Jueves 23 de diciembre de 2004

Hoy ha sido un maravilloso día, hemos estado paseando por los jardines nevados y hemos hecho una guerra de bolas de nieve que, evidentemente, he ganado yo, y después hemos estado en la biblioteca para sacarnos los deberes de encima y lo hemos logrado, la señora Pince ha tenido que llamarnos una o dos veces la atención por el follón que estábamos armando, sobretodo al hacer los deberes de pociones, pero en fin, lo que quería contarte era lo que ocurrió el año pasado, que ayer te dejé a medias, así que ahí vamos…

Después de llegar a la sala común, subimos a las habitaciones de los chicos, bueno, a la de Harry donde, misteriosamente ya estaban todas mis cosas al lado de su cama, al verlo, rápidamente me acerqué para quitarlas, pero él me detuvo:

Hermione no hace falta, hasta que lleguen los chicos tu dormirás en mi cama.

Pero… y tu… digo, es tu cama y yo…

No te preocupes, yo dormiré en la de Ron.

¿Por qué? Tamben puedo dormir yo en cualquier otra cama.

Creeme, no puedes.

¿Por?

A ver… como te lo explico… para andarnos sin rodeos, la mía es la única que aún se mantiene en pie y conserva todos sus componentes.

¿Qué quieres decir? No te entiendo.

Mira, la cama de Neville está hundida del centro, así que cuando te sientas parece que te succione; la de Dean tiene dos patas que bailan y están pegadas con un hechizo hecho por él del que no me fío un pelo; la de Seamus está llena de posters que es mejor que no veas y la de Ron, bueno, después de la mía es la que mejor se conserva, pero aun así las mantas tienen un poco de corriente de aire, así que tu decides, si quieres dormir en otra cama es tu elección.

Eh… mejor me quedo con la tuya, pero ¿y tú?

No te preocupes, recuerda que aún vivo con los Dursley, soy un superviviente, me adapto a lo que sea.

Por cierto, tus cosas las ha traído Dobby por petición de Dumbledore, así que si quieres ya puedes acomodarte como desees.

Gracias.

Después de acomodar todas mis cosas y cenar, regresamos a la habitación dispuestos a dormir. Como habíamos quedado, Harry durmió en la cama de Ron y yo en la suya, al estirarme y cubrirme con las sábanas fue como si el propio Harry me estuviera abrazando, las sábanas tenían su olor y su calidez y yo me sentía protegida y a salvo, pero sobretodo feliz por estar cerca de él, quedamos dormidos rápidamente, pero a eso de la cuatro de la mañana empecé a oír un ruido, era como un gemido, un llanto mejor dicho. No sabia de donde venia, así que asustada tomé mi varita y me dispuse a salir a investigar. Cuando pasé cerca de la cama donde dormía Harry supe que ocurría: Harry estaba llorando. Me acerqué y me quedé de piedra al verlo, aún estaba dormido, pero lloraba como un niño pequeño, estaba hecho un ovillo y mientras lloraba murmuraba palabras que al principio no entendí, pero que después me hicieron comprender porqué lloraba de esa manera.

Mamá, papá… no os vayáis… no me dejéis… os quiero, os necesito… ¡mamá no! No te mueras mamá, no, no, no… no quiero, mamá…

No podía más, él estaba sufriendo y yo también al verlo así, así que decidí despertarlo. Al poner mi mano sobre su hombro para despertarlo noté que estaba muy sudado y agitado, las sábanas también estaban empapadas, lo agité suavemente para despertarle y, en el momento en que lo hizo me sorprendió su reacción:

Harry, Harry despierta… vamos Harry despierta…

¡¡¡Mamá no! – se levantó sobresaltado y gritando, me miró a los ojos y luego me abrazó, más bien yo lo abracé a él porque lo que él hizo fue esconder su cara en mi pecho y poner sus manos en mi cintura como si fuera un niño pequeño que busca de la protección y el cariño de su madre; así que lo que hice fue poner mis brazos a su alrededor y mecerlo suavemente mientras le acariciaba la espalda y él seguía llorando como un niño.

Después de estar casi una hora así, Harry se calmó y de repente habló:

Hermione

Dime Harry

No me dejes, no te vayas y abrázame fuerte por favor.

Tranquilo Harry, no voy a dejarte. – Y lo abracé como si mi vida dependiera de ello, él correspondió el abrazo.

Gracias Hermione

¿Por qué? Yo no he hecho nada

Por no hacer preguntas y estar a mi lado.

Eres mi amigo, lo hago porque quiero, no tienes que agradecer nada. Y ahora te vas a dar una ducha y a cambiar el pijama. Anda ve.

Al cabo de diez minutos, Harry salió del baño ya con el pijama limpio y se dirigía otra vez a la cama que, debido a la hora que era, seguía igual de mojada, pero no le dejé llegar, lo detuve en su camino:

Harry, ¿dónde vas?

Me voy a la cama Hermione, ya me encuentro mejor, gracias.

¿Seguro?

Si, tranquila, dormiré bien. Anda vuelve a dormir. Buenas noches.

Mientras me decía esto, se acercó a mi cama, me arropó y besó mi frente; yo me sentí en las nubes; luego se fue a la cama y se durmió, a mi me costó un poco más, pero al final también me dormí.

El resto de la noche fue muy tranquila y, al día siguiente, nos levantamos temprano, habíamos decidido emplear ese día 23 de diciembre para hacer todos los deberes, bueno, en realidad habíamos pensado en hacer lo que nos diera tiempo, pero al empezar tan temprano y terminar muy tarde, nos dio tiempo de terminarlos todos y así pudimos aprovechar mejor el resto de las vacaciones.

Después de cenar regresamos a la habitación, pero no nos dormimos enseguida, estuvimos hablando de cosas banales, no me atreví a preguntarle que había ocurrido la noche anterior, y por lo visto él tampoco quería hablar sobre el tema, así que no le comenté nada; después de hablar y reír por más de tres horas decidimos que era hora de dormir y nos fuimos a la cama, esa noche volví a dormir en su cama, y el mismo calor y el mismo aroma me envolvieron de nuevo haciéndome creer que era el propio Harry quine me abrazaba; para mi era lo más cerca que podía estar de la felicidad junto a él.

Harry se durmió enseguida, pero yo no podía, todavía estaba preocupada por lo sucedido la noche anterior y quería velar su sueño, así que decidí quedarme mirándolo toda la noche o hasta que pudiera dormirme. Todo parecía en calma, esa noche Harry dormiría bien. No sabia lo equivocada que estaba.

Bueno diario, te dejo. Hasta mañana.

Besos,

Hermione G.

Buenas noches Hermione, ¿qué haces?

Hola Harry, nada solo escribía en mi diario.

Ah, ok, muy bien. Oye, he estado pensando que mañana podríamos ir a hacer los deberes para así después disfrutar mejor de las vacaciones, que me dices.

¿Quien eres tu y que has hecho con Harry?

Soy yo Hermione, ¿no me reconoces?

No te creo, vas a tener que demostrármelo-digo con una sonrisa pícara en los labios, hoy me siento especialmente juguetona.

¿Y como quieres que lo haga?

A ver… déjame pensar… ya sé, bésame.

¿Qué te bese?

Si, así sabré si eres el Harry de verdad o no.

Ok, tu lo has pedido.

Harry se acerca lentamente a Hermione que se encuentra sentada sobre la cama de Harry, lugar que ocupa cuando pasa las navidades con él, al llegar a su lado, la toma de la cintura y la acerca a él, le pone una mano en el cuello y la otra justo en la cadera, poco a poco los dos van torciendo la cabeza y acercando hasta que sus labios se unen en un beso de amor tierno y suave al principio, como si fuera el primero, pero el beso va ganando intensidad y cada vez es más ardiente y apasionado, debido a la pasión que los envuelve en ese momento, ambos van tumbándose, inconscientemente, sobre la cama, quedando Harry encima de Hermione, las manos de Hermione recorren la espalda de Harry y le alborotan más su pelo azabache, las manos de Harry van dibujando circulos des del cuello de Hermione hasta sus piernas y vuelven a subir, de repente Harry se separa bruscamente de Hermione que se lo queda mirando con los labios entreabiertos y respirando agitadamente.

¿Qué ocurre Harry?

Nada, solo que… nada, no importa.

Vamos Harry, ¿acaso no me tienes confianza? Recuerda que soy tu novia, pero antes que nada soy tu amiga.

No es eso amor, lo que pasa es que… -Harry parece muy nervioso – verás, tengo 17 años, soy un chico, estoy con la mujer a la que amo y estamos besándonos en mi cama de una forma muy… apasionada, ahora une las piezas.

Mi cerebro empieza a funcionar a toda pastilla, chico-17 años-besos apasionados-mujer amada-cama, chico-cama-17 años… oh! Ya lo capté.

No te preocupes Harry, es normal, a mi tambien me ocurre.

Lo sé cielo, bueno, puedo imaginármelo, pero es que si seguimos así no creo que pueda controlarme, lo hice hace un año y cada vez que terminamos así, pero cada vez me cuesta más controlar mi cuerpo y mis emociones y no quiero hacer nada de lo que luego nos arrepintamos ni forzarte a nada, ¿me entiendes?

Te entiendo Harry, pero ¿no has pensado que quizá yo quiera que tu continúes?

La verdad es que no.

Pues que sepas que por mi no hace falta que te detengas, la proxima sigue, y si yo no quiero llegar al final no te preocupes que te lo haré saber, ¿entendido?

Segura, porque quiero que sepas que para mi es muy difícil, cada día te amo más, y cada día te deseo más.

Tranquilo, no te preocupes, y ahora, vamos a dormir, ¿una cama o dos?

Eso no se pregunta, ¡¡¡una! Por supuesto.

Así que, como se convirtió en costumbre desde que empezamos a salir, dormimos en la misma cama, abrazados y sintiendo el calor del otro.