Capítulo II
Al día siguiente, Harry se despertó gracias a que su lechuza Hedwig uluó fuertemente para entregarle la respuesta de Hermione:
¡Excelente! Ningún estorbo
Harry, al contrario, están ansiosos por verte. Vamos por ti a
las 5:00, avísales a tus tíos. Nos vemos.
Besos y
abrazos
Hermione
-Gracias Hedwig pero no lo hagas tan
fuerte por que mis tíos se pueden molestar.- dijo Harry
tranquilamente.
-¡¡¡POTTER!- gritó
ferozmente su tío desde la cocina.
-¡Ya voy!- dijo y
bajo las escaleras corriendo para ver por que se había
molestado su tío
-Ya esta tu desayuno- dijo el Tío
Vernon cuando Harry hubo entrado a la cocina.
-Gracias- respondió
Harry en cuanto vio un pan tostado con mermelada y un vaso de leche.-
eh…..mhhh… ¿tío?-
-¿QUÉ?-
respondió con toda su bocanada de huevos en la boca
-eeehhhh…
mi amiga me ha invitado a ir el resto del verano a su casa y me dijo
que vendrían a las 5:00 de la tarde por mí para….-pero
Harry no pudio terminar…
-¿QUÉ? ¿DESPUES DE
LO QUE PASÓ CON ESOS LOCOS Y NUESTRA CHIMENEA? ¡¡¡ESTÁS
LOCO!-
-No, pero sus padres son……..-Harry sabría que
sus tíos se molestarían mucho sí decía
muggles o cualquier otra palabra relacionada con la magia-
normales.-
Tío Vernon lanzó un bufido de aprobación
y Harry se alegró
-Y ¿en qué
vendrán?
-Supongo que en coche.- respondió Harry
dispuesto a darle una mordida a su tostada que comparada con el
desayuno de Dudley, que era una ensalada de brócoli, era todo
un banquete. Cuando Harry hubo terminado su desayuno se fue a su
cuarto para arreglar su baúl para cuando llegará
Hermione. Harry fue guardando sus libros, deberes y todo lo que dejó
arrumbado transcurriendo los días. Fue una ardua labor ya que
la verdad estaba hecho todo un desastre. Cuando guardó lo
último, que eran sus regalos, se metió a bañar.
Cerró los ojos mientras sentía las frías gotas
de agua en su cara. Terminando de bañarse se puso a vestirse.
Vió en el espejo de su cuarto a un niño de 16 años,
que a pesar de que no lo alimentaban bien en su casa, se veía
bien y sus músculos iban tomando forma debido al Quiditch.
Algunos mechones de su cabello negro y alborotado caían con un
poco de elegancia en su cara. Bajó a ver que hacía
Dudley pero como no lo encontró en la cocina fue a la sala y
se encontró a su tía barriendo y sacudiendo. La última
vez que la había visto así fue cuando fueron los
Maison.
-¿Por qué estás limpiando la casa?-
preguntó Harry a su tía
- No por que a ti no te
importe tener un lugar bueno y adecuado para las visitas significa
que nosotros lo hagamos y ese no es un tono para preguntar las cosas.
¡Vete a tu cuarto!- respondió la Tía Petunia. Y
sin pensarlo dos veces Harry se retiró a su habitación
para esperar a que fueran las 5 de la tarde. Ya estando en su cuarto,
Harry se acostó en su cama a pensar en aquello que lo había
estado agobiando durante lo que llevaba de vacaciones: la muerte de
Sirius.
-Si no hubiera sido tan tonto para caer en el juego de
Voldemort, si no hubiera ido al Departamento de Misterios, si hubiera
abierto el paquete que me dio Sirius con los espejos y lo hubiera
buscado a través de ellos, pude haberlo evitado, pude haberlo
evitado.- se dijo a sí mismo.
-Pero lo que esta hecho,
hecho esta y no hay vuelta atrás y tú lo sabes. Sirius
no volverá. Lo mismo pasó con tus padres.- le respondió
una voz en su cabeza.
Tenía razón, no volvería,
o al menos eso pensaba Harry.
-¿Y a qué se refería
Luna con eso de lo que decían atrás del velo? ¿Qué
tiene eso que ver?- se dijo otra vez.
-Algo que tienes que
preguntarle en cuanto la veas.- le volvió a responder la voz
en su cabeza.
Harry cerró los ojos y sin quererlo, se
durmió.
-Mi señor, ¡¡no por favor!
¡Tenga misericordia!
-Bella, tú sabes que no tengo
mucha paciencia y menos después de que dejaran que se rompiera
la profecía, que el amigo de los muggles me viera al igual que
el Ministerio y que ese mocoso se escapara junto con sus amigotes
buenos para nada.
-Lo sé mi señor, pero yo
nunca...
-¡Cállate Bella! Esto te servirá de
lección para que aprendas que al Señor Tenebroso no se
le defrauda……¡CRUCIO!
-¡NO! ¡POR FAVOR,
SEÑOR!- respondía Bellatrix mientras se retorcía
del dolor en el suelo.
Voldemort reía mientras veía
que el cuerpo de Bellatrix se retorcía de dolor.
-Suficiente.
Nunca me esperaba algo así de ti. Ahora no debes fracasar en
tu siguiente misión, por que si no ya viste el ejemplo de
Lucius, Bella.
-Si mi señor, por supuesto…
-¡Harry!
¡Ya llegaron tus visitas!- gritó Tía Petunia,
interrumpiendo el sueño de Harry.
Harry se levantó
de un salto, se vio en el espejo tratando de arreglar un poco su
cabello y bajo de dos en dos las escaleras. Abrió la puerta y
se llevo una grata sorpresa. Hermione no era la de antes. Había
crecido y ahora su cuerpo estaba más desarrollado y formado.
Su cabello ya no estaba enmarañado y se le notaban un bien
formados rizos. Sus ojos denotaban felicidad, lo que le hacía
verse bonita y guapa. Se veía más enderezada, o tal vez
era a causa de la ausencia de libros, y su sonrisa la hacía
verse mejor aún. Venía con pantalones de mezclilla a la
cadera y acampanados y una playera blanca debajo de un sweter rojo
con el número 85 a su izquierda
-¡Harry!-exclamó
la chica y se abalanzó contra él, dándole un
fuerte abrazo. Harry se inmutó ante la reacción de su
amiga y le correspondió al abrazo. Mientras la abrazaba, vio a
los padres de Hermione. La señora Granger tenía el
cabello y la cara, con todo y facciones, como su hija. Sus ojos eran
color azul cálido y era de estatura normal. Traía un
vestido azul con flores de diferentes colores. El señor
Granger tenía los ojos como su hija y era un poco más
alto que la señora Granger. Traía unos pantalones cafés
y una camisa azul claro a rayas con blanco y zapatos bien boleados
cafés. Cuando Hermione hubo soltado a Harry se fijo que los
tres tenían la misma sonrisa blanca y perfecta.
-Hola
Harry, gusto en conocerte.- dijo la señora Granger.
-El
placer es mío- respondió Harry sorprendido de su
respuesta.
-Gusto en conocerte Harry, Hermione nos ha contado
mucho de ti- le dijo el señor Granger
-Gracias, el placer
es mío- respondió Harry al instante, sorprendiéndose
otra vez de su respuesta.
-Pasen, pasen, por favor, están
en su casa.- interrumpió Tía Petunia –Vernon, ven a
recibir a las visitas-
-Están en su casa- dijo Tío
Vernon de mala gana mientras iba tomando un color rojizo
-Dudley,
ven a saludar, cariño.- llamó Tía Petunia y de
la cocina salió Dudley, que parecía un armario con
patas.
-Gracias- respondieron a coro los señores Granger y
se metieron en la sala del número cuatro de Privet
Drive.
-Siéntense, siéntense.- dijo amablemente
Petunia.
Cuando todos estuvieron sentados en la sala los Dursley
empezaron a platicar con los Granger acerca de su vida, donde
trabajaban y cosas por el estilo. Pero la señora Granger los
interrumpió.
-Hermy, cariño, ¿qué tal
si acompañas a Harry por sus cosas?-
-Claro, ¿vamos?-
respondió Hermione dirigiéndose a Harry.
-Por
supuesto, permiso- respondió Harry
Harry subió las
escaleras, seguido de Hermione. Estando ya en el cuarto de Harry y
cerrado la puerta Hermione preguntó:
-¿De cuándo
a hoy tan educado Harry?-
-No lo sé, me salió del
corazón.- bromeó Harry- Bienvenida a mi habitación,
pequeña pero es mejor a la alacena debajo de las
escaleras.
-¿Ahí dormías antes?- preguntó
alarmada Hermione
-Así es, ahora ves por que me agrada
tanto salir de esta casa.- le dijo Harry
-Pero tus tíos no
sonaron tan mala onda- contesto Hermione, un tanto incrédula,
según Harry.
-Eso es por que son unos convenencieros.
Bueno, vámonos, ya quiero salir de esta…. Casa no es…-bromeó
Harry
-Ay Harry. Vamonos, ¿te ayudo con el baúl?-
preguntó Hermione
-No gracias pero me puedes ayudar con la
jaula de Hedwig y mi escoba.- respondió Harry un tanto
orgulloso de su caballerosidad. Bajaron las escaleras y se
encontraron con que los papas de Hermione estaban al píe de la
escalera ignorando a lo que decían los Dursley.
-…Y el
año pasado ganamos el concurso de el jardín mejor
cuidado de Inglaterra.- Harry sabía que eso era mentira ya que
el año pasado Tonks les había mandado una carta muggle
notificándoles que habían ganado y que fueran para
recibir su premio, pero todo había sido mentira para que la
guardia de Harry viniera a rescatarlo. Y al parecer los señores
Granger también sabían que era ya que pusieron cara de
no creerles y les dijeron:
-Lo tomaremos en cuenta si algún
día inventan ese concurso.- a lo que Tío Vernon se puso
rojo y Tía Petunia abrió la boca pero no encontró
excusa alguna. Esta escena hizo que a Harry se le escapara un bufido
ya que trataba de aguantarse las ganas de reír.
-¿Nos
vamos?- preguntó amablemente el señor Granger con una
sonrisa de oreja a oreja por haber callado por fin a los
Dursley.
-Por supuesto- respondió Harry esbozando una
sonrisa también.
-Harry pasará el resto de las
vacaciones en nuestra casa. Cualquier cosa aquí tiene la
direccion.- dijo la señora Granger dándoles a los
Dursley una hoja de papel doblada, haciendo que Tía Petunia
cerrara la boca.
-Gracias, vuelvan cuando quieran, esta es su
casa.- respondió Tia Petunia, tratando de recobrar el aire
amable
-Gracias pero nuestra casa esta en Calle Napo…….-pero
no pudo terminar debido a que la señora Granger lo
interrumpió.
-David- dijo en un susurro- gracias señor
Dursley por todo, llevaremos a Harry sano y salvo a la estación
King Cross.
-Hasta luego- respondieron los Dursley a coro.
-Vamos
Harry- dijo dulcemente la señora Granger- despídete de
tus tíos. A Harry casi se le cae el baúl de la sorpresa
pero se paro frente a ellos y dijo:
-Hasta el proximo
verano-
-¿Tienes que?- dijo Tío Vernon en un susurro
que solo Harry pudo oír a lo que Harry respondió con
una mueca de satisfacción afirmando.
-Bueno, nos vamos.
Adiós.-dijo el señor Granger, ayudando a Harry con el
baúl.
Cuando hubieron salido de la casa de los Dursley,
Harry se metió al coche de los Granger después de haber
metido su baúl a la cajuela y se despidió con la mano
de los Dursley. Al salir de Privet Drive, Harry se sintió por
fin libre, por fin libre de sus tíos, por lo menos de ahí
hasta el siguiente verano.
