Antes de nada, PERDÓN POR EL RETRASO :P . Muchos de vosotros, amables lectores y aún más queridos reviewers, habéis esperado con más o menos paciencia este capítulo.

Ha habido un pequeño error de cálculo. He querido contar demasiado en muy poco espacio y como sabéis que me enrollo como una persiana y me resulta imposible abreviar, pues he tenido q dividir el capítulo final en 2, con lo cual...este capítulo no será el último sino el penúltimo.

Llega la guerra a Konoha! Ver el Episodio III me ha motivado bastante, la verdad, así que aquí tenéis el resultado de la conspiración de la Akatsuki, la deserción de Sasuke y el cruel destino...

Leed, leed y recordad, jóvenes padawan...un fanfic con reviews es...UN FANFIC FELIZ! (por cortesía de HappyFanfics :P)


El fuego se había consumido, pero los humeantes rescoldos aún arrojaban la suficiente claridad como para que pudieran intuirse en el silencio, desnudos sobre el tatami del templo, sus cuerpos aún enlazados tras el acto de amor. La cabeza de Neji reposaba sobre el vientre de Sakura, con el negro cabello esparcido por su torso como una oscura marea. No decía nada, pero ella sabía que estaba despierto; sentía el leve roce de sus pestañas al parpadear. Sakura extendió la mano sobre su cabeza y le acarició el cabello suavemente. Le sintió moverse contra su estómago, besarlo fugazmente como respuesta.

"Neji..."

"Mm?- El Hyuuga levantó ligeramente la cabeza y movió los brazos en torno a la cadera de Sakura, abrazándola.- Qué."

Sakura sonrió en la penumbra.

"Me preguntaba..." se detuvo, como si le diera vergüenza acabar la frase.

Suficiente para despertar la curiosidad de Neji. Alzó la cabeza y apoyó la barbilla en su vientre para mirarla.

"Si?"

Sakura se ruborizó. De repente, ya no le parecía tan buena idea preguntárselo. O quizá sí.

"Me...me preguntaba...cuando empecé a gustarte. Ya..ya sabes- balbució, incómoda- Es decir, cuando te enamoraste de mí"

"Valiente tontería- resopló Neji, pero sus labios se alzaron, divertidos. Arqueó una ceja y añadió- No pienso responder a eso"

Pero Sakura no iba a darse por vencida.

"Fue en las pruebas de ANBU, verdad?- pinchó- Cuando te esperamos a la salida y tú dejaste con un palmo de narices a Ino. Entonces ya debías estar enamorado."

"Sí, de Ino- bufó Neji, irónico. Delizó la mano sobre su suave estómago y dibujó un círculo con los dedos, pensativo. Como para sus adentros, murmuró- Fue mucho antes."

"Cúando"

"No lo sé."

"Sí lo sabes"

"Antes no eras tan preguntona "gruñó Neji.

"Antes no te habías declarado- repuso ella, satisfecha. Sonrió al oír a Neji suspirar con resignación."

"Fue aquella tarde en que llovió tanto- murmuró.- Aquella tormenta en octubre o noviembre, no sé."

Sakura no pudo evitar sonreír al recordarlo.

"Aquella en que Hinata te rogó que salieras a buscarme para que volviera a la casa?"

Neji asintió.

"Sí. Y puedes estar segura de que esa fue la mayor prueba de amor posible en la humanidad- gruñó él- Odio mojarme."

Sakura sonrió, enternecida, y le estrechó el torso con las piernas en un efusivo abrazo. Para su sorpresa, Neji siguió hablando abstraídamente, como si una vez destapado el baúl de los recuerdos ya no pudiera contenerlos.

"Al principio, me irritó sumamente tener que salir a rescatarte- le espetó, mirándola de reojo-Mi idea era caminar un par de metros calle arriba y volver diciendo que no había dado contigo. Sin embargo, cuando corría calle arriba buscándote bajo aquella lluvia del demonio, me di cuenta de que realmente quería encontrarte. Que quería llevarte de vuelta conmigo."

"Pues no lo parecía- repuso Sakura, divertida- Creo recordar que estabas de bastante mal humor. Me llamaste estúpida."

"Nada que no sea verdad- replicó Neji, y esquivó justo a tiempo el puño de Sakura, riéndose entre dientes. Sin embargo, su expresión recuperó rápidamente la seriedad al decir- Supongo que me irritaba que no me resultaras indiferente, que no me diera igual dejarte bajo la lluvia."

Sakura sintió que el corazón le daba un vuelco al oírle. Aquella deliciosa calidez se expandió por su cuerpo y ensanchó su sonrisa.

"Y entonces te enamoraste..."

"No. Eso vino después- corrigió Neji. Desvió la mirada y la fijó en las brasas- Fue cuando esa noche entraste en las dependencias del Bouke para pedirme que os acompañara en la cena. Recuerdo que yo estaba cambiándome y tú entraste sin llamar, lo cual es poco educado, por cierto- alzó una ceja reprobatoria, y continuó- Recuerdo que tartamudeaste una excusa al verme medio desnudo y te escabulliste hacia el pasillo como si alguien te persiguiera. Yo estaba...sorprendido. Nunca nadie de fuera había tenido la osadía de campar a sus anchas por la casa."

"Le pedí permiso a Hinata" se justificó Sakura, ruborizándose.

Neji ignoró la interrupción y prosiguió. Los recuerdos volvían a su mente más gratos y más excitantes de lo que creía recordar.

"Salí rápidamente y te vi detenerte en la penumbra del pasillo, como si quisieras confundirte con las sombras, y me propusiste que cenara con vosotras" ladeó la cabeza y le echó una mirada burlona "Tú debes estar acostumbrada a ese tipo de trato, pero créeme que yo no. Nunca nadie me había propuesto compartir la cena. Supongo que habría rechazado la invitación de Hiashi si éste la hubiera hecho alguna vez. Pero que me llegara de ti me sorprendió. Mucho" añadió, intentando que ella comprendiera la importancia que aquel gesto tuvo para él. "Estuve a punto de aceptar. Además, llevabas puesto uno de nuestros yukata. No pude evitar pensar...-se detuvo, y sus ojos se alzaron hacia ella, ardientes "No pude evitar pensar que ése sería el que llevarías si fueras...de la familia"

Sakura se mordió el labio inferior. De la familia. Formar parte de la familia. El pensamiento la hacía sentir inmensamente feliz.

"Entonces por qué...por qué no aceptaste?"

"Porqueera consciente deque estaba sintiendo por timás de lo que debía y no quería alentarlo. No sabía si podía confiar en ti" respondió Neji sin pestañear.

"Comprendo.- Sakura estrechó el abrazo de sus piernas en torno al torso de Neji y susurró, sugerente- Y físicamente?"

Neji le lanzó una mirada de recelo.

"Físicamente...qué?"

Los labios de Sakura se curvaron en una sonrisa cargada de incitante malicia. Arqueó la cadera sensualmente contra él.

"Alguna vez soñaste con esto?"

Las cejas de Neji se arquearon, fingiendo inocencia.

"Esto?- abrió mucho los ojos para reforzar el efecto- Qué quieres decir?"

Se rió entre dientes cuando la vio sonrojarse y abandonar al instante aquella actitud de mujer fatal. No obstante, Sakura estaba dispuesta a llegar hasta el fondo de la cuestión. Sus labios se entreabrieron tímidamente, como pugnando por expeler la pregunta.

"Que...que si...me deseabas. Si alguna vez soñaste con hacer... " se interrumpió, azorada.

Neji se rió y se incorporó sobre los codos para mirarla desde arriba. El pelo le caía a ambos lados del rostro como una cortina, enmarcando su expresión diabólicamente maliciosa. Inclinó su rostro hacia el de ella, hasta que sus labios rozaron el sensible lóbulo de su oreja. Sakura se estremeció al sentir sus labios inflamando su piel.

"Estás segura de querer saberlo?- susurró, con los ojos sensualmente entrecerrados. Su boca se posó detrás de la oreja, y se abrió para dejar paso a la lengua, húmeda, caliente, lamiendo la trémula zona. Sakura cerró los ojos, y ahogó un gemido. La respuesta le llegó desde una nebulosa lejana, inconcreta - Más de lo que te confesaré nunca " siseó él, antes de devorar su cuello lánguidamente expuesto.

Sakura sonrió, hipnotizada por lo que él le estaba haciendo.

"Entonces te ha gustado..." susurró, sin abrir los ojos.

Sintió sus manos abriéndole las piernas, y cómo su vigoroso cuerpo se inmuscuía entre ellas, acercándose a aquella zona incendiada, ferozmente necesitada. Gimió de anticipación.

"Permíteme que te responda" jadeó él.


En el exterior parecía haber cesado aquella espantosa y helada ventisca. Sakura sintió alivio al percatarse; no sabía qué habrían hecho de haber durado días la tormenta.

O quizá sí, pensó, y no pudo evitar sonreír con malicia. Estaba segura de que si Neji no estuviera dormido le habría respondido burlonamente que no se preocupara por el aburrimiento porque a él le sobraban ideas acerca de qué hacer allí encerrados. El solo pensamiento la hizo sonreír de nuevo.

"Qué es tan divertido?" le preguntó él en susurros.

Sakura ensachó la sonrisa. Apoyó la mejilla contra el duro pecho de Neji y suspiró.

"Creí que estabas dormido"

"Creías mal- repuso él, sin abrir los ojos. Posó su mano sobre la suave espalda de Sakura y la acarició rítmicamente- De qué te reías?"

"Tonterías mías. Parece que ha dejado de nevar."

Neji se detuvo y escuchó el denso silencio del exterior.

"Es cierto- su mano detuvo la caricia, súbitamente inquieto, y añadió- Deberíamos volver a la villa. Si ha dejado de nevar las tropas enemigas proseguirán su marcha hacia Konoha. Y más después de que la Akatsuki descubriera el engaño" se puso en pie, magníficamente desnudo, y comenzó a recoger su ropa del suelo.

Sakura le contempló, sintiéndose triste de pronto. Cruzó los brazos y apoyó la cabeza en ellos, pensativa. La euforia de minutos antes se había evaporado al recordar la cruda realidad: que ambos eran ninjas de un país amenazado. Ninjas de una villa en estado de guerra y por la cual tendrían que luchar...y a lo mejor perder la vida. Contempló las musculosas pantorrillas de Neji enfundarse en el pantalón del uniforme, cómo sus manos enguantadas se ajustaban al torso las correas de la flexible coraza blanca, y sintió que se le hacía un nudo en la garganta.

Al verla inmóvil, Neji arqueó una ceja.

"Sabes que aún no está bien visto presentarse en Konoha desnudo?- preguntó, de buen humor. Se echó la larga melena oscura sobre el hombro y comenzó a atarla diestramente con la cinta blanca para que no le molestara. Sin embargo, se detuvo al ver la expresión sombría de Sakura.- Qué te ocurre?"

Sakura no respondió. Se puso lentamente en pie y comenzó a vestirse de manera mecánica, con la cabeza gacha. Neji se acercó a ella y le alzó el rostro delicadamente el rostro por la barbilla.

"No me digas que no te pasa nada- dijo, preocupado al ver el tinte húmedo de sus ojos- Estás a punto de llorar"

Sakura negó con la cabeza y se secó los ojos con el dorso de la manga.

"No es nada. Es sólo que...antes...ahora, hace nada, era inmensamente feliz, estaba eufórica. Pero entonces he recordado que debemos volver para combatir y eso me entristece- una lágrima rodó mejilla abajo , mojando el bajo de la sudadera- Me siento irresponsable, como si me hubiera entregado egoístamente sin tener en cuenta mi deber hacia Konoha."

Neji alargó la mano y le limpió una segunda lágrima. Sus ojos también se habían apagado, como si las palabras de Sakura hubieran anochecido su estado de ánimo.

"Lo sé- murmuró, serio- Pero ahora no puedes venirte abajo. Si nos apresuramos llegaremos a tiempo de unirnos a los escuadrones de defensa, antes de que las tropas enemigas sitien Konoha"

Sakura se mordió el labio inferior y asintió.

"Hay un momento para el corazón y otro para la razón. Ahora tiene que regir la segunda, por mucho que te cueste. Si no, no durarás ni dos minutos con vida"

"Ojalá fuera tan fácil para mi como lo es para ti" susurró ella, reteniendo su mano contra su mejilla.

"Todo va a salir bien" musitó Neji, depositando un beso en su frente "Vamos"

Con el suave chasquido de la corredera al cerrarse tras ellos, el templo volvió a la inmutable y milenaria paz que le caracterizaba. Sólo las cenizas de un altar desaparecido atestiguaban el paso del amor por aquel lugar.

Sakura no se había equivocado; había dejado de nevar y aunque faltaban pocas horas para el crepúsculo aún había claridad suficiente como para permitir su raudo avance por el bosque nevado. Pese a que habían hecho el amor varias veces, no se sentían cansados: saltaban sin pausa de árbol en árbol , cada uno perdido en sus pensamientos, unos pensamientos que estaban íntimamente relacionados con lo que habían compartido sobre el suelo del templo.

Para los dos había sido la primera vez. Cada segundo, cada gesto, había quedado grabado a fuego en sus recuerdos. Para Neji había sido la primera y única vez en que había estado tan cerca de una persona, tan íntimamente ligado, tan cerca del alma de Sakura que podría haberse fundido en ella. Había sentido miedo, excitación, vértigo ante la inmensidad de sus sentimientos, pero sobre todo, se había sentido intensa y profundamente amado. Ella le había acogido en su cuerpo con la misma devoción que le había acogido en su corazón. La manera en que sus labios habían pronunciado su nombre le habían hecho sentir una plenitud desconocida hasta el momento.

Amor.

Era cierto que podía transformar a las personas. Después de haber estado dentro de ella, después de conocer la euforia de ser correspondido, Neji sabía que nunca podría volver a su hermetismo anterior. La sola idea le asfixiaba. A su lado caminaba la persona que había iniciado aquella revolución en su interior. Su cabellera rosada se agitaba con cada salto, esparciéndose al viento como una cascada de pétalos de flor. La mujer que le había salvado de morir ahogado en sí mismo. Sakura nunca llegaría a darse cuenta cabal del milagro que había operado en él.

Mía.

Daría su vida por ella si fuera necesario.

Los pensamientos de Sakura, por el contrario, iban por derroteros más amargos. Aunque intentaba no darle vueltas, no podía olvidar que cuando llegaran a Konoha tendrían que separarse. Neji se incorporaría inmediatamente al escuadrón ANBU y ella tendría que reunirse con Iruka y los demás chuunin para gestionar la defensa y evacuación de los civiles al escondite en la montaña.

El corazón le dio una punzada.

No era la primera vez que participaba en una guerra. Ya se había visto involucrada en la invasión del Sonido, años atrás. Pero esta vez, con casi todos los países en contra, sería mucho peor.Una sangrienta y horrible guerra que saquearía Konoha y segaría la vida de muchos compañeros. Después de ello ya nada sería lo mismo.

Y en lo más hondo de su corazón, latía el miedo a perder a Neji en la contienda. No podría soportarlo.

"Hay un momento para el corazón y otro para la razón". Sakura intentaba con todas sus fuerzas domesticar sus temores, pero eran demasiado fuertes. Ahora que había tenido cuanto se puede tener de una persona, ya no podría vivir sin ello. Sakura lo sabía, y por eso temía llegar a Konoha, temía que llegara el momento de decirle adiós sin saber cúando volvería a verle.

Pero el momento llegó. El tiempo siempre pasa más rápido cuando uno desea que vaya lento; y a Sakura le pareció cuestión de minutos cuando las grandes puertas de Konoha aparecieron ante sus ojos. Estaban cerradas y en las almenas de vigilancia había centinelas.

Al reconocerles, los guardias mandaron abrir las puertas. Sakura cerró los ojos, angustiada. Nunca había sido tan desagradable volver a casa.

Neji se volvió hacia ella y se quitó la máscara para que pudiera verle el rostro. Su expresión era seria, pero sus ojos despedían una contenida ternura.

"Aquí debemos separarnos" dijo suavemente.

Sakura asintió, sin mirarle. Sintió la mano enguantada de él rozar la suya ligeramente.

"Prométeme que no te pondrás en peligro- pidió Neji, su voz convertida en un quieto susurro. Sabía que era estúpido pedírselo pero necesitaba hacerlo- Si no, no podré concentrarme."

Sakura se mordió la lengua para no llorar y asintió.

"Te lo prometo" respondió con un hilo de voz.

En ese momento, la llegada de Kakashi uniformado de ANBU les interrumpió. Su mirada se posó en Sakura y luego en Neji.

"Neji, llevamos horas buscándote. Morino está histérico. Creía que habías desertado tú también. Lo que has hecho es una temeridad."

"Lo siento mucho- murmuró con sinceridad- He tenido que atender algo urgente. Espero que no sea demasiado tarde" añadió, inclinando la cabeza.

Kakashi le echó una mirada furtiva a Sakura y comprendió por dónde iban los tiros. Decidió guardarse el sermón para más tarde. No había tiempo que perder.

"No- dijo, serio- No lo es. Pero no tenemos mucho tiempo. Sígueme."

Neji asintió y se puso la máscara. Sakura, que hasta ese momento había permanecido en inquieto silencio, se aferró repentinamente a él en un último abrazo. Neji dio un traspié, sorprendido por su reacción. La boca de Sakura se posó junto a su oído y le susurró apresuradamente algo que le provocó un vuelco de corazón. Por toda respuesta Neji acarició su mano y se marchó rápidamente tras Kakashi, quien, intuyendo la intimidad establecida entre ambos, se había alejado unos cuantos pasos para darles unos segundos a solas.

Sakura cerró los ojos y se presionó los párpados con las yemas de los dedos. ¿La imagen de Neji marchándose tras Kakashi sería la última?

Sus palabras resonaron de nuevo en su interior, como un bálsamo tranquilizador.

"Hay un momento para el corazón y otro para la razón"

Sakura asintió, como dándole la razón de nuevo. Comenzó a caminar rápidamente hacia el cuartel de chuunin. Seguía sintiendo miedo, pero no estaba dispuesta a perder el tiempo pensando en ello.

Luego. Ahora no es el momento.

El cuartel bullía de actividad. Estaban presentes todos los chuunin de Konoha, tanto los jóvenes recién graduados como los retirados. Iruka andaba de un lado para otro pasando lista, ayudado por Shizune. El nerviosismo general y el estruendo de las conversaciones llenaban la cúpula del cuartel impidiendo que nadie pudiera hacerse oír mínimamente. De pronto, todas las voces se apagaron cuando entró Tsunade. Sakura parpadeó, sorprendida. En vez de su habitual yukata verde y sus coquetas sandalias de tacón, la Godaime vestía el mismo traje que el difunto Hokage luciera en su lucha contra Orochimaru. Su cabello rubio estaba oculto bajo el casco de metal y los protectores cubrían sus brazos y sus piernas. Con un rápido gesto a Iruka, se abrió paso entre la multitud y subió al estrado del pabellón. Su dorados ojos castaños relucían agresivamente, pero su gesto encerraba una contenida serenidad. Su voz se alzó sobre sus cabezas, clara y firme.

"Muchos de los que estáis aquí ya habéis combatido en muchas ocasiones y algunos incluso defendisteis esta villa de la Invasión del Sonido hace cinco años. Para otros, sin embargo, es la primera vez- un grupo de jóvenes chuunin seguían sus palabras con los ojos desorbitados por el nerviosismo- y tendréis que probar vuestra valía en estas circunstancias. No obstante..."

"Tsunade-sama- se alzó la mano de un chuunin veterano- Es cierto que la Akatsuki se ha retirado de la contienda?"

Se desató el murmullo entre la concurrencia. Sakura abrió la boca, sorprendida.

"SILENCIO- restalló. Sus ojos sacudieron al auditorio como una descarga eléctrica.- No tenemos pruebas concluyentes de que ese rumor sea cierto."

Sakura no podía creer lo que oía a su alrededor. Se volvió hacia la chuunin que tenía al lado.

"Qué es eso de que la Akatsuki se retira?"

"No te has enterado?-la chica alzó las cejas, extrañada, e inmediatamente se prestó a la confidencia- Sasuke Uchiha ha desertado. Se le vio en dirección a Fusaka, donde estaba su hermano escondido, y al parecer, ha acabado con él"

"Qué? -Sakura se llevó una mano a la boca. Sus pupilas estaban dilatadas y trémulas por la conmoción.- No..no puede ser..."

"Shhh- alguien cercano impuso silencio- Está hablando la Hokage."

"No importa que la Akatsuki haya abandonado o no; seguimos estando en guerra y seguimos obligados a defendernos cueste lo que cueste- tronaba la voz de Tsunade- Vuestro papel como chuunin es el de asegurar que todo civil, hombre, mujer y niño, sean evacuado sano y salvo a los refugios de la montaña. Iruka os dividirá por destacamentos y cada uno se ocupará de un sector de la villa. Algunos de vosotros seréis centinelas y os ocuparéis de la defensa de la operación. Es vital que mantengáis la disciplina y el orden. Negaos a responder cualquier pregunta que la gente os haga, y no les dejéis cargar con nada. Lo único que importa son sus vidas. Trabajad rápido y extremad la cautela. Iruka ahora os informará de cúal es vuestro destacamento. Honrad con vuestro valor el nombre de esta villa."

Dicho esto, la Hokage cedió su sitio a Iruka , quien comenzó a leer rápidamente los nombres de las listas. Al oír el suyo, cada ninja abandonaba corriendo la sala para reunirse a su capitán de escuadrón. Tras quince frenéticos minutos, Iruka se guardó la lista en el bolsillo y se dispuso a bajar del estrado. Sólo Sakura quedaba allí.

"Iruka-sensei!" le llamó, y se interrumpió inmediatamente. Por qué le había llamado así? Hacía años que dejó de ser su alumna.

Iruka pestañeó, sorprendido al verla.

"Sakura, qué haces aquí aún? Reúnete ahora mismo con tu escuadrón."

"No tengo. Llegué tarde y mi nombre no estaba en la lista" respondió ella, nerviosamente.

Iruka se pasó una mano por el pelo, pensativo.

"Está bien. No pasa nada. Sígueme- dijo, echando a caminar rápidamente- Me ayudarás a evacuar a los genin más pequeños de la Academia."

"Conocen la situación?" preguntó ella, corriendo para ajustarse a su paso.

"Gracias por preguntarlo. No. Creerán que se trata de un simulacro y a nosotros nos conviene que así lo crean por la cuenta que nos trae. Si no, muchos se pondrían a llorar o tratarían de buscar a sus padres. Procura mostrarte serena y relajada, y no bajes la guardia ante sus preguntas- respondió Iruka, volviéndose un segundo para mirarla- Los niños huelen el miedo. Si tú no lo tienes, ellos tampoco lo tendrán."

Sakura asintió. No podía apartar la vista del cabeza castaña de Iruka, preguntándose cómo era posible que nunca hubiera valorado su seguridad y valor como ninja. Siempre había menospreciado automáticamente a los chuunin, considerándolos un mero grado intermedio entre genin y jounin. Había dado por supuesto que si Iruka no era jounin era porque le faltaba talento. Pero viendo ahora a su antiguo maestro moverse con destreza y seguridad por la calle atestada de ninjas, supo que no era cierto. Iruka estaba orgulloso de ser chuunin, con todo lo que significaba. Su vocación era ser maestro durante los primeros años de los futuros ninja, y por eso no había querido presentarse al examen de jounin, que seguramente aprobaría sin esfuerzo. Sakura recordaba ahora lo divertido de sus clases, lo atento de su trato cuando eran pequeños. Era talento, una innata habilidad para ganarse a los niños y estimular su capacidad de aprendizaje. Sakura nunca había sido consciente hasta ese momento de la importancia que Iruka había tenido en su vida. Por primera vez, ser chuunin ya no le pareció un puesto de paso. Por primera vez, estuvo orgullosa de serlo.

Al llegar a la Academia, se encontraron con que los genin más mayores ya habían sido evacuados al refugio de montaña. Sólo quedaban los más jóvenes, de apenas seis años, que se arracimaban nerviosos frente a las ventanas que daban a la calle, viendo las idas y venidas de los jounin.

"Se puede saber qué hacéis todos ahí? Ya habéis acabado los deberes?" preguntó Iruka, frunciendo el ceño en su papel de estricto profesor.

"Iruka sensei!" exclamaron los niños a coro al ver a su maestro. Rápidamente se disolvió la masa en una desbandada hacia los pupitres.

Sakura contempló divertida las expresiones contritas de los pequeños. No le pasó desapercibida la sonrisa arrobada de algunas niñas. Primer amor. Iruka, al fin y al cabo, era bastante atractivo.

"Iruka-sensei, nos están atacando?" preguntó una de ellas desde su pupitre.

"Yo he visto a mi padre vestido de uniforme" añadió un niño de la primera fila, conteniendo a duras penas su ansiedad.

"No nos están atacando- repuso Iruka, como si fuera una tontería- Es un simulacro más, como el que hicimos hace dos meses. Todo el mundo está participando. Por eso tu padre va de uniforme, Himura."

"Pero se han ido todos-insistió una niña de ojos oscuros, muy seria. Sakura la miró. Se parecía enormemente a Sasuke, pero en femenino - Mizuki-san se ha llevado antes a la clase de al lado."

Iruka puso los ojos en blanco.

"No lo he dicho claro? TODOS participan en esto. Y ahora nos toca a nosotros. Imaginaos que estamos en un ataque de verdad. Tenéis que ir en silencio, como si no existiérais, en fila y en orden. Veréis que todo el mundo se toma el simulacro muy en serio también. Sólo así puede salir bien el día que tengamos que hacerlo de verdad."

Sakura sonrió para sus adentros. Qué hábil por parte de Iruka conminar a los niños a que interpretaran la gravedad del ambiente como una voluntad especial por parte de todos los ninja de tomarse en serio un simulacro. Así, nada de lo que vieran les inquietaría. Lo verían como un detalle de credibilidad.

"Os presento a Sakura-san.- prosiguió Iruka, señalándola. Sakura sonrió a los niños- Ella también va a participar en el simulacro y me acompañará a..."

"Sois novios?" saltó alguien. La clase estalló en risitas.

"No digas tonterías" bufó Iruka, cruzándose de brazos.

"Iruka-sensei es demasiado viejo para ser su novio" siseó una niña.

"No soy tan mayor!" se ofendió Iruka.

"Y además ya es novio de Mizuki-san" murmuró otra niña, y toda la fila soltó una risita.

"Y qué. Se pueden tener dos novias. Mi padre siempre lo dice " apuntó un niño con gafas.

"Mentira, no se puede."

"Sí se puede."

La ceja de Iruka comenzó a temblar de manera premonitoria. Sakura se tapó la boca con la mano, para ahogar la risa. Niños del demonio. Eran demasiado para alguien tan bueno como Iruka.

"Bueno, ya está bien!- estalló Iruka, rojo de irritación- Nadie es mi novia y a vosotros eso no os importa! Lo único que importa ahora es que nos obedezcáis a mi y a Sakura-san, porque esto es muy importante. No es un simulacro cualquiera- Iruka bajó la voz, hasta reducirla a un grave susurro- Este es especial. Aquí observaremos vuestras aptitudes y sabremos si valéis para ser ninjas o no- sus ojos recorrieron la concurrencia, que había enmudecido súbitamente, y siseó- Si queréis ser ninjas, os guardaréis mucho de meter la pata hoy. Os jugáis la Academia."

Incluso aunque sabía que era mentira, Sakura se encontró conteniendo la respiración sin darse cuenta, como solidarizándose con los niños. Conocía bien aquella tensión, aquel temor de no dar la talla. Los niños se habían quedado petrificados, serios. Iruka sonrió complacido.

"Y ahora, en perfecto orden, os pondréis en fila y nos marcharemos al refugio, como la otra vez. De acuerdo?"

Las veinte cabezas asintieron en silencio, con los ojos muy abiertos y la expresión anonadada.

"Bien- murmuró Iruka, echando un rápido vistazo a la calle- Vamos."

Sakura caminaba delante, abriendo la fila, e Iruka cubría la retaguardia vigilando que ningún crío se quedara rezagado. El día era frío y la ventisca hacía que las bufandas se agitaran violentamente. No obstante, ni una queja escapaba de los labios de los pequeños. Caminaban concentrados, con la vista fija en la nuca del compañero de delante, y ni se inmutaron cuando divisaron un escuadrón Anbu al final de la calle.

El corazón de Sakura se disparó como un resorte automático al ver los uniformes blancos y negros del cuerpo de élite acercándose hacia ellos. Sin embargo, no debía pensar en Neji ahora. La calle era muy estrecha y si los niños no se hacían a un lado, entorpecerían el ritmo de los Anbu.

"Pegaos a la pared- ordenó Sakura, echándolos suavemente a un lado- Rápido."

"No me pudo mover" dijo uno de los niños, asustado. Su rostro se había quedado blanco.

Sakura le miró los pies. Uno de los cordones de la bota se le había atascado en la rejilla de ventilación de una alcantarilla. Se agachó rápidamente y tiró del cordón con fuerza, hasta soltarlo.

"Corre" dijo, haciéndolo a un lado justo cuando el primero del escuadrón Anbu pasaba por su lado. Los niños contemplaban los uniformes con la boca abierta, admirados. Sabían quiénes eran, pero pocas veces habían tenido ocasión de verlos en directo, en pleno ejercicio de sus funciones.

Sakura se frotó los brazos, ligeramente decepcionada. Ver a aquellos Anbu había resucitado la imagen de Neji. Aunque sabía que había varios escuadrones y que probablemente Neji estaría en la defensa de las murallas, había tenido la esperanza de que fuera uno de los que pasaban por su lado.

De pronto, un leve roce, casi una caricia, de una mano enguantada en su antebrazo la hizo volverse sobresaltada y clavar la mirada en la esbelta figura del último Anbu. Su despeinado cabello plateado, agitándose sobre la larga bufanda roja, fue lo último que vio justo antes de que desapareciera tras la esquina con el resto de su escuadrón.

Sakura sonrió.

Kakashi.

Todo va a salir bien. Era eso lo que su amigo y maestro había querido decirle con aquel leve roce, tan reconfortante. Todo va a salir bien. Neji estará bien.

Cuando llegaron finalmente al refugio, ya estaban casi todos los civiles allí: niños, ancianos y personas enfermas. Todos guardaban un ominoso silencio. El aire, enrarecido por la poca ventilación, olía a óxido y a sangre. Excavado en la roca detrás de las efigies de los Hokages, el refugio era excepcionalmente frío y húmedo. Su falta de condicionamiento hacía pensar que se había usado poco, sólo en situaciones de màxima alerta. Sakura apuntó este dato en su mente como poco esperanzador. Sin poder resistirse, se escabulló hacia donde estaban los chuunin reunidos y se asomó con cautela a una de las rendijas del refugio que permitía ver el exterior.

A los pies del refugio se extendían las calles minúsculas de una Konoha aparentemente desierta. Sakura sabía que todas las fuerzas se concentrarían en las murallas; allí estarían los Jounin. En el interior de la villa llegaría el turno de los Anbu. Las emboscadas y los asesinatos silenciosos eran especialidad del cuerpo de élite. Y más allá de la muralla, apostada contra la puerta de acceso a la villa, estaba la masa negra: el enemigo.

Sakura cerró los ojos unos segundos, y volvió a abrirlos para recorrer con aprensión aquella ingente cantidad de hombres que rodeaba la muralla de Konoha. Eran cientos y cientos, y vendrían más. Sakura se estremeció. A su espalda, en la húmeda y fría oscuridad del refugio, un bebé rompió a llorar. Sakura sabía que gran parte de las tropas enemigas la integraban los criminales de la mafia del País de la Ola. Vulgares criminales, desconocedores por completo del código de honor militar. Violadores, asesinos, desquiciados esbirros a las órdenes de la Akatsuki. Sólo Dios sabía qué podía suceder si daban con el refugio.

En el temeroso silencio de la cueva, se alzó el trémulo canto de una madre apaciguando el llanto de su hijo. Sakura sintió que se le ponía la piel de gallina. En aquel fatídico día, la suerte de Konoha, y la suya también, estaban echadas.

Neji...

Lejos de allí, el objeto de sus pensamientos estaba junto a cinco compañeros Anbu, con la espalda rígida por la tensión y los brazos cruzados. Kakashi hablaba.

"Como sabéis, los escuadrones de ataque están compuestos por seis Anbu. Sin embargo, la deserción de Sasuke deja un grupo de sólo cinco, sin contar al capitán. Creo que dadas las circunstancias, sería recomendable que me uniera a ellos para compensar su ausencia"

Los Anbu permanecían en silencio. Bajo sus flamantes máscaras nuevas, la mayoría eran novatos; aquella era su prueba de fuego, su primera misión como ninjas de élite. Neji cambió el peso de una pierna a otra sin apartar la mirada de Kakashi.

"Entonces nosotros nos quedamos con un miembro menos también- oyó que decía uno de sus compañeros, señalándoles- Somos seis, pero nos quedamos sin capitán"

"Cierto. Por eso nombraré a uno de vosotros para que esté al frente de la división.- los ojos de Kakashi encontraron los de Neji, ocultos bajo la máscara de pájaro- Crees que podrás lidiar con ello, Neji? Sé que es tu primera misión"

"Sin duda" convino el Hyuuga con la naturalidad de quien ha nacido para ordenar. Sus compañeros murmuraron complacidos.

"Perfecto entonces- Kakashi se acuclilló y los demás le imitaron para ver el mapa que el veterano anbu estaba desplegando sobre el suelo. Su índice enguantado se posó sobre un punto concreto- Ahora mismo todas las fuerzas enemigas están concentradas aquí, protegiendo la puerta principal, pero si son lo suficientemente inteligentes, desplazarán un flanco hacia el sur para obligarnos a dividirnos. Mi escuadrón se quedará aquí, oculto entre los edificios para tender las emboscadas a la primera línea de asalto. Y vosotros haréis lo mismo, pero en la puerta sur. Los enemigos serán menos, pero el peligro es que el refugio de civiles está cerca. Debéis impedir a toda costa que lleguen a sobrepasar el recinto. Usad los dardos venenosos si veis que no se rinden. Pensad que muchos son criminales, no ninjas. No conocen el código militar ni les importa; van a rapiñar y matar. Quiero que estéis separados pero no dispersos por el área. Si por algún motivo os rodearan, uno de vosotros tendrá que escapar para pedir refuerzos por radio- se levantó y se sacudió ligeramente el pantalón- Alguna pregunta?"

"Qué haremos con los prisioneros?" preguntó uno de ellos.

"No haremos prisioneros- contestó Kakashi, con aterradora frialdad.- No persigáis a los que huyan, pero acabad con todo aquel que entre- hizo un gesto con la mano, despidiéndolos- Podéis partir. Neji..."

El Hyuuga se detuvo. Sabía qué iba a preguntarle, lo había estado esperando. Volvió ligeramente la cabeza para mirarle.

"Si?"

Kakashi no dijo nada durante segundos, como si estuviera recaudando las palabras. Sis brazos estaban firmemente cruzados, aparentando falsa despreocupación.

"Os encontrasteis a Sasuke?" su tono sonó imperturbablemente sereno, demasiado tranquilo como para no percibir la tristeza contenida en él.

"Sí- murmuró, caso con pesar. Neji vio como Kakashi alzaba ligeramente la cabeza, y se sintió obligado a hablarle de su extraño encuentro con el Uchiha- Él estaba en las afueras de Fusaka cuando nos cruzamos. Él...iba a encontrarse con su hermano."

Kakashi no respondió. El gélido viento silbó, arrastrando algunos copos de nieve.

"La culpa es mía- musitó Neji de pronto, sorprendiéndose a si mismo- Debí obligarle a desistir en su empeño. Pero no pude. Yo habría hecho lo mismo...de estar en su lugar."

Kakashi asintió lentamente.

"Lo siento" murmuró Neji.

" No lo sientas- respondió Kakashi al fin- Antes que ninja, Sasuke era un vengador. Ha vivido para morir de esta manera. Sólo me queda desear que no se haya arrepentido.-se quedó en silencio, como abstraído, pero volvió rápidamente en si- Márchate, Neji. Cuida de tu escuadrón. Tienes el mejor de los motivos para sobrevivir" añadió, y desapareció en una nube de humo.

Neji suspiró y alzó el rostro enmascarado hacia el cielo. El gris plomizo de las nubes blindaba pesadamente el firmamento, impidiendo que se filtrara el más mínimo rayo de sol. En dos horas, todo sería oscuridad. En la lejanía, al otro lado de la muralla, oía los gritos y los salvajes cánticos del frente enemigo. Volvería el fuego, la sangre, la nieve.

Pero Kakashi tenía razón: tenía el mejor de los motivos para sobrevivir a la batalla. Un hermoso motivo, oculto en algún recóndito lugar del refugio civil.

Una hora más tarde, con la inminente caída del crepúsculo, las antorchas comenzaron a encenderse, como ventanas al infierno, alrededor de la muralla. El olor del azufre y del metal se extendió sobre la villa, como una pesada atmósfera. El hervidero en el frente enemigo se hizo caótico. Se acercaba la hora del ataque, pero sin embargo, permanecían en sus puestos.

"Qué les pasa- murmuró Morino Ibiki, observando desde la almena la actividad enemiga a través de los prismáticos- No se deciden a atacar. A qué están esperando?"

Allí abajo cundía la agitación; Ibiki podía ver que aquellos mercenarios, que se contaban por cientos y cientos, estaban nerviosos y deseosos de entrar en batalla. Qué les contenía?

Entonces lo vio. Una pequeña catapulta, cargada de un sistema explosivo que nunca había visto antes. Sus pequeños ojos se desorbitaron. Se volvió hacia su unidad.

"A VUESTRAS POSICIONES, RÁPIDO! INUTILIZAD A LOS ARTILLEROS!"

Anko, vestida de negro a su lado, hizo una enérgica señal al escuadrón jounin que tenía a su derecha. Estos corrieron rápidamente por la muralla y kunais en mano, comenzaron a diezmar la línea de fuego matando a los que intentaban poner en funcionamiento el explosivo.

"Morino-san!- gritó un chuunin, cubierto de barro. En mitad del fragor del enfrentamiento, Morino se volvió para encararse con aquel joven ninja que corría hacia él, totalmente empapado- Están entrando por el oeste!"

"Qué?- el capitán en jefe del comando de interrogatorio y tortura se sintió palidecer. Si entraban por el flanco oeste tendrían acceso al refugio donde estaban los rollos sagrados y los civiles. Una masacre. No podía permitirla bajo ningún concepto. Agarró al joven chuunin por el chaleco y gritó- Quién está al mando de la puerta oeste?"

Nosotros- gimió el chuunin, sudoroso- pero no podemos contenerlos mucho más tiempo!

"Mierda!" maldijo Morino. Agarró la radio e hizo un barrido por las frecuencias más cercanas a la puerta oeste hasta que alguien le contestó. Se tapó un oído para escuchar la débil señal. Frente a él, el chuunin le observaba con desespero.

"Hay un escuadrón Anbu apostado contra la puerta del sur- le informó Morino rápidamente- Su capitán es un Hyuuga. Búscales y llévales a donde estáis vosotros. RÁPIDO!"

En ese momento, una gran explosión hizo temblar los mismísimos cimientos de la muralla. Los pedazos de madera de la que había sido la puerta principal volaron por los aires en una ráfaga de fuego. Algunos jounin cayeron al suelo entre alaridos de pavor; otros se habían protegido la cabeza con las manos. Morino comenzó a dar órdenes a voz en cuello, pero el enemigo ya estaba dentro de casa. Los esbirros comenzaron a saltar por el agujero de la puerta, como ratas invadiendo un almacén de comida. Se desató una lluvia de fuego en forma de proyectiles.

Era el momento de los Anbu. Escondidos en ángulos imposibles de los edificios, los hombres de Kakashi comenzaron a saltar de tejado en tejado, katana en mano. De un solo movimiento, cortaban las cabezas de los esbirros, salpicando de sangre sus uniformes y las paredes. Comenzaron a oírse gritos. Los capitanes enemigos ordenaban que retrocedieran ante la ofensiva Anbu, pero era tarde. Más hombres seguían cayendo bajo el filo silencioso del cuerpo de élite sin que pudieran siquiera gritar.

Con un giro preciso, la hoja de Kakashi rajó el estómago de uno de aquellos capitanes.

"Kakashi- llamó uno de los Anbu a su espalda- Nos necesitan en la puerta Oeste. El escuadrón Hyuuga ya está allí."

Kakashi observó la incesante entrada de enemigos por el boquete de la puerta y meneó la cabeza.

"No podemos marcharnos de aquí- dijo, cambiándose la espada de mano- Son demasiados."

Ante sus ojos se estaba librando una carnicería. Aquella gente no tenía experiencia táctica, pero era extremadamente violenta. Mientras las hordas se acercaban peligrosamente al centro de la villa, dejando un reguero de fuego y destrucción a su paso, Kakashi observaba con el rostro perlado de sudor los cadáveres de los jóvenes chuunin caídos en el lodo, con los rostros cubiertos de sangre y los ojos vueltos hacia el cielo, ciegos para siempre.

Al otro lado de la villa, en la puerta oeste, era el mismo infierno. Una miríada de mercenarios habían logrado abrir un agujero en la muralla y se colaban al interior blandiendo explosivos y armas de doble filo. Por doquier se oían gritos y el siniestro chasquido de la hoja encontrando la carne.

Neji jadeó y retrocedió para hacer frente a los cuatro esbirros que rodeaban a su compañero. Con una katana en cada mano- la larga en la derecha, la corta en la izquierda, se lanzó sobre ellos como un ángel vengador de mortíferas alas. En sus rostros sucios leyó la sorpresa y el terror al oír el silbido de su espada. Cruzando los brazos, cortó a uno de ellos por la mitad y a los otros tres simplemente los decapitó. Miró a su compañero, Yukio. Tenía una herida espantosa en el brazo.

"Lo siento Neji" jadeó éste, agarrándose el brazo con una mano.

Neji meneó la cabeza.

"Usa los kunais para alejarles, Yukio. Evita que se te acerquen hasta que se te detenga la hemorragia.- observó la expresión anonadada de su rostroy frunció el ceño- Qué pasa?"

"Ne...Neji..." balbuceóéste, señalándole algo a su espalda.

Neji se volvió y contempló horrorizado que parte de los esbirros habían encontrado la escalera de roca que conducía al refugio. Con un gesto imperativo, se arrancó la máscara e hizo bocina con las manos para gritar:

"ESCUADRÓN QUINCE, CUBRID Y DEFENDED LA ESCALERA!"

Sus hombres alzaron la vista inmediatamente y se apresuraron a finiquitar a las víctimas antes de salir corriendo hacia el recinto vallado de la escalera, ahora invadida por una decena de enemigos. Con el corazón en un puño, Neji se abrió paso entre la multitud encarnizada a tajo limpio. Su largo cabello oscuro se le había soltado en la contienda y ahora ondeaba a su espalda, acariciando su rostro manchado de sangre y barro.

"No dejéis títere con cabeza" ordenó ferozmente , abriendo la defensa para lanzarse sobre uno de los soldados que se acercaba hacia la puerta del refugio.

Tampoco los enemigos tendrían piedad alguna. Konoha en aquellos momentos era una flor a merced de la tormenta.


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