consternada. Su mente desterró a Itachi por unos segundos y se centró en aquella nueva pesadilla. Miró a Hinata con espanto.- Una guerra...con quién? Por qué?"

"La Akatsuki se ha unido a dos grandes mafias que operan en la mayoría de países circundantes al nuestro. Han destruido nuestras alianzas, y les empujan hacia la guerra."

Sakura sintió que un sudor frío le goteaba por la espalda, perdiéndose en el abismo.

"Qué interés puede tener la Akatsuki en la guerra?- preguntó, desconcertada- No son criminales vulgares. Ni siquiera todos sus integrantes provienen de Konoha. No puede ser por venganza..."

"Ellos no, pero el resto de países sí" respondió Hinata. Su rostro se había convertido en una máscara de frialdad que recordaba más a Neji que a la Hinata que Sakura conocía.

"Entonces, si no es venganza, ni creo que sea dinero...qué busca la Akatsuki?" preguntó, temiendo oír la respuesta.

En el exterior, se oyó el desgarrado graznido de pájaros peleándose.

"El byakugan" susurró Hinata.

El byakugan...

Ahora todo tenía sentido. Una organización como la Akatsuki nunca perseguiría el dinero. Estaban por encima de ello. Su ambición, su obsesión, era otra: controlar todas las líneas de sangre, perfeccionar todas las técnicas, tener acceso a las invocaciones prohibidas. Aquella había sido la perdición de Orochimaru. Y sería la perdición de Hinata.

Sentada a su lado con la cabeza gacha como una flor desgajada, la Hyuuga era heredera de esa línea de sangre única. Al unirla a Itachi, la Akatsuki podría comprobar cúal era la potencia de un heredero de ambas estirpes: un vástago con la capacidad ilimitada del Byakugan y la imitativa del Sharingan. Un arma humana. La realización de las fantasías de poder de todos los señores feudales.

Pero la ruina de Hinata y Naruto.

"Por qué lo has hecho, Hinata- lloró Sakura, abrazándola- Sabes que no sobrevivirás a esa unión. Te matarán- apretó fuerte el frágil cuerpo de Hinata- Te matarán en cuanto hayan conseguido de ti lo que quieran."

La mano de Hinata se alzó y se posó en la cabellera rosada de su amiga, acariciándola con ternura.

"Si no accedo, arrasarán Konoha" dijo con suavidad.

"La arrasarán de todos modos- gimió Sakura, afligida- Les importará menos que si estuvieras tú en ella."

"He de arriesgar todas vuestras vidas por la mía? -Hinata negó suavemente con la cabeza. Tomó con delicadeza la barbilla de Sakura para que la mirara- Si hay alguna posibilidad de impedirlo, por fútil que sea, debe intentarse."

Los ojos de Sakura, anegados por el llanto, miraron a su amiga dolidos.

"Es tu vida, Hinata. No hables de posibilidades. Es tu vida."

"Sakura- dijo la Hyuuga, serena como un ángel- Llevo toda la vida preguntándome por qué he nacido en una familia para la cual soy una deshonra. He esperado siempre una oportunidad de estar a su altura, de justificar mi pertenencia e ella. Déjame acabar- dijo con suavidad, viendo que Sakura se disponía a interrumpirla- Yo no llevo sello en la frente, pero estoy marcada por mi propia debilidad. Nunca podré librarme del estigma de ser una Hyuuga fallida, de desperdiciar la sangre que he heredado. Nunca tendré triunfos que aportar a esta familia- hizo una pausa y sonrió con tristeza- Pero tú y Naruto me habéis hecho comprender una cosa. La entrega de la propia vida es lo que hace al verdadero ninja. Así es como el padre de Neji consiguió su libertad a pesar del sello. Y así es como yo conseguiré la mía."

Sakura cerró los ojos. Sus hombros se convulsionaron.

"No digas eso, Hinata- musitó apesadumbrada- No tienes que morir para demostrar tu valía. Tú eres la persona más íntegra de esta villa."

"Por eso entenderás mi decisión- dijo Hinata con suavidad.- Naruto es la persona a la que más amo, por encima de todas las cosas y de mi propia vida. Yo no haría esto si no fuera porque salvar Konoha es salvarle a él. Yo quiero vivir. Querría vivir. Pero no si Naruto está muerto."

"Pero puede ir otra persona en tu lugar- replicó Sakura con ansiedad - No puede ir cualquier otro miembro de la familia? Eres la heredera. Si sólo les interesa tu sangre, da igual quien vaya."

"Soy la única Hyuuga no sellada y no comprometida en edad de tener hijos -respondió Hinata- Y como heredera, es algo que he de hacer."

Sakura la miró con desmayo. Tan frágil, tan determinada a morir. Volvió a abrazarse a ella.

"No quiero que te marches- lloró, con la voz sofocada por la tela del kimono- No quiero pensar que esta es la última vez que nos veremos."

"No llores, Sakura- susurró Hinata, estrechándola- Considera esta la primera y última misión de mi vida."

Sakura se separó de ella y la miró, con los ojos enrojecidos y el cabello pegado a la cara.

"Cúando...cúando...te vas?"

Hinata desvió la mirada y la centró en sus manos.

"Mañana al alba- musitó- Dos ANBU me escoltarán hasta Fusaka, la ciudad fronteriza con el Viento. Allí me entregarán a Itachi."

Sakura asintió lentamente. Se secó las lágrimas con la manga e inspiró hondo.

"Estaré aquí- dijo- Para despedirte."

La llegada de Shikaro para informar a Hinata de que debía presentarse en la oficina de Tsunade determinó el final de su encuentro. Con un fuerte abrazo, Sakura abandonó la habitación y se dirigía al jardín de la entrada cuando de repente el corazón le dio un vuelco al ver a Neji en la bifurcación del pasillo. Éste le dio la espalda, caminando hacia el patio.

"Neji!" llamó ella.

¿No me ha visto?

Corrió hasta él y le detuvo justo antes de que abriera la corredera.

"Neji- repitió ella. Él no se volvió. El pelo le caía a ambos lados del rostro, ocultando su expresión.- No me oías llamarte?"

El rostro de Neji se volvió ligeramente. Entre los oscuros mechones, sus ojos le devolvieron una mirada tan glacial y vacía que Sakura se estremeció.

"Te he oído perfectamente" respondió con frialdad.

"Entonces... por qué no te has vuelto?" preguntó ella, intentando sonreír.

"Porque no creí que me buscaras a mí" replicó Neji.

Sakura le miró, desconcertada. La aprensión comenzó a martillearle en las sienes.

"A quién voy a buscar si no?" preguntó.

La boca de Neji se curvó en una mueca de desprecio.

"Tú sabrás. Disculpa, pero tengo cosas importantes que hacer" resplicó, haciéndola a un lado para pasar.

Sakura le cogió del brazo.

"Neji... qué ocurre?"

El Hyuuga se libró de su mano con un movimiento brusco y abrió la corredera.

"Si vienes a recordar buenos momentos, te recuerdo que el porche está al otro lado- dijo, sin volverse. Su tono ganó acidez al añadir- Incluso hemos dejado allí el vaso de sake que se te cayó."

Los temores de Sakura se confirmaron. Sintió que el mundo se le caía encima al comprender que Neji había visto a Sasuke besarla. Le había visto acorralarla contra la corredera, agarrarla por los hombros, besarla. El nudo de su estómago trepó hasta la garganta, cerrándosela. El terror de pensar que Neji había interpretado aquello como una traición la asaltó.

"Neji...no hay motivo para que sientas celos de Sasuke. Lo que viste anoche..."

Neji se detuvo y se volvió. Sakura nunca había visto un desdén más profundo que el que halló en sus ojos.

"Celos?- los inmaculados dientes del Hyuuga se entrevieron al sonreír con sarcasmo.- Para estar celoso es indispensable sentir que peligra algo querido. Y no es mi caso."

Sakura le miró, consternada. Sus palabras se habían clavado donde dolía.

"Deja que te lo explique, por favor" suplicó.

"Explicar qué?- los ojos de Neji se abrieron, fingiendo cínicamente sorpresa. Arqueó una ceja y dijo- Ahora que lo dices, lo cierto es que me gustaría saber si la táctica que seguiste conmigo ya la habías practicado antes."

Sakura lo miró, temiendo que sus palabras quisieran decir lo que ella pensaba.

"No sé a qué te refieres" dijo con la voz trémula.

Neji se rió y ladeó la cabeza.

"No?- sus ojos se estrecharon- Me refiero a usar nuestro entrenamiento para darle celos al Uchiha."

Los ojos de Sakura se abrieron desorbitados.

"Eso no es verdad! No me entrené por él!"

Neji sonrió con desprecio.

"Si lucharas igual que mientes, a estas alturas serías Hokage"

"No estoy mintiéndote!- sollozó Sakura- Escúchame, por favor!"

"Es una lástima, pero ahora no puedo- dijo Neji, volviéndose- tengo que recuperar mucho tiempo perdido."

"NEJI- gritó Sakura, poniéndosele delante para interceptarle el paso. Su rostro estaba pálido como la cera.- Sasuke no tiene nada que ver en esto. No vine aquí para darle celos; vine porque quería ser más fuerte y sabía que podías ayudarme. No siento nada por él. Lo que viste ayer noche ocurrió contra mi voluntad"

"Ah sí?- los ojos de Neji centellearon ligeramente- Quizá me equivoqué contigo."

Sakura le miró, confundida. Neji se acercó a ella, inclinando su rostro hacia el suyo como si fuera a besarla, pero no lo hizo. Ella retrocedió.

"He sido un estúpido- murmuró Neji, contemplando el rostro de Sakura.- No hace falta mucho para tenerte. Si hubiera sabido que eras tan barata de conseguir, me habría ahorrado el teatro del entrenamiento."

Sakura tragó saliva, hondamente herida. No podía creer lo que acababa de oír.

"No era teatro- sollozó, sintiendo que las lágrimas le ardían- Nunca lo fue. Siento que lo que viste ayer te hiriera..."

"Herido por ti?- Neji soltó un resuello, como si le resultara divertido- Ni mucho menos. No soy tan patéticamente emocional- su tono se redujo a una venenosa suavidad- Aunque he de pedirte disculpas por haberte preocupado. Siento informarte de que por fortuna, mis aspiraciones amorosas están puestas bastante por encima de tus posibilidades."

Sakura le miró, inmóvil. Su corazón se había detenido y parecía desintegrarse lentamente, en mil pedazos.

"Tú...tú me besaste" musitó ella, sintiendo que se desmoronaba como un castillo de naipes.

Neji no pestañeó. Su rostro era tan inexpresivo que parecía de mármol.

"Lo hice? Oh, es verdad- dijo, como si acabara de hacer memoria. Se encogió de hombros ligeramente.- Discúlpame. Soy un hombre, al fin y al cabo. Mi carne también tiene momentos de debilidad. Y tú eras la más próxima en ese momento. Mis disculpas."

Se hizo silencio.

"Entonces- Sakura bajó la vista, incapaz de mirarle- Entonces no significó nada para ti."

"Tú mejor que nadie sabes lo poco que significan esas cosas¿no es cierto?- replicó Neji con dureza- Y ahora, debo pedirte que te marches. Ya no te queda nada que hacer aquí."

Sakura tragó saliva y asintió mecánicamente. Se sentía como si le hubieran arrancado el corazón de cuajo y lo hubieran arrojado al hielo. Era un dolor inaudito, insoportable. Con los ojos llenos de lágrimas, le vio darse la vuelta y alejarse. Se marchaba. Pero tenía que preguntárselo. No podría irse de allí hasta que él se lo confirmara. Necesitaba oírlo de sus labios. Sus labios esbozaron el vacío un par de veces antes de conseguir hacer audible la pregunta.

"Alguna... alguna vez has sentido algo... por mí?"

Neji se detuvo pero no se volvió. El viento agitó sus cabellos, impregnándolos de nieve. Sakura le observaba con el alma a punto de salírsele por la boca, esperando la ejecución de la sentencia.

"No."

Sakura cerró los ojos.

La forma en la que Neji la había mirado al besarla el día anterior volvió a ella en ese momento, en ese preciso instante en que él se marchaba de su vida para siempre. Todo su cuerpo acusó una violenta sacudida interna, como un espasmo que la empujaba a hacer cualquier cosa, lo que fuera, con tal de retenerle, de impedir que la abandonara. Un primario instinto de supervivencia contra el dolor. Aquella voz en su interior le decía que él mentía, que no podía ser verdad.

"Cuando...cuando me besaste...yo creí ver...por la manera en que me miraste..."

Neji dejó la katana en el suelo y se volvió.

"Debes tenerte en muy alto concepto si crees que te miraría distinto de cómo miraría a cualquiera que pasara por la calle- sonrió, como si le pareciera inaudito- Aún no estoy tan desesperado"

Sakura no respondió. Ya no recordaba cómo hablar.

Él se dio la vuelta y desapareció en el jardín. Ella cayó de rodillas en la nieve, como un pájaro derribado

Cada palabra de Neji había punzado el punto exacto para arrancarle la dignidad y dejarla sin posibilidad de defenderse. Sentía un abrumador vacío interior, el vacío que había dejado al entregárselo todo, cada minuto de existencia, cada pensamiento. Conocía aquella sensación de vértigo, de pavor, de desorientación. Le habían hablado de ella. Pero nunca antes la había sentido con tanta rabiosa intensidad. Su alma se había extinguido y su interior estaba a oscuras.

Quiso llorar, pero se dio cuenta de que ya no le quedaban lágrimas. Todas sus emociones se habían petrificado. Era como si de tanto sentir ya no pudiera sentir nada.

Comenzó a nevar.

Naruto llevaba una hora bajo la nieve cuando por fin vio salir a Sakura de la casa. Se abalanzó hacia ella.

"Qué...qué te ha dicho Hinata?"

Sakura no le miró.

"Que la esperes en el bosque. Mañana, antes del alba."

Naruto la miró, sin poder creer lo que oía.

"Va a huir? Cómo la has convencido?"

Sakura miró hacia la casa, como si su imponente fachada pudiera susurrarle la respuesta.

"Ella aún no lo sabe"


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