Lágrimas de Ángel
Capítulo V
"Domingo de sorpresas"
La oscuridad se disipó un poco y el lugar se volvió más visible que antes. Nuevamente estaba ahí, de nuevo estaba teniendo ese sueño, el mismo que tuvo antes de entrar a la escuela. No parecía que nada estuviese diferente a la ocasión anterior, otra vez pudo ver la esfera que intentaba brillar en las lejanías.
Corrió tan rápido como se lo permitieron sus piernas y llegó cerca de aquel objeto. En un principio todo parecía igual que cuando soñó eso por primera vez, pero pronto algo llamó su atención.
Uno de los cristales puntiagudos que sostenían la esfera era de un color algo diferente a los demás, era negro, como si representara algo maligno o triste. Ese cristal le daba miedo, parecía como si estuviese consumiendo la energía que había dentro de la esfera y por eso esta no brillaba mucho.
Retrocedió unos cuantos pasos, queriéndose alejar de ahí. Miró el interior de la esfera y pudo verse a sí misma dentro de ella, y aunque la imagen no era clara sabía que era ella a quien veía. Sólo que había algo diferente pues su apariencia no era la misma ya que llevaba puesta una vestimenta que no recordaba haber usado con anterioridad. Parecía ser un recuerdo suyo, pero como de otro lugar, de otro tiempo.
Volvió a ver al cristal oscuro. Detrás de él parecía haber una silueta negra, ésta rodeó el cristal y se colocó frente al mismo. Sakura no pudo distinguir muy bien de quien se trataba pero lo poco que pudo ver dejaba deducir que se trataba de un hombre, un muchacho para ser exactos.
- "¿Quién eres?" –dijo sin recibir una contestación.
Se acercó un poco para ver bien a esa persona. Justo cuando comenzaba a distinguir su rostro escuchó un fuerte timbre que no cesaba.
El reloj despertador que estaba en el escritorio se dejó escuchar y la antigua card captor no tuvo más remedio que abandonar su descanso antes de poder finalizar con el sueño que estaba teniendo. Se levantó, caminó hacia el ruidoso aparato y apagó la alarma, suspiró levemente y miró el televisor. Estaba apagado, pero bajo este la video-casetera mostraba un mensaje de 'eyectar película'.
- "Es cierto, anoche estuve viendo cuando capturamos la carta del laberinto" –recordó- "Ah, es cierto, ahora quedé de verme con Chitose a las nueve para ir a pasear… Por eso puse el despertador una hora antes este día".
- "Parece que ya despertaste, Sakura" -le saludó un ser amarillo que salió de uno de los cajones del closet de la maestra de cartas- "Se te nota bastante alegre".
- "¡Lo sé Kero!" –le dijo con ánimo- "Es que hoy voy a salir con mi nueva amiga, Chitose, y nos vamos a divertir mucho".
- "¿En serio? Me gustaría ir contigo, quisiera conocer a tu nueva amiga".
- "Bueno. Te va a agradar, aunque no puedas hablar con ella" –le dijo- "Es muy buena persona".
- "Si, supongo que es cierto por la forma en que hablas de ella".
- "¡Si!… Ahora, ¿Qué me voy a poner?" –dijo abriendo el armario.
La limusina avanzaba por la calle a una velocidad 'pasiva', comparada con la que solía llevar cuando manejaban en Roma. Claro que esta ciudad era mucho más tranquila y no había razón para conducir rápido, de hecho fue una petición de la señorita que avanzaran más despacio de lo normal, por razones personales.
Antes de llegar con su madre la señorita 'Madison Taylor' quería pasar por un lugar que le traía muchos recuerdos, el lugar donde conoció a su mejor amiga por primera vez y le dio su primer regalo, algo que ella guardaba celosamente como un tesoro invaluable.
La limosina se detuvo frente al portón de la escuela primaria de Tomoeda, era Domingo así que los alumnos no debían asistir a clases ese día, pero ella sabía que la puerta permanecía cerrada sin candado ese día, la ciudad era muy tranquila y por eso no se preocupaban de que sucediera algo malo durante ese día no hábil de la semana.
Descendió del vehículo con sutileza luego de haber abierto la puerta una de sus guardaespaldas. Su vestimenta era un vestido algo parecido a los que solía usar cuando era niña, aunque un poco menos conservador. Dicho atuendo consistía de un vestido color blanco de una sola pieza, con una falda no muy abierta que le llegaba un poco abajo de las rodillas, encima una blusa azul claro de mangas largas y unas zapatillas blancas sin tacón, además de un sombrero de paja que la protegía de los rayos del sol. Sólo era un vestido casual.
Dejó que sus guardaespaldas se quedaran junto al auto mientras ella entraba en lo que una vez fue la escuela primaria a la que asistió en su infancia. Se sentía profundamente nostálgica, estaba otra vez en Japón, en la vieja ciudad de Tomoeda.
Ella sola…
Le daba una gran felicidad estar ahí, pero no tener a nadie con quien compartirlo le producía cierta tristeza. No pensó mucho en eso, pues no había nadie con quien ella pudiese estar ahí justo en el momento, o al menos eso era lo que ella pensaba. Caminó por el patio con tranquilidad, cada paso parecía que fuera un recuerdo que iba llegando a ella nuevamente después de mucho tiempo. Todo ahí le regresaba memorias que pensaba haber olvidado.
Llegó cerca de la entrada al edificio en donde solía tomar clases y miró a su alrededor. La sensación de nostalgia se hizo algo más profunda, cerró los ojos de manera relajada e imagino que estaba escuchando un piano tocar la canción que ella cantó una vez hace mucho. Abrió los ojos y no era su imaginación, realmente alguien estaba tocando la canción.
Ciertamente quien fuera la persona que estaba tocando tenía gran habilidad para tal labor, la melodía resonaba armoniosamente, era algo de verdad hermoso y agradable al oído. No pudo resistir averiguar quién era el que producía tan bella música de la canción que ella conocía.
Entró al edificio por la puerta principal, y siguió por el pasillo hasta el salón de música, del cual todavía recordaba la ubicación. A la vez que caminaba el sonido aumentaba su volumen indicando que se encontraba cada vez más cerca. Al llegar frente a una de las puertas del salón de donde provenía la melodía lo abrió lentamente, para no producir ningún sonido que interrumpiese la canción.
Había un muchacho que aparentaba tener la misma edad que ella, de cabello grisáceo y ojos de igual color, éste estaba sentado frente al piano presionando las teclas para que produjeran sonido. Se trataba de una persona que jamás había visto. Tocaba con los ojos cerrados, como si se sintiera relajado a la vez que movía sus dedos sobre el teclado del piano, pues además mostraba una sonrisa tranquila que revelaba su estado de ánimo: Tranquilidad.
Terminó la hermosa canción y el muchacho detuvo sus movimientos, parecía sentirse satisfecho y bastante tranquilo luego de haber escuchado la canción que hace unos momentos él mismo tocaba. Se escucharon los aplausos de una persona desde la puerta del salón y Makoto Arikado volteó a ver de quién se trataba.
Una chica de cabello oscuro y largo que le llegaba casi hasta la cintura; con ojos de color azul oscuro se acercó al joven que se encontraba sentado frente al gran instrumento de cuerdas.
- "¡Estuvo maravilloso!" –le dijo con una sincera sonrisa.
El muchacho se sorprendió un poco con la presencia de la joven, ¿Cómo no pudo sentirla?
- "Eh… pensé que no había nadie aquí…"
- "Yo también, pero cuando comencé a escuchar el piano quise venir a escuchar. Y déjame decirte que tocas divino".
El chico de cabello gris no respondió y, en lugar de eso, prefirió mirar en la dirección opuesta.
- "Dime, ¿Cuál es tu nombre?"
El muchacho dirigió la mirada a su interrogante. No sabía quien era ella, pero su cálida expresión era algo que él no recordaba haber visto con anterioridad; nunca nadie le había sonreído de esa manera por nada que él hubiera hecho.
- "A-Arikado, Makoto Arikado" –dijo algo trabado- "¿Por qué estoy tartamudeando?" –pensó para sí.
- "Makoto, ¿Podrías… Eh, por favor, tocar esa canción otra vez?" –le pidió ella amablemente.
- "E-está bien…"
- "¡Qué gusto!" –celebró la joven.
El chico se dirigió al piano y levantó sus manos colocándolas por encima de las teclas. Empezó a tocar y la de chica de cabello oscuro dejó su bolso en el suelo, junto sus manos sobre su pecho y cerró los ojos a la vez que escuchaba esa melodía de tanto tiempo atrás.
Yoru no sora ni matataku... En el cielo nocturno, brillan
Tooi kin no hoshi... Las lejanas estrellas de oro
Yuube yume de miageta... Del mismo color que el ave
Kotori to onaji iro... Que vi anoche en mi sueño
Nemurenu yoru ni... En la desolada noche,
Hitori utau uta... Canto sola esta canción
Wataru kaze to issho ni... Junto con el viento que sopla,
Omoi wo nosete tobu yo... Vuelo montada en mis pensamientos
Sin darse cuenta comenzó a recitar la canción, era como si su subconsciente hubiera recordado la letra mientras escuchaba.
El piano no dejó de tocar con el acompañamiento, a decir verdad el chico sentía que eso le permitía tocar mejor, como si la voz de la joven estuviese guiándolo, pero ambos se escuchaban al mismo tiempo, en una perfecta armonía.
Yoru no sora ni kagayaku... En el cielo nocturno, resplandece
Tooi gin no tsuki... La distante luna de plata
Yuube yume de saite 'ta... Del mismo color que la rosa
Nobara to onaji iro... Que floreció anoche en mi sueño
Yasashii yoru ni... En la bella noche,
Hitori utau uta... Canto sola esta canción,
Asu wa kimi to utaou... Déjame cantar contigo mañana
Yume no tsubasa ni notte... Montando las alas de los sueños
Tomoyo recordaba cómo cantaba cuando era niña, cuando conoció a Sakura. La canción le devolvía tan bellas memorias que la llenaban de felicidad. El muchacho seguía tocando, sentía que debía hacerlo; era como si estando ahí tocando mientras la chica de ojos azules cantaba era todo lo que había en el mundo, la sensación era indescriptible.
Yasashii yoru ni... En la bella noche,
Hitori utau uta... Canto sola esta canción,
Asu wa kimi to utaou... Déjame cantar contigo mañana
Yume no tsubasa ni notte... Montando las alas de los sueños
Tomoyo guardó silencio, dejando que la canción terminara a cargo del chico Arikado. Las últimas notas del piano sonaron una tras otra y la canción terminó. El muchacho bajó sus manos y las dejó reposar sobre sus piernas, una sonrisa de satisfacción se pinto en su rostro, nunca había tocado de esa manera…
- "No estaba equivocada, tocas muy bien" –comenzó a hablar ella.
Él se limitó a emitir un sonido como afirmación.
- "Gracias… Por cierto, ¿Cómo conoces la canción?"
- "La encontré… En este lugar" –se le notaba más tranquilo que cuando hablaba con otras personas- "no sé por qué, pero esta escuela me hace sentir nostálgico… Me puse a caminar por el interior, vi el piano y quise tocar algo, casualmente el libro con la canción se encontraba sobre el piano".
- "Ya veo. Me dio mucho gusto cantar contigo, espero que nos volvamos a ver de nuevo" –hizo una reverencia para despedirse y caminó hacia la puerta.
Él guardó silencio viendo como ella se retiraba. Un rápido vistazo al lugar donde ella se paró a cantar hace tan solo unos momentos le permitió percatarse de un pequeño bolso que se le había olvidado a la muchacha.
- "Propiedad de:… Tomoyo… Daidouji" -Arikado se quedó callado. Bajó la vista y pensó- "¿Quién es ella?" –se preguntó- "¿Por qué me sonrió de esa manera?"
Abrió los ojos encontrándose todavía sobre el sillón negro de su oficina. No recordaba que había soñado, quizá fue algo relacionado con su madre, pues si lograba recordar lo que vio la noche anterior y esa sensación que tuvo; era algo que no había sentido en mucho tiempo y se sentía algo extraño experimentarlo de nuevo.
Se levantó con un impulso y se dirigió a la ventana; de ahí echó un vistazo hacia fuera y miró su automóvil estacionado frente al edificio. Luego se dirigió a hacia la puerta y salió, afuera el doctor cuyo consultorio se encontraba junto a su oficina iba llegando.
- "Buenos días, Licenciado Kinomoto" –le saludó el hombre.
- "Buenos días…" –respondió fríamente y se alejó.
Ya afuera del edificio el joven de apellido Kinomoto salió y fue a su carro, lo abordó e intentó encenderlo, pero el motor no parecía responder. Un vistazo rápido al medidor de gasolina le hizo darse cuenta de lo que sucedía, el auto simplemente se había quedado sin combustible.
Touya se golpeó levemente la cabeza con el volante y murmuró algo, como maldiciendo en voz baja. Era algo frustrante, pero tendría que tomar el autobús para ir a su apartamento, después regresaría por su automóvil.
Salió del vehículo y se dirigió a la esquina del bloque donde aguardó a que el camión llegara.
Luego de cinco minutos de espera el autobús por fin arribó en la parada y el Licenciado subió con algo de enfado, caminó hasta el fondo y se sentó dando un suspiro. Acto seguido volteó por la ventana mientras el vehículo comenzaba su marcha, frente al edificio donde estaba su oficina se había detenido un auto, de este descendió un joven hombre que él pudo reconocer al instante, pero que perdió de vista rápidamente pues el camión en el que se encontraba se alejó y dio vuelta.
- "Ese era…" –se preguntó, no creyendo lo que acababa de ver- "…Yuki?"
Todos los pasajeros desbordaron el avión y se dirigieron a la sala de espera donde sus familiares y/o amigos los esperaban ansiosos; algunos no tenían a nadie que los estuviese esperando en ese lugar, y una de esas personas era la joven china de cabello negro que iba decidida a encontrar a su prometido y también conocer a la persona que él había venido a ver a Japón.
Aunque fue algo difícil saber exactamente hacia que lugar de Japón era a donde Shaoran había partido, tuvo que preguntar en todas las aerolíneas si habían vendido algún boleto a "Shaoran Li". Pero afortunadamente para ella no tardo mucho en encontrarla, pues comenzó a buscar en las más caras, y a Shaoran no le gusta viajar incómodo, o al menos así es como ella lo conocía.
- "Ahora, creo que tomaré un taxi…" –pensó- "¡Ah! ¡Pero no sé a dónde ir…!" –se lamentó.
De inmediato abrió la pequeña bolsa en la que llevaba sus cosas y sacó de ésta una fotografía de su futuro esposo, en la que podía apreciarse el semblante serio del heredero de la familia Li.
- "Tendré que preguntarle a toda la gente si lo han visto" –se dijo a si misma, muy dispuesta para tal trabajo.
Salió a la estación y espero a que el policía que estaba en la entrada le consiguiera un taxi. Mientras, ella le mostró la fotografía y le preguntó si lo había visto.
- "Déjeme ver, si, creo que he visto a esa persona".
Inmediatamente Lin Yao mostró unos grandes ojos con estrellas en cada uno, y con gran ilusión le preguntó al guardia.
- "¿De veras? ¿Y a dónde se fue?"
- "Lo siento, yo solo les consigo transporte no los rastreo" –se disculpó el oficial.
- "Oh, cielos…"
- "Pero creo que recuerdo cual es el taxi que lo llevó".
- "¡¿Si! ¿En cuál, en cuál?" –se emocionó de nuevo.
- "Déjeme recordar…" –buscó con la vista entre los automóviles de color amarillo- "Es… ese que va allá" –dijo señalándole un taxi a varios metros de distancia.
- "Muchas gracias, señor" –le dio un beso en la mejilla y corrió alegre hacia el taxi indicado.
Un hombre de traje estaba a punto de subir a dicho transporte, pero Lin Yao con gran rapidez lo hizo a un lado y abordó en el taxi que aquel señor estaba por tomar.
- "Óigame, discúlpeme, pero…" –intentó reclamarle.
- "¡Cállese!" –gritó Lin Yao- "Oiga, señor taxista, ha visto a este apuesto joven" –le preguntó al conductor enseñándole la foto.
- "¿Mh? Si, creo que ayer lo llevé en mi taxi" –le confirmó.
- "¡Way, entonces quiero que me lleve al mismo lugar a donde lo llevó a él".
- "¡Oiga, señorita!" –exclamó el hombre que iba a subir al taxi primeramente- "Este es mi taxi, usted debe esperar el suyo".
- "Cállese, esto es cuestión de vida o muerte" –le respondió- "No creo que a usted le suceda lo mismo que a mí"
- "Pero…"
- "Mi querido Shaoran se fue de casa y yo he tenido que venir hasta este país para acompañarlo" –esto lo decía con lágrimas en los ojos y las manos juntas de manera dramática- "Yo he tomado un vuelo muy largo y agotador, solo para encontrarme con mi amado, a usted de seguro no le sucede algo como eso".
- "Bueno, yo…"
El taxi se puso en marcha y se alejó del señor mientras este se encontraba todavía pensando en que decirle a la joven que le quito el transporte. Lin Yao ya había dejado su acto y se asomó por la ventana agitando la mano jovialmente.
- "¡Adiós!"
- "¡Demonios!... ¡Vaya! Lo que son los jóvenes ahora…" –dijo para sí el señor- "¡Taxi!" –le gritó a otro conductor.
La muchacha rubia miró de reojo el reloj que llevaba en la muñeca y luego volteó a ambos lados. Parecía ser que su nueva amiga iba a llegar tarde, pero la verdad era que ella había llegado demasiado temprano, claro ella no sabía que Sakura acostumbraba llegar tarde cuando era niña, cosa que realmente no había cambiado mucho en los últimos años, pero que ella intentaba mejorar.
- "Tal vez no debí llegar tan temprano" –pensó- "Pero bueno, es que no quería hacer esperar a Sakura".
La chica llevaba puesto un vestido de color azul cielo con una blusa amarilla por abajo, sus zapatos eran blancos y el cabello lo tenía hecho en una trenza. Se veía linda a pesar de la expresión de aburrimiento en su cara por haber llegado a esa hora, pero de todos modos tendría que seguir ahí.
Su espera se vio terminada cuando vio en la distancia a una chica de cabello castaño claro un poco largo que se acercaba al lugar de encuentro que habían fijado el día anterior. La chica que venía llegando vestía una blusa blanca junto con una falda rosada, su cabello lo usaba suelto, éste se agitaba cada vez que daba un paso al correr.
Ya que llegó a donde su amiga aguardaba por ella se detuvo y la saludó.
- "Buenos días, Chitose".
- "Muy buenos días, Sakura" –saludo también- "¿Lista para irnos?"
- "Si, estoy dispuesta a ir a dónde sea".
- "Hm… No parece una chica mala esta amiga de Sakura, supongo que puedo estar tranquilo" –pensó la criatura que estaba colgada de la cintura de Sakura como si fuera un adorno.
- "¡Ay, que lindo!" –exclamó la chica de apellido Hitayama- "¡Ese muñeco se ve muy lindo!" –señaló al guardián Kerberos.
- "¿De veras, gracias" –Sakura tomó a Kero y se lo acercó a Chitose.
- "Mmm… pero siento que algo le falta…" –se mostró meditabunda- "¡Ah, ya sé!" –buscó en el bolso que colgaba de su brazo izquierdo y sacó un listón de color rojo que amarró a la cola del muñeco amarillo- "Listo, ¡Así está mejor!"
- "Gracias, ¿está bien que lo tenga?" –le preguntó Sakura.
- "Claro, quédatelo, no hay problema, además así tu pequeño amigo se ve más lindo" –vio al muñeco con una sonrisa- "Bueno, hay que irnos ya".
- "¡Sí, muy bien!"
Ambas chicas fueron juntas a divertirse.
Sentado en el bar de una fuente de sodas continuaba viendo la etiqueta que llevaba la bolsa. No sabía que era lo que pensaba tanto, si solo es un trozo de papel enmicado que llevaba pegada la pequeña bolsa que dejo la señorita del cabello oscuro; quien era una total desconocida que jamás había visto, y que sobre todo no parecía tener ninguna clase poder, pues no poseía una presencia mágica. Aún así…
No revisó el interior de la bolsa por que no quería sentirse como un curioso, y mucho menos como un ladrón. El dinero no le interesaba, tampoco tenía relevancia para él otras cosas materiales que la gente suele desear con ansiedad, nada de eso era importante para él puesto que teniendo poderes como los suyos tales objetos se vuelven vanos.
Dejó unos cuantos billetes sobre la barra y bajó del asiento que ocupaba. Se limpió las manos sacudiéndolas y tomando el bolso junto con la etiqueta caminó hacia la puerta. Un muchacho de cabellera negra iba entrando justo en ese momento acompañado de una pequeña niña de aproximadamente ocho años con el cabello hasta los hombros y del mismo color que el joven que le hacía compañía, su cara tenía una expresión tímida.
- "Esa niña…" –pensó inmediatamente al verla- "No es normal… Ella podría…" –Y se alejó con un cierto plan en mente que podría serle de utilidad.
La campana sonó y después de un sonido el portón se abrió por sí solo, Tomoyo Daidouji caminó hacia la mansión con la mirada pegada al suelo y a un paso quizá algo lento; sus guarda espaldas iban tras ella, a cierta distancia. No era que no quisiera llegar, sino que hacía un tiempo que no veía a su madre sintiéndose tan tranquila de hacerlo. Realmente le sentó muy bien haber ido a la escuela Tomoeda antes de dirigirse al lugar en donde estaba en ese momento; aunque fue algo diferente de lo que ella pensó, se le hizo aun más agradable escuchar la canción que solía cantaba en el coro.
Y ese muchacho…
No lo conocía, pero justo al instante en que pudo de verlo le pareció una persona agradable, pues su semblante al tocar mostraba un sentimiento de profunda bondad. Hacía tiempo que no veía una expresión así en la cara de una persona.
- "¡Tomoyo!" –Sonomi Daidouji abrió la puerta para recibir a su hija- "Me alegra que hayas llegado".
- "Hola madre, a mí también me da gusto verte" –Sonrió.
Sonomi inmediatamente notó un aire de alegría en el rostro de Tomoyo, cosa que le pareció hermoso después de tanto tiempo. Era completamente diferente a la última vez que fue a visitarla.
- "Se ve que estás bastante alegre… Eh… Pero pasa por favor, recuerda que ésta también es tu casa, hija…"
- "Muchas gracias, madre".
- "Sabes, cuando me llamaron diciendo que ibas a visitarme me preocupé un poco" –confesó, mientras caminaban hacia la sala de estar- "Pero creo que mis preocupaciones fueron en vano, pues ahora que te veo estás muy bien. Dime ¿Sucedió algo que te haya animado?"
- "Bueno…"
- "Acaso encontraste a un chico guapo del que te enamoraste" –dijo medio en broma.
A pesar de que no lo parecía, Tomoyo se sonrosó un poco.
- "No sé… Si pueda decir eso…"
- "No te preocupes" –dijo su madre- "sólo bromeaba".
Al llegar a la sala la secretaria domestica estaba preparando algo de té para la señora y su recién llegada hija. Ésta se puso de pie.
- "Bienvenida sea, señorita, ya les he preparado el té, así que por favor pasen".
- "Muchas gracias" –le dijo Sonomi- "Ya puedes retirarte".
- "Si, con su permiso".
La chica de cabello oscuro y su madre se sentaron sobré el sofá más grande que había, mientras que ésta última comenzaba a servir el té.
- "Y dime, Tomoyo, ¿cómo has estado?"
- "Bueno, me siento mejor de estar aquí, realmente creo que me hacía falta pasar un tiempo libre y….."
- "¿A dónde quieres ir ahora, Chitose?" –preguntó con entusiasmo la antigua card captor.
- "Tú dime" –respondió su amiga.
- "Hmmm… Tengo sed, así que por qué no vamos por algo de beber"
- "Me parece bien" –concordó- "Justo aquí a la vuelta hay una fuente de sodas muy buena, así que vamos"
- "O.K."
Dieron la vuelta a la esquina que señaló Chitose, desde donde se veía sin mucho esfuerzo la tienda de bebidas de la que hablaba. La entrada estaba muy bien decorada y se veía bastante bonita.
- "¡Qué lindo!" –exclamó Sakura al ver la tienda, y corrió hacia la entrada.
La maestra de cartas abrió la puerta y entró sin cuidado, pero su falta de cautela le provocó chocar con una persona.
- "¡Ay! ¡Lo siento mucho!"
- "¿Sakura? Qué agradable coincidencia" –dijo un chico de cabellera negra y ojos color violeta.
- "¿Hoe?" –ella lo miró- "¡Daisuke!" –él la ayudó a ponerse de pie- "¿Cómo estás? Perdóname, es que no me fije por donde iba y…"
- "No hay problema. Pero dime ¿Qué estás haciendo aquí?"
- "Vine por algo para beber, vengo con una amiga. ¡Ah! Mira, aquí viene"
Chitose se acercó a Sakura y Daisuke.
- "Chitose, él es Daisuke Matsumoto, es un compañero de la escuela; Daisuke, ella es Chitose Hitayama, mi nueva amiga, toma clases de Kyuudo conmigo" –los presentó, el uno al otro.
- "Soy Daisuke, encantado de conocerte" –miró a la chica y después volteó hacia Sakura- "No te ofendas, pero creo que tu amiga me gusta más que tú".
- "¿Hoe?" –Sakura no entendió muy bien lo que quiso decir.
- "Ji ji ji, yo soy Chitose, también es un gusto conocerte" –dijo divertida por el comentario del chico.
- "¿Tú por qué estás aquí Daisuke?" –quiso saber Sakura.
- "Pues mi madre está muy ocupada, así que traje a mi hermanita a pasear".
Una pequeña niña que estaba de tras de Daisuke se asomó y miró a Sakura con cierta timidez, aunque de primera vista le pareció simpática, ella se sujetaba de su hermano con fuerza pues no le gustaba mucho acercarse a los extraños.
- "Hola, ¿Tú eres la hermana de Daisuke?" –le preguntó la antigua card captor amistosamente, la niña solo asintió con la cabeza- "¿Cómo te llamas?"
- "Su… Sumi…" –respondió la niña con poco volumen.
- "Mucho gusto, Sumi, yo me llamo Sakura"
- "Mu… Mucho gusto".
- "Sumi, Sakura es una amiga mía de la escuela así que puedes confiar en ella".
La pequeña asintió viendo a su hermano a los ojos y aflojando un poco su mano que se sujetaba de su ropa.
- "¿Cuántos años tienes, Sumi?" –continuó preguntando Sakura.
- "Ocho…" –dijo, esta vez sonriendo un poco.
- "Realmente es muy linda tu hermana" –comentó Chitose, dirigiéndose a Daisuke- "Y se ve que no es una niña común".
- "Lo sé, pero es demasiado tímida, a veces me gustaría que se abriera más a las personas" –opinaba él.
- "Bien, nosotras sólo íbamos a entrar por algo de beber" –dijo Sakura- "Así que con permiso. Espero verte de nuevo, Sumi".
- "I… Igualmente, Sakura" –dijo la niña.
Sakura y Chitose entraron a la tienda despidiéndose de Daisuke y su linda hermana Sumi; quien sonrió tranquilamente, al parecer le agradó la antigua card captor.
No podía creer que se encontraba dentro de una letrina, acurrucado como un niño en su closet que no quiere salir por que teme de algo que hay en el exterior. Él jamás había hecho algo parecido, pero la verdad es que lo que veía no era tampoco algo para dejar de lado, era lo que más temía y no estaba dispuesto a dejar que sucediese algo así. Precisamente fue por eso que el día anterior no pudo ver a Sakura.
Estuvo tan cerca de encontrarse de nuevo con ella, pero sus temores lo alejaban de su amada flor de cerezo.
- "Esas visiones. ¿Por qué tuve que verlas de nuevo?" –no podía explicárselo- "Es más, ¿Por qué ahora, y estando despierto?"
Por más que lo pensaba no hallaba una explicación razonable, ninguna otra más que el que algo estuviese provocando que viera aquello que soñaba de vez en cuando. Eso que no lo dejaba dormir de nuevo al despertar, su pesadilla, su miedo más grande.
- "No puedo dejar que eso me controle" –Se puso de pie- "Debo… reponerme…" –salió y se dirigió al lavabo del baño, se remojó la cara y luego se secó- "Además, debo ver a Sakura, siquiera para decirle que me voy a casar… ¿Eh? Es cierto, es por eso que había venido a Japón… Lo había olvidado por pensar en estas visiones".
Ya se sentía un poco más tranquilo, así que luego de verse frente al espejo y tomar un profundo suspiro salió del baño de hombres, abrió la puerta de un jalón y la cerró una vez afuera. Dio unos pasos con la vista baja y pasó frente al baño de chicas, cuya puerta se abrió, una muchacha salió pero él no le prestó atención. Se escuchó como la mencionada soltó algo dejándolo caer en el piso. El chico oyó el sonido y viro inmediatamente, encontrándose con los ojos de la joven.
- "Sha… Sha… oran…" –apenas pudo decir ella mirándolo a los ojos.
- "Saku…ra" –él se encontraba en la misma situación.
- "¡Sakura! ¿¡Por qué sueltas el bolso tan de repente?" –gritó el pequeño guardián saliendo del bolso de su ama- "¡¿Se te olvidó que vengo aquí aden…! ¿Sakura?"
- "Shaoran" –dijo ella rápidamente, pero en voz baja.
- "¿Eh?" –el ser amarillo se dio la vuelta- "¿¡El mocoso?"
El timbre se escuchó desde el interior del apartamento hacia el pasillo, los pasos de alguien en su interior se escuchaban acercarse mientras que Touya Kinomoto esperaba tranquilo frente a la puerta a que su secretaria le abriera. Era temprano aun, pero ella repentinamente llamó y le preguntó si quisiera mejor ir a comer que a cenar a su apartamento, no le dio importancia, pues no creyó que algo pudiera suceder.
La puerta se abrió con sutileza, revelando a una mujer joven muy atractiva, vestida con una blusa escotada y un pantalón algo conservador, lo cual en conjunto daba un toque bastante sensual. Su cabello era castaño claro y lo usaba suelto, sus ojos tenían un color miel que combinaba con su pelo. Era una mujer bella, aunque se le notaba cierto nerviosismo, que era revelado por el rubor en sus mejillas.
- "Bu… Buenas tardes, Touya…" –Balbuceó.
- "Buenas tardes, Miiko" –dijo él- "¿Estás segura que está bien que venga a esta hora? No quería que te molestaras por mí".
- "No… Está bien, quería verlo pronto, es todo… Después de todo usted no tiene nadie que le haga de comer, ¿Verdad?"
- "Tienes razón, aunque no es necesario. Yo sé muy bien vivir solo" –Desde la entrada pudo oler lo que se cocinaba- "Mmm. Eso huele bastante bien".
- "Si… Espero que le gusten las croquetas de camarón".
- "¡Claro!" –afirmó- "Así que por qué no pasamos" –intentó entrar pero ella le detuvo.
- "E- espere, por favor, Touya…" –guardó silencio mientras mantenía el puño sobre su pecho- "Yo quiero decirle… ¡Quiero decirle que me gusta mucho!" –Exclamó.
No hubo respuesta.
- "Buenas tardes" –dijo un hombre de cabello gris y con anteojos.
- "Oh… Buenas tardes Hideyuki" –ella se sintió levemente frustrada por la interrupción- "¿Qué tal el psicólogo?"
- "Estuvo bien, pero tendré que volver mañana… Sólo espero saber qué es lo que me sucede, nada más".
- "Yuki…" –Touya dijo entre dientes.
- "Ah, hola, me llamo Hideyuki Shizuma, mucho gusto" –le saludó el joven de cabello grisáceo.
- "Hideyuki es una amigo mío" –comentó Miiko sin ser escuchada por Touya.
- "¡Yuki… Soy yo, Touya! ¡¿No me reconoces!" –pronunció en alta voz.
- "Discúlpeme, pero jamás lo he visto en mi vida".
El Licenciado Kinomoto se quedó sin palabras.
- "Bueno, Miiko, creo que voy a descansar un rato. Con permiso" –le anunció el chico a quien llamaba Hideyuki, quien inmediatamente abrió la puerta de uno de los apartamentos del lado contrario del de Miiko.
- "Este… Touya, le gustaría…"
- "Olvídalo" –dijo el mayor de los Kinomoto con un aire de decepción.
- "¿Eh?"
- "Creo que mejor comeré en otra parte, lo siento" –Y se fue de ahí sin decir una palabra más, dejando a la joven mujer.
- "Pero, Señor Touya…" –de pronto, del apartamento, salieron unas cortinas de humo negro acompañadas de un olor a quemado- "¡¡Oh, Dios! ¡Las croquetas se están quemando!"
- "Toma, aquí tienes tu globo".
- "¡Ah! ¡Gracias, hermano!" –exclamó la niña con alegría.
- "Cielos, pero que fácil es complacerte" –dijo para sí.
- "¿Ahora a dónde vamos, hermano?"
- "Déjame ver… ¿Qué tal si volvemos a donde estaban Sakura y su amiga?"
- "Bueno… De acuerdo, me agradó Sakura".
Los hermanos tomaron rumbo, pero ellos no sabían que alguien los estaba vigilando de cerca. Un muchacho con el cabello blanco caminaba de tras de ellos sin dejarse ver. Su mirada estaba puesta en la hermana menor de Daisuke, en quien pudo percibir una presencia muy leve al momento de verla, pero que era de un tipo bastante peculiar.
En ese momento se detuvieron y él realizó la misma acción, pero se dio la vuelta y pretendió no estar haciendo nada, mas sin embargo estaba intentando penetrar en el interior de la mente de la pequeña a través de sus poderes.
- "Ah… her… mano" –intentaba decir la pequeña Sumi. El globo que traía se fue flotando.
- "Sumi, ¿Qué te sucede? ¡¿Te encuentras bien!"
- "¡Tengo que poder!" –se decía en su mente, Makoto Arikado.
- "Ha pasado tanto tiempo" –decía Sakura llena de felicidad- "Pensé que no volvería a verte, Shaoran".
- "Yo… Me siento igual…" –le mostró una sonrisa.
- "Pero qué sorpresa fue encontrarte aquí. Sabes, hace poco hice un rastreo con las cartas y supe que estabas en Tokyo, pero nunca imaginé encontrarte tan rápido".
- "Ella estaba preocupada por ¿mí?" –pensó.
- "Lástima que Chitose tuvo que irse, quería que pasáramos el rato juntos los tres".
- "Pero yo no habría podido salir como ahora" –dijo el guardián del sello.
- "Ay, Kero, pero ¿Para qué ibas a querer salir?"
- "Pues para comer de este pastel que ordenaron" –le da un mordisco a una rebanada sobre un plato.
Sakura lo mira con resignación y de nuevo se dirige a su antiguo amor.
- "Por cierto Shaoran" –dijo ella, ahora con algo de preocupación- "Estoy preocupada por que, cuando utilicé las cartas, supe que había algo que te molestaba y quiero que sepas que deseo ayudarte con eso".
- "Quiero decirle de mi compromiso, pero…" –pensó- "Sakura, lo que pasa es que quiero decirte algo".
- "¿Qué cosa?"
- "Es que yo me voy a ca…" –pero fue interrumpido por un fuerte temblor.
- "¡Ay! ¡¿Qué- qué sucede!" –Gritó la más pequeña de los Kinomoto.
- "¡Sakura, siento una presencia!" –anunció el guardián Kerberos.
- "¿Pero de qué?"
- "¡ABAJO!" –grito el chico que la acompañaba arrojándose sobre ella a la vez que un puesto de comida rompía la ventana de la fuente de sodas y pasaba por encima de ellos.
La gente del lugar se asustó y comenzaron a salir presas del pánico. Sakura y Shaoran echaron un vistazo afuera y vieron una enorme figura con la apariencia de una estatua robotizada, ésta estaba rodeada de un aura color rojo que mostraba la furia que tenía. El monstruo estaba causando destrozos en el lugar donde estaban y al parecer no se detendría.
- "¡Tenemos que detenerlo!" –exclamó Shaoran.
- "Bien" –Sakura sacó la llave de las cartas del interior de su blusa- "¡Release(1)!" –metió la mano en un bolsillo y sacó una carta- "¡Sleep(2)!"
La carta del sueño apareció y comenzó a volar por todas partes soltando un polvo azul que causaba que las personas cayeran dormidas.
Ambos salieron a enfrentar a lo que quiera que fuera esa cosa. Shaoran tomó su cascabel e invocó una espada parecida a la que usaba cuando era niño, con la diferencia de que esta era más larga y parecía tener una inscripción en la hoja. Inmediatamente después tomó un pergamino.
- "¡Raitei Shourai!(3)" –gritó, provocando que un trueno saliera del pergamino al contacto con su espada.
El trueno alcanzó al enorme ser que atacaba el lugar y éste dio un grito de dolor, que momentáneamente se escucho como la voz de una niña; Sakura pudo darse cuenta de ello.
- "¡Demonios, lo intentaré de nuevo!" –dijo Shaoran.
- "¡Alto!" –gritó Sakura- "me pareció escuchar una voz proviniendo del interior de ese monstruo".
- "¿Qué?"
- "Es cierto" –dijo la voz de un muchacho.
Shaoran lo miró y sintió una poderosa presencia que emanaba de él.
- "Daisuke, ¿Cómo es que estás…?"
- "¿…Despierto?" –terminó él- "luego te lo explicaré, pero por ahora debo decirles…"
- "¿Quién es él, Sakura?" –preguntó Shaoran.
- "¡Ahora no tenemos tiempo para presentaciones!" –exclamó el chico Matsumoto- "Sakura, no deben atacar a ese monstruo, por que él es Sumi…"
- "¿¡Qué? ¿Pero cómo?" –se preguntó la maestra de cartas completamente perpleja.
- "Alguien, o algo, estaba atacando su mente mientras estábamos caminando y ella invocó a esa criatura con sus poderes" –pauso por un segundo- "Sumi tiene el poder de invocar criaturas para que tomen su lugar, pero no tiene control sobre él, por lo que sucede solo cuando se asusta o se enoja, y es por eso".
- "No puede ser" –dijo Sakura.
El monstruo seguía causando destrozos pero la antigua card captor no se inmutaba, estaba anonadada por el repentino descubrimiento y no sabía como reaccionar. Esta situación era además contemplada desde el tejado de una de las tiendas por el chico de ojos grises, quien permanecía de pie, inalterable, pensando…
- "Y ahora ¿Cómo vas a salir de esta, Sakura?"
Notas del Autor: Bien, este capítulo me salió un poco más largo que los demás, pero es que había muchas cosas que quería que sucedieran, claro que no se las esperaban, por eso le puse ese nombre al capítulo. En fin, ¿qué tal? Hacía mucho que no escribía y me tarde bastante en escribir todo el capítulo, pero pues valla, supongo que quedó bien… Cómo sea, ¿qué les pareció? Ya se irán imaginando quien es la persona que apareció en el sueño de Sakura, ¡Uy! Misterio xD. Y Tomoyo parece sentirse mejor, pero Makoto está confundido después de encontrar el bolso que ella dejó, ¡Pero qué descuidada!; Touya también es un descuidado por no echarle gasolina a su carro, pero pues eso no importa si se encontró con Yukito ¿O era él, por que no parecía saber quien era Touya. Lin Yao cada vez más se acerca a encontrar a su prometido LoL. No sé si se pudieron imaginar a la hermana de Daisuke, una niña muy linda pero que al parecer encierra un gran poder. Ah, pero por fin se encontraron Sakura y Shaoran, aunque él no lo haya planeado, pero se siente un poco aliviado después de todo. En el próximo capítulo veremos lo que sigue.
La canción que cantó Tomoyo se titula "Yoru no Uta" o "La canción de la noche", y es la misma que cantó en la primera temporada cuando atraparon a la carta Canción, también la cantó en la temporada de Eriol cuando un piano intentó matarla (¡Dios, no!), y en otras partes de la serie.
Aclaraciones:
(1) "Release". Para los ignorantes que no saben, eso quiere decir "Libérate" en español, en la serie original Sakura invoca el báculo con esa palabra en inglés.
(2) "Sleep". Igual que con la palabra anterior, en la serie japonesa lo dice en inglés y quiere decir "Dormir".
(3) "Raitei Shourai" es el conjuro que recita Shaoran para invocar al dios del trueno. La traducción es "Dios del trueno, ven/ve".
Adelanto del siguiente capítulo:
Sakura y Shaoran de alguna forma logran hacer que Sumi vuelva a la normalidad. Makoto decide hacerse más amigo de Sakura y deja de tratarla tan fría mente, sin embargo sigue teniendo visiones y posiblemente pronto tenga una revelación. Touya tratará de hablar con Hideyuki y hacerlo recordar quién era, además de investigar que sucede con él ahora. A Shaoran se le dificultarán las cosas por culpa de cierta personita, a la vez que se le despiertan ciertas sospechas de alguien más. Mei Ling recibirá una visita inesperada y Tomoyo acompañará a su madre a visitar a alguien. Daisuke le dirá a Sakura y a Shaoran qué fue lo que pasó y les hablará de un peligro que podría poner en riesgo la vida de todos.
Capítulo VI: "La Leyenda del Ángel"
