Disclaimer: Todos lo que puedan reconocer pertenece a la escritora J.K. Rowling y el poema es propiedad de Cintia G.K. (cariñosamente Lucius) quien me ha permitido usar su poema "Lluvia II" para este capítulo, el cual está dedicado para ella.
Muchas gracias a Sara Fénix Black, Ely y Aureal por sus review, sin ellos no habría tenido el valor de publicar un 2º capítulo. Espero no defraudarlas con este. En cuanto a Amy… lean si quieren saber, no hay adelantos.
En busca de noticias
"Veo la lluvia
Detrás de la ventana
A cada gota, una lágrima.
Una espera interminable
está a mis espaldas.
Esperanzas caídas
en la nada.
Uñas rojas
Sueños rotos.
Y una lágrima por la ventana".
Sirius estaba parado frente al ventanal de la sala de espera del hospital. En su serio rostro podían observarse los rastros de las lágrimas que allí se habían secado. Se encontraba apesadumbrado y muy tenso, con las manos tomadas detrás de la espalda y meciéndose imperceptiblemente sobre sus talones. No soportaba tanta espera. La mirada perdida en aquel borroso paisaje que parecía irse inundando lentamente. Necesitaba del apoyo de sus amigos, un rostro conocido, alguien que lo acompañara… pero no había forma de tenerlo, no sin tener que abandonar el hospital aunque fuera por unos momentos. Ya había garabateado una nota a James pero dudaba que la lechuza llegara a destino fácilmente.
Un par de mujeres lloraban de alegría mientras abrazaban a un joven medimago que acababa de anunciarles el estado de su tía mientras que un pequeñito pedía a gritos que lo dejaran ver a su padre.
"¿Algún familiar de la Srta. Borland?" se escuchó claramente por sobre el bochinche de todos los presentes "¿Familiares de Amy Borland?"
El joven Black giró rápidamente sobre sus talones y fue al encuentro del médico, ansioso por saber como se encontraba ella. "Yo, Sirius Black"
"¿Es usted pariente de la señorita?" preguntó mientras se quitaba los lentes y los limpiaba con demasiada tranquilidad para el gusto de Sirius.
"No exactamente, pero soy yo quien la trajo. Quiero saber como está ella" se apresuró a responder.
"Lo siento joven pero lo que debo decir debo hacerlo a algún miembro de la familia" negó rotundamente el médico, acomodándose los lentes en su lugar.
"Pero usted no entiende ¡Necesito saber como está!" comenzaba a desesperarse, llevaba cosa de una hora esperando y ahora le salían con algo así.
"Siga alborotando el orden y haré que lo saquen de aquí" amenazó mientras le dedicaba una mirada para nada amistosa.
"Pero su familia…"
El médico regordete y prácticamente calvo hizo una seña al mago de seguridad para que se encargara de Sirius mientras reiteraba "Debe haber un familiar presente" antes de irse.
"¡Maldición!" gruñó mientras pateaba el suelo para luego esquivar al guardia "No me toque, conozco el camino"
No podía creer la mala suerte que tenía, sólo a él le ocurrían esas cosas. Lo único que había querido era proteger a Amy y ahora ni siquiera podía saber como se encontraba ella ¿Seguiría viva? El dolor y la necesidad lo carcomían mientras nuevas lágrimas comenzaban a nublarle la vista ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? El guardia lo había dejado en la planta baja y probablemente le prohibiría entrar nuevamente al pabellón donde estaba Amy por un buen rato.
Piensa… piensa…- se repetía a sí mismo mientras intentaba descubrir una forma de llegar a donde quería.
Acudir a la familia de Amy estaba descartado desde el inicio. Sus padres se encontraban escondidos en el extranjero y siendo perseguidos por el movimiento oscuro, su hermano había muerto un mes atrás y su hermana… hacia ya más de dos años que nadie sabía de ella pero todos mantenían la esperanza de que algún día la encontrarían. Definitivamente no podía contar con la familia Borland pero si no lo hacía no podría enterarse de la situación. Necesitaba una idea, y mejor que fuera una bien planeada. Tenía que pensar algo, y rápido.
Salió a la calle y se acercó a un muggle que vendía paraguas, necesitaría uno para salir de compras con ese clima. Era imprescindible para su plan. Lo siguiente fue ingresar al Caldero Chorreante.
"¡Black¿Qué tal Amy?" preguntó Tom con una amplia sonrisa mientras pasaba un trapo por algunos de los vasos.
"Qué más quisiera saber yo…" el tono que empleó denotaba tristeza.
"Hombre¿ha sucedido algo?" la sonrisa había dado lugar a un poco de preocupación, el cantinero conocía a la joven hacia ya un buen tiempo.
Sirius explicó brevemente el asunto en voz innecesariamente baja, dada la hora apenas si había una bruja, bastante dormida, tomando el desayuno entre espaciados bostezos.
"¡Entonces no te demores más aquí¡Toma!" le extendió pergamino, pluma y tinta "¡Haz una lista con lo que necesitarás y veré qué te puedo conseguir de aquí!"
Una vez repartidos los elementos de la lista, Sirius se alejó algo más animado, sabiendo que contaba con la ayuda de Tom. Esperaba que sus amigos se le unieran pronto.
Los Potter acababan de aparecerse en el San Mungo pero era difícil saber a ciencia cierta dónde se encontraba su amigo.
"Quizá haya ido a tomar algo, amor…" sugirió Lily, poniendo una mano sobre el hombro de su esposo.
"Lils, quédate aquí por si regresa que yo iré a fijarme" pidió, dándole un rápido beso en la frente antes de irse rumbo a la cafetería.
Un médico petizo y regordete, calvo, llamaba al guardia del piso para sacar a un joven de cabello color arena, quien iba secundado por uno más alto de ojos ambarinos.
"Lupin, explícale a tu amigo como son las políticas del hospital si no quieren tener problemas" dijo el médico antes de retirarse.
"Déjalo Peter, ya encontraremos la forma de ayudar a Sirius… algo que no podremos hacer si nos sacan de aquí" argumentó mientras le hacía un gesto a su pelirroja amiga, quien se encontraba a unos escasos metros de ellos y había oído parte de la discusión con el doctor.
"¿Qué haces aquí¿Ya está por nacer?" preguntó Pettigrew, mareado y con las neuronas algo dormidas aún, aparte del enfado que sentía hacia la lechuza que lo había despertado temprano y hacia el médico que lo había hecho rabiar unos momentos antes.
"No, Peter… Apenas tengo cinco meses de embarazo…" respondió Lily con una sonrisa.
"No hemos tenido éxito con los médicos" anunció Remus una vez estuvieron los cuatro reunidos "Sólo dirán el diagnóstico a un familiar"
"Merodeadores, debemos encontrar a Padfoot" anunció James, pasando un brazo por sobre los hombros de su esposa "No hay rastros de él por aquí… ni por ningún otro lugar del hospital"
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"Aquí tienes las almohadas de pluma" informó Tom, apilando el par de almohadas junto con algunas de sábanas viejas que hacia un tiempo habían dejado de formar juegos.
"Nos queda una larga tarea por delante" comentó Sirius mientras sus ojos brillaban ante la perspectiva de saber sobre el estado de Amy. Jamás se podría perdonar si algo le había sucedido porque, al fin y al cabo, él era el responsable de lo que estaba sucediendo.
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"¡Disculpen¡Abran paso!" iba gritando una mujer bastante voluminosa con una voz desagradablemente aguda mientras apartaba a quienes le estorbaban con una sombrilla que iba empuñando en su mano izquierda "¡Necesito ver a mi hija!" De vez en cuando se soplaba los mocos ruidosamente con un pañuelo bien parecido a una servilleta. De hecho, esta pertenecía al famosísimo bar de magos.
¡Los tacones me están matando!… Juro que cuando encuentre a quien creó estas armas asesinas… OUCH!- entrecerró los ojos ante el pisotón recibido mientras le propinaba al culpable un buen sombrillazo. Se lo merecía por despistado.
"¡Demonios¡Esa mujer podría ser golpeadora de un equipo de Quidditch!" se quejó Peter, tomándose la nuca.
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El mismo médico que había atendido con anterioridad a Sirius, Remus y Peter salió a recibir a la escandalosa mujer, interesado por deshacerse de ella lo más pronto posible.
"Me han dicho que mi hija, Amy Borland, está aquí internada. Necesito saber cómo se encuentra" pidió la mujer antes de soplarse nuevamente la nariz del modo más ruidoso que encontró. Sabía que la gran parte de las miradas estaban sobre ella en esos momentos.
"Señora, su hija ha perdido mucha sangre. Hemos tenido que hacerle una transfusión de urgencia pero ya hemos logrado estabilizarla…" comenzó a recitar el medimago.
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"¡Demonios¡Esa mujer podría ser golpeadora de un equipo de Quidditch!" se quejó Peter, tomándose la nuca.
"Habría sido un buen complemento para Gryffindor… junto a Sirius habrían pulverizado a los oponentes" comentó Remus esbozando una media sonrisa mientras James y Lily observaban a la mujer.
"Si te descuidas es cosa de genes… fíjate el parecido de esa mujer con Padfoot… De hecho, amigos¡creo que lo hemos encontrado!" anunció Prongs por lo bajo.
"Así que ha sido Sirius quien me ha golpeado¡ya me va ha escuchar!" anunció, alejándose en dirección a la voluminosa mujer.
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"Señora, su hija ha perdido mucha sangre. Hemos tenido que hacerle una transfusión de urgencia pero ya hemos logrado estabilizarla…" comenzó a recitar el medimago antes de ser interrumpido.
"¡SIRIUS¡QUÉ DEMONIOS CREISTE QUE ESTABAS HACIENDO!"
La cara de la mujer, que no era otra persona que Sirius disfrazado, se puso pálida debajo del colorete mientras que el matrimonio Potter junto a Remus se detenían detrás de Wormtail, a quien habían intentado frenar sin conseguirlo.
Padfoot intentó, en vano, contradecir las palabras de Peter. Al médico el nombre le sonaba, era el escandaloso de la mañana, estaba seguro. Fue cuestión de minutos para que los guardias volvieran a escoltarlos al vestíbulo.
"Probablemente hoy les paguen trabajo extra…" murmuró el disfrazado mientras tironeaba para que le soltaran el brazo.
"Lo… lo siento" gimió el culpable de la nueva expulsión, buscando protección detrás del licántropo.
"No te mato sólo porque he conseguido que me dijeran que Amy sigue viva"
Espero que les haya gustado y no los haya defraudado en exceso. Ojalá envíen reviews para darme sus opiniones.
Saludos desde Argentina
Angie Crowe
