Título: Lo lamento

Capítulo 8: La última visita de Kohaku

LO SIENTOOOOOOOOOOO, PERDÓN tarde demasiado en actualizar lo sé, lo sé no necesitan herir más mi autoestima ya me bastó con saber que nadie mandó reviews. He de ser sincera estaba en una especie de huelga y esperaba que me amenazaran con reviews ,pero no funcionó así que decidí proseguir el fic.

SI NO QUIERES SABER DE QUE TRATA NO LEAS LO SIGUIENTE Y PASA DIRECTO A LA HISTORIA ¬¬

En este capítulo sabrán lo que le pasa a Aome e Inuyasha se sentirá culpable por eso, además Kohaku visita a Sango confundiéndola más. Tal ves no sea un súper resumen ,pero sino tendría que transcribir la historia.

Disfruten el capítulo.

La última visita de Kohaku

Mientras tanto donde estaban Inuyasha y los chicos, Miroku y Sango tenían problemas para calmar a Inuyasha. Colmillo de acero había caído en una grieta del suelo en donde Inuyasha como demonio completo no podía verla. Si seguía así no volvería a la normalidad y Aome lo sabía mejor que nadie.

—Sudeki, por favor busca a colmillo— se sentó y apretó su abdomen al sentir una punzada de dolor.

—Sí, señorita Aome—

Inuyasha al escuchar la voz de Aome pareció reaccionar, todavía estaba consciente de quien era.

—¿Aome?...aaagggh— su cabeza le daba vueltas.

El hanyou cayó de rodillas y cuando Sango intentó acercarse para calmarlo Inuyasha alargó su brazo y lanzó un zarpazo que pasó peligrosamente cerca del cuerpo de Sango.

—Es muy peligroso Sango. No te acerques— le gritó Miroku haciendo una seña con su mano.

Unos metros más atrás Sudeki alcanzó a colmillo y como había previsto Aome, este no lo rechazó con su barrera ya que Sudeki era mitad bestia y protegía a los humanos. Cuando la tuvo entre sus manos gritó triunfante alzando la espada en el aire. Inuyasha escuchó a Sudeki y corrió a su encuentro, pero sus intenciones no eran ir por colmillo de acero sino atacar a Sudeki.

—ABAJO— gritó la sacerdotisa, pero Inuyasha sólo se tambaleó. El poder de la chica se había reducido casi en su totalidad y como el hanyou seguía avanzando gritó —Sudeki arrójale la espada. AHORA—

Sudeki obedeció y la espada cayó a los pies de Inuyasha .

—Inuyasha tómala, termina con esto por favor— le dijo dulcemente Aome

La mano de Inuyasha se acercó a la vaina con dificultad y cuando la rozó el mitad bestia regresó a la normalidad. Aome sonrió, pero su cuerpo cansado cayó al suelo inerte.

—AOME— gritó la taijiki

Inuyasha corría hacia ella y le gritaba que resistiera, pero Aome no podía más había acabado con su energía. Cerró los ojos sabiendo que sus amigos harían lo necesario para ayudarla además se sentía segura.

"Aome, Aome" esos gritos se fueron alejando mientras su mente se nublaba y caía en la oscuridad. Todos estaban a su alrededor e Inuyasha se disculpaba por haberla dejado sola.

Ahora no tenía opción tenía que regresarla su época para que le dieran atención médica. Tomó a Aome en brazos delicadamente y salió corriendo hacia el pozo seguido de Sudeki con Yumi en su espalda y Miroku y Sango corriendo tras de ellos. Al llegar al pozo se encontraron con una no muy agradable sorpresa.

Lacoshi esperaba sentado junto al pozo y parecía muy divertido. Esta situación seguro complicaría las cosas a los chicos.

—Quítate maldito infeliz no puedo perder mi tiempo con tus estúpidos juegos mentales— le amenazó Inuyasha.

—¿Alguien está enojado? Vaya creo que mi hermano no dejó muy bien a esa mujer que llevas en brazos—

—Miserable— iba a depositar a Aome en el suelo cuando...

—Inuyasha lleva a la señorita Aome a su casa. Nosotros nos encargaremos—

—Pero Miroku es muy peligroso—

—Somos cuatro y es más peligroso que te quedes con Aome— le dijo Sango guiñando un ojo.

Inuyasha saltó sobre la cabeza de Lacoshi quien intentó detenerlo , pero un boomerang lo evitó.

—Ni se te ocurra, ahora tú peleas con nosotros—

Inuyasha antes de partir se volteó a sus amigos y gritó.

–Recuerden tal ves pueda leer los movimientos de cada uno de ustedes, pero sus reflejos son muy lentos—

Ahora Lacoshi parecía nervioso y no lucía confiado, pero peleó con todas sus fuerzas mientras que Inuyasha y Aome atravesaban la barrera del tiempo.

—¿Qué sucede Lacoshi te comió la lengua el gato?— preguntó Sango sarcásticamente.

—Es una lástima quería divertirme— dijo Sudeki apretando su puño lentamente.

—Será mejor no alargar tu miseria monstruo— gritó el monje mientras embestía a Lacoshi y lo tiró de espaldas. Sujeto sus brazos y esperó a que los demás atacaran.

Tres ataques se combinaron las garras de Sudeki, el Hiraikotsu de Sango y un conjuro muy poderoso de Yumi dieron fin a la miserable vida de Lacoshi.

—Eso fue sencillo, tal ves demasiado— comentó preocupada Sango.

—Esto no me agrada, no se supone que Naraku debió fortalecerlo ¿excelencia?—preguntó Yumi

—Bueno por lo menos no nos causó tantos problemas. Será mejor tratar nuestras heridas— dijo Miroku al notar a Sango con un leve jadeo.

—Si, tienes razón— comentó Sudeki quien tomó los fragmentos de la perla que estaban junto a los restos en el suelo y se los entregó a Miroku sin importarle.

—Gracias— dijo sorprendido el monje

—¿Qué?— se defendió el mitad-bestia

—Es que no pensé que me los darías así nada más—

—A mi no me interesa la perla de shikon ni ser más fuerte y menos una bestia completa. Es sólo que así ya no sería divertido—

—Vamos, hay que curarnos antes de que nos suceda algo más— dijo Sango todavía preocupada por lo rápido que habían acabado con Lacoshi.

EN EL PALACIO DE NARAKU

—Jajajaja. La exterminadora tiene razón en preocuparse. Su amiga no vivirá mucho más— dijo Naraku para sí mientras observaba los acontecimientos por el espejo de Kanna.

En eses momento Hakudoshi entró furioso.

—SE FUE— gritó molesto

—¿Quién?— preguntó tranquilo el demonio.

—ESE NIÑO ESCAPÓ. No confío en él—

A Naraku se le dilataron las pupilas y su mirada se oscureció.

—Encuéntralo—

Hakudoshi asintió y salió de la habitación en su campo de fuerza. flotó sobre la barda del castillo y desapareció del lugar.

—Ese niño parece recordar algo, pero sus actos me dicen otra cosa. ¿Qué estará tramando?— se preguntó Naraku.

—Naraku— dijo Kanna con voz fría, apagada y sin emoción —Kohaku no es el mismo— y desapareció de la habitación . Al parecer había ido a ver a Kagura en el calabozo.

EN EL BOSQUE

Se veía una sombra saltar de rama en rama mientras que un resplandor de la perla se movía junta con ella. Era Kohaku que se balanceaba con ayuda de su cuchilla. Kohaku era un exterminador con una técnica perfecta la cual había perfeccionado con seguir ordenes de Naraku y sus secuaces. este hecho lo carcomía por dentro.

El niño cansado se apoyó sobre la rama de un árbol. Detrás de él estaba un ogro que lo había seguido desde que el niño había atravesado un río de veneno a las afueras del castillo de Naraku al norte de los dominios de la oscuridad y el exterminador lo sabía, pero ignoraba su presencia. Este monstruo era enviado de Hakudoshi con ordenes de atraparlo o matarlo.

Kohaku agudizó el oído al escuchar crujir las ramas. El ogro molesto por su imprudencia pensó que sí no tenía cuidado se quedaría sin cena. Kohaku volteó su cabeza un poco y localizó al monstruo. Volvió la cabeza hacia delante para seguir con su camino, no estaba dispuesto a perder su tiempo con ese ser maligno. Pero el ogro no pensó lo mismo y alargó el brazo el cual cayó al suelo después de que la cuchilla de Kohaku lo cortara. El niño de un salto bajo ágilmente al suelo y se dispuso a irse cuando...

—Le avisaré al señor Hakudoshi que te vi, te llevaré de regreso a donde perteneces—

A Kohaku le molestó el comentario ya que el era de otra parte y había sido arrebatado de su hogar y familia. Su mirada se oscureció y habló.

—No te lo permitiré—

El primer movimiento del ogro terminó por ser el último. Kohaku no podía permitir que Hakudoshi lo siguiera y de alguna forma logró esconder el cadáver del enviado por el albino y desapareció rumbo al sur. Unas horas más tarde Hakudoshi encontró el cuerpo del ogro , pero había perdido el rastro de Kohaku.

—Maldita sea— y siguió con su búsqueda.

EN LA ALDEA DE LA ANCIANA KAEDE

—Deja que te ayude con tus heridas mi querida Sango—

Sango bofeteó al monje —No gracias conozco sus intenciones— dijo Sango llevándose a Yumi a otra cabaña mientras Sudeki arrastraba por la túnica a un noqueadoi Miroku.

—Me preguntó como estará Inuyasha y Aome en la otra época— dijo el monje.

—Espero que estén bien— le respondió Sudeki

En la cabaña de las chicas ellas se hacían la misma pregunta.

MIENTRAS EN CASA DE AOME

Inuyasha había salido del pozo de un salto y corría ala puerta trasera de la casa. Aome en sus brazos no respondía e Inuyasha rezaba por que sólo estuviera dormida.

Justo antes de que tocara la puerta Sota la abrió con una gran bolsa de basura en sus manos.

—Es Aome está mal— dijo el muchacho.

Sota dejó caer la bolsa al suelo fuera de la casa y corrió dentro de la cocina.

—¡¡Mamá ,abuelo! ¡¡Aome esta herida!—

Una asustada señora Higurashi bajó por las escaleras seguida del abuelo. Este último no perdió el tiempo y llamó una ambulancia.

—Ponla aquí— le indicó a Inuyasha un sillón —Sota ve por trapos y agua caliente—

—Sí mamá—

Inuyasha posó suavemente a Aome en el sillón. Estaba muy preocupado y no sabía que hacer para tranquilizar a la madre de Aome. Este era uno de los peores momentos de toda su vida. No quería que esto estuviera sucediendo.

Fuera de la casa se escucharon las sirenas de la ambulancia y pasos corriendo a la casa Higurashi. Sota y el abuelo empujaron a Inuyasha a la cocina para que no lo pudieran ver.

Inuyasha sólo escuchaba como ponían a Aome en una camilla y su madre la seguía. Sota le preguntaba a su abuelo si su hermana estaría bien y el abuelo no sabía que responder. Inuyasha sólo veía en su mente a Aome pálida y agonizando. Su cerebro estaba desconectado..

El chico resbaló con su espalda por la pared hasta quedar sentado, puso su cabeza entre sus rodillas y bajo la cabeza. Sota y el abuelo lo miraron preocupados. Era su culpa sólo de él, por su culpa Aome estaba muriendo y no podía hacer nada. La familia de Aome de seguro lo odiaba por no haber protegido a Aome. Apretó los dientes frustrado "maldición" se le escuchó decir. Después no escuchó ni dijo nada sólo se quedó ahí en el suelo. No podía ser posible.

EN LA ÉPOCA ANTIGUA

Después de curar todos sus heridas y estar cubiertos de vendajes y vendoletas. Los chicos se reunieron en una cabaña y el ambiente estaba muy tenso.

—Percibo el olor de un niño, se acerca—dijo Sudeki siendo el primero en romper el silencio.

Sudeki salió de la cabaña seguido por Sango quien había pensado en su hermano.

Estaba en lo cierto Kohaku corría hacia ellos. Al llegar al límite del bosque vio como su hermana y alguien parecido a Inuyasha miraban el bosque directamente hacia donde él se encontraba. Kohaku saltó a una rama del ár5bol donde se escondía, estaba feliz de ver que su hermana estaba a salvo.

Volvió a fijar su mirada en la exterminadora , pero ya no vio al mitad-bestia. Unos instantes después alguien lo tomó por el cinto y lo llevó junto con Sango.

—Kohaku eres tú— dijo Sango

—¿Lo conoces?— preguntó confundido Sudeki

—Sí, él es mi hermano—

Miroku y Yumi salieron de la cabaña y los alcanzaron.

—¿Qué haces aquí Kohaku?— preguntó Sango

—...— Kohaku miró a su alrededor, pero no había rastro de los insectos de Naraku así que respondió —Vine...a verte...hermana— terminó tímidamente.

—...— esta ves fue Sango la que no respondió ¿acaso su hermano la recordaba después?

Se sintió una energía maligna y alguien los atacó. Miroku saltó sobre Sango para protegerla mientras que Kohaku caía unos metros atrás a causa del impacto de aquel poderoso ataque con la tierra. Era Hakudoshi.

—Te encontré Kohaku— dijo el albino ya harto y molesto.

Kohaku empezó a correr, pero Hakudoshi lo atacó dejándolo herido en el suelo.

—¡¡Kohaku!—

Sudeki intentó salvar a Kohaku, pero un campo lo rodeo y lo llevó junto al niño albino que aún desconocía.

—Pagarás por tu insolencia Kohaku— amenazó Hakudoshi antes de desaparecer junto con lo único que le quedaba de familia a una triste exterminadora.

En el bosque sólo se escuchó el gritó de Sango llamando a su hermano. Sango no lo comprendía, su hermano había escapado para verla. Eso significaba que...

—Te recuerda Sango—dijo Miroku sentándose a su lado para consolarla.

Yumi y Sudeki8 no entendían que sucedía, pero sintieron lástima por Sango y su hermano y odio por aquel niño albino.

—Tenía el mismo olor que Naraku—

— Es por que es una de sus ramificaciones— comentó Miroku desde el suelo abrazando con un brazo a Sango.

—Ya veo—

Ya estaba amaneciendo y seguramente Kaede, Shippo y Kirara llegarían en un par de horas.

Ninguno sabía como explicarle a Shippo que tal ves Aome moriría si no encontraban un remedio. Shippo iba a quedar destrozado.

Espero que les haya gustado. Perdón de nuevo por la tardanza, gracias a los que me han escrito y MANDEN REVIEWS POR FAVOR ToT