Penúltimo capítulo! Dios, nunca creí que llegaría aquí :)
Muchísimas gracias a todos los reviewers por su constancia y sus sugerencias. Me pondré cursi con vosotros en el último capítulo!. Por cierto, si queréis ver la imagen correspondiente a este capítulo, visitad mi "homepage" ( está en mi profile), id a la galería y dadle donde pone NejiSaku: Domination. No apto para gente sensible!
El infierno se había desatado. Llevaba cerca de tres horas de desesperada búsqueda cuando el cielo descargó toda la crudeza del invierno sobre el país del Fuego. La nieve se arremolinaba a su paso, impregnándose en su cabello y congelando sus facciones bajo la máscara.
No obstante, Neji no sentía nada.
Ni el furioso azote del viento helado en el rostro, ni la gruesa capa de nieve que comenzaba a llegarle por la rodilla.
Sólo un pensamiento ocupaba su mente mientras avanzaba desesperadamente por aquel vendaval: encontrarla, al precio que fuera. No importaba cuanto costara, ni cuanto le llevara. Las hirientes palabras que le había dirigido el día anterior ahora volvían con más fuerza que nunca a sus oídos, atronadoras, más que el estruendo de la ventisca, más dolorosas que el filo de su propia espada.
Por primera vez en su vida, Neji conoció el terror.
Terror de que fuera demasiado tarde. De que las últimas palabras que ella se llevara de este mundo fueran las mentiras que le había dicho el día anterior. Las agrias, crueles mentiras que él le había escupido sólo para protegerse del dolor que le había inflingido saber que ella estaba enamorada de Sasuke. En aquellos momentos, en mitad de aquel infierno de nieve, en mitad de la nada, Neji ya no se cuestionaba los sentimientos de Sakura. Su único pensamiento, el único que le hacía arrastrarse por el hielo al borde de la hipotermia era verla una vez más.En aquellos largos minutos de angustia, Neji sólo pedía verla una vez más, sin condiciones, sin remordimientos. Estaba dispuesto a aceptar el amor de Sakura por Sasuke sin rechistar, sin hacerse más mala sangre. Cualquier cosa con tal de verla una vez más, de librarse del punzante recuerdo de su mirada anegada por las lágrimas.
Neji apretó los dientes y se apretó la mano contra el estómago, intentando reanudar la circulación. Fusaka no debía estar lejos, pero sus fuerzas estaban casi a cero. No sentía las manos, ni la nariz. Las sienes le palpitaban por el frío y comenzaba a sentir esa extraña y mortífera placidez, el cansancio de la congelación. Sabía que si se detenía a descansar, ya no volvería a levantarse.
Con un rugido de furia engullido por el viento, reanudó el paso. La nieve le llegaba ya más arriba de la rodilla; sentía las capas de hielo romperse contra sus espinillas, empapándole la ropa e insensibilizando su piel.
Si tan sólo pudiera ver cúanto queda. La ventisca era tan fuerte que hacía imposible cualquier visión más allá de un metro. Todo cuanto veía era el violento blanco de aquella fuerza desatada de la naturaleza, la venganza del invierno. El castigo por su arrogancia.
Sin distinguir bien dónde pisaba, tropezó con una raíz oculta en la nieve y cayó de rodillas en ella. Dejó escapar un gemido de dolor. Su cuerpo estaba tan aterido por el frío que la caída había sido como un latigazo. Sus párpados se cerraron automáticamente, creyendo que por fin podrían descansar.
Levántate, le ordenó aquella voz en su interior.
No hacerlo significaba morir allí, helado, en mitad de la tormenta. Neji lo sabía. Pero no podía ponerse en pie. El brutal esfuerzo de caminar contra la tormenta durante horas había minado su resistencia física hasta drenarle por completo. Sus ojos se entrebrieron y contemplaron sin fuerza su final. La nieve, tan blanca, tan suave, comenzaba a cubrirle como un sudario.
Neji cerró los ojos. En la confortable oscuridad de su interior, aquella vocecita restalló como una descarga eléctrica.
Así es como vas a morir? Como un perro en mitad de la nieve?Levántate! Vamos!
"No puedo- gimió, con la voz ronca. El viento se llevó su voz. Los párpados le pesaban como si fueran de plomo. No podía abrirlos. Apoyo la mejilla contra la nieve y musitó- No puedo..."
"Alguna vez has sentido algo por mi?"
"No"
Neji apretó la mandíbula al recordarlo de nuevo. Su conciencia se alzó, despiadada.
Eso es lo que quieres? Morir por nada? Vas a dejar que eso sea lo último que le digas en la vida? Así es como quieres que ella te recuerde?
Eres un cobarde.
Neji frunció el ceño. Sus manos se crisparon ligeramente.
No. No soy un cobarde.
Abrió los ojos.
Quizá era porque la ventisca parecía haber remitido ligeramente, o quizá porque no podía soportar la idea de morir sin cumplir su objetivo. Fuera lo que fuera que le hizo sacar fuerzas de donde ya no había, Neji lo agradeció.
Tengo que encontrarla, se dijo, tambaleándose para ponerse en pie. La nieve le había cubierto la espalda y ahora le dolía como si le hubieran cargado con una montaña. Sus manos se alzaron en el vacío, tratando de mantener el equilibrio. Las rodillas le temblaban ligeramente del esfuerzo, pero lo había conseguido. Ante sí, estaba la silueta de su figura en la nieve, la que había estado a punto de ser su mortaja funeraria.
No voy a morir, se juró, quitándose la máscara. El viento golpeo su rostro y agitó los mechones sueltos de su cabello, como si quisieran huir de su cabeza.
Con paso vacilante, reanudó el camino, agarrándose a los oscuros troncos de los árboles para no perder el equilibrio. En su pecho, atenazado por la ansiedad, vibraba la esperanza de encontrarla. Sabía que tendría que enfrentarse a aquel sicario de la Akatsuki, pero no le importaba. Habría dado su vida por saber que ella estaba viva. No podía permitirse dudarlo. No estaba seguro de poder aceptar su pérdida.
Una vez más, rogó interiormente a quién sabe qué fuerza superior. Nunca había sido un hombre de fe. Era respetuoso con el culto budista y amaba la tranquilidad que se respiraba en los monasterios, pero su orgullo nunca le había permitido achacar sus logros a ningún Dios, de la misma manera que nunca había creído en los milagros.
Sin embargo, ahora necesitaba uno. Mientras avanzaba por la nada, con los ojos llorosos por la nieve, sus labios se movían en una plegaria muda e incesante, un desesperado ruego.
Una vez más. Sólo una. Lo necesito.
De repente, la sensación de que no estaba solo le hizo detenerse. Apoyándose contra un tronco, Neji entrecerró los ojos, intentando distinguir los alrededores, en vano. Aunque el viento ya no soplaba con la misma intensidad, el mundo más allá de lo que sus brazos abarcaban era una opaca incógnita. Sin embargo, sentía una presencia cercana; percibía una potente fuerte de chakra muy próxima. La alarma estalló en su cerebro. Semejante chakra no podía pertenecer a un simple civil.
Enemigos.
Consciente de que no le quedaba chakra apenas, alzó las manos con esfuerzo y activó el Byakugan.
No se había equivocado. Sin embargo, había errado el número: no se trataba de una sino de dos fuentes de chakra: una grande, posiblemente tanto como la suya propia, y otra más pequeña.
Mierda.
Su mano buscó la katana a su espalda. Los intrusos se dirigían hacia él. Neji maldijo entre dientes y desenfundó el arma procurando no hacer ruido. El Byakugan estaba consumiendo el poco chakra que le quedaba. Como una vela que se apaga, el alcance de su visión se reducía por momentos. Tuvo que desactivarlo y confiar en sus oídos. Alzó la espada sobre su cabeza y asumió la posición defensiva, cuidando de guardarse la espalda con el tronco del arbol.
Oyó sus pisadas, por encima de la tormenta. Estaban muy cerca. En pocos segundos irrumpirían en su campo visual.
Flexionó las piernas y evaluó la situación rápidamente. No podía usar ninguna técnica que requiriera el uso de chakra, así que todo dependía del taijutsu. Pero después de trescientos kilómetros contra el viento, sus condiciones físicas no estaban a pleno rendimiento. Tendría que atacar por sorpresa.
El chasquido de una rama le informó de que el asalto era inminente. Contuvo el aliento y lo retuvo tirante en su pecho. Sus ojos estaban fijos en la neblina; su cuerpo, tenso como el de un felino antes de saltar sobre la presa. Una silueta se dibujó en el viento, dirigiéndose hacia él, hasta hacerse visible.
Los ojos de Neji se abrieron de par en par al distinguir de quién se trataba.
No puede ser, susurró para sus adentros.
Atónito, bajó la espada lentamente, dejando que la hoja se hundiera en la nieve mientras contemplaba a la última persona que habría esperado encontrarse allí.
Uchiha, Sasuke, surgido de la ventisca como un ángel caído, le devolvió la mirada. Acunado en sus brazos, se curvaba el cuerpo inerte de Sakura. Neji sintió que el corazón se le detenía en seco, paralizando todas sus funciones. No podía moverse. En algún punto de su ser, una horrible sospecha tintineó, clara como el cristal. Sus pupilas se dilataron.
Está muerta. Está muerta. Dios mío.
Contempló con aprensión su palidez cadavérica, el sobrecogedor tono azulado de sus labios cerrados, y la languidez con la que sus manos se balanceaban en el vacío, como una marioneta sin hilos. Neji cerró los puños, incapaz de apartar su mirada de ella. El pecho comenzó a dolerle lentamente, comenzó a digerir la brutal pena que le desbordaría en pocos momentos. Su mente se nubló. Había llegado tarde.
Percibiendo su ansiedad, Sasuke intervino finalmente.
"No está muerta -le tranquilizó. Neji le miró con desmayo , como si no diera crédito a sus oídos.– Sólo está en letargo. Ha sido sometida al Mangekyou Sharingan. Pero ha tenido suerte. De haber estado más tiempo en la nieve, habría sido muy tarde."
Neji se sintió desfallecer. No había palabra que pudiera describir ni remotamente el inmenso alivio que exhaló cada poro de su piel al oír las palabras de Sasuke. La katana cayó de su mano temblorosa, mientras contemplaba a Sakura, dormida pero viva – sí, viva, estaba viva! -en brazos de Sasuke. No podía creerlo. Temía que fuera una visión. Sus ojos se apartaron momentáneamente de ella para fijarse en Sasuke. Éste vestía también el traje de ANBU, pero llevaba al cuello un manto oscuro con el emblema de los Uchiha., que se agitaba a su espalda como un cuervo enredado en el viento. Los rasgados ojos de Sasuke sostuvieron la mirada de Neji, extrañamente serenos. No pronunciaba palabra.
Sólo entonces Neji se percató de la extraña quietud que reinaba. El viento parecía haber callado de súbito, como si quisiera escucharles. El furioso rugido de la tormenta se había apagado: toda señal de vidase había diluido enel más absoluto silencio. La nieve caía, intensa y plácida, sobre los dos jóvenes ninja. Los hermosos ojos oscuros de Sasuke se volvieron de nuevo hacia la preciosa carga que transportaba en brazos.
"Estaba a pocos metros de aquí, abandonada junto a a la muralla- dijo, gravemente- Tiene síntomas de hipotermia pero no creo que pierda ninguna extremidad- alzó la vista para mirarle- No sé qué le ha impedido matarla."
Neji no respondió. Su mirada estaba fija en Sakura. Comprendiendo que era lo que debía hacer, Sasuke avanzó lentamente hacia Neji y le tendió con delicadeza el cuerpo de la chuunin, entregándosela.
"Cuida de ella" susurró.
Neji apretó a Sakura contra su pecho, como si temiera que fueran a arrebatársela, y miró a Sasuke. Sin decir palabra., éste se llevó las manos a la nuca y se desanudó la bandana. Su cabello oscuro se deslizó libre sobre su frente, como un luto simbólico. Neji le miró, consternado.
"Sasuke…"
Los ojos del Uchiha se cerraron apenas un segundo. Le tendió la bandana con una expresión indescifrable en su rostro.
"Ya no voy a necesitarla " musitó, y las comisuras de sus labios se alzaron en una triste sonrisa.
Neji miró lo que le ofrecía y negó con la cabeza, conmovido. Era su bandana. La señal de pertenencia a la Hoja, su identidad como ninja. No podía renunciar a ella.
"Konoha está en guerra, Sasuke. No puedes marcharte. Te necesitan- dijo, escrutando sus ojos oscuros. Su mirada se deslizó a la joven dormida en sus brazos y murmuró- Y ella también."
Sasuke sonrió ligeramente.
"Te equivocas, Hyuuga.- se acercó a él y depositó la bandana en el regazo encogido de Sakura. Bajó la vista.- Dásela, si acepta la bandana de un traidor."
Neji tensó el gesto. Normalmente, se habría limitado a asentir sin más, pero ahora era imposible. Sabía muy bien por qué le dejaba la bandana, por qué se había envuelto con el símbolo de su familia. Por qué llevaba las dos katanas sin estrenar, perfectamente atadas a su espalda. Lo sabía, lo había leído en la determinación de su mirada, en la implacabilidad de su gesto. Lo sabía, y sabía que era inútil tratar de disuadirle.
"Matarle no cambiará nada, Sasuke" dijo Neji con suavidad.
Sasuke cogió su máscara de anbu y la sostuvo entre sus manos, pensativo. Levantó la mirada. La nieve caía sobre Neji, sobre Sakura, haciéndoles parecer muy lejanos. Demasiado.
"Tú conoces mejor que nadie el peso del destino, Neji- respondió Sasuke. Miró la máscara y añadió, casi en susurros- Ha llegado la hora de que yo afronte el mío."
Neji asintió. Como ciudadano de la Hoja, su conciencia le exigía que le retuviera, que le recordara que su deber como ninja era volver a la villa para defenderla, pero no iba a hacerlo. Comprendía las palabras de Sasuke mucho mejor de lo que jamás admitiría. Ambos eran, en lo más íntimo de su interior, muy parecidos: títeres de un destino, peones en un juego que se libraba más allá de sus deseos y acciones. Desde el día en que Itachi se marchó de Konoha dejando a su hermano menor llorando sobre los cadáveres de su clan, la venganza de Sasuke había sido sellada.
Itachi marcó para siempre el destino de Sasuke. Y ahora, el encuentro era inevitable.
Neji miró a Sakura. Su frío rostro se apoyaba plácidamente contra su pecho, con el pelo enmarañado y los párpados pesadamente cerrados al mundo exterior. Deslizó el brazo bajo su nuca con cuidado, para recogerla mejor, sorprendiéndose de lo ligera que resultaba.
Sakura, susurró para sus adentros, como quien constata la llegada de la primavera. Estaba viva, a pesar de todo, y la tenía en sus brazos. Era más de lo que podía pedir.
"Me marcho" dijo Sasuke.
Ambos se miraron con comprensión, por primera y última vez. Sus ropas se agitaban con el viento como un sentido adiós, pero sus labios no articulaban sonido alguno. Sobraban las palabras. Lentamente, Neji inclinó la cabeza, una reverencia de despedida. La última que recibiría un ninja que muere con honor. Sasuke asintió serio, y correspondió con idéntico respeto. Tras lanzar una última mirada a Sakura, se puso la máscara y se encaminó hacia su destino.
Neji le vio alejarse hasta que desapareció en la claridad de la ventisca. Tan sigilosamente como había llegado, se había marchado.
Suerte, Uchiha.
No era supersticioso, pero iba a necesitarla.
Sin embargo, no podía quedarse allí reflexionando todo el día. Aquella extraña quietud indicaba que estaban en el ojo de la tormenta, y que una vez salieran de el, volverían a estar expuestos a la cruda violencia de la ventisca.
Neji miró a Sakura, preocupado. Sasuke había dicho que estaba en letargo, bajo los efectos de quien sabe qué técnica del Mangekyou Sharingan, y que su cuerpo había sido abandonado en la nieve. Aunque seguía viva, Neji no estaba dispuesto a arriegarse a exponerla de nuevo al frío de la tormenta. Tenía que encontrar un refugio rápido. Fusaka parecía la solución ideal, pero la tormenta iba hacia allí y aunque lograran llegar a tiempo de cobijarse, era muy posible que la nieve les retuviera allí durante días.
Neji frunció el ceño con fastidio. No podía desertar. Konoha estaba en guerra, y era su deber como ninja dar su vida defendiéndola, pero tampoco podía arriesgarse a que Sakura muriera de frio en sus brazos.
Alzó la vista hacia el cielo blanco, su mente trabajando frenéticamente y barajando todas las posibilidades. Fusaka no podía ser. Tampoco estaba en condiciones de enfrentarse a las cuatro horas de camino a Konoha a diez grados bajo cero y sin chakra. Necesitaba reponer fuerzas mínimamente, pero...dónde?
De pronto, se hizo la luz en su cabeza.
El templo de Kojiko-sama.
Cómo no había caído en ello? El templo familiar, en el que su tía se curaba de las migrañas y en el que el Souke pasaba largas temporadas. Apenas estaba a un cuarto de hora de Fusaka, en el bosque que crecía a orillas del río.
Considerablemente animado, Neji apretó el cuerpo de Sakura contra sí y se internó entre los árboles, buscando el atajo que solía tomar cuando visitaba el templo. El viento comenzó a embravecerse, indicándole que no le quedaba mucho tiempo de bonanza. Aceleró el paso hasta convertirlo en una carrera a través de los troncos caídos y tronchados por la nieve. La máscara de ANBU se balanceaba a su espalda y su rostro enrojecido por el frío reflejaba el creciente alivio de su espíritu al recortar distancias con el templo del díos del río, el templo de la familia Hyuuga.
Su instinto no le había engañado: no habían transcurrido todavía diez minutos cuando la recia madera oscura de sus columnas apareció ante sus ojos.
Justo a tiempo, suspiró Neji para sus adentros. La nieve comenzaba a levantarse de nuevo. Subió apresuradamente por la larga escalinata de piedra que precedía a la fachada del templo, cubierta de hielo. Por el aspecto que presentaba, con todas las correderas firmemente cerradas y bloqueadas por la helada, Neji dedujo que los monjes que habitualmente cuidaban del lugar estaban ausentes. Se apoyó un segundo contra el pórtico, para recobrar el aliento, y acto seguido rodeó rápidamente la construcción para entrar por el patio nevado. Allí consiguió abrir una de las correderas haciendo saltar el hielo que la cubría de una enérgica patada. Sentía allanar con tan poca ceremonia un recinto sagrado, pero era una emergencia.
Dejó con cuidado el cuerpo de Sakura sobre el tatami de la sala y sólo entonces se permitió cerrar los ojos y distender su cuerpo aterido. Más allá de la corredera, la ventisca aullaba como lamentándose por no haber podido atraparles de nuevo. Pero allí dentro, aunque no estuvieran los monjes, se respiraba aquella serena templanza, aquella indescriptible paz que calmaba su agitado espíritu.
Lo principal era encontrar algo con que encender el fuego para reanimar a Sakura y entrar en calor. Recorrió la estancia con la mirada mientras se frotaba los brazos enérgicamente. Lejos del gélido abrazo de la tormenta, su circulación sanguínea volvía a fluir por las zonas dormidas de su cuerpo, y sentía allí y allá las características punzadas del entumecimiento muscular. Su mirada se posó finalmente sobre el altar de ofrendas.
No debería, se dijo, acercándose para sopesarlo. Era de pesada madera de cerezo tallada. Ardería magníficamente, pero no era muyético quemar un altar de ofrendas. Neji volvió a dejarlo en el suelo y dio una vuelta por la estancia en busca de alguna alternativa, sin éxito.
Suspiró.
Aún me quedan demasiados escrúpulos como para usar el altar de mis ancestros para encender una hoguera.
Pero no había nada más. Y al fin y al cabo, se trataba de una emergencia. Se inclinó respetuosamente ante el objeto, presentándole sus disculpas, y lo cogió.
Espero que no os lo toméis como algo personal, deseó para sus adentros al depositarlo en la losa de piedra del hogar.
En el exterior, se oyó el imponente crujido de un árbol tronchado por el viento. Neji arqueó una ceja y meneó la cabeza mientras encendía resignadamente una cerilla .
Supongo que eso es un sí.
Media hora más tarde, el altar ardía confortablemente, con o sin espíritus ancestrales. Neji se acercó a Sakura y le puso la mano en la frente para tomarle la temperatura. Frunció el ceño con preocupación al notarla tan fría como antes, a pesar del fuego. Palpó su ropa y comprobó que estaba empapada y helada. Así era lógico que no lograra entrar en calor.
Pero no puedo desnudarla, se reprochó internamente. Aunque hubiera usado un altar de ofrendas para hacer fuego, no era un bastardo irrespetuoso.Pero no era acaso una situación de fuerza mayor? Le rozó la mejilla con la mano, sorprendiéndose nuevamente de su gelidez, y chasqueó la lengua con fastidio. No podía dejarla con aquella ropa empapada a merced de una pulmonía. No tenía opción.
Con el pragmatismo que le caracterizaba, y procurando mantener a raya cualquier pensamiento de dudosa naturaleza, Neji comenzó a desnudarla. Le abrió sin ceremonias el chaleco y lo tiró a un lado; cayó pesadamente, porque estaba empapado. Le quitó también la sudadera y los pantalones, que secundaron al chaleco en su charco helado. Tirando con esfuerzo, le liberó los pies de las sandalias. Observó que tenía las uñas azuladas y que los dedos estaban tan rígidos como estacas. Se detuvo ante la ropa interior. Lo lógico sería quitarle todo lo que estaba empapado, pero Neji tenía un límite.
Contempló su silueta semidesnuda a la luz del fuego y pensó en ella y en Sasuke. Era irónico que la viera en aquel estado ahora que sabía que nunca sería suya.
Renuentemente, posó la mano sobre su cuerpo y recorrió con delicadeza el esternón de Sakura, sintiendo la suavidad de su piel contra la yema de sus dedos. Reprimió el deseo de abrir la palma y abarcar aquella piel gloriosamente tersa. Apartó la mano, como si quemara. Tocarla le producía una agridulce mezcla de sensaciones; deseo, anhelo, y también amargura y tristeza. Pero sabía muy bien que ya no había lugar para lamentos. Pese a la enorme estupidez que Sakura había cometido al hacerse pasar por Hinata, lo importante es que estaba viva. Y amaba al Uchiha. Por más que le pesara, no podía hacer más que aceptarlo. Cualquier otro sentimiento estaba fuera de lugar y debía ser reprimido. Neji era un experto en eso.
Acercó el cuerpo de la chuunin al fuego y comenzó a frotarle los pies, para reactivar su circulación.
A la luz del fuego, la piel de Sakura comenzó a recuperar, poco a poco, su color saludable. Los ojos de Neji no se apartaban de su rostro, recorriendo sus facciones una y otra vez, como si quisiera memorizarla. De pronto, cayó en la cuenta de que si despertaba, probablemente se escandalizaría por encontrarse desnuda frente a él. Rápidamente, se quitó su chaleco y se lo echó por encima. La posibilidad de que pudiera considerarle un pervertido lo abrumaba. Torció el gesto y dejó que su mirada se perdiera en las llamas.
Era consciente de que al salir a buscarla en medio de la tormenta había marcado un punto de no retorno. Después de aquello, ya no le quedaba ninguna excusa con la que engañarse acerca de la naturaleza de sus sentimientos por ella. Su impulsivo rescate había sido tan revelador para él como lo sería para ella en cuanto despertara. Qué iba a decirle? Después de haberla despreciado el día antes, cómo podía justificar que se hubiera adentrado temerariamente en la tormenta sólo con el deseo de verla una vez más? Le iba a decir que Tsunade le había obligado a abandonar la villa en estado de sitio para ir a buscar a una chuunin perdida? Sakura no era estúpida. Adivinaría perfectamente el motivo. Era más que evidente.
Neji cerró los puños y ocultó la cabeza en el hueco de sus rodillas, intentando hallar una manera de salvar su dignidad. No podría soportar su mirada de compasión al saber que había ido a salvarla incluso aunque supiera que estaba enamorada de Sasuke. Sería demasiado para su maltrecho orgullo.
Neji se había enfrentado a más enemigos de los que podía contar con los dedos de ambas manos, y nunca había sentido miedo. Pero por alguna razón, enfrentarse a la mirada de Sakura cuando despertara lo aterraba. No tendría donde esconderse, ninguna coartada. Era una situación desconocida para él. La primera vez que se sentía a merced de otra persona.
El suspiro de Sakura atrajo inmediatamente su atención. La chuunin había abierto los ojos y trataba de enfocar la vista. Neji tensó el gesto e inmediatamente ocultó su inquietud tras su imperturbable expresión habitual. La vio fruncir el ceño, desorientada al no reconocer aquel techo de vigas oscuras. Movió ligeramente la cabeza hacia el fuego. Y entonces le vio.
"Ne..neji." gimió, sin poder ocultar su sorpresa.
"El mismo" dijo, estúpidamente.
Sakura no pareció oírlo de todos modos. Se incorporó a medias, sosteniéndose torpemente con las manos. El chaleco con el que Neji la había cubierto se deslizó pecho abajo. Sólo entonces ella se percató de su desnudez. Se cubrió instintivamente, tratando de ordenar sus pensamientos. El rubor cubría sus mejillas. Viendo su azoramiento, Neji se sintió moralmente obligado a impedir que se hiciera una idea equivocada.
"He tenido que quitarte la ropa helada- carraspeó- De lo contrario habrías pillado una pulmonía. No he…"
Se detuvo, incómodo. Ella le miró tímidamente. Tiró del borde del chaleco hacia arriba y cerró las piernas pudorosamente. El rubor hizo aparición.
"No…no te preocupes."
Se hizo un extraño silencio entre ambos. Neji supo que llegaba el momento, la pregunta que tanto le aterraba. Fijó la mirada en el fuego, sin mover un solo músculo del rostro. Y la pregunta llegó.
"Por qué estás aquí?"
Un millón de posibles respuestas acudieron a la mente de Neji en caótica avalancha. Aunque había estado considerado unas cuantas opciones, ahora le parecían estúpidamente vacías. Las desechó todas en favor de la verdad.
"Vine a rescatarte en cuanto supe que te habías marchado en lugar de Hinata - respondió, con falsa serenidad."
Sakura bajó el rostro y no dijo nada. Sorprendido, Neji alzó la mirada.
"He sido una estúpida, verdad?- musitó. Su mirada estaba clavada en sus manos, fuertemente unidas en su regazo.- Pensé que podría ser útil por una vez en la vida. Pero no salió bien."
Aquel comentario hizo prender la indignación de Neji, sin que supiera muy bien por qué. Quizá porque si le echaba una reprimenda tenía una oportunidad de esquivar la compasión que Sakura sentiría en cuanto comprendiera que había venido por ella y sólo por ella.
Estúpida. Podría haber muerto. Neji sintió como la frustración, la rabia y el cansancio amenazaban con estallar en su interior.
"Por supuesto que no salió bien- dijo, enfadado. La miró y dejó que la irritación acabara de asomar- No te das cuenta de que te pusiste en peligro por nada¿Qué diablos pretendías conseguir? Que la Akatsuki patrocinara tu suicidio? Es que no tienes una maldita neurona en la cabeza?"
Sakura ahogó una carcajada amarga que le heló la sangre en las venas. Sus ojos verdes, vacíos y tristes, le alcanzaron.
"No- respondió con acritud. Se le había hecho un nudo en la garganta.- No tengo. Ni tú tienes corazón"
Fue la gota que colmó el vaso. La frase hizo explotar a Neji. Saltó hacia delante y la agarró fuertemente por los hombros, dando rienda suelta a toda la angustia acumulada.
"CREES QUE NO TENGO CORAZÓN? MALDITA SEA!- estalló, dolido. Rebajó el tono al advertir los ojos desorbitados de Sakura, pero no la soltó. Su voz se volvió ácida- Entonces, cómo explicas que esté aquí?-la sacudió, intentando que lo entendiera- cómo explicas que salga a buscarte en medio de una jodida tormenta? Qué te lleva a tener tantas ideas estúpidas, mujer? Maldita sea!.
Sakura abrió la boca, consternada ante el estallido de Neji. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Neji se pasó las manos por la cara, tratando de calmarse. La soltó, pero no retrocedió.
"Acaso no es bastante obvio- dijo, derrotado. Ya no le importaba la vergüenza, ni su humillación. Ya no le importaba nada.- No puedes irrumpir en mi vida y destrozármela. Tú, que alardeas de tu inteligencia ¿no podías encontrar una manera menos cruel de atraer la atención del Uchiha? Porque cualquier otra hubiera sido mejor. No tenías que volver al día siguiente para regodearte. Lo que hagas con él no es de mi incumbencia. Pero no soy estúpido. No tenías que volver. Para embarcarte en este suicidio!- su tono volvió a elevarse peligrosamente. Volvió a agarrarla y la zarandeó de nuevo- No ves que has estado a punto de morir? Acaso no te importa!
El cansancio y la angustia liberada fueron derruyendo poco a poco la ira de Neji. Su presión en los hombros de Sakura se fue debilitando, hasta quedar diluida en el silencio. Sakura le observaba, con los ojos muy abiertos, y el corazón atenazado por la congoja.
"Neji…"
Al oír su nombre, el Hyuuga recobró la compostura lentamente. Se separó de ella y se puso en pie.
"Sasuke se ha marchado tras Itachi,pero volverá.- dijo fríamente, dándole la espalda para contemplar el fuego.- Podréis solucionar vuestros problemas una vez en Konoha."
Sakura negó lentamente con la cabeza, con los ojos fijos en su nuca.
"No quiero ir con él" musitó, en un susurro apenas audible.
Vio como los músculos de Neji se contraían.
"No quiero irme a ninguna parte sin ti- continuó, con voz trémula pero decidida- Si me ofrecí para esto es porque prefería morir por algo que hubieras admirado a vivir con tu desprecio."
Neji le lanzó una mirada de soslayo.
"Qué quieres decirme con todo esto?- preguntó, ásperamente. Tensó la mandíbula y advirtió- No te atrevas a ofrecerme consuelo, porque no lo quiero."
Sakura bajó la vista. Era el momento de decírselo. Pero pronunciar aquellas palabras podría significar perderle para siempre.
"Acaso no conseguiste lo que querías de Sasuke?" insistió Neji ante su silencio.
"Sasuke dejó de existir para mí el día en que decidiste entrenarme- dijo ella, luchando por que la voz no le flaqueara. Tragó saliva- Que me besara sólo sirvió para demostrarme que… nada de lo que hiciera podría hacerme sentir ni una milésima de lo que siento…cuando estoy contigo" la voz se le quebró.
El corazón de Neji dio un vuelco ostensible. Su rostro, tan hierático anteriormente, ahora estaba tan en vilo como su alma. Sakura volvió a tragar saliva e interpretó su silencio como una invitación a que prosiguiera.
"He intentado no enamorarme de ti- susurró, con la voz estrangulada por la emoción- Por más que me decía una y otra vez que tú nunca me corresponderías, no podía evitarlo. Sé que alguien como yo no tiene cabida en tus sueños; tú mismo me dejaste claro que aspiras a algo más. Aún así, era incapaz desterrar mis sentimientos. Creí que podría ignorarlos para estar siempre cerca de ti. Pero...cuando…cuando me besaste en la fiesta, yo…me sentí tan feliz.- se detuvo, hallando dificultad para mantener un tono de voz audible- Fui una ingenua. Es verdad, se puede besar sin amar. Sasuke lo hizo. Pero yo…quería creer que tú…"
Se interrumpió. Una lágrima rodó por su mejilla, ardiente, sincera.
"Hace mucho tiempo que te quiero- murmuró, incapaz de mirarle- Pero no temas por mí. No volveré a molestarte. Cuando volvamos a Kon…"
"Cállate" ordenó él.
Sakura obedeció, mirando sorprendida la espalda de Neji. Estaba temblando o era su imaginación? Cuando se dio la vuelta, se sorprendió al ver una expresión en su rostro que jamás antes había visto. Sus ojos pálidos brillaban, casi ardían, como si el hielo pudiera quemar; y su boca estaba muy tensa. Se acuclilló frente a ella, abrumándola con la intensidad de su mirada.
"Repítelo" pidió.
Sakura tragó saliva. Quiso apartar la vista, pero era difícil teniéndole en frente.
"Que… cuando volvamos a Konoha…"
"Eso no- la interrumpió, disimulando a duras penas su ansiedad- Lo de antes."
"No me humilles, Neji" dijo sin mirarle.
Por toda respuesta, Neji le alzó la barbilla delicadamente y observó con sorpresa que los ojos verdes estaban a punto de desbordarse de lágrimas.
"Por qué lloras?" preguntó suavemente, mientras acariciaba los mechones rosáceos, peinándola con los dedos.
Al sentir la caricia de su mano, Sakura rompió a llorar.
"Por favor, no me toques-suplicó, y la voz se le quebró. Las lágrimas empezaron a deslizarse mejilla abajo- No soportaría que lo hicieras por compasión."
Neji no respondió. Posó la mano en su mejilla y recorrió con el pulgar la línea de sus labios, entreabriéndolos.
"No es compasión, Sakura."
Acercó su rostro al de ella y dejo que su mejilla rozara la suya, acariciándola. En ese momento, Neji se dio cuenta de lo mucho que había anhelado hacer algo así. La rodeó con los brazos y sintió cómo su cuerpo trémulo encajaba en el suyo, como hechos a medida. Comenzó a sorber con los labios las lágrimas que aparecían en la mejilla de ella. Fue besando delicadamente su rostro desde la sien hasta la comisura del labio. Ella había dejado de temblar.
"No me adentro en una tormenta por compasión" murmuró Neji, y la besó.
Fue un beso muy suave, idéntico al que compartieran el día del cumpleaños de Hinata. Era una sensación familiar, una inmensa plenitud reencontrada. Sus párpados se entreabrieron, dejando ver el filo de sus pupilas hipnotizadas por el calor del otro. Sakura se humedeció los labios y buscó los de Neji de nuevo. El juego suave y jugoso de las dos bocas incendió la sangre de Neji, quien, pasándole el brazo por detrás, ahondó el beso. Era demasiada ansiedad, demasiado dolor el sufrido. Se besaban buscando llegar hasta el mismísimo fondo de sus almas, beberse el uno al otro, perder de vista el mundo en aquel beso devorador e infinito. No cerraban los ojos: querían mirarse todo el tiempo, memorizar las huellas del placer en el rostro del otro.
"Déjame tocarte- suplicó ella, con la respiración entrecortada por el beso. Hundió su rostro en el cuello de él, besándolo febrilmente- Por favor…"
Neji volvió a besarla, renuente. No deseaba dejar de hacerlo. Pero sentía una extraña necesidad de ser tocado por ella, de que le acariciara, de que aceptara su cuerpo, de que le diera su consentimiento.
Sin embargo, Sakura no tenía prisa. Se sentó a horcajadas sobre él, situando su rostro a pocos centímetros del suyo. Neji soltó un leve jadeo al sentirla contra él .Su temperatura ascendió considerablemente y sintió que la mirada se le volvía urgente, casi predatoria. La intentó besar de nuevo, pero ella esquivó la tentativa con una pícara sonrisa.
"Después" sentenció con dulzura. Con sensual languidez, deslizó los brazos por los hombros de él, hundiendo las manos en su oscura melena. Sus dedos buscaron el nudo de la bandana y lo aflojaron, tirando de él hasta que cayó al suelo. La sedosa cortina se deslizó hacia su rostro, ocultando parcialmente sus ojos de ópalo.
Sakura contuvo la respiración. Con la frente al descubierto y aquella gloriosa cascada de ébano enmarcando sus nobles facciones, Neji era perfecto, tan perfecto que temía que fuera un sueño. Se inclinó sobre él y besó su sien derecha. Él cerró los ojos y sintió evolucionar los labios de ella por su frente, el puente de la nariz, la mandíbula, la barbilla. Sakura acarició su magnífico cabello negro con los dedos y dejó que se enredaran en él, convirtiéndose en su presa. Le miró a los ojos. Quería decirle que sus facciones eran las más hermosas del mundo, que todo él era hondamente fascinante. Sin embargo, no podía articular palabra.
No hacía falta. Neji leía en sus ojos que le gustaba lo que veían, que le gustaba su cuerpo. Su aprobación le provocaba una incomprensible felicidad.
"Demonios" la oyó decir entre dientes, tirando de su sudadera para quitársela.
Neji no pudo evitar sonreír divertido.
"Necesitas ayuda?"
Sakura se sonrojó.
"Sí"
"Permíteme- sonrió él- No puede ser más difícil que atar un obi."
Tiró de su sudadera hacia arriba y se la quitó, exponiendo su agraciada anatomía a la luz del fuego. Pudo ver cómo ella se ruborizaba al contemplarle, cómo sus ojos le recorrían con fascinación.
"No es la primera vez que me ves así- murmuró él, divertido- A qué viene esa sorpresa, mujer?"
Ella sonrió y deslizó la mano por su pecho desnudo, acariciando el diafragma con la punta de los dedos.
"Es la primera vez que te veo para tocarte" respondió ella, arrobada. Recorrió la línea de su clavícula con el dorso de la mano, admirando la fuerte complexión de sus hombros, y lo esbelto de su hechura. Sonrió al sentir erizarse la piel de él bajo sus caricias. Le besó el cuello, mientras sus manos descendían al pecho, donde su corazón latía con fuerza. Le oyó inspirar trabajosamente, tragar saliva al sentir el sinuoso y delicioso descenso de sus manos por el abdomen, acercándose demasiado a aquel punto dolorosamente pulsante. El pecho de Neji se contrajo, se aceleró su respiración; todo su ser estaba tirante, agitado, bajo la tortura de sus manos. Todo su ser se estremeció cuando sintió los dedos de ella, ardientes como si quemaran, rozando su pelvis. Le atrapó las manos con un gesto rápido.
"No me lo pongas más difícil, mujer- jadeó, sin poder ocultar su sonrisa- Si abres la veda, yo también jugaré."
Por toda respuesta Sakura se sonrojó, de un modo tan adorable que Neji gruñó y la abrazó con fuerza, como si quisiera partirla en dos.
"Entonces pórtate bien- le susurró al oído, con serias dificultades para mantener la cabeza fría. Besó su cuello.-Y yo lo intentaré."
Pero no era fácil. Tenerla sentada encima, ejerciendo aquella torturadora presión sobre su regazo le hacía sentir como si un incendio trepara por su vientre y prendiera por todos sus sentidos. Quizá eran sus ojos de esmeralda semicerrados, o aquellos labios sensualmente entreabiertos que no le daban tregua. Neji se sentía hambriento y deseoso de abarcarla entera, como si el hecho de tenerla al fin le hiciera imposible decidir por dónde empezar.
Sin mediar más expresión que la de las caricias, Neji la inclinó suavemente hacia atrás, hasta que la espalda de Sakura tocaba el suelo, y sin romper el abrazo de sus piernas en torno a su cintura, Neji se cirnió sobre ella, apoyándose en los codos, y la besó larga e intensamente, en un beso tan devorador como el de antes. Sus labios abandonaron entonces su boca y hallaron el tierno sendero del lóbulo de la oreja.
Las manos de Sakura se aferraron a sus hombros y los apretó cuando sintió su boca bajar por el cuello hasta los pechos. Su suave cuerpo se arqueó contra el de él, sintiendo la urgente necesidad de algo que no sabía concretar. Una de las manos de Neji se posó bajo sus nalgas y las acarició con suavidad, dejando que sus dedos rozaran la sensible cara interna del muslo. Sakura gimió y volvió a arquearse. Neji cerró los ojos y apretó con fuerza. El curso de sus pensamientos estaba totalmente desbocado, y ella no le estaba ayudando precisamente. No sin esfuerzo, Neji separó su boca un segundo para deslizar los índices bajo las braguitas para quitárselas. No obstante, la postura de Sakura imposibilitaba la operación y Neji la miró, frustrado. Ella se rió suavemente entre dientes.
"Algún problema?" arqueó una ceja, divertida ante la mirada ardiente de Neji.
Sin esperar respuesta, Sakura se dio la vuelta, tumbándose bocabajo ante él. Con una pequeña sonrisa incitante, ladeó ligeramente la cabeza y le miró de soslayo, lanzándole un reto que él aceptó de buena gana. Sentándose a horcajadas sobre la cara trasera de los muslos de ella, Neji admiró la belleza de la espalda que se extendía ante él, delicada y sinuosa. Con la punta de los dedos trazó el recorrido de la columna vertebral, apenas insinuada, y sintió cómo la piel de Sakura reaccionaba a sus caricias. Inclinándose sobre ella, su lengua inició entonces el mismo recorrido, desde la nuca hasta la zona sacra donde la cadera se fruncía en las nalgas. Sus manos se posaron sobre ellas, oprimiéndolas ligeramente. Sakura se estremeció y gimió cuando sintió la boca de Neji sobre aquella zona tan sensible, besando y lamiendo las tiernas curvas. Sus pequeñas manos se crisparon contra el suelo.
Aquello fue demasiado para el aguante de Neji. Tiró con impaciencia de las braguitas, que ya estaban a la altura de los muslos, y se las quitó. No pudo evitar sonreír conmovido al percibir el nerviosismo de Sakura. Su cuerpo se había puesto rígido de repente, las piernas firmemente cerradas.
Se inclinó sobre ella, abrazándola por detrás. La sentía temblar ligeramente contra su estómago.
"No tengas miedo- susurró, acariciándole la espalda- Te prometo que me detendré si te hago daño. Te lo prometo"
Sakura asintió y pareció relajarse. Oyó el sonido de la ropa al moverse y supo que Neji acababa de desnudarse por completo. Volvió a asaltarla la aprensión, pero no permitió que avanzara. Confiaba en él, más que nada en el mundo. Se estremeció cuando sintió las manos de Neji subir por la cara interna de los muslos, iniciando un lento movimiento circular que subía hasta su sexo. Era excitante e hipnótico. Sakura sintió que la embargaba una extraña tranquilidad, una languidez inexplicable. Su cuerpo se arqueó contra el de Neji, subyugado por aquella caricia lenta y dolorosa.
Entonces, y procurando ser todo lo gentil posible, Neji la penetró y se quedó quieto, alerta a la más mínima señal de dolor de ella. Cerró los ojos, algo mareado por aquel intenso placer. Su respiración se volvió errática; sus dedos se hundieron en la carne mullida de sus nalgas. No obstante, no podía ser brusco. Al fin y al cabo, le había prometido que se retiraría si la lastimaba.
No estoy muy seguro de poder cumplirlo, pensó para sus adentros.
Se le ocurrió que estaban en una postura muy poco convencional para la primera vez. Debería cambiar? Con el corazón martilleándole las sienes, contempló la espalda de Sakura, esperando su reacción con ansiedad. Estaba muy quieta. Significaba eso que le dolía, que iba a pedirle que se retirara? Neji comenzó a apelar a su autocontrol, a mentalizarse sobre la retirada, pero gracias a los cielos no fue necesario. La manera en que Sakura arqueó su espalda para recibirle fue suficiente señal.
Neji cerró los ojos y se hundió en ella intensamente, abrazando el olvido, entregándose por completo al extático delirio.
Finalmente, el amor.
lágrima Mi primer lemon. Bastante light y romanticón pero qué queréis, soy una sentimental y tampoco puedo pasarme mucho en que me echan.
Os ha gustado? Lo habéis odiado? En cualquier caso...REVIEW! Los 10 primeros reviews recibirán un masaje gratis de Kakashi o El Tercer Hokage ( por si os van maduritos)
