Capítulo 23 El Aguijón se Completa

Unos días después de la estadía en Cuba, el cuarteto de adolescentes, más la pantera, más el Fénix y el Dios en el cuerpo de uno de los jóvenes, se dirigieron hacia su último destino: Argentina. Allí se encontraba, de acuerdo a Diabalo, la última parte de la espada.

Luego de registrarse en el hotel Sheraton de Buenos Aires, Ron y Lara se quedaron en el hotel a descansar, mientras Harry y Hermione se iban a conocer la ciudad con Shadow.

Mientras caminaban por las calles céntricas, parando en algunos comercios para ver algunos recuerdos de allí, se toparon con gran cantidad de show callejeros: malabaristas, estatuas vivientes y otros. Pero el que más llamó su atención fue el show de tango.

"¿Sabes como se baila?" Le preguntó Hermione a Harry mientras observaban a una pareja bailarlo.

"Sígueme." Contestó Harry tomando a su amiga y llevándola al centro del sitio, donde comenzó a liderar el baile sensualmente. Hermione, que no sabía como se bailaba, se dejó guiar por su amigo, que al parecer sabía lo que hacía.

Todos a su alrededor, incluso la pareja de bailarines, se pusieron a mirarlos con absorta sorpresa. Bailaban extremadamente bien, sobre todo él chico. Cuando acabaron, una marea de aplausos los felicitó a los dos.

"Les propongo una pequeña competencia entre los 4 para ver quien lo hace mejor. Amistosa, por supuesto." Propuso el bailarín a los chicos.

"Aceptamos el reto." Dijo Harry con una sonrisa, mientras la compañera del bailarín ponía otra canción en el CD.

A partir de entonces, un pequeño duelo de baile comenzó entre los 4, con los transeúntes como jurados. Las 2 parejas demostraban todo lo que sabían en ese momento. Más y más gente se acercaba a mirar esa pequeña competencia, entre dos adultos experimentados en el baile y los dos adolescentes que mostraban todo lo que podían dar allí.

Luego de 4 canciones, se determinó un empate, con ninguna de las parejas como ganadora, dejando a los 4 satisfechos con el resultado y su actuación. Una nueva ola de aplausos sonó allí cuando decidieron el resultado.

"Mi nombre es Federico y ella es Bárbara." Se presentaron los bailarines.

"Yo soy Harry y ella es Hermione." Presentó Harry.

"¿De donde son?" Quiso saber Bárbara mientras se estrechaban las manos.

"Inglaterra. Estamos aquí de viaje por unos días. Llegamos hoy." Explicó Hermione con una sonrisa.

Antes de que pudieran agregar algo, llegaron unos policías y comenzaron a pedirles documentos a todos los transeúntes, de manera ordenada y gentil.

"En nuestro país hay mucha inseguridad, sobre todo a la noche. Por eso hay mucha policía a veces." Explicó Federico mientras mostraban sus documentos a los oficiales.

"MI-5. Servicios Secretos de Inglaterra." Dijo Harry mostrando, junto a Hermione, sus identificaciones.

"¿Qué hace aquí el MI-5?" Preguntó un hombre acercándose a ellos al escuchar su presentación. Harry vio en el uniforme, que era Teniente.

"Nada oficial. Estamos de vacaciones unos días, Teniente..." Contestó el adolescente.

"Monzón." Dijo el hombre mirando detenidamente las placas.

En esos momentos, unos hombres salieron de un comercio disparando armas de fuego. Harry, Hermione y el Teniente, además de todos los policías tomaron sus armas listos para detenerlos, mientras los transeúntes, comenzaban a buscar refugios en otros comercios y en una Galería de esa cuadra.

Los ladrones, al verse rodeados por la policía, comenzaron a disparar a los oficiales, que regresaron el fuego tratando de no disparar a los inocentes.

"Cúbrame!" Le dijo Harry al Teniente antes de tomar el arma y levantarse de su sitio y disparar contra los dos ladrones, mientras ellos disparaban contra los policías que estaban alejados de los 3.

Una de las balas, le dio a un ladrón en la pierna, hiriéndolo y haciendo que cayera al suelo. El segundo se giró hacia Harry y antes de que disparara, un tiro del Teniente lo hirió en el brazo, haciéndolo caer también a unos metros de su compañero.

"Llamen una ambulancia." Ordenó Monzón a uno de los oficiales.

"Gracias por cubrirme." Agradeció Harry mientras él y Hermione guardaban sus armas, como el resto de los policías.

"Deben acompañarme a la Seccional para llenar el informe." Declaró Monzón a los adolescentes, que asintieron y fueron con él a su seccional policial.

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Mientras contestaban todas las preguntas del Comisario de esa seccional, Harry y Hermione contactaron a Ron a través del enlace para ponerlo al tanto de la situación.

Cuando se iban, vieron a un joven de su edad, con pelo punk naranja y piercings en todos lados, sentado en un banco con las manos esposadas. Cuando Harry le preguntó a un policía porque estaba allí, el oficial contestó que era por disturbios a la propiedad pública.

"¿Harry Potter en Argentina? Esto si que es un milagro." Dijo el chico viendo y reconociendo al joven mago.

"Eres mago, he de sospechar." Susurró Harry al chico,

"Nicolás Bartinerez, a su servicio." Saludó el adolescente con una sonrisa.

"¿Eres pariente del Ministro de este país?" Preguntó Hermione escuchando su nombre.

"Ese maldito hijo de perra es por desgracia mi padre." Contestó Nicolás con un tono ácido de voz.

"Mi punk favorito. Me preguntaba cuando volvería a verte." Dijo Monzón viendo a Nicolás.

"Teniente! Tanto tiempo! Lo extrañaba!" Dijo el joven con una sonrisa de sarcasmo.

"Nos lo llevamos nosotros!" Dijo Harry de repente al Teniente. Hermione, Monzón y el propio Nicolás lo miraron confundios.

"No preguntes. Diabalo dice que lo necesitaremos, pero no dijo la razón." Explicó Harry a su amiga a través del enlace.

"Vete. No estoy de humor para papeleos." Dijo Monzón luego de unos minutos, liberando al adolescente de sus esposas.

"La próxima vez lo invito a cenar, Teniente." Se despidió Bartinerez de Monzón. El Policía se fue hacia otro lado, haciendo un gesto con la mano.

"Vamos. Tenemos mucho que hacer." Dijo Harry guiando el camino hacia la salida.

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Dos días más tarde el grupo se hallaba cerca de Bariloche, en el Sur del país. Allí se estaba exhibiendo lo que ellos debían conseguir. Nicolás se ofreció para conseguirles apoyo local para robarla.

"El Ministerio nunca la dará voluntariamente." Explicó el joven a Harry cuando ambos fueron a reunirse con quienes les brindarían el apoyo.

"Halcón." Saludó una chica de la edad de los dos, acercándose a ellos.

"Piraña." Devolvió el saludo Nicolás, antes de presentarlos: "Harry, ella es Miranda, aunque todos la conocen como Piraña. Miranda, este es Harry Potter, aunque se lo conoce aquí como Ángel Negro."

"El Diablo." Dijo Miranda estrechando la mano del joven inglés.

"Heredé el apodo de alguien. Aunque puedo ser uno si lo quiero." Dijo Harry mientras la chica los llevaba a un bar, donde se sentaron cerca de una chimenea.

"Gaseosa." Pidieron Nicolás y su amiga, mientras que Harry pedía el café como a él le gustaba.

"¿Cuál es la razón de esta reunión?" Quiso saber Miranda seriamente.

"El tesoro de mi padre. Lo queremos." Dijo Nicolás informando todo lo que necesitaba saber su amiga.

"Eso es peligroso. Esa espada tiene más protección que el Presidente Muggle!" Exclamó en voz baja Miranda.

"Ese no es obstáculo." Contestó Harry mientras algunos policías entraban en el bar y pedían documentos.

"¿Mi-5?" Preguntó el policía al ver la placa de Harry.

"Es lo que dice." Contestó escuetamente el adolescente guardando su placa de nuevo mientras los agentes se iban.

"¿El MI-5 no es...?" Comenzó Miranda confundida.

"Los Servicios Secretos de Inglaterra." Comentó el joven antes de que Hermione le hablara por el enlace.

"Harry, tenemos problemas! El Ministro de Argentina ha averiguado que estamos aquí y nos están atacando en el hote..." Dijo la joven antes de que la conversación se acabara abruptamente.

"Diabalo, ¿qué pasó?" Preguntó el joven al Dios en forma frenética.

"Están aturdidos nada más. Los están trasladando. Trato de ubicarlos pero me tomará unos minutos." Respondió el Dios usando su poder para encontrar a los adolescentes.

"Reúnan a su equipo." Dijo Harry mientras Diabalo los ubicaba y le daba su posición: el Hotel Llao Llao de Bariloche, a pocos kilómetros de donde estaban en ese momento.

"¿Qué ocurre?" Preguntó Nicolás mientras Miranda llamaba y alertaba a sus compañeros.

"El Ministerio averiguó de nuestra presencia y atacó a los demás. Los tengo localizados." Explicó Harry mientras Fawkes llegaba con su mochila y el joven la revisaba. Afortunadamente, el Ministerio no la había encontrado.

"Eso es suficiente como para iniciar una guerra!" Exclamó Piraña viendo lo que tenía en la mochila.

"No me conocen como el Ángel Negro por nada." Dijo Harry mientras llegaban los refuerzos.

"¿Alguna orden especial?" Preguntó Nicolás a Harry cuando iban camino al hotel.

"Manténganse muy alejados de mí cuando estoy con un arma en la mano. No me quieren ver como Cazador en temporada abierta de caza." Dijo Harry revisando sus armas y preparándose para el asalto al Hotel.

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El hotel era no solo un atractivo turístico, sino también un centro de detención de disidentes del Ministerio de Argentina. Este centro (ilegal para ser más precisos) estaba en los subsuelos del hotel. Allí había más de 500 detenidos que eran torturados e interrogados por sus supuestas actividades en contra del Ministerio.

El Jefe de los Aurors y líder de los interrogadores estaba ahora haciendo su trabajo con 3 adolescentes recién llegados al país. Solo sabían que habían estado en contacto con uno de los lideres de la rebelión, que no era otro que el hijo del Ministro. Las torturas no habían servido de nada, sobre todo con la chica llamada Hermione. Solo eso les sacaron: sus nombres.

"¿Por qué están aquí?" Preguntó el Auror por millonésima vez.

"Vacaciones." Contestó Hermione sin inmutarse en absoluto.

"¿Por qué están contactados con Nicolás Bartinerez?" Preguntó el hombre.

"Nos acompaña como guía turístico." Dijo Ron cansado y dolorido.

"Crucio!" Gritó otro Auror apuntando a Ron.

El pelirrojo gritó de dolor mientras los Aurors se reían. Pero la risa duró poco porque hubo una gran explosión que sacudió todo el hotel. Todos se miraron confundidos. El Líder ordenó a varios ir a ver.

"Acaban de firmar su certificado de muerte." Dijo Ron escupiéndolo al líder de los Aurors.

"¿Eso que diablos significa?" Preguntó un Auror.

"Que la temporada de Caza está abierta y el Cazador busca presas que cazar." Dijo Hermione al tiempo que los balazos que se habían estado escuchando desde después de la explosión, se acercaban cada vez más a ellos.

"¿Quién es ese Cazador?" Preguntó Otro Auror.

"¿Saben quien es el Ángel Negro?" Preguntó Lara antes de agregar: "Él es el Cazador."

En ese momento, Harry entró en la habitación disparando a diestra y siniestra. Los Aurors intentaron defenderse o pararlo, pero todo fue inútil. Solo el líder no murió.

"¿Quién ordenó esto?" Preguntó Harry poniendo su arma en la frente del Auror y preparándose para disparar.

"El Ministro." Contestó el hombre.

"Eso es todo lo que necesitaba." Dijo Harry antes de disparar y volarle la tapa de los sesos.

"Sanguinario como siempre, Harry." Comentó Hermione mientras Fawkes curaba al trío de la tortura y el adolescente les daba las armas luego de desatarlos.

"¿Cómo está su gente?" Le preguntó Harry a Miranda cuando los 2 grupos se juntaron. Con los rebeldes, estaban los detenidos, a los que Fawkes comenzó a curar de inmediato.

"Listos para todo." Dijo Miranda recibiendo la aprobación de todos los demás.

"Mañana haremos el ataque y robaremos la espada. Mientras tanto, descansen." Ordenó Harry a todo el mundo, que no se quejó por la orden.

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El Ministro Bartinerez estaba desesperado. Esa mañana le habían informado del ataque al Hotel y de la muerte de todos los Aurors allí situados, incluido el Jefe de ellos.

"¿Quién hizo esto?" Preguntó el Ministro a su Jefe de Seguridad provisional. La plana mayor de los Aurors había muerto en el hotel y estaban sin nadie que controlara ese departamento.

"Sospechamos que la rebelión, Señor." Dijo el hombre tratando de mostrarse seguro, pero fallando en su intento.

Bartinerez había sido Ministro por más de 20 años luego de matar al Ministro anterior y hacer un golpe de Estado, que coincidió con el Muggle del año 76. Ambos se parecían en lo sangriento y en los desaparecidos de ambos gobiernos.

A diferencia del Muggle que solo duró 7 años y sus responsables habían sido llevados a la Justicia, Bartinerez se mantenía en su puesto actuando con total impunidad. Parecía que este era el momento del fin.

La rebelión había actuado en la clandestinidad por años, liderados casi siempre por jóvenes, quienes eran los más oprimidos por el Ministerio. Uno de los actuales lideres era el hijo del Ministro, quien había puesto precio a su cabeza. Nadie sabía como explicar el hecho de que estuviera vivo.

"Sr. Bartinerez, está bajo arresto." Dijo Harry entrando en ese momento con una Orden legal. Conseguirla no le fue muy difícil, sobre todo luego de comunicarle la situación a su Jefa del MI-5, que quería al Ministro vivo o muerto desde hacía varios años.

"¿Qué significa esto y quien diablos es usted?" Gritó Bartinerez mientras su acompañante leía la orden Judicial, firmada por el Consejo Judicial Internacional de Magos que tenía como función juzgar crímenes perpetrados por un miembro de la Comunidad. Dumbledore era miembro de ella, aunque desconocía la Orden emitida la noche anterior.

"El Diablo en persona." Contestó Harry con una sonrisa.

"¿Bajo que cargos se emite esta orden?" Preguntó el Jefe de Seguridad Ministerial mientras le entregaba la Orden a su Jefe.

"Secuestro y torturas a 3 miembros del MI-5." Dijo Harry mostrando su placa. Esta era la tapadera para el arresto, mientras el CJIM preparaba más cargos. Según le dijo Ángela cuando le mandó la Orden, había una catarata de cargos contra el hombre.

"¿De que está hablando?" Gritó Bartinerez confundido.

"Tenemos una confesión donde un acusado informa que se arrestó bajo ordenes suyas a los Agentes Guardián Rojo, Zorra Marrón y Chica Luz. Por razones de seguridad, no revelaré sus verdaderos nombres a Ustedes." Informó Harry sacando unas esposas. Por supuesto omitió el detalle que el que reveló esa información estaba muerto.

"Estoy seguro que podemos arreglar esto y hacer como si la Orden no existiera." Dijo el Ministro tratando de sobornar a Harry. El adolescente tomó su arma y disparó en la silla del Ministro que saltó del susto.

"Vuelva a intentar sobornarme, y lo mato." Declaró Harry poniéndole las esposas al Ministro. Luego tomó su celular y llamó por teléfono:

"Aquí Ángel Negro... El paquete está listo para ser entregado. Espero instrucciones de entrega... Esperamos."

En ese momento, las fuerzas del CJIM entraron en la Oficina apuntando sus varitas al Ministro. A la delantera estaba el Jefe de Aurors de Francia, Jacques Lepine.

"Ángel." Saludó el Auror mientras otro de los agentes se llevaba a el ex-Ministro esposado.

"Gracias por el apoyo." Dijo Harry estrechando su mano.

Luego de su llamada, Ángela se comunicó con el CJIM. Al estar contando con 3 magos entre sus agentes, el Consejo le otorgó una lechuza y una conexión Flu a ser usada solo en casos de urgencias. Esta definitivamente era una. El CJIM, que buscaba pruebas para arrestar al Ministro desde hacía años, tenía ahora la punta del ovillo para encarcelarlo al menos un tiempo.

"¿Mi ahijada?" Preguntó Jacques luego de que los dos salieran de la Oficina.

"Estuve robando con ellos." Dijo Lara mientras Hermione le daba a Harry la última parte de la espada y así se completaba el Aguijón de Diabalo.

La espada en sí, era impresionante, mucho más que la de Gryffindor. Estaba llena de varias clases de joyas antiguas. El mango estaba hecho de Oro. Harry la redujo de tamaño y tal como había hecho desde el principio con las otras dos partes, las colocó en una cadena que estaba atada alrededor de su cuello.

"Saluda a mi padre cuando lo veas, Padrino." Pidió Lara cuando el grupo estaba por irse.

"Tu padre ha estado hablando con Dumbledore y desde el momento en que regreses al Continente, estás autorizada a ir a Hogwarts." Dijo Jacques con una amplia sonrisa.

"Gracias!" Gritó Lara abrazándolo. Cuando se soltaron, Lara le informó: "Dile a mi Padre que tiene yerno."

Antes de que el Auror pudiera decir algo, el grupo tomó la cola de Fawkes y se largó antes la mirada atónita de los rebeldes, trabajadores del Ministerio y los Aurors del CJIM.

"¿Dónde está Nicolás?" Exclamó Miranda no hallando al adolescente en la habitación.

"Camino a Inglaterra, probablemente." Se rió entre dientes Jacques antes de llamar al CJIM para informarles del arresto.

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El quinteto de magos, el fénix y la pantera (que había quedado en el hotel y no había sido notada por los Aurors), se fueron de Buenos Aires con destino a Inglaterra, con unos días de anticipación a su retorno (o ingreso, despendiendo de cada caso) a Hogwarts.

Esos días fueron usados para distraerse un poco y relajarse luego de todo el tiempo que les consumió la misión de la búsqueda y obtención de la espada. En total, habían estado alejados de la escuela por casi un mes, y regresarían cuando Noviembre recién comenzaba, 2 meses antes de lo previsto en los planes originales del trío al marcharse.

Durante esos días, Nicolás fue puesto al tanto de toda la situación de Inglaterra y el rol del trío en la guerra, sobre todo de Harry. Al terminar de contarlo, el adolescente informó:

"Peleé una guerra y la gané. De seguro puedo pelear dos. Estoy con ustedes para lo que necesiten."

La noche anterior a su retorno, que coincidiría con el partido Gryffindor-Slytherin de Quidditch en la Escuela, (al cual Harry y Ron deseaban jugar), Harry y Hermione se quedaron charlando un poco mientras los otros estaban durmiendo.

"¿Ahora que haremos?" Preguntó la joven a su amigo mientras miraban por la ventana del Hotel el río que cruzaba Londres.

"Planear todo lo necesario para derrotar a Voldemort y acabar esta guerra de una maldita vez." Dijo Harry luego de pensar unos minutos.

"¿Podemos ganar esta guerra?" Preguntó Hermione con temor en su voz.

"No lo sé, Hermione, realmente no lo sé." Contestó el Buscador con total sinceridad.

"Eso no reconforta, te diré." Comentó sarcásticamente la adolescente.

"No, pero es la verdad." Dijo Harry antes de preguntarle: "¿Acaso quieres una mentira que te guste a una verdad que te duela, sabiendo que es cada una de ellas?"

"Las verdades siempre duelen y las mentiras rara vez gustan, Harry. Hace rato que sabemos eso nosotros." Contestó Hermione luego de meditar la cuestión unos momentos.

"No sé si la ganaremos, pero puedes estar segura de que no la perderé sin dar batalla." Aseguró Harry antes de irse a dormir.

"Ni tú ni nosotros lo haremos." Dijo Hermione para si misma antes de irse a dormir también.