Capitulo 4: Una reunión memorable

"¿Mamá¿Papá¿Marie¿Dónde están? Dejen de asustarme… mamá… tengo miedo… ¿en donde están, dejen de jugar, no me gusta, por favor, salgan ya… quiero verlos…"

La niña caminaba por el pasillo de su casa, nada se movía, todo permanecía en silencio, el jardín, la sala, la cocina, todo estaba exactamente como lo había visto aquella mañana antes de haber salido al museo de historia de Londres con su amiga, sus pasos eran lentos como si esperara que alguien saliera en cualquier momento de alguna recamara y le dijera "¡sorpresa¡Feliz cumpleaños!" pero no sucedía nada, solo seguía escuchando aquel silencio tan molesto que cada vez iba llenando su cuerpo de miedo, se preguntaba en donde estaban todos, no era posible que hubieran salido, ella sabia que en sus cumpleaños siempre la recibían con una fiesta sorpresa, siempre…

El día anterior había sido muy extraño, en la mañana ella había acompañado a su madre a hacer las compras del día, se encontraba de vacaciones luego de un año escolar por demás ajetreado, todo transcurría normalmente a no ser por un "pequeño" incidente: mientras caminaban hacia la entrada del centro comercial ella y su mamá vieron como un tipo le robaba la bolsa de mano a una anciana y corría velozmente hacia donde ellas se encontraban sin mirarlas, choco contra la niña y su mamá y al ver a aquella niña el tipo cayó al suelo tapándose la cara y gritando con terror, hablaba en una lengua extraña y parecía hacer reverencias, de entre todas las frases tan complicadas que pronunciaba solo una fue la que la pequeña reconoció: "¡Diaghal!" , no sabia como, pero ella tenia la fuerte impresión de haber escuchado aquella palabra antes, dos policías lo detuvieron haciendo esfuerzos sobrehumanos para que el tipo dejara de moverse violentamente, la niña y su mamá se habían asustado mucho y durante un rato no se habían dirigido la palabra hasta que poco a poco se fueron olvidando de eso.

Luego de eso, ya en la noche mientras cenaban ocurrió el segundo incidente aun más extraño que el anterior, mientras conversaban animadamente sobre asuntos familiares la niña repentinamente los interrumpió:

- me esta llamando… el me esta llamando…

- ¿Quién hija¿quien te llama?- preguntaron sus padres mirándola con curiosidad.

- "el", me esta llamando, quiere que vaya a su lado…

-¿Quién hija¡Dinos quien te esta llamando por dios!- hablo la mamá alzando la voz preocupada.

- ustedes no lo conocen, jamás lo conocerán, el me quiere… el me quiere…

- ¡cállate por favor¡Nos estas asustando!- dijo la hermana mayor de la niña mirándola expectante.

La pequeña solo permaneció en silencio un rato más mientras su familia la miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación, era la tercera vez en el mes que aquella pequeña se había comportado de esa manera, como si alguien la estuviera buscando y ella quisiera ir a su lado, al principio pensaron que solo jugaba, pero después empezaron a preocuparse un poco mas pues a veces parecía como si se desconectara del mundo, miraba fijamente al cielo por largos ratos y luego se reía sin motivos aparentes, si bien aun tenia diez años pensaban que ese no era el comportamiento adecuado de una niña de su edad, la habían llevado a terapias pero los resultados eran los mismos, estaba completamente sana, incluso mucho mas que los propios hijos de los médicos.

En la escuela era lo mismo, a veces durante las clases le llamaban la atención por estar hablando, el problema era que ella no hablaba con nadie a excepción de su amiga que se sentaba al otro extremo del salón de clases, no tenia mas amigos, nadie quería estar a su lado porque decían que estaba loca, aunque eso a ella no le importaba en absoluto, ella era muy feliz solo con su amiga Anabelle.

Esa noche nadie hablo del incidente, la mamá ni siquiera se atrevió a mencionar lo del centro comercial, no quería preocupar mas a la familia, la niña no recordaba absolutamente nada de lo que les había dicho, como si eso jamás hubiera pasado, pensaba que eran ellos quienes trataban de hacerle una broma, para ella su vida era demasiado normal y aburrida, su familia era lo que podría llamarse la familia perfecta, un padre trabajador, una madre muy linda y amable, una hermana con notas sobresalientes en su clase y un loro amarillo de nombre Piwi muy simpático que acostumbraba viajar en su hombro y balbucear alguna que otra palabra aprendida de la familia.

Seguía caminando tratando de escuchar cualquier ruido que le indicara en donde estaban escondidos los demás miembros de su familia, pero no escuchaba nada, la angustia se apoderaba mas de ella a cada paso que daba por el corredor, parecía que este de repente se había hecho mas oscuro y frío además de que extrañamente sentía que este no tuviera fin, que se extendía mas aya de aquellas tres habitaciones, en las paredes se podían observar los retratos de sus abuelos y de otros miembros de la familia sonriéndole, y uno que otro cuadro que su mamá había pintado en sus ratos libres.

Al llegar a la habitación de sus padres la primera imagen que vio y que le indico que algo andaba mal fue la cama desordenada de sus padres, ella sabia que su mamá jamás dejaría la cama así, algunos objetos estaban tirados en el suelo como si alguien hubiera tenido un arranque de histeria. Caminó más deprisa a la habitación de su hermana y solo vio al enorme oso de felpa de su hermana tirado de cabeza en el suelo, las lágrimas y la desesperación la estaban invadiendo cada vez más.

Al llegar a su recamara pudo ver lo mas espantoso que jamás hubiera visto en su vida, allí en el suelo permanecían tirados los cuerpos sin vida de sus padres y a un lado su hermana quien aun se movía con dificultad, corrió hacia ellos gritando y llorando como jamás lo había hecho. Tomo en sus manos la cara de su madre y trato de hablarle, no quería que siguiera durmiendo, deseaba que se despertara, que la mirara con sus ojos tan negros como los de ella.

-¡Mamá¡Mamá háblame, Mamá deja de dormir, por favor!- gritaba desesperada mientras pegaba la cabeza de su madre a su pecho.

Luego se acercó a su papá, estaba totalmente ensangrentado como si hubiera sostenido una feroz batalla, le acaricio la frente, trato de animarlo pero no obtuvo respuesta, solo permanecía inmóvil con sus ojos cerrados y su cabello castaño cayéndole suavemente en la frente, sentía que el mundo se le venia encima, solo una débil voz rompió aquel llanto:

-Hooly… ¡Hooly vete¡NO…NO DEJES QUE ELLOS TE LLEVEN!- grito con dificultad su hermana mientras trataba de arrastrarse a ella, también estaba cubierta en sangre.

-¡Marie¡Marie, que pasa, por favor no!…- pero no podía hablar, su garganta estaba completamente congestionada por las lagrimas y los deseos de llorar fuertemente.

Tomo en sus brazos el cuerpo de su hermana y la animo, le acariciaba la cara y trataba de que no cerrara los ojos, lloraba fuertemente, no creía lo que estaba pasando, solo quería abrir los ojos, levantarse de su cama, pensar en que solo era una pesadilla y que en cualquier momento se terminaría pero era real, podía sentir la calidez de la sangre de su hermana rozando con su piel, con mucha dificultad pudo preguntar:

-Marie… que, que cosa pasa…

- no dejes que ellos te lleven… ¡no los dejes!… corre Hooly, aléjate de aquí antes de que esos hombres te atrap…

No término de decir las palabras, pues estaba muy débil, Hooly solo la abrazo mas fuerte mientras seguía llorando con más fuerza que antes, tenia que ser una pesadilla, no se dio cuenta de los dos hombres que avanzaban hacia ella por detrás, habían estado observándola desde la esquina de la habitación ocultos por un hechizo desilusionador, cuando Hooly sintió sus pasos ya era demasiado tarde, solo escucho una voz que pronunciaba "desmaius", luego todo se oscureció, no sentía ni veía nada, solo pudo escuchar los gritos ahogados de su hermana que se perdían cada vez mas en la lejanía...

Una voz sonaba insistentemente en su cabeza, la llamaba por su nombre, pero ella no podía responder, estaba completamente desconectada de todo indicio humano, no sabia si estaba soñando o aun seguía despierta, aquella voz volvió a llamarla y esta vez agrego: "Hooly… ven conmigo… tienes que venir a mi, los dos tenemos algo que cumplir, tu y yo tenemos que unirnos… Hooly, tu eres mi elegida, tu eres quien debe abrir la puerta, tu eres la llave…"

La niña solo pudo articular una pregunta: "¿Quién eres tu, que quieres de mi?" y aquella voz le respondió: "yo soy aquel al que prohibieron, el hombre al que condenaron a vagar errante entre los dos mundos, pero a llegado el tiempo en que deba regresar y terminar lo que hace dos siglos empecé, yo soy…"

Una voz resonó en aquella oscuridad, intensos rayos plateados llenaron todo ese lugar, le lastimaban los ojos, abrió estos con dificultad pues el brillo era muy molesto, lo primero que pudo divisar fue la enorme silueta de la luna que dirigía su luz directo hacia su cara, los rayos lunares se colaban por una enorme ventana de corte español del siglo XVIII muy lujosa, estaba confundida, no recordaba lo que le había pasado, miro a todos lados analizando minuciosamente el lugar, la cama en la que se encontraba era muy grande y cómoda con finos colchones rojos y con doseles de igual color que hacían juego con la pieza, las paredes estaban decoradas con infinidad de pinturas al óleo de paisajes y en frente de la cama se situaba una chimenea en la cual un acogedor fuego calentaba la habitación, a primera vista se deducía que debía de tratarse de la recamara de una mansión española, siguió mirando a todos lados hasta que su vista se topo con la de un hombre que la miraba entre asombrado y preocupado:

-¿Te encuentras bien¿Ya te sientes mejor?- pregunto el hombre con un tono de afecto mientras seguía observándola minuciosamente.

-¿eh…¿Dónde, donde estoy?- pregunto algo confundida con la cabeza aun dándole vueltas, no tenia idea de cuanto tiempo habría dormido.

- veo que ya estas mejor, has dormido casi todo un día, fue una suerte que te encontráramos a tiempo…

-¡Mis padres¡Ellos corren peligro¡Mi familia fue atacada, mi familia esta…!- interrumpió la niña recordando todo lo que había pasado, tratando de levantarse desesperadamente mientras aquel hombre que la acompañaba hacia grandes esfuerzos para mantenerla acostada, la pequeña tiraba patadas y lloraba con intensidad, tanto que sus gritos deberían escucharse por todos los lugares de aquel lugar, dos mujeres entraron rápidamente por aquella chimenea haciendo que esta crujiera fuertemente pero pareció que no llamo la atención a nadie pues los gritos de Hooly eran muy fuertes.

- ¡oh Agustine¡Tan solo te dejamos con ella 5 minutos y ya empezaste a tener problemas!- dijo una de las mujeres, era una señora delgada de cabellos rojizos y piel ligeramente morena, usaba lentes redondos y tenia la cara parecida a un galgo.

-dis…discúlpenme, pero ella sola es la que… ¡ARRGH!...- no termino de decir lo que quería porque la niña ahora tenia encajados sus dientes en la boca de el.- ¡espera no hagas eso niña!

Las dos mujeres soltaron una carcajada al ver como aquel hombre de cabellos dorados trataba de hacer que Hooly lo soltara, estaba aferrada a su brazo mordiéndolo con casi toda la fuerza que en esos momentos tenia.

-JAJAJA¡parece ser que si no llegábamos nadie te iba a rescatar!- agrego la otra mujer conteniendo la risa, esta al contrario que la anterior era regordeta e increíblemente de tez clara, tenia el cabello recogido en lo que parecía ser un gran moño de color púrpura.

-¡deja de reírte y has algo rápido!- dijo el hombre sollozando.

-¡Agustine, eres mago! "¡dissaferrea!"- dijo la señora regordeta tocando con su varita a la niña, esta se soltó automáticamente de Agustine quien solo se limito a tallarse el brazo mientras se le escurrían varias lagrimas, por unos instantes Hooly no pudo hablar ni gritar pues sentía la mandíbula como si estuviera floja.

-ya dejemos la diversión de lado, abajo en el salón principal esta el "jefe" reunido con el ministro de magia, mando a que preparemos a la niña para llevarla con ellos, además de que Albus Dumbledore también vendrá, así que démonos prisa.

-¿Qué dices¿Albus Dumbledore aquí¡Eso hay que verlo para creerlo!- agrego Agustine levantándose de la cama y alzando las manos en señal de entusiasmo, se acercó nuevamente a la niña que ya recuperaba sus fuerzas nuevamente para un segundo ataque, titubeo un poco al verla pero las dos mujeres lo apuraron.

-¿y bien, cual es ese asunto "tan importante" por el cual me ha llamado señor….?

- Diaconus, Ossan Diaconus- contesto el hombre mas joven, se encontraba sentado frente a una gran chimenea encima de la cual colgaba un enorme cuadro de un hombre de cabellos canosos y expresión severa, que los miraba un tanto con curiosidad.

-bien señor Ossan, entonces ¿me dirá el motivo del que aya solicitado mi presencia?

-si, bueno, le agradecería que esperara unos momentos mas a que llegue mi otro invitado, no debe de tardar ¿le ofrezco algo?

- un café solamente por favor- contesto Cornelius Fudge quien dibujo una mueca de fastidio, no esperaba que alguien lo llamase a esas horas de la noche, últimamente había estado trabajando mucho mas desde el reconocimiento del regreso de Lord Voldemort.

-y dígame señor Fudge¿es realmente cierto todo eso de que lord Voldemort ha vuelto?- Fudge bufo ante aquel nombre, movió la taza de café que Ossan le había servido y tomo un sorbo.

- si, es verdad, quien-usted-sabe ah vuelto, ahora mismo el ministerio se encuentra investigando su posible paradero.-

-hum… ya veo, esto complicara aun mas la situación, y tenia que ocurrir justo ahora.- dijo mas para si Ossan quien se paro de su lugar y camino a la chimenea perdiendo la vista en el cuadro del hombre canoso.

-¿a que se refiere con más problemas Ossan?- pregunto Fudge arqueando una ceja y tomando otro trago de café.

- en un momento mas lo sabrá, solo espere unos segundos, ya esta aquí- contesto Ossan mirando un reloj de arena y luego agrego quedamente- nunca se retrasa.

-¿Quién esta aquí?- cuestiono Fudge mirando a todos lados.

Se escucho un fuerte ruido y luego las llamas de la chimenea tomaron una tonalidad verde y se volvieron mas intensas, por ellas salio un hombre alto con gafas de media luna, se estaba sacudiendo el hollín sin prestar atención a su alrededor "polvos flu, mejor debí aparecerme, me ahorraba el talco" susurro mientras se quitaba las gafas y las limpiaba con un paño, luego de que volvió a ponérselas alzo la vista encontrando a un Cornelius Fudge de aspecto cansado que lo miraba asombrado y luego, mas a la derecha a un joven de cabellos castaños y ojos azules que lo miraba con una gran sonrisa. Se dirigió a ellos, primero saludo a Fudge.

-hola Cornelius, nunca me imagine encontrarte aquí.

-yo tampoco Albus, yo tampoco…- dijo Fudge mirándolo con resentimiento, pero Dumbledore pareció no notarlo, se dirigió al joven dibujando también una gran sonrisa.

-veo como siempre profesor que nunca se atrasa- dijo animadamente Ossan.

-¡ja, llego temprano cuando de gratos momentos se trata, Ossan amigo mío.

Los dos hombres se estrecharon la mano y luego se dieron un abrazo muy afectuoso mientras Fudge los miraba asombrado y un tanto irritado de la presencia de Dumbledore, solo se limito a beber otro sorbo de café pero ya no tenia nada en la taza.

-profesor Dumbledore, me da muchísimo gusto que aya podido venir.

-bah, olvida lo de profesor Ossan, llámame por mi nombre.- contesto Dumbledore aun con su gran sonrisa en la cara, una sonrisa realmente muy reconfortante.-tenia mucho tiempo de no verte chico¿A dónde te fuiste?

-pues luego de terminar el colegio vine a España, estudié como auror y luego me gradué con honores- contesto el chico muy animado.

-si, siempre fuiste de los mejores, de hecho tu has sido uno de los mejores alumnos que ha pasado por Hogwarts desde que he sido director, incluso aun mas que Percy Weasley.

-profesor, gracias por el comentario pero no lo creo así- contesto Ossan ruborizándose, un comentario así por parte de Dumbledore era realmente un halago.

-ya te he dicho que no me llames profesor, llámame Albus, o Dumbledore, o anciano

-nada de eso profesor, usted conserva su misma apariencia que cuando entre en Hogwarts, el tiempo ha sido benevolente con usted, le agradecería que tomara asiento.- señalo el sillón mas cercano, Dumbledore se sentó al mismo tiempo que Ossan.

- bueno y cual es el motivo por el cual estamos aquí Ossan, debe de ser algo muy grato.

- me temo profesor que esto no tiene nada de grato…

-podría simplemente decirnos que es lo que ocurre- interrumpió Fudge con todo de fastidio.

-calma Cornelius, deja que se tome su tiempo- dijo Dumbledore con tono amable dirigiéndose a Fudge.

- como les decía, el motivo de esta reunión es para informarles de una situación muy critica, el día de ayer hubo un ataque de magos tenebrosos a una familia de muggles, pero deberé comenzar desde el principio.

Tanto Fudge como Dumbledore miraron a Ossan con gran interés, este les dirigió una mirada muy seria y luego continúo:

-como ustedes sabrán, hace dos siglos vivió uno de los magos tenebrosos mas peligrosos que hubiesen existido, me refiero al mago Dimitri Diaghal, este mago reunió una gran cantidad de partidarios y trato de exterminar a todos los magos de familias muggles y a los mismos muggles, pero no solo hizo eso, también trato de acabar con todo indicio de magos de sangre pura, pues el quería que su raza fuera la única existente, creo que ya sabrán a que me refiero…

-Ancients…- susurro Fudge mirándolo expectante –creí que habían desaparecido después del derrocamiento de Diaghal.

-no, no es así, como les decía, el quería que su raza fuera la única dominante sobre el planeta, aunque sus ambiciones iban mas aya de todo eso, trato de liberar los poderes de la magia antigua para usarlos a su beneficio, estos poderes le concederían la vida eterna y el control del tiempo, así que busco por mucho tiempo el lugar sagrado donde estos conocimientos residían, cuando por fin los encontró se topo con un gran problema, estos poderes solo podían ser liberados por un descendiente de muggles que tuviera cualidades mágicas, en esos tiempos era muy difícil hallar a alguien así hasta que se fijo en un joven de 23 años, Tobías Virgil, lo secuestro y lo llevo asta aquel lugar, afortunadamente alguien pudo evitarlo, hubo un mago lo suficientemente valiente y poderoso para enfrentarlo, el fue el fundador de nuestra organización, estoy hablando de Anthony de Versalles, este gran hombre.- Ossan les señalo con la mirada al retrato del hombre canoso que pareció dirigirles una sonrisa, Dumbledore sonrió y Fudge tuvo que forzar una sonrisa. Luego Ossan continúo:

-Anthony de Versalles lo enfrento junto con un grupo de magos que se ofrecieron a ayudarlo bajo el nombre de los guardianes de Versalles, tras una fuerte lucha en la que se perdió mas de una vida, estos lograron llegar justo en los momentos en que Diaghal estaba por quitar los sellos y abrir las puertas del lugar sagrado, lucharon contra el casi hasta que las energías les permitieron, de hecho casi fueron derrotados a no ser por un verdadero milagro, la energía concentrada se canalizo a través del joven Tobías y este se sacrifico utilizando esa gran energía para separar el alma de Diaghal de su cuerpo al cual encerró dentro de un muro, deposito los poderes de este dentro de la cámara donde los demás poderes antiguos se encontraban, pero el costo de usar esa gran energía fue su vida, sin embargo, y este es el gran motivo por el cual los he llamado.- Ossan se aclaro la garganta y tomo aire:

-antes de que su alma fuera expulsada de su cuerpo Diaghal profetizo su regreso, dijo que al termino de dos siglos el regresaría a terminar lo que había empezado y que se alzaría de nuevo y que desde ese momento toda la descendencia del joven Tobías estaba condenada a ser su sacrificio, que uno de sus descendientes nacería con la marca de los Ancients y que entonces seria el fin de todo lo que conocemos, luego de esto su alma se perdió, los guardianes de Versalles desde entonces se dedicaron a perseguir y capturar a todos los demás Ancients que quedaban aunque esto era una tarea titánica, paso el tiempo y todos estos hechos fueron olvidados, pero los guardianes de Versalles hemos estado trabajando secretamente y esperando el momento del regreso de Diaghal, desde hace tres meses nos dimos cuenta de que los demás Ancients restantes empezaron a moverse y hacer reuniones secretas, gracias a espías que tenemos dentro de sus sectas nos enteramos que el ultimo descendiente de Tobías Virgil que existía era una niña de diez años que nació con poderes mágicos después de un gran tiempo de que estos se ausentaron de la familia, ayer esta familia fue atacada por tres de estos magos.

-espera¿estas diciendo que esa niña es la que Diaghal usará para tratar de liberar nuevamente la magia antigua?- interrumpió Fudge – todo esto me parecen solo tonterías, los Ancients desaparecieron desde hace mucho tiempo y si hubiera estas reuniones secretas de las que nos hablas el ministerio se habría dado cuenta ya.

-Cornelius, te agradecería que guardaras silencio y lo dejaras continuar.- agrego Dumbledore dirigiéndole una mirada severa, Ossan se lo agradeció enormemente dirigiéndole una pequeña sonrisa, Fudge solo les dirigió una mirada de reproche.

-señor ministro, yo no trato de decir que el ministerio no este haciendo su trabajo, solo que estos pocos Ancients que quedan se mueven muy por debajo de nuestras vistas y es realmente muy difícil saber sus planes- dijo Ossan para disculparse y luego continúo diciendo:

-como les decía, estos hombres atacaron a la familia de la niña y la secuestraron a ella, hemos identificado a su líder como Maximilian Sirgeist, uno de los principales seguidores de Diaghal, este hombre estuvo encerrado hace 10 años en Azkaban por asesinar a un grupo de magos, hace exactamente 5 años escapo misteriosamente con la ayuda de dementores ya que parece ser que ellos no tienen ningún efecto sobre el, yo personalmente me enfrente a el cuando asumí el control de la organización, pero escapo – Fudge emitió una gran carcajada pero se callo al ver la mirada de Dumbledore.

-gracias al aviso de un animago que se encontraba cerca de la familia Virgil pudimos acudir pero desafortunadamente cuando llegamos solo encontramos a los padres de la niña muertos, y a su hermana mayor con vida pero desgraciadamente murió hace tres horas debido a la gravedad de las heridas, estos hombres no se tocan el corazón si de matar gente se trata, aun así esa misma noche del secuestro logramos interrumpirlos durante la ceremonia para llamar el alma de Diaghal, esta pudo manifestarse pero no logro mostrarles el lugar sagrado ya que intervenimos justo a tiempo, salvamos a la niña y la trajimos con nosotros a la mansión de Versalles, ella en estos momentos se encuentra en una de las habitaciones, he mandado que la preparen para traerla ante ustedes.

-Ossan, dime¿ella sabe lo de su familia?- pregunto Dumbledore mirándolo seriamente.

-no, ella aun no sabe nada porque ha estado durmiendo todo el día, aunque todavía no sabemos como vaya a tomar la noticia- contesto tristemente Ossan, Fudge y Dumbledore lo miraron unos momentos y luego una voz rompió el silencio.

-señor Diaconus, aquí esta la niña- dijo el hombre de cabellos rubios que bajaba por las escaleras acompañado de las otras dos mujeres y de la niña quien parecía tener los ojos hinchados de tanto llorar.

Ossan solo la miro con seriedad y luego para que la niña se sintiera en confianza dijo:

-Albus Dumbledore, Cornelius Fudge, les presento a Hooly Virgil…