Capítulo 11 Nuevo Ministro

La mañana siguiente a la batalla del Bosque, Harry fue despertado a los sacudones por Ron. Cuando se puso los anteojos, vio que estaba en el dormitorio de la Torre y no en sus habitaciones.

"Te dormiste anoche en la Oficina de Dumbledore y no sabía la contraseña a tus habitaciones así que te traje aquí." Explicó Ron antes de agregar: "Cámbiate o llegaré tarde a mis clases y tú a enseñar las tuyas!"

"¿Qué hora es?" Preguntó Harry comenzando a cambiarse rápidamente.

"Faltan 10 minutos para que suene el timbre! Nos perdimos el desayuno y yo encima me muero de sueño!" Se quejó Ron bostezando.

"Vamos a las cocinas!" Exclamó el Profesor corriendo hacia allí, con Ron corriendo detrás de él.

"Dobby, necesito dos cafés como los míos de urgencia!" Exclamó Harry entrando a las apuradas en las cocinas, deteniéndose a recuperar el aire de la corrida, con Ron haciendo lo mismo.

"De inmediato, Harry Potter!" Dijo el Elfo Domestico comenzando a preparar el café.

"El mío hazlo el triple de cargado!" Dijo Harry a Dobby mientras un Elfo les acercó algunas tostadas.

"McGonagall me matará! Llego re tarde a su clase!" Exclamó Ron revisando su reloj.

"Dale esto cuando estés allí." Instruyó Harry a su amigo dándole un nota, antes de agregar: "te salvará de un sermón suyo."

"Te debo una." Agradeció Ron mientras Dobby les daba las tazas de café.

"Gracias, Dobby, nos has salvado!" Agradeció Harry antes de que los 2 adolescente salieran de las cocinas y fueran a sus salones de clase: Harry a enseñar Defensa y Ron a Transformaciones.

"¿Cómo puede tomar esto?" Se preguntó Ron a si mismo casi escupiendo el café luego del primer sorbo. Sabiendo que si no lo tomaba iba a estar semi dormido todo la mañana, Ron hizo un esfuerzo y lo tomó de un trago, antes de golpear la puerta del aula.

"Adelante!" Escuchó Ron la voz de su Jefa de Casa, antes de entrar al Aula.

"Esto le explicará todo, Profesora." Dijo Ron a Minerva dándole la nota de Harry a la Profesora, quien la leyó luego de indicarle que se sentara en su asiento al lado de Hermione. La nota decía:

'Profesora,

Disculpe a Ron por llegar tarde pero me tuvo que despertarme a mí para que no llegara tarde a mis clases y debimos hacer una parada rápida en las cocinas debido a que nos perdimos el desayuno. Si alguien tiene la culpa de su llegada tarde, soy yo.

Harry Potter.'

"Que no se convierta en costumbre." Fue el único comentario de Minerva a Ron.

"¿Qué pasó?" Preguntó Hermione mientras McGonagall terminaba de tomar lista.

"Harry se quedó dormido y lo tuve que despertar. Encima nos perdimos el desayuno e hicimos una parada en las cocinas." Explicó Ron antes de añadir: "No entiendo como toma el café así! Casi no termino el mío!"

"Te acostumbras a eso luego de un tiempo. Yo lo he tomado así desde que era niña, solo que no tan fuerte como él." Contestó Hermione mientras Minerva colocaba el tablero de Harry y sus piezas en su escritorio e indicaba a los alumnos que se acercaran a verlo.

"¿Cuántos de ustedes han visto este tablero antes?" Inquirió la Directora a los alumnos. Todos los Prefectos y los alumnos de Gryffindor levantaron la mano. Ron y Karen lo usaban siempre que podían en la sala común de la Casa para jugar entre ellos y acaparaban la atención de todos en el sitio cuando lo hacían.

"Este tablero,"comenzó Minerva cuando todos los alumnos estaban sentados de nuevo, "lo hizo el Sr. Potter este verano.

"La razón por la que lo muestro a todos es que en este trimestre, el trabajo de Ustedes, al igual que el de séptimo año, será hacer las piezas de uno de los lados con un motivos a elección de ustedes, además de convertirlas en piezas mágicas.

"Estas piezas, por elección de su creador, no lo son." Acabó McGonagall la explicación.

"¿Por qué no son mágicas? ¿Le gusta lo Muggle?" Preguntó Malfoy con un tono superior, como escupiendo la palabra Muggle.

"¿Por qué no se lo pregunta, Sr. Malfoy? Estoy segura de que el Sr. Potter estará encantado de darle la explicación en persona." Replicó Minerva sin molestarse en absoluto con los comentarios.

"¿Qué motivo ha elegido Séptimo, Profesora?" Preguntó Hannah, mientras varios contenían la risa al ver como Malfoy era puesto en su lugar de esa manera.

"Quidditch. Los peones son la Snitch. Las torres son los postes. Los Caballos son los Cazadores. Los Alfiles son Bateadores. La Reina es una Guardiana y el Rey es un Buscador." Informó la Directora antes de agregar: "Antes de que pregunten, su lado del tablero, no debe ser necesariamente de igual motivo que ese. La elección será suya."

"Profesora, aquí somos 15 y las piezas son 16. ¿Quién hará la última?" Preguntó confundido Terry Boot contando los alumnos.

"El Sr. Potter es un alumno aun siendo Profesor. El hará la última pieza." Informó McGonagall antes de ordenarle a los alumnos que comiencen a decidir el motivo de su lado.

Para el final de la clase, todavía no habían decidido el motivo que usarían en su lado del tablero, ya que no se ponían de acuerdo en ello. Los sugeridos por los Gryffindor eran habitualmente aceptados por los Ravenclaw y Hufflepuff, pero desechado por los Slytherin y a la inversa.

"En la próxima clase terminaremos de decidirlo." Dijo Minerva cuando sonó el timbre antes de llamar a Ron y Hermione.

"¿Patrullarán también esta noche? Sé que la de ayer no fue la suya y pidieron acompañarme a mi y a la Srta. Bell para tener noticias del Sr. Potter. Si no lo hacen, debo hacer cambios en las patrullas de varios." Preguntó McGonagall a los dos Prefectos.

"No creo que logremos soportar dos 2 noches seguidas de patrulla, Profesora." Dijo Ron con un bostezo antes de que Hermione respondiera. Inmediatamente, el pelirrojo se disculpó con la Directora por el bostezo.

"Me encargaré de que alguien haga la patrulla suya esta noche." Dijo McGonagall terminando la charla e indicado a los estudiantes que se vayan a su siguiente clase.

Harry fue corriendo a toda velocidad hacia su salón apenas salió de las cocinas. Al entrar allí, ya lo estaban esperando los alumnos de Primero, su clase de esa mañana. Al cerrar la puerta, lo hizo con más fuerza de lo que planeaba y dio un portazo, asustando a los alumnos que estaban distraídos.

Esto produjo una serie de acontecimientos bastante dispares. La gran mayoría se escondió, mientras que la otra parte se fue para atrás. Solo uno no hizo nada de eso. Este tomó su varita y la apuntó hacia el que acababa de entrar lanzando varias chispas de ella.

Harry, al ser tomado por sorpresa por las chispas, lanzó la taza hacia arriba, tomó su arma de su cintura, la apuntó a la cabeza del estudiante y tomó la taza de nuevo, sin derramar una gota del café.

"Sr. Evans, baje su varita por favor." Dijo Harry guardando su arma al ver quien era el estudiante que lanzó las chispas.

"Perdón, Profesor Potter." Se disculpó el estudiante guardándola mientras los demás regresaban a sus asientos.

"Pido disculpas a todos ustedes. No fue mi intención asustarlos." Dijo Harry antes de añadir: "Sr. Evans, 25 puntos para Gryffindor por sus buenos reflejos."

El resto de la clase continuó sin ningún incidente, con Harry hablando sobre las cosas básicas de las Artes Oscuras y el por que de la materia. Todos sus alumnos lo escuchaban con total atención sin desviarla nunca.

"Nos vemos la semana que viene." Se despidió Harry cuando sonó el timbre señalando el final de la clase.

Unos momentos después, entró su siguiente clase: sexto año que tomaron asiento rápidamente mientras el Profesor tomaba lista.

"Como en la última clase," Dijo Harry al terminar de tomar asistencia, "hoy seguiremos practicando el Encantamiento Patronus. Muevan sus bancos hacia las paredes y comiencen."

Inmediatamente, todos los alumnos hicieron lo que había dicho y comenzaron a practicar. Harry iba viendo los progresos uno por uno, haciendo sugerencias párale pensamiento que usaran al invocarlo. Hasta ahora, nadie había formado algo corpóreo.

En el medio de la clase, entró una lechuza con una carta atada a su pierna y se colocó encima del escritorio de Harry. Cuando el adolescente se la sacó, la lechuza se fue volando.

"Genial, del Ministerio." Murmuró Harry para sí mismo viendo quien la había enviado. Leyendo la carta, vio que Dumbledore le pedía que fuera allí de inmediato por un tema de extrema urgencia.

"Srta. Granger, ¿puede entregarle esto a la Directora y decirle que suspenderé mis clases de la tarde nuevamente? Si pregunta la razón, dígale que mi presencia es requerida en el Ministerio de la Magia con urgencia." Pidió Harry a Hermione entregándole una nota y comunicando el fin de la clases a los alumnos.

"Por supuesto, Harry." Asintió Hermione tomando sus cosas y saliendo del Aula con los demás, mientras Harry iba a sus habitaciones a cambiarse sus ropas.

"Vamos al salón de McGonagall a entregar esto antes de ir a la Sala Común." Dijo la Prefecto a Ron, quien asintió y siguió a su mejor amiga.

"Profesora, ¿podemos hablar con usted un momento?" Preguntó Ron asomando su cabeza en el aula de su Jefa de Casa, deteniéndola en una explicación a los alumnos de Quinto año.

"¿Qué sucede?" Preguntó Minerva saliendo del Aula.

"Harry nos pidió que le diéramos esto y que le dijéramos que suspendía las clases de la tarde porque tuvo que ir al Ministerio de urgencia." Informó Hermione dándole la nota.

Minerva abrió la nota, y vio que era la carta que Dumbledore le había enviado a Harry requiriendo su presencia allí. McGonagall asintió y mandó a los 2 estudiantes a la Sala Común antes de retornar a su Salón de Clases a continuar enseñando.

Harry había elegido sus ropas habituales del MI-5, o sea el atuendo negro completamente, para ir al Ministerio. Al salir de la Chimenea, fue recibido por Shackebolt y Tonks, que lo saludaron con un hola antes de guiarlo a la mesa de identificación.

"Diga su nombre, ocupación y la razón de su visita." Ordenó un Auror que tenía una larga lista en la mano.

"Ángel Negro, Servicios Secretos de Inglaterra. El Ministro Dumbledore me ha llamado." Mintió Harry sobre su identidad, queriendo ver si la seguridad había mejorado desde su última visita.

"Adelante." Dijo el Auror luego de revisar la lista.

"Dumbledore también agregó ese nombre, en caso de que vinieras y quisieras pasar desapercibido, no diciendo tu nombre." Explicó Shackebolt, cuando el adolescente los miró en forma interrogativa por eso. Harry asintió mientras seguía a los dos Aurors a los ascensores con intenciones de ir a la Oficina de Dumbledore.

"¿Para qué me llamaron?" Preguntó Harry al entrar en la Oficina del Ministro minutos después. Allí estaban, además de Albus y el trío de recién llegados, Amelia Bones, Arthur y Percy Weasley, Remus y Moody.

"Necesitamos que des un discurso." Dijo Albus cuando Harry se sentó delante de su escritorio.

"¿Perdón?" Preguntó Harry creyendo haber escuchado mal.

"Hoy se elegirá al nuevo Ministro y necesitamos que alguien dé un discurso. Te hemos elegido a ti para hacerlo." Explicó Percy dándole una pila de papeles.

"¿A favor de quien hablaré? ¿Quiénes se postulan?" Preguntó Harry sin leer los papeles.

"Eso no importa, solo necesitamos a alguien que sea escuchado. A ti te escucharán todos." Explicó Madame Bones, mientras Harry leía los papeles que Percy le dio.

"Sin ofender, pero yo no puedo dar un discurso sin creer lo que digo." Dijo Harry devolviendo los papeles.

"¿No lo darás?" Preguntó Albus asustado de que no lo hiciera.

"Lo haré, pero sin papeles. Si quieren que lo dé, aténganse a las consecuencias de lo que diga. Yo no repito cosas que alguien escribió para que diga y deje bien parados a todos. Esa no es mi táctica." Declaró seriamente el adolescente a todos los adultos, haciendo un ademán de retirarse de la Oficina.

"Harry, ¿podrías esperar afuera mientras discutimos esto?" Pidió Dumbledore.

"Tienen 5 minutos. Si no se deciden, vuelve a la escuela a enseñar las clases que debí suspender por venir aquí." Dijo el adolescente saliendo de la Oficina.

"¿Qué tan malo sería darle rienda libre en su discurso?" Pregunto Moody a los adultos.

"Sería encender una mecha, Alastor. Harry odia al Ministerio y a los políticos por igual. Dejarlo decir lo que quiera, sería arriesgarnos a que nos deje mal parados incluso a nosotros." Declaró Remus seriamente.

"Coincido contigo, Remus, pero necesitamos a alguien que conozca los problemas y a Voldemort de primera mano. Y en eso, Harry es el mejor de todos." Dijo Dumbledore luego de pensar unos momentos.

"No se callará nada, es cierto. Pero hablará desde afuera y él no tiene nada que perder con la elección. Si no le conviene el nuevo Ministro, volverá a cortar relaciones con el Ministerio. Ya lo hecho una vez, ¿por qué no dos?"

"Mucho riesgo es ese." Dijo Amelia seriamente.

"¿Conocen a alguien mejor para que dé el discurso?" Preguntó con ironía Albus, antes de añadir: "Harry es nuestra única esperanza. Solo debemos rezar para que nos deje en buena posición con su discurso."

"10 Galeones a que maldice a todos por igual." Apostó Tonks cuando decidieron darle a Harry la libertad que pidió en el discurso.

"20 a que maldice más a los políticos que al Ministerio." Agrandó Remus la apuesta, mientras Albus le informaba la decisión a Harry.

"Hecho." Dijo la Auror por lo bajo mientras el grupo iba a la sala donde se darían los discursos de cierre de los candidatos.

Mientras esperaba que comenzaran, Harry vio y escuchó cosas que le dieron asco. Varias personas hablaban entre sí sobre grandes cantidades de dinero por el voto que daría una de ella.

"Al menos podrían hacerlo con más discreción." Murmuró Harry a Remus señalando a dos personas que estaban haciendo eso.

"No tienes ni idea la cantidad de Galeones pagados por votos en esta elección, Harry. Es por eso que pedimos que des el discurso. Tú odias al Ministerio y a los políticos por igual." Explicó Amelia viendo la escena con disgusto.

"Van a comenzar los discursos de cierre." Anunció Percy de repente.

"Yo los escucharé desde afuera. Prefiero no ver la cara de nadie antes de mi discurso. Puede que vomite si lo hago." Dijo Harry sacudiendo la cabeza cuando los otros entraron.

Mientras esperaba afuera de la sala donde había sido la conferencia de prensa al asumir Dumbledore como Ministro interino ese verano, Harry se puso a escuchar los discursos que se decían. Todos llenos de promesas y hermosas palabras.

"Solo es basura." Pensó el adolescente cuando Remus lo hizo entrar.

Harry, vistiendo su atuendo completamente negro y usando anteojos, fue hasta el atril donde había un micrófono y se paró detrás de él. Aclaró su garganta para llamar la atención de todos las personas, pero excepto por Remus, Shackebolt, Albus, Amelia, Arthur y Percy, nadie le dio atención. Una vez más se aclaró la garganta, obteniendo un poco más de resultado, pero no mucho. Su tercer intento, fue tan fútil como los anteriores.

"Hora de tomar medidas drásticas." Pensó Harry antes de tomar su arma y disparar al techo 3 veces. Esto, obviamente, atrajo la atención de todos, que se giraron para verlo con shock. Harry se sorprendió al notar que excepto los Aurors, nadie había apuntado su varita a él.

"Mis alumnos tienen mejores reflejos para los ataques inesperados." Comentó Harry a Dumbledore sarcásticamente, mientras Shackebolt ordenaba a los Aurors, bajar sus varitas. Mientras guardaba el arma en su cintura, añadió: "Pido disculpas por esto, pero se necesitaban medidas drásticas si deseaba llamar su atención."

"¿Usted quién es para venir aquí y disparar y encima querer hablar?" Gritó uno de los políticos.

"¿Yo? ¿Le dice algo esto?" Preguntó Harry mostrando su cicatriz.

Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo señalando a Harry y su cicatriz. Harry, cansándose de eso muy pronto, hizo un ademán con la mano a su cintura, más precisamente al lugar donde tenía su arma. Dumbledore vio esto, y le dio su permiso silencioso para que lo haga. Nuevamente, tres balazos se escucharon saliendo del arma del adolescente.

"Si, señoras y señores, soy Harry Potter! Si quieren ver más mi cicatriz, se la sigo mostrando!" Gritó Harry sarcásticamente antes de preguntarle a una señora que la miraba con fijación: "¿Ya la vio suficiente o quiere verla más de cerca?"

"Harry, por favor." Pidió Dumbledore, que al igual que Percy, Amelia y Arthur, trataban de contener la risa por la escena. Remus, Shackebolt y Tonks no habían aguantado la tentación y se descostillaban de la risa los 3. Amelia debió ponerles un encantamiento silenciador para que sus risas no molestaran a los demás.

"Gracias, Ministro." Declaró Harry colocando su arma en el podio al lado del micrófono, antes de comenzar a hablar:

"Hoy me enviaron una carta en el medio de una clase, solicitando mi presencia aquí. Al llegar fui informado que el nuevo Ministro sería elegido y debía dar un discurso. Apenas lo leí, supe que era una basura." Aquí Harry se giró a Percy y le dijo: "Sin ofenderte por tu trabajo."

"No lo hago." Dijo el pelirrojo, antes de susurrarle a Dumbledore: "Ni a mí me convenció lo que había escrito para él." Dumbledore no comentó nada, solo asintió.

"Mientras los candidatos," Prosiguió Harry con su discurso, "decían sus discursos, los escuchaba afuera. Y si el discurso que Percy me escribió, me pareció una basura, el de ellos me dio ganas de vomitar.

¿Por qué? Sencillo. Lo único que escuché fueron promesas a largo plazo. Ninguna solución inmediata para la guerra.

"Estamos en GUERRA si se han olvidado. Voldemort está atacando a diestra y siniestra a todo Inglaterra y ustedes están discutiendo el valor de su voto. Hoy vi a varios de ustedes, vendiendo su voto al mejor postor." Dijo Harry antes de preguntarle a alguien: "¿Cuánto le pagaron a Usted? El último precio que escuché fue de 250000 Galeones."

"No permitiré que un joven ignorante como usted me acuse falsamente!" Gritó el Político poniéndose de pie, dando la vuelta para irse.

"Usted se quedará en su asiento hasta el final!" Gritó Harry petrificándolo con el hechizo de inmovilización total antes de elevarlo y colocarlo en su silla de nuevo.

"Por favor cierren las puertas mágicamente hasta que les diga lo contrario. NADIE sale de aquí antes de que termine." Ordenó Harry a dos Aurors que corrieron a cumplir la orden.

"Muchos aquí se jactan de ser mejores que los Muggles, ¿y saben qué? Son peores. A los políticos Muggle se los elige por el voto del pueblo. ¿A ustedes quien demonios los eligió? ¿Los Galeones?" Preguntó Harry sarcásticamente continuando su discurso.

"Llámalo a él si necesitas un par de verdades bien dichas y que le duelan a todos." Comentó en un susurro Amelia a Albus que asintió, mientras el caos estalló en el Salón.

"Al diablo con esto!" Pensó Harry disparando de nuevo al techo por tercera vez.

"Harry, ten cuidado de no destruir el techo con las balas." Comentó Percy simplemente.

"Lo tendré en consideración." Fue el único comentario del adolescente, antes de continuar su discurso:

"Una vez escuché que la verdad no ofende, solo duele. Por su reacción tomaré esto que mis palabras les dolieron en el alma." Comentó Harry antes de añadir en tono sarcástico, colocando sus manos en su corazón: "Qué lástima! No saben cuanto me duele eso!"

"Al diablo con que nos deje bien parados! Está masacrando a todos por igual!" Comentó Arthur a Albus y Amelia, mientras Remus y los dos Aurors continuaban riéndose con el hechizo silenciador en ellos.

La última frase, había causado otro estallido de protestas en contra de Harry. El joven hizo un amago a tomar su arma y el silencio se produjo instantáneamente. Nadie deseaba volver a escuchar el ruido de las balas.

"Gracias, al ritmo que voy, para el final de este discurso hubiera vaciado mi cargador de balas." Comentó Harry antes de continuar:

"Todos los candidatos prometieron vaciar el Ministerio de corrupción, cuando para llegar al puesto de Ministro la usan con tal de conseguir los votos necesitados para eso. Linda promesa hicieron." Ya el sarcasmo en el discurso de Harry estaba en cada frase suya.

"Si estaban tan deseosos de invertir dinero, en vez de usarlo para conseguir votos o llenar sus bolsillos, lo hubieran depositado en la fuente que está aquí en el Ministerio. De seguro, San Mungo lo necesitará más que todos Ustedes."

Al decir esto, un silencio sepulcral llenó el lugar y muchos de los presentes se miraron con vergüenza. Un adolescente estaba diciendo toda la verdad que ellos no querían ver.

"Ya nadie respeta al Ministerio, y el Ministro parece siempre un gran títere que se mueve a los hilos de esto." Al decir esto, Harry sacó un Galeón de sus bolsillos y lo lanzó hacia una de las gradas. Varios se lanzaron a buscar la moneda y a pelear por ella.

"Patético es esto." Declaró Harry en voz alta viendo la escena con asco extremo. Cuando continuó con el discurso, la voz de su voz estaba llena de dureza:

"Más que un Ministerio esto se parece a un chiquero y ustedes son todos unos cerdos que comen de la mano del que le dé más dinero.

"¿Quieren hacer un gran bien al Mundo Mágico? Suicídense!

"La gente no necesita promesas que serán olvidadas tan pronto como lleguen al Gobierno. La gente necesita HECHOS! La Gente no necesita mentiras, necesita VERDADES!

"La pregunta no es que puede hacer la gente por el Ministro, si brindarle o retirarle su apoyo. La cuestión es que hace el Ministerio por mantener ese apoyo y confianza!

"Hasta que yo no vea eso, el Ministerio puede irse directamente al diablo! Por que mi apoyo no lo tendrás más! Cuando hagan algo como Dios manda para acabar esta guerra, reconsideraré mi posición! Pero si debo pelear esta guerra solo sin su apoyo, no lo duden que lo haré!" Gritó Harry bajándose del atril y yendo directamente a la salida, donde un Auror se apresuró a abrirle la puerta.

"Harry debería ser político sino fuera porque los odia tanto." Declaró Kingsley a los demás luego de que Dumbledore removiera los encantamientos silenciadores de los 3.

"Nadie se salvó en su discurso." Comentó Albus seriamente antes de añadir: "Pero no se guardó absolutamente nada. Eso era lo que necesitábamos exactamente en este momento, no otra cosa."

"Deberían ver esto! El discurso de Harry ya tuvo efecto!" Llamó Tonks a los 6 adultos corriendo hacia la fuente del Ministerio. Allí varias personas vaciaban portafolios enteros de Galeones en la fuente mirando con vergüenza el dinero, antes de retornar al Salón para la votación.

"Recemos para que ese efecto dure a la hora de votar." Comentó Percy mientras todos regresaban al sitio para votar también.

"¿Qué demonios sucedió en el Ministerio? Potter parecía estar listo para matar a alguien cuando volvió!" Exclamó Minerva cuando Albus y los demás retornaron a la Escuela esa noche con intenciones de llamar a una reunión de la Orden. En la Oficina, además de la Directora estaban los 4 Jefes de Casa manteniendo una reunión.

"Que no pasó querrás decir." Corrigió Dumbledore antes de repetirle el discurso entero de Harry ante la multitud antes de la votación.

"¿Llamó chiquero al Ministerio de la Magia?" Preguntó Flitwick casi cayéndose de su silla.

"Y dijo que lo mejor que podían hacer los políticos por el mundo mágico era suicidarse!" Se rió Remus al recordar todo eso.

A medida que entraban los miembros de la Orden, se les iba informando de lo que Harry había dicho. Varios miraron con incredulidad al que se los decía, como preguntando si era una broma. Otros coincidían en sus dichos. Los Mellizos al escucharlo, se echaron a reír a carcajadas.

"Veo que les han contado del discurso a Fred y George." Declaró Harry cuando entró a la Oficina secándose la cabeza, obviamente después de una ducha. "Perdonen la tardanza. Estaba en el medio de una ducha cuando llamaron."

"No hay problema, Harry." Disculpó Dumbledore al adolescente mientras los mellizos lograban calmarse.

"¿Quién ganó?" Preguntó Harry de repente a Dumbledore, mientras tomaba su asiento al lado de Ron y Hermione.

"Tú." Dijo Albus con una sonrisa.

"¿Perdón?" Preguntaron todos al mismo tiempo.

"Casi el 90 % de los que estaban allí votaron por Harry para ser el Ministro luego del discurso que dio!" Dijo Remus riéndose.

"Ni piensen que voy a ser el Ministro! Odio demasiado a los políticos y a la burocracia para serlo!" Declaró el adolescente seriamente a Dumbledore, Amelia y los demás adultos.

"Eres demasiado joven para serlo. Luego de saber los resultados, se llamó a una nueva elección para Ministro. Ganó Amelia, a quien supuestamente debías apoyar." Informó Dumbledore.

"Por fin alguien como Dios manda!" Comentó Harry en un susurro a la nueva Ministro cuando la felicitó, al igual que los demás. Madame Bones no hizo comentarios sobre esa frase.

"Queremos saber una cosa, Harry: ¿olvidaste algo en tu discurso?" Preguntó con curiosidad Tonks.

"Eso fue lo más suave que se me ocurrió decir en ese momento, Tonks. Si hubiera dicho TODO lo que pensaba, hubiera ido a la cárcel por exceso de malas palabras." Fue la única respuesta de Harry a la Auror.

"¿¿¿ESO FUE LO MÁS SUAVE???" Preguntaron gritando todos a la vez.

"No mencioné a Sirius, Pettigrew," este último nombre, casi escupió al decirlo, "los errores de Fudge, Umbridge, la audiencia del año pasado. ¿Sigo o eso les basta?" Preguntó con ironía el Profesor de Defensa a todos.

"Eso es suficiente." Declaró Dumbledore, sin tener deseos de saber las demás cosas omitidas en el discurso.

"Como dije, eso fue lo más suave que podría haber dicho en mi discurso." Comunicó Harry seriamente.

"Déjame decirte que San Mungo te ama después de tu discurso!" Dijo Tonks riéndose.

"Los que fueron pagados por el voto, depositaron el dinero en la fuente tal como dijiste que deberían hacer para ayudar." Explicó Dumbledore con una sonrisa, ante la cara de duda del adolescente quien no entendía de lo que hablaba la Auror.

"La colaboración de hoy fue de 4 millones y medio de Galeones! Están pensando crear un nuevo pabellón en el Hospital con ese dinero y nombrarlo en tu honor." Añadió Madame Bones.

"Ya sé adonde ir la próxima vez que me envíen a la Enfermería!" Bromeó Harry antes de que Dumbledore diera inicio oficialmente a la Reunión.