NA: GrAcIaS a todos lo que me dejaron reviews!!!! Son un amor, ¡en serio! Se me hace muy mal que no les pueda contestar personalmente…pero es que últimamente he estado muy ajetreada, y además, se me olvido bajar la lista de los reviews…XD. En realidad, lo siento mucho, pero prometo que a los reviews de este capi si los contesto en el proxy. Os amo muxo, se los juro. Y se los agradezco de mil maneras…una de ellas… ¡subiendo el capi!!! XD Bueno…creo que eso es todo, y les prometo que haré todo lo posible por contestar sus reviews el proxy capi, ¿okis??? Bien…
Capitulo 3
Donde Xiao Lang descubre su verdadera Vocación
SYAORAN
-¡HOOOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!-
= THUMP =
Abruptamente abrí los ojos.
Esas no eran mis hermanas…
Y eso solo podía significar una cosa.
Estaba aquí.
No Xiao Lang, esto es solo una pesadilla, pellízcate y todo estará bien. ¡Te despertarás!
Me pellizqué.
Ouch, no me debería pinchar tan fuerte…lo recordare la próxima vez.
Ah, por cierto, no funcionó.
Estaba aquí.
ELLA
ESTABA
AQU
Podría haber gritado, pero como soy una persona en total control no lo hice.
Calmate Xiao Lang. Solo vas a conocer a tu prometida…
HASTA CREEN
Me levanté rápidamente de la cama y me lancé sobre el teléfono.
-¿Moshi moshi? … ¿Eriol-kun? … Voy a tú casa.-
-¿Arribó, cierto?-
-Hai.- Dije, tragándome el nudo que tenía en la garganta. Colgué, me puse una camisa encima, y me largué por la ventana.
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-¿Y como es ella?- Eriol preguntó ya un tiempo después de que había llegado.
-¿Cómo es quien?- Le pregunté, no importándome en lo mas mínimo saber de que era de lo que hablaba.
-¡Pues tu prometida! ¿Quién mas? ¿Es maja?- Eriol dijo, sentándose a un lado mío con un cazo de palomitas. –No me digas que ni siquiera la viste.- Dijo, cuando vio mi carota. –¿Ni siquiera un poquito?- Preguntó incrédulamente.
Sacudí mi cabeza y no despegué mi mirada del frente.
-¿Entonces como supiste que había llegado?-
¡Kami-sama! ¡No sabe cuando frenar! –La escuché.- Gruñí por lo bajo.
-¿La escuchaste?- Preguntó divertido.
-Si, de hecho ella fue la que me despertó.-
-¿Chica gritona eh?- Dijo, sonriendo abiertamente. Solo lo fulminé con mi mirada fría.
-Esta bien, esta bien, ya entendí. Dejaré el asunto por la paz.- dijo, subiendo sus manos en señal de paz.
-Iré a tomar aire…- Dije, parándome.
-Esta bien, iré contigo.-
-Nah, será bastante aburrido.-
-No hay problema, yo mismo necesito aire para pensar.-
¡Coge la pista, idiota!
-Necesito mi propio tiempo.-
-No te molestaré, lo prometo solemnemente.- Eriol dijo, la mano derecha sobre su corazón.
-SOLO.- Dije finalmente. Su sonrisa se cayó.
-Ah.-
Salí, cerrando la puerta tras de mí, dejando a un Eriol triste en la casa. El día era medio fresco, así es que metí mis manos en mis bolsillos y caminé, viendo mis interesantísimos zapatos.
Eriol tenía razón. Estaba que moría de miedo, y ni siquiera podía ocultarlo. ¿Qué le había pasado a mi práctica máscara de indiferencia? Demonios, necesitaba un tiempo a solas.
"Tal vez de agrade," me dije a mi mismo. "Si claro, cuando venga el Apocalipsis…" Si era del agrado de Yelan, sería una chica totalmente estúpida. Del tipo que sabría como vestirse, pero no podría distinguir del negro al blanco.
Me encamine hacía mi lugar preferido. Era una hermosa catedral, cortada contra un enfático cielo, brillando intensamente. Contiguo a ella había un parque lleno de árboles de cerezo. Tenía un pequeño sendero que te llevaba a través del 'bosque' hasta un hermoso lago que resplandecía como cristal.
Era el único lugar en donde no me sentía sofocado. Me daba…mi espacio.
Desde que había regresado de Tomoeda, me perdía a diario en este lugar y no regresaba a casa hasta que la luna estuviera sobre mi cabeza. Pero siempre me la pasaba en el parque, no en la catedral. Algo en ella me causaba escalofríos, y yo la evitaba a toda costa.
Pero hoy algo en mí hizo que caminara hacía ella. Era casi como una pequeña voz, instándome a que entrara.
Me detuve frente a las grandes puertas de roble, temeroso de entrar.
'¿Temeroso de que? ¿De que el sacerdote te saque a patadas por ser un pecador?' La voz se burlo.
Esta bien, eso sonaba ridículo.
Empuje una de las pesadas puertas y chilló enérgicamente. Me encogí con el solo sonido y detuve mis pasos, ya de por si, tentativos.
¿Por qué me detuve?
Rolando mis ojos ante mi propia estupidez, entre de lleno al oscuro lugar, inmediatamente la puerta se cerró detrás de mi. Silenciosamente.
Retemblé.
Habían sido años desde la última vez que había puesto pie en una iglesia, mucho menos una catedral. Mire a las ventanas decoradas con pinturas de santos, y me pregunté si en realidad había un Dios.
Si de verdad había uno, ¿porque no detenía uno de los mas grandes desastres 'naturales' de este mundo?
¡Mi matrimonio!
El matrimonio y yo no vamos de la mano…
Soy, después de todo, uno de sus hijos ¿no?
Y aunque le hubiera maldecido un par de veces y tomado su nombre en vano y…
Bien, no estamos aquí para que yo pueda confesarme y así desahogar mi pobre almita… ¬¬
Mirando a mí alrededor, noté una discreta puertecita negra al fondo e inmediatamente me imagine que podría estar detrás de ella. No molestaría a nadie si tomaba un pequeño vistazo, ¿cierto?
Caminé hacía ella, mis pasos resonando en el casi vacío recinto, mi mano estirada hacía la sucia perilla…
Pero mi maldita recién-resurectada-conciencia me estaba molestando…nuevamente.
Me decía que yo no debería de andar metiendo en asuntos que no eran míos, que de ello no podía salir nada bueno…
¡Pero si yo ya me había metido en asuntos que no eran míos! Por ejemplo esta la vez que con esta chica… o.O
Ahem, este…dejémonos de comentarios…
Al diablo con todo eso. Este era mi último día de total libertad, al menos me merecía esto, ya que ni despedida de soltero me iban a hacer ¬¬…
Empuje la puerta hacía adentro, revelando un pequeño salón, más sucio que mi cuarto, repleto de viejas, raídas, y rancias túnicas usadas en el servicio. Mi sabia mente ya estaba haciendo unos planes maravillosos…
….
Salí del salón, sintiéndome como todo un santo. Un santo pobre y decrepito, pero santo. Mejor aún, un mártir. Casi podía sentir una aureola alrededor de mi linda cabecita. XD
Mire por todo el lugar, y me di cuenta de que estaba vacío.
Estaba solo…
¡Estaba solo!
Jejejeje, esto sería divertido.
Caminé hacía el altar de mármol solemnemente, y me sorprendí a mi mismo al recordar el signo de la cruz. Aclaré mi garganta y apreté mis manos alrededor del altar.
-Padre Nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino hágase tu voluntad en el cielo así también como en la tierra…no…es en la tierra así también como en el cielo…si, eso es…- Comencé a tropezar con las palabras que nunca usaba desde ese punto.
Pero ¡oye!, esto se sentía bien.
Tal vez ser un sacerdote no era tan malo…
Terminé con el Padre Nuestro y comencé con el Ave Maria, sorprendiéndome enormemente al darme cuenta de que recordaba que existía tal rezo.
…y tenía sus ventajas.…
No te tenías que casar… No te tenías que casar… ¡Creerías eso!Me preguntaba si no había descubierto mi verdadera vocación un poco tarde.
Abrí mi boca para continuar, pero olvidé cerrarla al notar que no estaba completamente, enteramente, absolutamente, definitivamente, indiscutiblemente, totalmente, plenamente, consumadamente, íntegramente, indivisiblemente (muchos sinónimos después…) solo y que una chica caminaba por el pasillo hacía mi, su cabeza gacha y murmurando incoherencias.
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Autora
Sakura estaba parada frente a un palacio. Bien, no era un palacio, pero si era un hermosa catedral. Era tan perfecta…a Tomoyo definitivamente le encantaría.
Un nudo se formó en su garganta al notar el parque que se encontraba adyacente al edificio. ¡Todo era tan perfecto!
Después de buscar tan arduamente, había sido recompensada magníficamente.
Podrían tener la recepción ahí y…
Su mente ya estaba visionando todo, haciendo planes. Estaba mas que segura que Tomoyo quedaría hechizada con el lugar, así es que no habría ningún problema. Comenzó a tomar notas…
-Figuras de hielo en el lago…y mesas debajo del paraíso de árboles de cerezo…si…si…dándole un toque de fantasía…- ni siquiera se dio cuenta de que estaba hablando en voz alta… ¡el lugar era tan inmenso!
Cuando terminó de hacer su reexaminación de las cercanías, entro a la catedral, su mente ya decorando la entrada.
-Rosas blancas no rojas en la entrada…- murmuró un tanto irritada al recordar a aquel inepto florero que no sabía que era lo que hacía. –Y pétalos rojos en el pasillo, creando un maravilloso contraste…y…y…un arco allá…-
Aún murmuraba, cuando escucho una voz aburrida comenzar –Ave María…- y después detenerse abruptamente al verla.
¡El sacerdote! Estaba tan contenta de encontrarlo… ¡así ya podría arreglar todo!
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SYAORAN
¡Era hermosa! Tenía este pelo castaño que parecía de chocolate que bajaba hasta sus suaves caderas. Tenía unos ojazos esmeraldas que parecían verte con precaución, pero brillaban en anticipación. Su caminar era rápido, pero cuidadoso. Se aproximaba al altar, llamando al sacerdote.
En ese momento desee fervientemente ser el sacerdote.
…
…
Una sonrisa lenta se fue formando en mis labios…
Después de todo…talvez si era sacerdote.
Mientras venía por el pasillo, resolví a hacer algo.
Extendí mi mano hacía ella, y ella se inclino a darle un rápido beso.
-Habla, hija mía.- Dije en lo que pensaba era mi más profunda y resonante voz. Me miro con un gesto de suspicacia jugando con su frente. Le enarqué una ceja, como si estuviera siendo insolente, y ella bajo la mirada rápidamente.
-Lo siento Padre. Estoy aquí para pedirle un favor.- Ella murmuró, y mi ceja se alzó aún más. "Va a haber esta boda y…" Dejo la oración caer, sin terminarla. Yo solo la miraba, totalmente incrédulo de que alguien se casaría por voluntad propia.
-¿¡QUE?! ¿Te casas? Debes estar bromeando chica… ¡eso se llama suicidio propio!-
(NA: ¬¬ Duh, tan inteligente como siempre mi Syaoran XD.) Me miro, confusión danzando en sus ojos. -Ahem…quiero decir, ¿cuando tomara lugar esta boda, hija?-
-En…- aquí la chica hesitó. –Dos meses…creo…- Dijo lentamente.
-¿Crees? ¿¡Ni siquiera sabes cuando tu funeral—ahem, boda, se llevará a cabo?!- Me miró ahora directamente a los ojos, y era su turno para enarcar una ceja…con mucha más elegancia que yo…
-Dos meses- dijo firmemente. –La catedral estará totalmente resplandeciendo, hermosísima…es decir, más de lo que ya es…-
-Me perdí la parte en la cual eso a mí me importa.- ¬¬
-No pretendo ser grosera, ¿pero esta seguro de que usted es el—ah, sacerdote?- Dijo, mirándome de arriba abajo.
-¡Claro que lo soy, niña insolente!- Exclamé, pero no estaba intimidada…ladeó su cabeza a la izquierda y perforó mis ojos con sus esmeraldas.
El único intimidado era yo… (Si, el ego esta que revienta aquí . )
-Si claro. Escucha, no se quien eres…y honestamente no me podría importar menos, solo quiero hablar con el sacerdote ¿de acuerdo?-
-Yo soy el sacerdote, kaijuu, ¿Qué parte de eso no entiendes?- Le grité.
-¡FIJATE EN LO QUE DICES BAKA-QUE-NO-SABE-EL-AVE-MARÍA! ¡No soy ningún monstruo!-
Casi me río. ¡Estaba tan roja en la cara! Pero me contuve correctamente.
-Me sé perfectamente el Ave María, es solo que estoy un tanto fuera de practica, kaijuu.- Dije, mi nariz en el aire.
=STOMP=
-¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!! ¡KAIJUU!!!!!!!!!!!!!!-
