Disclaimer: Card Captor Sakura y todos sus personajes son © de el grupo creativo CLAMP. Todos los personajes adicionales que aparezcan en este Fan Fiction son © de Soma Cruz, o sea yo xD...
Lágrimas de Ángel
Capítulo II
"Sentimientos ajenos"
El sonido del agua dejó de escucharse cuando se cerró el grifo dejando todo en un horrible silencio que reinaba dejando una profunda tensión en el ambiente mientras que Shaoran bebía agua de un vaso que había llenado segundos antes. La oscuridad de la cocina no permitía ver la presión que acongojaba al joven chino, ni las diminutas gotas de sudor que había por todo su rostro.
Terminó de beber el vaso y abrió nuevamente la llave del agua, colocándolo debajo.
La situación ya era muy angustiante y por demás ridícula. Seguía teniendo terribles pesadillas que le provocaban despertarse a media noche por el susto y lo estaban acabando. Eso además de la gran cantidad de tareas que tenía por su preparación y con la fecha casi a la vuelta de la esquina.
Todo este esfuerzo estaba consumiéndolo y se encontraba muy agotado, sin mencionar la preocupación que le provocaban sus pesadillas sumado a la tristeza y culpabilidad que sentía. Como jefe de la familia Li y como hechicero que era no podía mostrarse débil ante ninguna situación, pero la verdad ya no podía soportarlo más y tenía que hacer algo al respecto.
Bebió otra vez y se puso a llenar el vaso de nuevo.
Era necesario pensar con claridad las cosas o todo empeoraría.
Tenía aproximadamente tres años que había perdido contacto con ella por miedo, e intentó enamorarse de alguien más para poder olvidarla, pues pensó que sería lo más correcto. Su futura prometida demostraba un gran amor por él y sus sentimientos no eran muy diferentes a los de ella, eran la pareja perfecta y estuvieron a punto de casarse hacía unos meses, pero él decidió posponer la boda por razones que él mismo desconocía.
Supuso que tal vez era que se sentía muy agobiado con las labores de su clan y que sería mejor dejar el matrimonio para más tarde permitiéndole tomarlo con más calma. Aunque posiblemente no era ese el verdadero motivo de su decisión, quizá había otra razón para ello que él ignoraba completamente, pues no estaba seguro de hacerlo del todo.
Tomó agua nuevamente y luego dejó el vaso sobre el fregadero.
Ya se sentía un poco más tranquilo, pensó que ya estaba en condiciones de dormir y se dirigió a su habitación caminando entre los oscuros pasillos de su enorme casa. Aun así, no podía dejar de pensar en lo que estaba haciendo. No tenía una idea clara de lo que tenía que hacer y lo peor era que cada vez se sentía más solo, como si nadie lo entendiera.
¿Cómo podían entenderlo si no podía entenderse a sí mismo?
Al llegar a su cuarto Shaoran entró sigilosamente y cerró la puerta con excesivo cuidado y sin hacer ningún ruido. Ya adentro, encendió la luz y caminó hacia una pequeña mesa de noche con varios cajones que se encontraba junto a su cama. Abrió el cajón inferior e introdujo su mano para luego sacar un sobre sin abrir, perfectamente bien conservado. Lo miró con ternura leyendo los kanjis japoneses que había sobre él. Pasó su dedo sobre los caracteres, como hacen los niños para no perderse mientras leen, y se detuvo...
- "Para: Shaoran..." –leyó mentalmente.
El joven chino frunció el ceño. Tal vez había algo que podía hacer...
Inmediatamente se dirigió a su armario y lo abrió. Sacó un par de piezas de vestir y se cambio de ropa, parecía que iba a salir a algún lado. Revisó sus bolsillos, tomó unos cuantos billetes del cajón superior de la mesa de noche y los guardó dentro de la bolsa de su camisa.
El joven Li tomó el sobre y se quedó mirándolo nuevamente. No supo cuanto tiempo estuvo contemplando ese sobre de papel, pero el sólo mirarlo lo llenaba de nostalgia y sentía que su preocupación aumentaba.
- "Joven Shaoran, ¿Está despierto? ¿Se encuentra usted bien?" –la voz de Wei se escuchó del otro lado de la puerta, que se abrió al momento.
Shaoran rápidamente introdujo el sobre dentro de su pantalón e intentó aparentar tranquilidad mientras en su interior se sentía un poco nervioso...
- "Joven Shaoran, ¿Qué hace despierto a esta hora?"
- "No podía dormir..." –respondió el joven.
- "¿Pero por qué se ha puesto esa ropa? ¿Piensa salir a alguna parte?"
Shaoran no respondió.
- "¿Acaso hay algo que le moleste?" –Wei parecía preocupado- "Si usted lo desea, yo puedo ayudarlo".
- "No es necesario que hagas nada, Wei" –Shaoran caminó hacia la puerta con la mirada oculta entre su cabello- ". Puedo ocuparme solo de mis cosas".
- "Pero, Joven Shaoran ¿Qué es lo que sucede? ¿A dónde va?"
El joven chino se detuvo en seco.
- "Wei, tú eres de confianza, así que creo que te lo diré. Sucede que tengo que ir a Japón".
- "¿Y para que desea ir allá?"
- "Bueno..." –El heredero de la familia Li no parecía muy convencido- "Tengo algo pendiente..."
- "¿Puede decirme de que se trata?"
- "Pues..." –Shaoran frunció el ceño- "¿Te acuerdas de Sakura?"
- "¿La señorita Sakura? Por su puesto que la recuerdo, ¿Tiene algo que ver con ella?"
- "Si, lo que pasa es que..."
- "¡¡Shaoran!!" –gritó una voz femenina desde la puerta.
- "Señorita Lin Yao, veo que usted se ha despertado" –dijo Wei.
- "Lin Yao, ¿Qué haces aquí?"
- "Es que me preocupé por ti y vine a verte, mi amor".
El rubor en el rostro de Shaoran no tardó en hacerse notar, ella tenía algo que siempre le hacía sonrojarse al verla. El joven chino intentó ocultar su sonrojo dándose la vuelta, pero la recién llegada sonrió con diversión al notar la reacción de su futuro esposo.
- "No me digas que te sonrojaste otra vez, ¿No crees que ya estás muy grandecito para eso?"
- "N-No es así. Yo no me he sonrojado" –Shaoran no volteó.
- "Bueno, creo que los dejaré solos" –Wei se retiró.
- "Wei, espera".
- "¿Qué pasa, amorcito? ¿No quieres estar solo con tu prometida?"
La cara del joven jefe de la familia Li se puso toda roja al escucharla hablar, y esta vez no pudo ocultarlo.
- "Sabía que te habías sonrojado" –rió- ". Y yo creí que mudándome a tu casa se te quitaría eso, pero ya veo que no es así" –extendió su sonrisa- ". Por cierto ¿Por qué estas vestido?"
- "Lo que pasa..."
- "Bueno, bueno" –le interrumpió- ", ya que estás así, ¿Por qué no salimos a caminar un rato?"
- "Pero si son las tres de la mañana".
- "¿Qué importa? De todas maneras no puedo dormir." –le lanzó una tierna mirada.
El rostro de Shaoran se puso rojo otra vez.
¿¡Cómo lograba ella hacer eso!?
- "Bueno, vamos".
- "Está bien, en seguida me cambio".
La joven abandonó el cuarto de su prometido y se dirigió al suyo caminando por los oscuros pasillos mientras que un serio Shaoran permanecía de pie, rígido, sin mover ningún músculo, aún pensando en lo que estuvo a punto de hacer.
- "¿Una caminata? Tal vez eso me ayude a despejarme un poco".
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Supuso que se trataba sólo de una coincidencia, esa chica era una desconocida, pero parecía como si la conociera de toda la vida. Pensaba en ello, pero por más que lo intentaba no lograba tener una idea clara de lo que estaba sucediendo. Parte de ello debido a que todavía no lograba recordar bien su pasado.
Esas imágenes...
Al verla pasaron por su mente un gran número de imágenes que no pudo reconocer, pero que estaba seguro que eran recuerdos, ya que el rostro de esa muchacha le había producido una nostalgia repentina. Aún pensaba en qué hacer, no estaba seguro, pero lo que si sabía era que tenía que averiguar quién era la tal Sakura Kinomoto.
- "¿Quién es ella?" –se preguntó.
Suspiró y se recostó sobre un tendido que había en el suelo.
Obviamente estaba cansado, no había tomado descanso desde que llegó a la ciudad y la escuela, aunque no estaba lejos y era un lugar más bien tranquilo, le había cansado un poco, sin mencionar que la preocupación por lo que le había sucedido con Sakura lo tenía muy tenso. Sin embargo pensó que sería mejor no preocuparse por eso y dedicarse a descansar.
Cerró los ojos y las vio...
Otra vez pasaron frente a sus ojos a gran velocidad.
Sintió un reflejo y se levantó de golpe.
La impresión en su rostro no se distinguía debido a la oscuridad. Ahora pudo darse cuenta que no pasaron tan rápidamente como la primera vez, pero todo se veía abstracto y no fue capaz de distinguirlo.
Ahora las ganas de observar a su compañera eran mayores, ya no podía esperar hasta el día siguiente, pero se tranquilizó y se recostó de nuevo.
Trataría de dormir, eso era lo más apropiado, después se encargaría de averiguar más cosas sobre su compañera de clases.
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- "Siento algo..." –pensó para sí- "Percibo los sentimientos de alguien..."
La sensación se encontraba dentro de su pecho, estaba recibiendo los sentimientos de una persona con grandes poderes, alguien que deseaba que sus sentimientos fueran recibidos y acogidos por otra persona, era alguien desde un lugar lejano y que tenía algo muy cercano que se encontraba en la ciudad de Tokio. El sentimiento era principalmente de amor, además de nostalgia y un enorme deseo de poder expresarlo, pero sintió algo más...
Soledad
El alma de esa persona se sentía profundamente sola, como abandonada, como si hubiese perdido algo valioso y deseaba poder recuperarlo, sabiendo que no era posible. Podía comprender a la perfección ese sentimiento, la soledad que siente uno cuando ya no tiene lo que solía ser lo más importante y saber que no volvería a tenerlo.
Ese mismo sentimiento de soledad era el que ella misma sentía. Se sentía tan identificada con esa presencia desconocida, aunque había una cierta diferencia entre ella y esos sentimientos. Se daba cuenta de que la persona poseedora de esa sensación aún tenía esperanzas de que lograría recuperar aquello que perdió, muy en su interior sabía que algún día volvería a ver aquello que le era tan valioso.
En cambio, ella las había perdido hace mucho. Esa sensación cálida que estaba recibiendo la tranquilizó por un momento. Deseaba poder ser como el dueño de esos sentimientos, pero lamentablemente ya no tenía nada qué hacer y eso la llenaba de tristeza, dejando salir una lágrima de su ojo izquierdo y que se deslizara por toda la superficie de su suave mejilla.
- "¡Qué suerte tienes!"
Finalmente se apoyó sobre la dura mesa frente a la que estaba sentada y se levantó sin limpiarse la cara. Esa pequeña humedad en su rostro era la prueba de que seguía conservando ese sentimiento y quería que le durara el mayor tiempo posible aunque terminara por perderla.
Como lo perdió a él...
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Colocó los papeles a un lado del escritorio y continuó revisando unos cuantos más, ya estaba por terminar de firmarlos todos. Llevaba un rato haciendo lo mismo, después de todo, los trámites para un divorcio no son fáciles y menos para ella. Pero una vez que todo se encontrara en orden podría disfrutar de la tranquilidad que le brindaría su nueva libertad.
Siempre había pensado que la vida en pareja sería muy placentera y más si llegaba a tener hijos. Él nunca mostró mucho interés en la idea de generar descendencia, y cuando nacieron sus dos hijos no parecía que sintiera los mismo que ella, y probablemente nunca lo sentiría, pues fue ella la que sufrió el dolor de dar a luz. Pero ni siquiera se molestó alguna vez en decirles 'te quiero' o darles algún presente.
A pesar de eso había disfrutado vivir con él, aunque ya todo formara parte de su pasado y no tuviera importancia. Pero se sentía sola, necesitaba de alguien que le brindara su ayuda, alguien que fuera de confianza y a quien pudiera recurrir sin temor. Una persona que pudiera comprender esa soledad...
Una persona... fuerte...
- "Sí, hay alguien" –afirmó en su pensamiento.
La señora se levantó del escritorio, dejando los últimos papeles firmados sobre los que ya había revisados, salió de la habitación rápidamente y camino hasta lo que podría decirse que era su cuarto, al final del pasillo. Dentro fue hasta el mueble de noche que se encontraba a un lado de su lecho y tomó la bocina del teléfono que había sobre éste. Marcó el número lentamente, pues trataba de recordarlo con exactitud.
Esperó...
- "¿Hola?" –dijo una vez que le contestaron- "Por favor, comuníqueme con Daidouji".
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La puerta se abrió y la madre de Shaoran Li entró a la sala de estar. Ahí la esperaba su hijo, acompañado de su futura nuera, Lin Yao, quien era una mujer verdaderamente atractiva, su cabello oscuro y sus ojos marrones solían hacer fácilmente que Shaoran se sonrojase y él al parecer no podía hacer nada para evitarlo.
- "Buenos días, señora Li" –saludó animosa Lin Yao.
La madre de Shaoran solo hizo una reverencia y después se dirigió a su hijo, quien se puso de pie inmediatamente para corresponder el saludo.
- "Shaoran, ¿querías hablar conmigo?"
- "Si, así es, madre" –Shaoran miró a Lin Yao- ". Lin Yao, ¿podrías ir por algo de té?" –le pidió con un ligero rubor en su cara.
- "Claro, amor" –respondió con una sonrisa- ". Con permiso, señora Li."
Lin Yao se retiró y Shaoran suspiró profundamente, como sintiéndose aliviado. Ella le gustaba bastante y por eso se convertiría en su esposa, pero no se sentía bien haciendo eso, de alguna manera se sentía culpable, pues la chica de la que se enamoró en su niñez no lo sabía y no sería justo que se casara sin que ella lo supiera por lo menos.
- "Madre, yo..."
- "¿Quieres ir a Japón?" –interrumpió.
- "Yo... si, ¿Cómo lo sabe?"
- "Wei me lo dijo, también me dijo que te habías despertado en la madrugada y que ibas a salir para allá".
Shaoran frunció el seño. Estaba algo molesto, no por que Wei le hubiese contado eso a su madre, sino por su irresponsabilidad al haber tratado de hacer tal cosa a expensas de todos y por su impotencia al no poder hacer nada al respecto.
- "Es que quiero decirle... que me voy a casar..."
- "La dueña de las cartas Clow no tiene por que saberlo, sólo la lastimarías, más de lo que creo que ya debe de estar".
- "Pero, es que creo que tiene derecho a saberlo... después de todo ella..."
- "Esa no es la verdadera razón ¿O si, Shaoran?"
- "¡Ya traigo el té!" –se escuchó la voz de Lin Yao desde el pasillo.
- "Además Lin Yao no querrá que te vayas".
- "Por favor, madre, le ruego que me deje ir, pero no le diga nada a Lin Yao hasta que me haya ido".
- "Puedes ir, si eso es lo que realmente deseas, y no te preocupes, Lin Yao no se enterará".
- "Traje panecillos para el té" –dijo Lin Yao muy alegre mientras entraba con una bandeja en las manos- "bueno, aquí está" –dejó la bandeja sobre la mesa y comenzó a ordenar las tazas- ". ¿Mi amor, quieres que te lo sirva?"
Shaoran se apenó por lo que dijo su prometida, y como siempre se sonrojó al escuchar su alegre y suave voz cuando le hablaba.
- "No, gracias, yo puedo solo".
- "Bueno, déjeme servirle a usted señora" –le ofreció.
La señora Li asintió sin decir una palabra, esa muchacha sería una buena esposa para su hijo, pero ella sabía que él no sentía lo mismo, aunque pensara que así fuera, en su interior sus sentimientos le pertenecían a otra persona.
- "Sólo espero que sepas lo que haces, hijo" –pensó la seria mujer bajando su mirada.
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La campana de salida se escuchó por toda la escuela y los estudiantes comenzaron a salir del edificio. Todos a la vez, con prisa por llegar a sus hogares. No todos iban a la misma velocidad, algunos corrían apresurados y otros llevaban un paso más tranquilo. La maestra de cartas fue la última de su clase en salir del salón, no tenía ninguna prisa por llegar a su casa.
Al parecer era la última persona que había salido, pues a su alrededor ya no había más alumnos que estuvieran caminando a las afueras del instituto. Aunque le parecía extraño, pues el primer día todo el lugar estaba lleno de otros jóvenes que salían. Y esta vez parecía que la escuela se encontrara completamente vacía sin una razón aparente...
¡Una presencia!
Las hojas de los árboles caían lentamente y Sakura no estaba segura de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, era como si alguien la estuviese vigilando. El aura del lugar de pronto le daba un cierto temor. Tenía miedo, pero no era como el miedo que siempre había sentido por los fantasmas, sino algo diferente, algo que no podía explicar con palabras.
La antigua card captor miraba hacia todas partes, intentando buscar a alguien que pudiera estar por ahí, la sensación de que alguien la vigilaba la ponía cada vez más nerviosa. Podía sentir como si alguien clavara su mirada en ella desde un lugar en el que no podía ser visto.
Algo que se escuchó entre los arbustos le indicó la posible locación de aquello que la vigilaba. entrecerró los ojos para ver con mayor detenimiento los arbustos que se encontraban a unos metros de ella. Algo maligno se encontraba en ese lugar. Comenzó a dar unos pasos y la presencia se sentía ligeramente más fuerte, tenía mucho miedo...
¿Qué tal si sí se trataba de un fantasma? Eso sería horrible.
- "Oye..."
Sakura sintió una mano que tocó su hombro repentinamente y sin cuidado, provocando que diera un enorme salto por el susto. La maestra de cartas terminó tirada en el suelo, quejándose del dolor, mientras un chico le extendía la mano para ayudarla a pararse. El muchacho tenía el cabello profundamente negro, sus ojos tenían un color parecido al violeta, era alto y de complexión delgada.
- "Lo siento, Sakura, no quise asustarte" –se excusó el joven.
- "Daisuke" –lo reconoció poniéndose de pie.
- "¿Estás bien? De verdad no fue mi intención hacerte saltar de esa manera" –sonrió.
La maestra de cartas miró hacia los arbustos a los que hace unos momentos se iba acercando y trató de ver más allá de ellos. La presencia se había esfumado, y ya no parecía que hubiese algo extraño alrededor. Aunque esto le provocaba más miedo aun.
- "¿Qué miras ahí?"
- "No te preocupes, no es nada. La verdad es que desde que era niña he sido muy miedosa así que no hay problema" –Sakura titubeó- "Pero ¿Qué haces aquí? Pensé que ya te habías ido".
- "En realidad fui a la dirección para ver algunas cosas que tenía pendientes, y al salir te encontré aquí parada."
- "Si, es que fui la última en salir".
- "Bueno, ya me voy a mi casa, espero verte mañana" –el chico echó a andar- ". Nos vemos".
Daisuke se fue alejando hacia el sur mientras que la más pequeña de los Kinomoto lo despedía agitando su mano derecha. Ya que lo hubo perdido de vista ella también emprendió su camino, que era hacia la dirección contraria de la que se había ido su compañero.
Sakura salió de la escuela y caminó hacia el norte sin darse cuenta de que alguien la estaba observando. En el camino, Sakura caminaba tranquila, muy campante y sin idea alguna de que estaban siguiéndola. Una persona de apariencia misteriosa iba tras de ella a cierta distancia, sin permitirse ser visto.
El desconocido siguió a Sakura hasta una esquina, en la que ella dio vuelta y él se detuvo tras de un poste de luz que se encontraba en ese lugar. Asomó su cabeza con cuidado para no ser descubierto, pero Sakura había desaparecido.
¿Cómo? ¿Se habría dado cuenta de su presencia?
Quiso estar seguro de que se había ido, ya que no se daría por vencido. Tenía que averiguar que secretos ocultaba ella a como diera lugar, quizás así podría saber algo sobre sí mismo y sobre su pasado. Corrió por la acera y se detuvo frente a la puerta eléctrica de una tienda de abarrotes, al parecer ella no estaba en los alrededores. Era posible que esa niña se hubiese percatado de que la seguía, aunque...
- "Hola, Arikado".
Escuchó su voz detrás de él justo después de que se abriera la puerta automática de la tienda frente a la que estaba parado. Se dio la vuelta y se encontró frente a ella, mirándolo con una alegre sonrisa. Quedó atónito cuando cruzaron sus miradas. Al igual que antes, su mente comenzó a confundirse, por alguna razón esa chica le hacía ver imágenes que no podía reconocer.
Su cara cambió repentinamente su expresión, revelando una mirada de asombro que dejó a Sakura más confundida que él mismo.
- "¿Te encuentras bien?" –preguntó con preocupación la antigua card captor.
Las imágenes detuvieron su flujo y las cosas volvían a ser visibles para Makoto Arikado. Al darse cuenta de lo que ocurría dio la media vuelta, poniéndose de espaldas a la muchacha que lo miraba sin poder explicarse la forma en que él actuaba.
- "Ya veo que eres tú" –dijo él a manera de saludo.
- "Sí" –aceptó alegre- ". Qué coincidencia que nos encontremos aquí".
Su interlocutor no respondió, tan sólo se limito a asentir estando aún de espaldas. Sakura continuó hablando de forma amistosa como acostumbraba hacerlo:
- "Dime, ¿A dónde te dirigías? Si vas a tu casa puedo acompañarte, yo sólo entré aquí para comprar las cosas para la cena y..."
- "Lo siento..." –interrumpió con voz firme- "Debo irme..."
El chico de cabello blanco no dijo más y se dirigió hacia el lado contrario al que iba caminando Sakura antes de que se encontraran. No era un chico muy hablador que digamos, y parecía que no le agradara mucho. Pero no era malo con ella.
Eso le recordaba cuando conoció a otro chico durante su niñez. Alguien a quien no conocía pero que estaba decidido a competir contra ella por la obtención de las cartas Clow. Recordaba que en un principio no le agradaba para nada y que solía llamarla tonta con frecuencia, pero conforme pasó el tiempo se fueron haciendo grandes amigos.
¿Nadie imaginaría que después él se convertiría en la persona que más amó?
Se preguntaba si le fuera a suceder algo parecido con su nuevo compañero de clases. Después de todo, no era del todo malo y además también era muy apuesto. Aun así no dejaba de pensar en su antiguo amor.
- "Shaoran..." –susurró para sí.
Notas del autor: Ya está listo... El segundo capítulo... Hola otra vez, de nuevo traigo otra de las entregas de este Fic mío. Espero que les haya gustado y que no les parezca aburrido... Paciencia, todo a su debido tiempo. La verdad es que ya quería terminar de escribirlo y es que me costó algo de trabajo hacerlo. Como lo había dicho ya puse a nuestro querido amigo Shaoran, aunque no creo que se encuentre con Sakura en la proximidad, todavía falta que ocurran algunas cosas ¿Y qué les pareció la prometida de Shaoran? Bastante animosa y alegre, tal vez más que Sakura, y algo parecida a Mei Ling. En fin, sólo me gustaría saber sus opiniones con respecto a este capítulo. Así que comentarios, opiniones, quejas y sugerencias háganme el favor de mandarlas a
Aquí, un adelanto del siguiente capítulo:
Shaoran llega a Japón sin que su futura esposa sepa nada al respecto, pero eso será un gran error de su parte. Sakura sigue recordando su época como Card Captor y tiene una charla con Kero. Makoto comienza a comprender las visiones que tiene cuando se encuentra con Sakura, y hay alguien que confiesa sus problemas internos y el miedo que tiene, mientras que una persona conocida recuerda su pasado y se lamenta por la situación en que se encuentra.
Capítulo III "Errores pasados"
